miércoles, 12 de octubre de 2011

Duquesas y Jornaleros







Todos recordamos las clases de historia en el instituto donde nos hablaban de nobleza, burguesía, clero, ejército y pueblo llano, formado por artesanos y jornaleros, y más tarde por masa proletaria. Sucesos como los de la semana pasada me hacen pensar que no hemos avanzado nada. Bodorrio de una noble con el beneplácito de la iglesia y con insospechada alegría y pujanza del pueblo llano, esos jornaleros y gentes de bien pero deprimidas en el reparto económico, que casi no tienen que comer, y que unos días después recibien el atraco, insulto y mala baba de la burguesía (catalana) que pese a vestidos como nobles, quieren que no se les confunda con la plebe, y para ello no dudan en echar espuma por la boca. Quizás solo hemos cambiado en que tenemos la falsa democracia, para engañarnos con que podemos elegir a quien quiere que nos gobierne, pero atizando los mismos odios de siempre tenemos al jornalero, al obrero votando al burgués, al patrono, y por eso estamos tan jodidos. Del ejército no se sabe nada porque andaban muy ocupados poniéndose sus mejores galas, para el día de hoy.

Muy chistosa la duquesa octogenaria con su boda, con su novio y con su arte bailando por sevillanas. Pero tiene poca gracia que en el siglo XXI la mayor terrateniente del país siga siendo la titular de la casa de Alba: una familia feudal que es la más grande de España desde los tiempos de la reconquista. ¿Qué tipo de sociedad permite que el reparto del botín de las guerras medievales sea, seis siglos después, uno de los factores económicos más determinantes? ¿Cómo es posible que Andalucía y Extremadura aún padezcan una ineficaz estructura agraria latifundista, hija de las victorias castellanas frente a Al Andalus y madre del subdesarrollo histórico que arrastra el sur de España?

La duquesa de Alba no sólo es la principal terrateniente patria, con 32.000 hectáreas. También está entre los que más subvenciones agrícolas cobran de los fondos europeos. Sin embargo, el principal debate político sobre los problemas del campo en esta campaña electoral no están siendo ni los latifundios ni estas indignantes subvenciones a los grandes terratenientes. El problema, al parecer, son los subsidios que cobran los jornaleros, que es la palabra española para definir a esa misma clase social que en Brasil llaman los “sin tierra”. Aquí también los tenemos, son varios cientos de miles, y hay un político catalán, llamado Duran i Lleida, que duerme cada noche en el Hotel Palace pero critica a esos jornaleros que cobran el PER y “se pasan la mañana en el bar”. Duran olvida dos cosas. La primera, que ese subsidio es una mínima ayuda por desempleo, no un sueldazo. La segunda, que el PER es injusto no por el subsidio en sí, que es miserable, sino porque sólo es una aspirina contra el cáncer: un pequeño paliativo para una enfermedad infinitamente más grave.

Lo que más me indigna de todo esto es que, quién permite y le parece bien que la Duquesa y su trole vivan de “las rentas” son los mismos que sostienen con su audiencia a la analfabeta del Barrio de Bilbao, “m’entiendes”. Quién permite y consiente todas estas cosas es el pueblo ignorante que gusta de ver las ingles y los despojos de quién vive del momio. Concentración de tierras en unas manos, concentración de bienes, concentración de poder. Solo hay una duquesa de Alba y hay cientos de miles de trabajadores del campo y de dueños de un poco de tierra, pero las cosas se hacen a medida de la duquesa y no a medida de toda esa gente. Las concentraciones de bienes producen curiosos fenómenos en las agujas de la brújula del interés público. Solo unos pocos grupos de locos han desafiado a la ley y orden desviados, ocupando fincas improductivas, casi testimonialmente. El curso del río del interés público parece que va por otros cauces. Cauces cuidados. Y seculares. Desde los poderes políticos establecidos se puede llegar a mencionar para menospreciar o insultar a las víctimas atrapadas por la situación, pero nunca se mencionará la causa primera de esa situación. Demasiado anti-sistema en este sistema.

Y en cuanto a lo del PER y al tonto de los cojones xenófobo, clasista y fascista de Durán, es mejor levantar polémica sobre los pobres andaluces (pobres porque les lleven todas las hostias), que explicar por qué se está desmantelando la sanidad pública catalana y cuáles son los intereses particulares de Boi y del propio Durán en ese tema. Siempre dicho que el dinero del PER y sobretodo, el de las subvenciones agrarias europeas no ha estado bien invertido. Salvo honrosas excepciones, lo que se suponía una medida económica para salvar el mundo rural,, mantener población en él, modernizarlo, al igual que las explotaciones agrarias y pecuarias, se ha convertido en un pago por no hacer nada. Algo que en Salamanca, siempre atrasada, siempre dada a una superioridad infundada y ver la paja en el ojo, pero no la viga en el propio, a poco que salgas un finde y hables con las gentes de los pueblos te das cuenta de que el que mejor vive es el alcalde, y después el dueño del bar. Es un fraude que se podia haber investigado o investigar, con los suficientes inspectores, después claro esta, de mirar con lupa por el fraude empresarial y de las grandes fortunas. El que tenga razón por unos cuantos no le permite descalificar tan alegremente, cuando si que hay personas, que gracias a esos fondos y ayudas, consigue sobrevivir en el mundo rural.

Cuando hace dos semanas Durán i Lleida en Salvados dijo sin tapujos y sin caersele la cara de vergüenza que sus hijas iban a vivir peor que él (falacia, porque la generación de sus hijas, si estamos muy jodidos; pero dudo que esas niñas, les cueste encontrar casa propia...) nadie se alarmó porque le paguemos el sueldo a un fulano, también para no hacer nada y que pueda dormir, y encima tranquilo, cada noche en el Ritz. El hecho de que sea el polítco mejor valorado, habla muy mal, de este país.

En definitiva, la duquesa de Alba, es un problema de España de hace 6 siglos; Durán i Lleida, y otros políticos como él de los que estamos cansados de ver las mismas caras, y que llevan toda la democracia chupando del bote, y dando un mal ejemplo para las nuevas generaciones de los partidos es un problema de España de hace 30 años.

No tengo duda de que el día en que esta sociedad reviente y se levante, se acabará el que pueblo pague las fiestas de la duquesa, y los desmanes de politicuchos sin vergüenzas como esté fulano.


1 comentario:

  1. Buenos días.
    Buscando por internet he dado con tu blog y me parece muy interesante.
    Aprovecho, con tu permiso, para hacerme seguidor.

    Un saludo y muy buen fin de semana.

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