La Puerta del Sol el 12M (Paul White / AP)
Hoy hace un año, a estas horas. España estaba en la calle. Hoy hace un año que el Movimiento 15M tomó cuerpo y en el índice de abajo hay un detallado de cada paso, cada acción y reacción que han ido surgiendo a ambos lados; Desde la indignación contra el poder establecido, y viceversa, con la inestimable presencia de ciudadanos que parece ser ni sienten, ni padecen.
Hacer un análisis del movimiento15M es tarea complicada. Se trata de un movimiento muy dificil de analizar por su carácter plural y apolítico y que además presenta sus diferencias según el espacio geográfico y sociológico donde se desarrolla. Como participante desde Salamanca, con cierto grado de desencantamiento, motivado mayoritariamente por la apropiación del movimiento por parte de anarquistas en esta ciudad, algo hasta cierto grado lógico y normal, puesto hablamos de una ciudad pequeña, mayoritariamente de derechas o de universitarios que sobreviven y no se van a quedar aquí, y por su experiencia en plantarle cara a las autoridades. Pero en Salamanca el grado se sobrespasó e hizó muy desagradable cualquier actividad. Aunque por fortuna, en vísperas del aniversario he podido comprobar que se ha encauzado muy bien, y me encuentro con ganas de volver a participar.
Pero si algo tengo claro es que si el movimiento del 15-M no se hubiera producido esta claro que podríamos suponer que la situación de este país es mucho peor a la de la "simple" crisis, puesto que la apatía y el desánimo habría ganado. Si ante la ofensiva de recortes a la democracia y la prepotencia de esos capitales financieros que han asumido el control de la economía la gente joven -y no tan joven- hubiera aceptado resignadamente la situación, habría que abandonar toda esperanza.
Pero se trata de saber ahora si ese movimiento tiene un efecto transformador en la sociedad española o si se limita a un desahogo pasajero cuyos resultados se diluyen en movilizaciones más o menos pintorescas, violentas o festivas. No han faltado opiniones en este último sentido, no solo desde la derecha sino desde cierta izquierda que desconfía de algaradas y manifestaciones. Según estos críticos, los movimientos populares que no se integran en instituciones como partidos o sindicatos están condenados a la inoperancia y a una pronta desaparición. Por suerte y una vez más, se equivocan.
Aunque resulte obvio, lo primero que hay que comprender es la complejidad que implica un movimiento como el 15-M, que carece de una dirección centralizada y en el cual confluyen sectores de distintos partidos políticos, jóvenes preocupados por su futuro laboral, militantes antisistema, intelectuales críticos, ciudadanos en paro, gente que se asoma por primera vez a la política, abuelos indignados que ansían un futuro mejor a sus hijos y nietos y por el que tiempo atrás lucharon, y hasta grupos cuyo único objetivo es divertirse en manifestaciones festivas. De todo tiene que haber. Las propuestas que han surgido desde sus filas muestran esta diversidad: desde consignas claramente anarquistas hasta razonables sugerencias sobre el funcionamiento de las instituciones democráticas, pasando por aspiraciones que rozan la utopía. En algunos pocos casos sus actividades han incluido destrozos de mobiliario urbano y agresiones a la policía. Otros grupos han tenido un exquisito cuidado por evitar la violencia en cualquiera de sus formas.
La pregunta puede ser ¿Desvaloriza esta diversidad al movimiento en su conjunto? Yo opino NO. El origen del movimiento 15M tiene mucho que ver con la decepción de los jóvenes ante los partidos políticos, al menos con los mayoritarios, y sería erróneo exigirle que siguiera el modelo de esas organizaciones. Muchas críticas al 15-M nos pedían la presentación de propuestas articuladas y factibles, proyectos de transformación de la sociedad que incluyeran la descripción de los pasos concretos para realizarlos y no simple retórica utópica y de eslóganes históricos que resultan practicamente imposibles. Al menos a corto plazo. Todo ello sin comprender que tal tarea es propia de los partidos. Los dirigentes que hablan -y lo hacen sin cesar- de "escuchar las necesidades del pueblo y recoger sus aspiraciones" han podido encontrar en el movimiento un abundante material de reflexión. Nadie desde los partidos, ni de sus altavoces mediáticos ha tomado en profundidad pretensiones legítimas, no sólo del 15M sino de toda la sociedad, como la reforma de la Ley Electoral que facilite una representación proporcional en el Congreso, el empleo de listas abiertas que puedan permitir al electorado sacar de las instituciones a los corruptos e inmorales (no olvidar la corrupción moral, que esa explica muchos "comportamientos" de nuestros representanes estos últimos años). Incluso hasta algunas de estas propuestas asamblearias que si han sido escuchadas, no han entrado en el BOE con todas las consecuencias, y la dación en pago se queda a medio camino, la banca pública es una sorna para el PP que pretende un banco malo para mantener privados los beneficios y socializar las perdidas y la reforma fiscal resulta ser una amnistía fiscal (y II) para los defraudadores que pretende encontrar 2000 millones de €, cantidad que podría ser multiplicada por 40 si se le dieran las herramientas profesionales, jurídicas y económicas a los inspectores de hacienda como lleva reclamando hace años el colectivo que los agrupa. Por contra "nos premían" con una legislación para reprimir las protestas.
Pero la gran pregunta va sobre la capacidad que tiene el 15M para influir en el curso de la vida política y social. La experiencia, tanto personal, de grupo, como la que se vislumbra en las redes sociales o en la principal y tradicional red social española, la barra del bar, me induce a pensar objetivamente en que sí, en que las propuestas, datos, ensayos, actividades, acciones, documentos, debates, asambleas y planteamientos han calado en la sociedad. No todos hemos tenido un interés en la política y la sociedad. Hasta esta crisis y sus consecuencias sociales mostradas en la falta de ética y moral, en la corrupción, la desigualdad y la injusticia social una importante parte de la sociedad española no se planteaba cuestiones que atañen a la política y lo social. NO hemos logrado que TODOS/AS lo hagan, no nos engañemos, pero por lo menos una parte importante en número, y significativa, por formación y capacidad si que ya lo hace, y junto al fútbol, la tv., la comida, o las relaciones, el tema político y social, la situación actual, entra en cualquier conversación entre cualquier tipo de interlocutores.
El hecho cuantitativo y cualitativo de que una parte importante (mayoritaria) de los jóvenes han pasado por el aprendizaje y comprensión de que la política importa, y cada decisión que se toma en ella, afecta la vida de miles y millones de personas, entre ellas, la de uno mismo devuelve de manera real y clara, a mi modo de ver, la soberanía a la ciudadanía.
Un poco de soberanía que tenemos cada uno y que en la desidia y el desinterés por lo público (curioso cuando menos) hemos perdido delegando en políticos que no son personas emergidas del pueblo que defienden los intereses del pueblo, sino personas de una determinada clase que defienden sus intereses particulares en connivencia con el poder económico. Pues bien, esa soberanía con el 15M la hemos empezado a recuperar, sintiéndonos ciudadanos que van a la plaza a dialogar, a escucharse y ser escuchados; a formularse preguntas y encontrar respuestas. En definitiva a hacer de "políticos", periodistas y ciduadanos a la vez, a formarse una opinión. Y cuando descubres que tu opinión y tu forma de sentirse, como tus problemas y necesidades son compartidos por la mayoría de la sociedad, comprendes que en vuestras y nuestras manos esta el poder de la ilusión por cambiar el mundo. Conseguir un sistema por las personas y no tanto por los mercados. Y en el caso de España conseguir una Democracia Real Ya y dejar de vivir en la dictadura del capital, los mercados y el dinero que tan cómoda se viste con el traje de la desvergüenza, la corrupción y la inmoralidad.
Y el 15M no sólo de jóvenes se alimenta. Sin duda a un año vista de su nacimiento, lo más notable a mi juicio, y de lo que me siento orgulloso por haber participado en él, es que en las plazas y a través del 15M todos y todas hemos tenido voz. Sin distinción de edad, trabajo, sexo, raza, religión, situación económica, dependencia, ideología. Personas de toda condición se han sumado y ha sido una gozada compartir manifestaciones asambleas, debates y encuentros en la red con padres y madres, gente de derechas indignadas, que también las hay, parados, autónomos, emprendedores, católicos practicantes, inmigrantes. Hombres y mujeres que partimos de una convergencia en la diferencia: Es que estamos indignados y nos vemos capaces de mejorar nuestro "mundo", empezando por este país de broma, llamado España.
Desde estudiantes hasta los "yayoflautas" todos tenemos cabida siempre que mantengamos el carácter pacífico, acogedor, asambleario y revolucionario del movimiento, sin usar en ningún momento e incluso denunciando la violencia que todos rechazamos. Y como la indignación no entiende de edades, muchos nos vemos reflejeados en el juvenil espíritu de rebeldía y sueños por cumplir de dos nonagenarios como Stephan Hessel que dió luz al movimiento con su Indignez-vous! hasta el intelectual José Luis Sampedro faro y antorcha en #españistan.
Habrá o no habrá éxito. No lo sé. Espero y voy a sumarme al trabajo para que lo tengamos, superar todos los retos y flaquezas que existen, porque será la mejor muestra de que en un tiempo más o menos corto y con la certeza que sea de manera eterna vivamos en un lugar mejor, más justo, más humano, ético y moral. Por supuesto queda trabajo para ir cambiando estas estructuras obsoletas por lo inútiles y lesivas para el buen funcionamiento de la sociedad, y para ir cambiando la mentalidad de la sociedad, que aún no ha despertado, para que deje de ver su modo de vida actual, y el egoísmo capitalista y liberticida que ha implementado el neoliberalismo (en la variante españístani con esta derechona tan rancia y tan nuestra), como algo natural y propio, y así pueda plantearse un escenario distinto, mejor, más participativo justo y social, donde dejemos de lado el gobierno de los "anónimos" mercados financieros con sus títeres políticos saliendo a la palestra en su caja-escenario, robándonos todo lo que es nuestro, desde la educación, la sanidad, la vivienda, los servicios y derechos sociales, el agua, el patrimonio, la tierra, el clima, los alimentos,... y así hasta la ilusión y la dignidad. Vamos a conseguir que la opinión pública entienda que con este sistema no se va a ninguna parte que no sea la miseria, la desesperanza, la resignación y el engaño y que adoptando algo que es nuestro y propio como la libertad, la razón y la soberanía podemos, todos juntos, construir de una vez por todos una Democracia Real y un Sistema económico que no necesite de una periódica destrucción para regenerarse, ni tampoco de la opresión y persecución intimidatoria, y ahora aliñada con una bochornosa represión antidemocrática de unos pocos sobre una multitud depauperada.
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVIII
P.D.: Si el sistema es este, que permite que una caja bancaria antiguamente pública, efectúe más de 700.000 deshaucios sólo en la comunidad de Madrid en los últimos dos años, mientras políticuchos y banqueros ineptos y chupocteros se dedican a inflar sus nóminas hasta lo obsceno, para tras su marcha dejarla como un erial; yo me declaro y muy orgulloso ANTISISTEMA.
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