lunes, 7 de mayo de 2012

Crónica de una muerte anunciada



Estaba cantao. Era inevitable. Y hasta cierto punto, puede llegar a ser saludable. La ilusión del verano, día a día, partido a partido durante esta temporada regular hacían caer en el desánimo a toda la hinchada, apagando la ilusión y acercando el desánimo a todos los estamentos del club del Ramiro de Maeztu. Se llegó a un punto en el que era imposible que el ASEFA Estudiantes jugará el año que viene en ACB.

El descenso del Estu es la crónica de una muerte anunciada, el punto más bajo en su historia y el ocaso definitivo de un largo periplo que durante los últimos años, desde la final de liga contra el Barça en 2003-04 se ha venido gestando a través de una gestión tanto económica como deportiva que sólo admite un apelativo: Nesfasto.

En verano cuando se gestionaba la plantilla todo parecía el despertar de un mal sueño. Se dejaban atrás los experimentos, los cambios de mentalidad. Se analizaban las potencialidades de la plantilla y se buscaba reforzar las debilidades. Y sobretodo se volvía a la filosofía de toda la vida del Estudiantes: Cantera. Se le daba la oportunidad de minutos e importancia a un puñado de jóvenes que se han ido formando en "la Nevera" del Magariños los últimos años. Dos bases Granger y Jaime Fernández. Al primero, uruguayo, nadie le cerraba ya el paso a la titularidad. El segundo venía de hacer un campeonato de Europa sub19 excelso. Y por dentro Clark y Driessen por fin parecía que iban a tener minutos. Más apariciones de Nogueira, Lobo, Serrano o Martínez. Más dos americanos que prometían gran nivel: Wright, escolta nº15 del draft que no le impidió firmar un -19 de valoración frente al Barça; y Simmons center con pasaporte búlgaro que venía de ser el máximo reboteador de la liga griega. Y dos veteranos para dar consistencia: Germán Gabriel y la vuelta del Capitán, oh mi capitán! Carlos Jiménez, a quien encima le hemos dado una retirada horrible todo lo contrario a su saber estar en la pista y fuera de ella. Un señor y un crack. Vayas donde vayas, Carlos Jiménez, ¡qué huevos tienes!.

Y para llevar el timón todo un campeón del Mundo como Pepu Hernández. Todo era ilusión y algarabía. Hasta que comenzó la temporada, o mejor dicho hasta que el Estu jugó un amistoso de pretemporada contra el Blancos de Rueda (al final colista de la liga) en Würzburg y allí vimos que tenía mucho que mejorar el Estudiantes, simplemente para poder competir. Aquel sábado de septiembre el conjunto vallisoletano le pasó por encima. Fue un aviso que se confirmo cuando fueron cayendo los partidos oficiales como derrotas.

La situación se iba poniendo peligrosa y comenzaron los fichajes. El dominicano Flores, la vuelta del hijo pródigo de la Fuente, Lofton, Dean, culebrón Bullock con rescate del otrora gran escolta madridista de su retirada y al final Kirksay. El alero francés es el único que ha demostrado compromiso y calidad para la liga ACB.

Este equipo en septiembre parecía bueno para la ACB y permitía confiar en la gestión de Azofra como director deportivo. Quizás vaya a profanar a un dios, como es el eterno 13 para todos los dementes y yo me incluyo entre ellos. Pero el que era gran base y líder en la pista y vestuario estudiantil, desde los despachos ha dejado mucho que desear. Pero parecía que este era un buen año. Y no lo ha sido.

Ver un partido del Estudiantes este año ha sido un contínuo remake de las últimas temporadas colegiales repitiéndose los mismos males y problemas en el juego de todos estos años. Por más vehemencia y explicaciones que Pepu Hernández, y después Trifón Poch, han puesto en la pizarra y el banquillo el problema del Estu, a mi modo de ver, ha estado primeramente en el juego interior. Si un "5" de garantías todo el peso interior estudiantil ha jugado en torno a Gabriel que con su innegable y tremenda clase ha sido la única constante anotadora del Estu. Necesitaba al lado un jugador físico, fuerte, duro y reboteador que le aliviará de pegarse en la zona. Querían que fuera Simmons. Pero no lo ha sido. La realidad es que todas las derrotas del Estudiantes han venido desde el tremendo déficit que el pivot rival provocaba. Sin capacidad para parar a un jugador de más 2'05 se ha mostrado el Estu todo el año y al final, entre eso y el cansancio de Germán Gabriel, tocaba refugiarse en defensas zonales que han sido muy castigadas por los tiradores rivales. Como además sumábamos la bisoñez de nuestros bases plantear otro tipo de juego, otro baloncesto para mermar a un posible pivot dominador ha sido imposible.

El caso es que el equipo era limitado en la cancha y las buenas ilusiones de pretemporada ya eran un recuerdo llegado el final de la primera vuelta. Tuvimos una dimisión de Pepu frenada por la demencia; Ver las caras de los jugadores antes de los partidos, aunque fuera por tv., era un dolor sobretodo la de los canteranos, Jiménez o Gabriel. Un poema. Sabían de la gravedad de la situación. Pero si encima y además, la lentitud desde la directiva, o la limitada capacidad económica, a la hora de reforzar e intentar cambiar la dinámica del equipo llega a ser exhasperante, resulta que cuando se quiere dar la vuelta a la tortilla estamos ya haciéndolo con epítetos como épica, histórica, imposible o el "si se puede".

Y así ha sido. Lamentablemente. El tremendo y maravilloso equipo de comunicación del Asefa Estudiantes, a través de las redes sociales o en el mismo pabellón, ha conseguido mantener la llama de la ilusión por la salvación y unido a la Demencia, manetener un espíritu de comunición elogiable y por el que nos sentimos orgullosos. Es lo único que ha funcionado. Afición y redes sociales.

Porque lo demás no llegaba. El equipo naufragaba y tanto el cambio de entrenador como las bajas y altas en la plantilla fueron tardías. Del primer trío de americanos, Wright salía en enero, Flores en febrero y Simmons ha aguantado hasta el final. No tienen nivel ni para LEB. Y Pepu tuvo que ser cesado justo la semana del partido más importante de la temporada. El que el Estu jugó con Fuenlabrada en la jornada 23 y cuya derrota culminó en el descenso de ayer, puesto que alejó a fuenlabreños a 4 partidos más el basket average. Y estos, desde la marcha de Ayón y pese a Porfi y Penney, claramente eran una de las peores plantillas de la liga.

Y ayer se fraguó la hecatombe. En un partido a vida o muerte, y aún así dependiendo de otros resultados, Estudiantes y Murcia se jugaron el descenso. Salió muy enganchado al partido Estudiantes, pero Murcia era mejor equipo e incluso hombre por hombre .Tanto que ya al final del primer cuarto mandaban los murcianos. Augustine hacia lo que quería por dentro y sólo a base de coraje de los de siempre se podía mantener la ilusión. Pero el partido era un quiero, pero no puedo, exhasperante. Un justo cierre al curso baloncestístico por parte de un estudiante, que fue dejando para el final sus deberes, como los últimos años, y al que al final le ha resultado imposible salvar el curso.

Ahora, tan sólo 24 horas después de consumado el descenso, se mantiene viva una llama en forma de que alguno de los equipos LEB (el ya ascendido y campeón Canarias o por qué no el Burgos) no puedan asumir los costos de la infrastructura ACB. Quizás por ahí venga la permanencia. No lo sé. Tampoco me parece justo.

Aunque ayer el Estu se hubiera salvado los problemas seguían ahí. Un club en un mercado como Madrid; Con recursos propios (elogiable que la directiva encontrará un patrocinador en verano pasado) pero que le es incapaz de generar las subvenciones públicas que mantienen su estructura como cantera y servicio social. Se puede trabajar mejor la cantera y conseguir jugadores más válidos o darles verdadera confianza. Podemos formar un club capaz de mantener sus señas pase lo que pase y en el que verdaderamente a los jugadores, aunque al final tengan que salir, lo hagan con lágrimas y no hastiados como Pancho Jasen el año pasado, o los "merengues" deseosos de cambiarse de bando.

Se puede atinar más o menos en las altas y bajas, salidas y llegadas. Se puede conocer más o mejor el mercado. Y quizás puedan aparecer los dineros de las ventas de los últimos años (Felipe, Jiménez, Sergio Rodríguez,... dejaron casi 4'5 millones de €)... pero aunque el equipo hubiera mantenido la categoría algo tenía que cambiar. Otros grandes equipos, con la misma solera o incluso más, pasan sus crisis, sus ciclos y saben mantener el status porque la filosofía es la misma de siempre, la misma con la que abrazan el éxito. Ayer la Demencia pedía dimisión de la directiva. Con salvación también lo habríamos hecho, porque esta lenta agonía, esta senda que camina Estudiantes desde hace unos años sólo puede acabar con algo muy feo.

En ACB o en LEB. Por Europa o en Melilla. En el Palacio de los Deportes o en Magariños. La Demencia, siempre estará con Estudiantes. Y no faltará nuestro aliento para no cumplir la última profecía de nuestro mejor dirigente: Alejandro González Varona, quien fechas antes de morir en 2007 dejó una lapidaria frase: "Si Estudiantes, desciende; desaparece".

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