Era la primera vez que iba a ver a Arch Enemy como cabezas de cartel, en un concierto único y propio para ellos, fuera de un festival. Y las ansías, las ganas de paladear a las huestes de Michael Ammot y Angela Gossow se hacían notar y agitar mi espíritu.
Todo el viaje junto a mi hermano fue
una excitación in crescendo, un halo de sentir el intenso Khaos
Legions, que venían a presentar los suecos y todo ello sin el
inevitable sentimiento de vivir a contrarreloj y a la vez al sprint
cuando entras en Madrid.
Llegar a La Riviera y sabes que vas a
disfrutar de un gran concierto. Sabes que la acústica es genial (o
al menos suele serlo) y además estas seguro que más allá de
"pequeñas cosas" como el precio del litro de cerveza,
saben como tratarnos a los amantes del metal, pese a ser, no lo
olvidemos, una discoteca de masas. Pero es llegar allí, y aunque se
comprueba que no había mucha gente (algo sorprendente, porque en mi
opinión hablamos ahora mismo de la banda del momento en Europa), y
empiezas a ver a gente de todas las edades y condiciones, con sus
camisetas primordialmente de Arch Enemy, pero de otros muchos grupos
y te alegra la cara. Te olvidas de los agobios, prisas y esperas.
Escuchando el Garage Inc. de Metallica, mientras acaban de ajustar el
escenario para los suecos (tras las actuaciones de Voivod y Titans
Eve, que fueron los teloneros) y paladeando ya la cerveza, con precio
abusivo claro esta, y todo ya es alegría y disfrute. Se acaban, o
mejor dicho se olvidan las penas y lo que aparece es la sensación a
flor de piel, limando con el convencimiento, de que vamos a ver algo
grande.
Con una puntualidad, propia del norte
de Europa, donde la gente es profesional y educada, suena la
introductoria del "Khaos Overture", que bien podían haber
despachado los propios músicos en vez de dejar la versión grabada
del disco. Son las 21:30 y el bateria Daniel Erlandsson ocupa su
puesto solivitando más a un público ya ansioso y metido en escena.
No pasan ni 10 segundos y armados aparecen la sección de cuerda de
la banda, con el líder y alma mater del grupo Michel Ammot a la
cabeza, con Nick Cordie la otra guitarra y Sharlee d'Angelo al bajo,
para rapidamente, poderosa, aparecer una Angela Gossow, ocupando el
lugar más alto de la composición, y presentandose así, todo el
quintento, emulando la portada de su nuevo disco, ese Khaos Legions,
sublime y espectacular, que no sólo daba ganas de oírlo una y otra
vez, destripando cada letra y cada tema, sino que alimentaban la
siempre lasciva glotonería de ver a esta banda brutal, llamanda Arch
Enemy, en directo.
Preludio de lo que iba a venir, no
dieron tiempo a aclamaciones por consideración y fama y sin dilación
descerrajaron los primeros acordes de un Yesterday is dead and gone
que sonó embarullado y confuso, como si pretendieran ajustar el
audio de la actuación con la platea ya enloquecida y coreando a la
gutural Gossow en un tema que también abre el album y es una bomba
de fragmentación al espíritu de cualquiera.
El sonido claramente se ajusto a unos
parametros normales, y cuando hablamos de estas bandas del norte de
Europa hablamos de excelencia, ya con el segundo tema el Ravenous del
Wages Sin, con el que Angela Gossow debutaba como cantante de Arch
Enemy, y que fue la transición para enervar aún más al
encendidísmo público que ya disfrutaba de la fiesta, la rabia y el
talentazo de los Arch Enemy con un My Apocalypse, que no sólo es uno
de mis temas favoritos de ellos, sino que cada vez que la escucho me
lanza a un estado de conciencia y disfrute, que pudimos comprobar es
común a muchos más.
Angela Gossow lideraba el espectáculo
posando y entregando sonrisas y gestos de rabia a partes iguales y
haciendo que el público alcanzara la locura dentro un marco en el
que ya relucía toda la clase que atesoran cada uno de los miembros
de la banda, y donde las guitarras mostraban una calidad exquisita,
regalando cada acorde y riff de manera nítida y la base rítmica,
bateria y bajo confirmaban mis sospechas de que hoy en día, componen
uno de los mejores acompañamientos rítmicos de la escena del metal
europeo, sino el mejor.
Así con plenos mandatos de rabia y
soflamas incendiarias aduciendo a la libertad de los pueblos y con
guiños a la estafa que han decidido llamar crisis (The Scam that
they have decide to call crisis, soltó Angela) transcurría en un
concierto que no baja el pistón de excelencia y momentazos,
alcanzado a base de expresiones de la cantante y sólos de guitarra
sublimes y magistrales, incluso encadenados de las dos guitarras, con
la de Ammot, lógicamente llevando la batuta de la actuación hasta
otro sólo, este de batería, fantástico e inolvidable del gran
Daniel Erlandsson, al que sus compañeros dejaron todo el escenario y
nuestra atención.
Sonaron
Bloodstained cross,
The day you died, (el sólo de batería) y otro momento salvaje y
para siempre recordado: Under black flags we march, en la que como no
podía ser de otra manera, las banderas negras ondearon,
especialmente la que tomo Angela Gossow para expresar toda su rabia y
fuerza en un tema que sono brutalmente bien, pleno de intensidad y
que dejo al público extasiado pero sobretodo con ganas de más. De
mucho más.
Era
el momento de Dead eyes see no future que Angela Gossow "dedico"
al des-gobiero de #Españistan ante la algarabía del respetable, que
no haciamos más que disfrutar todos y cada uno de los movimientos de
la banda en la sucesión de metal del bueno y además reivindicativo
y revolucionario. Revolution begins caía a continuación, y le
seguían Intermezzo Liberté, Dead bury their dead y el himno
metalero contra el maltrato animal Cruelty wihtout beauty, para
cerrar con un We Will Rise espectacular, esperada y absolutamente
fantástica que ayudaron a los Arch Enemy para cerrar la actuación
en su formato habitual de la mejor forma posible: En lo más alto.
Pero
aún quedaba más para llegar a la cumbre del metal europeo para los
de Ammott y compañía, y eran ya en los bises donde sonaban un
Snowbound y un Nemesis, que confirmaron los destrozos en mi garganta,
mientras se sucedían los sólos de guitarra a base de talento y
clase, el ritmo era frenético e irrefrenable otorgado por una
bateria y un bajo excelso y la voz gutural de Angela Gossow imponía
el frenesí de la revolución, mientras que todos ellos, los
componentes del grupo, se buscaban y dejaban bien claro una gran
sintonía y compañerismo que augura un futuro aún más si cabe,
grande, para Arch Enemy.
El
concierto fue de presentación del Khaos Legions, pero temas del
Wages of Sin y el Doomsay Machine tuvieron su espacio, plasmando sin
duda la salud que tiene Arch Enemy en este momento.
Habían
pasado una hora y diez minutos y aunque no queríamos creerlo el
concierto había acabado. Pero no había ningún reproche. Es
imposible. La calidad, lo salvaje, talentoso y especial que había
resultado el show de los Arch Enemy, si bien es cierto que nos hacían
pedir a los presentes "Mássss...", nos llevaba a salivar
por la próxima fecha para disfrutarles, pero nos dejaba extrañamente
saciados. La sensación era haber vivido y disfrutado de un concierto
de bandera, rebosante de talento y clase por todos los componentes y
en su conjunto de la banda, absolutamente intenso, revolucionario, de
sin duda, la banda más importante del panorama europeo en este
momento: Arch Enemy.
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