Comento
y valoro a mi juicio las elecciones generales de ayer domingo, 20 de
diciembre:
- Hemos tenido la campaña electoral con más partidos con opciones de gobierno y sin embargo hemos tenido a la vez, la campaña electoral con menos propuestas, menos promesas de acción de gobierno, de la democracia. Se han impuesto la emotividad de las ilusiones y el ataque furibundo rayando lo personal en vez de la confrontación de ideas, espacios y proyectos.
- La táctica del avestruz. Esconder la cabeza bajo tierra o tras el plasma. Dejar que se sucedan las crisis y los sensacionalismos informativos. Esperar fumando un puro, leyendo el “Marca” y viendo el fútbol a que pasen los problemas y se solucionen por si mismos, se transformen en otros o se olviden porque aparecen nuevos. Así es como Mariano Rajoy y el Partido Popular han usado estos cuatro años de mayoría absolutista, sin atajar ni uno sólo de los problemas endémicos del país, sino más bien agravándolos y dejando que se enquisten, para luego a golpe de Decreto Ley aplicar mayor desigualdad, represión o injusticia social (rescate bancario, Ley Mordaza, LOMCE, recortes en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, aumento del paro, precarización del empleo, “tarifazos” eléctricos,...) Todo ello adornado por una corrupción que se demuestra intrínseca al Partido Popular y a una forma de hacer política para el lucro incesante.
Pues bien, dejando pasar los problemas
y apelando a una supuesta recuperación económica, engordada
por los medios del capital con sus llamamientos al consumismo,
continúan siendo el partido político más votado de este país.
Pierden la mayoría absoluta, si, pero no conseguimos despojarlos de
la máscara y descubrirlos ante la clase trabajadora (que ya sean
jóvenes, jubilados o estén en edad laboral, de campo o de ciudad,
hombres o mujeres) que les votan sin cesar como enemigos de las
clases populares, vende patrias que sólo buscan su propio interés a
costa de sangrar el interés general.
- Y es que cuatro años después del 15M para una parte importante de la población no ha calado el “No nos mires; Únete”, sino más bien el axioma franquista de ”haga usted como yo, y no se meta en política”. Sigue existiendo una masa de personas desideologizadas, sin sentido crítico hacia la cosa pública, la política, y donde las cuestiones y coyunturas económicas y sociales no se analizan y discurren bajo paradigmas propios cultivados por una educación democrática. Sin embargo, se dejan de lado, lo que nos da por un lado, el alto número de abstentes (35%, el más alto en las últimas elecciones generales de los países de la UE de los 25, sólo por detrás de Hungría y Polonia), y por el otro, el de ciudadanXs que sin reflexionar su voto se acogen a la opción cómoda y tradicional del bipartidismo.
- Ese bipartidismo, sigue su caída libre. Veremos si su final será transformarse en un nuevo bipartidismo o si por el contrario alumbrará un nuevo tiempo político donde más actores e ideologías enriquecerán los debates y las propuestas que las distintas situaciones requieran.
- Y si el bipartidismo sigue cayendo, pero el PP mantiene, mejor de lo esperado, su condición de partido más votado, es el PSOE, quien pierde más votos. De hecho podemos decir que es el gran derrotado de las Elecciones del 20D, ya que está vez a la nefasta labor de gobierno de su némesis en el paradigma del bipartidismo y ni apelando al manido “voto útil” han conseguido postularse como una opción seria.
Cierto es que siguen pagando la
tibieza de su anterior gobierno (Zapatero) a la hora de atajar la
burbuja inmobiliaria y el paro endémico, pero no es menos cierto que
buena parte del cuerpo legislativo en materia de derechos sociales
vino con ellos, por lo que también es importante hacer resaltar la
falta de liderazgo del proyecto de Pedro Sánchez, que mantiene una
batalla por el control interno del partido con Susana Díez y la
trascendente federación andaluza.
Allí tampoco es que los resultados
hayan sido espectaculares, por lo que deberán unos y otros aguardar
disputa para otros momentos, y ahora velar por reconstruir un partido
tocado, a punto de perder el faro del progresismo en España,
pero que todavía hoy con sus bases son imprescindibles para
construir un país mejor.
- Si Pedro Sánchez y el PSOE son los grandes perdedores de la noche, son Pablo Iglesias y Podemos los grandes triunfadores. Han conseguido un resultado espectacular, pero no todo lo que esperaban, y sobretodo no todo lo que la clase trabajadora necesitaba. Desde que surgieron en enero de 2014 hasta hoy han recorrido un largo camino en el tiempo y también en el espectro ideológico, tratando de aterrizar en el “centro”. Para ello ya habían renunciado a ciertas consignas y líneas programáticas de la izquierda, y para ganar en operatividad también abandonaron la horizontalidad para gestionarlo todo con una pequeña dirección centralizada en Madrid. Se dejaron atrás las primarias (que por ejemplo Izquierda Unida, en Unidad Popular han mantenido en las 52 circunscripciones, aunque sea de aquella manera) y se impusieron los dedazos y listas planchas con cuneros y con fichajes mediáticos. Esto lógicamente ataca a la línea de flotabilidad del proyecto en cuanto a su condición de articulación política del Movimiento 15M y es posible que haya restado algunos votos, pero lo cierto es que siguen creciendo y con respecto a las locales y autonómicas de Mayo ya han sobrepasado en varias autonomías al PSOE como segunda fuerza. Nunca antes un partido llegó tan lejos en tan poco tiempo. Pablo Iglesias roza el cielo y alcanza alguno de sus objetivos como dinamitar la mayoría absoluta de Rajoy así como el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos.
- Pero sin duda queda un espacio para la duda. Y también a la ilusión. Aunque ha habido éxitos incontestables (Euskadi o Madrid) para la dirección de Podemos y para todXs quien ansiamos un cambio queda la política ficción de una confluencia en todo el estado español. El éxito de las Mareas Gallegas o las confluencias de Barcelona o Valencia de mayo se ha visto ampliado en estas elecciones del 20D, donde por ejemplo en Galicia se ha convertido en segunda fuerza en votos y con opciones de asaltar al gobernabilidad e la Comunidad Autónoma el año próximo.
Lo cierto es que ya
se hace inevitable la deseada confluencia
de izquierdas que pueda plantar cara al paradigma del bipartidismo y
con su agente naranja de renovación.
La duda es saber si ante este resultado electoral Podemos sigue yendo
a la mesa a negociar con un aire de superioridad, alegando que
probablemente IU necesite más a Podemos que viceversa. En cualquiera
de los casos debemos ser conscientes de que nos jugamos la
supervivencia de Izquierda Unida y de su compromiso político e
ideología en defensa y en favor de la clase trabajadora.
- Alberto Garzón buscó personalmente la confluencia con Podemos, llevando a un nuevo cisma interno el partido, entre la parte que se cierra no sólo ya a la citada candidatura unitaria sino sobretodo a la renovación de personas muchas veces tan necesaria. Y ante la imposibilidad de lograr la ansiada confluencia, Garzón propuso una candidatura de Izquierda Unida, bajo el nombre de Unidad Popular buscando atraer a todo el descontento de Podemos que vio como se perdía el espíritu del 15M en aras de mejorar la elegibilidad del partido para el votante medio impuesta por el “Círculo de la Complutense”. Pues bien, aunque no cabe duda de que en parte se consiguió, se pudo construir una original campaña a última hora ante el silencio de los medios, en Izquierda Unida no hemos conseguido nuestro objetivo: Mantener el Grupo Parlamentario.
Desde luego que la
situación interna no ha ayudado, con federaciones regionales pegando
portazos, y distintos líderes de mayor o menor enjundía
anteponiendo rencillas e intereses personales al interés general y
del partido.
Ante el auge de
Podemos y el colapso que este ha provocado en nuestro espacio
electoral (que no ideológico), primero
Izquierda Unida tuvo lentitud (candidatura de Willy Meyer a las
Europeas), “ombliguismo” y tremendismo (pese a todo, los resultados en aquellas Europeas no fueron tan malos, y se deberían
de haber buscado sinergias), después actuó con desesperación
buscando una confluencia ante un pretendiente que se alejaba, quien
sabe si definitivamente, de los axiomas ideológicos de la izquierda,
para la final a la carrera tratar de construir una alternativa a
Podemos, difícil de vender como atractiva, si hasta anteayer
alardeabas de las similitudes para ir juntos.
Y seguimos sufriendo una Ley Electoral donde habiendo perdido más de 700.000 votos, quedándonos en más de 900.000 sólo conseguimos dos diputados. Mientras al PP un diputado le cuesta 58.000 votos, a Izquierda Unida-Unidad Popular le ha costado la friolera de 460.000 votos.
Y ahora llega
el momento de hacer mucha auto crítica.
Primero para dejar internamente las diferencias y construir partido y
movimiento social, que en la calle y en el partido nos hagan
recuperar al credibilidad en la lucha obrera. Después ejecutar los
procesos de renovación necesarios, sin excluir a nadie y
salvaguardando nuestra mochila de lucha inter-generacional, mucha de
ella contra el fascismo y en la clandestinidad, en esta época de en
la que la amenaza del fascismo no se ha ido, de neoliberalismo
económico y capitalismo de amiguetes y luchas en las sombra.
Posteriormente para por qué no buscar esa confluencia siempre
reconociendo con respeto a los interlocutores pero teniendo claro que
Izquierda Unida no renuncia a sus
principios ni a su programa. Y es que
pase lo que pase, seguiremos en la lucha fieles a nuestra ideología
y en la vanguardia de la lucha obrera.
Y ahí, en ese
plan, en mi pueblo, ciudad y provincia. Como concejal, afiliado,
simpatizante y militante me van a encontrar. Y con la ilusión de
lograrlo encontrar cómplices que nos ayuden a sobrepasar los
obstáculos.
- Albert Rivera y Ciudadanos han demostrado dos cosas: La primera, que las encuestas más que aportar predicciones del comportamiento de los votantes, funcionan como agentes de pensamiento que buscan crear tendencia, algunas veces con más éxito que en otras. Y segundo, que se trata de un partido artificial, marca blanca del PP, con la misma ideología que estos pero sin la carga de corrupción que llevan los otros. Y si algo ha caracterizado al votante españistan medio todos estos años de pseudo-democracia, es que puestos a elegir a igual precio, y de momento votar es gratis, prefieren al producto auténtico antes que al sucedáneo. Y si encima el sucedáneo comete torpezas indiscriminadas durante toda la campaña sus resultados van a ir bajando.
Aún así es justo
decir que si a Rivera y a sus clones les dicen hace un año que iban
a sacar 40 diputados todavía estaba saltando en la Plaza de
Catalunya desnudo y envuelto en gelatina verde. Tienen llave para dar
gobierno, pero a diferencia del Ayuntamiento de Santa Marta de
Tormes, no para bloquear la acción de la oposición y sacar adelante
lo que decida el hermano mayor, y esta grieta es la que la izquierda
tiene que aprovechar para laminar de una vez por todas este estado
tardo-franquista que es España.
Lo que si que ha
supuesto la irrupción de Ciudadanos como partido que disputa el
espacio electoral del centro-derecha al PP, es imposibilitar en buena
media el trasvase de votos entre los polos del bipartidismo, tan
clásico de los sistemas políticos binarios, además de desterrar
hasta una situación muy comprometida a UPyD que todo hay que
decirlo, nunca en su historia, recibió la atención mediática y de
opinión a favor que si que ha recibido Ciudadanos.
- El bipartidismo había encontrado buenos cómplices en los nacionalistas, sobretodo de derechas, tanto catalanes como vascos, como en los regionalistas canarios. Pero ante la llegada de nuevos actores, aún sin perder toda su representatividad van a venir a jugar un papel testimonial, donde deberán centrar su acción en conseguir hechos tangibles para sus regiones-estado si quieren conseguir o mantener el poder en los mismos.El PNV en Euskadi mantiene su representación, pero ante el avance de Podemos empieza a peligrar su posición centrista en el tablero electoral del País Vasco. Con la terrible situación de impass en la que el detestable Gobierno de Rajoy ha metido la cuestión del desarme y proceso de paz, continuamos, y aunque no aparezca en los medios, viviendo unos momentos extraordinarios para todo el pueblo vasco, y las próximas elecciones en 2017 serán decisivas.
En Catalunya el
Ahora en Común de Ada Colau ya es la primera fuerza política, y
tras las elecciones autonómicas de septiembre, el órdago
soberanista y toda la corrupción institucionalizada de Convergencia
desde Pujol hasta Mas, deja un panorama ante las próximas elecciones
donde la propia Ada y la marca de Podemos en Catalunya junto a ERC (5
diputados tras desligarse del Junts Per
Si Autonómico con Convergencia) y las
CUP (no se han presentado a las Generales) parten con clara ventaja
ante un Ciudadanos que viene a ocupar el puesto de un PP que sigue
usando las cuestiones nacionalistas como estiletes para arramblar con
votos en las dos Castillas o Madrid.
- En números absolutos, el partido que más ha subido en número de votos con respecto a las pasadas elecciones (no cuento lógicamente a los que no se presentaron) es el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal). Esto supone que más pronto que tarde en España, país de los toros y festejos populares donde se maltrata, subvenciona y aplaude, el maltrato animal, este tema entrará en la agenda política. No podemos considerarnos un país civilizado y una sociedad plena si toleramos esas actitudes y comportamientos lesivos contra los animales y que son vergonzosos para buena parte de la población. Decir que en unas elecciones con circunscripción única hubieran conseguido 3 diputados.
- El PP mantiene una mayoría absoluta en el Senado, lo que demuestra lo alejado que esta cámara, no sólo del interés general, sino de la propia realidad de la nación de naciones y del convulso momento político que tiene el país. Todo lo que no pase por la supresión de esta cámara será una estafa.
El
escenario más plausible en mi opinión, será la celebración en 4
meses de unas nuevas Elecciones Generales, donde la Izquierda
deberá de ir ya en una candidatura de confluencia ante un PP (y su
paraguas de Ciudadanos) en el que probablemente la hasta ahora
vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaria acudirá como candidata.
Todo ello con el otro gran actor del bipartidismo, un PSOE donde en
su interior se estarán afilando los cuchillos ante el cainismo de
las distintas facciones.
Lo
único cierto es que continuamos en una época trepidante y
apasionante en la que nuestro país y sociedad deberán atacar la
disyuntiva entre continuar languideciendo con un recambio que
mantenga los artesonados franquistas o por un cambio que nos
construya como una democracia plena coetánea y cohesionada con el
entorno geográfico y social en el que nos encontramos y donde los ciudadanXs seamos realmente libres y dignos.
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