Edificio del Ayuntamiento de Santa Marta de Tormes
No
me veo en la obligación de tener que justificar mi ausencia en el
último pleno. Mis compañeros en el grupo municipal, de partido,
afiliados y simpatizantes de la Asamblea Local y otros vecinos y
concejales de otros grupos políticos que me han interpelado los
últimos días, aún habiendo hablado sobre el último pleno y
explicado que no estuve porque tenia un viaje previsto desde hacía
varios meses, no me han fiscalizado. Todo lo contrario. Me han
apoyado, animado y disculpado entendiendo que por encima de mi
disponibilidad para acudir al pleno estaba la imposibilidad de anular
todo un viaje con la pérdida de unas importantes cantidades de
dinero.
No.
Este escrito solamente funciona en primer lugar por una catarsis
personal, como cada vez que escribo, sin más ánimo de expresarme
libremente y dar a conocer mi opinión. Y en segundo, y último
lugar, para aprovechar a explicar ciertos funcionamientos de no pocas
instituciones gobernadas por el PP (#PartidoPutrefacto) y en
particular el Ayuntamiento de Santa Marta.
En
el pasado mes de octubre, solicite por tercera vez en lo que va de
mandato, y esta vez acompañado por varios grupos más como el PSOE
(#PPSOE), que se creará un calendario a primero de mes con las
fechas de pleno, junta de portavoces y comisiones informativas, para
que todos los concejales pudieran gestionarse su agenda, sus
quehaceres diarios en cuanto a una vida profesional y personal, con
el compromiso de representación política. Y evidentemente, al
resultado me remito, fui ignorado.
Por
supuesto, el argumento esgrimido por el equipo de gobierno para
adelantar varios días el pleno era para poder celebrar en el
ordinario el reparto de mesas electorales de cara a las próximas
elecciones generales del 20 de diciembre, dado que ya se iba a
cumplir el plazo legal, antes de la fecha, tradicionalmente, escogida
para la celebración de los plenos, los jueves. Desde luego el ánimo
de ocasionar los menores gastos posibles al Ayuntamiento es loable y
de agradecer, pero es evidente que si hubiera que haber celebrado un
pleno extraordinario para tal menester, los concejales no hubieran
tenido problema alguno en renunciar a su compensación económica por
pleno (260€ por concejal). Por lo menos, nosotros, los concejales
del Grupo Municipal Izquierda Unida – Los Verdes así lo
habríamos hecho, y estoy seguro, que por vergüenza torera,
imitación o convencimiento político el resto de fuerzas y
concejales hubieran seguido nuestro ejemplo.
Como
decía más arriba me fue imposible acudir por el notable impacto
económico que me suponía renunciar a unos billetes de tren
adquiridos con anterioridad, sin derecho a reembolso, teniendo que
adquirir unos nuevos, y anulando una reserva hotelera, todo ello de
un viaje ideado en abril y terminado de organizar en agosto.
Me
equivocaría en querer denunciar aquí alguna mala fe o interés
oscuro, sino más bien la suma de causalidades, unido al hecho de que
habría perdido, redondeando unos 400€ (260€ de billetes de tren,
más un billete nuevo, en torno a los 80€, más la anulación de
dos días de la reserva de hotel que habría quedado en 60€).
No.
Quiero aprovechar estas líneas para denunciar un espíritu en la
aplicación de la normativa (ROF y ROM, reglamentos de ordenamiento y
funcionamiento de la institución del Ayuntamiento) por parte del
equipo de gobierno del #PartidoPutrefacto, ya que la decisión de
convocatorias de órganos colegiados de control y soberanía, quedan
en manos de la Alcaldía.
Gestionar
un municipio como este por supuesto que es difícil. Pero también lo
es hacer una labor de oposición efectiva, mandato que también es
legítimo y es el que nos corresponde, teniendo en cuenta, las
labores de ocultación de la información y los plazos exiguos de
trabajo para poder, en primer lugar conocer nosotros mismos los datos
de la materia en cuestión (desde presupuestos, ordenanzas, mociones,
decretos, etc.), darlo a conocer a nuestros respectivos grupos de
trabajo, afiliados o simpatizantes, elaborar una respuesta acorde a
nuestras inquietudes e ideología, y hacerlo con el máximo rigor, y
en las mejores condiciones de seguridad de la información, su
difusión y por último si así lo requiere el pleno, su aplicación
por el bienestar de los vecinos y vecinas de Santa Marta de Tormes.
Estamos
hablando de un Ayuntamiento que gestiona anualmente un presupuesto de
más de 8 millones de euros, para 15.000 habitantes. Con
problemáticas propias y algunas comunes a municipios colindantes.
Con una cantidad de servicios privatizados abrumadora, lo que aparte
de encarecer el servicio, perder empleo público y limar el interés
general con los beneficios empresariales, dificulta sobremanera el
acceso a la información a la que los concejales en nuestra labor de
representantes ciudadanos tenemos derecho y deber de consultar,
reclamar y dar a conocer.
Y
sin obviar además, que nos encontramos un Ayuntamiento, en cuanto
a edificio físico, cerrado a la ciudadanía y a sus representantes
electos, con un horario de mañana para todo el mundo (menos para
el equipo de gobierno y los funcionarios adoctrinados que forman
parte del partido que hacen uso y desuso de él, sin ningún problema
tardes e incluso fines de semana) por lo que el acceso a la
información y al asesoramiento de los técnicos municipales se hace
muy complicado con lo que se deteriora la calidad del trabajo
democrático de los concejales de los distintos grupos de la
oposición, lo que lleva en primer lugar a una frustración
personal y en un modo más amplio, sumado al resto de cacicadas y
corruptelas por todos conocidas al desapego de la ciudadanía y su
negación de la cosa pública.
Santa
Marta de Tormes es un ayuntamiento de tipo medio. Lo cual trae una
dificultad implícita por el volumen de trabajo a la hora de hacer,
en mi caso particular, oposición con control de lo que hace el
equipo de gobierno y propuestas desde la izquierda, por una
retribución económica, que aún siendo generosa no permite
dedicarse plenamente a ello (y aquí que nadie dude de mi
voluntad de no dedicarme a la política exclusivamente, sino más
bien como compromiso personal). Sin querer entrar a todas las
labores que como militante de un partido político trae, con actos,
trabajos y estar siempre, incluso en el tiempo de ocio, pendiente o
siendo interpelado con vecinos que saben de la condición de uno y
lógicamente buscan alguien que les escuche y les pueda tramitar su
problema o duda (y desde luego que esta es una de las labores más
importantes y gratificantes del ser concejal).
Pero
sobre todo, y como tesis final, se dificulta e incluso imposibilita
ante la actitud de quienes mandan, con su ocultación de la
información de lo que hacen y deshacen, con horarios hiper
restringidos de acceso a los documentos y a las personas, y dejando
como única posibilidad para poder postularse en un municipio con las
características de este como concejal a personas que o bien están
jubiladas, o bien son funcionarios, o bien, como en mi caso, están
desempleadas.
Mi
voluntad es firme por seguir trabajando estos años en mi labor
delegada como representante público de concejal, y hacerlo de la
mejor manera posible, con honestidad y humildad para que en Santa
Marta mejoren las condiciones de vida de todos y todas, siempre con
una ideología, la izquierda, donde tenemos claro la
remunicipalización de servicios, la defensa por unos servicios
públicos de calidad, la creación de un parque de vivienda pública
que vuelva a su estatus de bien de uso y no de lujo, empleo seguro y
en condiciones para todos y todas, ocio (cultura y deporte)
accesibles, la protección del medio ambiente y el cambio de hábitos
para convertirnos en ciudadanos responsables y nuestras ciudades en
entornos sostenibles. Pero también estoy en búsqueda activa
de empleo desde hace unos meses, y barrunto ya la posibilidad de
que mi labor como concejal, con un empleo y junto a una vida
personal, con sus relaciones y aficiones, se vea muy deteriorada.
Por
todo ello, sigo demandando a estos políticos, que se venden así
mismos y para la sociedad como grandes “gestores” y que la
empresa privada es lo máximo, que gestionen como se hace en la
empresa privada, con sus plazos y calendarios, lo que es de todos sin
lecturas cortoplacistas ni intereses partidistas, sino con el ánimo
de dar el mejor servicio a los habitantes de Santa Marta, y así
evitar la deriva hacia el desinterés y la desidia que la política
produce en la población, algo de lo que por desgracia (hablo del
ascenso del fascismo), este país y otros muchos ya tienen desastrosa
experiencia.
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