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jueves, 6 de mayo de 2021

El bienio negro de Madrid

Con una participación histórica y de récord (y en pandemia y en día laborable) Isabel Díaz Ayuso revalida mandato y gana las elecciones madrileñas de ayer 4 de mayo, may-the-4rce. Lo hace mejorando sus resultados y manteniendo el auge de la extrema derecha de Vox, toda vez que buena parte del espectro de esa extrema derecha se ha sentido identificada y respaldada en la figura de la IDA.

Para poner en contexto a continuación unos cuantos hechos que las madrileñas y madrileños ayer certificaron con sus votos:

  • Las corrupciones, nepotismos y caciquismos de 25 años de gestión del PP en la Comunidad de Madrid y los de la propia Ayuso (sobrecostes del Zendal y los favores a un especulador inmobiliario que le ha regalado su alojamiento durante la pandemia, por poner unos ejemplos).

  • Una gestión de la pandemia caótica y criminal en el tema de las residencias de mayores, QUE SI SON RESPONSABILIDAD DIRECTA DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS.

  • En esta línea posteriormente, no tuvo problemas en cerrar y COARTAR LA LIBERTAD de los madrileños que viven en barrios y pueblos humildes, mientras mantenía abiertos los distritos adinerados aunque estos últimos tuvieran tasas de contagio de la COVID mayores (incluso hasta llegar a triplicar).

  • Sucesión de mentiras en los mandatos de la administración central para la desescalada: No ha contratado más médicos ni personal sanitario, no contrato ni un sólo rastreador.

  • Ha encabezado una oposición al gobierno central -que tiene lo suyo- con el único propósito de conseguir el poder. Ya sabéis son tan patriotas que quieren el país para ellos solos, aunque sean sólo los escombros.

  • Adoptando un discurso y unas formas claramente trumpistas ha enfangado la ya depauperada convivencia en el estado, lo que ha dado alas aun más a la extrema derecha de Vox como se ha visto con el episodio de los debates electorales.

  • De hecho, la ciudadanía madrileña, ha validado una política oscura, violenta, barrio-bajera, sin propuestas. Sólo ataques personales, bulos, mentiras y opresión.

  • Menús escolares concedidos a multinacionales del sector de la comida rápida y comida basura.

  • Privatización de la sanidad pública. Con dos huelgas del personal médico en menos de un año.

  • Privatización de la enseñanza pública.

  • Bajadas de impuestos a las clases altas lo que supone un atentado inmisericorde a esa Constitución, que tanto les gusta citar, y que proclama la progresividad fiscal de las y los españoles.

  • Más gestión caótica, en este caso, con la famosa nevada de Filomena en enero, donde los escasísimos recursos que tienen privatizados y arrinconados en concesionarias se pusieron a disposición de los barrios ricos, mientras en las zonas de clase trabajadora las gentes tenían que quitar la nieve con palas y con las bandejas del horno.

  • Alquileres (y precio de vivienda nueva) por las nubes con 3 y hasta 4 veces por encima del valor de mercado.

  • Venta, ilegal ya en los juzgados, de inmuebles de protección oficial a fondos buitres que buscan especular con la riqueza nacional y con un derecho básico.

  • Una sarta de declaraciones incoherentes, abochornantes e infames que denotan un problema mental o por lo menos una tara considerable.

  • Una campaña de acoso mediático y físico contra Pablo Iglesias y su familia basada en coacciones del sistema dentro del sistema, de bulos y mentiras de medios de comunicación oligarcas.

Pero todo esto y más, ha quedado validado ayer con un voto numerosísimo que le permite no sólo seguir gobernando Madrid durante dos años más con el apoyo de Vox; sino que Ayuso puede presentarse abiertamente a despachar a Casado en la dirección nacional del PP y como candidata a la Moncloa. Mientras Feijoo, tiene que guardar armas en casa.

La extraordinaria movilización si ha sido en pro de la libertad de tomar cañas, disfrutar de los atascos, pagar pocos impuestos y vivir a la madrileña. Y también en oposición a Pablo Iglesias que ante el resultado, no ha tenido más que dimitir y abandonar la primera línea de la política. Otra victoria infame para esta desquiciada, estos energúmenos y una pérdida irreparable para la política.

Ayuso ha despachado a Iglesias no sólo fagocitando a Ciudadanos que está a semanas de ser disuelto, demostrando aquello que más que una fuerza bisagra se ha tratado de una marca patrimonial de la derecha en la que cobijarse cuando han venido mal dadas. Es que además ha reorganizado buena parte del voto ultra y lo que es peor: Ha pescado y en cantidades ingentes en los caladeros obreros tradicionales de la izquierda.

Probablemente las elecciones de ayer se perdieron el día de la famosa rueda de prensa en Sol de Pedro Sánchez y Ayuso con la retahíla de banderas. Ahí podría el presidente haber desactivado el peligro simplemente apretándole las tuercas y exigiendo lo que había salido publicado en el BOE semanas atrás. Sin embargo, le mostró el cuello a un perro rabioso. Y eso no se puede hacer, porque te arranca la cabeza. Ante la debilidad amparada en el respeto entre administraciones, Ayuso no respondió con cordialidad o comunicación como prometió ante los medios; sino con víscera, con odio y con mayores llamamientos al desacato y el libertinaje.

Ante una izquierda desaparecida, ajena al conflicto y que no ha hablado hasta la llegada de Iglesias, de los problemas de las clases trabajadoras, estas han sido seducidas por los cantos al onanismo liberal, del sentimiento de identidad sabiamente utilizado por el fascismo. Por unas cañas que no van a poder ni siquiera pagar, han preferido encadenarse a las levas, en vez de romper los grilletes.

El fiasco de la izquierda es importante por el volumen de voto obrero perdido en favor de la derecha. Es cierto que Madrid aún con la influencia que ejerce sobre la que pasa en el resto de territorios del estado español, es un experimento neoliberal de primera magnitud, con más de 25 años de funcionamiento y que ha ido arrinconando el asociacionismo vecinal y los sentimientos colectivos de pertenencia, lucha y rebeldía. No se puede extrapolar lo que pasa en Madrid al resto de España, pero es innegable que el peso mediático que genera condiciona. En Madrid la derecha ha creado sus propios votantes plantando una ilusión de clase media al dejarlos desprovistos de buena parte de los servicios públicos, tanto en calidad, como en cantidad. El transporte y el urbanismo de la región muestran el individualismo exacerbado de la sociedad totalmente ausente de conciencia de clase.

Por otro lado, no se debe de obviar tras esta derrota, el hecho de que tras año y medio de gobierno “de izquierdas y pese a la pandemia y todas las dificultades emergidas, las reformas laborales y la Ley Mordaza siguen vigentes. Una lección que deberíamos de aprender ya es que la izquierda tiene que ser igual de agresiva con el BOE en la mano que como lo es la derecha cuando tiene el poder. Ser prudentes y tratar de evitar la confrontación es en realidad ser permisivo con un estado de las cosas que han lacerado buena parte de las bases ideológicas e identitarias de los que somos izquierdas. Si quieres pedir el voto a las clases trabajadoras, legisla y ejecuta cuestiones que ahonden en su beneficio.

La otra gran reflexión que no puede pasar ya, cierta y reclamada muchas veces, no deja lugar a dudas: Si queremos dar dignidad a las gentes y mejorar el nivel general del país, para que no haya tanta desigualdad y para que tengamos un futuro y un lugar mejor donde vivir, todas y todos, hay que movilizarse. Y llamar a la movilización. Estar activos a la hora de acompañar a los movimientos sociales y sus reclamaciones.

Los derechos y libertades, las de verdad como cuando vas a comprar una casa, a trabajar o a pedir un crédito, se consiguen a sangre y palos. Es duro decirlo pero es asi. Las clases dominantes no van a “ceder” sus privilegios en base a batucadas, votos y hagstags. Hay que tomar la calle y demostrar la fuerza colectiva del movimiento obrero, parte indispensable (la única que lo es) de los engranajes del sistema. Con estopa y estoicismo. Con resiliencia y con capacidad de aprendizaje y divulgación. Con honestidad y atrevimiento. Hay que ir a los centros de trabajo, a los barrios y sus asociaciones. A las universidades e institutos. Y hay que trabajar. Hay que elaborar programa y estrategias de difusión que vuelvan a poner al trabajador y por primera vez, a la trabajadora, en el centro de la toma de decisiones. Si no, pasará esto más veces: El fascismo traerá la barbarie. La está trayendo ya.

Porque al final el valioso ejemplo de Pablo Iglesias ha llegado tarde. Porque frente a él (y su familia, y su partido) se ha levantado una maquinaria infame, opresora y fascista, para callarlo y eliminarlo del terreno político. Porque le han tenido (y nos tendrán) miedo a él y a quienes decimos la verdad; la necesidad de cambiar las estructuras de poder para construir una sociedad donde la libertad sea absoluta, gracias a la igualdad y a la utopía de la fraternidad.

La llegada a campaña de Pablo Iglesias ha dado batalla tal y como muestra la campaña mediática de mentiras y bulos que ha aparecido (el periodismo y sus trabajadores de base también tiene que reflexionar. Y mucho). Pero primero la negativa de Más Madrid a la búsqueda de candidaturas conjuntas, y después el perfil bajo del candidato del PSOE madrileño pusieron obstáculos, que ni siquiera las algaradas, provocaciones y el matonismo de una extrema derecha crecida han podido sobreponerse.

Iglesias ha movilizado y mejorado el voto a Unidas Podemos y ha arrastrado a Mas Madrid, a costa de un PSOE, en el que también cohabitaba mucho reaccionario que ve a Unidas Podemos como un peligro con el que se es más intransigente que con el mismo PP. Cuando la campaña, absolutamente brusca, desleal, mezquina y rastrera que se recuerdan (y mira que el nivel ya era alto) ha tornado a un clima de violencia y amenazas pre golpistas, los llamamientos a la unidad y la movilidad han llegado demasiado tarde por algunas de las cosas que hemos hablado unos párrafos arriba.

Hace 10 años por estas fechas existían sondeos que daban a Izquierda Unida el sorpasoo al PSOE y la victoria en las elecciones autonómicas y municipales en Madrid que se celebraban en unos días. Surgió el 15M. Y una movilización colosal de los jóvenes de izquierdas que amenazaba con poner patas arriba el estado degradado que nos dejó la transacción. No se podía y no se puede aguantar tanta corrupción, tanta indignidad y tanto fascismo y parecía que asaltar los cielos era cuestión de meses. Después vino Podemos y la institucionalización de aquel movimiento en un fuerte personalismo marcado por Pablo Iglesias y su círculo desde Madrid. También surgió Ciudadanos para que las gentes de la derecha pudieran votar derecha sin tener la nariz tapada. Y luego vino Vox porque ese franquismo sociológico no podía votar a un catalán.

Ayer fue un mal día y hoy es un día duro. El fascismo sigue campando a sus anchas y seguimos sin encontrar las estrategias para luchar contra él. Y las consecuencias son del todo incontrolables. Es evidente que después de ayer la viabilidad de la legislatura corre peligro y con ella, que se deshaga lo poco progresista y de reparto de riqueza que se ha hecho en este año y medio.

Me niego a hablar de fin de ciclo de lo iniciado con el 15M, porque aunque se han conseguido muy pocas cosas, la emergencia social sigue ahí y se agrava cada día. Es innegable que el deterioro de la democracia en este país y la situación agonizante del capitalismo antes incluso de la COVID exigen respuestas de la ciudadanía para proponer desde abajo modelos políticos, sociales y económicos que no dejen a nadie atrás. Porque hay riqueza, ingenio y dignidad a raudales para que esto así sea y no que nos aprisionen con mordazas, hipotecas, grilletes, amenazas y violencias toleradas, mediáticas, institucionalizadas y opresiones oligarcas.

Se vienen dos años, hasta las próximas elecciones autonómicas, en las que la escalada de provocación, infamia, corrupción, inmoralidad, agresividad y pérdida de derechos y libertades de todas y todos va a crecer hasta la estratosfera. Ayer se pudo y debió parar esta vorágine. Cuando acabe este bienio, puede que sea demasiado tarde.

Toca pensar. Toca replanteárselo todo. Todo menos el antifascismo.


viernes, 12 de marzo de 2021

Los delirios de la IDA

Imagen tomada de aquí

 

He oído y leído varias veces la idea “España (o sus políticos, o sus medios) genera más política de la que es capaz de consumir”, y me parece plena de acierto. Porque al final tanto ruido, que se hace insoportable, tiene como función final y ante la desmesurada falta de proyecto político especialmente en la derecha, aturdir al votante, distraer al trabajador y entretener en lo simbólico, mientras usurpan lo importante. La política de ideas, proyectos, consensos, reclamaciones y mejoras apenas tiene eco en la sociedad, que sin embargo asiste con estoicismo a un teatro paupérrimo donde básicamente sólo se disputan supervivencias políticas, sueldos estratosféricos y disputas de poder entre facciones. A priori, nada grave para las clases trabajadoras, hasta que se excarva y se ve que mientras representan una ópera bufa y un teatro de arlequines de baja estofa, los privilegios y corrupciones, lastran hasta el mínimo la dignidad de las gentes, hasta convertir este territorio en un estado fallido.

Por ejemplo, llevan meses, casi un año taladrándonos con las fisuras en el gobierno de coalición de izquierdas, mientras situaciones tangibles de política con mayúsculas y que implican un cambio para bien en el país pasan totalmente desapercibidas. Lo mismo que cuando estas medidas son para oprimir a la clase trabajadora, lógicamente son silenciadas por los medios de persuasión. Sin embargo, ha sido la derecha la que ha implosionado generando toneladas de artículos, videos, entrevistas, ruedas de prensa, opiniones y más periodismo.

Que la Comunidad murciana lleva funcionando 25 años como un chiringuito del PP donde el nepotismo y la corrupción han sido maneras de ejecutar acción gubernamental, lo sabemos todos, pese a que este fuera del foco tradicional del Levante español, y mucho más ajeno a la distorsión continua que provoca Madrid. Ciudadanos lo sabía en 2015 y en 2019 cuando pactó gobiernos locales y autonómicos con el PP. Ahora han destapado estas corrupciones por licencias y chanchullos urbanísticos que unido a las corrupciones y favoritismos con las vacunas de la COVID, ha provocado un maremoto con impredecibles consecuencias.

Tras las elecciones catalanas proclamé gran vencedor a Pedro Sánchez y vaticiné la concatenación de hechos que esta semana ha asaltado la nunca tranquila política española.

A través de un concejal de Cs en Murcia se rompía el pacto de gobierno local y se presenta una moción de censura contra el gobierno autonómico del PP, que había necesitado del apoyo de los procuradores naranjas para sobrevivir. La noticia llega a Madrid donde las caóticas medidas ante la pandemia y la crisis económica que ha suscitado ya estaba provocando severos roces entre la coalición Cs y PP. Isabel Díaz Ayuso hinchada por las encuestas y seguramente, auspiciada por la extrema derecha de la que se ha convertido en caballo de Troya, disolvía las Cortes y proclama elecciones. Era la oportunidad perfecta para desembarazarse de Cs con quien no se entiende y ya había amenazado ruptura y buscar compañeros de viaje “más amables”. A la carrera la izquierda madrileña presentaba mociones de censura que la Mesa tenía que tramitar en una suerte de limbo legal que evidentemente, y en otra característica propia de la política española, tendrán que solucionar los tribunales. Pocas horas después el PSOE de Castilla y León presentaba una moción de censura más en la región, tratando de evitar un adelanto electoral y que se pierdan los pasos a la hora de recibir ayudas europeas (algo que la hipócrita de Ayuso o no ha pensado o no le ha importado). Mañueco e Igea, al día siguiente, mostraban la salud de su idilio particular escenificado en rueda de prensa, y un día después, ya hoy, el Presidente de la Región de Murcia, confirmaba el Tamayazo panocho, indicando que la moción de censura en su contra no prosperará al montar un ejecutivo con tres procuradores de Cs que han rescatado el siempre útil para la derecha manual del transfugismo.

Demasiado intenso para sólo tres días.

Todo este sainete lleva a la irrelevancia medidas urgentes y necesarias como la tramitación final de la Ley de muerte digna o la reversión de las tropelías de la reforma laboral de 2012 a través del consenso con los agentes sociales (la reforma laboral “socialista” de 2010 también debe ser revocada) y que hoy mismo son noticia.

Sin embargo, aquí estamos enfangados en otra comedia del absurdo que nuestros Azcona, Berlanga o Cuerda (el ABC del realismo español) tan bien supieron retratar.

Como decía hace unos párrafos las consecuencias de todo éste devenir son absolutamente impredecibles, aunque bien es cierto, parece que podemos partir de una serie de tendencias y hechos confirmados. Conviene recordar, en las últimas elecciones autonómicas y municipales, en las comunidades de Murcia, Castilla y León, Madrid y Andalucía el partido más votado fue el PSOE, mientras que en el Ayuntamiento madrileño ganó de calle Más Madrid. Ciudadanos, ahí se alió con el PP en un abrazo del oso que ha borrado del mapa la influencia de los naranjas.

Aunque ni pública, ni privadamente, Ciudadanos había puesto en peligro el pacto de gobierno en Madrid, si parece evidente que por fin los naranjas no van a tolerar la corrupción del PP, así como tampoco su convivencia con la extrema derecha. Puede que sea demasiado tarde para ellos, pero la supervivencia de Ciudadanos pasa por parecerse más al centro-derecha europeo, liberal y capaz de integrar cortafuegos contra los extremos.

En éste escenario, como dije en su momento, los pactos que mantiene en algunas autonomías y ayuntamientos con el PP y también con Vox, empiezan a chirriar. Frente a eso, otorgan a Sánchez una victoria más, pues la opción del pacto PSOE-Cs, nunca expulsada de la mesa, cobraría aún más fuerza, lo que a su vez llevaría a Unidas Podemos y los socios periféricos (Bildu, ERC, Compromís o BNG) a replantearse su acción política y social.

En Madrid, vamos a ver si la soberbia, ineptitud e incoherencia de Isabel Díaz Ayuso dinamita las ya muy escasas opciones de Pablo Casado como líder del PP y de la oposición en España. Primero con los tribunales, el Superior de Madrid, y posteriormente y según sean las sentencias, el Supremo o el Constitucional, tendrán que decidir si habrá o no elecciones.

Con la renovación de cargos en estas instancias bloqueadas por el PP ante la avalancha de juicios por corrupción que tiene en un futuro lejano, el capítulo vivido en la Asamblea de Madrid esta semana añade más tensión a una institución, la Justicia en España, absolutamente cautiva de la derecha y que cada vez es vista por más españoles, como una herramienta de opresión al servicio y disfrute de los poderosos.

Si hay moción de censura habrá que ver qué decisión toman los procuradores de Ciudadanos. Será la prueba empírica de si Cs revierte su política de alianza del espectro de la derecha o si se adapta a un modelo liberal europeo.

Si hay elecciones, la “astuta” Ayuso las ha colocado en 4 de mayo, día laborable en mitad de un (previsible) puente por las fiestas patronales de la Comunidad, lo que puede desmovilizar o dificultar sobremanera el voto de todos aquellos y aquellas que no van a comulgar con sus ruedas de molino.

Todo parece indicar que el trumpismo de Ayuso poniendo la economía, mejor dicho la riqueza de unos pocos, por delante de la salud de todos. Haciendo de la Comunidad un bastión de oposición al gobierno central y dinamitando la imagen y la convivencia en el estado, le va a otorgar una victoria contundente, más por incomparecencia del rival que por fortaleza propia. Y al lado de Ayuso, Vox, al alza, que ya saborea asaltar el espacio del PP. Una tragedia, pero algo esperable ya que el origen de ambos es el mismo: las mamandurrias de Aguirre, la Tatchter Ibérica.

Para el PP, es decir para Pablo Casado, lo que ha pasado esta semana ya es una derrota. No sabemos si la iniciativa de Ayuso ha pasado por encima de la autoridad de Casado o si éste estaba puesto al día. En cualquier caso su liderazgo ya no es que esté en entredicho. Está claramente amortizado. Por decirlo con educación.

Si hay moción o elecciones y pierden la Comunidad, dirán adiós a una institución de la que llevan viviendo y parasitando 30 años y que ha favorecido un estado de las cosas que ha laminado la convivencia en el estado y los servicios públicos y la dignidad de las gentes de Madrid. Sería una gran noticia, aunque improbable, que además traería la guinda del pastel de que Ayuso enterraría su carrera política (una desquiciada menos).

Si por el contrario, Ayuso gana y como parece predestinado a ello, tendrá con casi toda seguridad, que mantenerse en el poder empleando el garrote de Vox. Entonces a Casado no le quedarán argumentos para seducir a un electorado centrista y sus opciones de disputar la Moncloa en 2023 desaparecen. Pero es que la posibilidad de perder Madrid es una catástrofe para un PP sumido en una crisis de identidad acuciante, no sabiendo a qué alma (liberal o fascista-franquista) adosarse. Todo esto con Feijoo mirando el espectáculo desde Galizia con el aval que tiene de haber ganado por mayoría todas “sus” elecciones.

Ciudadanos en esta vorágine y ante unas nuevas elecciones parece asumir con razón un nuevo desplome, pero si se alejan del extremismo quizás puedan mantener el suficiente apoyo como para sortear el umbral mínimo del 5% y un respaldo en la Asamblea para favorecer un gobierno u otro. Las aritméticas que anticipan resultados cuestionan la idoneidad del atrevimiento de Ayuso. Porque Cs caerá, pero sus votos se repartirán entre PP, PSOE y Vox. Estos subirán, pero lo harán a costa sobretodo del PP. ¿Mantendrá el PP la hegemonía de la derecha en España tras el 4 de mayo?

Y en frente la izquierda. ¡Ay la izquierda madrileña! Tan inútil, tan alejada de la realidad, tan ajena a la vida de las clases trabajadoras. Mira que el PSOE madrileño y Más Madrid de Errejón han tenido tiempo y ocasiones para presentar una moción de censura. Sin ir más lejos y desde el 14 de febrero tras las catalanas, 28 días para forzar la posición de Ciudadanos. Si miramos atrás, han podido presentar mociones de censura por las mentiras de Ayuso (no contrató ni un rastreador, no contrató ni un médico, con los peores datos semana a semana en contagiados y fallecidos, con una segunda huelga en ciernes del personal sanitario, menús de basura para los niños, gestión criminal en las residencias, etc.), por sus corrupciones (su piso de lujo en Madrid “cedido” por un “empresario”, los sobrecostes del Zendal) o por su inoperancia (en dos años, la inepta sólo ha sido capaz de aprobar una Ley y ningún presupuesto). Pero no. Han llegado tarde, incluso a hacer oposición. Es lamentable.

Y más lamentable es la incapacidad tanto del PSOE de presentar un candidato que supere el inmovilismo de Gabilondo, como de Unidas Podemos y Más Madrid de coaligar una candidatura unitaria que estos últimos ya han rechazado de antemano. Como si las clases trabajadoras pudieran permitirse el lujo de desaprovechar esta oportunidad que la supervivencia política y el egoísmo de la derecha nos han presentado. La unión de candidaturas con generosidad y sabiendo lo que nos jugamos es vital en este momento para movilizar a las clases trabajadoras que si finalmente se vota el 4 de mayo, tendrán la oportunidad de recuperar Madrid. Y aunque sólo fuera por 2 años, ganar mucha dignidad para este país.

Pase lo que pase en Madrid y que traerá consecuencias para todos debido a la especial configuración del estado, parece claro que la posición del PSOE sale reforzada, y la suerte de Pedro Sánchez es que va a encontrar nuevos aliados para que nada cambie en el país. No es que le hagan falta (ayer mismo PSOE, PP, PNV y Vox votaban en el Senado para evitar que la Iglesia devolviera las matriculaciones usurpadas al pueblo) pero desde luego erradicar a Unidas Podemos (y a las izquierdas nacionalistas) de las ecuaciones de gobierno, a cambio de encontrar en Ciudadanos un socio preferente, sacaría al mismo tiempo cuestiones incómodas para los que mandan como la situación de la vivienda de este país, la injusticia, la Memoria Histórica y los pactos de la Transacción, los servicios públicos o la reconversión industrial que necesitamos como el comer.

Nos jugamos mucho. Así que estemos atentos, vigilantes, y si, por una vez, dispuestos a tomar partido. 


martes, 12 de junio de 2018

La Odisea del recambio

 Nuevo Gobierno de Pedro Sánchez tras su toma de posesión (foto de El Periódico)

Me pongo a escribir, casi sin ganas y seguro sin lucidez porque la ocasión lo obliga. Si sois habituales a estas líneas habréis notado el vacío en los últimos meses, pero los cambios, cuando no son deseados y no se sabe como amortiguarlos, trastocan tanto las prioridades, los tiempos…
Sin embargo, aquí me hallo y necesito escribir unas líneas sobre el acontecimiento. Sobre el fin del corrupto e inmoral gobierno del PP, de un Mariano Rajoy a quien la primera sentencia de la Gürtel, ha supuesto su capitulación final.


El “Renacido” Pedro Sánchez hoy es Presidente del Gobierno tras una moción de censura (la segunda en la legislatura y la primera que triunfa en 40 años de ¿democracia?) presentada de urgencia, por pura vergüenza tras el varapalo judicial en el que la Audiencia Nacional condenaba al PP por lucrarse por la corrupción institucionalizada durante los años de Aznar y mantenida y alentada hasta casi anteayer. En esa sentencia se fijaba como “inverosímil y falto de credibilidad” que el Presidente Rajoy no conociera los entresijos de esa contabilidad en “B”.
Pedro Sánchez ha culminado su odisea política empezada en octubre de 2016 siendo hoy Presidente del Gobierno con tan sólo 84 diputados (el peor resultado electoral de la historia para el PSOE) pero con los votos, todos imprescindibles, de nacionalistas catalanes y vascos, así como de los diputados de Unidos Podemos, quienes celebraron la victoria al grito de “Si, se puede”.
Aunque es evidente que hemos pasado de un gobierno orgullosamente fascista y ultraliberal, corrupto e inmoral que ha dejado un ambiente político irrespirable y bochornoso, el cambio no ha sido tal, sino más bien recambio, con un PSOE al que ya conocemos y que con los nombramientos de ministros y ministras confirma el no salirse del renglón del sistema tradicional, monárquico, conservador y capitalista, en el que las clases trabajadoras seguirán viviendo oprimidas y explotadas.
Esto es importante recordarlo, porque más allá de la euforia por la salida del rancio y cutre gobierno del PP, hay que tener en cuenta que hace 7 años, y aunque los líderes de la indignación institucionalizada lo hayan olvidado, en las movilizaciones del 15M las protagonizábamos potenciales votantes del PSOE, cansados del neoliberalismo con el que Zapatero hacia pagar a las clases trabajadoras las pérdidas de las élites capitalistas.
Recordemos que PP y PSOE son la misma mierda y no parece que sin presencia en las calles, las aulas y los centros de trabajo se vayan a articular políticas de cambio real que modernicen este ajado país y que acaben con la desigualdad, el capitalismo de amiguetes y la explotación abusiva del patrimonio y el medio ambiente. Unidos Podemos se sumaba sin condiciones a una moción de censura, sin contenido político, para aupar a un personaje que ya les faltó a la palabra hace dos años y dar el gobierno a un partido en sus horas más bajas y cuyo aparato, también ha sido cómplice de la corrupción del PP, así de como de la suya propia.
Con Ciudadanos renovando la imagen de la derecha y Podemos institucionalizado renovando la imagen del PSOE (y la actual Izquierda Unida que gustosamente ha comprado asiento en este juego) tenemos en marcha la reacción del sistema para parar la acción revolucionaria que en su momento se apodero de las calles, las plazas y del discurso político en éste país y en Europa.
Y en ese escenario de renovado bipartidismo cambios tangibles que mejoren al vida de la gente y la dignidad el país no se van a producir. Ni renovación del status quo impuesto por la Dictadura y que conocemos como Constitución del 78 (monarquía, impunidad de los crímenes franquistas), ni tampoco de la corriente ultraliberal que asola el mundo (políticas de austeridad, privatizaciones, conciertos, reformas laborales, leyes represivas, OTAN, etc.)
Es una utopía que Unidos Podemos a través de la política institucionalizada, sin usar los elementos de conflicto y a través de pactos con el régimen que no afectarán a los intereses capitalistas, logre mejoras reales en la vida de la clase trabajadora. De hecho, lo conseguido es mejorar la situación y futuro electoral de un PSOE, que al igual que otros hermanos suyos europeos, agonizaba tras el fiasco de la socialdemocracia sometida a los intereses financieros.
Eso sí, es necesario considerar que para que Pedro Sánchez pueda renovar su mandato con una mejor mayoría dentro de un par de años, se hace imprescindible que tome una serie de medidas que también lo son de un gobierno democrático y anti-capitalista:
  • Derogación de la Ley Mordaza.
  • Derogación del Decreto sobre Auto-consumo eléctrico y apoyo de las Energías renovables.
  • Plan de eliminación de la energía nuclear del mix energético, así como paralización de los proyectos de minería y fracking en todo el territorio estatal.
  • Reducir el IVA cultural y de los productos de higiene femenina.
  • Renovación y regeneración de RTVE, volviendo y asegurando los estándares de calidad, imparcialidad y seguridad para sus trabajadores.
  • Concreción de medidas por la igualdad real entre sexos y del fin de la violencia machista y patriarcal.
  • Lucha contra la pobreza infantil, energética y contra la desigualdad imperante.
  • Apostar decididamente por la Ciencia, la innovación y el desarrollo.
  • Subida del SMI a estándares europeos.
  • Subida de las pensiones.
  • Lucha contra la precariedad laboral que ha provocado el aumento de los accidentes de trabajo, así como la lucha contra los fenómenos del capitalismo 2.0, ya sean falsos-autónomos, economías colaborativas radicadas en paraísos fiscales, etc.
  • Poner coto a las casas de apuestas online, tanto en su publicidad, como en la rendición de cuentas y su fiscalidad. Es imprescindible atajar antes de que se agrave un problema que atañe a las clases más desfavorecidas y a la gente joven.
  • Promover un nuevo pacto en financiación autonómica.
  • Apoyo claro a la Memoria Histórica y la reparación y justicia de las víctimas franquistas. Ilegalización de las fundaciones fascistas que recuerdan y ensalzan la dictadura.
  • Sentarse con la Generalitat de Catalunya para formalizar unas relaciones normalizadas.
Unas pocas medidas imprescindibles que no atañen otras igual de vitales pero de mayor calado económico (como la regla de gasto, recuperar las tasas de empleo público en todos los ámbitos pero especialmente en la Sanidad, la Educación, los cuerpos de inspección de Hacienda o funcionarios de Justicia; las derogaciones de las reformas laborales que tantos derechos nos han robado, frenar la especulación urbanística y gentrificación de los centros de las ciudades por la profusión de pisos turísticos, atacar la despoblación, supresión del Senado o cambios en la Ley Electoral) y que le permitirían casi de manera calculada ganar las próximas elecciones. Y es que la moción de censura de Sánchez ha resultado ser una jugada maestra para descabezar a un cada día más débil PP y para desnortar a Ciudadanos que se (auto)presentaban como la única candidatura fiable.
Pero viendo el gabinete tecnócrata con el que se ha rodeado, parece evidente que Pedro Sánchez trata de llegar a las futuras elecciones en pole position sin cambiar mucho el guión exigido por las élites capitalistas. Es cierto que se ha rodeado de alguna ministra con experiencia en eso de recuperar hospitales concertados (hospitales cuyas concesionarias no han querido continuar por ser incapaces de sacarles rendimiento) y de algún ministro ilusionante (el astronauta Pedro Duque tiene la misión de cambiar la economía de este país hacia un modelo de ciencia y alto valor añadido). Pero no es menos cierto que hay otros nombramientos muy peligrosos:
Como el de Grande Marlaska como Ministro de Interior, un juez conservador, garante de que permanezcan ocultas las cloacas del Estado; la nueva ministra de economía, de cuyo puño y letra llevan saliendo los presupuestos ultraliberales de la UE y con la que se mantendrá la sintonía con Bruselas, es decir, con Merkel para mantener la economía nacional como subsidiaria de los deseos de los bancos alemanes; o como la nueva ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático que no tuvo problemas en firmar la autorización del Proyecto Castor; o como la nueva ministra de Educación decidida defensora de los programas de educación bilingües que lastran a los alumnos con menos recursos; o como Maxim Huerta, fichado como ministro de Cultura y que es una voz siempre beligerante contra la Neutralidad de la Red así como la Cultura Libre.


Ante esta situación a quienes pensamos en un mundo distinto en el que la justicia social no sea mera retórica, no nos queda otra que volver a las barricadas y las asambleas, potenciar nuevamente la movilización obrera y social, construyendo una izquierda de y para los trabajadores y por definición contraria y beligerante frente a los partidos del régimen y las élites capitalistas.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...