lunes, 27 de junio de 2016

13 valoraciones de las Elecciones Generales del 26 de Junio de 2016


 Comento y valoro a mi juicio, al igual que hice en diciembre las elecciones generales de ayer domingo, 26 de junio.

  1. 1.189.364 votos menos. Aumentó la abstención y no es de extrañar. Se ha repetido, o mejor dicho continuado, una campaña electoral visceral hasta la extenuación del electorado. Seguimos con un escenario en el que nunca antes había habido tantas horas dedicadas a la política, con tantos “debates” (que no dejan de ser sino batallas de gritos en el que gana no quien más razón tiene y mejores argumentos expresa, sino quien más interrumpe al contrincante) y en el que, sigue sin aparecer propuestas que saquen al país del caos social que es, de la indignidad perpetúa de una corrupción sistémica e intrínseca ni aporte soluciones que garanticen la supervivencia de los servicios públicos y de la democracia de todos y todas.
¿Alguien sabía antes de votar qué políticas fiscales y económicas va a aplicar Podemos o Ciudadanos para paliar el castigo que Europa nos va a infringir el próximo miércoles cuando nos digan que “hemos” incumplido en déficit en un 6%? ¿Alguien tenía alguna noticia de cuál era la política del PSOE ante la situación territorial? ¿Quién conocía las medidas del PP para paliar la fuga de cerebros (si es que de verdad querían evitarlo)? ¿o si iban a seguir mandando a ciudadanos a la sanidad privada o premiando la enseñanza concertada?
Con una campaña basada en las emociones y alejada de las razones ha aumentado la desafección de la política en un país, España, donde la democracia carece de raigambre mientras la situación de emergencia social se ha enquistado, quien sabe, independientemente de quien gobierne o de que haya nuevas elecciones, si ya definitivamente.
  1. Trolear al encuestador, deporte nacional. Las encuestas siguen fallando de manera inmisericorde. Ni las privadas de los periódicos, ni las del CIS, ni la de a pie de urna de TVE ayer. Ninguna ha acertado, con los resultados, dando siempre menores números a los polos del bipartidismo y sobre dimensionando los resultados de Unidos Podemos y Ciudadanos.
Quizás sea que como torear, la siesta o la tortilla, mentir al encuestador sea un bonita costumbre vespertina, o bien pueda ser que “avergüence” decir en voz alta que se vota a ciertas opciones, pero lo cierto es que lejos de predecir resultados, funcionan como generadoras de corriente, absolutamente erradas cuando entra a jugar el voto útil en campaña.
  1. El puro de Rajoy. El que se fumó anoche al comprobar una realidad que no se le había aparecido ni en sus sueños húmedos. Y el que nos ha metido, una vez más, a todo quien deseé un país que no dé vergüenza ajena. Hay que reconocerle a éste señor su pachorra en la gestión del país y la confianza en si mismo y en un electorado fiel que le perdona de todo: La explosión del partido en Valencia por la corrupción (ojo que han ganado en las tres provincias y en la Comunidad Autónoma tras todo el escándalo de la Operación Taula). El uso partidista de las instituciones por su ministro del Interior para eliminar adversarios políticos. El aumento del déficit por el que Europa nos va a multar; su negativa ante el mandato del Rey de formar gobierno en la anterior ocasión; su incomprensible forma de expresarse... nada importa. Rajoy sabe que sentado y entretenido entre el Marca y el fútbol las crisis, externas o internas, se siguen sucediendo y él sigue ahí tan pancho que hasta se puede decir que se ha callado el debate de la sucesión en el PP.
La feligresía del PP ayer votó en masa, recupero a los hijos pródigos que avergonzados por la corrupción acabaron con Ciudadanos y que han vuelto escaldados por el pacto de estos con el PSOE y mantiene bajo raya y pese a banderazos y marchas, el voto ultra. Mientras en toda Europa el auge del fascismo sobrepasa a los partidos de derecha tradicionales (democristianos y demás), aquí en #Españistan, el PP gestiona y disfruta un voto de extrema derecha que conjuga con el de derecha y el de centro sin que pase absolutamente nada.
  1. Las bolas de partido de Pedro Sánchez. Las que está salvando frente a la amenaza exterior y el cainismo interno. El PSOE sigue marcando mínimos históricos tanto en número de votos, como de diputados, y se mantiene, como segunda fuerza política del país y como primera fuerza de la “izquierda”.
Mantienen la llave de gobierno, y en su disputa interna estará la llave a unas nuevas elecciones. Si Sánchez consigue mantener el control, habrá terceras elecciones (no es una broma); si no, el PSOE bien con la abstención, bien con la “Gran Coalición” facilitará el gobierno del PP.
La pelea estará dispuesta y a mi juicio tiene resultado incierto, ya que el PP ha arrebatado en estas elecciones, de carácter general no lo olvidemos, la supremacía del PSOE en Andalucía, lo que ha debilitado las posiciones de Susana Diaz y la vieja guardia del partido en su asalto a la sede de Ferraz.
  1. El Bipartidismo resurge. Cuando ya nadie contaba con él; cuando parecía el advenimiento de un nuevo orden, la llamada al voto útil y la situación de miedo provocado por el #Brexit, ha permitido a PP y PSOE mantener el liderazgo a ambos lados del tablero ideológico.
  2. Y Podemos ya sabe lo que es perder unas elecciones. Perdió la izquierda. Toda la izquierda y con ella Izquierda Unida, pero quien no quiera hacer auto crítica no entenderá jamás el por qué en estos últimos 50 años la izquierda ha ido perdiendo su capacidad de respuesta ante las agresiones que la clase trabajadora ha ido sufriendo y que han traído por un lado la degradación de las condiciones de vida y trabajo instalándonos en la precariedad, el empeoramiento de los derechos y servicios sociales gracias a su mercadeo, y la más absoluta desmovilización de la masa trabajadora de este país, fenómeno para nada exclusivo nuestro, pero que en este país es una losa terrible al sumársele 40 años de dictadura fascista que eliminó cualquier expresión socialista en los años “buenos” de la socialdemocracia.
La derrota de ayer, como digo es de toda la izquierda, pero es Podemos, y lógicamente su líder mesiánico Pablo Iglesias y su dirección centralizada que todo lo ha controlado y decidido, los grandes perdedores.
Del posible sorpasso se ha pasado al mismo número exacto de diputados para la confluencia Unidos Podemos el 26J que la suma de Podemos (y Confluencias) más Izquierda Unida el 20D, por lo que el axioma de que “la Unión hace la fuerza” o “sumar para multiplicar” se ha puesto seriamente en entredicho.
Y ese entredicho no lo es tanto por la mera operación matemática como por las formas. Y es que para la izquierda las formas son muy importantes, casi vitales, porque se trata de convencer a los votantes. A los ajenos, pero también a los propios que añaden un sentido critico que nos impide comulgar con ruedas de molino.
No han ayudado hacer actos de campaña para vanagloriar la figura de Santa Teresa de Jesús, el boicoteo al símbolo de todo aquel que se defina de izquierdas, como es la bandera republicana, o el tabú hacia todo lo que haga referencia a lo obrero, sindical o la lucha de clases.
En España, desde los tiempos de la Segunda República, para que la Izquierda Radical ganará unas elecciones es condición necesaria una movilización social plena y activa, donde en los puestos de trabajo, las calles, los bares, las comidas de familia se hable de política desde el punto de vista de la lucha de clases, de la conflictividad laboral y social como respuesta ante las agresiones que las clases populares vienen sufriendo por parte de las oligarquías: Económica, eclesiástica y fáctica.
Espero como digo la autocrítica de todas las fuerzas de izquierda, de nosotros mismos como votantes, pero sobretodo, por su deber y responsabilidad de la dirección de Podemos que se ha alejado paulatinamente ya no sólo del espectro ideológico de la izquierda y de la herencia (idealizada) del 15M, sino además, de las formas y el respeto al juego democrático y a la coherencia en estos 6 meses en el escenario que ha sido el Congreso de los Diputados.
Durante las sesiones de investidura se vio una actitud chulesca y bronca que sorprendió y mucho por ejemplo a los cronistas extranjeros en Madrid (no está de más desenroscarse la boina y leer prensa extranjera que para eso está también google translate) y que hizo imposible desde la propia noche del 20 de diciembre cualquier ilusión de gobierno de izquierdas.
A mi, particularmente, no deja de chocarme que gente “tan preparada y que sabe tanto” como Iglesias, Errejón o Monedero, no comprendan que es imposible el cambio hacia el progresismo y la dignidad que este país necesita, sino se cuenta con las bases electorales del PSOE. Porque evidentemente las cúpulas dirigentes del PSOE están instaladas en la mansedumbre de cargos e intereses y corrupciones privadas, pero es en las bases electorales y militantes donde radica el verdadero poder de los partidos de izquierdas. Es ahí, donde se enriquecen los discursos y se ganan los debates. Y es nuestra responsabilidad, como miembros de partidos de izquierdas, de hacerles ver que la mejor manera de defender sus ideales y su modelo de sociedad por el que han luchado tantos años bajo el PSOE es votándonos a nosotros para despojar de toda la morralla corrupta, vendida y apesadumbrada que dirige su partido. Será su forma de recuperar el control desde la izquierda.
Sin embargo, con los insultos y el desprecio lo que se ha ganado es el agrupamiento de las filas socialistas y su bloqueo hacia, quiero creer, únicamente hacia los candidatos de Podemos.
La confluencia de Unidos Podemos sólo podía ganar votos en las filas socialistas. O es que pensaban en ganarle votos al PP, o a Cs. O a Bildu. O a Esquerra Republicana. Y sin embargo con las actitudes descritas anteriormente, se ha acabado de perder una oportunidad histórica.
Se necesita y espera la reflexión seria, sosegada y el aprendizaje de los errores de Pablo Iglesias. Sino se comvertirá en una rémora para los impulsos renovadores del país y para quienes quieran asaltar el trono de la fuerza que se quiere presentar como alternativa de izquierdas. En esa batalla aparecen ya dos espadas. La de Iñigo Errejón y la de Alberto Garzón.
  1. Izquierda Unida sigue en su encrucijada. Alberto Garzón que ha asumido de facto el liderazgo del partido tras la XI Asamblea Federal ha sido el principal impulsor de la confluencia para mejorar los pobres resultados electorales del 20D, tanto por el impulso de Podemos, como por el reparto a través de circunscripciones franquistas de carácter provincial (me niego a echar la culpa a Ley D'Hont que no es más que una forma de repartir escaños cuando es la circunscripción provincial lo que hace un voto no valga igual en un sitio y en su provincia limítrofe). Como ya he dicho, parecía buena idea y yo mismo la defendí en estas mismas líneas e hice campaña en una Asamblea no particularmente proclive a la misma.
Una vez que se certifico, todas las encuestas multiplicaban como mínimo por 5 el resultado del 20D, lo que daría mayor margen de maniobrabilidad económica a Izquierda Unida. Sin embargo nos hemos quedado en solamente 4 diputados, como también es lógico por el castigo a las formas de Podemos que comentaba anteriormente.
Desde luego ha sido imposible a buena parte del electorado de Izquierda Unida hacerle ver las bondades de la confluencia, y hablo por experiencia propia, y pese haber sido claros en cada una de las intervenciones de Garzón y el resto de personas de IU, de que el objetivo no era el “sorpasso al PSOE” sino ganar las elecciones. Y como ya he dicho también ha sido imposible ganar a votantes desencantados con el PSOE a la causa de Unidos Podemos.
¿Y ahora qué? El penar de Izquierda Unida va a continuar. Con su deuda bancaria. Con un silencio mediático desde los medios tradicionales abrumador. Y con una situación interna en el que el PCE ha conquistado por participación los órganos de dirección e impuesto un discurso hegemónico.
Desde luego, soy de los que piensan, y más teniendo en cuenta la deriva al centro de Podemos que existe un espacio ideológico de la izquierda, donde Izquierda Unida tiene su hueco, quizás pequeño electoralmente pero inmenso en la lucha obrera, la dignidad, la justicia social y la revolución democrática que España y Europa necesitan, proponiendo un modelo de sociedad frente al neoliberalismo y el fascismo que de la mano van ganando.
Ahora bien. Habrá que saber y posicionarse ante la deriva que el partido pueda ir tomando. Hay rumores que hablan del desligo del Partido Comunista (electoralmente ya lo ha hecho ante las autonómicas del País Vasco en octubre). Se habla de la posibilidad de crear una nueva Izquierda Unida, bajo el epígrafe Unidad Popular con las adaptaciones necesarias para modernizar lo que ahora tenemos pero sin perder de vista la ideología que llevamos. Otros apuntan al empotramiento en Podemos. Estos hace un mes los veía como cantos de aguareros, pero en las últimas semanas se encuentran variaciones en el discurso de Garzón que invitan a pensar lo peor.
En cualquiera de los casos y por supuesto con la supervivencia de Izquierda Unida tal cual la conocemos, a mi, me encontraréis desde una ideología de izquierdas clara e irrenunciable, con coherencia y sentido crítico, defendiendo a la clase trabajadora y a los y las desfavorecidXs, su dignidad y libertad, así como la justicia social y el establecimiento de un orden económico que haga de los pobres menos pobres, junto con la defensa de la democracia y la sostenibilidad del planeta.
  1. Perder las elecciones a un mes vista. Eso es lo que decidió el círculo de la complutense trasladado al Congreso al imponer a un cunero como nº1 a la lista al Congreso por Salamanca. Y los datos están ahí. Votos de Unidos Podemos ayer, 25,023; Votos de Podemos el 20D, 25,463. Votos de Izquierda Unida el 20D, 6.972. Es decir, más de 7.300 votos de diferencia por el menudeo de coleguillas por las provincias.
El ganar un diputado de izquierdas para Salamanca iba a costar, pero desde luego con está decisión (más el silencio cómplice de las direcciones provinciales de los partidos) se tiraron al traste toda oportunidad.
Lo que algunos parecen no comprender, o no querer enterarse, es que poco o nada tiene que ver las campañas electorales, cuando se habla de tu electorado. Quienes comulgan con tu ideología van a votarte si o sí en caso de la derecha; pero desde la izquierda para garantizar ese voto, es necesaria la coherencia. Es fundamental convencer para vencer, y no hay mejor manera que haciendo praxis ejemplarizante de unos valores democráticos que son intrínsecos e históricos para la izquierda, y que no son meras palabras. Son símbolos de lucha, objetivos que conseguir y herramientas para llegar a la victoria. Nunca son mochilas de las que deshacerse.
Como esta actitud y empeño no ha sido puntual en Salamanca sino una constante por las provincias, se hacen mucho más comprensibles los resultados. Quizás dentro de Podemos no exista la critica y la intolerancia hacia la violabilidad de sus estatuos, pero en el resto de fuerzas participantes, o al menos en Izquierda Unida, si. Y más en provincias donde estamos agotados de luchar contra los mismos fantasmas, de denunciar las mismas prácticas. La gente de izquierdas no puede votar a algo que no le convence y quien quiera debatirlo conmigo, le puedo indicar más de 100 personas que directa o indirectamente me han comentado tal cual, “que estas no son las formas”, “que no les gusta el candidato impuesto”, o que "directamente no pueden ni ver a Pablo Iglesias", etc., etc.
Por eso, recalco una vez más, la necesaria critica y el cambio de actitud.
  1. El globo naranja se deshincha. Albert Rivera el día que firmó el pacto con el PSOE debía saber que eso traería consecuencias en forma de perder todos los votantes que arrancó en diciembre al PP. Votantes de ida y vuelta que ahora le han dejado con un tercio menos de los diputados que tenía entonces, y la pérdida efectiva de poder de decisión dentro del juego político así como de alternativa al PP en la derecha. No le han valido ni las visitas a Venezuela, ni hacer campaña con el fútbol, ni llenar las listas de famosos, y está ante un tiempo nuevo en el que va a tener que cuidarse más de no acabar como UPYD que postularse como candidato de gobierno.
  2. Cataluña y Euskadi. Ejemplo engañoso de lo que pudo ser. La dirección central de Podemos y su mesías prefirieron dar libertad a las direcciones regionales y provinciales de su partido en estas regiones para construir sus listas y el resultado es un sueño de una noche de verano de lo que podía haber sido si se hubiera tratado con respeto, legitimidad y sensatez el resto de territorios.
Tanto en Cataluña, como en Euskadi Podemos (En Comú Podem en Cataluña) ha ganado las elecciones “regionales” y a menos de 5 meses se presenta como favorito para desembarcar en Ajuria Enea y como alternativa ante unas, posibles, nuevas elecciones en Cataluña.
Pero no es morado todo lo que reluce y hay que entender que hay factores propios que han llevado a ese resultado, sin tener tanto que ver la acción (o inacción) de Podemos.
  • En Cataluña el sólido liderazgo de Ada Colau y la situación del bloque nacionalista y las CUP han ayudado y mucho al aumento de Podemos, y aunque se hace difícil vaticinar una victoria morada en unas supuestas elecciones catalanas si se puede vislumbrar un aumento en su presencia en un nuevo Parlament y seguramente con la llave de gobierno vía pactos con el PSC o con ERC ya desligada del experimento de septiembre.
  • En Euskadi, tenemos la incógnita de la respuesta del pueblo vasco ante unas elecciones autonómicas con Podemos como litigante, pero parte con una posición ventajosa toda vez que frente al silencio del PP, la inoperancia del Partido Socialista Vasco y un PNV con las manos atadas, ellos mantienen una posición centrista y dialogante ante el escenario de la paz en el proceso independentista vasco.
  1. El Maltrato Animal ya tiene que estar en la agenda pública. Ya como pasó en diciembre el PACMA ha aumentado sus votos (283.845 votos, un 36% más que el 20D. No tendrá escaño por las circunscripciones electorales, pese a que ha sacado casi tantos votos como PNV, que tendrá 5 diputados) y todo ello con el rubicón que ha supuesto el decreto de la Junta de Castilla y León prohibiendo la muerte y tortura del Toro de la Vega de Tordesillas (donde también han aumentado sus votos). Vuelvo a repetirme, y aunque no se haya hablado en campaña electoral (bueno, en realidad de los problemas de la gente y del país, no se ha hablado nada) cada vez más personas reclaman un debate serio y sosegado sobre el maltrato animal en este país donde se subvenciona y aplaude el maltrato animal.
  2. El Asilo de parásitos. Lógicamente, con todo lo expuesto el #PartidoPutrefacto ha aumentado su ya insultante mayoría absoluta en el Senado, por lo que me repito, en que toda reforma política que no pase por la supresión de esta cámara será una estafa. Desgraciadamente no será en un tiempo a medio plazo.
  3. ¿Qué pasará?. Pues ya lo he dicho. Realmente hay tres alternativas y ambas pasan por el PSOE. O permite el gobierno de Rajoy, con su abstención, lo que traería multitud de Decretos Ley para paliar el rapapolvo que día si y día también se llevaría el gallego en el Congreso. O se suma a una Gran Coalición neoliberal y españolista. Ambas supondrían el descalabro del PSOE, siempre y cuando desde Podemos demuestren que tienen la cabeza para algo más que para llevar sombrero.
Sino entra en ese juego, estamos abocados a unas nuevas elecciones, porque es necesario recordar que nuestra democracia, es parlamentaria. No bipartidista, de segundas vueltas, ni tampoco mayoritaria. Parlamentaria. Es decir, es en el Parlamento, con negociación y debate como se consiguen las mayorías.
Desde luego con políticos y líderes de altura no habría hecho falta votar ayer, pero sólo basta recordar como han sido estos últimos 6 meses (y varios años atrás ya) para comprobar que el ombliguismo, el tacticismo, el clientelismo y el chiste fácil y el Trending Topic dominan el lugar donde se debería de decidir y articular la vida de las personas.
Si hay elecciones en diciembre, no barrunto cambios en los líderes salvo en el PSOE donde Susana Díaz saltará Despeñaperros con ganas de deglutir a Pedro Sánchez y cuyo único resultado seguro, sería una abstención insoportable, porque la ciudadanía ya está harta de que le tomen el pelo, mientras el país se va por el sumidero.

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