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martes, 14 de noviembre de 2023

El tiempo de las bestias

Si todo va como debe el próximo jueves Pedro Sánchez será reelegido presidente del gobierno después de aunar los apoyos parlamentarios necesarios para lograr la mayoría, tras las elecciones generales del pasado julio. Lo hace a través de una mayoría que no sólo suma más parlamentarios que los partidos que se van a oponer. Además suma más votos en comparación. Y será presidente con un respaldo en número de diputados y de votos (sumados los de todas las fuerzas que apoyan la investidura), mayor al que tuvieron en el segundo y cuarto gobierno de Felipe González, que el primero de José María Aznar, o que los dos de Mariano Rajoy. Digo esto por poner un contexto.

Toda la sesión de investidura va a estar oprimida por la violenta y excesiva respuesta de la ultraderecha política, económica, mediática y cultural de este país, exacerbada tras unos resultados electorales peores que los que ansiaban y esperaban, y de la frustración del candidato Feijoo (si el más votado) pero que ha sido incapaz de lograr la investidura consiguiendo los apoyos que fueran necesarios. Felipe VI, el preparao, cometía un error de bulto que habrá que pasárselo en la cuenta al proponer un candidato que no reunía un mínimo de apoyos y voluntades que permitieran articular su mayoría parlamentaria hasta el umbral de los 176 diputados. El Rey, con apenas unas charlas, la más larga de una hora y viente minutos y varias por debajo de los 10 minutos, proponía al candidato del Partido Popular con el único aval de ser el más votado y fijando unas sesiones de investidura que hacían improbables los pactos. No tenía obligación el monarca de hacerlo, tal y como muchos expertos en derecho constitucional han remarcado, y si que podía haber citado una segunda ronda más adelante. Si lo ha hecho cabe suponer una intencionalidad que quizás, ya viendo como estaba el panorama la noche electoral, buscase legitimar un argumentario que sustentará el relato. No es poca cosa el ser el más votado, pero ni la institución monárquica, y muchos menos el país, estamos para perder el tiempo por los favoritismos de un monarca que ejerce en un plano absolutamente irreal. Como digo con esta decisión ha acercado el final de la arcaica monarquía borbónica y ampliada su imagen con un halo reaccionario y ultra conservador que no debería de existir, o al menos expresarse públicamente una y otra vez, en una institución que debería de ser todas y todos. Lamentable, como digo, pero una buena noticia para quienes ansiamos República.

El ambiente de estas semanas es el de una ola pregolpista y de exacerbación fascista. El acuerdo de Sánchez y Puigdemont ha sido el último en llegar y el imprescindible para garantizar la investidura. Y ha hecho hiperventilar a todo el fascio patrio que ve como se aleja la posibilidad de gobernar y sobretodo, de hincar sus corruptas y amorales manos en la segunda parte de las ayudas europeas del Plan de recuperación. Esa es la realidad de tanta provocación y tanta marcha de cayetanos y “señoros”, y “señoras”, de la manita de ultras de aquí y de allá, exhibiendo banderas preconstitucionales, cuando no abiertamente fascistas, y exudando una caterva de lemas e himnos que van del más rancio historicismo de derechas, a la liturgia eclesiástica más funesta. Pasando por composiciones lisérgicas que apestan a estulticia. Piden respetar un supuesto orden constitucional (cuando se decidió desde arriba limitar la soberanía nacional para gusto de los bancos alemanes no vi yo estas manifestaciones), y a la vez levantan la manita, cantan el Cara al Sol o vivas a Franco y a Hitler.

Está de moda ser facha y ahí tienes a las nuevas generaciones desfilando de la mano de las fuerzas vivas del falangismo. Haciendo apología de su clasismo, su intolerancia, su racismo, su xenofobía, su machismo, su incultura… Y fundamentalmente mostrándonos una vez más que este país es su cortijo y no admiten no tenerlo asido por la pechera para intimidarlo y vaciarlo.

Al final todo esto va de eso. De no saber perder. No va de la Amnistía que por otro lado es una manera de reconducir la situación de Catalunya. No hay que perder de perspectiva que en 2006 el PP de Mariano Rajoy ya hacía gala de su control judicial y mandaba a un Supremo, copado por sus representantes judiciales, para que echarán para atrás el Estatut que el pueblo catalán pactó y votó en masa aquel año. De aquellos polvos parte de estos lodos. Porque no cabe duda de que lo de la unidad de España les da igual a estas élites cleptómanas pero es un muy buen argumento para soliviantar a las huestes unineuronales que se tragan sin rechistar lo que les digan. Y más si tienes la baza de unas instituciones judiciales politizadas, y encima por los tuyos. Por lo que pueda pasar en la sucesión de cargos contra corrupción.

Yo no estoy precisamente a favor de una Amnistía que vaya a “perdonar” a líderes políticos que hayan cometido delitos adminstrativos a la hora de proveer de recursos el referéndum del 1 de octubre. Si que estoy a favor de que se despenalice a las personas que sufrieron, primero toda la violencia policial y después la persecución judicial y mediática de matones a sueldo reconvertidos en jueces y periodistas. No puede aplicarse la apisonadora de un estado coercitivo a 2700 personas que lo único que querían ese día era votar. La elección era lo de menos. O somos demócratas todos los días o ninguno. Esto no es un uniforme que te puedes poner un día y quitártelo al siguiente. Tampoco he estado de acuerdo y ni estoy de acuerdo con las amnistías “que han perdonado” a los defraudadores fiscales. A todos los mangantes con pulserita en el brazo y lacito en el audi, con la bandera de españita, que nos dicen como tenemos que obrar y vivir los demás, mientras ellos se han buscado las triquiñuelas para pagar menos o directamente, no pagar lo que les corresponde. Y sin embargo, esas amnistías e indultos se han venido realizando en gracia a corruptos, asesinos del G.A.L., o hasta incluso violadores, y “nadie” se había quejado. Y no hablemos de la Ley de Amnistía del 77 que permitió que pasarán a ser "demócratas intachables" los torturadores, políticos y militantes franquistas.

Por qué, ¿cómo pretende la derecha fascista de este país que España no se rompa a base de aplicar violencia y negar la identidad de los ciudadanos que sienten otra nación? Incluyo aquí a los muchas y muchos que conozco, que se sienten españoles, pero a la vez catalanes, galegos, vascos o valencianos. ¿Qué clase de país pretenden “construir” a base de mordazas, porras y cadenas? Ya lo conocemos, lo tuvimos 40 años de dictadura y más de 45 de tibia socialdemocracia liberal

Y sin embargo a menos de 48 horas de que se llevé a cabo la investidura, las calles están ocupadas por los ultras tratando de amedrentar a todos, especialmente a los militantes del PSOE en sus sedes, sus políticos y a su líder Pedro Sánchez. Con la policía reaccionando como dóciles corderitos ante alteraciones gravísimas del orden público, con y sin autorización, y que contrastan con la violencia cargada contra los manifestantes de izquierdas, que nos las hemos visto con sus porras, sus cascos y sus tanquetas. No olvidamos la violencia desatada en Cádiz en las protestas de los trabajadores del metal, en Catalunya el 1 de Octubre o en los desalojos de las plazas del 15M, en las marchas de la dignidad, en las luchas contra el Plan Bolonia. Tampoco vamos a olvidar esta convivencia tan pacífica y dicharachera con esta extrema derecha de parásitos, haraganes y ultras. Queda apuntada con la de las “protestas” de los pijos durante confinamiento de la covid.

El relato es el de amedrentar a todas y todos que no pensamos como ellos. Que somos demócratas. Antifascistas. Que somos clases trabajadoras hartas de ser explotadas por parásitos fascistas e infrarepresentadas por un sistema político liberal y burgués diseñado para usurpar poder y perpetrar la extracción de riqueza. La amenaza a la voluntad popular esta ahí. Como en el asalto al Capitolio o la Batalha de Brasilia. Una ola fascista que es necesaria erradicar en todos los frentes.

Tampoco ayuda tener todos estos meses tras las elecciones a todo el escenario de políticos de extrema derecha y de derecha extrema de este país recitando una y otra vez “Qué Sánchez está haciendo un golpe de estado”, “qué es ilegítimo” y toda esa sarta de mentiras, sandeces y burradas, y que ni un sólo periodista (bueno sí, un par de ellos) les hayan plantado cara y desmentido en vivo y en directo. El periodismo patrio tendrá que pagar estas afrentas y esta absoluta dejación de sus funciones como pilar del sistema democrático.

Pareciera como si los Feijoo, Ayuso, Almeida, los fachas de vox y los gilipollas abducidos que les siguen no supieran como funciona el sistema de partidos, el sistema parlamentario liberal. Exigían que en el PSOE les prestarán o se saltarán la disciplina de voto 5 diputados díscolos para facilitar la investidura de Feijoo. Pues mira tú, que si la situación fuera tan grave, ahora podían haber prestado 7 al PSOE para evitar el pacto con Puigdemont. Pero efectivamente quizás no conozcan el funcionamiento jurídico y político del sistema parlamentario, pero por lo menos se espera es que los medios, fueran de comunicación y no de intoxicación y fueran lo suficientemente responsables para denunciar esta sinrazón y no darle más altavoz.

Y mientras la izquierda estamos en casa. Llevamos demasiado tiempo sentados, quedándonos en casa, y delegando la acción en favor de unos políticos que nos llamaban al resto casta y que se han pertrechado en una pseudo organización que para lo único que ha funcionado es para fagocitar toda la fuerza y trabajo que se volcó con el 15M.

Ahora, 12 años después los que viven “su marcha indignada” es la ultraderecha, con el beneplácito, faltaría más, de esas fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, judicatura y grandes medios, y mediocres medios de opinión fascistas, todos unidos en insultar a la inteligencia, deslegitimar los procesos electorales y su propia Constitución.

Es todo tan ridículo que acusan de golpistas y antidemocráticos a los demás, y hoy, si hoy, el PP se ha valido de su mayoría en el Senado para cambiar el reglamento, antes de que empiece formalmente la legislatura, para torpedear toda la acción ejecutiva del nuevo gobierno. Y los unineuronales de Vox piden al Supremo que se inmiscuya en el proceso reglado de la investidura, cagándose en Montesquieu y en la separación de poderes. Qué dictadura más rara esta de Perro Sanxe. Es que es todo así de denigrante. Para esta gentuza la democracia sólo es si la ganan y les sirve para seguir oprimiendo al pueblo.

Este ambiente pre-golpista no es nuevo. Se dio en el 36. Y llevamos viendo como se inflama en las tertulias y las redes sociales desde que en 2018 viendo como estaba el PP, alguien decidió financiar a un partido de extrema derecha para que dejara de ser residual y verbalizara lo que la derecha franquista institucionalizada no podía decir. Y también decidió que ese partido apareciera a todas horas en tv escupiendo su odio. Y como se ejecutan acciones y mensajes que favorecen al más violento y reaccionario. Con la excusa de la libertad de expresión se han colado mensajes de odio que desde el primer momento había que haber sacado de antena. Ahora ya son imparables.

Hay que ver cuánto va a durar este gobierno y legislatura con el umbral del proceso electoral en Catalunya para finales de 2025, pero el del País Vasco el próximo verano.

Mientras tanto, y como decía un par de párrafos más arriba, en la izquierda real estamos que no sabemos qué hacer. Digo yo, ¿no deberíamos estar plantando cara a los radicales ya sean pijos, nostálgicas, "opinadores" incendiarios, ultras, medios, policías, guardias civiles o jueces? ¿Por qué permitimos que acosaran a la familia de un rival político, solo por ser rival político? ¿Por qué estamos dejando desiertas las asambleas en este momento? ¿A qué esperamos? ¿Vamos a dejar a que suceda algo desagradable o tenebroso? Y si sucede, ¿vamos a hacer algo y luchar por nuestra dignidad y libertad?

 

 

A todo esto nos ha dejado un hombre bueno: Aníbal Vázquez, alcalde de Mieres, por Izquierda Unida. Aquí tenéis a todo su pueblo despidiéndole y valorando la vida y compromiso de un hombre que hacía política para los demás, para el patrimonio de todas y todos y para las clases trabajadoras. Qué la tierra te sea leve, compañero. 


lunes, 24 de julio de 2023

Elecciones Generales 23 Julio: Pedro Sánchez El Resistente

 

Infografía y recurso de eldiario.es.

 

Ayer domingo 23 de julio se celebraron las Elecciones Generales de la décimo-sexta legislatura, adelantadas en medio año por el presidente Pedro Sánchez tras el resultado de las autonómicas y municipales de mayo. Y Pedro Sánchez ha sobrevivido, una vez más al envite, demostrando un absoluto y colosal sentido de la supervivencia política, así como una pericia propositiva y en el discurso digna de elogio.

 

Unas notas a tener en cuenta:


  1. El PP ha ganado las elecciones. La ofensiva, de corte trumpista, auguraba una victoria por mayoría absoluta (junto a Vox), en la que participaban en regocijo los medios del capital, tremendamente interesados en un escenario que plasmará sus intereses. Fundamentalmente, el control total del arco mediático españistaní, con Mediaset opando a hostias los restos del Grupo Prisa. Las encuestas y sondeos privados y estos medios de comunicación, voraces y proactivos en la proliferación de bulos y campañas de acoso y derribo, han visto como no han conseguido sus objetivos, de despejar la Moncloa de Sanchismo y de sus socios a la izquierda del PSOE.

  2. Feijoo ha ido cayendo en barrena en las últimas semanas debido a una incapacidad abochornante (galegas y galegos, cómo es posible que este sujeto haya ganado 4 elecciones autonómicas por mayoría absoluta), una cobardía indigna de cualquier candidato a nada (se negó a acudir al debate en la TV pública), y por sus constantes mentiras, incluidas las que tiene que ver con su ya legendaria amistad con un capo de la droga en la Galicia de los 90 (el que esto haya tenido al final tanta trascendencia me hace pensar en fuego amigo disparado desde Madrid). Ha ganado en votos, por escaso margen, y por diputados, por menos diferencia que la extrapolación de las municipales de mayo indicaban. Particularmente en Madrid, donde parece claro que Ayuso arrastra abudicidos a unas masas fervorosas por la nueva lideresa y que no se han dejado convencer por la falta de carisma del gallego. Sólo hay que ver que Feijoo salía a dar un discurso bajo los coros de una Ayuso que vestida de rojo rompía el monocroma en blanco de toda la caterva del PP.

  3. Pedro Sánchez es el gran vencedor porque es el único con posibilidades reales de convertirse en presidente, y será el único propuesto por el Rey (Artículo 99 de la Constitución; de todos modos, no me negarán, que sería gracioso ver al monarca disparándose su privilegiado pie si propusiera a otro candidato), y aunque se prevean unas negociaciones duras, y probablemente en menos de 4 años haya que volver a votar, no hay que perder de vista que hace dos meses se le daba por muerto y enterrado, y hoy es el que está más cerca de lograr el apoyo de los 176 diputados necesarios.

  4. De hecho, la derecha ha sido víctima de su propia estrategia, gracias entre otras cosas a la maniobra de Sánchez, adelantando las elecciones, llamando al voto útil y práctico ante la ola reaccionaria. Al tiempo que se han consolidado parlamentos autonómicos, gobiernos y ayuntamientos se han puesto sobre el debate las desavenencias entre las extremas derechas y su único punto en común de saquear el país. Las primeras medidas han venido a desmontar derechos ciudadanos, a aplicar más mordazas y censuras culturales, y a tratar de mantener los chiringuitos taurinos y eclesiásticos de toda la vida.

    De este modo el electorado, en general y en bruto, ha visto lo que la unión PP-Vox iba a traer, y ha reaccionado para tratar de esquivar la bala en el último momento. Y lo ha conseguido.

    Por contra, el PP y Vox se han repartido el electorado de Ciudadanos y han perdido buena parte de los apoyos que consiguieron en mayo, en otras elecciones y con otros candidatos. La ultraderecha pierde casi un 50% de su representación parlamentaria, y revisando resultados no parece claro, que todo haya ido al PP. Sobretodo en Madrid, donde la izquierda aquí si ha discutido el escrutinio, cuando hace dos meses fue arrasada por Ayuso.

  5. Muy meritoria la campaña y resultados de Sumar que favorecerán la repetición del gobierno de coalición, seguramente con similar reparto de carteras y responsabilidades. Cambiarán los nombres, pero el reto será, no tanto mostrar sintonía en el seno del ejecutivo (porque si la hubiera mala señal sería y nos haría pensar por qué no se han presentado juntos) y sí en el propio seno de la coalición de partidos que tejió a prisa y corriendo, y por orden de Sánchez, un quebradizo andamio.

    Estas alianzas son débiles e inestables y pueden saltar en cualquier momento, pero de conseguir consolidarse se pondría un buen cimiento para superar la coalición creada en 1986, para generar una izquierda fuerte, representativa y que esté cercana a la
    ciudadanía. Sin duda, la labor e imagen de Yolanda Díaz es un valor al alza, sobretodo tras el excelso debate en el que dió una impresión impecable.

    De entre todas las fuerzas, IU parece la más estable, pero tenemos la tarea de recuperar lo que éramos en 2015. Otras fuerzas como
    Compromís o Más País se han servido de la coalición para mantener su cuota de representación y reparto económico. Y mientras Podemos está ante la encrucijada final de su historia. A saber: recomponerse mejorando lo mal hecho, reforzando lo positivo y pasando página a estos 8 años. O regocijarse en "el circulo de la Complutense", el ordeno y mando de Iglesias. De hecho, y personalmente, me parece que tan positivo para el resultado ha sido la sobre exposición del mendrugo de Feijoo, como el perfil bajo o lo escondido en el que ha estado el genio de Iglesias.

  6. En Euskadi, y apenas a un año del las elecciones autonómicas, Bildú ha ganado claramente al PNV y se postula como favorito a esas elecciones. En este contexto, ninguno de los dos partidos va a dispararse en un pie y no facilitar un gobierno PSOE+Sumar, porque de no hacerlo sería dar el poder a la extrema derecha, enemigos absolutos de todo lo que es el País Vasco.

  7. El llamamiento al voto útil ha tenido otras víctimas. Fundamentalmente la España Vaciada. Si la campaña ha sido indigna y sin una mínima propuesta de temas y medidas, el drama de un territorio desvencijado, inconexo, depauperado y deteriorándose por momentos no ha aparecido por ningún lado. El resultado: Teruel Existe pierde su representación parlamentaria, y todas las marcas de la España Vaciada han tenido peores resultados que en mayo. Indudablemente este marco nacional no se lo ponía fácil, pero duele ver como en territorios de las Castillas, Aragón o Galicia se ha apostado por los señoritos que han desmembrado y empobrecido estas regiones, a sus territorios y sus gentes desde hace tantos años. Si bien, hay que tener claro que persisten una buena cantidad de advenedizos que han buscado acomodo aquí por su interés lucrativo personal, es deber de la izquierda (y también del PSOE) buscar puntos en común, que dé compromisos y permita incorporar estas demandas y estas fuerzas a las ya existentes para tratar de dar respuesta al problema de la despoblación. Será difícil, y puede que imposible porque hay líneas que ya se han intuido, pero no quiere decir que no haya que intentarlo.

  8. Por lo tanto, probablemente el PSOE de Pedro Sánchez mantendrá el poder. La coalición de gobierno resiste y en principio tenderá a repetirse con una composición análoga. En el juego político de negociación parecen seguros todos los partidos que sustentaron la mayoría ideológica, que no social, y sólo Junts, los restos de la corrupta CIU y el soberanismo de Puigdemont, ponen en discusión el previsible pacto. No me digan que España no es especial, pues un prófugo de la justicia tiene en su mano la llave de gobierno o elecciones y los facha jueces se ponen en su búsqueda y captura hoy mismo. Desde Waterloo alegan que el “No a Sánchez”, no es un “Sí a Feijoo”, pero se equivocan puesto que su negativa favorecería en el medio plazo la confirmación de un gobierno de reacción, que tendría a Catalunya en su punto de mira y darían la iniciativa directamente a ERC. Consideran que una derecha castellana fuerte es beneficiosa para la derecha catalana, pero siguen sin comprender que tras el Referéndum de 2017, el marco ha cambiado y el que quiera volver a la posición previa lo va a pagar. Entre otras cosas por la victoria total del PSC en Catalunya.

Equivocarse de enemigo se va a penalizar para cualquiera que no tenga claro que contra el fascismo, contra el PP y Vox, y toda la ola de odio, violencia, corrupción y vuelta al pasado retrógrado, miserable y de injusticia, hay que plantarse, unirse sin condiciones y darles siempre batalla. Simplemente amenazar con no cumplir con esto ya va a castigar al incauto que ponga sus intereses particulares por encima del bien colectivo y de arrancar España de las fauces del fascismo.

Si finalmente se consolida un nuevo pacto de investidura con gobierno de coalición liderado por el PSOE y Pedro Sánchez en la figura de presidente, éste no deberá de olvidar las lecciones a aprender tras este periplo: No repetir el sangrante episodio del verano de 2019, que tanto nos ha costado. Profundizar, sin ambages, sin medias tintas y con la agresividad que te da el poder redactar el BOE en la justicia social, el blindaje de los servicios públicos y la lucha contra la crisis climática que ya causa estragos y que si no se toman medidas, cambiará con muchísimo dolor nuestras vidas. Convencerse y ya de una vez hacerlo para todo el país que la vivienda no puede ser un bien de mercado, que ha de regularse y vigilarse porque ha averiado sin remisión el ascensor social y la salud del sistema de igualdad de oportunidades. Y ser igual de agresivo, o quizás más, a la hora de transformar las instituciones de este país. Negarse a pactar nada con este PP retrógrado, machista y fascista. Ni cámaras del poder judicial, ni RTVE, ni siquiera el horario del bedel del Congreso. El cerco, el cordón sanitario, se debe de imponer ya, para limpiar las instituciones de una supuesta democracia, de la carcoma de la extrema derecha franquista que usurpa estos poderes ciudadanos para sus privados privilegios. Se acabó. No se pueden plegar velas en estos temas y aludir a responsabilidades de estado, cuando tus oponentes son tan irresponsables. Sólo hay que ver el día de resaka tras las elecciones que el sistema judicial españistaní nos está regalando.

No será fácil porque PNV y Junts no son de izquierdas precisamente, pero si Pedro Sánchez ha conseguido salvar la situación, no todo se debe a su pericia política estos dos últimos meses. De hecho, la actual inestabilidad viene en buena parte por la voladura de la posibilidad de acuerdos entre las derechas de este país dentro de un sistema político preparado para facilitar esa unión de poder con el objetivo de extraer riqueza al pueblo. Recordemos que en democracia, el PP ha conseguido gobernar este país cuando ha ido de moderado y centrista, no subido al Dragon Rapide y diciendo a los cuatro vientos lo que iban a hacer contra todos los que no comulgan con sus ruedas de molino. También la labor de gobierno, mejorando la vida de la gente ha tenido mucho que decir. Como el hecho de que éste país ya no es el de una única visión centrista. España es diversa, plurinacional y europeísta, cultural y socialmente mucho más compleja que el relato único del madrileñismo. Esa es la realidad, y es un punto a favor a los que llevamos años clamando para modificar lo que haga falta para sus instituciones sean más garantistas y representativas.

Eso en cuanto a la política institucional, porque en la mediática, el nuevo gobierno tiene que tener claro ya que desde estas trincheras se azuza un odio visceral contra todo lo que se proponga aunque quedé demostrado que estos cuatro años han sido positivos para el conjunto de la ciudadanía (y eso, contando todo lo que ha pasado). Hay que reforzar el periodismo, y su pluralidad, como cuarto poder, y denunciar sin temor y sin dilación, a quien en su nombre, manipulan, desinforman y crean injustificables estados de opinión que favorecen la visión fascista de la realidad. Sólo han bastado dos semanas de campaña para dar la vuelta a las elecciones. Imaginad lo que se podría conseguir si se aplica esta beligerancia contra quienes son agresivos contra el conjunto de la ciudadanía.

Y por último, al PSOE y por supuesto extensible a Sumar y los partidos y organizaciones que la conforman: Hacer política de calle. Militancia. Cuadros y asambleas. Recuperar los movimientos vecinales, sindicales, estudiantiles y que pedían más democracia entre 2011 y 2014. Defender el feminismo, el ecologismo y los derechos de las minorías de toda condición, sin perjuicio de debilitar la identidad de nadie. Y procurar la mejora de la calidad de vida de toda la población, en todos los territorios.

No habrá otra oportunidad, si se sigue dejando de dar batalla en las calles, y después en las urnas. Recuperar la moral y con ella hacer ver a los jóvenes, por si mismos, que esta moda de la reacción va contra su propia dignidad y vida. Hay que ocuparlas con las justas reclamaciones de la mayoría de la población, para echar de ellas a los fanáticos y falsarios que pasan por mayoritarias lo que no son más que los intereses de las oscuras élites. Qué sepan que nos van a tener en contra y no vamos a permitir su fascismo y violencia.




miércoles, 31 de mayo de 2023

Cambio de ciclo


 

Las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo 28 de mayo han supuesto un cambio de la relación de mayorías representativas con el triunfo sin paliativos de la extrema derecha. Siempre me ha dado igual calificar al PP como extrema derecha, y aunque ahora en su escora haya una fuerza notable sus planteamientos no se han alejado lo más mínimo, sino que más aún, se han reforzado.

Las semanas en las que se han lanzado bulos y desinformación sobre la legitimidad de los procesos electorales se han borrado de un plumazo con el resultado. Querían funcionar como profecía autocumplida. Como una suerte de relato que sustentará las excusas de la derrota en las generales de final de año, y sobretodo, de la ofensiva extrademocrática. De la reacción de la extrema derecha para acallar a la mayoría e imponer su agenda de miedo, negacionismo y dolor. Pero ahora ya parece que no hacen falta.

La derecha ha ganado clara y rotundamente las elecciones municipales y autonómicas. Esta derecha antisocial y antipatriótica. La ola reaccionaria continúa su impulso y no son buenas noticias. Lo ha hecho en base a tres cuestiones:

  • Por un lado, su acierto en plantear (una vez más) la elección en clave nacional, y más aún como un plebiscito por la continuidad de Sánchez y el gobierno de coalición. Sus corregiolinarios han votado en masa, como siempre, y respaldado la deriva trumpista, personificada en Ayuso que ha arrasado en Madrid ante la inoperancia de una izquierda dividida y de un PSOE que directamente no se ha presentado.

La propuesta de gobierno del PP y Vox en los ay-untamientos y comunidades ha sido acabar con el “sanchismo”, un invento de los medios de manipulación de masas ligados obviamente a las élites financieras y fascistas de este país, para responder a una tibia política socialdemócrata a la que se ha visto obligado a virar el PSOE de Pedro Sánchez por la presión de una izquierda que exhibía músculo.

Una campaña electoral sin propuestas en los ayuntamientos y regiones. Y sin medidas, ni promesas por parte de quienes han ganado las elecciones. Y sí, han ganado las elecciones.

Dentro de este eje programático entraba discutir a los aliados del gobierno de coalición, en especial Bildú, al que con la manipulación más torcitera posible, se sigue haciendo pagar los crímenes de ETA, como si la banda terrorista siguiera matando y extorsionando y como si Bildú no haya sido decisiva en el proceso de paz y perdón por todo el daño causado. A la derecha no le ha importado jamás perder Euskadi (donde por otro lado, Bildú sigue obteniendo los mejores resultados elección a elección, lo que nos debería a la izquierda replantearnos “nuestra” estrategia), porque lo importante es ganar en el resto de autonomías, en especial Madrid.

Habrá que ver qué pasa cuando acabé el “sanchismo”. ¿Qué idea de país tiene esta derecha? No se engañen, muchos ya la conocemos, pero, ¿Cómo va a reaccionar la gente, si es que lo hace, cuando el país se vaya al sumidero por estos inmorales e incapaces?

  • La segunda cuestión, donde hay que hablar de la clara victoria de la derecha, es en el convencimiento de la mayoría social del país. Por lo menos de la más activa a la hora de votar. Es profundamente necesaria la reflexión de la izquierda para entender porque más allá de la clara herencia franquista en el electorado, y de la presión de los medios de comunicación de masas, un ancho marco ideológico y promovido desde la reacción, por qué en España una mayoría acepta estos propuestos (este formidable artículo lo explica), sin atender a la conveniencia o no de votar a aquellos que luchan contra los legítimos intereses de clase de la extensa mayoría de la población.

¿Que habría sido de los trabajadores de este país, si durante la pandemía y el confinamiento, el gobierno nacional no hubiera nacionalizado sus salarios? ¿Queremos en toda España el modelo de salud como negocio de Madrid? ¿La verdadera Valencia que hoy proclama una derecha eufórica es la de la corrupción y el chanchullo como se han demostrado en los tribunales? El modelo de gestión de un año ya de PP-Vox en Castilla y León, ¿es lo que queréis para toda España?

El PSOE y la izquierda tenemos que reflexionar por qué no podemos convencer a la población de que aquí está su trinchera y de que aquí les van a defender de los agravios y las desigualdades que propone una derecha elitista, prepotente e inepta que sólo causa dolor, al tiempo que desmonta el sistema de igualdad del estado por sus corruptos intereses.

El PSOE aceptó el órdago y ha elaborado toda una campaña en esa dicotomía presentando a su principal factor, Sánchez y el BOE, dejando en segundo plano a muchos candidatos locales que tenían fuerza suficiente para defender un modelo de gestión local distinto, y más racional, que el de la derecha. Es difícil jugar todos los partidos fuera de casa, y en este caso, el PSOE ha optado por atrincherarse en el área y achicar balones aunque en el medio hubiera talento y gestión que podía atacar la nada propuesta por el PP y Vox. Así, alcaldes como Óscar Puente en Valladolid o líderes autonómicos como Ximo Puig en Valencia, han perdido. Salen de gobiernos que han mejorado su ciudad o región, pierde la población y gana la derecha que va a volver a hacer su corrupción desde cero, beneficiándose con latrocinio del trabajo honesto de estas instituciones estos últimos años. Un fiasco estratégico en toda regla.

  • El tercer factor es la izquierda a la izquierda del PSOE. Ese músculo, del que hablaba antes, poderoso entre 2011 y 2015, se ha ido perdiendo por el desuso y por tener que lidiar en toda suerte de guerras que no tienen nada que ver con la causa de las clases trabajadoras. En estos 8 años, con la irrupción de Podemos se paró la contestación social a la democracia de inspiración franquista españistaní. Sólo el movimiento feminista ha mantenido la presión en las calles, y aún así, insuficiente para insuflar fuerza a muchas mujeres que siguen votando y opinando en contra de sus principios identitarios.

Se legó todo el caudal revolucionario a una fuerza representativa de carácter institucional, confiando en que desde dentro del sistema se podía cambiar el sistema caciquil, extractivo, represivo, antisocial, injusto y antidemocrático. Un país de una minoría, impuesto por la fuerza bruta. Lógicamente, ante la presión de un sistema, entendido como un todo, que se ha defendido de esta agresión interna con todo su arsenal, se ha fracasado en ese propósito. Y además, se ha perdido todo aquel impulso y potencia, dejando una masa de izquierdas hastiada y desilusionada.

Buena parte de ese hastío y desilusión viene por la gestión que los partidos de izquierda y sus líderes han ido haciendo estos años de su fuerza. Mientras se ha llamado insistentemente a una “unidad” desde arriba, distintas secciones se han ido desligando y componiéndose en nuevas taifas de carácter regional o local, que sólo han ido sirviendo para colocar a los mandámases a cuenta de un salario en la política.

La descomposición es un espectáculo lamentable pero no ha sido la única causa que ha provocado la marcha de un electorado que en las generales de 2015 (con Podemos e IU compitiendo por separado) llegó a sumar más casi 4 millones de votos.

La otra causa en su devenir tiene que ver con la acción política ejercida desde las instituciones, donde las medidas sociales y de protección de los derechos como el de vivienda, el del trabajo, la sanidad o la educación públicas, han quedado totalmente fuera del foco, ante la batería de propuestas dedicadas a colectivos minoritarios que iban en su defensa, pero que al mismo tiempo suponían una disolución de la clase trabajadora.

Esto que voy a decir, es muy doloroso, pero es la verdad: Unidad Podemos ha acabado deslegitimando a la clase trabajadora con sus propuestas de defensa de los colectivos LGTBI, que sin duda, necesitan de protección y sobretodo de normalización. Pero estas políticas han sido una grieta por la que la derecha ha hecho palanca para atraer hacia sí a la mayoría de la clase trabajadora aunque esto implicará votar en contra de sus derechos de clase.

Porque a través de la identidad, primero nacionalista, pero después sexual o de género, se han presentado con éxito estas políticas gubernamentales como una agresión a todo lo que es “español” o “normal”. Es un fiasco político, pero sobretodo comunicativo, porque en ningún modo hay que hacer ver o que hagan ver, que dotar de derechos a unos suponga la pérdida de derechos para otros. Es duro esto que he dicho, y no me gusta, pero la realidad es la que es y hay que entenderla para cambiarla.

Volver al programa de máximos donde el antifascismo sea su base y la lucha contra la desigualdad, el machismo, en defensa de los derechos de los colectivos, en especial del mayoritario, la clase trabajadora. En lucha contra el cambio climático y sus negacionistas. Y no renunciando a la movilización y a la creación de una militancia activa en las calles.

Quizás -bueno quizás no seguro-, debemos también pensar en cómo se transmiten esos mensajes y qué supone para la convivencia (especialmente cuando consideramos que en la franja electoral de menores de 30 años, la derecha gana por aplastamiento), pero sobretodo, es el momento de tener claro que apostar por una política activa de defensa de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera sea el primer paso e irrenunciable para la defensa de la vida y la identidad de las personas.

En este punto se entronca con el gran déficit de la coalición Unidas Podemos, que ya no sólo incapaz de mantenerse unida y de añadir a cuantas más opciones políticas de la izquierda mejor, ha procedido a la demolición de buena parte de los movimientos sociales y de la organización interna que Izquierda Unida posee.

Desde Podemos, como un auténtico Caballo de Troya, se ha procedido al desmontaje de la fuerza programática, asamblearia y militante de Izquierda Unida. Y desde los asientos de ministros, los podcasts y las cuentas de twitter se ha buscado ganar influencia olvidando, cuando no insultando y desprestigiando, el trabajo militante, de calle y de organización.

Y no sólo contentos con eso la deriva del señor Pablo Iglesias ha sido insultar a todo el que no piensa como él. En vez de dedicarse a defender las políticas y la ideología, el programa, ante los ataques de la derecha que ha convertido en populismos toda idea que busca un poco más de justicia social, lo que tenemos es a los "nuestros" atizando las calderas de odio y venganza en nuestras filas. Bochornoso.

Pero no sólo hay que poner el acento en una persona o en un sólo partido. Hay muchos padres en esta derrota en su incapacidad y en su actitud rencorosa que son un error histórico que va a causar mucho dolor a la clase trabajadora de este país.

El gran fiasco de esta izquierda a la izquierda del PSOE es que aupada a los gobiernos y a la presencia mediática ha abandonado la calle. Ha dejado de producir sus propios medios de comunicación. Si, es así.  Por qué cómo coño queréis influir en el electorado y dar a conocer las propuestas y la denuncia de la corrupción de la derecha si no es creando y difundiendo vuestros contenidos. No hay otra forma. Y eso se ha hecho siempre con lo que nunca ha tenido y jamás ha querido Podemos hacer: Una militancia. Cosa, que por cierto, aprovecho a decir, parece que “Sumar” tampoco tiene en perspectiva. Lamentable.



El hecho en sí es que la mayoría elige, y lo hace de manera sistemática, por un país y una sociedad corruptos e inmorales; privatizados, elitista; de una meritocracia basada en la desigualdad; de unos pocos viviendo por encima de muchos; de un latrocinio brutal sobre el patrimonio y el interés común; un modelo que atenta contra la dignidad de la vida de las personas que han votado contra su clase y contra la ideología que los defiende. Un mundo al borde del abismo y sin futuro.

Cabría pensar que la ideología no es tan importante (no engañarse que si que lo es), como lo es el método, en especial el método comunicativo. Y en ese marco la izquierda sale mal parada, porque no tiene acceso a los recursos que tiene la derecha con los medios de masas (sólo hay que ver las televisiones generalistas y la bandeja de periódicos en el kiosko cada mañana). Más si cabe cuando es la primera vez que yo sepa que un gobierno renuncia al control mediático. Y porque el electorado de izquierdas, mucho más crítico y racional, ha optado en buena parte por huir de este escenario y no participar subiendo la abstención por encima del 40%.

En la izquierda nos jactamos de ser mucho más demócratas que la derecha, pero en estas elecciones, y en realidad en muchas, la derecha nos acaba dando lecciones de democracia porque, al igual que antes con las calles, hemos dejado de dar batalla, y han podido ocupar las urnas sin oposición.



Como punto y a parte de este proceso electoral saldado con una victoria de la derecha, Pedro Sánchez, a la mañana siguiente adelantaba a julio la convocatoria de elecciones generales. Varios apuntes:

De alabar el sentido de estado del presidente que ha entendido la respuesta ciudadana del pasado domingo y convoca elecciones, incluso en medio de la presidencia de turno de la UE. No estamos acostumbrados a este sentido democrático y de estado.

Por supuesto, lo hace por su interés en lo que a bote pronto parecería una estrategia suicida de sálvese quien pueda. Yo no lo veo tan claro.

Evidentemente adelantando las elecciones, Sánchez compra el relato de la derecha de unas “elecciones municipales o autonómicas como plebiscito a su gestión” o “como primera vuelta de las generales”. Es a mi modo de ver, una derrota calculada por parte de Sánchez que en plena campaña de estas nuevas elecciones va a mostrar in situ las desavenencias entre las derechas a la hora de crear nuevos ayuntamientos, parlamentos y gobiernos autonómicos.

Cuidado porque la euforia en la que viven ahora la extrema derecha puede verse frenada cuando intenten llegar a acuerdos e imponer sus visiones cutres, rancias y atrasadas a la realidad que no es otra que el plurinacionalismo y Europa.

En segundo lugar, no da tiempo a que su propio partido se instale en la pesadumbre, y mucho más importante, en el juego subterráneo de intrigas palaciegas y búsqueda de candidatos. Llama a arrebato a la movilización y el trabajo electoral del PSOE, y puede, siempre que se acierte en los mensajes, discutir la mayoría de la derecha recién estrenada. Fundamentalmente, por un factor: 9 de cada 10 votos que ha sacado de más el PP al PSOE se dan en Madrid. Lejos de la capital la distancia es nimia y los diputados en juego pueden ir cayendo en un sentido o en otro por un puñado de votos.

Tercero, llama a todo el electorado no reaccionario a la movilización y aglutinamiento en torno a su persona. Sí, el voto útil. El axioma de votar con la nariz tapada a quien nos gusta menos, a cambio de que no gane quien no nos gusta nada. Estamos como en 2011, pero con toda la izquierda desmovilizada y desmontada.

Y cuarto: En esa izquierda a la izquierda del PSOE también los llama al orden. A que se pongan de acuerdo ya (de hecho tienen menos de diez días para hacerlo) y que constituyan una fuerza capaz de movilizar un electorado entre el 5% y el 10% capaz de restar la representación que pueda sacar Vox, circunscripción a circunscripción.

Por todo esto, el movimiento de Sánchez, aunque pueda parecer precipitado, está vestido de audacia y preparación. El reto es presentar, ahora si, un modelo de país, de derechos y dignidad, frente a la nada que siempre ha presentado la extrema derecha, y que ahora particularmente, sumida en unos liderazgos lamentables, es mucho más lacerante e indigna.

 



martes, 19 de octubre de 2021

Tras 10 años del final de ETA

 

Momento de la "Declaración del 18 de octubre", que leyóo en euskera Arkaitz Rodríguez y en castellano Arnaldo Otegi

En estos días se cumplen 10 años del anuncio del cese de la lucha armada por parte de la banda terrorista ETA. Aunque no lo parezca, aunque hayan pasado estos años sin avances, ni acercamientos públicos que garantizaran un estadio donde la paz y el progreso de la sociedad vasca y española fuera conseguida, como paso previo a unas relaciones normales en las que los objetivos políticos se consiguieran, el tiempo ha pasado y la sociedad vasca ha cambiado.

El pasado lunes 18 de octubre Arnaldo Otegui daba un paso más en la normalización y pacificación en Euskadi con una declaración en la que en nombre de la izquierda abertzale declaraba la sinrazón de tanta violencia y pedía perdón por los cientos de atentados, muertos y miles de heridos. Sin negar las resistencias internas, que seguro las hay, el paso dado por Bildu es decisivo. Es honestidad brutal y altura de miras en el contexto político y social actual. Y sin duda, la Historia juzgará a quienes han puesto escaleras y ascensores para alcanzar la paz y a quienes se han dedicado a echarlos abajo o no hacer nada, por cálculos partidistas y ambiciones personales.

El tiempo transcurrido desde el anuncio del cese de la actividad armada de ETA y el perdón y arrepentimiento expresado por Otegui no es casual. Es con distancia temporal, alejados de la inmediatez de un dolor, del cortoplacismo de batallas electorales y recostada sobre el día a día de la sociedad vasca como se puede elaborar un camino que cicatrice heridas que siempre sangrarán. Ha sido la única manera, no ya de construir el relato histórico fidedigno, veraz y académico que cuente para no olvidar lo que sucedió durante los últimos 60 años en Euskadi y en España (y en Francia). Sino de avanzar en el entendimiento entre distintos y el tejido de una sociedad y una política en la que quepan todos los que quieren el bienestar de las gentes vascas.

Eso sí, esperen sentados a escuchar el perdón y arrepentimiento de quienes utilizan el terrorismo como arma política para derrotar electoralmente al adversario despreciando la altura de miras política y el sentido de estado. Esperen sentados a escuchar el perdón y el arrepentimiento de quienes usaron todos los recursos del estado, incluso los ilegales e inmorales, para derrotar a los terroristas en su territorio, tirando por la borda toda la legitimidad democrática y del estado de derecho.

Solo en un estado con unas taras democráticas tan severas como el español es posible que la efeméride haya pasado sin trascendencia. Solo unos tibios programas en la televisión pública donde no se dio voz a la izquierda abertzale ni al nacionalismo vasco. Pocos artículos en prensa escrita, bastante más en la digital de izquierdas, y un silencio colosal para hablar sobre el dolor que causa hoy en día acciones como la negativa a acercar los presos etarras (una práctica abominable ahora que ya no existe la amenaza terrorista), la doctrina Parot (revertida en dos ocasiones por los tribunales europeos), la violencia institucional hacia lo abertzale que sigue vigente en Euskadi (pregúntese por Alsasua), sobre qué pasó en la lucha contraterrorista y paramilitar orquestada por el PSOE del señor X y por qué no hubo un diálogo en tiempos del inane de Rajoy para construir una relación sana.

La honestidad de Otegui y la izquierda abertzale contrasta con el silencio del PP. Por supuesto que a ETA se la ha derrotado con acción judicial, política y resistencia de la sociedad vasca, en especial del colectivo de víctimas. Pero sólo con eso sería imposible construir un futuro para Euskadi porque dejaría fuera a buena parte de la sociedad. Del mismo modo que los objetivos políticos de la acción terrorista hubiera derrotado el estado de derecho. No hay futuro, ni convivencia si no se respeta y escucha a las partes. Por eso es necesario, vital, plantear escenarios que teatralicen la paz y la hagan tangible para las sociedades vasca y española. Es lo mínimo a pedir a alguien que estaba o aspira a estar en gobiernos. A la extremísima derecha, nada se le puede pedir.

El diálogo y la intermediación han sido y son fundamentales. Seducir a la izquierda abertzale para que reniengue de la violencia y participe activamente en la política vasca -y nacional- fue la clave de bóveda para ir desmontando el convencimiento de la acción terrorista. Por eso, tener a Bildu haciendo política en ayuntamientos, en el parlamento vasco, en el Congreso o en los medios, escuece tanto a las cutres derechas patrias de rancio y atrasado centralismo. No sólo es la voz de los vascos. Es la voz de las clases trabajadoras.

El ruido y la furia de una extrema derecha exacerbada, anacrónica, ruin, miserable y antipatriótica denota, no sólo las severas minusvalías mentales de estos mequetrefes, sino que muestra cuán importante ha sido para sustentar el relato del tardo franquismo españistaní, la actividad de una banda terrorista que mataba y extorsionaba para conseguir sus objetivos; por el simple hecho de pensar distinto.

Queda un largo camino para cicatrizar a la sociedad vasca, y en buena parte, aún queda trabajo por la desidia de años de una derecha nacional que no sabe vivir sin, no tiene argumentario político, sino es agitando el miedo al distinto, aunque ese otro sea un compatriota. Sin terrorismo y sin manosear a las víctimas poco queda en el código del “extremo centro. Y eso explica una inacción política que ha supuesto incertidumbre, más dolor y el anquilosamiento de ciertas tendencias, a un lado y a otro, que abogan por no cerrar el conflicto.

Poner sobre la mesa cómo se pasó de una legítima disidencia antifranquista en Euskadi a la brutalidad del terrorismo, cómo se desarrolló el despliegue de la respuesta ilegal del Estado desde el Batallón Vasco-Español franquista a los GAL en los gobiernos de Felipe González o quiénes son los culpables desconocidos y cuáles los errores en las investigaciones policiales y judiciales de los atentados, que los hubo, es el camino que nos queda. Todo es memoria y toda memoria es positiva para conocernos, madurar como sociedad y no repetir un pasado tan cruel, superado, no obstante, por el de la represión franquista, que también espera su lo siento.

La izquierda abertzale ha asumido la inutilidad del terrorismo. Es una victoria de la democracia y también, claro está, de PP y sobretodo de un PSOE que en tiempos de Zapatero, pagó un alto precio por avanzar en la senda de la paz. El arrepentimiento expresado en las palabras de Otegui deja sin argumentos y quien solo sabe atizar el odio para vivir de la política. Sólo estos cafres malvados y sanguijuelas del dolor ajeno pueden tratar de pisotear estos avances para seguir enquistando las heridas. Como sociedad que apuesta por el futuro, la paz y la convivencia, pensemos o no en la autodeterminación de los pueblos, nos tienen que tener en frente. A toda la sociedad.

 

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...