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martes, 19 de octubre de 2021

Tras 10 años del final de ETA

 

Momento de la "Declaración del 18 de octubre", que leyóo en euskera Arkaitz Rodríguez y en castellano Arnaldo Otegi

En estos días se cumplen 10 años del anuncio del cese de la lucha armada por parte de la banda terrorista ETA. Aunque no lo parezca, aunque hayan pasado estos años sin avances, ni acercamientos públicos que garantizaran un estadio donde la paz y el progreso de la sociedad vasca y española fuera conseguida, como paso previo a unas relaciones normales en las que los objetivos políticos se consiguieran, el tiempo ha pasado y la sociedad vasca ha cambiado.

El pasado lunes 18 de octubre Arnaldo Otegui daba un paso más en la normalización y pacificación en Euskadi con una declaración en la que en nombre de la izquierda abertzale declaraba la sinrazón de tanta violencia y pedía perdón por los cientos de atentados, muertos y miles de heridos. Sin negar las resistencias internas, que seguro las hay, el paso dado por Bildu es decisivo. Es honestidad brutal y altura de miras en el contexto político y social actual. Y sin duda, la Historia juzgará a quienes han puesto escaleras y ascensores para alcanzar la paz y a quienes se han dedicado a echarlos abajo o no hacer nada, por cálculos partidistas y ambiciones personales.

El tiempo transcurrido desde el anuncio del cese de la actividad armada de ETA y el perdón y arrepentimiento expresado por Otegui no es casual. Es con distancia temporal, alejados de la inmediatez de un dolor, del cortoplacismo de batallas electorales y recostada sobre el día a día de la sociedad vasca como se puede elaborar un camino que cicatrice heridas que siempre sangrarán. Ha sido la única manera, no ya de construir el relato histórico fidedigno, veraz y académico que cuente para no olvidar lo que sucedió durante los últimos 60 años en Euskadi y en España (y en Francia). Sino de avanzar en el entendimiento entre distintos y el tejido de una sociedad y una política en la que quepan todos los que quieren el bienestar de las gentes vascas.

Eso sí, esperen sentados a escuchar el perdón y arrepentimiento de quienes utilizan el terrorismo como arma política para derrotar electoralmente al adversario despreciando la altura de miras política y el sentido de estado. Esperen sentados a escuchar el perdón y el arrepentimiento de quienes usaron todos los recursos del estado, incluso los ilegales e inmorales, para derrotar a los terroristas en su territorio, tirando por la borda toda la legitimidad democrática y del estado de derecho.

Solo en un estado con unas taras democráticas tan severas como el español es posible que la efeméride haya pasado sin trascendencia. Solo unos tibios programas en la televisión pública donde no se dio voz a la izquierda abertzale ni al nacionalismo vasco. Pocos artículos en prensa escrita, bastante más en la digital de izquierdas, y un silencio colosal para hablar sobre el dolor que causa hoy en día acciones como la negativa a acercar los presos etarras (una práctica abominable ahora que ya no existe la amenaza terrorista), la doctrina Parot (revertida en dos ocasiones por los tribunales europeos), la violencia institucional hacia lo abertzale que sigue vigente en Euskadi (pregúntese por Alsasua), sobre qué pasó en la lucha contraterrorista y paramilitar orquestada por el PSOE del señor X y por qué no hubo un diálogo en tiempos del inane de Rajoy para construir una relación sana.

La honestidad de Otegui y la izquierda abertzale contrasta con el silencio del PP. Por supuesto que a ETA se la ha derrotado con acción judicial, política y resistencia de la sociedad vasca, en especial del colectivo de víctimas. Pero sólo con eso sería imposible construir un futuro para Euskadi porque dejaría fuera a buena parte de la sociedad. Del mismo modo que los objetivos políticos de la acción terrorista hubiera derrotado el estado de derecho. No hay futuro, ni convivencia si no se respeta y escucha a las partes. Por eso es necesario, vital, plantear escenarios que teatralicen la paz y la hagan tangible para las sociedades vasca y española. Es lo mínimo a pedir a alguien que estaba o aspira a estar en gobiernos. A la extremísima derecha, nada se le puede pedir.

El diálogo y la intermediación han sido y son fundamentales. Seducir a la izquierda abertzale para que reniengue de la violencia y participe activamente en la política vasca -y nacional- fue la clave de bóveda para ir desmontando el convencimiento de la acción terrorista. Por eso, tener a Bildu haciendo política en ayuntamientos, en el parlamento vasco, en el Congreso o en los medios, escuece tanto a las cutres derechas patrias de rancio y atrasado centralismo. No sólo es la voz de los vascos. Es la voz de las clases trabajadoras.

El ruido y la furia de una extrema derecha exacerbada, anacrónica, ruin, miserable y antipatriótica denota, no sólo las severas minusvalías mentales de estos mequetrefes, sino que muestra cuán importante ha sido para sustentar el relato del tardo franquismo españistaní, la actividad de una banda terrorista que mataba y extorsionaba para conseguir sus objetivos; por el simple hecho de pensar distinto.

Queda un largo camino para cicatrizar a la sociedad vasca, y en buena parte, aún queda trabajo por la desidia de años de una derecha nacional que no sabe vivir sin, no tiene argumentario político, sino es agitando el miedo al distinto, aunque ese otro sea un compatriota. Sin terrorismo y sin manosear a las víctimas poco queda en el código del “extremo centro. Y eso explica una inacción política que ha supuesto incertidumbre, más dolor y el anquilosamiento de ciertas tendencias, a un lado y a otro, que abogan por no cerrar el conflicto.

Poner sobre la mesa cómo se pasó de una legítima disidencia antifranquista en Euskadi a la brutalidad del terrorismo, cómo se desarrolló el despliegue de la respuesta ilegal del Estado desde el Batallón Vasco-Español franquista a los GAL en los gobiernos de Felipe González o quiénes son los culpables desconocidos y cuáles los errores en las investigaciones policiales y judiciales de los atentados, que los hubo, es el camino que nos queda. Todo es memoria y toda memoria es positiva para conocernos, madurar como sociedad y no repetir un pasado tan cruel, superado, no obstante, por el de la represión franquista, que también espera su lo siento.

La izquierda abertzale ha asumido la inutilidad del terrorismo. Es una victoria de la democracia y también, claro está, de PP y sobretodo de un PSOE que en tiempos de Zapatero, pagó un alto precio por avanzar en la senda de la paz. El arrepentimiento expresado en las palabras de Otegui deja sin argumentos y quien solo sabe atizar el odio para vivir de la política. Sólo estos cafres malvados y sanguijuelas del dolor ajeno pueden tratar de pisotear estos avances para seguir enquistando las heridas. Como sociedad que apuesta por el futuro, la paz y la convivencia, pensemos o no en la autodeterminación de los pueblos, nos tienen que tener en frente. A toda la sociedad.

 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Libertad y terror; Igualdad y tristeza; Fraternidad y dolor



Está mañana una treintena de vecinos de Santa Marta de Tormes nos reuníamos bajo las banderas a media asta en la plaza del Ayuntamiento, para honrar con un minuto de silencio y unos aplausos a las víctimas. A todas las víctimas del terrorismo y la barbarie.

Pero la convocatoria era muestra de repulsa y solidaridad con las víctimas del brutal ataque terrorista de la noche del pasado viernes 13 de noviembre en París.

Desde estas líneas expresó el dolor y las tristeza y mi más absoluto rechazo y condena a este acto terrorista y a todos los terrorismos. A esta aberración, a éste sin-sentido rastrero, irracional y absurdo que ha segado la vida de más de 130 personas (de momento), marcado la vida para siempre de decenas de miles y tocada la mentalidad y voluntad de París, Francia y Europa, perpetrada por el Daesh manchando el nombre del Islam.

Sintiendo tan cercanas las víctimas de antes de ayer, como las del atentado del 11-M de 2004 en Madrid, no puedo y no quiero olvidarme de quienes llevan sufriendo y sufren cada día las acciones de los bárbaros, terroristas que ahora traen a Europa parte del dolor que causan y que en buena medida también viene por las políticas que Occidente ha llevado a cabo en Oriente Próximo y Oriente Medio durante los últimos 40 años.

Esas políticas de rearme de grupos de presión, persuasión y oposición a los gobiernos (algunos de ellos dictatoriales) en los territorios en torno a la Península Arábiga. Vergonzosas fotografías en las Azores que con mentiras nos llevaron a una guerra para lucro de las corporaciones y multinacionales, que por petróleo y armas han convertido en Estados fallidos una serie de países que tenían relativa estabilidad social en la zona, progreso e incluso mantenían a raya a los intolerantes frente a los tolerantes (leáse el caso de Afganistán). Masacramos a los Kurdos que luchan por acabar con los fascistas, como Europa hizo en los años 40 del pasado siglo y sin embargo nos mostramos aliados con monarquías absolutistas como la saudí que se ha demostrado como ha financiado a grupos terroristas, propiciado revueltas en los países de su entorno y llevado un modelo de sociedad fascista que bajo el paraguas de la religión impone la supresión de los Derechos Humanos.

Toda esa situación nos ha traído el movimiento migratorio de los refugiados sirios e iraquíes que huyen de una guerra in civil que ha convertido en tierra quemada y estados fallidos dos países que hasta hace bien poco, eso sí, bajo dictaduras mantenían controlado el islamismo radical. Pero ahora armados por Occidente, financiados por Arabia Saudí tratan de imponer su retrogrado y fascista modelo de vida con la guerra allí cada día, y de vez en cuando con el terrorismo aquí en Occidente.

Y ahora nos planteamos qué hacer, cómo combatir. Y en caliente se producen aun más dolientes declaraciones de energúmenos que bajo apellidos como periodistas o políticos no tienen reparos en echar más gasolina al fuego, imponer al fascismo con más fascismo. Y no les preocupa porque en este modelo de guerra, con el capitalismo lucrándose y retroalimentando el dolor es el pueblo, es la clase trabajadora, la que pone las víctimas, mientras ya sea traficando con armas, petróleo, drogas o cadenas de favores una oligarquía aumenta sus beneficios. Son sus guerras, pero son nuestras víctimas. Y es que los atentados de París, como los de Beirut el viernes por la mañana, o los muertos de hoy en Nigeria, son una locura atroz y horrible en respuesta a una guerra que poco tiene que ver con el pueblo francés, el libanés o el nigeriano.

Se plantean escenarios donde se eliminen las libertades y las garantías procesales. Pero en cambio todavía no he oído hablar a nadie de quienes toman las decisiones de combatir a quienes financian tanta atrocidad. A quienes venden las armas. Porque sin dinero y sin armas no se puede atentar. Sin embargo es mejor caer en la tentación de restringir la libertad y los derechos de asociación, expresión, a la información o manifestación, porque los fascismos, sean donde sean y vengan de donde vengan, son todos iguales y buscan eliminar los Derechos Humanos e imponer un modo de vida que es justo y maravilloso para unos pocos y cruel y horrible para los demás.

Por todo ello nos debería preocupar, en cambio, el poco vigor con el que condenamos las víctimas del mismo tipo de terrorismo en otros países geográficamente también muy próximos como Líbano, Irak o Siria... Se diría que hay víctimas de primera y de segunda categoría y esto es moralmente indefendible.

Y también nos debería preocupar el conseguir dosificar adecuadamente las emociones y la razón, conjugándolo con un periodismo que cumpla su función primordial: Informar con honestidad y veracidad. Y es que cuando el terrorismo no es un fenómenos aislado y puntual es que hay causas objetivas de carácter político que favorecen su desarrollo. Hay poderes políticos, económicos y mediáticos  el debate sobre estas causas les incomoda porque son ellos los que han contribuido poderosamente a incrementarlas. Por eso intentan hurtarnos este debate aventando únicamente el miedo y la emoción. Mala fórmula.

En los últimos 15 años, desde el ataque a las Torres Gemelas y la respuesta absurda comandada por el infame Trío (Cuarteto) de las Azores, los países de la OTAN  han (hemos) incrementado notablemente nuestra vieja costumbre de "poner orden" en Oriente Medio por via militar y hemos contribuido muy activamente a la explosión política de tres estados vecinos (Afganistán, Irak y Libia), hemos apoyado sin  fisuras al estado israelí y a la represión inhumana contra el pueblo palestino, hemos alentado una guerra civil en Siria que ya dura 5 años y que está provocando una inmensa tragedia humanitaria... y el resultado de estas políticas no puede ser más nefasto: estamos mucho peor que antes de empezar.

Toda mi solidaridad, apoyo y dolor con las víctimas del terrorismo fascista, de naturaleza islamista, que murieron en París el viernes. Y también con sus familias y toda la sociedad francesa.

Toda mi solidaridad, apoyo y dolor con todas las víctimas, sus familias y quien están huyendo de esa misma barbarie desde Siria, Irak, el Magreb, Nigeria...

Y a quienes sufren el mismo terror aunque venga impuesto por aliados en Palestina y el Sahara Occidental.

martes, 15 de marzo de 2011

Mundo de Mierda II


A veces, y las gentes de mar saben distinguirlo, el mar parece tranquilo en superficie, pero sin embargo anda revuelto en el interior. La aparente tranquilidad puede estallar en cualquier momento.

Ocurrió en Túnez y posteriormente en Egipto. Pero nada es casualidad. Trataré de explicarme: La crisis financiera mundial, en especial tras el estallido de la burbuja especulativa de la economía casino, ha puesto muchas cosas al descubierto: como que se trata de la crisis de un SISTEMA, y que la economía de ese sistema está solo al servicio de unos pocos ricos y poderosos, de forma muy especial los bancos y los banqueros. Que todas las medidas para superarla por parte de los gobiernos, y de forma muy especial los europeos, han ido encaminadas a salvar los bancos y no a la ciudadanía.

Tras el fracaso del “casino económico”, excepto en Islandia nadie ha exigido responsabilidades a los banqueros, a los economistas neoliberales y neoclásicos, a los “profesionales y directivos”. Antes bien al contrario, se han exigido sacrificios a la población, a la ciudadanía, mediante el incremento del paro, despidos aún más baratos, incremento en dos años en la edad de jubilación, ERE en multitud de empresas, congelaciones de sueldos y pensiones, privatizaciones de servicios públicos y desaparición de las Cajas de Ahorros, entre otras lindezas.

Esta subiendo el combustible, la electricidad y los alimentos y, sin embargo, todas y todos ganamos menos. Es decir, nos estamos empobreciendo, pero solo las clases populares. Los poderosos y los bancos no pagan más impuestos, sino menos y reciben cuantiosas subvenciones públicas. Los autónomos y pequeños empresarios ven como quiebran sus pequeños negocios, y sin embargo el crédito bancario no les llega.

A esto, hay que sumar una democracia de baja calidad, con menos participación ciudadana cada vez, casos de corrupción no resueltos, profesionalización excesiva de la política en ausencia de formulas participativas de elección de cargos públicos y transformación de los entes políticos en empresas de gestión sin apenas diferencias y con comportamientos similares.

¿Cuál es la respuesta institucional?

Relanzamiento de la energía nuclear como energía barata (menos mal -y es una desgracia-, que el terremoto y tsunami en Japón han puesto al descubierto su criminal peligrosidad). No dejo de preguntarme ahora que dirán Rajoy, el PP, así como el lobby pro-nuclear del PSOE.

Privatización de las “joyas de la corona” de AENA y más medidas de control del gasto público; es decir, menos inversión pública y por tanto menos empleo, todo para pagar la famosa deuda. Deuda pública que, en estos momentos en el estado español, ya sabe todo el mundo que es privada mayoritariamente.

En el fondo, aquí y ahora, todas y todos los que tenemos la suerte de tener trabajo lo hacemos para sufragar la deuda de los bancos y cubrir sus déficit generados por una burbuja inmobiliaria tan absurda y destructiva de territorio, como dañina a la postre y que tanto paro ha creado.

Por todo esto, la gente esta reaccionando y se está organizando por su cuenta a través de mil formas aún inconexas, pero que advierto a quien corresponda se están generando.

Mientras, los profesionales de la política, en sus torres de marfil, siguen sin enterarse de lo que la calle empieza a convocar. La verdad es que nosotras y nosotros no merecíamos esto, y claro, se pasará factura. La desconfianza es tremenda y la falta de ilusión en las respuestas políticas convencionales también.

ATTAC lleva doce años pidiendo a la ciudadanía que se empodere y responda. Que tome en sus manos su destino y se reapropie de la política. ATTAC en estos últimos meses ha denunciado lo erróneo de las medidas tomadas por los poderes públicos y está presentando sus alternativas. No somos un partido, no nos mueve la lógica electoral, ni mucho menos el cortoplacismo. Tampoco el regusto de la discusión teórica e intelectual de estrategas de salón. Pero hemos advertido de lo que es imprescindible hacer.

Afortunadamente, la calle siempre va e irá por delante. Por eso creo que hay que ver con simpatía las distintas redes sociales y de convergencia ciudadana que están apareciendo como muestra de la indignación ciudadana. Tras la ilusión de la Huelga General del 29-S caminamos hacia lo frustrante e inesperado, y tras el aumento de la edad de jubilación y la reducción de las prestaciones por desempleo y las desapariciones de pequeñas, pero imprescindibles ayudas, hemos comprobado, sentido la soledad cívica. Pero no estamos solos somos multitud.

Debemos advertir de pescadores de río revuelto, así como aplaudir diversas iniciativas ciudadanas tendentes a lograr más democracia, justicia fiscal, justicia climática e igualdad. No es el momento de vanguardias, sino de las gentes indignadas, y esto se verá y se notará, y el clamor llegará a los centros de poder, haciéndoles saber que estamos aquí y que no les pedimos nada: exigimos reparto, igualdad y democracia.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Negro sin ti



Me paso los días soñando con un momento. Un momento que refleja un abrazo, un beso. Una mirada de felicidad que borre de mi alma tu rostro lloroso enmarcado por tu domesticada melena. Imagen que me acompaña cada día, que me mata lentamente pero que no ciega el resto de recuerdos plenos de alegría, felicidad. Imágenes de un futuro a la par certero y cercano, de una vida que sin ti no tiene sentido.

La rutina es una soga que se ajusta a mi cuello a cada segundo con la fuerza aplicada por tu recuerdo. No encuentro ánimos para proseguir con alegría si no me queda ya ni el eco de tu risa. No me apetece ni la luz del día, ni tampoco las sombras de la noche. Guardo todo para tenerlo contigo, con mi amor. Es difícil encontrar estímulos para horas interminables. Los días en esta soledad se alargan sin premura. Las paredes se deshacen ante mis ojos y el silencio me aprisiona hasta hacer estallar mis oídos.

El cansancio físico no me trae el sueño, y el mental sólo estrangula mi alma. Los parpados caen derrotados cuando ya he desgastado tu recuerdo, cuando el cuerpo ya frío y sombrío se ha quedado huérfano de tus caricias. Ahora puedo dormir, buscarte en los sueños y por fin, durante unas horas y sin consciencia, ser feliz.

No puedo vivir sin ti, sin echar de menos tus caricias. No puedo dormir sin ti, porque mi cama se hace eterna. No puedo, tan siquiera ser feliz sin vivirte.


Cuando me encuentro con la aurora,
O acostado espero la noche para soñar,
He oído dentro a mis huesos balbucear:
Otro día, otra noche, otra hora.

Cuando estos sentidos se deshagan
Estos pensamientos de polvo descansarán,
El hombre de carne y espíritu morirá,
Y el hombre de los huesos persistirá.

Esta lengua que habla, estos pulmones que gritan,
Esta vitalidad que nos apresura y desea,
Este cerebro que llena el cráneo con ideas,
Silbando tranquilo en su colmena de sueños,

Estos hoy que tan orgullosos poseemos,
Pequeños señores de un ínfimo ahora:
Los huesos inmortales tomarán el control
De la carne muerta y la muerta hora.

Hasta que la víspera y el ocaso se hayan ido:
Lenta baja la interminable noche,
Y el nuevo nacimiento cae sin reproche,
Que durará tanto tiempo como la tierra.

Vagabundos del este, peregrinos inquietos,
¿Saben por qué no pueden descansar?
Es que cada hijo de su madre terrenal
Viaja con su propio esqueleto.

Acuéstate en tu lecho de polvo;
Saborea la fruta que debes soportar,
Trae la semilla eterna hacia la luz,
Y tus albas serán iguales a la noche.

Descansa de la pena y la maldad,
Ya no le temas al calor o al sol,
Ni a la nieve del invierno salvaje,
Tu nueva labor es en soledad.

Buque vacío, mortaja desgarrada,
Nuestra caja y vestidos no son eternos,
-Otro día, otra noche, otra hora-
Así balbucean dentro mis huesos.

Por lo tanto harán mi voluntad,
Hoy, que aún soy el señor de un día,
La vida y la carne aún son mías,
Y el aliento hosco es mi esclavo.

Antes de que el fuego del sentido decaiga,
Este humo del pensamiento golpeará la distancia,
Flotando en la antigua noche sin besos
Como un ejército de inmortales huesos.


domingo, 29 de noviembre de 2009

Luis Cernuda, deseo y realidad



V
Quiero, con afán soñoliento,
gozar de la muerte más leve
entre bosques y mares de escarcha,
hecho aire que pasa y no sabe.

Queiro la muerte entre mis manos,
fruto tan cenicientoy rápido,
igual al cuerno frágil
de la luz cuando nace en el invierno.

Quiero beber al fin su lejana amargura;
quiero escuchar su sueño con rumor de arpa
mientras siento las venas que se enfrían,
porque la frialdad tan sólo me consuela.

Voy a morir de un deseo,
si un deseo sútil vale la muerte;
a vivir sin mí mismo de un deseo,
sin despertar, sin acordarme,
allá en la luna perdido entre su frío.

XIII
Se goza en sueño encantado,
Tras espacio infranqueable,
su belleza irreparable
El Narciso enamorado.
Ya diamante azogado
O agua helada, allá desata
Humanas rosas, dilata
Tatno inmóvil paroxismo.
Mas queda sólo en su abismo
Fugaz memoria de plata

XIV

Ingrávido presente.
Las ramas abren trémulas.
Cándidamente escapan
Estas horas sin fuerza.

En la playa remota
El mar no visto canta;
Sobre su verde espuma
Huye el aire en volandas.

Va sus vírgenes fuerzas
Deponiendo la tarde.
La esperanza se duerme
Entre el verdor unánime.

Olvidarán más días
Su abánico de humo
Y un ángel lo abrirá
Una noche ya mustio.

Una noche que finja
lo distante inmediato.
Y bajará la luna
a posarse ¿en qué mano?

XIX


La desierta belleza sin oriente
A la prision nocturna ciñe un cielo;
de su seno mortal levanta el suelo
el puro hastío que la llama siente

Un ídolo corona negra frente
sobre voraz sonrisa. ¿cuál anhelo
al ébano del vientre tendió el vuelo
Y en su nido se duerme blandamente?

Soledad sin amor ni claro día,
la indolencia del ánimo se adueña,
postrada y fiel huye la edad mudable.

Hurta el primer placer su melodía,
y el tiempo mira un cuerpo que se sueña
en el cristal, fingido irreparable.

martes, 17 de noviembre de 2009

Sin ti...




Los días que pasan,
las luces del alba,
mi alma, mi cuerpo, mi voz, no sirven de nada...
Porque yo sin ti no soy nada,
sin ti no soy nada,
sin ti no soy nada...

(Sin ti no soy nada - Amaral)

Cómo odio ser tan absurdamente dependiente. Mira que he oído veces esta canción con la que empiezo el post, y siempre pienso que es justo lo contrario a lo que yo desearía para mí... pero al final caigo en lo mismo. En que te vas y sufro tu ausencia, lloró en una soledad vacía y viciada en sentimientos desgarradores de tiempo que dejan la oscuridad, la negruzca nitidez de mi dolor, cuando marchas con tu luz, que se ha convertido en mi fuerza.

La cama deshecha, aún caliente del último escarceo y las continuas caricias y besos que se anidan a este amor que siento. La soledad de lágrimas que mojan una piel seca, dolorida y ajada. Las grietas de mi rostro son reflejo de las de mi alma. Ambas curan y sanan cuando me miras. Estas lágrimas son el abono de mi felicidad, y sólo quiero que crezca siempre en mi corazón y mi vida; vida que no tiene sentido sin ti.

Es el eterno vaso medio vacío y medio lleno que cuando encuentras a alguien con quien llenarlo hasta el borde su ausencia provoca que se ponga al borde del precipio, y en ocasiones caiga. Nunca se rompe. Siempre el amor es más fuerte que los miedos y temores, pero estos, inevitables y fieros, le dibujan rajas y fracturas. De su profundidad, de sentir el agua entre los dedos o de verle robusto y perfecto para el uso diario varían las sensaciones, los momentos en los que mirarlo o usarlo. La lejanía no es plato de buen gusto, pero no dejo de confiar en el poder y capacidad que tengo para luchar y conseguir lo que quiero. De tu amor tampoco tengo dudas. De nuestro futuro sueños.

Estando sólo como sólo me dejas, busco refugio en amigos y amigas en todos los ocios posibles. Llegan las noches y me voy acostando tan pronto como puedo, para reencontrarnos en los sueños, donde me temo ya, somos eternos. A la mañana llego cansado tras una noche de pasión alegórica, y estiro las mantas para cubrir mi fria piel, helada sin tus abrazos. Miro alrededor, no estás despertándote junto a mi. Sólo vivo porque sé que es momentáneo, que cada día que pasa es una victoria, que más cerca estaremos juntos para siempre.

Pero me cuesta levantarme y cada día alargo el lecho donde te ame, donde te soñé, donde te amaré. El día se compone de rutinas que no llenan ni el vacío de tu sombra. Al trabajo voy llegando cada vez más tarde, cada día algo más, hasta que esta mañana ya me dió vergüenza, o me debería de haber dado. Intento y consigo abstraerme, ser profesional, hacer lo que me mandan. El coche sintoniza mis músicas que ahora son todas tuyas. Hago deporte como siempre. Consumo el gimnasio en una hora y exhausto y agujeteado salgo a buscar tu recuerdo. A veces, lo hago corriendo, donde aunque me concentró, sólo quiero llegar a dónde estas. Otras voy a casa. Allí ya ni conectó el pc, donde tantas veces nos hemos conocido. Consumo películas y discos que tan sólo me gustan a mí e intento leer pero derrotado caigo yermo ante el sueño de la noche anterior, ante la falta de aliento por tú ausencia.

Escribo porque viviendo tan al filo del dolor, la inspiración se agudiza y vitaliza. No tiene freno y la letra escrita es el curso de mis venas desangrándome a través de mis dedos. En la ausencia de luz el negro es el color predominante y en tu ausencia es la rabia la que me condimenta.

Soy feliz porque soy amado y estoy amando. Soy tristeza porque la inmediatez debe dejar paso a un sueño. Soy odio porque jamás me vi capaz de ser tan independiente y si lo soy, y el odio es miedo por verme sólo una posiblidad que tengo claro que es remota y que ya advierto no me va a resignar.

Te quiero

lunes, 24 de noviembre de 2008

Poesía negra


El lento descenso de la luz suprema
dibuja bravas sombras y esquivos sueños.
Los árboles desnudos ante el frío y el viento
alargan sus ramas para capturar el tiempo,
nos roban el alma y la vida que se estrella en el negro asfalto.
Las únicas maderas que se sostienen sin mugre,
son las de los cadalsos;
el infame palo que sujeta la cuerda que abraza el cuello
de continúos difuntos;
o la guillotina siempre hambrienta de sangre real,
y mal nutrida por la indiferencia y el pasotismo.
La luna sonrie maliciosamente,
sabe que con ella comienza el reino de las sombras,
y su luz dibuja en la inerte tierra, monstruos y dioses,
tan sólo diferenciados por quien conserva los oídos.
Tétrico paisaje que rodea oscuras vidas de negros pensamientos,
atados a viles puñales que desangran,
cuerpos ajenos, amarillos por el dolor y el sudor,
escarmentados de la desidia y la violencia,
alientos finales que apagan la llama interna
y con ella borran días de memoria, noches de olvido
y sueños invividos.

El agua fresca y clara ha muerto en nuestro interior.
Agreste es ahora el paisaje que nos rodea y la miseria,
ceba los delgados estómagos y deja maltrechos cuerpos,
que se van a llevar las moscas.
Buitres y cuervos anhelan lancerar las entrañas de la humanidad,
sobre un seco arenal destripando cuerpos sin sangre,
rostros sin humanidad y cerebros olvidados de ideas.
Nada más va a brotar de tan horrible lugar.
La maldad ha vencido. Cantó victoria
el día que la violencia y la cobardia se aliaron para matar todas las energías.
Aquí yace el último cadáver decrépito agajado y violado,
destruido y colmado, de placeres carnales;
de festivales en sodomía y ácidos que abrieron los ojos,
ante la belleza momentánea, las palabras dulces que
tan fácil se lleva el viento.
Y una vez muertos estos ojos, en sus cuencas crecieron las larvas,
que viciaron mi interior, trepanaron mi cerebro y destruyeron el espíritu.

Truenos suenan desde que tengo uso de razón.
El momento se acerca, pero todavía esta muy lejos,
porque los rayos no resplanden en el horizonte.
La lluvia no alimenta la tierra, resbala sobre ella.
Así inicia un viaje de destrucción y horror
que birla más vidas, más oportunidades.
Los árboles inmensos en tamaño y doloridos en sequedad,
se abren con el tan sólo roce de una gota.
El estruendo es inmenso en la llanura salvaje,
donde más almas se flagelan en una suerte de soledad compartida.
Cuerpos de mil géneros y razas se mueven al ritmo de los tambores de la Puerta de Cerberos,
y Castor y Pólux ladran con las encías ensangrentadas, alimentadas por un único corazón.
La última llama de este día innombrable
termina con la esperanza de justicia,
con el hilo de perdón y misericordia,
todos caemos al abismo de las tinieblas,
para morar en la eternidad,
sin recobrar las necesarias fuerzas,
y sin conocer más que la soledad.

Mi cuerpo se desgarra en un último grito salido de las cavernas de mi garganta.
Tus manos enguantadas dibujan sobre la tierra, la primera letra de la revolución,
pero cuán errada estás, bruja del dolor, porque nadie clama venganza y resurrección.
Necesitamos una muerte rapida e indolora,
en vez de esta suerte de dolor continúo,
que me desgarra por dentro, arráncando de mis pulmones el último ansía por respirar,
abriendo mi estómago al frente, y ahogando mi hígado con mis propios intestinos.
La bilis me llega a la boca y rezuma el paladar,
donde una lengua seca y áspera ni siquiera espera la dulzura de un último beso,
por cuál indigno soy por manchar la carnosa boca de la muerte.
La espalda se arquea para exigir un brazo ejecutor
cuando continúos estertores me permiten respirar.
El alma se arrodilla y postrega al cuerpo, apoyado en la tierra
con los nudillos ensangrentados y los dedos rotos.
La ira arranca la utilidad del sexo y me niega el placer de volver a vivir,
lo que ya casi no recuerdo ahogado por el dolor.
El anhelo de un ángel redentor y salvador se evapora,
como el agua del infierno;
y sólo las lágrimas aportan frescor, perdiéndose en vaho con el paso de los segundos.
Aún así limpian las mejillas muertas del terror y el hollín,
y por unos segundos, algo en mi rostro parece humano.
Siento la sangre negra y espesa en cada vena;
el vacío en mi mente incolora el esperma,
mientras los pulmones aceleran la agonía,
y el maltrecho cuerpo bombea adredalina,
para no sucumbir como un triste ecema,
y robar algo de tiempo a la defunción.
El corazón bombea chorros mientras desvaria,
mi mente se evapora en la fundición.
Alboratado y desnudo arranco el primer traje de mi vida
y enseño al mundo mi negro corazón enjaulado como preso,
porque preso estuvo de tu amor.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...