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viernes, 18 de noviembre de 2022

Boicot al Mundial de Fútbol

 

Viñeta de Eneko en diario Público, sábado 12 de noviembre 2022

 

Este fin de semana empieza el Mundial de fútbol 2022. En Qatar. Ya la propia designación del emirato como sede del Mundial está llena de corrupción y tráfico de influencias. El mismo día que se proclamó a Qatar vencedora, mientras que la Confederación Sindical Internacional pedía a la FIFA que repitiera la votación para evitar que recayera en un país que no respeta los derechos laborales, 15 de los 22 electores estaban contando los calientes billetes que habían prevalecido en su designación. Hoy en día todavía tienen causas pendientes con la justicia. La compra directa y cienmillonaria (Qatargate) de votos le costó el puesto a todo un presidente de Francia, pero ni siquiera viró un milímetro el rumbo de la FIFA, empeñada en seguir adelante como si nada. El dinero ya empezaba a entrar y engrasaba una maquinaria interncional y poliédrica que ponía en marcha la operación de blanqueamiento.

Con la celebración del Mundial ya asignada, toda la construcción de estadios de fútbol e infraestructuras hoteleras y de transportes están bajo sospecha. Las condiciones de trabajo expedidas para una población netamente inmigrante que carece de los derechos más básicos amparados en la legislación laboral internacional, son las propias de un régimen esclavista. No superan la más mínima fiscalización y aún así, pretenden que nos pongamos a ver los partidos y a animar a la roja (o a la que le toque cada uno) sin ni siquiera tener presta una pinza de la ropa para tapar el hedor a la nariz. No vaya a ser que los jeques se fueran a mosquear.

The Guardian publicó una investigación que concluía que 6500 trabajadores habían muerto en Qatar desde que comenzaran las obras para el mundial de fútbol. No era el primer estudio ni la primera denuncia sobre esta atrocidad, pero si la que cuantificaba de forma incuestionable (con datos de los gobiernos de los países de origen de los trabajadores fallecidos) que 6500 personas han perdido la vida en la construcción de infraestructuras en el desierto qatarí.

Mientras los jeques quataríes del petróleo pagasen no importaban ni las acusaciones evidentes de tráfico de influencias y corrupción, ni la absoluta carencia de derechos laborales en el Emirato. Dinero que ha servido para blanquear no solo la falta de derechos bajo esa monarquía absoluta, sino la forma de esclavitud moderna que ha regido la construcción de estadios durante estos años: la kafala.

Kafala significa "garantizar" en árabe y es el sistema de "patrocinio" legal que se basa en dos principios que, en la práctica, se traducen en esclavitud moderna. Según la kafala todo trabajador extranjero debe tener un patrocinador (una empresa o una persona) para trabajar en el país. Este patrocinador tiene todos los derechos sobre el trabajador, ya que puede retener su pasaporte y el trabajador no puede ni cambiar de trabajo, ni salir del país, sin el permiso del patrón. Las condiciones laborales son las que el patrocinador impone porque en Qatar los sindicatos están prohibidos para los trabajadores migrantes, que son el 95% de la mano de obra.

La Kafala fue suspendida en 2020, por aquello de que la esclavitud este permitida y jaleada en un país que alberga un evento internacional del máximo nível. No fuera a ser que el que dirán. Pero ya era muy tarde para los más de 6.500 trabajadores fallecidos en los fastos de esta vergüenza. Hasta entonces no sólo la familia real qatarí y su élite se han beneficiado. Muchas de las empresas constructoras provienen de Occidente, y las tenemos mucho más cerca de lo que imaginas.

Sencillamente, es una dictadura. Libertades básicas hoy en día, como la de prensa y de expresión son inexistentes; se efectúan detenciones arbitrarias, castigándose de manera abusiva sin asistencia letrada y produciéndose desapariciones de activistas y periodistas. Los homosexuales son absolutamente perseguidos y criminalizados. Asimismo, las mujeres continúan bajo un sistema de tutela masculina, ligadas a su tutor varón que a efectos prácticos es dueño y señor de su vida, tomando la decisión final sobre cualquier aspecto de sus vidas: cómo y con quién han de casarse, estudiar, trabajar, viajar al extranjero hasta cierta edad o recibir servicios de salud reproductiva. Una mujer en Qatar pierde automáticamente la tutela de sus hijos e hijas cuando se produce un divorcio. Las condenas y castigos están a la orden del día amparados en las leyes islámicas. Ante el Mundial se han parado estos atropellos que volverán en cuanto la pelotita deje de rodar. En mayo fueron las últimas condenas execrables. Por ejemplo, a una mujer violada se le acusó de adulterio y fue castigada con 100 latigazos.

Por lo tanto, se hace muy difícil seguir, o simplemente asistir a la convivencia de eventos internacionales que amparen a estos estados, sabiendo las cosas que sabemos hoy. Por ejemplo, hace menos de un año que nueve refugiados sirios presentaron una demanda ante el Tribunal Superior del Reino Unido, acusando a funcionarios y empresarios de Qatar, en coordinación con los Hermanos Musulmanes, de lavar dinero para el Frente al-Nusra, considerado la filial siria de Al Qaeda. Hoy, Qatar está bloqueada por EUA, Jordania o Egipto, países de su entorno (geográfico y cultural) acusada de terrorismo.

Una dictadura que con dinero y lazos familiares claros y demostrados con el terrorismo. Un país por el que a través de sus fronteras entran y salen miembros de Al Quaeda, los talibanes y otros grupos que atemorizan a toda la región. Incluso desde la administración estadounidense se llegó a ligar al exministro del Interior de Qatar y miembro de la familia real, Abdullah bin Khalid al-Thani, con los ataques del 11-S, avisando a su autor intelectual, Khalid Shaikh Mohammed, antes de que pudiera ser capturado por EEUU. Y esto son las cosas que sabemos. Pensad en un momento lo que se desconoce, está clasificado o es subterráneo.

En los años 80, Joseph Nye y Robert Keohane, presentaron un extenso ensayo sobre las relaciones internacionales entre países de contextos y tradiciones políticas y culturales distintas. Ahí acuñaron el término de soft power para referirse a esa capacidad que ejercen algunos Estados para persuadir o convencer a otros de que hagan lo que desean sin tener que recurrir a la coacción o al empleo de la fuerza. Y es que las diferencias pueden ser insalvables o apenas leves incordios, si se coincide en lo básico: el interés por el dinero.

En esas prácticas y estrategias están los eventos y la corriente a caballo entre lo literario y lo periodístico que están blanqueando a conciencia la imagen de las execrables dictaduras fundamentalistas de Oriente Medio. Todo ello regado por billetes procedentes del petroleo, gasolina y también motor de nuestra vida actual.

Asistir a besamanos, besapies y todo tipo de pleitesías, por parte de democracias, hacia los sátrapas medievales de los Emiratos del petroleo es una vergüenza, y algo que tendría que ir acompañada con la dimisión del lameculos en cuestión a la mañana siguiente. Se les conceden prebendas y la celebración de eventos internacionales (tanto deportivos, como sobretodo foros económicos y financieros) que no son propiedad de nadie, sino de toda la humanidad, y no deberían servir para blanquear a estos regímenes. La falta de dignidad es tan lacerante, que llega un momento en el que hay que decidir -no digo discutir, digo decidir- por salvaguardar la dignidad, y renunciar al “progreso” alimentado por un combustible que como productos subalternos trae ruindad, opresión, integrismo, misoginia, xenofobia y fascismo. Cuando políticos o empresarios se tiran al suelo al paso de los petrodólares a la vez nos demuestran, a los pargüelas que estamos aquí, la valoración que esta gentuza hace de los Derechos Humanos, la paz, la democracia y el progreso. Incluidos los nuestros. Aquí, no está de más, que no se critica o censura la cultura, de un lugar concreto, en este caso Qatar. Sino sus leyes medievales y crueles, y su intención de con dinero normalizar esta dictadura.

La FIFA ya tiene experiencia más que sobrada en llevar sus multimillonarios eventos a donde más beneficios les otorgue. A veces, da la casualidad que acaban en un país que no dé vergüenza ajena. Pero siempre se aseguran una buena cantidad de comisiones por obras y fastos para sus torneos. También ya hay ejemplos sobrados en los que un Mundial se utiliza para blanquear una dictadura e incorporar como normales regímenes absolutamente criminales y abusivos hacia los Derechos Humanos. Lo hicieron, por ejemplo, con la Argentina del año 78, y si, han pasado más de 40 años, pero con Qatar, repiten el mismo patrón.

Dentro de esto, algunos países participantes, con sus federaciones y sus selecciones les da algo de vergüencita pero sin bajarse de la celebración, que jugar y ganar un Mundial es muy importante. Ponerse de lado, colocándose un brazalete con la bandera del Arco Iris, puede que les sirva ante las comunidades LGTBI de sus países y para lavar su conciencia, por todo lo demás privilegiada. A la historia pasarán como unos imbéciles que se quedaron en el símbolo, sin querer ver la realidad del problema y convirtiéndose en actores necesarios de toda esta farsa.

Si ni la FIFA, ni los directivos nacionales, ni los futbolistas, ni los periodistas deportivos (ni mucho menos los no-deportivos), ni tampoco nuestros políticos (en conjunto) han sido capaces de poner en su sitio a esta gentuza y recuperar algo de dignidad democrática y valores cívicos modernos para su torneo, queda en las manos de la sociedad civil reclamar que lo hagan y actuar en consonancia.

Es decir, ni el racismo, ni el patriarcado, ni el clasismo, ni la homofobía son hechos culturales previos a una opresión, sino que son las construcciones ideológicas que la van a justificar. Celebrar un Mundial de Fútbol (o cualquier evento, de cualquier índole) en un estado que viola conscientemente 20 de los 30 artículos de la Carta de las Naciones Unidas a parte de ser una vergüenza, manda un mensaje erróneo. Que con dinero todo se puede comprar. Y que el dinero está por encima de los Derechos Humanos.

No puedo deciros que tenéis que hacer. Si queréis seguir el Mundial, animar a la selección española, o disfrutar del deporte, lo haréis, se escriba o leáis esta entrada o no. Por mi parte, lo tengo claro: Boicot absoluto a este evento; solidaridad absoluta con las mujeres qataríes y los trabajadores inmigrantes a los que les han pisoteado sus derechos y dignidad; desechar el consumo de toda compañía cómplice de esta barbarie que lo acompañe, patrocine o retransmita; y denuncia en mis modestos medios de la vergüenza internacional que supone.




martes, 12 de junio de 2018

La Odisea del recambio

 Nuevo Gobierno de Pedro Sánchez tras su toma de posesión (foto de El Periódico)

Me pongo a escribir, casi sin ganas y seguro sin lucidez porque la ocasión lo obliga. Si sois habituales a estas líneas habréis notado el vacío en los últimos meses, pero los cambios, cuando no son deseados y no se sabe como amortiguarlos, trastocan tanto las prioridades, los tiempos…
Sin embargo, aquí me hallo y necesito escribir unas líneas sobre el acontecimiento. Sobre el fin del corrupto e inmoral gobierno del PP, de un Mariano Rajoy a quien la primera sentencia de la Gürtel, ha supuesto su capitulación final.


El “Renacido” Pedro Sánchez hoy es Presidente del Gobierno tras una moción de censura (la segunda en la legislatura y la primera que triunfa en 40 años de ¿democracia?) presentada de urgencia, por pura vergüenza tras el varapalo judicial en el que la Audiencia Nacional condenaba al PP por lucrarse por la corrupción institucionalizada durante los años de Aznar y mantenida y alentada hasta casi anteayer. En esa sentencia se fijaba como “inverosímil y falto de credibilidad” que el Presidente Rajoy no conociera los entresijos de esa contabilidad en “B”.
Pedro Sánchez ha culminado su odisea política empezada en octubre de 2016 siendo hoy Presidente del Gobierno con tan sólo 84 diputados (el peor resultado electoral de la historia para el PSOE) pero con los votos, todos imprescindibles, de nacionalistas catalanes y vascos, así como de los diputados de Unidos Podemos, quienes celebraron la victoria al grito de “Si, se puede”.
Aunque es evidente que hemos pasado de un gobierno orgullosamente fascista y ultraliberal, corrupto e inmoral que ha dejado un ambiente político irrespirable y bochornoso, el cambio no ha sido tal, sino más bien recambio, con un PSOE al que ya conocemos y que con los nombramientos de ministros y ministras confirma el no salirse del renglón del sistema tradicional, monárquico, conservador y capitalista, en el que las clases trabajadoras seguirán viviendo oprimidas y explotadas.
Esto es importante recordarlo, porque más allá de la euforia por la salida del rancio y cutre gobierno del PP, hay que tener en cuenta que hace 7 años, y aunque los líderes de la indignación institucionalizada lo hayan olvidado, en las movilizaciones del 15M las protagonizábamos potenciales votantes del PSOE, cansados del neoliberalismo con el que Zapatero hacia pagar a las clases trabajadoras las pérdidas de las élites capitalistas.
Recordemos que PP y PSOE son la misma mierda y no parece que sin presencia en las calles, las aulas y los centros de trabajo se vayan a articular políticas de cambio real que modernicen este ajado país y que acaben con la desigualdad, el capitalismo de amiguetes y la explotación abusiva del patrimonio y el medio ambiente. Unidos Podemos se sumaba sin condiciones a una moción de censura, sin contenido político, para aupar a un personaje que ya les faltó a la palabra hace dos años y dar el gobierno a un partido en sus horas más bajas y cuyo aparato, también ha sido cómplice de la corrupción del PP, así de como de la suya propia.
Con Ciudadanos renovando la imagen de la derecha y Podemos institucionalizado renovando la imagen del PSOE (y la actual Izquierda Unida que gustosamente ha comprado asiento en este juego) tenemos en marcha la reacción del sistema para parar la acción revolucionaria que en su momento se apodero de las calles, las plazas y del discurso político en éste país y en Europa.
Y en ese escenario de renovado bipartidismo cambios tangibles que mejoren al vida de la gente y la dignidad el país no se van a producir. Ni renovación del status quo impuesto por la Dictadura y que conocemos como Constitución del 78 (monarquía, impunidad de los crímenes franquistas), ni tampoco de la corriente ultraliberal que asola el mundo (políticas de austeridad, privatizaciones, conciertos, reformas laborales, leyes represivas, OTAN, etc.)
Es una utopía que Unidos Podemos a través de la política institucionalizada, sin usar los elementos de conflicto y a través de pactos con el régimen que no afectarán a los intereses capitalistas, logre mejoras reales en la vida de la clase trabajadora. De hecho, lo conseguido es mejorar la situación y futuro electoral de un PSOE, que al igual que otros hermanos suyos europeos, agonizaba tras el fiasco de la socialdemocracia sometida a los intereses financieros.
Eso sí, es necesario considerar que para que Pedro Sánchez pueda renovar su mandato con una mejor mayoría dentro de un par de años, se hace imprescindible que tome una serie de medidas que también lo son de un gobierno democrático y anti-capitalista:
  • Derogación de la Ley Mordaza.
  • Derogación del Decreto sobre Auto-consumo eléctrico y apoyo de las Energías renovables.
  • Plan de eliminación de la energía nuclear del mix energético, así como paralización de los proyectos de minería y fracking en todo el territorio estatal.
  • Reducir el IVA cultural y de los productos de higiene femenina.
  • Renovación y regeneración de RTVE, volviendo y asegurando los estándares de calidad, imparcialidad y seguridad para sus trabajadores.
  • Concreción de medidas por la igualdad real entre sexos y del fin de la violencia machista y patriarcal.
  • Lucha contra la pobreza infantil, energética y contra la desigualdad imperante.
  • Apostar decididamente por la Ciencia, la innovación y el desarrollo.
  • Subida del SMI a estándares europeos.
  • Subida de las pensiones.
  • Lucha contra la precariedad laboral que ha provocado el aumento de los accidentes de trabajo, así como la lucha contra los fenómenos del capitalismo 2.0, ya sean falsos-autónomos, economías colaborativas radicadas en paraísos fiscales, etc.
  • Poner coto a las casas de apuestas online, tanto en su publicidad, como en la rendición de cuentas y su fiscalidad. Es imprescindible atajar antes de que se agrave un problema que atañe a las clases más desfavorecidas y a la gente joven.
  • Promover un nuevo pacto en financiación autonómica.
  • Apoyo claro a la Memoria Histórica y la reparación y justicia de las víctimas franquistas. Ilegalización de las fundaciones fascistas que recuerdan y ensalzan la dictadura.
  • Sentarse con la Generalitat de Catalunya para formalizar unas relaciones normalizadas.
Unas pocas medidas imprescindibles que no atañen otras igual de vitales pero de mayor calado económico (como la regla de gasto, recuperar las tasas de empleo público en todos los ámbitos pero especialmente en la Sanidad, la Educación, los cuerpos de inspección de Hacienda o funcionarios de Justicia; las derogaciones de las reformas laborales que tantos derechos nos han robado, frenar la especulación urbanística y gentrificación de los centros de las ciudades por la profusión de pisos turísticos, atacar la despoblación, supresión del Senado o cambios en la Ley Electoral) y que le permitirían casi de manera calculada ganar las próximas elecciones. Y es que la moción de censura de Sánchez ha resultado ser una jugada maestra para descabezar a un cada día más débil PP y para desnortar a Ciudadanos que se (auto)presentaban como la única candidatura fiable.
Pero viendo el gabinete tecnócrata con el que se ha rodeado, parece evidente que Pedro Sánchez trata de llegar a las futuras elecciones en pole position sin cambiar mucho el guión exigido por las élites capitalistas. Es cierto que se ha rodeado de alguna ministra con experiencia en eso de recuperar hospitales concertados (hospitales cuyas concesionarias no han querido continuar por ser incapaces de sacarles rendimiento) y de algún ministro ilusionante (el astronauta Pedro Duque tiene la misión de cambiar la economía de este país hacia un modelo de ciencia y alto valor añadido). Pero no es menos cierto que hay otros nombramientos muy peligrosos:
Como el de Grande Marlaska como Ministro de Interior, un juez conservador, garante de que permanezcan ocultas las cloacas del Estado; la nueva ministra de economía, de cuyo puño y letra llevan saliendo los presupuestos ultraliberales de la UE y con la que se mantendrá la sintonía con Bruselas, es decir, con Merkel para mantener la economía nacional como subsidiaria de los deseos de los bancos alemanes; o como la nueva ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático que no tuvo problemas en firmar la autorización del Proyecto Castor; o como la nueva ministra de Educación decidida defensora de los programas de educación bilingües que lastran a los alumnos con menos recursos; o como Maxim Huerta, fichado como ministro de Cultura y que es una voz siempre beligerante contra la Neutralidad de la Red así como la Cultura Libre.


Ante esta situación a quienes pensamos en un mundo distinto en el que la justicia social no sea mera retórica, no nos queda otra que volver a las barricadas y las asambleas, potenciar nuevamente la movilización obrera y social, construyendo una izquierda de y para los trabajadores y por definición contraria y beligerante frente a los partidos del régimen y las élites capitalistas.


domingo, 24 de septiembre de 2017

La legalidad de los sin vergüenzas

El 31 de agosto, Aminatou, Bebé, Pacience, Dalloba, Clemence, Merveille, y otra compañera aún por identificar partieron junto con otras 38 personas de las costas de Nador (Marruecos) para intentar alcanzar su sueño, llegar a territorio español y poder empezar una nueva vida. Pero la tragedia, y la indignidad, las esperaba aquel día.
Los supervivientes explicaron que: “Estábamos ya cerca de la playa de Melilla, vimos acercarse a la patrullera española (Guardia Civil), no nos rescataban y sospechábamos que esperaban a que viniese la Marina marroquí. Siempre lo hacen. Como no podíamos avanzar, algunos nos tiramos al agua, para llegar a nado a la playa, para que nos rescatasen. La Marina llegó, algunos fuimos detenidos por los marroquíes, otros por los españoles. La Marina enganchó a la zodiac, tiró de ella para sacarnos de la playa de Melilla, después volcó y murieron las mujeres. Esa zona siempre es muy peligrosa, cuando intentamos llegar a la playa nos bloquean entre las dos patrulleras españolas y marroquíes, para no dejarnos avanzar, y pasan muchos accidentes. DEP mis hermanas
El gobierno del Partido Popular incluyó en su famosa Ley Mordaza una disposición que modificaba la Ley de extranjería y que permite el rechazo en frontera de los inmigrantes para impedir su entrada irregular. Esta disposición ha sido condenada por el Consejo General de la Abogacía Española, por el Consejo de Europa y por decenas de ONGs especializadas en el asilo y la extranjería.
Esta disposición es a todas luces ilegal a nivel internacional,yendo en contra del principio de no devolución que se encuentra en la Convención de Ginebra de 1951 de la que España es parte, la Ley de asilo española, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y un largo etcétera.

Por ello pedimos la supresión de esta disposición y el cumplimiento de las normas internacionales que acaben con las devoluciones en caliente y con muertes como las de estas siete mujeres.

En el mundo de hoy hay 230 millones de emigrantes internacionales, alrededor de un 3% de la población global, frente a los 174 millones estimados en el año 2000. Desde finales del siglo XX, una creciente desigualdad territorial y social, crisis y conflictos, así como la circulación de la información que estimula la comparación y las ganas de irse, aceleraron y globalilzaron las emigraciones.
Una encuesta realizada en 2014 por la OIT en 150 países, sugiere que más de una cuarta parte de los jóvenes de la mayoría de las regiones del mundo quiere residir permanentemente en otro país. Nada más comprensible en un planeta en el que 1200 millones de personas viven en la extrema pobreza y donde a una quinta parte de la población le corresponde sólo el 2% del ingreso global, mientras el 20% más rico concentra el 74% de los ingresos.
Parece que nos lanzamos abocados a un escenario de “dos mundos”, uno en el Norte, o más o menos reconocible con lo que hoy identificamos como mundo rico, y otro en el Sur, también con matices asociado al pobre y degradado Tercer Mundo. En éste escenario, en el Norte, menos de una cuarta parte de la población mundial podrá residir por obra y gracia de la providencia de nacer al norte de una línea, con el 80% de los recursos, suficientes para garantizar unos mínimos -aunque por supuesto, con desigualdades y brechas sociales cada vez mayores, a menos que paremos el egoísmo ultra liberal- pero con el consenso y la posibilidad de habilitar fronteras, ejércitos y guardianes, unas veces más sutiles que otras, para frenar al resto de la población que malvivirá con menos del 20% de los recursos y sufrirá lo peor de la inestabilidad social, la violencia endémica, los conflictos generados por los poderosos para mantener su estatus y un cambio climático ya irrefrenable y también provocado por el consumismo y la voracidad de recursos de los ricos.
Este paradigma no difiere en mucho de la construcción geo política que pergeñaba el nazismo y aparece contrapuesto al internacionalismo y el ideal de “fronteras abiertas”.
Sólo hay que recordar la inestabilidad social y más cercano el terrorismo yihadista que aparece por Europa y cuyos autores materiales son jóvenes, desarraigados, marginados y sin perspectivas de futuro. Nacidos y criados ya en Europa, mientras sus padres alimentaron a la baja la distribución de los salarios en la Europa posterior a la caída del Muro de Berlín, ahora ellos se encuentran como víctimas de esa misma rueda, cuyo siguiente engranaje ha consistido en la des localización de la industria, la degradación del sector primario, el desmoronamiento del sector público y la precarización generalizada del mundo del trabajo bajo una fuerte terciarización de la economía.
Por lo tanto, es evidente que Europa no puede abrir de par en par las puertas sin temor a aumentar la desigualdad fruto consecuente de políticas ultra liberales que no han dudado nunca -y confiar que no lo harán en un futuro de política económica expansiva- para utilizar la mano de obra inmigrante, la vida de los hombres y mujeres que buscan un futuro mejor, para degradar las condiciones laborales de las clases trabajadoras locales. Es la lógica del capitalismo, aprovechar cualquier oportunidad para debilitar a todo aquel con quien se relaciona en los mercados, en pos de aumentar las plusvalías.
Algo que de propina provoca el auge de la xenofobia y la exaltación nacionalista, recurso éste, que hemos visto y seguimos viendo, como factor de desunión entre las clases trabajadoras. Para los poderosos, “No hay mal que por bien no venga”.
Pero bajo estos condicionantes no tenemos más que exigir y luchar por una política decente en materia de emigración. Una política que funcione bajo la moral y la ética, y que sea atrevida en detectar los problemas y plantear soluciones duraderas y que vengan a buscar un mejor reparto en la disponibilidad de recursos, así como para parar la huella que las guerras y el despilfarro ecológico ocasionan en el Tercer Mundo.
Una política que lejos de alimentar la rapiña y el egoísmo paré ya de promover conflictos y guerras por el control del acceso a los recursos energéticos y económicos en el Sur; necesitamos ya una política en materia de seguridad que considere a todos los estados, a todas las regiones, a todas las personas como iguales y garantice por igual sus derechos.
La solidaridad debe ser principio básico pero que evolucione hacia una justicia internacional capaz de frenar las agresiones y los intereses pecuniarios de “Occidente” o del “Norte” para garantizar así el futuro en el día a día de los países hoy emisores de migrantes.
Es más vital que nunca, que con un pacto mundial, frenar el calentamiento global que ya causa cada vez mayores desastres en éste llamado Primer Mundo, pero que lleva decenios lastrando el resto del planeta, con sequías o inundaciones que provocan cada vez mayores hambrunas y epidemias además de dejar inservibles más y más áreas de la tierra para la provisión de alimentos y hábitats humanos.
Sólo con humanidad y valentía, con ética y solidaridad, y con razón y ejemplaridad podemos articular unas políticas aquí y ahora en lo concreto que sean efectivas para frenar las oleadas migratorias, para regularizarlas y para evitar que cada vez más y más personas tengan que verse abocados a una aventura de incierto resultado, violenta, indigna y dura, de años y países para tener un porvenir. Se lo debemos y nos lo debemos.

lunes, 21 de marzo de 2016

La vergüenza de Europa (y II)


Artículo del 11 de mayo de 2011 ante una más de las tragedias migratorias en las costas Europeas.
Ayer entro en vigor el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía por el que se cierran las puertas de Europa para los miles de refugiados sirios (también iraquíes, afganos o kurdos) que huyen de la guerra y la miseria, mandando por el retrete los derechos humanos, entre ellos el derecho de asilo, en caso de refugiados, que lo son porque ven su vida peligrar por razones políticas, de identidad o simplemente porque proceden de un lugar devastado por una guerra civil compleja y enquistada que ha destruido todo el país, ante la más absoluta indiferencia de las potencias occidentales provocando con ello un cataclismo social para varias generaciones de sirios que quedan en el mundo, sin lugar en él; apátridas, sin derechos, ni identidad, con unas pocas pertenencias y un chaleco salvavidas naranja.
De paso al estercolero también van las buenas palabras de una Europa social, unida y con un proyecto común. Una Europa que se vendió en su momento como abierta, acogedora y modelo de sociedad. Un hito del antifascismo tras la Segunda Guerra Mundial y ante el final de la Guerra Fría y el Telón de Acero. Se ha demostrado, finalmente y una vez más, el verdadero carácter de esta Europa del capital, oligarca e intrínsecamente fascista y xenófoba, que a la par que entendió que para salvar los mercados de materias primas (acero, energía, etc.) frente a Estados Unidos o Rusia, era conveniente unirse, lo que no implicaba precisamente la unión de las clases trabajadoras europeas, divididas por distintas banderas, competitivas entre ellas, en vez de cooperativas. Con ese paradigma, poco había que esperar de esta burocracia de facinerosos para que tuviera piedad, sentido común y respetase la legalidad en materia de Derechos Humanos para con los solicitantes de asilo de Siria, Irak o Afganistán, o de cualquier guerra permitida o estimulada para orgasmo múltiple del capital.
El acuerdo consta de tres elementos: 1, Por cada refugiado sirio devuelto de las islas griegas a Turquía, la UE aceptará a un solicitante de asilo sirio de Turquía; 2, El acuerdo no se aplicará a otras nacionalidades (es decir, a ciudadanos de Afganistán, Pakistán o incluso Irak); 3, Ayuda financiera extra de 3.000 millones a Turquía, que dobla la ayuda hasta 6.000 millones.
Y ayer en su primer día, ya hubo muertes. Más de 50 personas fallecieron en los distintos naufragios mientras trataban de llegar a Grecia, huyendo de la guerra y la intolerancia religiosa, para encontrarse con la intolerancia económica y racista de la Europa del capital, y sus gobernantes, dolorosamente de derechas.
La Alta Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), Amnistía Internacional y otros organismos han indicado ya que el acuerdo es moralmente un error y puede ser ilegal. Esencialmente, se reduce a una deportación forzosa, dado que los refugiados, sirios o no, que sean devueltos a Turquía se verán privados de su derecho a ser escuchados en un tribunal. En segundo lugar, el acuerdo implica enviar refugiados a Turquía, país considerado inseguro por las organizaciones de derechos humanos. Estas últimas llevan mucho tiempo criticando a Turquía por detener refugiados de manera arbitraria, remitiéndolos de vuelta a países peligrosos y bloqueando su acceso al mercado de trabajo.
Aparte de sus defectos legales, el acuerdo es moralmente vergonzoso por dos razones: en primer lugar, no detendrá el flujo de refugiados que huyen de zonas de guerra. En el mejor de los casos, el flujo puede verse reducido si Turquía colabora. Considerando la falta de seguridad y estabilidad de muchas partes de Oriente Medio y otros países como Afganistán, algunos refugiados seguirán jugándose la vida para buscar asilo en Europa, ya sea vía Turquía o atravesando el mar Egeo hasta Grecia. En segundo lugar, la exclusión de los refugiados de nacionalidad no siria representa una regresión clara respecto al espíritu de la Convención de Ginebra para los Refugiados de 1951, que garantiza un trato igual para todos los refugiados que huyen de zonas bélicas, con independencia de su nacionalidad.
El gobierno turco se ha resuelto utilizar a los refugiados sirios como moneda de cambio con la UE. Y esta con su habitual ceguera, o mejor dicho, con su tradicional rentabilización de los acuerdos, cortoplacismo y tolerancia para con la intolerancia ha cedido, pactando con un gobierno autoritario como el turco, que se salta a la torera su constitución (laicismo en la República de Atatürk), que no condena el pasado (genocidio armenio), no reconoce a las distintas etnias y culturas que componen el país (conflicto kurdo, entre otros) y que ha hecho clara y probadamente negocios con el Daesh, los terroristas fundamentalistas islámicos (que en otros son responsables del ataque terrorista en París en noviembre), beneficiándose de un petroleo barato proveniente de los pozos que los terroristas controlan en la zona, pero moralmente de un coste carísimo.
Desde que en agosto del año pasado estalló "la crisis de los refugiados" ha habido hasta 11 cumbres de alto nivel en Bruselas de ministros de la UE. En ninguna de ellas se hablo de proyectar un plan que mejorase las condiciones de vida de los refugiados. No se ha hablado nunca de vigilar las rutas de paso de los refugiados en su huida desde Oriente Próximo. No existe un plan de lucha contra las mafias que se han lucrado con esta tragedia agravada por la dejadez de los poderosos. Tampoco ha existido, ni siquiera se plantearon, un plan de emergencia para dotar de infraestructuras mínimas a los campamentos (campamentos temporales, de tránsito, obviamente). Allí los niños no van a la escuela. No pueden. No existe una mínima atención médica, una dotación suficiente de medicamentos y bienes de primera necesidad. En ningún momento se ha hablado en aquellas reuniones de crear tribunales especiales para refugiados que dirimieran cada caso individualmente con garantías y en tiempo y forma, como estipula la Declaración de los Derechos Humanos o la Convención de Ginebra. Ni siquiera se han molestado en amonestar y sancionar a los gobiernos fascistas de Hungría o Polonia que han dispuesto políticas de inmigración salvajes y anti-humanas (tuvieron buenos maestros en los fascistas que nos gobiernan en #Españistan).
Mientras que todo el peso del poder de Europa tardó 9 dias en caer con toda su furia sobre el pueblo griego que legítimamente se mostró contrario a los recortes en servicios públicos impuestos por el capital, en casi 8 meses, Europa ha sido incapaz de garantizar una mínima seguridad a los refugiados y un respeto a los Derechos Humanos. Esta es la Europa a la que "pertenecemos".
Y la opinión pública, ¿qué?. Estamos quienes hemos colaborado con la sociedad civil aportando medicamentos y material para enviar a la isla de Lesbos y a los campamentos en Turquía y hemos acudido a las manifestaciones y concentraciones primero llamando a la solidaridad y legalidad internacional y después para denunciar este acuerdo injusto, arbitrario y avergonzante. Y quienes, con un espíritu ególatra, miserable, contaminados por la demagogia y una intolerancia latente y una sumisión al racismo y la xenofobia, cuando no una pertenencia orgullosa, no comprenden la trascendencia de lo que está ocurriendo. De como la "nueva" Europa, ultraliberal, competitiva e individualista abandona su génesis de horrorizada ante los crímenes del nazismo. Europa ha pasado en 30 años de un compromiso anti fascista al miedo y los cálculos electorales del poder económico que han vuelto a poner de moda el fascismo con unas políticas irresponsables.
Un dato escalofriante nos lo ha dado la última encuesta del CIS, de hace días, con más de 8 meses, repito, de esta escalofriante crisis humanitaria: El 0,0% de españoles sitúa la crisis de los refugiados entre los 39 problemas que más les preocupa. La crisis de los refugiados es también nuestra crisis moral como ciudadanos. Muchas personas están ayudando desinteresadamente y haciendo la labor que corresponde a sus gobiernos, pero la sociedad en su conjunto ha dado la espalda al problema y no ha habido una movilización masiva para denunciar el trato inhumano a los refugiados. Con el silencio de la sociedad, nuestro silencio cómplice, estamos legitimando estas políticas fascistas, irresponsables y cortoplacistas. La historia no sólo juzgará a nuestros "gobernantes". También lo hará con nosotros, por permitir esta injusticia (como tantas otras, por cierto).
Esta es la situación de la sociedad civil en Europa que ya se había pasado de tranquila y sumisa ante el ataque a la soberanía y el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas, hermanos y hermanas, griegos y griegas, y que ahora muestra una despreciable aquiescencia y conformismo con la política migratoria de una Europa que ya no sólo ha perdido la guerra de la competitividad financiera e industrial, sino que ha sepultado con intransigencia, racismo, deslealtad y fascismo su compromiso por la legalidad internacional, los derechos humanos y la dignidad de todos y todas cualquiera que fuera su condición y naturaleza.
Y mientras, nuevos ahogados en el Egeo. Alambradas de cuchillas cortan la piel de quienes huyen del terrorismo y la guerra civil Siria, la indiferencia de las potencias occidentales, o a quienes llegan desde Irak o Afganistán, víctimas, por contra, de los intereses creados de esas mismas potencias. Los niños lloran ante los ladridos de perros sujetos por policías para militarizados. La xenofobia avanza por Europa y se queman albergues o campamentos improvisados. El frío, la lluvia, el hambre y la enfermedad laminan a quien huye de la barbarie del ser humano, y sólo encuentran la indiferencia de la población y la ilegalidad manifiesta y consciente de mandatarios amorales, mediocres y corruptos.

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Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...