Mostrando entradas con la etiqueta Siria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Siria. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de diciembre de 2016

La Guerra de Siria y su principal víctima: La verdad

 
Éste es un escrito de guerra y periodismo. Pero no de periodismo de guerra. No de enviados y equipos especiales desplazados a la zona de conflicto. De cascos o chalecos identificativos, de cohabitación con traductores, conductores o guías, ni tampoco de empotrados en las filas del intervencionista. Y mucho menos de testimonios y retratos de víctimas y victimarios.
Habló de Siria. De una guerra incivil sobre la que continuamente se ha pasado de puntillas por los medios generalistas, que en Españistan, es sobretodo la televisión.
Utilizo el deleznable conflicto en Siria para denunciar el periodismo de trinchera, no como lugar físico de barro, sangre y miedo, sino como escenario simbólico para defender y ejecutar un relato de la realidad interesado y vasallo con el discurso dominante, imperialista y que no tiene ningún reparo en cambiar opiniones y hechos, en vestir como represores y represaliados a individuos y grupos con tal de mantener una línea editorial afín al interés económico de la élite oligarca y neoliberal.
Siria y sus personajes han pasado diversos estados en los últimos 30 años. Ubicada en Oriente Próximo, el avispero mundial por autonomía ha sido parte activa de la relación de tensas fuerzas entre territorios y nacionalidades, por supuesto religiones y grupos étnicos, y sobretodo intereses geoestratégicos, accesos y derechos sobre recursos naturales y energéticos, así como presiones entre potencias mundiales.
Tras las guerras por la Independencia frente a Egipto con apoyo de Reino Unido, Francia y Turquia en los años 40 y 50 Siria se constituía como República Independiente, y tras unos años de relativa calma y progreso, entraba en los 70 con el Golpe de Estado de Hafez Al-Assad y su partido árabe socialista Baath.
Durante 30 años frenó no sin vehemencia y episodios polémicos como la masacre de Hama, las ansías de grupos islamistas, como los Hermanos Musulmanes. Con medidas seculares y formando parte del grupo de dictadores aliados de Oriente Medio y el Magreb (Túnez, Argelia, Egipto, o el Irak de Saddam hasta la invasión de Kuwait y los Emiratos) frente al bloque impuesto por Irán, Libia, Líbano o Jordania. Formando parte de éste bloque aliado de Estados Unidos, Siria vivió un progreso mejorando ostensiblemente en los índices de calidad de vida, tanto en alfabetización, como en incremento de esperanza de vida.
Eran los años “buenos” y a Occidente no le pareció mal que a la repentina muerte de Hafez, le sucediera como Presidente su hijo Bashar al-Asad. Y pudiera pasearse por los estamentos internacionales. Incluso, y no se me olvidan, aquellos reportajes tanto de diarios con prestigio, como aquel El País, o de publicaciones de papel couché, que no tenían ningún reparo en usar su aseada imagen para ensalzar la del heredero a la corona española, Felipe “el preparado”, y que incluían y presumían de una buena amistad entre “ambos jóvenes líderes”. Como digo, eran los buenos años.
Pero la historia fue avanzando y cambiando. Las relaciones de fuerzas de Oriente Próximo cambiaron, sobretodo a raíz de la bochornosa, injusta, condenable e ilegal intervención de la alianza encabezada por el Estados Unidos de George W. Bush en Irak, que conocemos como “La Segunda Guerra de Irak”. De entre las muchas consecuencias de aquella barbarie, más allá del genocidio y los crímenes de guerra cometidos, de la mayor inseguridad instalada en todo el planeta, están las consecuencias económicas que pasaron y pasan por el flujo de petroleo desde los emiratos feudales de Oriente Medio encabezado por Arabía Saudí y los balances de cuentas de las trasnacionales americanas que primero quisieron aprovecharse y luego no quisieron que la situación afectarán sus balances.
Así, con este motivo subterráneo, aprovecharon las legítimas protestas en aras de mayor libertad y democracia al calor de las conocidas como “Primaveras Árabes” para agitar la situación interna de Siria que han provocado esta cruenta guerra. Desde luego, nadie con un mínimo sentido libertario y democrático castiga aquellas movilizaciones y aquella revolución hermana, donde estaban las clases trabajadoras cansadas de tanta corrupción y nepotismo, pero protagonizadas, las movilizaciones, por jóvenes y mujeres. Estoy seguro que a todos y todas nos parecieron aberrantes las represiones y la violenta contestación autoritaria del régimen de al-Asad.
Pero parece que a algunos, incluidos miembros de la izquierda bien intencionada y usurpadores del respaldo del movimiento obrero, obvian que aquella revolución fue apoyada directamente por grupos islamistas vinculados a Al Qaeda y al incipiente Daesh (Estado Islámico) que eran utilizados por Estados Unidos y Arabía Saudí para agitar el avispero de la zona y poder mantener y aumentar sus rendimientos económicos en la zona.
A aquellas movilizaciones y a esas represiones le siguió de una manera extraordinariamente rápida el enfrentamiento abierto y la declaración de Guerra Civil en Siria. “De la nada” surgieron las armas de los que se pasaron a llamar insurgentes. Y automáticamente la respuesta militar del régimen de al-Asad, con ocupación de zonas por parte de esos insurgentes que rápidamente formaron a pasar parte de Daesh y de su califato islamista que también es fascista, machista, retrógrado, feudal y aberrante.
Y decía “de la nada” pero con intención. Porque realmente los armamentos, equipamientos y suministros de Daesh en Siria vienen de Arabia Saudí en su afán de boicotear la zona en beneficio propio por su primacía en Oriente Medio frente a Irán. La inteligencia americana también asesoró y financió a esos “insurgentes” y pronto, de manera totalmente alegal y oscura se reanudó el tráfico de petróleo por los oleoductos de Siria que Daesh tenía en posesión, y pasando con camiones a Turquía, producto que no ha pasado por ningún filtro, ni control económico internacional, dando un dinero que ha ayudado a organizar toda la infraestructura de Daesh en la zona y también financiar sus acciones en Occidente que ha pasado a ser las esporádicas acciones terroristas en Europa en los dos últimos años, y las más continúas en África (Nigeria, Somalía, Níger, Egipto, Sudán,...) o ya en Yemen, donde Arabia Saudí tanto de forma directa como con Daesh a violentado el país para generar otra cruenta Guerra Civil.
Durante 5 años Siria se ha desangrado sin violentar en demasía la plácida comunidad internacional. El país se dividió entre la zona controlada por el ejército y la zona que pasó a formar parte del califato islámico de Daesh, (junto a territorios de Irak). Se procedió a la guerra de trincheras y acciones terroristas que afectaron como siempre a la población civil, verdadera víctima.
En estos 5 años la crueldad se ha instalado en el día a día de los sirios y sirias, produciéndose un éxodo de refugiados tratando de escapar de la barbarie de los yihadistas y que ya refleje en este blog, se han acabado agolpando ante las verjas y el Mediterráneo ante una Europa neoliberal y fascista, insensible, acomplejada e insolidaria.
Los combates, pueblo a pueblo, barrio a barrio, casa por casa han sido la constante. De un lado Daesh con su visión intolerante, fascista y regresiva de la vida. Del otro el estado Sirio, al que no vamos a idolatrar, que trata de mantener la vigencia del estado secular sirio, acompañados por el pueblo apátrida de los Kurdos y su PKK (Partido de los Trabajadores) de ideología comunista y revolucionaria que una vez más se ha erigido en defensor de la libertad y el derecho a la vida de la población.
Pues bien, hasta que Rusia no ha tomado parte activa de la contienda dando apoyo aéreo al gobierno de al-Asad el silencio ha sido la forma con la que los medios generalistas han tratado este tema. Primero el silencio y luego la ignominia frente al drama de los refugiados. Un silencio cómplice que cuando ya no ha habido más remedio se ha convertido en un altavoz de los intereses imperialistas, dando pábulo a los insurgentes. Esos mismos que son los terroristas que violentan el mundo hoy en día, son presentados en las sobremesas europeas como libertarios que luchan para borrar al al-Asad y su regimen del gobierno sirio. No hay dolores en ponerlos como defensores de mujeres y niños, y como víctimas de un imperialismo, el ruso e iraní.
Es de un bochorno tremendo la imagen que las empresas que son los medios de comunicación de masas están dando de este conflicto. Al silencio, le ha seguido una visión sesgada e interesada por poner a los victimarios como víctimas, confundiendo a la opinión pública, para poner siempre a “papa” yankee como el bueno, sin hablar en ningún momento de las injerencias de Arabía Saudí (esa aberración medieval que permitimos en el concierto internacional en pleno siglo XXI) y el papel que jugamos nosotros como consumistas irracionales de petróleo y combustibles.
¿Dónde queda la ética periodística? ¿la deontología profesional? ¿Dónde ponemos la verdad y la responsabilidad como cuarto poder de ofrecer a la ciudadanía un relato fidedigno y crítico para que éste extraiga sus propias conclusiones?
La Guerra Civil de Siria ha supuesto la demolición total de un país y un drama humanitario entre muertos, heridos y refugiados superior a lo visto en los Balcanes o en Ruanda en los 90. Pero también ha supuesto una palada más de tierra e indognimía en la profesión periodística. Un periodismo que ya va herido de muerte, por dilapidar su caudal y función social vendido a los intereses económicos de los poderosos y alejado de los problemas de la gente a los que debería de dar voz e instrumentos para expresarse y comprender la realidad.
Deseo ferviente de que termine la Guerra en Siria. De que se desintegre y acabe definitivamente con Daesh y esa visión fascista del islamismo sustentada por el concepto medieval saudí financiado con nuestro consumismo de coches y manufacturas. Acabemos con la guerra y acabaremos también con los atentados terroristas. Y deseo ferviente de recuperar un periodismo de calidad, sostenible, que comprenda la trascendencia de una profesión vocacional para la mejora y el progreso de nuestro mundo.
Esos son mis deseos para 2017.


lunes, 21 de marzo de 2016

La vergüenza de Europa (y II)


Artículo del 11 de mayo de 2011 ante una más de las tragedias migratorias en las costas Europeas.
Ayer entro en vigor el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía por el que se cierran las puertas de Europa para los miles de refugiados sirios (también iraquíes, afganos o kurdos) que huyen de la guerra y la miseria, mandando por el retrete los derechos humanos, entre ellos el derecho de asilo, en caso de refugiados, que lo son porque ven su vida peligrar por razones políticas, de identidad o simplemente porque proceden de un lugar devastado por una guerra civil compleja y enquistada que ha destruido todo el país, ante la más absoluta indiferencia de las potencias occidentales provocando con ello un cataclismo social para varias generaciones de sirios que quedan en el mundo, sin lugar en él; apátridas, sin derechos, ni identidad, con unas pocas pertenencias y un chaleco salvavidas naranja.
De paso al estercolero también van las buenas palabras de una Europa social, unida y con un proyecto común. Una Europa que se vendió en su momento como abierta, acogedora y modelo de sociedad. Un hito del antifascismo tras la Segunda Guerra Mundial y ante el final de la Guerra Fría y el Telón de Acero. Se ha demostrado, finalmente y una vez más, el verdadero carácter de esta Europa del capital, oligarca e intrínsecamente fascista y xenófoba, que a la par que entendió que para salvar los mercados de materias primas (acero, energía, etc.) frente a Estados Unidos o Rusia, era conveniente unirse, lo que no implicaba precisamente la unión de las clases trabajadoras europeas, divididas por distintas banderas, competitivas entre ellas, en vez de cooperativas. Con ese paradigma, poco había que esperar de esta burocracia de facinerosos para que tuviera piedad, sentido común y respetase la legalidad en materia de Derechos Humanos para con los solicitantes de asilo de Siria, Irak o Afganistán, o de cualquier guerra permitida o estimulada para orgasmo múltiple del capital.
El acuerdo consta de tres elementos: 1, Por cada refugiado sirio devuelto de las islas griegas a Turquía, la UE aceptará a un solicitante de asilo sirio de Turquía; 2, El acuerdo no se aplicará a otras nacionalidades (es decir, a ciudadanos de Afganistán, Pakistán o incluso Irak); 3, Ayuda financiera extra de 3.000 millones a Turquía, que dobla la ayuda hasta 6.000 millones.
Y ayer en su primer día, ya hubo muertes. Más de 50 personas fallecieron en los distintos naufragios mientras trataban de llegar a Grecia, huyendo de la guerra y la intolerancia religiosa, para encontrarse con la intolerancia económica y racista de la Europa del capital, y sus gobernantes, dolorosamente de derechas.
La Alta Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), Amnistía Internacional y otros organismos han indicado ya que el acuerdo es moralmente un error y puede ser ilegal. Esencialmente, se reduce a una deportación forzosa, dado que los refugiados, sirios o no, que sean devueltos a Turquía se verán privados de su derecho a ser escuchados en un tribunal. En segundo lugar, el acuerdo implica enviar refugiados a Turquía, país considerado inseguro por las organizaciones de derechos humanos. Estas últimas llevan mucho tiempo criticando a Turquía por detener refugiados de manera arbitraria, remitiéndolos de vuelta a países peligrosos y bloqueando su acceso al mercado de trabajo.
Aparte de sus defectos legales, el acuerdo es moralmente vergonzoso por dos razones: en primer lugar, no detendrá el flujo de refugiados que huyen de zonas de guerra. En el mejor de los casos, el flujo puede verse reducido si Turquía colabora. Considerando la falta de seguridad y estabilidad de muchas partes de Oriente Medio y otros países como Afganistán, algunos refugiados seguirán jugándose la vida para buscar asilo en Europa, ya sea vía Turquía o atravesando el mar Egeo hasta Grecia. En segundo lugar, la exclusión de los refugiados de nacionalidad no siria representa una regresión clara respecto al espíritu de la Convención de Ginebra para los Refugiados de 1951, que garantiza un trato igual para todos los refugiados que huyen de zonas bélicas, con independencia de su nacionalidad.
El gobierno turco se ha resuelto utilizar a los refugiados sirios como moneda de cambio con la UE. Y esta con su habitual ceguera, o mejor dicho, con su tradicional rentabilización de los acuerdos, cortoplacismo y tolerancia para con la intolerancia ha cedido, pactando con un gobierno autoritario como el turco, que se salta a la torera su constitución (laicismo en la República de Atatürk), que no condena el pasado (genocidio armenio), no reconoce a las distintas etnias y culturas que componen el país (conflicto kurdo, entre otros) y que ha hecho clara y probadamente negocios con el Daesh, los terroristas fundamentalistas islámicos (que en otros son responsables del ataque terrorista en París en noviembre), beneficiándose de un petroleo barato proveniente de los pozos que los terroristas controlan en la zona, pero moralmente de un coste carísimo.
Desde que en agosto del año pasado estalló "la crisis de los refugiados" ha habido hasta 11 cumbres de alto nivel en Bruselas de ministros de la UE. En ninguna de ellas se hablo de proyectar un plan que mejorase las condiciones de vida de los refugiados. No se ha hablado nunca de vigilar las rutas de paso de los refugiados en su huida desde Oriente Próximo. No existe un plan de lucha contra las mafias que se han lucrado con esta tragedia agravada por la dejadez de los poderosos. Tampoco ha existido, ni siquiera se plantearon, un plan de emergencia para dotar de infraestructuras mínimas a los campamentos (campamentos temporales, de tránsito, obviamente). Allí los niños no van a la escuela. No pueden. No existe una mínima atención médica, una dotación suficiente de medicamentos y bienes de primera necesidad. En ningún momento se ha hablado en aquellas reuniones de crear tribunales especiales para refugiados que dirimieran cada caso individualmente con garantías y en tiempo y forma, como estipula la Declaración de los Derechos Humanos o la Convención de Ginebra. Ni siquiera se han molestado en amonestar y sancionar a los gobiernos fascistas de Hungría o Polonia que han dispuesto políticas de inmigración salvajes y anti-humanas (tuvieron buenos maestros en los fascistas que nos gobiernan en #Españistan).
Mientras que todo el peso del poder de Europa tardó 9 dias en caer con toda su furia sobre el pueblo griego que legítimamente se mostró contrario a los recortes en servicios públicos impuestos por el capital, en casi 8 meses, Europa ha sido incapaz de garantizar una mínima seguridad a los refugiados y un respeto a los Derechos Humanos. Esta es la Europa a la que "pertenecemos".
Y la opinión pública, ¿qué?. Estamos quienes hemos colaborado con la sociedad civil aportando medicamentos y material para enviar a la isla de Lesbos y a los campamentos en Turquía y hemos acudido a las manifestaciones y concentraciones primero llamando a la solidaridad y legalidad internacional y después para denunciar este acuerdo injusto, arbitrario y avergonzante. Y quienes, con un espíritu ególatra, miserable, contaminados por la demagogia y una intolerancia latente y una sumisión al racismo y la xenofobia, cuando no una pertenencia orgullosa, no comprenden la trascendencia de lo que está ocurriendo. De como la "nueva" Europa, ultraliberal, competitiva e individualista abandona su génesis de horrorizada ante los crímenes del nazismo. Europa ha pasado en 30 años de un compromiso anti fascista al miedo y los cálculos electorales del poder económico que han vuelto a poner de moda el fascismo con unas políticas irresponsables.
Un dato escalofriante nos lo ha dado la última encuesta del CIS, de hace días, con más de 8 meses, repito, de esta escalofriante crisis humanitaria: El 0,0% de españoles sitúa la crisis de los refugiados entre los 39 problemas que más les preocupa. La crisis de los refugiados es también nuestra crisis moral como ciudadanos. Muchas personas están ayudando desinteresadamente y haciendo la labor que corresponde a sus gobiernos, pero la sociedad en su conjunto ha dado la espalda al problema y no ha habido una movilización masiva para denunciar el trato inhumano a los refugiados. Con el silencio de la sociedad, nuestro silencio cómplice, estamos legitimando estas políticas fascistas, irresponsables y cortoplacistas. La historia no sólo juzgará a nuestros "gobernantes". También lo hará con nosotros, por permitir esta injusticia (como tantas otras, por cierto).
Esta es la situación de la sociedad civil en Europa que ya se había pasado de tranquila y sumisa ante el ataque a la soberanía y el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas, hermanos y hermanas, griegos y griegas, y que ahora muestra una despreciable aquiescencia y conformismo con la política migratoria de una Europa que ya no sólo ha perdido la guerra de la competitividad financiera e industrial, sino que ha sepultado con intransigencia, racismo, deslealtad y fascismo su compromiso por la legalidad internacional, los derechos humanos y la dignidad de todos y todas cualquiera que fuera su condición y naturaleza.
Y mientras, nuevos ahogados en el Egeo. Alambradas de cuchillas cortan la piel de quienes huyen del terrorismo y la guerra civil Siria, la indiferencia de las potencias occidentales, o a quienes llegan desde Irak o Afganistán, víctimas, por contra, de los intereses creados de esas mismas potencias. Los niños lloran ante los ladridos de perros sujetos por policías para militarizados. La xenofobia avanza por Europa y se queman albergues o campamentos improvisados. El frío, la lluvia, el hambre y la enfermedad laminan a quien huye de la barbarie del ser humano, y sólo encuentran la indiferencia de la población y la ilegalidad manifiesta y consciente de mandatarios amorales, mediocres y corruptos.

__________________________________________________________________________
 

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...