lunes, 8 de octubre de 2018

Asoman la patita


Imagen de eldiario.es del mitín de ayer de Vox

Lo de ayer en Vistalegre no era la primera vez que en -supuesta- democracia se reunía una amplia multitud en torno a un partido de extrema derecha. En innumerables ocasiones, sobretodo cuando no estaba en el poder, el PP atizaba los odios y manoseaba a las víctimas del terrorismo para exponenciar las pasiones más bajas de la rancia y cruel patraña de las españas, apropiándose de la bandera y legitimando discursos reaccionarios que luego llegados al poder, unas veces perdían por cálculos de poder (estado de las autonomías) y otras extremaban (véase Ley Mordaza, aborto, matrimonio homosexual,...).
La diferencia con lo de ayer es que esas 9.500 personas que fueron al mitín de Vox (más las 2.000 que se quedaron fuera) fueron a ver a un partido sin representación parlamentaria, y que se declara abiertamente fascista, más aún franquista, se apropia nuevamente de la bandera (luego se sorprenden) y atiza contra inmigrantes, maricones, catalanes, vascos, rojos y todos y todas que no pensamos como ellos.
Noventa años después en Occidente cometemos el mismo error una vez más y la falta de respuestas consecuentes a la estafa llamada crisis que estallaba hace 10 años trae consigo la efervescencia de movimientos anti democráticos, anti derechos humanos y de extrema derecha.
Y es que la democracia como sistema político que gestione el sistema económico y social globalizado no ha tenido, por ninguna de las vertientes las respuestas necesarias para dar dignidad a la vida de las personas.
Con la estafa llamada crisis ni el liberalismo, pervertido en neoliberalismo y más aún ultra-liberalismo, ni la socialdemocracia eran capaces de paliar sus efectos mientras la vida y las expectativas de futuro de millones de personas se iban al sumidero. Al tiempo que los financieros y capitalistas ponían a salvo en paraísos fiscales sus insultantes beneficios e indemnizaciones, las pérdidas quedaban en los Estados en las cuentas públicas, que recortaban en sanidad y educación a la sufrida clase trabajadora que se quedaba en paro, veía como suben los precios de la vivienda y la energía y se convertía en “precariado.
Y mientras la izquierda que debería de ocuparse íntegramente de la situación de la clase trabajadora divaga hacia colectivos más atomizados, huérfana de respuestas económicas y sociales ante el desafío provocado por la extrema avaricia de los poderosos. Desde la caída del régimen soviético somos incapaces de explicar una alternativa que existe y es más deseable, para recuperar la dignidad del ser humano y cerrar progresivamente todas las desigualdades sociales, bien sean provocadas por la acumulación de capital o por dejes machistas, xenófobos, homófobos e intolerantes.
Este proceso no es sólo propio de España. Es global. Trump se convertía en presidente de Estados Unidos usando la demagogia más barata para convencer a los millones de votantes blancos pobres. Y en la Unión Europea, lo que primero parecían algaradas en los países periféricos de la Europa del Este (Polonia, Hungría o incluso Turquía) hoy son movimientos que vuelven a acaparar a las masas en Alemania, Francia, Holanda, Suecia, gobernar incluso en Austria, o ser parte definitoria en el referéndum que sacó al Reino Unido de la UE. Hasta en América del Sur comienzan a aparecer movimientos reaccionarios de ultra derecha pescando en la disputa entre la izquierda más social y pro-indígena y la derecha neoliberal y neo colonizadora, como hemos visto desgraciadamente éste fin de semana en Brasil.
España, por supuesto, no podía escapar de tales movimientos, más aún si tenemos en cuenta que en ningún momento de nuestra historia reciente se ha hecho labor de condena y desmontaje institucional (ejército, policía, justicia) de lo que supuso la genocida dictadura fascista. Así durante 40 años quienes un día eran franquistas se levantaron demócratas al siguiente y han participado gustosamente en el estado de las cosas atado y bien atado.
Hoy no puede sorprender todo éste voto de ultra derecha que antes ha colaborado en las golosas mayorías absolutas que el PP ha tenido en el Estado, en buena parte parte de autonomías y en multitud de ayuntamientos. Aglutinado y mezclado con sectores más moderados, democristianos, centristas y liberales han sido parte importante de las políticas de éste país durante la mal llamada Transición a la democracia y son colaboradores necesarios en la catástrofe a todos los niveles que tenemos por país.
Que ahora se desliguen en más apuestas electorales no tendría que ser una mala noticia, más bien al contrario, y que se empezará a fraccionar un voto liberal y nacionalista español que ha permanecido cohesionado bajo el PP, hasta que la corrupción y la inoperancia han hecho estallar la convivencia entre españoles y la conveniencia entre élites políticas ahijadas de oligarcas intereses.
La maniobra de Pedro Sánchez con la Moción de Censura del pasado junio, pillo descolocada a toda la derecha española (incluidos los nacionalismos catalán y vasco) y ha provocado notables tensiones que han extremado en los sentimientos en las filas del PP y de Ciudadanos que había dañado la pegada electoral de los primeros. Mientras en el PP se orquestaba una suerte de primarias que han sacado lo peor de los intestinos del partido para entregarle el mando al delfín del más desquiciado e irresponsable Aznar, en Cs, absolutamente perdidos se han lanzado en una carrera atropellada por los símbolos, cuyo episodio más grotesco es la quita y puesta de lazos amarillos.
Y mientras tanto miles de votantes de ultra derecha (nótese el Doppelganger) que han permanecido años bajo el paraguas del PP se han lanzado a buscar discursos más puros y agresivos, a parte de castigar las corruptelas y mafias de los de la calle Genova.
Lo realmente grave, como digo no es la dispersión del voto de la derecha. Lo grave es la exaltación de pulsiones y sentimientos que hace mucho ya deberían de haberse combatido, arrinconado y eliminado con el peso de la historia y de la conveniencia de una civilización responsable, solidaria y cooperativa en un sistema económico justo, igualitario y globalizado.
Rompiéndose España por Catalunya, con millones de españoles sin trabajo, pasándolo realmente mal para pagar alquiler, desahuciados, con los servicios básicos con precios por las nubes, con la sanidad y la educación de todos depauperados, con toda la gestión ultra liberal de la estafa llamada crisis, no cabía esperar otra cosa que la polarización de la sociedad, y si la izquierda no encuentra el modo de concretar respuestas y hacerlas llegar es fácil que la derecha, a través de demagogia y una simpatía en los medios de comunicación de masas -cuando no un control- arrastre a los desclasados a sus posiciones basadas en el odio.
Y es que el odio y el uso de los símbolos bajo ese mismo odio son el aglutinador que tiene la ultra derecha para crecer y hacerse fuerte. El odio a los que son distintos. Por su color de piel, por su sexo, por su orientación, por su ideología. Por ser pobres.
Llegamos y llegaremos tarde a dar batalla a estos indeseables si no utilizamos todas las herramientas que tienen los sistemas democráticos y antifascistas salidos tras la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial para evitar que la historia se repita.
Lejos de intereses económicos o de dominación mundial debe primar la lucha antifascista como garantía de progreso y de camino hacia los objetivos del Milenio, que pasan en esencia por dos: Conseguir una mayor igualdad entre los seres humanos indistintamente de su condición, y lograr unas mayores cuotas de dignidad y futuro en sus vidas.

jueves, 4 de octubre de 2018

Justicia para el rugby español


Han pasado casi ocho meses desde el partido del pequeño Heysel de Bruselas. Se ha resuelto ya la clasificación para la próxima Copa del Mundo de Rugby, la del año que viene en Japón. Pasaron primero las semanas en las que se aclararó como se llegó a aquella situación. Y luego los meses de silencio de una World Rugby que tomaba cartas en el asunto para descifrar las redes clientelares de Rugby Europe. Cayeron las sanciones individuales a los jugadores españoles que se saltaron el código de honor del rugby y protestaron con violencia al árbitro.
Pues bien, ese árbitro, Iordaneschu, después de su arbitraje absolutamente parcial y repudiado por voces autorizadas del rugby mundial de cualquier pelaje, ha sido designado esta semana para un partido de la Challenge, tercer torneo continental de clubes y por lo tanto responsabilidad de la EPCR (European Professional Clubes Rugby) el otro estamento del rugby europeo.
Desde el Bélgica vs España del 18 de marzo en Bruselas que metía en el Mundial a Rumanía directamente (país de donde proviene el malaje de Iordaneschu) hasta esta semana lo que pasó realmente fue que los manda mases del rugby mundial y europeo conjuraron para que no cambiará nada a través del desempeño en el campo de juego. Y si cambiaba que fuera para su favorito, Rusia.
Aquél desapacible, por lo meteorológico y lo sucedido, día en el pequeño Heysel el rugby se convirtió en un deporte cualquiera, polémico, bronco, oscuro y cegado por los intereses económicos por encima de la pureza del juego y la fraternidad del enfrentamiento. En 80 minutos traicionó todo lo que llevaba defendiendo desde hacía casi 170 años, y durante todo este tiempo ha profundizado esa traición.
Cuando World Rugby a través de su presidente el argentino Agustín Pichot tomo el mando de la situación nos felicitábamos pensando en que se iba a reparar al principal perjudicado, el rugby. Y después al siguiente, el rugby español, que trata de crecer y de hacerlo con una participación mundialista que espoleé el profesionalismo en el país potenciando unas ligas medianamente profesionales. Hoy sabemos que es un hipócrita que ha vaciado de contenido sus pláticas para mantener un status quo que sólo beneficia a los mismos dinosaurios de siempre. Y en este caso no estamos hablando de países del entorno anglosajón, sino más bien de los parásitos que por interés personal han impedido de continuó una transmisión sana entre le rugby de primer nivel y el segundo.
No ha tenido ni autoridad, ni huevos, para tomar una sola medida disciplinaria, moral o ejecutiva que cambiará las cosas. Así tenemos impunes a quienes reventaron por dentro la filosofía del rugby. Iordaneschu sigue pitando. Moraviu, el presidente de la Federación rumana, sigue conchabando. Rugby Europe sigue igual. Las nacionalizaciones igual de confusas y la elegibilidad de equipos “B” o sub20 nada claras.
Se ha administrado una justicia tardía y cobarde, difusa y cómplice de las tropelías. No se ha castigado a Rumania que se clasificó tras nuestra derrota en Bélgica propiciada por un arbitraje parcial y delictivo perpetrado por un trabajador de la propia federación de los Robles. Descalificada por alineación indebida no tiene ninguna sanción más, ni sobre la federación, ni sobre su presidente o responsables. Tal conspiración no ha tenido ninguna consecuencia para los urdidores. Bélgica sale indemne pese a demostrarse que ha competido durante 3 años con jugadores que no podían ser seleccionados y con el que consiguió primero el ascenso desde el VI Naciones B. No desciende. No jugará eliminatoria de descenso. Nada.
Rusia clasificada para el Mundial y que jugará ese apetitoso partido inaugural (y ojo a su desempeño porque puede que también salga clasificado para el siguiente en 2023) sabía de la in elegibilidad del tongano de los rumanos (¿tráfico de influencias?) esperó acontecimientos para denunciar en el momento oportuno y pescar en el barrizal del rio revuelto que es Rugby Europe.
El rugby español demostró su obrar legal o cuando menos sin responsabilidad directa en descargo de la Federación Francesa por las alineaciones de Belie y Fuster, y sin embargo se queda sin el Mundial ganado sobre el verde y en una situación muy dramática que ha de empezar a revertir el próximo noviembre en las ventanas (partido más que vital contra Samoa, el rival en la repesca) si quiere luchar por estar en Francia 2023.
También queda sin castigo una Rugby Europe que ha montado una clasificación para un Mundial, torneo de World Rugby, llena de irregularidades en sus propias narices.
Y para colmo deciden que no se puede repetir el partido “para no crear precedente”, dejando el precedente de que un partido manipulado por un arbitraje mafioso y parcial no tiene ninguna consecuencia para los interesados.
La pregunta es, ¿debemos aceptar esto?
Y la respuesta es viendo la forma de ejecutar de la FER es que si, por más que escueza y por más que indigne que los verdaderos castigados por el establishment del rugby mundial sean los que sufrieron las tropelías en el pequeño Heysel.
Desconozco si la rendición actual es por respeto a un organismo que no lo merece, ya que World Rugby sólo funciona como un garante del orden establecido en el rugby mundial, o como requisito a futuras prebendas hacia el rugby español negociadas de espaldas a la luz y los taquígrafos (por ejemplo se me ocurre una plaza de privilegio en la posible y futura Liga Mundial). En cualquiera de los casos me parece un error porque aceptar chantajes de estos impresentables no augura nada bueno.

Además sería aceptar, como parece, una decisión que no sólo ha quitado la posibilidad de jugar el próximo Mundial, sino también de estar en condiciones de estar en los próximos. Me parece que no somos conscientes de la oportunidad pérdida. De que estando el año que viene en Japón se expondría el rugby español, del que necesitamos a los franceses para poder competir, pero que con los recursos y visibilidad adquirida valdría para sembrar el futuro. A los hispano-franceses les daría un impulso tremendo jugar el siguiente mundial, en Francia, con el XV del León. Pero sería la última generación. Mejoraríamos las escuelas y clubes patrios. Los jugadores podrían crecer becados en clubes y escuelas francesas. Habría un crecimiento. Pero todo esta teoría se va a refrendar en Rusia que ya estaba haciendo las cosas mejor a nivel de clubes y ahora a nivel de selección puede adquirir una distancia sideral, cerrándonos de facto junto con Georgia la puerta de los Mundiales y el asalto progresivo al tier 1 de World Rugby.

Nos han quitado todo, sobretodo el futuro del rugby español, y así somos lo suficientemente peligrosos porque no tenemos nada que perder. Es el momento de pasar por el TAS y si es necesario por la justicia ordinaria, sin miedo a represalias porque no puede haberlas y hacer valer nuestros derechos que además servirán para limpiar los organismos del rugby europeo y mundial.
Demostrar en los tribunales que el fallo de la norma no es nuestro. Que el fallo en las elegibilidades y por lo tanto en las alineaciones no es nuestro. Que el partido amañado no es cosa nuestra. Y sobretodo demostrar que no vamos a parar hasta reparar la cadena de injusticias cometidas para salvaguardar un orden establecido oligárquico y caciquil como es el de Rugby Europa y el tier 2.
El apoyo a esta estrategia de la FER a de ser total. De todo el rugby (escuelas, clubes, aficionados, periodistas). Con el COE y el CSD. Con el Gobierno. No sabemos que componendas dependen de las promesas y compromisos de World Rugby o Rugby Europe (Seven, femenino, clubes profesionales, etc.) pero todos quedan en entredicho con lo sucedido estos meses y con el mal infligido a un rugby que vivía el sueño de competir con los mejores.

Si estamos ya renunciando a la explosión del profesionalismo en el rugby es porque venimos y conocemos, otros mucho más que yo por supuesto y por desgracia, el rugby de antes. El de los valores, el respeto y el compañerismo. El del código de honor y el código de lucha. De sacrificarse y no rendirse. De ser caballeroso con el derrotado y agradecido con el vencedor. De asumir lo que venga y si en ese caso son sanciones o quita de subvenciones al menos habremos demostrado la verdadera cara de quienes mandan en el rugby mundial y su apego más profundo al dinero que al maravilloso juego que dicen representar.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Música en Televisión


Franz Ferdinand en "La hora musa" de La2, octubre 2018

Pasados más de 100 días del Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez y de los 84 diputados, y con casi ninguna novedad con los temas prioritarios para dar dignidad a la democracia Españistaní (en próxima entrada daré cuenta de ello) se ha estrenado la Nueva Temporada de La2.
Y es que el casi único cambio hecho por el nuevo Gobierno ha estado en la limpieza y purga de los elementos fascistas que gangrenaron y parasitaron el ente público los últimos 7 años y de los que hacía falta desprenderse, hacer públicas sus tropelías, corrupciones y manipulaciones, y hacer acto de contrición legislativo y también depurativo, para que no se vuelvan a repetir en un casposo futuro. Evidentemente, se vocifera por la derecha el interés del PSOE en controlar la televisión pública, pero conviene no olvidar que bajo la batuta de Zapatero RTVE alcanzó los más altos estándares en transparencia y pluralidad en las informaciones y calidad en los contenidos, con premios y nominaciones a nivel internacional.
Por eso no puedo dejar de pasar la oportunidad de volver a escribir y volver a publicar en esta humilde y pendiente de redención morada, con el festivo hecho de que desde el lunes 1 de octubre La2 haya estrenado una nueva programación en su franja de prime time (desde las 20:30 hasta las 0:30) en la que el principal protagonista es la música.
De lunes a viernes a las 20:30 antes del Td2 en La1, tenemos “La2Noticias”, el espacio informativo riguroso, desenfadado y fresco que durante tantos años nos ha llevado a la cama contándonos las historias más ocultas, y muchas veces trágicas, de la actualidad internacional, casi siempre bien incómodas para el sistema imperante.
Después, sobre las 21:00 aparecen los programas de contenido cultural que acercan la literatura, el cine, el teatro, el arte y la contra-cultura a los espectadores. Pagina2, Atención Obras, Días de cine… espacios todos ellos necesarios, que esperamos adquieran la importancia y redundancia imprescindible para la buena calidad de la propuesta de una televisión pública en su perfil más cultural.
El cine, sigue siendo una seña de identidad de la propuesta, pero ya no, afortunadamente, con las películas de cine español, propiedad de Enrique Cerezo y que bien para sus intereses ha venido cobrando los últimos años. Ahora habrá hueco para el cine independiente internacional, el cine europeo y se recuperan los clásicos.
Pero la gran novedad y la gran apuesta es recuperar en la Televisión Pública la música en directo como arma para atraer a la audiencia. Serán los martes donde a una cautivadora dosis de “Cachitos de hierro y cromo” -el programa presentado con brillantez por Virginia Díaz que rastrea por el archivo de RTVE para traernos actuaciones y contenidos musicales de épocas pasadas más felices- y el nuevo programa “La hora musa”, donde siguiendo lo visto anoche, se ofrecerán apuestas en directo de grupos internacionales y nacionales y de diversos estilos, con entrevistas, y espacios de reportajes temáticos. Una grandísima y necesaria noticia.
Bajo este formato los programas musicales hoy en día tienen la dificultad de que nos hemos vuelto muy haters en cuestión de gustos, y si no nos ponen lo que nos va, nos quejaremos y llegaremos al boicot. Sin embargo, bienvenidas sean estas iniciativas, que aunque no complazcan a todos, al menos documenten una parte de la música actual trayéndonos a nuestros ojos y oídos artistas actuales muy interesantes. Así como ayudan a recuperar la espectacular música de finales del siglo XX (emocionante ver el TecnoPop ayer, así como las referencias a las portadas del Ziggy Startdust de Bowie o el Animals de Pink Floyd).
Si no es así, dentro de 30 ó 40 años en el Cachitos que corresponda verán un impass, no se si definitivo, de 20 años en los que no hubo más música en televisión que la que salía de Operación Truño y sus sucedáneos.
Cautiva y desarmada hace ya 18 años que la música en TVE claudicó ante el “fenómeno OT”, convirtiendo toda actuación emitida en el ente público en un refrito con los mismos y sempiternos protagonistas o sus nuevos clones, donde lo más valioso no era su calidad, sino su capacidad para vendernos sus vidas privadas y “éxitos” comerciales creados bajo el mismo patrón.
La música independiente, el rock, el punk, incluso el más atado comercialmente hip-hop (que también tendrá su espacio en la nueva La2 los miércoles en un espacio de cultura urbana) quedaban arrastrados a la madrugada en el escenario de “Los Conciertos de Radio3”.
Toda aquella riqueza y amplitud de miras musical y cultural vuelve al prime time para enriquecernos con algo más de libertad y variedad. Espero con gran ansía que se confirme y reafirme este compromiso, trayendo la mayor variedad musical posible (y si, como heavy, a lo mejor peco de incauto) y que se convierta en un hito para mejorar de una vez por todas la televisión de éste país.




lunes, 16 de julio de 2018

La España vacía: Retrato de una injusticia secular

En las montañas, la llegada de una carretera casi siempre ha servido para facilitar la fuga de los vecinos y no la llegada de los nuevos.


Cayó en mis manos La España vacía, el libro, mitad ensayo, mitad novela de viajes de Sergio del Molino, periodista aragonés, que nos invita a sumergirnos con él en la realidad de ese país dentro de nuestro país, en el que la despoblación, los prejuicios y el más absoluto desconocimiento propiciado por los medios de comunicación, se nos oculta y deforma.
Esa España desconocida, de autovías sin tráfico y carreteras comarcales mal asfaltadas y peor atendidas, existe y se muere según escribo estas líneas y tú las lees. Esa España retratada a conciencia como bárbara, cutre y con condescendencia bucólica, se pierde sin más, sin importarle ni a las mayoritarias poblaciones urbanas, ni tampoco a políticos y partidos, pero también y por qué no decirlo, en ocasiones sin importarle a quienes viven allí.
Es evidente que el triunfo del capitalismo, como modo de organización de la sociedad, se basa en la supremacía de la ciudad por encima del pueblo y del medio natural. Lo es en las relaciones y servicios que reciben habitantes de uno y otro territorio, y con el tiempo se ha demostrado, como “necesario” para el buen funcionamiento del capitalismo ultra liberal, el desmontaje de los usos y modos de vida del mundo rural, donde hoy vemos cientos de miles de hectáreas dedicadas al sector primario abandonadas y sin posibilidades de rentabilidad, mientras nos alimentamos con productos traídos desde miles de kilómetros, simplemente porque ofrecen una rentabilidad inmediata al empresario-explotador y al financiero-especulador.
El mapa que aparece a continuación muestra un fenómeno que no es ajeno a ninguna otra parte del mundo: La concentración de población (y por lo tanto de riqueza) en las zonas urbanas, frente a las zonas rurales.


Pero en España adquiere ya tintes dramáticos donde la mitad de la población se aglutina en un puñado de centros urbanos, donde destacan las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona.
Nuestros desequilibrios demográficos son especialmente graves en más de la mitad del territorio nacional. En 268.083 kilómetros cuadrados de nuestra superficie, el 53% del total, solo vive el 15,8% de la población, y todo indica que este último porcentaje sigue cayendo. En el Real Decreto por el que Rajoy creaba un Comisionado del Gobierno frente al reto demográfico se recordaba que 10 de nuestras 17 comunidades autónomas cuentan con un saldo vegetativo negativo de población.
En un informe de enero de 2017, la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) llegaba a la conclusión de que más de 4.000 de los municipios españoles -es decir, la mitad del total que tenemos- se encontraban en esa fecha “en riesgo muy alto, alto o moderado de extinción: los 1.286 que subsisten con menos de 100 habitantes, los 2.652 que no llegan a 501 empadronados y una parte significativa de los más de mil municipios con entre 501 y 1.000 habitantes”.
Desde la misma Federación se ha impulsado un estudio con la Universidad de Zaragoza, donde su catedrático Francisco Burillo desarrollaba en sus estudios la llamada Serranía Celtibérica (una amplia región española en torno a las montañas del Sistema Ibérico que va desde las provincias de Valencia y Castellón a las de Burgos y La Rioja, pasando por Cuenca, Teruel, Guadalajara, Zaragoza, Soria y Segovia), el profesor Burillo y sus colaboradores son aún más contundentes. Denominan a la zona como la Laponia del Sur y afirman: “Con una extensión doble de Bélgica, sólo tiene censada una población de 487.417 habitantes y su densidad es de 7,72 hab/km2. Cuenta con el índice de envejecimiento mayor de la Unión Europea y la tasa de natalidad más baja. Este desierto, rodeado de 22 millones de personas, está biológicamente muerto”.
Las diez provincias de la Laponia del Sur son solo una parte de la España vacía. Hay muchas otras provincias con zonas despobladas y en trance de quedar “biológicamente muertas”: Orense, León, Zamora, Salamanca, Ávila, Palencia, Ciudad Real…
El vaciamiento de la mayor parte del territorio español, además de provocar un grave problema de desequilibrio socio-territorial, compromete también las cuentas públicas –encarecimiento de los costes de prestación de servicios públicos y sostenimiento de infraestructuras-, y supone una pérdida de potenciales activos de riqueza por el desaprovechamiento de recursos endógenos”, afirma la FEMP en su informe. Y añade: “Constituye un error considerar que invertir en el re-equilibrio territorial y en la lucha contra la despoblación es un coste. Ha de ser entendido en términos de derechos de la ciudadanía a la igualdad de oportunidades y a su propia “tierra”, y de los territorios a contribuir con sus mejores fortalezas al crecimiento de su comunidad y su país. Es, pues, una inversión en cohesión social y territorial y en fortaleza y sostenibilidad del modelo económico y social”.
Apenas tres meses después de su informe, la FEMP proponía un amplio listado de medidas para resucitar a la España vacía y biológicamente muerta o camino de estarlo. Desde crear una mesa estatal contra la despoblación y una estrategia conjunta de todas las administraciones públicas hasta recuperar la Ley de Desarrollo Sostenible, incorporar de forma explícita a los Presupuestos de cada ejercicio de todas las administraciones públicas una estrategia demográfica, dar incentivos y bonificaciones fiscales a quien invierta en las zonas despobladas, impulsar sellos de calidad territorial para la producción local, gestionar viviendas ahora vacías, establecer por vía legislativa una carta de servicios públicos garantizados para los ciudadanos de dichas zonas o incluso lanzar un plan que reduzca la brecha digital entre la España despoblada y la España urbana.
La lucha contra la despoblación –añaden en la FEMP- no es un fin. Es un medio para hacer el planeta más sostenible. Es parte de las políticas de sostenibilidad medioambiental. Es más sostenible repartir la población que concentrarla”.


Las causas y razones por la que al mayor parte del territorio nacional, languidece y muere nos llevan a remontarnos a otras épocas históricas. Desde los asentamientos para establecer una malla en la Península Ibérica planteados por el Imperio Romano, a las repoblaciones con normandos durante la Reconquista o los intentos durante la -escasa- Ilustración española, o los nuevos pueblos del franquismo.
Sin duda alguna el gran motivo que explica el atraso y con el la retahíla de prejuicios y dificultades que atraviesa el mundo rural español se muestra en la estructura social de nuestros pueblos, comarcas y también provincias.
Desde siglos en la estructura socio-política de estos territorios se hicieron fuertes elementos propios de un caciquismo rural, prácticamente medieval, apoyado en gran medida por la iglesia católica española, que lejos de desmantelarse en un proceso de democratización normal, se rearmaron, solidificaron y afianzaron, convirtiéndose en los famosos barones territoriales de los grandes partidos nacionales.
Estos, por su agresiva avaricia de poder y dinero y para poder sobrevivir políticamente, montaron redes clienterales que convirtieron el reparto de ayudas, tanto estatales como las de la PAC (Política Agraria Común de la UE. Estas ayudas reciben una crítica feroz por parte de sindicatos agrarios porque se aplicaron sobre un reparto de la tierra medieval, donde pocos propietarios de carácter nobiliario recibieron ingentes cantidades de dinero que no invirtieron en explotaciones agrarias) en una fuente de nepotismo y negocios turbios que lejos de paliar las seculares deficiencias en servicios y futuro de los pueblos y del mundo agrario y rural, las profundizaron hasta convertirlas a día de hoy en casi irreversibles.
Bajo este escenario se hace natural y hasta comprensible la marcha de los jóvenes de los pueblos de la España rural, ya no sólo como proceso de emigración campo-ciudad, sino como huida hacía un “mundo” más amable y fácil para llevar a cabo un proyecto de vida.
El otro gran motivos que ha llevado a que durante la historia se hayan hecho tantos intentos por repoblar el país, o mejor dicho, repartir la población en él, como método de cohesión y sostenibilidad económica, social y en último término medioambiental, esta la calidad de los suelos. La España vacía, es a su vez la España del secano, de los cultivos de bajo rendimiento, lo que sumado al reparto de las tierras que sin excepción y de manera histórica ha estado siempre en manos de muy pocos terratenientes, ha matado la posibilidad de desplegar un sector primario que mantuviera a la población fijada en los entornos rurales.
Sólo ahora, en los últimos años y por primera vez en la historia, surgen en España, pequeños propietarios que bien por iniciativa propia apoyada por capital financiero (eminentemente las cajas rurales) o bien desde cooperativas, impulsan productos alimentarios capaces de crear un empleo con la calidad y estabilidad suficiente como para fijar población y que esa población sea joven que quiera realizar ahí su proyecto de vida. Es la manera de atar servicios en los pueblos y las comarcas, y la única forma de que el bienestar y por lo tanto el futuro del mundo rural español no se vaya a pique.
Lamentablemente son unos pocos “salvavidas” en medio del naufragio del campo español, que sigue siendo, y hasta que no haya un cambio conceptual en los urbanitas y sus políticos, el terreno para las tropelías, los basureros y las industrias sucias y sin respaldo social que necesitan las ciudades.
Al calor de la especulación no faltan proyectos, casi todos ellos en el sector de la minería que dejan al mundo rural como subsidiario de las necesidades del mundo urbano y muy especialmente de los intereses de unos pocos burgueses acumuladores de capital.
Es el argumento de Bienvenido, Míster Marshall repetido en bucle. Cientos, tal vez miles de pueblos que reciben entusiasmados a cualquier portador de gallinas de huevos de oro. Los tiempos de la especulación urbanística, a finales de los años 90 y principios de la década de 2000, alentaron una especie de fiebre de hormigón. Cualquier huerta arruinada heredada de los abuelos podía ser fuente de riqueza. Cualquier parcela podía interesar a los constructores de fantasías, aeropuertos y autopistas. En La Mancha hay municipios que han llegado a competir para quedarse con un cementerio nuclear.”
El entrecomillado anterior es un extracto de La España Vacía. La negrita final es de mi propia cosecha, para destacar el acierto del autor al mostrar como muchos de los regidores que tienen y han tenido los pueblos y provincias de la España despoblada, han primado por encima de todo, en primer lugar, el interés personal en hacerse rico -probablemente para huir del pueblo-, y en segundo lugar, ya en éste momento crítico, para tratar de introducir unos pocos euros y unos pocos empleos, para hacer que tales pueblos y territorios no acaben de morirse. Un clavo ardiendo (y radioactivo) que es el perfecto pan para hoy y hambre para mañana, pues como ya hemos visto en muchas ocasiones, adoptar tales proyectos, propuestos por las muy urbanas especulaciones financieras, es legar todo un patrimonio natural y un patrimonio histórico y etnográfico para intereses ajenos al bienestar y el futuro del mundo rural, de la España vacía y de sus habitantes.


Una preciosa calle en el bello pueblo de Rubielos de Mora, en la comarca de Gúdar-Javalambre, en la provincia de Teruel.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...