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lunes, 12 de octubre de 2020

No es mi fiesta


Hoy es 12 de octubre, Día de la Hispanidad, fiesta nacional de España. Y no es mi fiesta. Porque éste día que ya durante la transacción se llego al acuerdo de mantenerlo como fiesta nacional no ha cumplido su objetivo. Porque en el camino de institucionalizarla para que sea vivida con respeto y orgullo, dentro de la pluralidad que tiene el estado, sistemáticamente se convierte en una fiesta exclusiva. Carece de ese sentido inclusivo para que todas y todos nos sintamos un mínimo cómodos, y sobretodo y más importante, nos reconozcamos como iguales y convencidos de vivir en un estado que nos garantiza nuestros derechos y dignidad.

Se celebra en Madrid (enfangado en su ciénaga propia y en estado de alarma) ahondando en el centralismo autoritario del estado español. La inclusión de las regiones y sentimientos de pertenencia regionalista o nacionalista quedan excluidos. Las banderas de las Comunidades Autónomas ni aparecen. Se impone una visión de España que no se corresponde en absoluto con la realidad y que hace que muchos la vean y al sentimiento patriótico español como una opresión y una limitación de su libertad e identidad.

Desfilan el ejército, la Guardia Civil y la policía nacional y la bandera con el Rey saludando como jefe del estado y coronel de los tres ejércitos. Los jueces y fiscales también tiene su espacio. Los cientos de miles de trabajadores del estado, ya sean médicos, profesores, bomberos o administrativos no cuentan. El resto de clase trabajadora es ignorada. Sólo tienen el privilegio de "desfilar" unos cuantos limpiadores que limpian las deposiciones de los caballos del regimiento de caballería y de la cabra de la legión. Las autoridades políticas, representantes de la soberanía popular permanecen en segundo grado.

Sólo destacan las de la izquierda que reciben los abucheos e insultos de los espectadores que acuden en masa al clamor patriotérico para hacernos ver a todos y sobre todo a ellos mismos, que esa es su fiesta, que es su día y que España es su cortijo. Nosotros no pintamos nada y a lo único que aspiramos es a servirles sin rechistar o a ser abono en las cunetas.

Esta falta de respeto y sentido democrático lo es a todos los españoles que lo somos tanto, y seguramente más si nos guiamos por la aportación tributaria de unos y otros, que ellos. Las protestas son parte de la democracia, pero no el insulto, la mentira y la humillación sistemática de los otros.

En estos últimos años se ha procedido a un blanqueamiento del fascismo y del franquismo que tiene su consecuencia en el auge de Vox, una ultraderecha sin complejos que azuza los vientos de odio y que tenemos que parar entre toda la clase trabajadora. La han aupado los medios y la derecha oficial del estado, en el PP, absolutamente desnortada y arrasada por la corrupción y su inoperancia en la recuperación de la crisis económica que sólo ha traído recortes y mayores desgracias para el grueso de la población. Y que ahora en la crisis del coronavirus no sólo se muestran incapaces de gestionar sus responsabilidades, sino que se niegan a dar una imagen de unidad y consenso frente a un enemigo externo. Son asi de miserables.

Sin embargo, el 12 de octubre sistemáticamente los mayores insultos se los lleva la izquierda, más si está en el gobierno, porque al fin y al cabo son las gruppies del franquismo las que glosan este día (y también el 20 de noviembre) recuperando una visión distorsionada de la historia con un relato que legitima el estado de las cosas entre ellas la violencia, la corrupción, la falta de democracia y de dignidad para millones de personas.

La bandera no es sólo de ellos, pero si que lo es una visión rancia, caduca y deformada de lo que es nuestro país y cuando se apropian de un trozo de tela, es inevitable que quienes pensamos, deseamos y creemos en un país mejor con futuro y cabida para todas y todos denostemos esa bandera y este día.

Aquí no se trata de adoctrinar, sino de impedir que nos adoctrinen. No se trata de erigirse como poseedor de una única verdad, pero si de manifestar que una democracia moderna está, tiene que estar, abierta a la crítica y la sátira. Cuando un humorista se suena los mocos con la bandera o cuando una afición de un equipo abuchea el himno, nos podemos quedar en lo simbólico o entrar en lo que se está expresando: Ni más ni menos que el hartazgo con un modelo de país y unas actitudes cainitas, corruptas y soberbias que nos lastran y nos impiden avanzar.

En esta edición esta democracia con dos reyes va a tener a uno huido de la justicia en un país que sistemáticamente incumple los derechos humanos y funciona como una monarquía totalitaria medieval. Entre los sátrapas saudíes el ciudadano Juan Carlos se siente como en casa. El otro muestra una afinidad indisimulada y bochornosa con la extrema derecha y con esta visión de la España única, rancia y retrógrada. Le molesta mucho cuando una bandera no se despliega al aire correctamente pero no se muestra incómodo ante los deshaucios, los expedientes de regulación de empleo, el drama de la España vaciada, los asesinatos machistas, la pobreza o las muertes en las residencias de ancianos, todos ellos sus conciudadanos antes que súbditos. Ambos representan una familia trufada de corrupción, mentira e inmoralidad. Y estos valores se trasladan al trono, a la institución de todos los españoles, que representan y que nos presentan ante los demás. Un trono sustentado por el dinero del franquismo, pero también de dictaduras extranjeras como los príncipes de los Emiratos o el sha de Persia y con la injerencia de la CIA interesada en un mundo a su medida de estados vasallos que le deban sumisión. Esta es la legitimidad de la monarquía y no es para sentirse orgulloso si se es patriota.

La Ley Mordaza sigue vigente y oprime y castiga a la población civil que disiente del estado de las cosas y que nos avergonzamos en este país corrupto, hipócrita y sin futuro. La policía golpea en los barrios humildes y trabajadores, mientras aplaude las banderas franquistas en las manifestaciones de las clases pudientes. Y hoy se supone que tenemos que celebrar con ellos.

Las víctimas de la pandemia tendrán su momento de recuerdo como también las han tenido las víctimas del execrable terrorismo etarra. ¿Y las víctimas del 11M o del atentado de Barcelona?. ¿Y las víctimas del terrorismo fascista o de la violencia policial?. ¿Y las víctimas de los accidentes de tren, avión o el de Metro de Valencia?. ¿Y las víctimas de violencia machista?. ¿Y las víctimas que han muerto o quedado heridas en el trabajo en accidentes laborales y enfermedades profesionales?. Si fuéramos un país a celebrar hoy también tendrían su espacio.

Sin embargo tendremos el ruido y la furia de una visión de país que no me representa, ni a mi ni a millones, la mayoría de la población que vivimos en España y que legalmente somos españoles. Y esa es la verdadera tragedia de España. La carencia de memoria, historia, dignidad, humildad y de futuro que tenemos. De conocernos a nosotros mismos y en nuestra diversidad. Con empatía y con ánimo de aprender y compartir. Y los que nos sentimos mal por este estado de las cosas no sólo no estamos representados en la parafernalia retransmitida por los medios. Es que estamos expulsados y los símbolos identitarios del estado como bandera, himno, fiesta o jefatura del estado se usan como armas hacia el que no piensa igual.

Por eso duele España y por eso es imposible sentirse hoy de fiesta por más que deseemos un país mejor para todas y todos.


viernes, 24 de abril de 2009

Amigos y Amigas

Qué si dinero, qué si salud ¿y los amigos? Cuán afortunada es una persona por poder decir que no se siente sóla en este mundo. Poder llegar una noche a casa y decir que ha sido imprevisto, maravilloso y genial lo vivido es una de esas cosas que nunca le das el valor que se merece. Ayer como otras muchas y recientes veces, fue un día más en esa dirección.

Sentirme tan halagado por que me dejarás compartir tu alegría con los tuyos es una sensación nueva para mi... Hacía memoria y llegaba a la conclusión que nadie jamás ha reconstituido mi personalidad con tan pocas palabras, pero cargadas de ese simbolismo propio de las cosas importantes. Añadir días y situaciones a la memoria de forma que nunca perezcan por inolvidables y hacerlos con el recuerdo de tu amor hacen sentirme querido y amado, algo de lo que siempre es necesario, pero en mi caso nunca fue real.

Compartir cafés, copas, sonrisas, días de campo, noches de paseo, madrugadas de fiesta... Rodar con el kart de dani por su pueblo, jugar al trivial, al fútbol con mis colegas, ver una pelí, sentir el la calidez de tus manos... son inumerables las cosas buenas. Las malas existen, pero son pocas casi únicas. Tenemos nuestros roces, nuestras discusiones; en relaciones tan íntimas y sinceras es inevitable, e incluso necesario, que nos "ahostiemos", que nos digamos las cosas claras; existen los malentendidos y las ofensas, al mismo nivel que el cariño y el respeto, y en nuestra mano está con que nos queremos quedar. Yo siempre lucho y lucharé por guardar esto último y confío en que todos sigaís ese camino.

A veces piensó. Cómo podría haber cambiado nuestras vidas, o cómo sería si nos hubiéramos conocido desde siempre. Compartir patio de juegos y plastilinas es una opción; Otra los primeros porros y copas; aunque también se podía haber dado al revés y habernos conocido más tarde, en un trabajo, o como un loco en vuestra consulta... o en el hogar del jubilado, jaja; o la peor opción, no haberlo hecho nunca.

Hace 10 minutos Shei, mi compañera diseñadora gráfica me preguntaba, ¿qué tal fue el día de ayer? No tardé ni 2 segundos en reaccionar y decirle que fue maravilloso. El miércoles en el gimnasio riendo y entrenando (y según Raúl firtreando), por la noche de fiesta, con ese Dani que me lleva por la "mala" vida buscando compañías y risas, al borde del colapso etílico... la mañana del jueves pegada a la aspirina y el malestar general, pero que guardo con un puntito de gustazo por lo vivido en la noche anterior. Y la tarde en Galisancho, con los abuelos de Dani, el "Queco", Sofi y el artista. Dando vueltas en el kart, viendo lo bello del paraje, respirando vida... y después con las niñas, el Alberto, tomando copas, chupitos, cafés... riendo otra vez, hablando, conociéndonos, cenando una mariscada, ganando en el Trivial, jeje

Me quede con más ganas de martxa, pero como dijo Dani: "Tranquilo, que quedan muchas..."

P.D.: Siento si jugando al trivial os hice sentir mal a alguno /alguna. No fue ni mucho menos mi intención, pero es que me las sabía, joe.

Un besazo a todas, o dos o tres, y un abrazo a todos, o dos o tres también.

martes, 16 de octubre de 2007

Héroes del Silencio: Inolvidable


Siempre todo tiene una génesis; un comienzo; una raíz desde la que crece el árbol y surge una pasión, un amor, un odio o cualquier elemento que nos atrapa, para bien o para mal, y modifica nuestra personalidad y nuestras expectativas de manera irremediable, pero conocida, porque el destino sigue siendo el guión de nuestras vidas.

Para mi la música es una gran pasión, y más allá, aunque me atraen muchos estilos como el jazz o la clásica, es el rock, el heavy en todas sus acepciones lo que me vuelve loco, y ha participado activamente en construirme como soy. Y hubo un momento en el que surgió esa chispa, adecuada a mi espiritú, y vino a deshacer el mundo que el tiempo me tenía preparado, dejando atrás la decadencia, esa isla de las iguanas tétrica, llevándome a nadar mar adentro, dentro de un estanque buscando esa sirena varada. Esta herida, esta flor venenosa que pico en mi, maldito duende, me hizo abrazar por siempre el camino del exceso y buscar el Opio y la Flor de Loto para definitivamente apostar por el rock n´roll. Con nombre de guerra impuesto y soñado, creció en mi esta Avalancha que me impulsa para buscar a ese Héroe de Leyenda.

Hace 11 años, con tan sólo 13, tuve la oportunidad de ver a Héroes del Silencio en directo en la Plaza Mayor de Salamanca. Era su última gira, pero allá nos emplazaban a la gira del nuevo milenio. Y ya ha llegado. El 12 de octubre de 2007 quedará marcado en mi memoria, como un día en el que cumplí un sueño, una ilusión, que se encontraba abnegada en mi interior, desde ese mismo día en el que decidí: esto es para mí. Recuerdo que no sonó aquel concierto como los Héroes merecen. No es la plaza mayor un buen lugar para conciertos densos en sonido y sentimientos, pero si que es un escenario incomparable. De aquella noche me gusto todo: el ambiente, las guitarras, la voz de Bunbury, las chicas, las ropas... Abrace el rock y el heavy con tal pasión que he esperado mucho tiempo para volver a revivirlo. La noche del pasado viernes fue emocionante, en el que no sólo hubo fuegos artificiales al terminar el concierto, sino que desde que puse camino hacia Zaragoza el día antes en mi interior, cabeza y corazón, las luces y el estruendo volcaban mis sueños. La Romadera por fuera un espectáculo, pero por dentro guardaba lo mejor: 40.000 almas esperando ver y escuchar al mejor grupo de rock en castellano, héroes capaces de sobrevivir y triunfar en un mundo centro-europeo y en el que el inglés es la lengua madre.

El agobio de la gente es una leve molestia, el precio del litro de cerveza un pequeño escozor, y las sonrisas de las dos dámiselas que se ponen al lado un placer más a lo que viene. No hay más problemas porque todo es maravilloso; el ambiente, espectacular en cantidad y calidad, y las luces que se apagan.

El escenario es grandioso. Los juegos de luces son fantasiosos y bellos. Las pantallas gigantes en movimiento, permiten al público más alejado apreciar con detalle lo histriónico y estimulante de la actuación de Bunbury, la belleza en la guitarra de Juan Valdivia, el fraternal apoyo de Gonzalo, el sublime y orgulloso bajo de Joaquín Cardiel, y la excelente técnica en la bateria de Pedro Andreu. Una pasada. Muchas gracias por mostrarnos y dejarnos apreciar vuestro irrepetible talento.

El Estanque. Suaves melodías encauzan todos los corazones hacía el sueño de una noche de fiesta y pasión, para que seguidamente con los acordes de Deshacer el mundo, todas las almas presentes sientan la fuerza y el espiritú del rock. Las gargantas se aunan y una única voz canta himnos como La Herida, Con nombre de guerra, Mar Adentro, La Carta, Héroe de Leyenda, La Sirena Varada o Maldito Duende pero sin llegar a solapar ni un ápice la voz Bunbury que lo da todo en esta una vez más, su noche; y así hasta llegar a Avalancha, en la que Bunbury trata, con picardia y éxito buscar nuestra complaciencia para seguir desnagrando todas las impresionantes canciones que Héroes nos han dejado. Los bises son apotéosicos, y alcanzan su plenitud con la Chispa adecuada, en el que todo el estadio, se funde en negro, salpicado por las tenues luces de mecheros y móviles (siglo XXI). El espectáculo visual es alunisono con el espectáculo sonoro, esos acordes hindúes, nos transportan a una atmósfera en el que un sueño es el pasaporte a la felicidad. Las palabras fueron avispas y las calles como dunas; no hay más sonido que el de todos sintiendo una canción, que no es una canción; es una puerta al deseo, y todo ello ayuda a cumplimentar un sueño y a hacernos felices a todos los presentes. 11 años después, 11 años esperando, son pocos ante tal espectáculo. El dinero es un mal que nunca podrá comprar las sensaciones vividas; ojalá pudiera seguirles por Sevilla y Valencia, lo daría todo. Y ojalá se "estiren" y nos regalen más conciertos, más recitales, más avalanchas y más rock-blues del bueno.


Y el resto del finde, muy bueno también. Buenísimas fiestas tiene Zaragoza, que invitan a ir a vivirlas en toda su magnitud toda la semanita que durán, con múltiples conciertos, zonas de ocio y un ambiente festivo y cultural magnífico. Costumbres como las ofrendas a la virgen (¡¡cómo me gustan las ofrendas y las virgenes!!), o la visita al Pilar son tesoros que guarda la capital del Ebro. Gran ciudad, a la que volvere.

Y muchas gracias a David y su familia mañica, por darnos alojamiento y regalarnos sus "moñas".

También un recuerdo, para Alba, esa princesa Tudelana, no sé si descendiente de Trastamara, pero bella, simpática e interesante a partes iguales.

La vida siempre tendria que ser así. La diversión ser la fuerza de nuestras vidas, y el tiempo hacerse minúsculo ante la magnitud de lo vivido.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...