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lunes, 14 de noviembre de 2011

Cine con mayúsculas: Origen



Tras dos visionados puedo escribir, discernir y promulgar debate sobre una de las películas más interesantes, innovadoras, arriestadas, inquietates, sugerentes y estimulantes que han llegado a la cartelera en los últimos años, algo que como decía el maestro Eugenio, "cosa que no sucede todos los días". Estos dos visionados han sido muy alargados en el tiempo: El primero la noche del 2 de enero, el segundo el pasado sábado. Aún así prácticamente la recordaba, por la grata sensación que me dejo y que se ha visto recompensada y revitalizada en esta ocasión. El significado de la peli, lo había cogido muy bien, y pequeñas dudas se han visto despejadas, y me han dado una experiencia mucho más redonda de la película y del sentido filosófico y existencial de la misma.

El segundo visionado de Origen (Intercepción, en versión original), es a partes iguales debido a lo impactante como a lo obtuso que resulta por las continuas interrogantes que lanza a los sentidos y la mente del espectador. Todo ello, repito la mejestuosidad de fotografía, guión, ambientación, atmósfera, es decir de la película en sí, como el maremagnun de ideas y sensaciones convierten a Origen, no sólo en un peliculón, sino en una obra de culto, no sólo cinematográfica sino incluso la primera obra de referencia, el primer clásico de la segunda década del siglo XXI.

Todas las referencias culturales y cinematográficas convierten a Origen en una experiencia visual y librepensadora única. Una especie de producto de consumo propio del cine comercial apta para filósofos, pensadores y para gente despierta, con ávidez y sed de conocimientos. Ver Origen no te deja indifernte. Es imposible a menos que estes clinicamente muerto, o como es más común en la España de las reformas educativas, seas un zombie cultural.

Christopher Nolan es el director de esta obra maestra, con la que cierra el círculo (por el momento) de una serie de películas personales sobre distinstas realidades de la mente humana, como fueron sus previas Insomnía (percepción), Memento (memoria), El Truco Final (ilusión). A ellas se une Origen, que trata el tema del sueño y la eterna dicotomía sobre si lo que sueñas es real, si lo que vives es un sueño; y en el que el director nos maneja a través de los distintos niveles, tanto del sueño como de la realidad, con majestuosidad, siempre manteniendo al espectador en vilo para conocer donde realmente se encuentra, y lo que lleva, indudablemente a la obligatoriedad, o mejor dicho posibilidad, de un segundo visionado. Quizás ese segundo visionado no cambia la percepción del significado de la película, realmente se entiende a la primera, pero ayuda y completa esa idea, con los siempres imprescindibles detalles. Además con Origen consigue hacer fina, la acostumbrada ancha y tenebrosa línea entre el cine comercial y el cine de autor, algo en lo que ya se acerco de manera asombrosa y sublime con El Caballero Oscuro, y que ponen a Nolan, no sólo como uno de mis favoritos por su capacidad de aunar el espíritu de "vendedor de palomitas" del cine comercial con los estilismos y la naturalidad a la hora de tratar los temas más propios del cine de autor, y no limitarse además a ser capaz de rodar tiroteos, asaltos, persecuciones al más puro estilo hollywoodiense, y a la vez mantener el lenguaje, la atmósfera de intimismo y la lírica propia de los trovadores del cine de autor.

El mérito de Nolan es excepcional. Para empezar la mete un gol (y por toda la escuadra), a toda una productora como la Warner, con un presupuesto elevadísimo (250 millones de $) con un reparto encabezado por Leonardo Di Caprio, que en principio tendría el riesgo de haber sido un cataclismo en la cartelera, por lo enrevesado, complejo y a la vez embriagador y sugerente del tema sobre el que gira la película; a la vez le mete un gol al espectador de cine de multisalas en centro comercial, al que le postrega en la butaca 2 horas y media, viendo una ensalada de acción y thriller psicológico aderezada con notables tintes filosóficos y sensoriales que harían bostezar a cualquiera de estos si el lenguaje audiovisual tratará de sustituirlo Punset. Y por último, también nos la cuela a los espectadores más exigentes, que además de algunos casos, como el mío querer ver cine comercial de palomitas, otras veces la intelectualidad y las ganas de divertirme pensando hacen pedir productos como esta asombrosa película, que vuelvo a decir, entra a formar parte en la lista de clásicos de la historia del cine.

La película además es un ejercicio de suma y búsqueda de referencias culturales y cinéfilas (lo que también hace muy recomendable el segundo visionado para captar esas sutilidades). Las referencias a Ciudadano Kane (a la que debo un segundo visionado, o casi primero, porque ya hace varios años con su pertinente post), van desde el momento Rosebund de la caja fuerte del moribundo padre del personaje interpretado por Cyllian Murphy a la estética y contrapicados de varias escenas, como el hotel, o la sala de seguridad... También hay referencias a Solaris, y por supuesto a Matrix, de la que cualquier cinta de ciencia ficción, se convierte en heredera y depositaria. Por supuesto no faltan las referencias al cine Anime de Miyazaki o Sathosi Non, ni por supuesto los necesarios guiños a la literatura de Asimov y Philip K. Dick.

Pero no sólo de sueño habla la película. A través de los actores, Nolan, como director y guionista desarrolla la evolución de los personajes a través de la culpa y la redención. A Nolan siempre se le ha criticado su poca mano para desarrollar personajes, activar actores y sacar grandes interpretaciones a guiones excepciones por originalidad y talento. Lo cierto es que fue en "El Caballero Oscuro" donde desmitificó este tópico, sobretodo con la increíble interpretación de Jocker, realizada por el tristemente fallecido Heath Ledger, y aunque las interpretaciones en Origen, no son de premio, si que se puede apreciar un gran trabajo actoral. Todos los secundarios rinden con armonía. La joven Ellen Page con su aspecto de fragilidad; el poder británco de Tom Hardy, la apuesta por la contención de Gordon-Levitt, y un deliciosamente sutil tan alejado del aterrado recién salido del coma en 28 días después, Cillian Murphy. Michael Caine, Tom Berenger o en su última obra Pete Postlethwaite (don Guiseppe en "En el nombre del Padre") meses antes de morir dando cátedra y un excelso, como siempre en pantalla, Ken Wanatabe, a quien le harían un favor en España doblándolo "normal" no como un inmigrante vendiendo cedeses (la peli no la he visto en BSO pero si que he visto Cartas desde Iwo Jima y allí resulta grandioso).

Soberbia es el término para definir a Marion Cottillard. La francesa se ha hecho un nombre en el cine americano sin caer en estereotipos y dando una humanidad a cualquier personaje, a cualquier locura, basada en los pequeños gestos y en las miradas. Al igual que con Wanatabe, en España, es doblada ridículamente, cuando vistas otras obras en versión original se desenvuelve en un inglés americano fantástico sin acento ni pretensiones.. Y por último y no menos importante, rendir homenaje a un Leonardo Di Caprio, que a base de trabajos inmensos como en Shutter Island, Red de Mentiras o Revolutionary Road ha roto con ese estigma que provocó en el publico masculino después de Titanic, convirtiéndole en un actor inmenso, de los mejores de su generación (mantengamos de momento a Edward Norton al mismo nivel), capaz de lograr cualquier tipo de registro, en base a aplicar mucha personalidad e intensidad en cualquiera de sus interpretaciones.

Es de esta pareja protagonista donde se ven más claramente la evolución personal a través de la culpa y la redención, donde el personaje de Di Caprio funciona sobre su trabajo de Interceptor o asaltante en los sueños o bien sobre un sueño autoinducido la lucha para volver a ver a sus hijos, de los que esta separado desde la muerte (suicidio) de su esposa, en la que no funcionó el Origen, una idea supuestamente primigenia inducida en un sueño, lo que hacia que el soñador, al despertar sintiera esa idea como propia, sin rechazo alguno. Nolan induce majestuosamente esta idea de culpa y perdón individual y personal, con la canción de Edith Piaf "Ne regrettte rienâ" (No me arrepiento de nada) y que sirve como cuenta atrás para los intrusos antes de despertar del sueño.


Intentando no caer en el temido término de "Spoiler" voy a ir desgranando algunas ideas que deja Origen. Dentro de las referencias en las que se alimenta la película, es muy sugerente el juego con los nombres entre el francés y el latín. El nombre de "Malá" (Cotillard) para la mujer de Cobb (Di Caprio) con las referencias que ya conocemos, o el de Ariadne para el personaje de Ellen Page como guía de Teseo/Cobb, y no tanto como "arquitecto", puesto que antes de la misión ya explora y aconseja los caminos del subsconsciente de Cobb, como asi mismo, en el "cuarto sueño" en el que es la escudera de Cobb.


Así llegamos al final a la pregunta que queda en el ambiente y que es tan simple como cierta: ¿Realidad o Sueño? Bajo la última figura onírica de la peonza de Cobb girando se esconde esta pregunta que se clava en el espectador. Ahí va mi opinión: (¡ojo! no leer si no quieres verte influenciado antes de ver la peli)

La filosofía Zhen tiene su cabida con la duda entre el Jing y el Jung, el consciente y el subconsciente, que siempre mantiene en duda al espectador, cual relato de Borges, aplicada a pequeños objetos: Una pieza de ajedrez, una peonza, en definitva un Totem. Todo esto se desarrolla bajo el concepto de Origen, o la técnica para a través de atacar el subconsciente por medio de los sueños, inducirle una idea que él creerá como auténtica, como genuina, y llegará a buscar su consecución como idea de felicidad propia, pero que en realidad surje de una manipulación. Dicha manipulación se realiza en estados oníricos, sueños, a los que se llega mediante poderosos sedantes y de los que se sale con una (ficticia) inmersión en el agua o bien con una inducida caída en el sueño original. Se pueden ir superponiendo sueños para trabajar a más profundidad (y más riesgo) del subcosciente así como poder jugar con la relatividad del tiempo (a mayor profundidad, mayor tiempo, es decir, un segundo en el primer nivel, puede suponer 30 minutos en el segundo, una semana en el tercero y asi exponencialmente). Excitante además es cuando el sujeto ha recibido entrenamiento para doblegar esta intromisión en su subconsciente.

Creo la última escena es real. Y coloca en el aspecto real o sueño todo el metraje anterior. Lo que sucede es que vista la película, Nolan ha ido dejando pistas que inducen al error durante toda la trama, diseminando elementos sensoriales que estamos acostumbrados a que alimenten nuestros sueños, a mantenernos fijados a ese subconsciente y asi diferenciar la realidad y la ensoñación. Es decir, ideas y sensaciones que hemos captado, que recordamos y conocemos, y de las que nuestro subconsciente se alimenta para diseñar la ambientación de nuestros sueños. La magnífica escena de los espejos y los pliegues del espacio en las calles de París en la que Cobb explica a Ariadne la función y funcionalidad del arquitecto explican muy bien este fenómeno. Por ejemplo, algunas de estas ideas pre-concebidas serían que la compañía de Saito se llama Cobb(ol) Enterprises. No hay rasgos definitorios de la personalidad de todos los personajes, lo que induce a pensar que son simples rasgos puestos en escena por el subconsciente de Cobb. La persecución por las calles de Mombasa, con el protagonista atrapado en una calle estrecha hasta lo imposible, y salvado con la interrupción Deus ex machina de Saito. El discurso del viejo en el sotano de Yusuf, podía interpretarse como un aviso del subconsciente de Cobb. Y por supuesto la peonza final.

Todo esto en el guión porque con la sublime y maravillosa fotografía Wally Pfister (realmente ávida en el diseño de juegos cromáticos y espacios y escenarios para cada nivel de los sueños) y la música de Hans Zimmer (intensa y sutil según convenga en el desarrollo del sueño) hacen que juegues y pienses sobre en que estado de realidad o ensoñación te encuentras con la película y conseguir el hecho mismo de que la película trascienda.

Como he dicho antes, creo que la escena final se desarrolla realmente. No en un sueño. La peonza queda girando y no queda muy claro si caerá o no, pero lo realmente importante es que Cobb (Di Caprio) se ha desembarazado de esa duda, deja atrás la peonza, y corre a abrazar a sus hijos, que por primera vez en el metraje se han girado hacia la camara.

Quizás sea verdad alguna critica que he ido leyendo de que Nolan no consigue mantener la tensión de los personajes, puesto que escenas como el suicidio de Malá o el paso por aduana de Cobb resultan ramplonas, previsibles y carentes de emoción. Pero lo cierto es que Christopher Nolan ha firmado en calidad de guionista y dirección una majestuosa obra maestra que acerca el cine más comercial, al espectador más underground, algo que hoy por hoy, sólo él consigue hacer.Y lo realemente importante, convierte sus productos en algo más, en películas y actos, que trascienden que hacen al espectador estrujarse los sesos para llegar a ese algo más, captar más, conocer más. Aprender y desarrollarse mucho más gracias a un ejercicio de cine fresco, original y sugerente.

viernes, 28 de mayo de 2010

¿Puedo dormir a tu espalda todas las noches de mi vida?

Siempre me gusto el ajedrez. Es un juego de destreza, precisión, planteamiento e improvisación. Como la vida misma. Es un deporte, un juego, un pasatiempo y también una teoría de vida, una cuadrícula donde analizar los avatares de la realidad y un escenario de vida y muerte, que ha resuelto y planteado situaciones desde tiempos inmemoriales. Ha servido a los árabes; fue estrategia medieval, herramienta de la perfección, entreno de la mente. Ocupo mis tiempos como hobbie en batallas interminables con mi padre, mi hermano, algún que otro amigo y desconocidos en los dos campeonatos que participe (en ambos acabe entre los 4 mejores de una competición con más de 50 aficionados). Algún momento intente hacer paralelismos con lo que es la vida real, y por supuesto ahora los hago con lo que he asimilado como verdadero motor del mundo: el amor, la pasión.

Nunca me vi como esas torres que se deslizan cuadriculadamente, hacia delante y hacia atrás, izquierda y derecha, como cumpliendo un guión premeditado, sin tener la posibilidad de improvisar y probar nuevos sabores, espacios distintos. No me gusta, ni gustó, el movimiento de los alfiles; espectantes de si mismos, adaptados a la tangente como estilo de vida sin capacidad de conocer los espectáculos más mundanos. Pese a anarquista y libertario, no me gustaba el libertinaje de los caballos, imprevisibles, testarudos, demasiado propensos a encerrarse en situaciones de vida o muerte, y que para ellos siempre suponen sacrificio. Me exasperaba la lentitud, una a una, de los peones, su estrechez de miras y su único camino inexorable al otro lado de la bahía, como anhelo para convertirse en reina postiza. El Rey era un títere del sistema, en principio vital, en el fondo prescindible. Delegados sus poderes en el corazón de su consorte, la efigie sólo podía huir a pasos lentos sin más dirección que la defenestración. Era en el juego (como en la vida) la Reina quien derrocaba defensas y organizaba ataques, con su capacidad para la sorpresa y la no siempre bien medida arrogancia de sus movimientos, la primera pieza que definía la victoria o las tablas.

Descritas las piezas, memorizado el plan y absorto en el tablero las defensas, clásicas, improvisadas o inventadas las primeras en ejecutar. Enroques, cierres y aperturas. Dejar caminos para que torres y alfiles vuelen libres y seguros por los flancos. Protección de la pareja real buscando la primacía para que la reina domine todo el terreno. Blancas siempre tienen la dominancia y la iniciativa, negras seguían. Principio de ataque y defensa costoso de cambiar. Menos en partidas de simples aficionados. Era el entretenimiento de muchas tardes.

Pero ahora el juego se cubre de polvo. No encuentra uno tiempo para dedicarle, porque el ajedrez real, el del damero sobre el que pisamos se desarrolla continúamente. En él he encontrado la llave de la victoria que es esto que siento. Me he enrocado para defender mi postura y evitar, en la medida de lo posible, los ataques y las decepciones. Y para conseguir el éxito que es encontrar tu felicidad, adopto todas las posiciones, ejercito todos los movimientos, como única pieza y como único regimiento. Soy el peón que pasito a pasito protege y busca llegar a tu lado, sentir tus caricias detras de mi cabeza. Lucho por ser el alfil aventurero que trata de improvisar para conseguirte, sin descuidar a la torre que busca cumplir su destino y hacer lo que se debe en la conquista y perseverencia de tu amor. Me siento con la nobleza, entereza y espíritu del caballo. Y soy el Rey valiente y seguro de si mismo que conoce sus poderes pero también sus limitaciones. Quiero encontrar tu compañía en el lecho todas y cada una de las noches. Mi anhelo era asignar rostro a la reina y ahora que la he encontrado tu eres la reina de mi corazón y de mi tablero.

Tu sabes que me levanto triste porque he soñado contigo, y despertarme sin ti es un dolor...; pero no sé como lo haces que te recuerdo y sonrió. Es así, es así desde el primer día. Y si sé cómo lo haces. Es tu sonrisa, tu bondad, los abrazos conscientes e inconscientes en los que deseas que nos unamos toda la vida. Sentir el roce de tu piel es el antídoto a cualquier mal y el sueño de hacerlo eterno la suficiente motivación y estímulo para buscar tu sonrisa cada día, este junto a ti, teniendo la fortuna de vivirte o aquí en la desdicha de vivir en un solitario recuerdo decorado con tu rostro. Añoro tus ojos castaños posarse en los mios, recibir tus cálidos labios, sentirte respirar el mismo aire que yo tengo el privilegio de compartir contigo... y todo es tan bello y delicado que he tomado con fuerza el deseo y el impulso de hacerte feliz!!! Ese es mi sueño.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Por qué Escribir


escribir

para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos

escribir

para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa

aunque en el alma no

en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos

escribir

como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera

escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra


[ ]



escribir para curar
escribir para guarnecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo


escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco

escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”

escribir

para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta

decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada

muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre

escribir

todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir

¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía

Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío

escribir

para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
--------apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto

[ ]

escribir

[ ]



¿y no hacer literatura?


¡y qué mas da!:

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.

------------Escribo

para que el agua envenenada
pueda beberse.

martes, 16 de octubre de 2007

Héroes del Silencio: Inolvidable


Siempre todo tiene una génesis; un comienzo; una raíz desde la que crece el árbol y surge una pasión, un amor, un odio o cualquier elemento que nos atrapa, para bien o para mal, y modifica nuestra personalidad y nuestras expectativas de manera irremediable, pero conocida, porque el destino sigue siendo el guión de nuestras vidas.

Para mi la música es una gran pasión, y más allá, aunque me atraen muchos estilos como el jazz o la clásica, es el rock, el heavy en todas sus acepciones lo que me vuelve loco, y ha participado activamente en construirme como soy. Y hubo un momento en el que surgió esa chispa, adecuada a mi espiritú, y vino a deshacer el mundo que el tiempo me tenía preparado, dejando atrás la decadencia, esa isla de las iguanas tétrica, llevándome a nadar mar adentro, dentro de un estanque buscando esa sirena varada. Esta herida, esta flor venenosa que pico en mi, maldito duende, me hizo abrazar por siempre el camino del exceso y buscar el Opio y la Flor de Loto para definitivamente apostar por el rock n´roll. Con nombre de guerra impuesto y soñado, creció en mi esta Avalancha que me impulsa para buscar a ese Héroe de Leyenda.

Hace 11 años, con tan sólo 13, tuve la oportunidad de ver a Héroes del Silencio en directo en la Plaza Mayor de Salamanca. Era su última gira, pero allá nos emplazaban a la gira del nuevo milenio. Y ya ha llegado. El 12 de octubre de 2007 quedará marcado en mi memoria, como un día en el que cumplí un sueño, una ilusión, que se encontraba abnegada en mi interior, desde ese mismo día en el que decidí: esto es para mí. Recuerdo que no sonó aquel concierto como los Héroes merecen. No es la plaza mayor un buen lugar para conciertos densos en sonido y sentimientos, pero si que es un escenario incomparable. De aquella noche me gusto todo: el ambiente, las guitarras, la voz de Bunbury, las chicas, las ropas... Abrace el rock y el heavy con tal pasión que he esperado mucho tiempo para volver a revivirlo. La noche del pasado viernes fue emocionante, en el que no sólo hubo fuegos artificiales al terminar el concierto, sino que desde que puse camino hacia Zaragoza el día antes en mi interior, cabeza y corazón, las luces y el estruendo volcaban mis sueños. La Romadera por fuera un espectáculo, pero por dentro guardaba lo mejor: 40.000 almas esperando ver y escuchar al mejor grupo de rock en castellano, héroes capaces de sobrevivir y triunfar en un mundo centro-europeo y en el que el inglés es la lengua madre.

El agobio de la gente es una leve molestia, el precio del litro de cerveza un pequeño escozor, y las sonrisas de las dos dámiselas que se ponen al lado un placer más a lo que viene. No hay más problemas porque todo es maravilloso; el ambiente, espectacular en cantidad y calidad, y las luces que se apagan.

El escenario es grandioso. Los juegos de luces son fantasiosos y bellos. Las pantallas gigantes en movimiento, permiten al público más alejado apreciar con detalle lo histriónico y estimulante de la actuación de Bunbury, la belleza en la guitarra de Juan Valdivia, el fraternal apoyo de Gonzalo, el sublime y orgulloso bajo de Joaquín Cardiel, y la excelente técnica en la bateria de Pedro Andreu. Una pasada. Muchas gracias por mostrarnos y dejarnos apreciar vuestro irrepetible talento.

El Estanque. Suaves melodías encauzan todos los corazones hacía el sueño de una noche de fiesta y pasión, para que seguidamente con los acordes de Deshacer el mundo, todas las almas presentes sientan la fuerza y el espiritú del rock. Las gargantas se aunan y una única voz canta himnos como La Herida, Con nombre de guerra, Mar Adentro, La Carta, Héroe de Leyenda, La Sirena Varada o Maldito Duende pero sin llegar a solapar ni un ápice la voz Bunbury que lo da todo en esta una vez más, su noche; y así hasta llegar a Avalancha, en la que Bunbury trata, con picardia y éxito buscar nuestra complaciencia para seguir desnagrando todas las impresionantes canciones que Héroes nos han dejado. Los bises son apotéosicos, y alcanzan su plenitud con la Chispa adecuada, en el que todo el estadio, se funde en negro, salpicado por las tenues luces de mecheros y móviles (siglo XXI). El espectáculo visual es alunisono con el espectáculo sonoro, esos acordes hindúes, nos transportan a una atmósfera en el que un sueño es el pasaporte a la felicidad. Las palabras fueron avispas y las calles como dunas; no hay más sonido que el de todos sintiendo una canción, que no es una canción; es una puerta al deseo, y todo ello ayuda a cumplimentar un sueño y a hacernos felices a todos los presentes. 11 años después, 11 años esperando, son pocos ante tal espectáculo. El dinero es un mal que nunca podrá comprar las sensaciones vividas; ojalá pudiera seguirles por Sevilla y Valencia, lo daría todo. Y ojalá se "estiren" y nos regalen más conciertos, más recitales, más avalanchas y más rock-blues del bueno.


Y el resto del finde, muy bueno también. Buenísimas fiestas tiene Zaragoza, que invitan a ir a vivirlas en toda su magnitud toda la semanita que durán, con múltiples conciertos, zonas de ocio y un ambiente festivo y cultural magnífico. Costumbres como las ofrendas a la virgen (¡¡cómo me gustan las ofrendas y las virgenes!!), o la visita al Pilar son tesoros que guarda la capital del Ebro. Gran ciudad, a la que volvere.

Y muchas gracias a David y su familia mañica, por darnos alojamiento y regalarnos sus "moñas".

También un recuerdo, para Alba, esa princesa Tudelana, no sé si descendiente de Trastamara, pero bella, simpática e interesante a partes iguales.

La vida siempre tendria que ser así. La diversión ser la fuerza de nuestras vidas, y el tiempo hacerse minúsculo ante la magnitud de lo vivido.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...