lunes, 21 de febrero de 2011
Hasta los cojones (y esto yo creo que lo he dicho ya alguna vez)
Buenas a tod@s. Soy Ángel Luis Domínguez. Soy (muy) de izquierdas, informático (programador y webmaster), me encanta el deporte y también la cultura. Me declaro internauta. Y soy un consumidor más de cine, series de TV, música y/o literatura.
Para alguna gente, los que se denominan creadores y se creen en posesión de la verdad única también soy un ladrón. Para ellos soy un ladrón porque con mi sueldo -legal- y mi sueldo -freelance- no puedo costearme los "productos culturales" que me gustan y me gustarían disfrutar en mi tiempo libre. Si ese tiempo libre que te queda después de echar horas y alguna que otra extra en el tajo, al que llegas y del que marchas tras media hora de tráfico causado por la ineptitud en el desarrollo urbanístico y viabilidad urbana. Ese desarrollo urbanístico que impide que sueñe con una vivienda en propiedad y me condena al alquiler o a la dictadura del banco. Ese banco que socializó las perdidas cuando ya no quedaron beneficios que capitalizar. Pérdidas que "todos" pagamos gracias a la socialdemocracia europea, el talante de Zp y el bochorno de esta supuesta democracia que disfrutamos en España. Democracia que surgió tras la muerte de un dictador al que el pueblo no pudo derrocar, del que el pueblo no pudo cobrarse justicia y reparación y que ahora encima se atreven a poner como ejemplo a las nuevas democracias en pañales. Una falsa democracia con un sistema electoral que reune todos los adjetivos menos justo, moral, representativo y equitativo. Todo ello en un país en el que la alimentación básica es un lujo; en el que vivimos bajo el yugo de combustibles cada vez más caros, y en el que la preocupación de una parte importante de la población es quién gana la Liga o quien gana Gran Hermano. Un país en el que no hay manifestaciones contra una situación que nos lleva a toda una generación a vivir peor que nuestros padres... A tener una educación y sanidad públicas denigradas y una Justicia partidista, enfangada y atrasada. Un país con una alternativa política real, al que le faltan paños y hábitos para tapar sus vergüenzas, dobles moralidades y corrupciones...
Y aún así, llegan varios artistas y se atreven en llamarme ladrón. Me llaman ladrón unos cuantos, que cobran un cannón ilegal en Europa, gestionado por la administración y del que se llevan el montante una serie de "artistas y creadores" por el derecho individual y colectivo a la copia privada. Por eso tengo que pagar más por mi impresora, mi cámara de fotos, mis tarjetas LSD, mi teléfono móvil, la radio de mi coche, un disco duro externo o unas tarrinas de dvd's y cd's para grabar y guardar mis datos y trabajos, o mis demás achiperres informáticos... Como también pagó un generoso canón por mi ancho de banda que sumado al facturaje de mi compañía proveedora de internet con sus "maravillosas" características y ventajas sobre la competencia, podemos decir sin ánimo de caer en demagogía que no, señora ministra, no tenemos precisamente un ADSL de primer nivel. Es más podemos decir que estamos a la cola de todos los países de nuestro entorno y a años luz de japoneses, canadienses o coreanos, teniendo 10 veces menos velocidad media y pagando 3 veces más... Me llaman ladrón algunos que ni siquiera cotizan en España, esos patriotas de medio pelo que se apuntan a los éxitos de "La Roja" pero que pasan de arrimar el hombro en momentos de crisis. Y en estos momentos todo patriotismo que no sea fiscal, no vale de nada. Me llaman ladrón y amenazan con cerrar las webs de enlaces (el enlace es el fundamento básico de internet, es decir del siglo XXI) porque me descargo contenidos culturales con copyright o derechos de autor y valor de propiedad intelectual. No contentos con este atropello infame y bajada de pantalones en toda la regla de una clase política vividora y avergonzante, los "creadores" amenazan con cortar el acceso a Internet, cual dictadura del Magreb, pasandose por el forro de los millones el derecho a la información, la libertad de opinión y expresión y el derecho de asociación. Derechos y libertades individuales, valores de todos los seres humanos a cambio de los privilegios económicos de unos pocos.
Y sí. Sí descargo. Descargo porque por fortuna y genes no soy una ameba hipertrofiada como esas que ahora saca con tanta facilidad la escuela pública. No soy un ni-ni de ni trabaja, ni estudia, pero si un ni ni, de los que ni nos derrotarán ni nos humillarán más.
La Música
Soy heavy y descargo bastante musica. Casi nunca española. Antes mantenía en mis marcadores de firefox varias páginas de enlaces especializadas en el metal. Tenía que dar vueltas y vueltas para descargarme lo último de Therion, Skyforge, Mnemic u Orphaned Land. Porque resultaba imposible escucharlas en la radio por internet y mucho menos en la convencional, intoxicada continuamente por las radio fórmulas con sus listas de éxitos y ventas artificiosas y artificiales. Tenía la opción de compra por catálogo y así conseguí algun disco como el Nyx Secrets de Wildpath o alguno de Rhapsody. Salían por 8 o 9 euros comprados en Francia o Alemania más 12 o 14 euros de gastos de envío. Daba lo mismo que yo los pidiera o lo hicieran desde Radire. Por fortuna y por conservar las papilas gustativas propias comprar música para mi ha sido 8 de cada 10 veces gratificante. No puedo imaginar lo que debe de sentir algún adolescente fanático venido a adulto cotizante cuando re-escucha los éxitos de los bisbi, busta o alejandro fans, y sin las hormonas revoloteando, darse cuenta de que pagástes 2000 ptas por esa "mierda". Algo que debe de doler.
Surgió internet, youtube y myspace y multitud de artistas, muchos de ellos jóvenes, utilizaron la red para promocionarse, darse a conocer y poder hacer lo que más les gustaba: tocar en vivo. Lo que a muchos nos llego a descubrir el verdadero "arte" de algunos. No os engañéis: a los "artistas poperos" lo que más les gusta es revolcarse en su dinero y demostrar que son auténticos con sus botas de piel de cocodrilo de 400 euros.
Ahora tengo Spotify y antes de comprar le puedo hacer unas cuentas escuchas a cada disco, convenciéndome de su compra, todo ello pagando una módica cantidad por una cuenta premium. También existen itunes y varios catálogos más de música online previo pago, que permiten una transacción producción-consumidor mucho más justa y asequible.
El cine
No soy un consumidor de cine español. Reconozco grandes obras como Celda 211, Los Cronocrímenes, Buried, el primer Aménabar o el primer León de Aranoa. Me han encantado algunas pelis de los Trueba y muchas de Alex de la Iglesia. Detesto lo subvencionado que está esta industria (curioso como ellos mismos se denominan industria, o arte dependiendo del interlocutor que tengan delante). No me gusta que cualquier guión salga bajo cuerda de una subvención pública, y que estas se den en una suerte de tejemanejes oscuros díficilmente desdreñables para la población (al igual que otras muchas cosas).
Me gusta que el ya ex-presidente de la Academia de Cine se sentará a dialogar y buscar soluciones. Y me gustó su decisión valiente de dimitir. No me gusta que una guionista enchufada desde la productora de su padre sea la ministra de cultura, y que en vez de preocuparse por propagar y atraer a la cultura a la población, incluyendo la más desfavorecida únicamente funcione al servicio de "la industria" y los puestos de trabajo con los que encima se permiten el lujo de justificar la existencia de la SGAE. Y si descargo cine. Y bastante.
Como me llamas ladrón, que creéis que no se me había olvidado, y ya pagó suficiente por mis cacharros informáticos y digitales, me bajo bastantes pelis, sobretodo americanas y europeas. Cuando una peli merece la pena, como Gomorra, Balada triste de trompeta, Celda 211, cualquiera de Eastwood u Origen, sin ir más lejos, me voy al cine. A un cine cochombroso en un centro comercial al que para llegar tengo que sortear las 200 rotondas y circunvalaciones que me han puesto por en medio, y de las que los que saben circular por ellas se cuentan con los dedos de una mano. Después de llegar y aparcar el coche en un subterráneo en el que alas 12 o asi cuando acabe la peli me pueden violar cualquier banda de latinos compuesta por hijos de inmigrantes que no tienen ni puta idea de a que vinieron sus padres a este pseudo-país. Además me toca hacer cola para comprar una entrada, porque el Día del espectador atesta los cines ya que pagar 5 euros por una entrada más refresco y algunas chuches es salvaje. Después de 20 minutos de espera toca correr para pillar un buen sitio, porque en muchos cines se ha perdido la costumbre de dar las entradas remuneradas, y como no existen ya los acomodadores (como tampoco los mozos de gasolinera, y el autoservicio es un peligro y aún así sigue subiendo los carburantes) rezamos para que los que estén al lado no vayan a dar mucho por culo durante la película. Y encima al acabar no puedo ni siquiera tomarme una caña y un montado de panceta, porque los cines del centro de la ciudad son ahora apartamentos de lujo u oficinas. Eso sí puedo ir al McDollar o a un kebab o un cañas y tapas, a que te saquen los ojos de la cara, y aún así esos pobres empleados no llegarán a los 600 euros mensuales... Como además en este país donde toda la gente controla el inglés ver una peli en Versión Orignal subtitulada es un imposible, me tengo que conformar con Constantino Romero o Ramón Langa, que me caen genial, pero el cuerpo me pedía ver y escuchar la voz de Morgan Freeman en Invictus.
Nunca descargo pelis que no están editadas en DVDs. Porque paso de descargar pelis grabadas en el cine con un móvil, por un simio con parkinson, escuchando las risas de la gente o viendo pasar cabezas. Además paso porque la experiencia me ha dicho que en los estrenos puedes cargar tu pc de virus y de pelis porno por doquier, pero de la peli que tienes ganas de ver olvidate. Aún así para cuando pueda descargarla tengo que utilizar el megaupload o el .torrent y en muchos casos descomprimir archivos y montarlos con el Alcohol 120º, para darme cuenta en el momento en que Bruce Willis va a decir su gracieta que me falta ese trozo y que las 3 horas de descarga y la otra hora montando la peli, no me ha valido pa na.
Pero aún así no es el cine reciente o actual el que compone mayoritariamente mi filmoteca pirateada. Por azares o vete tu a saber por qué soy un friki, y me encanta Días de Cine. Y antes de ver, digo descargar, una peli, por ejemplo The Crazies, estrenada el año pasado acudo a mi cina semanal con Días de Cine y resultan que me cuentan que la pelí es un remake de una de George H. Romero de 1978, pues ni corto ni perezoso oiga, me bajo esa obra descatalogada, prácticamente imposible de encontrar en la biblioteca pública de la que soy socio y que normalmente tiene una calidad bastante aceptable. Aunque cuando descargo alguna, como por ejemplo me paso con "Y al tercer año resucitó" (aiva curiosamente, una española, porque será que el ministerio de cultura no recopila, restaura y crea una verdadera filmoteca nacional y accesible desde internet por un módico precio, digamos 2 euros por peli, de todas esas obras que tienen más de 30 años, cuando las distribuidoras comerciales tanto multinacionales como españolas no tienen ese legado CULTURAL, si joder, cultural debidamente catalogado y disponible) grabada directamente en un vhs de un visionado en La2... Entonces es cuando me doy cuenta de que no me importaría pagar por un servicio de películas en streamming, con disponibilidad de subtitulos, en alta definición por 6 euros para estrenos. Aún así me preparo unas cervezas, un montado de panceta en mi casita, o que coño una hamburguesa, porque también estamos cansados de la caña y el pincho a 2 putos euros...
Las Series de TV
Esta es mi última gran pasión. Resulta que como me parece un timo la tdt que sólo sirve para tener a disposición 25 canales de telebasura, publicidad y debates de corte fascista; y como tampoco puedo permitirme el pagar la televisión de pago, pa ver 3 partidos de fútbol al mes, con suplemento extra por cada canal interesante (Historia, National Geographic, Calle13, etc.,etc.) cómo hago para ver las series.
Pues si también me las descargo. Y aquí todas son extranjeras porque el producto nacional televisivo es vomitivo, lesivo y siempre lo mismo. Actores y actrices de 25 0 30 años haciendo de personajes de 15 años que se aletargan en la educación secundaria, bajo guiones que convierten a toda una generación en pijos politóxicomanos y adictos al sexo. Por no hablar del resto de series españolas que funcionan basicamente copiando el éxito yankee del momento, ya sean médicos malhumorados, polícias científicas o folleteos varios en hospitales... Y como además me lleve una gran decepción con Guante Blanco, a mi las series españoles ni fu, ni fa. Ni están ni se les esperán.
¿Qué coño hagó yo para ver Perdidos, Los Soprano, Entourage, Mad Men, The Wire, Breaking Bad, House, Padre de Familia, South Park, Caballeros del Zodiaco, V (la original) o cualquier otro producto de las televisiones yankees que realmente reúnen calidad y originalidad? Pues puedo esperar a que la retransmitan en las teles nacionales. Si esperar y sentarme. Están muy ocupados con su apasionante programación, y directamente se escojonan de gente como yo. Y si tienes suerte y la que quieres ver, te la echan por TV, tendrás que aguantar cada día a que acabe el partidito de la champions para que empiece, pese a que te la anunciaron a las 10 de la noche. Normalmente empieza a las 11 menos quarto, te ponen 2 minutos, y otros 2 de publicidad, y en 40 minutos que dura un capítulo te colocan otros 2 bloques de anuncios. Con dos cojones. Tu mañana tienes y quieres levantarte pronto para evitar el atasco sin tener que ir a los abusivos precios de los autobuses y demás transporte público y estar un poco fresco en el currele. Pero eso ya es otro tema.
Puedo partirme el pecho y pagar 60 euros por una temporada de una serie, como por ejemplo Perdidos. ¿Estáis locos, 60 euros?. También puedo descargarme cada capítulo, en vamos a ver que calidad y a ver si el logo de alguna cadena me deja ver más de media pantalla, y si somos capaces de entender lo que se habla. No porque este subtitulada, sino porque la calidad de grabación es pésima. Por no hablar de esas veces que te tragas una temporada entera un finde semana, y el domingo a las 2 de la mañana te dispones a ver el último capítulo y resulta que es el casting porno de una de Hombres, mujeres y viceversa...
Y también podrían montar una plataforma online para cada serie, para que a través de una suscripción digamos 2 euros por capítulo o 30 por temporada descargarme todos los capítulos con las calidades y prestaciones más altas, disponiendo de las versiones originales, y si también, las de el resto de idiomas que componen el país de las 17 autonomías y el de los traductores en un parlamento nacional.
Literatura
Soy un lector compulsivo. Lo mismo estoy sin leer 3 ó 4 meses como en los siguientes 3 devoró hasta 15 o 20 obras. Leó historia, novela, poesía, ensayo político y social... Y aunque el mundo literario se puso las pilas, hace ya unos años, por el tema de las bibliotecas, y más o menos gracias a las ediciones de bolsillo resulta asequible comprar libros hay cosas que llamán la atención.
Por ejemplo los libros digitales. Es increíble que una versión digital valga más que una versión en papel, cuando el placer del tacto del papel, las tapas, las infografías y el acto social y cultural de ojear en los stands de una feria o en las estanterias de una libreria es de las pocas cosas que nos separan en este país de una manada de simios despojándose unos a otros de los piojos en mitad de la selva. Y me sorprende cuando no hay un formato standard aún (y recordemos que llevan con los kindle y ebook ya un par de añitos) y es propable que un libro digital que compras para tu dispositivo de hoy, mañana no te funcione. Además me sorprende que no puedas, al igual que en tu libro de papel, poder modificarlo a tu antojo, que pa eso es tuyo, y poderle añadirle notas, referencias (que en formato digital y con internet y el href tiene el cielo como límite) y poder asi enriquecerlo y compartirlo... Pero en esto, supongo que será cosa del tiempo.
En definitiva. Los consumidores de cultura no somos delicuentes. Tampoco sé hasta que punto se puede catalogar así a los que se enriquecen por las descargas como los de seriesyonkis. Pero el consumidor final no es ningún ladrón. Es más, la mayoría tenemos cuenta bancaria y tarjeta de credito, y apuesto a que muchos de los 5 millones de parados también, y que bastantes de ellos tienen ávidez cultural y de conocimiento, de esparcimiento y también de enriquecimiento personal e interior, algo de lo que jamás han oído hablar los señores Sanz, Bisbal, Bautista, Saura o la señora Sinde.
Y sin embargo son estos vividores, como portavoces de la industria cultural, que anhelan vivir a todo tren eternamente con solo un trabajo u obra cultural decente en sus carreras los que están creando una sociedad y un consumo cultural en el que lo natural sea piratear y descargar el contenido o material antes que pagarlo, directamente porque no existe, o existe en unas condiciones de calidad y adquisión infmaes. Como eso es así y estas marionetas maquilladas del lobby discográfico y las productoras de cine no van a cambiar esa realidad, y encima nos llaman ladrones, seguiré pirateando. Como los partidos políticos desprecian e infravaloran el poder de los internautas y la red, como si no estuvieran viendo lo que pasa en el Magreb, y como además existe una crisis económica y social que impide gastar más que en lo perentorio y necesario para gran parte de la población, se seguirá pirateando y luchando contra esta aberración que llaman Ley Sinde. Y como encima cuando compro un producto original, distribuido por una compañía española, gracias a esa legalidad y jurisprudencia que habéis creado conseguís antes de verlo ponerme de chorizo y pirata pa arriba, y cuando me la descargo eso no me pasa, seguiré descargando.
Y como es imposible ponerle puertas al campo, antes o después os daréis cuenta de que toda la animadversión que habéis creado hacia vuestro trabajo, tanto individual de cada artista como colectivo, os pondrá a cuatro patas y comenzará la penetración. Porque llegará el momento en el que os daréis cuenta, artistas de tres al cuarto, en que el modelo de negocio ha cambiado, como tantas veces ha sucedido en la historia, con infinidad de bienes y servicios. Y cuánto más tardéis en responder y adaptaros menos capacidad tendra el mercado universal (digital) de absorveros y vuestras mierdas más relegadas quedarán.
Y no. No vamos a permitir que con la excusa de los contenidos supcetibles a la propiedad intelecutal puedan censurar y amordazar internet, el único espacio que queda para la protesta, la revolución y la oposición al pensamiento único. Internet es la llave de la libertad y la autorealización de las sociedades del siglo XXI y no puede cerrarse por el yate de Alejandro Sanz, el palacio de Bautista o el chalet en la Moraleja de Ana Belen y Victor Manuel. No. Por encima de todo esto esta la libertad de la sociedad, que siempre será más libre si tiene una cultura libre, que no por ello a de ser gratuita, y con unas estructuras que permiten que el pueblo pueda libremente y sin presiones de ningún tipo expresar su opinión. La ley sinde es una excusa para poder cerrar webs "molestas" sin ningún tipo de proceso judicial y con un desamparo insultante para el ciudadano, ya sea creador o propietario de ese contenido digital, esa crítica o ese foro o de sus usuarios. La libertad de expresión e información siempre a de estar por encima del derecho a la propiedad intelectual.
No cabe duda de que la cultura como legado universal del ser humano merece un respeto y también una compensación económica capitalista justa, tanto para el creador, como para los que se enriquecen o sobrevivien como trabajadores a su costa, como justa a de ser también para que el ciudadano pueda admirarla. Mientras el lobby creador habla de adquisión, la ciudadanía habla de admiración y disfrute, de hecho cultural. Los internautas y el grueso de la población ya han expresado en que condiciones serían justas estas transacciones de productos culturales y no cabe duda de que el grueso de la industria, reconvertida, se mantendría en pie; aunque eso sí, ni los magnates de las productoras y discográficas, ni sus marionetas y artistas de medio pelo iban a tener tantos millones. Pero que duda cabe que tendríamos una sociedad mucho más rica, culta y seguramente más feliz, libre y decidida a maximizar, eso: Su felicidad y su libertad.
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