No soy economista, que esto vaya por delante, pero tengo la ligera sospecha de lo que pasa cuando pides que la gente gaste para superar la crisis y, al mismo tiempo, recortas sueldos, congelas pensiones y subes el IVA. Mira tú que a lo mejor (a lo mejor, eh) la cosa no se supera y nos pegamos una hostia de campeonato. Es lo que nos dice el sentido común. Pero hay que hacer caso a nuestros líderes, ya que ellos sí saben cómo resolver los problemas. Ellos y los afamados expertos decían que la burbuja inmobiliaria iba a reventar y, en cambio... Oh, wait!
Luego dirán que no podían saber que la cosa iría mal. Que es más o menos como arrojar una bomba nuclear en medio de una metrópolis y sorprenderse de que cause millones de muertos. “¡Pensaba que la explosión iba a ser la solución a nuestros problemas! ¿Cómo podía imaginar que mataría a la gente?” Ser ZP tiene una ventaja, eso sí: seguro que él nunca se imagina el final de las pelis, por previsibles que sean. Incluso la comedia más tonta de Jennifer Aniston, en la que los dos protagonistas acaban juntos (cosa que se ve venir desde que alguien en Hollywood dice “¡vamos a hacer una comedia con Jennnifer Aniston!”) debe de ser emocionantísima para nuestro presidente, incapaz de prever absolutamente nada de lo que ocurrirá. Un don práctico para el espectador de cine que desea ser sorprendido, pero bastante jodido cuando pretendes dirigir un país.
Y Zapatero es tonto del culo, además de por todo esto, porque le está regalando la presidencia a Rajoy. No sólo se la ha puesto en bandeja de plata, además le ha colocado un lacito y se la ha ido a entregar a la puerta de su casa con orquesta de 32 músicos tocando de fondo incluida (ya que vas...). Y son muchos en estos momentos los que piensan que el PP velaría mucho más por sus intereses. Y están en lo cierto... siempre y cuando estén forrados, claro. Citando al gran Jaume Perich (de memoria, o sea que tampoco os toméis la frase al pie de la letra): los pobres votan a la derecha para dejar de ser pobres; los ricos votan a la derecha para que los pobres lo sigan siendo.
A pesar de la evidente incompetencia (o tal vez para querer disimularla), la Moncloa ha divulgado hoy un documento en el que se afirmaba: Las medidas presentadas hoy por el Presidente Zapatero, en el Congreso de los Diputados, suponen un esfuerzo colectivo sin precedentes (lo han puesto en negrita, que se ve que así el esfuerzo colectivo parece mayor). Suena bonito, no digo que no, pero cuando ves cómo los políticos siguen campando a sus anchas con sus sueldazos, sus dietas y sus distribuciones absurdas del dinero público (los miembros del gobierno se van a bajar el sueldo un 15%, y lo celebramos, pero siguen chupando una barbaridad), cuando ves que los mismos empresarios que han provocado la crisis con su avaricia sin límites y su libre interpretación de la ley siguen en sus puestos, cuando ves tantas y tantas injusticias, piensas que, con todos los respetos y sin la intención de faltar a nadie, el esfuerzo colectivo lo hagan sus putas madres.
Y es que no podemos dejar de felicitarnos por este hecho de justicia pública: Ya era hora de que el coste de la crisis recayera en sus verdaderos responsables: los pensionistas, las futuras madres y los funcionarios. Estos sectores, con sus decisiones alocadas, han contribuido a llevarnos a todos al abismo. Bravo por dejar intactas las Sicav, donde las grandes fortunas tributan al 1% (mientras las rentas del trabajo lo hacen hasta el 43%). Bravo por dejar intactas las ayudas, subvenciones y exenciones fiscales de la Iglesia católica (IVA, IBI, etcétera). Bravo por dejar intacto el presupuesto de la Casa Real. Bravo por dejar intactas fiscalmente las jubilaciones multimillonarias de los ejecutivos de la banca (ese sector ayudado con el dinero público). Bravo por aplicar las medidas del PP antes de que llegue al poder. Sólo echo en falta alguna que otra medida como el despido libre o la privatización de la sanidad. Pero todo eso y mucho más lo tendrá que hacer el PP cuando alcance el poder. Nos aguarda un futuro esplendoroso.
Los funcionarios muy ilusos ellos piensan más o menos así: El Gobierno me va a bajar el sueldo un 5%; lo asumo. Estamos en crisis y hay que arrimar el hombro. Me dirijo al banco con el que tengo contratada una hipoteca para pedir que me rebajen la cuota mensual un 5%. No lo asumen; se ríen. Para acabar descifrando el siguiente silogismo: Arrimar el hombro en tiempos de crisis es de patriotas; yo arrimo el hombro, luego soy un patriota; los bancos no arriman el hombro luego... aquí siempre somos los mismos los que pagamos el pato.
Como el gobierno por fin se ha desenmascarado y muestra en su totalidad y asqueroso esplendor su perfil neo-con en materia económica y tenemos unos sindicatos adormilados profundamente mirándose su ombligo de estómagos agradecidos nos encontramos con unos precios por las nubes en todo, dando igual artículos de lujo, de primera necesidad, transportes, combustibles, paellas en los chiringuitos. El paro prosigue su escalada progresiva y por el otro lado tenemos ese gran partido de la oposición, oponiéndose precisamente a lo que habían venido demandando todos estos meses de atrás: Recorte del gasto público, congelación de los sueldos de funcionarios, pensionistas, etc. etc. Estos de la calle Genova, con tal de oponerse se oponen a todo. Son los que verdaderamente sufrimos la crisis en los que debemos confiar nuestro futuro, nuestro voto. Si esos que controlan las altas esferas de la justicia, dictaminando sentencias al gusto del consumidor, pidiendo eso sí respeto a las decisiones judiciales, menos cuando les tocan lo suyo. El partido de los ladrones, los que quitaron la fiscalía anticorrupción, los de las enormes ayudas a la iglesia católica y los que financian con dinero público las apariciones como estrellas de rock de los emisarios de nuestro señor... Los mismos que se asocian con empresarios y banqueros de dudosa moral que se jactan de pingües beneficios pagados por todos. Y todo ello bajo el auspicio de la comunidad internacional, los del Euro, los liberales, los que exprimen y ahogan Grecia pero no tienen problemas en mantenerles la venta de armas. Se cierran exportaciones griegas de leche, pero se mantienen las importaciones de los helenos en materia militar... Joder, ¡cómo está el patio!
P.D.: Porque todo no son malas noticias... o sí:
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