viernes, 21 de mayo de 2010

Y luego me hablan de solidaridad

¿A qué nivel es justa la vida? No lo sé. La experiencia y la vivencia (las mías, eh) me demuestran que en una mayoría de ocasiones abrumadora todo el trabajo, esfuerzo, lógica, inteligencia, belleza, arte, sacrificio poco tienen que ver a la hora de encontrar el éxito. Y es que más vale ser tonto pero con suerte, que listo pero desgraciao.

Así para realzar, dar empaque y contenido a esta soflama divulgaremos un par de ejemplos. El primero Yo. No es que sea un desgraciao al uso (por lo menos ahora). Tengo trabajo, tengo amor (aunque me estes lejos, pkña), la compañía y calidez de mi hermano, amistades, disfruto del tiempo libre y ocupado, consigo constantemente maximizar mis posibilidades. No me quejo, vamos, pero si es cierto que en algunas ocasiones, bien las decisiones que ido tomando o los acontecimientos que me han barrido resulta que el "avance" como tal no lo ha sido tanto.

Por el contrario la vida y el día a día, vienen jalonados en muchas ocasiones con ejemplos similares a este que a continuación voy a narrar. No voy a dar nombres, ni localizaciones, más que nada porque el sujeto tiene unos biceps como para macerame la cabeza. Desgraciadamente el buen hombre, que me cae muy bien, tiene el déficit de que el tamaño de su musculatura no es proporcionado al de su cerebro. Me cae bien, porque en su justa medida resulta simpático, más que eso, gracioso y hasta en ocasiones, siempre que he hablado con él, ya sea en la barra del bar o en el vestuario del gimnasio, mantiene tanto el volumen como las formas, pudiendo así tener conversaciones, poco trascendentes y enriquecedoras pero por los menos coherentes y amaneas. Pero es en manada donde encuentra su estado habitual.

Digo en manada, porque evidentemente y sin alardaer, los genios de la palabra y el verso, los premiados con talento y empatía y los que poseen en la cabeza el musculo mas desarrollado, somos "rara avis" en un gimnasio, y es allí donde este elemento y sus correligionarios y vociferos encuentran acomodo, y atendiendo a su fisico donde pasan más horas. Allí junto a él, encontramos a canís, niñatos y chavales y personas más o menos "normales" que entrenan y discuten, casi siempre sobre fútbol, con esta suerte de geyperman con piernas de bailarina que te acaba volviendo loco con su empache de sapiencia y opiniones forofas sobre el balonpie.

Evidentemente aunque con la mejor intención, los análisis de nuestro protagonista, así como sus opiniones, siempre muy personales eso si, derivan entre una aproximación a la racionalidad y la verdad y la mayor ceguera y miopía que el amor a unos colores deportivos pueden posibilitar. En cualquiera de los casos no suele atender a razones y ni conoce el verbo rectificar, por lo que cuando se ve acosado por la razón empírica, o la mayoría decide imponer sus convincciones aumentando el volumen de su alegato y produciendo el consecuente cabreo del resto del gimnasio. Y es que una cosa es ir a entrenar y otra parecer que lo hacemos en medio de un pasto con cabras y cabrero de por medio.

Pero la mayoría de las veces no es él, el que provoca mi enfado, sino más bien la turba de provocadores y alborotadores que ven en él una excusa para pasar el rato en el gimnasio, echar unas risas fáciles picándole un poco, espoleándole, para iniciar o continuar cualquier discusión insustancial sobre el deporte rey que ya nos tiene empachado por si mismo. Lástima que no se pusiera el mismo enfásis para tratar de mejorar la sociedad y sacarnos de esta situación, pero es lo que tiene el pan et circens y la LOGSE.

Por supuesto que estos aguantan poco en el gimnasio, ¡menos mal! pero ahora centrémonos en el sujeto a analizar: Resulta que el tal musculitos desarrolla su actividad profesional dentro como auxiliar del ejercito del aire. A grandes rasgos y sin conocer lo que realmente cobra, el sujeto trabaja en turno de 24 horas, un día entero y descansa los 5 siguientes. No le faltan sus vacaciones reglamentarias y sus condiciones de jubilacion son increíbles, atemporales e insolidarias; con lo cual, me viene a la cabeza que cómo es posible que existan desmanes dentro de la función pública (y militar) en estos tiempos y si no sería positivo tocar un poco también los regímenes y condiciones laborales de algunos de los funcionarios que tienen estas condiciones tan favorables. Por supuesto que respeto el trabajo y estudio que ha podido llevar a cabo mi amigo para conseguir la plaza, pero creo que sus condiciones son un insulto a la razón, el respeto y la solidaridad.

Me da lástima ver a gente muy capacitada y que se lo ha currado durante su vida bastante más que él, y por supuesto que mi, tener que malvivir las pocas horas libres metidos en pisos de protección oficial o alquiler, caros y hechos una mierda, y de los que son miseras horas y pocos los días en los que disfrutar como tiempo libre, porque el trabajo ahora y exprime de tal manera, en algunos empleos, que cuando acabas la jornada laboral, lo que te pide el cuerpo y la mente son pocas fiestas y menos discusiones banales sobre el fútbol.

En fin, luego me hablan de solidaridad...

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