No les llega el aire a los pulmones a los Borbones. Vía eldiario.es.
“Es
costumbre real el robar, pero los Borbones exageran”
La
cita anterior es de Charles Maurice Talleyrand
y podía tomar por costumbre el ir pasando los días de confinamiento
y empezar las entradas recuperando citas de franceses célebres. No
descarto hacerlo.
Pero
si hoy celebro las palabras del que fuera Primer Ministro de Francia
durante los tiempos del Congreso de Viena es porque relataba con suma
precisión lo que es una monarquía en general, y el uso particular
que los Borbones han hecho siempre de ella.
Anoche,
minutos antes de que la ciudadanía saliera a los balcones a rendir
homenaje a los trabajadores de la Sanidad Pública
-y a todos los que están empleándose duramente estos días para que
todo funcione-, la Casa Real emitía un comunicado desde el palacio
donde el Rey titular renegaba de la herencia millonaria y corrupta de
su padre, el Rey emérito, rompiendo -a priori- relaciones con él y
negándole su manutención con cargo a los presupuestos generales del
estado.
No
se habían cumplido ni 24 horas del confinamiento
decretado por el Estado
de Alarma
y la monarquía nos daba entretenimiento aprovechando de tapadillo la
excepcionalidad para pegar otra patada adelante y tratar de
salvaguardar la institución, el apellido y con ello su vidorra sin
pegar palo al agua.
El 3 de octubre de 2017, apenas un par de días después de el
Referéndum, el Rey Felipe VI se dirigía a la población para
desaprobar a Catalunya y a una mayoría de su población que quiere
votar. Todavía hoy no ha hecho ninguna aparición pública ante la
situación de crisis. No estaría mal que ahora determinará toda esa pasta corrupta de su familia dedicarla a la Sanidad Pública de todas y todos. Tampoco antes le leyó a nadie la cartilla
para defender los servicios sociales como parte
fundamental del estado, más allá de banderitas y procesos de
privatización de lo de todas y todos.
Sólo
sabemos su negativo a las pruebas del coronavirus y el comunicado
citado hace un par de párrafos en el que admite que su padre, el
anterior Jefe del Estado, poseé una fortuna fuera de nuestras
fronteras, en paraísos fiscales, de origen desconocido, pero en
esencia corrupta
e inmoral ya que la propia y manoseada Constitución regula que el
Jefe del Estado no puede tener otro ingreso económico que no venga
de la asignación presupuestaria.
La
prensa internacional ha puesto negro sobre blanco el origen de tales
fortunas, y no es la primera vez, vinculándolas a una actividad
lobbysta
de máximo nivel por
parte de Juan Carlos I y su cohorte de cortesanas
y cortesanos
procedente de comisiones pagadas con gusto, parece ser, por el amigo
árabe, la execrable dictadura feudal que los reyes y príncipes
wahabies
perpetran en Arabia Saudí.
Parece
que al calor del dinero atrás queda el amor a España y la vocación
de servicio público, epítetos constantes en la defensa de la
Monarquía como garantía, no debemos olvidarlo, del estado de las
cosas impuesto en la Transición desde la dictadura franquista.
Relato
impuesto desde arriba con aquiescencia
de los partidos políticos mayoritarios y de los medios de
comunicación de masas silenciados en sus pesquisas sobre las
aventuras con elefantes, coristas, condensas y comisiones de el
campechano.
En ese relato también se introduce una valoración subjetiva de la
labor de Juan Carlos I en la Transición, como hacedor
de la Democracia, un valor conocido como juancarlismo
que no es ni mucho menos un sujeto de herencia
a su vástago, como lo es el hecho que en casi 6 años de reinado de
Felipe VI sólo una vez se ha preguntado sobre su aceptación como
rey.
Como
decía hace unas líneas, no es la primera vez que la Casa Real hace
del patapún
pa arriba
su estrategia. Los casos de corrupción y abuso de poder son marca
intrínseca a la institución y a la familia que se consagra en ella
y ante una opinión pública cada vez más desafectada para con la
causa monárquica el
último recurso parece ser enviar patada hacia adelante tratando de
que la opinión pública -única capaz y legitimada para acabar con
tanta indignidad- se olvide o le asalte otra nueva dificultad.
En junio de 2014 cuando pillamos al monarca pegando polvos y echando
tiros en Botswana con elefantes y amantes el Régimen del 78 vio
necesario sacrificar al Rey. El cambio mediado del partido de Rey
titular por Rey sustituto no ha borrado los nubarrones que se ciernen
sobre la anacrónica institución por mucha preparación que atesore
Felipe VI y muy idílica y perfecta que se presente su unidad
familiar.
Aquella
sustitución se hizo salvaguardando la inmunidad de Juan Carlos I
creando una forma de Estado con dos Reyes, uno regente y con papel de
Jefe del Estado, y otro emérito y al servicio de sus asuntos.
Pero
con todo el pozo de podredumbre y el hedor a mierda es tan
nauseabundo que ahora Felipe VI tiene que hacer una defensa pública
de su puesto rompiendo -aparentemente- relaciones con su padre y
tratando de mantener un estatus de dignidad que el propio comunicado
emitido desde palacio
no puede sustentar.
Si
como afirma Felipe VI hace ya un año sabía de la existencia de esas
sociedades offshore
con cuentas millonarias proveniente de comisiones en Arabia Saudí,
¿por qué no emitió entonces el comunicado de ayer? ¿y por qué no acudió a Hacienda y al Estado para denunciarlo? Y no
me vale que sea su padre el perpetrador de tales tropelías, puesto
que en el caso de la Monarquía hoy en día, sólo le puede salvar,
la más absoluta de las transparencias y colaboración con las
instancias del Estado. Porque más allá de discursos vacíos es con
actos con los que pueden salvaguardar su imagen de cara a una opinión
pública cada vez más harta de los entramados de dinero, amantes,
lujos y amistades peligrosas de la Casa Real. Renunciar a herencias sólo se puede hacer en el momento de cobrarlas, por lo que habrá que ver qué ocurre con esto, cuando su padre fallezca.
Si
Felipe VI ahora admite y anuncia tales medidas no es por un afán en
la sociedad española sino más bien porque los medios extranjeros
han visto suficiente basura en la moralidad borbónica para hacer
caja. Lo que me hace suponer que de no haber saltado la noticia, el
Preparao,
hubiera mantenido silencio y seguido como beneficiario de las
herencias millonarias de su padre.
Y
parece hacerlo ahora cuando bajo el Estado
de Alarma por la crisis del coronavirus
la población está confinada en sus hogares con impedimento de salir
a la calle, que en este caso, más que justificado, digno y necesario
sería para reclamar ya de una vez, República, Memoria y una
Constitución que además garantizaría por ley suprema, la Sanidad
Pública,
la educación pública y los servicios sociales, poniendo la
inversión en las personas por encima de intereses de terceros.
Los suntuosos regalos a sus amantes por parte de Juan Carlos I y sus relaciones con personas turbias y emparentadas con terroristas no pueden cerrarse con la negativa de PSOE, PP y Vox a una comisión de investigación en el Congreso planteada por Unidas Podemos. Tras lo sucedido ayer Felipe VI desprestigió el voto de defensa que los partidos del régimen habían ejecutado en su favor. Se debe volver a incidir en ello y se debe abrir esa comisión para descubrir que se ha perdido en el pueblo español y ha ido a parar entre las piernas de las amantes de Juan Carlos I.
No me cabe duda de que estamos cada vez más cerca de abrir la Constitución del 78 y todo lo que supone y en parte viene el modelo de estado. Como republicano, como ciudadano y no como súbdito exijo dignidad, transparencia y honestidad a las instituciones de mi estado, así como empatía y solución a los problemas. Harto ya de corrupción y de la inmoralidad que parece perenne a mi país, se acaba ya el tiempo de la Monarquía, y llega el momento de ser ciudadanos de un país digno, moderno y social.