lunes, 16 de marzo de 2020

Día 2 de confinamiento: Borbónica patada adelante


  No les llega el aire a los pulmones a los Borbones. Vía eldiario.es.

Es costumbre real el robar, pero los Borbones exageran”
La cita anterior es de Charles Maurice Talleyrand y podía tomar por costumbre el ir pasando los días de confinamiento y empezar las entradas recuperando citas de franceses célebres. No descarto hacerlo.
Pero si hoy celebro las palabras del que fuera Primer Ministro de Francia durante los tiempos del Congreso de Viena es porque relataba con suma precisión lo que es una monarquía en general, y el uso particular que los Borbones han hecho siempre de ella.
Anoche, minutos antes de que la ciudadanía saliera a los balcones a rendir homenaje a los trabajadores de la Sanidad Pública -y a todos los que están empleándose duramente estos días para que todo funcione-, la Casa Real emitía un comunicado desde el palacio donde el Rey titular renegaba de la herencia millonaria y corrupta de su padre, el Rey emérito, rompiendo -a priori- relaciones con él y negándole su manutención con cargo a los presupuestos generales del estado.
No se habían cumplido ni 24 horas del confinamiento decretado por el Estado de Alarma y la monarquía nos daba entretenimiento aprovechando de tapadillo la excepcionalidad para pegar otra patada adelante y tratar de salvaguardar la institución, el apellido y con ello su vidorra sin pegar palo al agua.
El 3 de octubre de 2017, apenas un par de días después de el Referéndum, el Rey Felipe VI se dirigía a la población para desaprobar a Catalunya y a una mayoría de su población que quiere votar. Todavía hoy no ha hecho ninguna aparición pública ante la situación de crisis. No estaría mal que ahora determinará toda esa pasta corrupta de su familia dedicarla a la Sanidad Pública de todas y todos. Tampoco antes le leyó a nadie la cartilla para defender los servicios sociales como parte fundamental del estado, más allá de banderitas y procesos de privatización de lo de todas y todos.
Sólo sabemos su negativo a las pruebas del coronavirus y el comunicado citado hace un par de párrafos en el que admite que su padre, el anterior Jefe del Estado, poseé una fortuna fuera de nuestras fronteras, en paraísos fiscales, de origen desconocido, pero en esencia corrupta e inmoral ya que la propia y manoseada Constitución regula que el Jefe del Estado no puede tener otro ingreso económico que no venga de la asignación presupuestaria.
La prensa internacional ha puesto negro sobre blanco el origen de tales fortunas, y no es la primera vez, vinculándolas a una actividad lobbysta de máximo nivel por parte de Juan Carlos I y su cohorte de cortesanas y cortesanos procedente de comisiones pagadas con gusto, parece ser, por el amigo árabe, la execrable dictadura feudal que los reyes y príncipes wahabies perpetran en Arabia Saudí.
Parece que al calor del dinero atrás queda el amor a España y la vocación de servicio público, epítetos constantes en la defensa de la Monarquía como garantía, no debemos olvidarlo, del estado de las cosas impuesto en la Transición desde la dictadura franquista.
Relato impuesto desde arriba con aquiescencia de los partidos políticos mayoritarios y de los medios de comunicación de masas silenciados en sus pesquisas sobre las aventuras con elefantes, coristas, condensas y comisiones de el campechano. En ese relato también se introduce una valoración subjetiva de la labor de Juan Carlos I en la Transición, como hacedor de la Democracia, un valor conocido como juancarlismo que no es ni mucho menos un sujeto de herencia a su vástago, como lo es el hecho que en casi 6 años de reinado de Felipe VI sólo una vez se ha preguntado sobre su aceptación como rey.
Como decía hace unas líneas, no es la primera vez que la Casa Real hace del patapún pa arriba su estrategia. Los casos de corrupción y abuso de poder son marca intrínseca a la institución y a la familia que se consagra en ella y ante una opinión pública cada vez más desafectada para con la causa monárquica el último recurso parece ser enviar patada hacia adelante tratando de que la opinión pública -única capaz y legitimada para acabar con tanta indignidad- se olvide o le asalte otra nueva dificultad.
En junio de 2014 cuando pillamos al monarca pegando polvos y echando tiros en Botswana con elefantes y amantes el Régimen del 78 vio necesario sacrificar al Rey. El cambio mediado del partido de Rey titular por Rey sustituto no ha borrado los nubarrones que se ciernen sobre la anacrónica institución por mucha preparación que atesore Felipe VI y muy idílica y perfecta que se presente su unidad familiar.
Aquella sustitución se hizo salvaguardando la inmunidad de Juan Carlos I creando una forma de Estado con dos Reyes, uno regente y con papel de Jefe del Estado, y otro emérito y al servicio de sus asuntos.
Pero con todo el pozo de podredumbre y el hedor a mierda es tan nauseabundo que ahora Felipe VI tiene que hacer una defensa pública de su puesto rompiendo -aparentemente- relaciones con su padre y tratando de mantener un estatus de dignidad que el propio comunicado emitido desde palacio no puede sustentar.
Si como afirma Felipe VI hace ya un año sabía de la existencia de esas sociedades offshore con cuentas millonarias proveniente de comisiones en Arabia Saudí, ¿por qué no emitió entonces el comunicado de ayer? ¿y por qué no acudió a Hacienda y al Estado para denunciarlo? Y no me vale que sea su padre el perpetrador de tales tropelías, puesto que en el caso de la Monarquía hoy en día, sólo le puede salvar, la más absoluta de las transparencias y colaboración con las instancias del Estado. Porque más allá de discursos vacíos es con actos con los que pueden salvaguardar su imagen de cara a una opinión pública cada vez más harta de los entramados de dinero, amantes, lujos y amistades peligrosas de la Casa Real. Renunciar a herencias sólo se puede hacer en el momento de cobrarlas, por lo que habrá que ver qué ocurre con esto, cuando su padre fallezca.
Si Felipe VI ahora admite y anuncia tales medidas no es por un afán en la sociedad española sino más bien porque los medios extranjeros han visto suficiente basura en la moralidad borbónica para hacer caja. Lo que me hace suponer que de no haber saltado la noticia, el Preparao, hubiera mantenido silencio y seguido como beneficiario de las herencias millonarias de su padre.
Y parece hacerlo ahora cuando bajo el Estado de Alarma por la crisis del coronavirus la población está confinada en sus hogares con impedimento de salir a la calle, que en este caso, más que justificado, digno y necesario sería para reclamar ya de una vez, República, Memoria y una Constitución que además garantizaría por ley suprema, la Sanidad Pública, la educación pública y los servicios sociales, poniendo la inversión en las personas por encima de intereses de terceros.
Los suntuosos regalos a sus amantes por parte de Juan Carlos I y sus relaciones con personas turbias y emparentadas con terroristas no pueden cerrarse con la negativa de PSOE, PP y Vox a una comisión de investigación en el Congreso planteada por Unidas Podemos. Tras lo sucedido ayer Felipe VI desprestigió el voto de defensa que los partidos del régimen habían ejecutado en su favor. Se debe volver a incidir en ello y se debe abrir esa comisión para descubrir que se ha perdido en el pueblo español y ha ido a parar entre las piernas de las amantes de Juan Carlos I.
No me cabe duda de que estamos cada vez más cerca de abrir la Constitución del 78 y todo lo que supone y en parte viene el modelo de estado. Como republicano, como ciudadano y no como súbdito exijo dignidad, transparencia y honestidad a las instituciones de mi estado, así como empatía y solución a los problemas. Harto ya de corrupción y de la inmoralidad que parece perenne a mi país, se acaba ya el tiempo de la Monarquía, y llega el momento de ser ciudadanos de un país digno, moderno y social.

Día 1 de confinamiento

  Parking de la Pedriza en la Sierra Norte de Madrid, atestado de coches el pasado sábado. Imagen de los Agentes Forestales de la comunidad y compartida por el 112 de Madrid.

Lo que ha relevado esta pandemia es que la salud gratuita, nuestro estado de bienestar, no son costos o cargas, sino bienes preciosos […] y que este tipo de bienes y servicios tienen que quedar fuera de las leyes del mercado”
Europa debe actuar unida y evitar dos peligros; el primero es el nacionalismo, pues el virus no tiene pasaporte […] el segundo es el individualismo. Sólo si estamos unidos y decimos “nosotros” en lugar de decir “yo” superaremos el desafío”.
Los dos párrafos anteriores y entrecomillados los podía decir yo o ya están dichos y recogidos en este blog desde 2006. Sin embargo, ambos forman parte del discurso televisado a la nación de Enmanuel Macron, Presidente de la República Francesa del pasado viernes 13 de marzo.
Que sea el mayor prototipo de nuevo político, joven, liberal y moderno quien haga estas declaraciones y firme un comunicado a la nación tan trufado de socialismo, apego a la colectividad y convencimiento en el modelo de estado del bienestar, nos sirve en entre otras cosas, para poner en su lugar el momento histórico que estamos viviendo. No puedo también pensar que no sea más que un mero retoque de populismo y marketing de campaña, ya que hasta que no se ven efectos en las políticas que defiendan lo de todos, ya hemos aprendido que uno no se puedo fiar, pero no deja de ser sintomático para con el momento actual.
La crisis del coronavirus me servía el viernes para presentar éste maldito virus del neoliberalismo propagado en las mentes de la población anulando los impulsos primarios de colectividad, trabajo en equipo, solidaridad y empatía. Sólo 48 horas de confinamiento bajo el Estado de Alarma decretado por el Gobierno, confirman todas mis palabras y alimentan mi lucha contra un modelo económico y social, que nos despoja de lo que durante milenios y generaciones ha sido el engrudo de las relaciones personales y con ellas del avance de la humanidad hacia cuotas increíbles de progreso y felicidad.
Esta pandemia pone en cuestión “nuestra” manera de vivir de las últimas décadas -en Occidente se entiende-. Los que no pueden o no saben quedarse en casa. Los que necesitan la relevancia y aceptación todos los días en su trabajo, su grupo de amigos, de desconocidos… Y no han hecho falta más que unas pocas horas para demostrar lo perverso y antisocial de un modelo egoísta y antinatural.
Hay que decir, de manera evidente, que una mayoría de la población ha seguido las recomendaciones de las autoridades y se ha quedado en su casa. Ha comprado con inteligencia y sensibilidad, sin dejarse llevar por la histeria y el miedo, y ha adaptado su agenda y vivienda para pasar estos días en familia.
Pero las lacerantes imágenes de zonas turísticas, playas, montañas y pueblos llenas de turistas y residentes de segunda vivienda suponen un insulto a la inteligencia. Un cabreo más que justificado por esa muestra de irresponsabilidad, de inseguridad y de ombligüismo cuñado que tiene graves consecuencias tanto para la salud de todas y todos, como en la imagen de país y sociedad que tenemos que dar.
Ese individualismo, del que siempre dan ejemplo los Aznar (recordar ese “A mi no me dices tú, las copas que tengo o no que beber”, o como se iban a un spa tras la mayor tragedia en un aforo en los últimos 30 años, y ahora huyendo a su macro chalé en Marbella) ha provocado que miles de residentes en Madrid salieran despavoridos a sus residencias de veraneo o lugares de origen, exportando el virus a playas y pueblos donde siempre queda la población mayor, especialmente vulnerable a las consecuencias del COVID-19.
Han demostrado con esa actitud bochornosa y criminal la farsa que es el neoliberalismo, la mayor patraña ideológica de la historia de la humanidad. Humanidad que no hubiera jamás alcanzado las cuotas de progreso y bienestar sin trabajar en equipo como parte de un todo, social y endémico, como cualquier experto antropólogo e historiador nos puede decir.
Llevamos poco más de dos días confinados en nuestros hogares, siguiendo las directrices marcadas por el Estado de Alarma y hay varias cosas que siguen quedando claras. La primera de ellas es que más allá de estos primeros 15 días de confinamiento se va a ampliar el plazo, toda vez que seguiremos dolorosamente alcanzando topes en contagiados y fallecidos hasta dentro de 5 o 6 días cuando se empiecen a notar los efectos de las medidas restrictivas.
Es recluidos en nuestros hogares donde estamos volviendo a construirnos como sociedad sana y fraterna, cuyos miembros se ayudan en sus peores momentos y salen desde la solidaridad y la empatía hacia adelante anteponiéndose ante todo.
Frente a eso, frente al grueso de la población que con estoicismo y buena voluntad llevamos el día a día, está el líder de la oposición haciendo electoralismo de baja estofa o Donald Trump queriendo hacer negocio con una supuesta nueva vacuna. Desde luego hay cosas a mejorar en la gestión gubernamental, pero no es ahora el momento de poner palos en las ruedas y mucho menos de buscar réditos electorales. Quizás el problema sea que en éste país la respuesta a las crisis anteriores siempre las han llevado corruptos y mentirosos, y quizás, todavía no estemos acostumbrados a que nos digan la verdad y dejen hablar a los responsables técnicos y cientificos.
Faltan más medidas muchas de ellas económicas. Se hace fundamental cerrar las bolsas y los mercados especulativos que están haciendo fortuna con las posiciones en corto a costa de la salud de la clase trabajadora. Las ganancias de unos pocos pueden provocar las pérdidas de muchos, e incluso antes que Europa, el Gobierno tiene que asegurar la supervivencia de los valores para el bien andar de la economía patria.
Queda por ver si en un escenario como el actual el pago de la deuda que sigue siendo el mantra que "su" Constitución nos impone debe seguir siendo la prioridad económica. O quizás dejarla de lado, ojala de manera definitiva, y dedicar más y más recursos a la Sanidad y la ciencia. Reclamar y recuperar los más de 70.000 millones que nos deben los bancos y meterlos en la economía real de la gente.
Es necesario estipular ya de manera inequívoca y firme los sectores productivos que han de mantener su actividad para mandar a todos los trabajadores que no son imprescindibles en la lucha contra esta enfermedad y el abastecimiento y cuidados, a sus casas y así evitar las aglomeraciones en los centros de transportes y trabajo.
Y con ello tienen que venir las medidas de índole económica para salvaguardar la capacidad adquisitiva del grueso de la población así como la garantía de que una vez pasada la situación de pandemia, podamos resolver la crisis y estafa económica. No podemos simplemente porque usen la excusa del coronavirus dejar que nos vuelvan a colectivizar todas las pérdidas.
Tampoco estaría de más ya que el uso de la energía, las telecomunicaciones, el agua corriente o el gas va a aumentar en los hogares que desde el gobierno se congelaran los precios de estos servicios o mejor aún se pusiera un límite -el de la última factura abonada por ejemplo- para evitar un enriquecimiento excesivo de las distribuidoras de estos servicios. Lo digo, porque ya nos conocemos todos.
Pero mientras estas medidas llegan y se cumplen otras -bravo por el alcalde de Madrid haciendo lo que tiene que hacer-, son encomiables los reconocimientos al personal sanitario de la Sanidad Pública en forma de aplausos desde los balcones las dos últimas noches.
Aplauso extensible a todos los colectivos trabajadores que están haciendo horas extra e indudables esfuerzos para que todo siga funcionando bien que mal hoy. Aquí, recuerdo que están muy bien estos aplausos y agradecimientos, pero ahora que parece que ya valoramos lo que supone una Sanidad Pública de calidad (y una educación y unos servicios sociales) votemos a los que la defienden y tratamos de ampliarla, dejemos atrás a los que tratan de desmontarla y hacer negocio con ella y apoyemos a los trabajadores sin fisuras cuando hacen huelgas y protestas para mejorar sus condiciones laborales y profesionales.
La crisis del coronavirus está dejando claro que nos va la vida en ello.



jueves, 12 de marzo de 2020

Una pandemia mundial: El neoliberalismo



El coronavirus es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-COVID-19. Tanto su sintomatología, como su propagación, como su gravedad son similares a los de la gripe común. Esto quiere decir que la edad y las dolencias cardio-respiratorias previas son agravantes que unidos al coronavirus pueden provocar la muerte. Los datos de infectados y recuperados, así como de fallecidos, lo demuestran.
Los primeros casos surgieron en China a mediados de enero y se han extendido por todo el planeta hasta alcanzar Europa a través de Italia.
En este punto no esta de más recomendar videos y entrevistas de 2010 a un ex agente de la CIA que indicaba que ya se había dado la orden de en unos años fomentar una nueva cepa de la gripe, con mayor tasa de viralidad para controlar a la población, y que dicha pandemia vendría desde China.
Con el virus ya danzando por este invierno primaveral que ya estamos teniendo en España los últimos años han ido quedando unas cuantas cosas claras:
Una sanidad pública envidiable pero débil
Lo primero de todo es que en España tenemos uno de los mejores sectores sanitarios del mundo, en especial la sanidad pública. Con unos profesionales altamente preparados y que siempre han tenido vocación de servicio y atención eficaz y responsable. Sin embargo, sufren -y con ellos, lo hacemos todos-, las políticas neoliberales que en base primero a una intención clara de hacer negocio con la privatización de servicios y hospitales, y después con recortes, les han quitado la motivación. Faltan camas, faltan recursos, faltan equipos y faltan profesionales, tanto médicos, como enfermeros y científicos. Y la factura de esa falta la pasamos también el conjunto de la sociedad, no sólo los pacientes. A cambio, nos han ido dejando sistemas de seguros privados que se muestran ineficaces porque para ellos, por encima del bienestar y la salud, está el afán de lucro y negocio.
Con “nuestros” votos y actitudes se han permitido tal situación y ya es hora de recobrar la dignidad y la utilidad estratégica de nuestra sanidad pública, educación pública y servicios sociales.
Recuerdo aquí que la Constitución dice en su artículo 128 que "Toda la riqueza, sea cual sea su titularidad, está subordinada al interés general", por lo que el Estado tiene potestad para tomar el control de los hospitales privados. Se trata de proteger nuestro sistema de salud y con él, el bienestar de la población, frente a las medidas que durante años lo han debilitado y parcelado para goce de capitalistas e inversores. Hay culpables con nombres y apellidos y el PP ha estado años saqueando la sanidad publica de todos para darla a manos privadas.
Modelo económico sobrepasado
En cuanto han ido llegando las cancelaciones de vuelos, actos, fiestas y eventos por el pánico por el coronavirus se ha comprobado la excesiva dependencia que seguimos teniendo del turismo en nuestro país, así como de la producción derivada a China que durante los últimos 60 años se ha llevado a cabo en occidente. Esta globalización de la explotación ha hecho que ante la bajada de la actividad en China y del modelo mundial de comercio se haya provocado el desabastecimiento de ciertos productos. Algunos de ellos básicos en plena crisis sanitaria.
La conciliación familiar, asignatura pendiente
Los que estamos en sindicatos alternativos desde hace muchos años llevamos clamando por políticas que fomenten la conciliación familiar. Los abuelos y abuelas no están, y no estaban ya antes, para cuidar de los nietos día si y día también. Hablamos de cosas tan racionales como el cambio horario, como la implementación total de jornadas completas intensivas en vez de las de horario partido y por supuesto de la reducción de la jornada laboral. Hablan de “teletrabajo” y “trabajo en remoto” cuando no atañen ni al 30% de la población activa y cuando lo principal es la multitud de horas diarias en los que no se hace trabajo efectivo en los centros de trabajo presenciales (sin contar las horas in itinere con lo que entran otros temas como el urbanismo, la movilidad, etc.).
También en plena semana de la Mujer Trabajadora queda patente, una vez más, la predominancia de la mujer como responsable de los cuidados familiares, sin que se atisbe la igualdad.
Madrid, epitome de la pandemia en España
Más allá de que los casos crecen como setas en todo el estado español y de brotes concretos en otras regiones es en Madrid donde la situación amenaza desborde. En Madrid, se juntan dos hechos incontestables que unidos alimentan la tormenta perfecta desatada. Por un lado y como vengo diciendo en este blog, la región de Madrid es un vórtice del estado español. El centralismo es el mantra organizativo del estado y toda la economía pasa por la región de las siete estrellas, con lo que atrae mucha población, inmigrante tanto nacional, como foránea. Mucha más gente vive en Madrid que la que marcan los registros de censos y encuestas.
Por otro lado, y no menos importante, ni menos repetido en esta bitácora, el neoliberalismo ha hecho de las suyas en Madrid. El PP (ayudado por Cs en las últimas legislaturas) ha ejecutado durante ya 30 años un ejercicio de privatización de la sanidad, la educación y los servicios sociales, cediendo parcelas, servicios y camas a las empresas privadas en detrimento de los hospitales públicos y de sus trabajadores.
Ambas cosas juntas nos llevan a este momento de crisis absoluta, de desplome social con unos políticos inútiles, sobrepasados y sin respuesta, que tienen cautiva a toda la población por su egoísta ideología y su manifiesta incapacidad. La sanidad pública madrileña no tiene capacidad porque se la han robado para atender la situación y las decenas de hospitales privados o públicos de gestión privada se niegan a atender a la población cuando no intentan hacer negocio. Se hace necesaria una intervención gubernamental para nacionalizarlos ya. A las bravas. La situación lo reclama.
Solo hay que ver como liberales que llevan años despotricando de lo público entran en pánico y o bien se esconden bajo las piedras o salen a clamar una intervención del estado.
Medios de comunicación de masas haciendo el ridículo
Una vez más la televisión y su labor periodística quedan en un profundo entredicho. Alimentándose de los bulos de internet y de las opiniones de los todólogos (esos tertulianos que opinan de todo en cualquier momento) la desinformación y la información errónea han alimentado un estado de pánico y miedo que ya conocemos como arma de control político y social. Lejos de llamar a la calma y utilizar la opinión de expertos y de las autoridades se han explotado el sensacionalismo de baja estofa para maximizar audiencias y clicks.
Se hace necesaria ya una llamada a la deontología periodística para tratar de devolverle a este pilar de la sociedad actual su importancia y su sostén del entramado político y social.
Un individualismo salvaje
Las escenas de supermercados vacíos y colas de personas acaparando productos han ido contra toda la lógica de la situación que estamos viviendo. Seguramente alimentados en el miedo por la televisión buena parte de la población se ha dejado llevar por la histeria cuando pese a la gravedad de la situación, en ningún momento se ha visto amenazada la distribución de productos alimenticios básicos. Al contrario, lejos de mostrar empatía, ha habido infelices para los que era más importante dejar su despensa atiborrada, sin pensar en que más personas tenían que adquirir sus raciones de alimentación (o de medicinas y equipos de protección sanitaria) cotidianas. Tampoco deberíamos sorprendernos porque llevamos 10 años viendo eso mismo.
Otra muestra execreable del individualismo capitalista ha sido ver los bares llenos o a los riders trabajar a destajo cuando se han lanzado los mensajes de contención y las órdenes de cierre de colegios y grandes eventos. Si a la gente se le ha dicho que no vaya a trabajar no es para ir precisamente de cañas o para pedir que te traigan comida basura a casa. Mequetrefe.

Si se han dado medidas coercitivas y de cuarentena es para llamar a la atención individual de los ciudadanos, para pensando en el colectivo obrar de manera inteligente y razonada. Acabar con las mascarillas, con el papel higiénico y con todos los productos perecederos de un supermercado por puro egoísmo disfrazado de atávica apocalipsis no es lo que procede. Atestar los espacios públicos de ocio es justo lo contrario a lo indicado en estas situaciones.

Hay que pensar que tenemos como ciudadanos una responsabilidad individual para el bien del colectivo y no debemos saltarla aduciendo individualismo y soberbia cuñada. Controlar la pandemia viene en buena parte de seguir las recomendaciones que dan los profesionales y las autoridades, así como de mantener la calma.
Españistan es un lugar aparte
Tampoco es que nos sorprenda en demasía, pero viendo como en otros países ha habido un cierre de posición con lo planteado por las autoridades y gobiernos, en España ya se utiliza el coronavirus como arma arrojadiza política y como medida de presión del empresauriado.
Excusarse en la pandemia para pedir excepciones fiscales y mantener el despido libre y casi gratuito que padecemos, no sólo es una muestra de la mayor bajeza moral, deslealtad institucional y anti patriotismo que destilan los de pulserita con banderita española. Es además una falta total de memoria de los ineptos que han llevado otras crisis en el estado español como el caso de ébola de 2012, el Prestige, el Yak42 o los atentados del 11M. Por citar solo unos cuantos.
Una excusa para el capitalismo
Y por último un aspecto a no olvidar. La situación económica, tanto nacional, como mundial, ya amenazaba con un colapso inminente antes de la propagación del COVID-19. Entre otras cosas por haber continuado con las políticas neoliberales, de expansión del crecimiento, de recortes del sector público, de adelgazamiento de los servicios públicos y de nula distribución equitativa entre clases y entre poblaciones. Cada vez hay menos ricos, pero más acaudalados; y cada vez más pobres, y con menos poder adquisitivo. Se estaban reproduciendo los patrones previos al estallido de la crisis, estafa económica, de 2008: burbuja inmobiliaria, nula creación de empleo de calidad y duradero, aumento de la deuda de bancos, menor capacidad de consumo de las familias, etc.
No hemos olvidado lo ocurrido estos últimos años y ahora no vamos a permitir que se repita la historia para que el capitalismo depredador en el que nos han instalado, causante de todos los males, se vaya de rositas porque pongan la excusa del virus (o de la guerra del petróleo entre Rusia, Turquia y Arabia Saudí).

Deseando que pase esta pandemia. Que los infectados se recuperen. Que no haya más fallecidos. Y que aprendamos de una vez que somos más fuertes como sociedad, que trabaja junta, con empatía y solidaridad. Y que tenemos la riqueza, cultural, científica y económica de sobra para garantizar una buena vida al conjunto de la población mundial.

martes, 3 de marzo de 2020

This Is Art: Pasión por el arte y la cultura



Ramon Gener es un cantante de ópera de tipo de voz barítono y a la vez es humanista, escritor y divulgador cultural. Natural de Barcelona en 2011 comenzó un camino para acercar y dar a conocer su arte, la ópera y la música clásica, al total de la población. Lo hizo a través de la Televisión pública catalana (TV3) con el programa en catalán Òpera en texans que se convirtió en un éxito por su forma de presentar la música culta al público generalista dentro de un medio como la televisión, tantas veces abrigo de lo zafio, cutre y miserable de la especie humana.
Pronto se hizo necesaria una versión en castellano para la2 que abrió su parrila a This is Opera. Allí, al igual que en su hermano catalán, Gener fue descubriendo a los televidentes la grandeza de la ópera. Sus temas, historia, fuentes y referencias, haciéndolo a través de la presentación de las más grandes Óperas de la historia de la humanidad. Así ligando obra con autor, contextos social, histórico y cultural a muchos neófitos en la materia nos hizo picar el gusanillo para acercarnos a los compositores y a un mundo ajeno a los estratos medios y bajos de la población, planteados desde el nivel económico y educativo.
No tardó mucho en aparecer un nuevo proyecto televisivo y divulgativo en este caso sobre el Arte y así nos llega This Is Art, cuya primera aparición vino de ese hito de la televisión moderna que es Movistar + aunque sea, lamentablemente, dentro de la televisión de pago.
Ahora ya está pudiendo verse a través de la2 y This Is Art es un evento dentro de la programación de máxima calidad. Imprescindible de ver y paladear. De compartir en las redes y en el boca a boca con familiares, amigos y conocidos.
Ramón Gener pone toda la pasión al uso de un guión que trata de acercar nuestro acervo cultural, como expresión artística de raíces greco-latinas, presentando obras, artistas, periodos y conceptos (tanto técnicos, como temáticos) usando un leiv motiv, una idea y su expresión a través de la historia del arte.
Es esa pasión en la transmisión del mensaje, en la trascendencia de lo explicado y detallado en pantalla el principal valor añadido del programa, más allá de la necesaria formación en arte que se ofrece a la audiencia con cada toma, con cada minuto de emisión. Pasión, que no es propiedad exclusiva de Gener, sino que es el denominador común del equipo que crea This Is Art. Tanto en los guiones como en la factura técnica del programa se aprecia ante todo una ilusión por hacer algo trascendente y que enganche, que sea comprensible sin caer en lo trillado, y divulgador sin tropezar con lo elitista.
La fotografía es otro gran protagonista, no podía ser de otra manera al tratar de acercar pinturas, esculturas, obras arquitectónicas y paisajes a través de la pequeña pantalla, destacando matices y colocando la obra y el mensaje, y por supuesto el autor, como centro de la divulgación cultural.
Los recorridos por museos e iglesias, calles y parques, plazas y zonas monumentales; espacios naturales y urbanos muestran en primer lugar la inmensa suerte de Ramon Gener y su equipo que han viajado hasta convertirse en clientes vip de las aerolíneas y ponernos los dientes largos por la tremenda suerte de disfrutar en tales localizaciones, la mayoría de las veces, solos, con obras y conjuntos arquitectónicos y paisajísticos, para su disfrute íntimo, sin interferencias. De esa intención se denota la creencia en el producto por parte de sus creadores. Pero también demuestra la importante labor de guión para divulgar, contando una historia -en la que Gener es el protagonista- acercándonos casi hasta poderlo tocar en nuestro salón, el Moisés de Miguel Ángel o la Capilla Sixtina en Roma.
De esta manera además del presentador, el tema, su equipo de guionistas y realización técnica, el artista y su obra, cobran especial importancia las localizaciones, minimizando las de estudio y llevando la ejecución del programa al mismo entorno en el que se enmarca el cuadro o la escultura que se explican y dan a conocer.
El viaje que hacemos desde nuestro sofá a los rincones de la cultura occidental, desde lo clásico hasta lo contemporáneo es otra de las grandes virtudes del formato que mantienen una vez más la trascendencia y vitalidad en la propuesta, gracias en buena parte a la disposición optimista y pedagógica de un presentador, Ramón Gener, se transforma a la par en guía turístico y profesor de arte (y de su historia), pero siempre armado con pasión y convencimiento en lo que hace. Acercándonos el arte, al público mayorista, del que todavía sigue siendo el más mayoritario de los medios de comunicación de la historia de la humanidad: la Televisión.
Es de agradecer un espacio así y que la televisión pública -aunque primeramente haya sido puesto en marcha por un canal de pago, eso si, distinto al resto de canales privados del país-, se encargue de su difusión y retransmisión. La2 es el canal cultural y de divulgación de la corporación RTVE y por encima de audiencias tiene la misión de presentar conocimiento y cultura como parte de su función social. Dentro de esta línea no está de más recordar que Ramon Gener y la productora Brutal Media, fueron los encargados por RTVE de crear una serie documental sobre el 200 Aniversario de la creación del Museo del Prado. El resultado, no puede tildarse de otra forma que no sea impecable, ya que nos da más y más ganas de visitar y re-visitar nuestra pinacoteca por excelencia.
This Is Art está ahora en la2, los domingos por la tarde (también en la web y en la aplicación de SmartTv), y aunque pueda parecer que tienes mejores cosas que hacer, no lo dudes a la hora de prestar atención a un programa que acerca el arte y la pasión por su comprensión y transmisión a todos nosotros. Un hito imprescindible en nuestro día a día.



jueves, 13 de febrero de 2020

Silenciar a los nostálgicos



Subida del salario mínimo interprofesional, pensiones subidas al IPC, sueldo de los funcionarios del estado subido, inicio del trámite para le ley del derecho a una muerte digna, ley contra la exaltación del franquismo, paralizado con política y diálogo el conflicto del campo español azuzado por las derechas, des-tensión el tema de Catalunya.
Éste es el bagaje del primer mes de gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Y no parece mal bagaje dadas las expectativas de caos y colapso que auguraban las resentidas derechitas cobardes y ultra derecha clasista a las que visto lo visto en la primera sesión de control al nuevo gobierno se han quedado con el único argumento de “Venezuela”. Sea lo que sea que signifique eso.
La agenda política la marca el gobierno desde el martes con el cambio del Consejo de Ministros de viernes al segundo día de la semana. Así evitan que durante la semana, en las tertulias de café, de trabajo, de comida se hable de lo que la oposición quiera. Este gran acierto estratégico del gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tiene descolocados a sus oponentes, tanto políticos como mediáticos.
El anuncio de la intención del Gobierno de tipificar como delito la apología y exaltación del franquismo, tan criminal, corrupto, traicionaero y homicida como el nazismo alemán o el fascismo italiano, ya ha provocado las furibundas reacciones de los cuerpos del estado impregnados en esencia de tan detestable régimen. Medios, judicatura, miembros de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del estado y partidos políticos herederos directos del catequismo franquista se han puesto en solfa no vayan a perder la oportunidad de cantar las alabanzas y amenazar con el golpismo como han estado acostumbrados estos 40 años largos ya de pseudo democracia ibérica.
Que esta gentuza aluda a la libertad de expresión es un chiste de mal gusto cuando hay más de 150.000 personas ejecutadas y desaparecidas en nuestro país y hubo más de 4 millones de exiliados por su forma de pensar y vivir. Pero es lo que tiene esa legitimidad auto impuesta con la Ley de Amnistía (siguiente paso, debería ser derogarla y pasar a juzgar los delitos de lesa humanidad, que por cierto, nunca prescriben) que sustentó judicialmente lo que socialmente impregno el franquismo durante tantos años en la educación, las costumbres y los criterios de la población.
A las ultra derechas de éste país no sólo les preocupan que sus rituales de exaltación fascista sean perseguidos y condenados por vía penal. Lo que más les duele es que de seguir avanzando en el camino de la Memoria Histórica, los privilegios y las usurpaciones al pueblo saldrán a la luz, se repararán y tendrán que pagar la traición a la clase trabajadora y al país al que dicen tanto adorar. Se les cae la máscara de democracia cuando los pones ante los fantasmas de un pasado caínita, violento y genocida y que ahora en el presente, muestran poniendo trabas a cualquier avance social que la población reclame, a cualquier mínimo atisbo de justicia social y a cualquier llamamiento de emancipación que los y las oprimidas lancen.
Las interesadas igualdades con el terrorismo etarra, o con el comunismo en la República o en Venezuela son el manoseo de uso y abuso de conceptos que contraponen única y exclusivamente para salvaguardar sus privilegios que vienen de un golpe fascista militar, de una guerra civil salvaje y traicionera, de una larga dictadura que implantó garantizó los modelos de corrupción y nepotismo y una democracia siempre amenazada por la repetición de la historia de un ejército, una iglesia, una nobleza y una burguesía perennes enemigos de la clase trabajadora española.
Todos hemos visto como la ley y su peso caía sin escrúpulos sobre unos chavales de Alsasua por una pelea de bar con unos Guardias Civiles envalentonados; sobre una diputada que defendía el derecho a la vivienda digna; sobre anarquistas y comunistas; sobre cantantes y letras; sobre humoristas y chistes; sobre tuiteros; sobre vecinos que defienden su barrio; sobre unos tirititeros que realizaban una sátira sobre la libertad de expresión. Y así mil casos más. Y también hemos visto como la ley resbalaba sobre el manto de la impunidad sobre los fascistas que asaltaron la librería Blanquera; sobre los asesinos de antifascistas o aficionados a un club vasco de fútbol; sobre los que salen a cazar inmigrantes y homosexuales.
Como decía Galeano, “la justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”.
Tipificar como delito la exaltación del franquismo llega tarde. Y probablemente será difícil ejecutarla, mientras exista la Ley de Amnistía. Pero es necesario y un primer paso para educar a la sociedad en democracia y poder abrir los melones que la dictadura y 40 años de silencio han dejado madurar hasta que se han podrido. España necesita una revisión de su historia y una aplicación de la justicia de manera urgente, reparando a las víctimas y condenando a los verdugos ante la historia, y también a sus privilegiados herederos, cuyos privilegios vienen de aquellas matanzas.
Una buena parte de esos herederos están en las altas instancias de la judicatura y en las asociaciones “conservadoras” fachas de la justicia. Ya han expresado su disconformidad y las dudas legales sobre tal medida. Aquí es bueno recordarles que en una democracia, la justicia, lo legal o ilegal, lo moral o inmoral, lo decide la sociedad en su conjunto. Y hay cosas que son absolutamente incomprensibles en un estado de derecho. Exaltar el fascismo en una democracia es una de ellas, quizás la más importante de todas, como nos demuestran todos nuestros países vecinos.
Desde luego existe un riesgo. Poner a la extrema derecha con la bandera de la defensa de la libertad de expresión es un juego peligroso. Mas si cabe porque ya conocemos a los medios de persuasión que trabajan para ellos. No sería la primera vez que una medida coercitiva para acabar con los abusos del fascismo, se convierta años después en un arma para atacar la disidencia desde la izquierda. Que los demócratas, socialistas y comunistas nos veamos atacados por llevar una bandera republicana, una camiseta con una hoz y un martillo o por leer a Miguel Hernández, Lorca, Barea o a la pasionaria.
Para evitarlo es evidente la necesidad de perseguir, investigar y judicializar Guerra Civil, dictadura y años de plomo dentro de la Transición. Dar las herramientas necesarias a la Ley de Memoria Histórica para acabar con la impunidad y la amnistía. Pero sobretodo hace falta mucho compromiso antifascista. En las calles, en la educación y en los medios. Para enseñar, para cultivar el sentido democrático y libertario en la población y así evitar que se dejen seducir por los cantos de sirena de los clasistas y fascistas que siempre nos han considerado, a la clase trabajadora, infrahumanos a los que explotar, aprovecharse, despreciar y asesinar.
El gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos debe de continuar en esta línea marcando el ritmo político, y dentro de ese ritmo, los que creemos en ese inmenso espacio a la izquierda de estas dos fuerzas, aprovecharnos y construir un modelo revolucionario que termine con la indignidad de la clase trabajadora.
Éste gobierno de coalición tiene incontables y enormes retos que asumir. Y el próximo sin mayor demora, debe de ser la derogación de la Ley Mordaza. También es conveniente y urgente, deshacer el entuerto de mordaza digital.
Funcionando así, se lanzaría el mensaje de permitir la disidencia, la libertad de expresión, siempre dentro de unos valores democráticos y de igualdad, no empleando la nostalgia en la apología y exaltación de la dictadura franquista que tanto dolor y tanta opresión han causado al pueblo español.
Engordar el código penal, una herramienta de opresión de la burguesía y del sistema, puede no parecer una buena idea y que se vuelva en contra de la clase trabajadora. Pero lo que ya se ha demostrado como una idea fallida es permitir que la agenda y el ruido lo marquen los nostálgicos de la dictadura franquista.
España, o mejor dicho la oligarquía de derechas, ya tiene sobrada experiencia de aplicar la brocha gorda sobre el rival ideológico, es decir la clase trabajadora o los pueblos oprimidos, y que luego venga Europa a enmendar la plana y llamar la atención sobre los abusos de poder de una juridicatura reaccionaria, siempre al servicio de un estado de las cosas anti democrático. Con la Ley Mordaza ha sido una constante. Puede pasar que la libertad de expresar alabanzas a Franco y a sus secuaces asesinos sea abalada por el Tribunal europeo de Derechos Humanos. A mi, me parece harto improbable cuando no inverosímil.
Si abrir este debate sirve para poner negro sobre blanco lo que sucedió en éste país durante el último siglo bien vale la pena. Si sirve para desenmascarar a los que hoy en un escaño, un micrófono o una columna de periódico defienden la supervivencia de valores machistas, homófobos, racistas y clasistas bien vale la pena. Si sirve para ayudar a reabrir todas las fosas comunes, todos los procesos sumarísimos, todos los delitos de odio, todas las muertes por razones de ideología, bien vale la pena. Si sirve educar en memoria, en historia y en democracia a toda la ciudadanía para que puedan interpretar libremente y componer su ideario bajo una imagen certera de la historia, bien vale la pena.


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