lunes, 16 de marzo de 2020
Día 1 de confinamiento
viernes, 15 de abril de 2011
Bienvenidos a Hispanistán

Bienvenidos al país con el mejor sistema educativo de toda África. El país de las hipotecas crecientes y los sueldos menguantes, una democracia joven que lo mismo te patenta la fregona que te planta un adosado sobre una fosa común por aquello de cerrar viejas heridas.
Bienvenidos al país con los directivos mejor pagados de Europa y la tasa de paro más alta del mundo libre. El país donde el 65% del dinero circula en billetes de 500, la nación de naciones con más idiomas, bailes regionales y cocaína por habitante del planeta. La capital mundial del currículum vitae, el neón en los bajos y el inglés nivel medio, orgullosos inventores de la hipoteca a cincuenta años y el minipiso cuco pero asfixiante.
Bienvenidos a este fantástico país donde los ingenieros son parias y las chonis líderes de opinión, ¿me entiendes? Donde la innovación es un anglicismo y la prensa un conglomerado de propagandas con sudoku adjunto. El país donde los políticos inauguran descampados no vaya ser que alguien, algún día, monte ahí un hospital.
Digan hola a nuestros jueces progresistas y a nuestros jueces conservadores. Somos tan demócratas que lo tenemos todo bipolar. Aquí los poderes del Estado están separados por paneles corredizos de Pladur para agilizar el tránsito de maletines.
¡Contemplen el milagro económico erigido con poderosas vigas de arena de playa! Si no te gusta cómo están las cosas, manda un SMS con el texto LA GRAN FIESTA DE LA DEMOCRACIA y entrarás en el sorteo de un contrato como mano de obra barata más allá de Pirineos.
Tomen asiento y disfruten del país donde la corrupción es avalada democráticamente, el balcón desde el que Europa salta a la piscina con resultado de traumatismo craneoencefálico y repatriación de cadáver.
Griten conmigo: ¡bajo los adoquines están las máquinas perforadoras compradas al primo del alcalde!
Para quien no lo sepa, Hispanistán es la manera coloquial de denominar a la monarquía bananera en que se ha convertido España. Para quien no lo sepa, es el mismo país que arrasa en deportes y cuyos ciudadanos se cuelgan todas las medallas del MARCA, mientras su regatista Jefe de Estado, en sólo treinta años, lograba surcar los mares de la pobreza para llegar a puerto convertido en una de las mayores fortunas del mundo. Para quien no lo sepa, es el mismo país cuyos líderes aseguran habernos convertido en una democracia del siglo XXI, mientras la casta política y la sindical hacen la ley para que no les condenen por sus corruptas trampas. Y para quien no lo sepa, también es el mismo país cuyos cinco millones de parados se van a quedar en pocos meses sin ayudas económicas, mientras los banqueros están siendo salvados con una monstruosa socialización de pérdidas de miles y miles de millones de euros. Si alguien todavía se está preguntando por qué digo que vivimos en Hispanistán, que vuelva a la guardería televisiva, donde pretenden instalarnos perpetuamente. Decenas de cadenas de TDT en nuestros ventanos, y sin embargo ninguna habla de estos asuntos. Perplejo me hallo.
Bienvenidos a Hispanistán.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
El proyecto republicano

Que gran parte de nuestra ciudadanía se encuentra cada vez más escéptica ante la política es un hecho manifiesto. Y, si contemplamos el espectáculo que últimamente se nos ofrece, no es de extrañar tan penosa situación. Ante la actual crisis nos encontramos, por una parte, con un Gobierno que, carente de iniciativa, no dictamina más medidas que aquellas que le son dictadas por los grandes mercados financieros y sus directivos, altamente perjudiciales para la mayoría de la sociedad y contradictorias con la ideología que dice profesar. Por otra, una oposición, la del PP, que critica implacablemente dichas medidas, pero que no ofrece otra alternativa que no sea la de reducir impuestos y, consiguientemente, dañar aún más a los trabajadores y clases medias, disminuyendo los servicios sociales.
Ya antes, año tras año, venimos asistiendo a debates parlamentarios en los cuales, bajo el reinado de un bipartidismo impuesto y nada representativo, la política parece quedar reducida a la confrontación entre PSOE y PP con discursos, que, en gran medida, se limitan a un intercambio de reproches sobre quién lo hace hoy mal o lo hizo peor en pasados tiempos. Y así, cuando las acciones de protesta, como la última huelga, son convocadas, hemos podido oír a más de uno que no participa “porque ello no sirve de nada”.
Ahora bien, si queremos diagnosticar la última raíz de nuestro evidente malestar político, yo diría que se sitúa en la falta de un proyecto histórico que atraiga el interés popular. Y, sin embargo, este proyecto capaz de abrir un futuro mejor ha existido y sigue alentándose bajo el actual reinado de la mediocridad oficial. Es el que representó la II República y que fue criminalmente yugulado. Aunque siguió vivo en la oposición a la dictadura, para naufragar, desdichadamente, en las componendas de la Transición.
La II República española, en efecto, no significó sólo un cambio en la concepción de la Jefatura de Estado, al sustituir la arcaica forma de transmisión por herencia sanguínea de las monarquías –con una monarquía, además, corrompida y decrépita– por una Presidencia democrática. Constituyó el esfuerzo, aupado por el mundo de una floreciente cultura y por las masas históricamente relegadas, de acometer los grandes problemas que, bajo el poder de las clases dominantes, venía arrastrando nuestra vida colectiva. Heredaba tal empeño la larga crítica del anquilosamiento español realizada desde el siglo XIX por la intelectualidad innovadora, por los movimientos obreros y feministas, por los nacionalismos.
Y, al llevarlo a la práctica, se atacaron males ancestrales. Por ejemplo, el abandono de la enseñanza pública en la vieja política, mediante la creación de 13.570 escuelas en dos años y la mejora de la situación de los maestros en ingresos, en dignidad y en la atención a su formación. Se trató de remediar la injusta distribución de la tierra mediante la Ley de Reforma Agraria. Se proclamó rotundamente la soberanía de un Estado laico frente a la retardataria gravitación del poder eclesiástico sobre nuestra historia. Se concedió a las mujeres el derecho al voto, conquista que todavía se encontraba inalcanzada en otros países democráticos. Y se abrió paso a las reivindicaciones nacionales a través de los estatutos de autonomía.
En otros ámbitos, se prosiguieron y culminaron avances ya emprendidos en el despertar de nuestra sociedad, en el florecimiento cultural que, desde la mitad del siglo XIX, se había ido produciendo en literatura, en ciencia, en arte, en teatro. Y se llevó la cultura a los pueblos en las Misiones Pedagógicas, en La Barraca, en el Teatro Proletario. Y, de un modo decisivo, se asentó una vida pública basada en la austeridad y la honradez, frente a la corrupción que se había extendido desde la corona a los más diversos campos.
Pero, al rememorar la II República, lo pertinente como lección actual no consiste en ponderar sus logros- o reconocer sus limitaciones y errores; lo decisivo es hacer hincapié en la voluntad de afrontar los problemas y crear una nueva realidad española, rompiendo el estancamiento en que las clases dominantes habían sumido al país. En la visión de la tarea política como un proyecto creador. Como un debate entre proyectos de futuro, ya que, evidentemente, dentro de la República coexistían muy diversas concepciones, capaces de ser discutidas. Y es esta marcha hacia nuevos horizontes lo que atrajo, por encima de las grandes diferencias de orientación, un fervor popular, una entusiasmada esperanza, y permitió una defensa heroica por parte del pueblo frente a ejércitos mucho más poderosos. Y es lo que hoy día falta en una política sin alas. Y hace que unos se desengañen y otros se orienten, como escapatoria, hacia las ilusiones de un aislamiento separatista.
Pero el aplastamiento bélico de la II República no derrotó sus necesarios ideales. Siguieron vivos en la oposición a la dictadura. Bajo su brutal represión se desarrollaron los movimientos obreros, universitarios, feministas. Floreció una importante creación cultural en el cine, el teatro, la literatura, el pensamiento, y brotó la solidaridad unitaria propia de la lucha. Se dibujaba la posibilidad de una nueva España, unidos sus pueblos en una república federal, en la que el capitalismo fuera superado y en que la política internacional se guiara por el apoyo al Tercer Mundo. La III República es el proyecto que hoy día puede devolver la ilusión a muchos ciudadanos desencantados, superando la herencia de la dictadura.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Esto solo lo arreglamos SIN ellos

Se ríen de nosotros. Dicen que de esta salimos todos juntos, mientras se revuelcan en sus beneficios. El alto empresariado ha iniciado una ridícula campaña como un recurso más con el que seguir jugando con el trabajador de a pie, con el parado, con el estudiante. Con ese que, al contrario que ellos, sí ha sufrido esta crisis.
Una crisis internacional creada por banqueros y especuladores. Por el alto empresariado. Por los devorados por la avaricia. ¿Y quién la está pagando? Los de siempre. Y no les basta con tener beneficios: cuando no les basta a los poderosos que nos han metido en este embrollo con lo que nos están sangrando, preparan sus colmillos para abaratar el despido, para una nueva reforma laboral, para contratar trabajadores aterrorizados que obedezcan sin rechistar.
¿Por qué no les reformamos a ellos? ¿Por qué se pretende reformar a los trabajadores que no hemos tenido culpa alguna, y sin embargo ellos tienen más facilidades para extorsionarnos y quedarse con el fruto de nuestro trabajo?
Nos va quedando claro que aquí gobierne quien gobierne, al menos entre el PP y el PSOE, quien gobierna son los intereses bancarios, los de la gran empresa y de las clases con poder. Gane quien gane, ellos ganan. Y si en algún momento tienen la impresión de que no ganan, ya se ocuparán de restablecer la normalidad democrática como en Honduras.
La Ley Electoral española, diseñada para repartir el poder entre dos grandes partidos que representan a los mismos intereses, impide todo posible cambio y secuestra el voto de los españoles.
La única manera de salir de aquí, es sin ellos. "Es mucho más grave fundar un banco que robarlo" - [Bertolt Brecht]
Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal
Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...