¿Por qué, entonces, irrumpen voces y opiniones, sobre todo en los medios de comunicación que cuestionan la oportunidad de esta huelga? Primero, porque en una sociedad abierta y democrática como la nuestra parece lógica y saludable la discrepancia; y segundo, porque una huelga general es la expresión más radical del conflicto social y se entiende que haya controversia social, política y mediática.
Pero, ¿qué me lleva a afirmar que estamos ante una huelga general necesaria e imprescindible? Que los sucesivos paquetes de medidas decretados por el Gobierno de Zapatero constituyen la mayor agresión al derecho laboral de los últimos 33 años. Me explico. El Gobierno aceptó tarde el diagnóstico de la crisis; enfrentó la misma, en una primera etapa, con promesas solemnes de respetar las prestaciones sociales y los derechos de los trabajadores; y protagonizó, sin solución de continuidad, un cambio súbito, del que se hizo abanderado dogmático, con tres ideas básicas: fin de las políticas públicas de reactivación económica, recorte sin precedentes de los derechos de los trabajadores, y renuncia a una reforma fiscal más justa, suficiente y redistributiva que, además, permitiera al Estado disponer de mayores recursos para enfrentar situaciones de crisis.
¿Difícil explicación o discrepancia con la huelga?
Sectores próximos al Ejecutivo o, incluso, portavoces de la derecha mediática, acusan a los sindicatos de convocar una huelga que no está justificada. En el caso de los medios más conservadores su campaña es consustancial a su ADN; llevan tiempo militando en el descrédito institucional de los sindicatos. En relación con las opiniones del entorno progresista, las cosas hay que llamarlas por su nombre: no es que los sindicatos encuentren dificultades para explicar las razones de la huelga; es que ciertos medios discrepan de su convocatoria, en algunos casos con argumentos de autoridad como el que atribuye las medidas del Gobierno a "exigencias de la realidad". No, la huelga se apoya en sobrados motivos para su convocatoria, pero como todas las huelgas, necesitan de una paciente, meticulosa y sostenida campaña de movilización sindical para garantizar la participación de los trabajadores activos y en paro en la huelga general.
Veamos. Se cortó de raíz la inversión pública y con ella se resintió el ya castigado empleo; se anunció el retraso obligatorio de la edad de jubilación a los 67 años; se redujo 5 puntos el salario de los empleados públicos; se congelaron las pensiones; se acabó con el derecho a la retroactividad de las personas dependientes; se decreta una reforma laboral que abarata, facilita y hace más rápido el despido -no es una afirmación ocurrente, es la conclusión práctica de la norma aprobada-; se renuncia a combatir la dualidad del mercado de trabajo y se perpetúa la temporalidad; se sigue dando manga ancha a los empresarios para que abusen de la precariedad con víctimas conocidas (jóvenes, mujeres e inmigrantes); y se enciende la luz verde para que las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro intermedien en el mercado de trabajo, también en las Administraciones Públicas, mientras agonizan los Servicios Públicos de Empleo que el Gobierno se niega a mejorar. Los últimos datos de paro registrado vienen a cuestionar la oportunidad de la reforma laboral, al confirmar más desempleo, más temporalidad y reducción de la contratación indefinida.
"Son exigencias de la Unión Europea, los mercados y la propia realidad". Sorprendente. Las políticas, grupos y personas que provocaron la crisis económica y financiera son ahora las que marcan el camino de salida. Y lo que es peor; esta salida es aplicada y jaleada por quienes estaban llamados a combatirla. El propio Gobierno de Obama ensaya y pone en marcha otra política económica, mantiene los estímulos públicos y avanza parcialmente en la reforma del sistema financiero. La huelga es fácil de explicar directamente a los trabajadores, y no exageramos si concluimos que esta es la experiencia que estamos teniendo en los miles de reuniones y asambleas que hemos celebrado por todo el país. El problema es que cuando son otros los que informan y opinan de la huelga, el resultado es, obviamente, distinto.
La huelga será un hecho incontestable el 29 de septiembre. Las razones, más sólidas que nunca. No seríamos un sindicato a la altura de las circunstancias si atendiendo a mercados, lobbys financieros o inconfesables estrategias políticas sacrificáramos los intereses de los trabajadores por prioridades institucionales que siempre circulan por las avenidas del liberalismo económico. Cojan el Estatuto de los Trabajadores y la Reforma Laboral, evalúen si los derechos de los trabajadores están más o menos protegidos y saquen sus conclusiones.
No hagas huelga que va a ser un fracaso
“Lo extraño sería que la gente nos aplaudiera por convocarla. Una huelga general es una gran putada, es la constatación de un fracaso.” -Ignacio Fernández Toxo, Secretario General de CCOO-.
Para verificar el sondeo que El País sacó el domingo, según el cual tres de cada cuatro trabajadores no piensan sumarse a la huelga general, estoy haciendo mi propia encuesta. La dejo aquí, por si quieren participar.
La pregunta es: “¿Hará usted huelga el 29-S?” Y las respuestas posibles son: a)Sí; b)No, estoy en paro; c)No, trabajo en negro; d)No, soy precario y me echarían; e)No, voy justo y no puedo perder un día de sueldo; f)No, soy autónomo; g)No, no quiero ser yo el único en mi empresa; h)No, he leído en el periódico que va a ser un fracaso; i)No, los sindicatos son unos… (escriba lo que proceda).
La huelga es una putada, sí. En primer lugar para los convocantes, que se la juegan y lo tienen todo en contra: nunca tantos trabajadores tuvieron tan difícil ejercer su derecho a huelga, a lo que se suma una campaña mediática antisindical que viene ya de lejos y cuyo último capítulo es el intento de desmovilización a base de repetir desde un mes antes que va a ser un fracaso.
Y pese a ese ambiente tan poco favorable, yo creo que hay mar de fondo, y que más de uno se llevará una sorpresa el 29. En mi barrio ya hay un grupo de vecinos que espontáneamente se han juntado para trabajar por la huelga, sin que nadie los convoque. Porque no lo olvidemos: las huelgas las convocan los sindicatos, pero las hacen los trabajadores.
Y son muchos los trabajadores que en los últimos meses se vienen movilizando, pues al tiempo que el gobierno hace su reforma laboral muchas empresas están haciendo sus propias “reformas”, y están encontrando resistencia. Ahí están los trabajadores de Auto-Res, que han pasado el verano en pie de guerra sin que les hagamos mucho caso; o ahora mismo en Vallecas los de UPS, enfrentados a una empresa que, tras tres intentos frustrados de ERE, ha despedido a dos decenas en cuanto ha tenido a su alcance las facilidades que da la reforma laboral.
Según se acerque la fecha se multiplicarán los intentos desmovilizadores. Es una perfecta profecía de autocumplimiento: como la huelga va a fracasar, mejor no te sumes, y así seguro que fracasa.
Paren las maquinas
El pasado 29 de Julio, el Gobierno perpetró la mayor agresión a los derechos de los trabajadores de los últimos 30 años. Jaleado por los empresarios, el FMI, la banca española y el resto de grupos de derecha del parlamento (al margen del teatreo para la galería) se pusieron las bases para la completa precariedad y sumisión al empresario de todos los trabajadores del estado.
Esta Reforma Laboral no supone ‘un paso hacia la precariedad y la explotación extrema’, se trata simple y llanamente de la definición misma de precariedad y explotación extrema, que sufriremos con toda seguridad si no luchamos para pararlo. Nuestro sector tiene todas las papeletas para ser uno de los que más la sufra.
El sector tecnológico y de consultoría se caracteriza por usar cada vez más las peores posibilidades de la Ley para obtener el máximo beneficio para las empresas y las peores condiciones para nosotros, además de las numerosas ilegalidades realizadas rutinariamente. Si esta aberración de contrareforma laboral sale adelante, los trabajadores y trabajadoras informáticos seremos especialmente afectados.
Quieren destrozar cualquier derecho existente para ganar más y tenernos más débiles y amedrentados.
Mientras la maquinaria propagandística insiste en distraernos, mentirnos y que miremos a otro lado, se aprueban medidas como éstas:
* Posibilidad de despido ‘de 20 días por año’ si la empresa alega ‘pérdidas presentes o previsión de pérdidas o reducción en los ingresos’. Si el trabajador denuncia deberá conseguir probar que la empresa comete una irregularidad en su despido, algo prácticamente imposible de hacer.
* Ese despido a 20 días, que se convertirá en la forma habitual de despido, afecta a todos, incluso si entraste en la empresa hace años como indefinido. Además, no podrás acumular más de 12 meses de indemnización o, lo que es igual, 12 meses de sueldo es la indemnización máxima que te llevarás si llevas más de 18 años trabajando en la misma empresa.
* Mientras el Estado ha reducido el gasto social porque dice que no hay dinero, financia el despido con el dinero de todos, 8 días por año de cada despido, colaborando en que sea más fácil para la empresa despedir. Lo que generará mas explotación y despotismo al tener sobre nosotros cada día la amenaza de un despido libre prácticamente gratuito.
* El coste real para las empresas de un contrato temporal o indefinido será el mismo, 12 días: En lugar de reducir la temporalidad, todos los trabajadores tendremos, de facto, contrato temporal y una inestabilidad laboral total.
* El contrato indefinido de 45 días para nuevas contrataciones pasa a ser una reliquia, siendo sustituido por el de 33 días (esa sería la indemnización siempre y cuando la empresa no quiera usar la vía del despido objetivo a 20 días).
* Las empresas podrán modificar las condiciones laborales de los trabajadores (jornada, horario, turnos, salarios, localidad de trabajo), de forma unilateral. Si el abuso en el sector es ahora profundamente explotador esta reforma lo hará legal.
* Las empresas podrán no aplicar incrementos salariales de convenio colectivo de forma unilateral: trabajadores podríamos cobrar por debajo del mínimo por categoría. Si uno de los principales abusos del sector es trabajar con categoría inferior a la realizada, ahora el fraude se puede duplicar haciéndolo en parte legal.
* Las empresas podrán incumplir acuerdos con comité de empresa o secciones sindicales de forma unilateral si no tienen rango de convenio colectivo (el 99% de los acuerdos no tienen ese rango por lo que se convierten en papel mojado si la empresa quiere)
* Te podrán despedir procedentemente si tienes 2 bajas, aún justificadas, de más de 12 días en total si hay más de un 2,5% de ausencias en la empresa (en invierno ese margen es normal). Este cambio supone reducir los requisitos a la mitad de lo que había.
* Las ETTs podrán operar en sectores de alta peligrosidad (construcción, minería, explosivos) con el incremento previsible de accidentes que ello significa, además de participar en los servicios públicos de empleo para rapiñar y precarizar los nuevos empleos.
* Los desempleados tendrán la obligación de atender a los cursos o actividades de motivación e inserción laboral desde el primer día que cobren la prestación. Si no lo hacen, serán sancionados desde el primer día con la pérdida de un mes de prestación hasta la pérdida definitiva, si se repite. A esto se le puede llamar "fascismo" ocupacional, al criminalizar el disfrute de un derecho, eliminando la libertad personal de cómo insertarse en el mercado laboral.
En definitiva, podemos imaginar fácilmente el tipo de escenario en el que empresas crecidas y prácticamente omnipotentes nos exprimirían, machacarían y amenazarían con el despido barato de forma rutinaria, muchísimo más de lo que lo hacen hoy.
Por supuesto no olvidemos que está pendiente la reforma de las pensiones, la reforma del servicio de prestación por desempleo y las nuevas privatizaciones de servicios públicos.
Hace ya tiempo que la clase trabajadora del estado tendríamos que estar en la calle, la pasividad de ayer es el intento de aplastamiento de hoy. O reaccionamos de forma clara o que nos pongan de una vez el collar en el cuello y dejen de llamar democracia al capitalismo salvaje en que vivimos.
Los trabajadores y trabajadoras informáticos podemos ser pieza clave en la próxima Huelga General del 29 de Septiembre.
Si quieren que seamos esclavos, el próximo 29 de Septiembre les podremos decir que sean ellos los que solucionen las incidencias de cualquier sistema informático, que hagan ellos horas extras para que todo siga aguantándose por los pelos, que tengan el conocimiento necesario para saber qué hacer con la maquinaria, las aplicaciones, las comunicaciones, los cajeros automáticos, la gestión de administraciones públicas, el vending, los controles de acceso, de conexión a internet, de móviles, el tránsito, los sistemas de facturación, de ventilación, de alcantarillado...
Las puñaladas por la espalda duelen más que matan
Hay que agradecer a Zapatero que se haya quitado la careta de izquierdoso y demuestre su sentir social. Pero esto no es nuevo ni imprevisible en él, antes de ser Secretario del PSOE, en documentos publicados en medios de comunicación para su campaña, parecida a las primarias de ahora en Madrid, ya decía que en España "habían desaparecido las clases sociales".... Es por eso que las súper rentas del capital, sus ricos, impositivamente son intocables.
Pero no es solo al Sr. Zapatero a quien hay que agradecerle este desenmascaramiento; al Sr. González, al Sr. Boyer, al Sr. Almunia. ... al Sr. Solchaga, aquel que dijo e hizo "que España es el país en el que antes se podía uno hacer rico"; que se lo digan a las inmobiliarias y a los hipotecados compradores de viviendas.
Y D. Alfonso Guerra, el que dijo "que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió". ¡¡ Qué razón tenía!!, sobre todo en los recortes sociales y derechos de los trabajadores/as. Se podrían poner más ejemplos que haría muy extensa la lista. ....Y todo esto con el "aplauso oculto" de la otra parte del "bipartidismo asimétrico": Partido Popular, junto a determinados partidos nacionalistas.
Los gobiernos del PSOE siempre les ha hecho el trabajo sucio a los futuros gobiernos del PP. Este juego bipartidista es bastante jugoso para los poderes económicos especuladores, y a ellos, PSOE/PP, les va bien. Por eso no cambian la Ley Electoral que les regala a ambos más de treinta escaños, lo que viene a demostrar, que las "mayorías asimétricas parlamentarias", en función de los votos recibidos, proporcionalmente representan una minoría.
La desmovilización de la izquierda, y el aletargamiento que le ha producido en gran medida, las políticas frustrantes de los gobiernos socialistas, nos lo están poniendo bastante difícil a esa clase desaparecida según Zapatero: clase trabajadora, ...y mañana a los pensionistas.
... estos comportamientos suponen que en políticas sociales estemos a la cola de Europa, en el puesto 20 de los 27. Ahora bien, somos campeones del mundo en deportes.
¿Habrá un día en el que todos podremos cantar orgullosos el estribillo de moda "yo soy españoool, españoool, español"?... Convencido que sí, el día como dice Labordeta en su "Canto a la Libertad", que "al levantar la vista, veamos una tierra que ponga LIBERTAD".
Para ello tenemos que levantar la cabeza...
La HUELGA GENERAL ES VITAL, las putadas continuas de los transformistas políticos son las causas que la han forzado.
¿Qué derechos tengo en una huelga?
No hay lugar a la resignación, la lucha nos ha enseñado muchas veces que es el camino, y será la lucha la que nos hará recuperar terreno y hacerles retroceder.
¿Los Servicios Mínimos son legales?
Los únicos servicios mínimos legales son aquellos que están publicados en el Boletín Oficial del Estado o en el del Gobierno autonómico que corresponda.
En ese boletín sale mencionado explícitamente el nombre de la empresa y departamento que tiene que hacer un servicio mínimo. El empresario, mediante carta, ha de hacer mención al punto del BOE exacto que justifique el servicio mínimo.
En el sector de Informática o Consultoría es casi imposible que haya cualquier tipo de servicio mínimo. El establecimiento de servicios mínimos fuera de los indicados por el Gobierno se consideran un ataque gravísimo al derecho de Huelga y es denunciable.
Mi Jefe me pregunta si voy a hacer Huelga ¿Tengo que responderle?
NO. El trabajador notifica a su empresa que hace Huelga cuando no va a trabajar. Esta decisión se puede tomar en el último momento y no afecta si antes dijo lo contrario.
Mi Jefe me presiona para que no haga Huelga ¿Qué hago?
El derecho a Huelga es considerado un derecho fundamental de los ciudadanos y, como tal, protegido especialmente por la Constitución.
Si algún jefe o empresario coacciona a un trabajador para que no haga Huelga está cometiendo un delito muy grave. Debe ser parado y denunciado. Ponte en contacto con la Sección Sindical de tu empresa en la que confíes más.
Ese día me toca Guardia ¿tengo que hacerla?
NO. En la Huelga, legalmente, no se realiza ningún tipo de trabajo, sea el habitual o el puntual como una intervención por guardia.
De hecho, uno de los objetivos de una Huelga es que la ausencia de nuestro trabajo tenga consecuencias en sus negocios. ¿No somos tan prescindibles para ellos? ¿No nos tratan como basura o despiden a la primera oportunidad?
Que comprueben cómo de prescindibles son los ’recursos’.
Si tienes móvil o portátil de guardia dáselo a la empresa o simplemente apaga el móvil las 24 horas de la Huelga.
¿Las horas que no trabaje las tengo que recuperar después?
En absoluto.
Y la Huelga ¿Servirá para algo?
Todo lo que hemos conseguido como trabajadores nunca se nos ha regalado. Desde el esclavismo del s.XIX cualquier mejora ha sido arrancada mediante movilizaciones y lucha de los trabajadores en diferentes países.
En todo este tiempo hemos parado también innumerables agresiones mediante nuestra movilización. A veces no es suficiente y no hay garantía asegurada de victoria porque el enemigo es muy poderoso, pero podemos tener algo muy claro: Si no luchamos, nos machacan hoy y nos aplastarán mañana.
La Historia no es sólo un libro, es la evidencia de que luchando recuperamos dignidad y seguridad mientras que no haciendo nada compramos sumisión, miedo y explotación salvaje.
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