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lunes, 11 de octubre de 2010

La Reforma laboral: A la basura

A la basura (o al archivador redondo, como decía mi antiguo jefe) es donde debería ir a parar la última reforma laboral aprobada por el Gobierno.

Los últimos datos de empleo no pueden ser más contradictorios para una reforma laboral cuyo principal objetivo es abaratar los despidos para los trabajadores indefinidos y aminorar así la alta tasa de temporalidad que existe en España; es fácil deducir, por lo tanto, que el Gobierno achacaba a esa ingente cantidad de contratos temporales las desbocadas cifras de paro que hemos visto incrementarse desde hace ya demasiados meses.

Pues bien, parece que el empresariado español es ajeno a cualquier abaratamiento en las indemnizaciones por despido.

De los más de 13.000 contratos de trabajo que se han realizado en Castellón en el mes de Septiembre, casi 11.000 (el 90%) han sido temporales; es decir, que al empresario castellonense le da exactamente igual pagar 45 días de indemnización que 13 (33 días, de los que 20 los paga el FOGASA, es decir, todos nosotros), así que echa mano inmisericordemente de las indemnizaciones de 8 días que les corresponden a los contratados eventualmente.

Si con esta reforma laboral no sólo se siguen manteniendo las altas tasas de temporalidad laboral, sino que incluso se incrementan (como revelan los últimos datos); si con esta reforma laboral, que facilita enormemente a las empresas el despido de sus trabajadores indefinidos (puesto que el de los temporales ya lo tenían fácil), el empresariado sigue a lo suyo y sigue prefiriendo la temporalidad de sus trabajadores; y, en definitiva, si con esta reforma laboral lo que se ha conseguido es quitarles derechos a los trabajadores para dar una satisfacción a las teorías (que no a la práctica, puesto que no la aplican) defendidas por la patronal de Díaz Ferrán y compañía… lo más lógico y consecuente sería retirarla de la circulación y restablecer los derechos que hemos perdido los trabajadores, puesto que el objetivo perseguido por esa reforma parece estar destinado irremisiblemente al más absoluto fracaso.


Y si sigue en pie, ¿nos subirán los sueldos?

Sin embargo, el Gobierno no parece estar por la labor de retirar nada; habrá quien piense que si no lo hace es porque algo bueno ha de tener la reforma, y lo cierto es que es así según las teorías económicas de la patronal (que no las prácticas, puesto que tampoco las aplican).

Cuando se habla de los beneficios del despido libre (y por ese camino va esta reforma laboral), es evidente que esos beneficios también deben afectar al trabajador (a no ser que haya quien piense que el trabajador es tonto por naturaleza); y, efectivamente, así es: al desaparecer las indemnizaciones por despido, el mercado laboral (otra vez los mercados) acabaría por asimilarlas (eso sí, en un futuro incierto e indefinido) y eso haría que el sueldo de los trabajadores acabase engordando en relación a esas desaparecidas indemnizaciones.

Esa es la teoría, pero… ¿y en la práctica? ¿Qué pasaría en la práctica? Pues en la práctica pasaría que el dinero de las indemnizaciones se quedaría en manos de quien ahora debe pagarlas; a ver si ahora vamos a hacer tontos a los empresarios.

De hecho, a los trabajadores contratados temporalmente no se les aplica hoy en día (y los contratos temporales hace mucho tiempo que existen) ningún tipo de suplemento o plus por lo que se ahorra el empresario a la hora de pagarle la indemnización; si se aplicara a la realidad la teoría de la patronal, ese ahorro en la indemnización debería repercutir en favor del trabajador (según las leyes de los consabidos mercados, entre ellos el laboral); pero resulta que la realidad es demasiado tozuda, y la realidad dice que esas teorías patronales son un auténtico timo, porque el trabajador eventual cobra el mismo sueldo base que el indefinido y la indemnización se la ahorra (ahora, hace diez años y dentro de diez años) el empresario.

A mi me hace gracia cuando cien economistas proponen que adoptemos el modelo sueco de pensiones, donde para calcular la cantidad a percibir se contempla la vida laboral completa, incluir la esperanza de vida como un factor negativo, retrasar la edad de jubilación y adecuar la pensión a lo cotizado. Contado así, en principio, parece razonable. Pero los economistas “liberales”, por no decir de “derechas”, a los que se da tratamiento de científicos asépticos, olvidan un pequeño detalle: de dónde parten los suecos antes de iniciar el recorte. Dicen que este sistema es “más justo”. Ya puestos a considerar toda la historia laboral del aspirante a la pensión de jubilación, habría que calibrar si el salario que percibía era “justo”, y sin son justas las condiciones de precariedad laboral, temporalidad, explotación o falta de reconocimiento de las horas extras. En definitivas cuentas, si vivimos en un sistema de “justicia social” suficiente como para hacer al trabajador responsable único de sus cotizaciones.
Suecia, paradigma histórico de la socialdemocracia europea, donde el Estado del bienestar alcanzó cotas inimaginables, nunca fue un modelo a seguir para estos economistas. En los recortes, sí. ¿Serían tan amables de contarnos cuánto ganan allí los trabajadores? ¿Qué ocurre con las empresas que no respetan sus derechos? ¿Cuáles son las prestaciones en materia de vivienda, sanidad, desempleo o educación? Y, sobre todo, antes de llegar a la edad de jubilación, si gracias a las medidas de protección del Estado, que ellos demonizan con el término de “intervencionistas”, los ciudadanos tienen la posibilidad de imaginar un proyecto de vida con cierta tranquilidad, sin neurosis de renta. Gracias por tenernos presentes en sus oraciones.

Sobretodo teniendo en cuenta que estos mismos son los que se llenan la boca con la democracia y critican las primarias de la ácera de enfrente. Alaban la entrada del "tea party" en el partido republicano a través del sistema de primarias norteamericano y a la vez mantienen la incogruenica de aplaudir y desear el "dedazo" de Rajoy apuntando a Cascos. Quitan importancia a la vuelta a la primera plana política (valenciana) de Costa y atacan a la justicia y las fuerzas del orden por su actuación contra los que ya sospechabamos corruptos gobernantes murcianos. Esta es la derecha tan nuestra, la de cada día. Biblia, Estado y Aguilucho como los viejos tiempos. La del post-zapaterismo, la del "partido de los trabajadores". Para cuando acabaremos con el franquismo, el post-franquismo, el post-aznarismo y saldremos de esta vorágine de un sistema anti-personas.

Total, que si esta reforma laboral sigue en pie tampoco nos subirán los sueldos. Conclusión: reforma laboral a la basura.

jueves, 30 de septiembre de 2010

La Huelga: And the winner is???


Una de artículos de la constitución española. Esa obra literaria tan nuestra y tan desconocida que deámbula en un limbo entre la literatura de ficción, el texto legislativo, el escrito sobre lo paranormal y la columna satírica y de humor de cada día. El extracto de hoy es sólo para dibujar la hipocresía de quienes nos gobiernan, de su oposición y de este sistema capitalista y neoliberal denigrante, de talante fascista y coarcitivo.

Artículo 7
. Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios. Artículo 28. Todos tienen derecho a sindicarse libremente. (…) Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. Artículo 35. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Artículo 37. La Ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral (…) así como la fuerza vinculante de los convenios. Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto colectivo. Artículo 40. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo. Artículo 41. Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. Artículo 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.


Me encanta que el supuesto y autoproclamado partido de los trabajadores pide que se respete el derecho al trabajo para el día de ayer, el de la huelga, y ha venido haciéndolo durante las últimas semanas (por no decir meses), única y exclusivamente para ese día. Mi pregunta es, ¿qué pasa el resto del año?; ¿sólo es lícito cuidar, respetar y procurar satisfacer ese derecho (y también deber) cuando hay una huelga para que "nuestros" empresarios tan "progresistas" la mayoría de ellos no tengan "excesivas" pérdidas.

También es curioso como la derecha mediática ha mantenido su discurso de desprestigiar la huelga, sus noticias y necesidad. También entraba en la línea el derecho a deslegitimar a los sindicatos y su labor y por supuesto mantener ayer y en el día de hoy el que la huelga apenas ha tenido seguimiento.

La huelga ha terminado y Zapatero debe escuchar. La ciudadanía está cansada de los sindicatos, pero también de la desprotección y el aumento de la miseria que la crisis actual, y el sistema que la ha provocado sustentan. No ha sido el parón absoluto que los sindicatos hubiesen soñado, pero ni mucho menos el fracaso estrepitoso que a la derecha tanto le hacía salivar. El sindicalismo, afortunadamente, sigue vivo, aunque España es un lugar peculiar. Dentro de la Unión Europea, este país mantiene dos plusmarcas muy esclarecedoras: es uno de los estados con menor porcentaje de afiliación sindical entre los trabajadores (sólo el 15%); y también el que más porcentaje de empresas tiene asociadas en la patronal (el 72%).

Sin hacer sociología de barra de bar, y culpar a la pereza hidalga o a la siesta de nuestros males históricos, hay tres motivos que explican bien esta doble anormalidad, que tanto se nota después cuando se compara la protección social en España con la de los demás países europeos. El primero: que, a diferencia del resto de la UE, los sindicatos eran aquí ilegales hasta hace no tanto. El segundo: que la gran mayoría del tejido empresarial español está compuesto por pymes, por pequeñas empresas, donde cuesta mucho más plantar cara al patrón. El tercero: que también somos el país de Europa con mayor paro y mayor temporalidad en los contratos; es decir, el país con mayor precariedad laboral.

Que con mimbres como estos, con el miedo al abismo económico que nos derrota a todos, con la martilleante campaña antisindical y con casi todos los medios y las encuestas en contra, los sindicatos hayan sido capaces de movilizar a millones de trabajadores en una huelga como la de ayer, supone un toque de atención que el Gobierno no debería ignorar. Los que han protestado no son, precisamente, los votantes de Mariano Rajoy. Es el presidente José Luis Rodríguez Zapatero quien se juega el futuro del PSOE si no sabe escuchar, negociar y rectificar.


Evitar el crimen perfecto de Baudrillard

La crisis que estamos viviendo no es la única ni la más grande de la historia, ni los factores que la han desencadenado (la ingeniería financiera, la desigualdad, la plena libertad de movimientos de capital…) nos pueden resultar novedosos. Quizá sí haya sido la primera auténticamente global, pero tampoco esto es un hecho del todo nuevo en un planeta como el nuestro afectado por el cambio climático o por crisis alimentarias que tienen que ver con lo que ocurre en cada una de sus esquinas.

Pero me parece que está empezando a ser singular porque las respuestas que se les están dando no podrían llegar a ningún lado si no se estuviera produciendo al mismo tiempo el “exterminio progresivo del mundo real” del que hablaba Baudrillard.

Cada vez menos de lo que dicen y hacen los gobiernos y los grandes organismos internacionales es verdad. Han logrado convertir la crisis en una gran excusa. Haciendo creer a la ciudadanía que luchan denodadamente contra ella, toman en realidad medidas que van a provocar dentro de poco otra semejante a la que aún estamos sufriendo.

Afirman que ponen fin a la avaricia bancaria y al desorden regulatorio de las finanzas, pero no mueven ni una coma de las normas que han dejado y siguen dejando hacer a su antojo a la banca, que continúa sin utilizar los billones de recursos que se han puesto a su disposición para financiar a empresas y consumidores mientras se dedica a jugar al Monopoly sobre el tablero del mundo.

Dicen que desean relanzar la economía y favorecer la creación de empleo, pero lo que hacen es limitar el gasto y aplicar medidas de austeridad que van a volver a reducir el crecimiento. Y afirman que así debe ser para limitar el impacto negativo de los déficits y la deuda, cuando lo más probable es, como han demostrado recientemente Mark Weisbrot y Juan Montecino, del Center for Economic and Policy Research de Washington, que la nueva desaceleración que están provocando límite a medio y largo plazo las posibilidades de obtener ingresos y, por tanto, de reducirlas efectivamente.

El Gobierno español insiste en mostrarse como un adalid de las políticas de igualdad, pero acaba de presentar un proyecto de presupuestos en los que se reducen las prestaciones por maternidad, paternidad, riesgo durante el embarazo y lactancia natural y las ayudas a las familias con escasos recursos, y que incluso incumple la ley recién aprobada el año pasado que determinaba la ampliación del permiso de paternidad de las dos a cuatro semanas a partir del 1 de enero de 2011.

Hablan de que es imperioso obtener recursos para salir adelante y huir así de la amenaza de la crisis y, sin embargo, se dedican a remover el chocolate del loro que más daño hace a los trabajadores mientras pasan de soslayo por las inmensas fortunas de los poderosos o de los multimillonarios gastos militares.

Y con la reforma laboral que ha motivado la huelga general se alcanza, de momento, la cima del argumento falsario.

Ni siquiera les resulta necesario a quienes la promueven ponerse de acuerdo en los argumentos con que justificar el mayor recorte de derechos laborales de nuestra historia democrática. Sea una medida o su contraria, afirman sin rubor que es imprescindible para crear empleo, aunque a su lado el otro promotor diga que es para aumentar la productividad por lo que se adopta, o el de más allá afirme que es para reducir la temporalidad, y el de acullá sostenga que es para favorecer a los jóvenes desempleados. Y siempre, eso sí, porque sin tales medidas no podremos salir de la crisis, cuando la realidad indica que la teoría económica más solvente no es la que reduce los problemas del empleo a lo que ocurre en los mercados de trabajo, sino la que pone el acento en los mercados de bienes y servicios. Y los efectos que sin lugar a dudas va a provocar en ellos esta reforma es su nuevo y progresivo deterioro. Es decir, el empeoramiento de todo eso que dicen que van a mejorar.

No hay ni una experiencia histórica que muestre que reformas de este tipo traen consigo más bienestar, mejores salarios, empleos más numerosos y de mejor calidad, o derechos más potentes para los débiles. Todo lo contrario. Pero los gobiernos y quienes les han escrito la partitura articulan su discurso para convencer a la gente de que son estas normas las que muestran la perfecta correspondencia de los verdaderos progresistas con los nuevos tiempos. Y la derecha, mientras tanto, que hizo exactamente lo mismo al gobernar, aunque quizá con menos ditirambo, se autoproclama de seguido como el partido de los trabajadores. Puro teatro.

Los ajustes y reformas que se están llevando a cabo y las que van a venir enseguida para poner a disposición de la banca una mayor parte del ahorro que los trabajadores dedican a financiar las pensiones públicas y para proporcionar nuevas fuentes de rentabilidad privatizando servicios públicos no nos llevan al final de la crisis sino a las puertas de otra. Y las razones que se dan para poner todo esto en marcha no son argumentos, sino la forma de colocar a la ciudadanía en el “ombligo de los limbos”, al que se refirió Baudrillard.

Pero esta huelga general no es sólo una prevención frente al daño de la reforma laboral, o la que viene de las pensiones, sino una imprescindible defensa frente al crimen perfecto, mucho más peligroso, que las acompaña.

Siempre queda un hueco a la esperanza

martes, 28 de septiembre de 2010

Huelga General: Motivos a favor y en contra

Cierto que cada vez que los sindicatos han utilizado este excepcional recurso, lo han hecho convencidos de que la agresión del Gobierno y de ciertos sectores del poder empresarial merecían la respuesta sindical más contundente; pero no es difícil advertir que, en esta ocasión, las decisiones económicas y laborales del Gobierno la hacen más necesaria e imprescindible que nunca.

¿Por qué, entonces, irrumpen voces y opiniones, sobre todo en los medios de comunicación que cuestionan la oportunidad de esta huelga? Primero, porque en una sociedad abierta y democrática como la nuestra parece lógica y saludable la discrepancia; y segundo, porque una huelga general es la expresión más radical del conflicto social y se entiende que haya controversia social, política y mediática.

Pero, ¿qué me lleva a afirmar que estamos ante una huelga general necesaria e imprescindible? Que los sucesivos paquetes de medidas decretados por el Gobierno de Zapatero constituyen la mayor agresión al derecho laboral de los últimos 33 años. Me explico. El Gobierno aceptó tarde el diagnóstico de la crisis; enfrentó la misma, en una primera etapa, con promesas solemnes de respetar las prestaciones sociales y los derechos de los trabajadores; y protagonizó, sin solución de continuidad, un cambio súbito, del que se hizo abanderado dogmático, con tres ideas básicas: fin de las políticas públicas de reactivación económica, recorte sin precedentes de los derechos de los trabajadores, y renuncia a una reforma fiscal más justa, suficiente y redistributiva que, además, permitiera al Estado disponer de mayores recursos para enfrentar situaciones de crisis.

¿Difícil explicación o discrepancia con la huelga?

Sectores próximos al Ejecutivo o, incluso, portavoces de la derecha mediática, acusan a los sindicatos de convocar una huelga que no está justificada. En el caso de los medios más conservadores su campaña es consustancial a su ADN; llevan tiempo militando en el descrédito institucional de los sindicatos. En relación con las opiniones del entorno progresista, las cosas hay que llamarlas por su nombre: no es que los sindicatos encuentren dificultades para explicar las razones de la huelga; es que ciertos medios discrepan de su convocatoria, en algunos casos con argumentos de autoridad como el que atribuye las medidas del Gobierno a "exigencias de la realidad". No, la huelga se apoya en sobrados motivos para su convocatoria, pero como todas las huelgas, necesitan de una paciente, meticulosa y sostenida campaña de movilización sindical para garantizar la participación de los trabajadores activos y en paro en la huelga general.

Veamos. Se cortó de raíz la inversión pública y con ella se resintió el ya castigado empleo; se anunció el retraso obligatorio de la edad de jubilación a los 67 años; se redujo 5 puntos el salario de los empleados públicos; se congelaron las pensiones; se acabó con el derecho a la retroactividad de las personas dependientes; se decreta una reforma laboral que abarata, facilita y hace más rápido el despido -no es una afirmación ocurrente, es la conclusión práctica de la norma aprobada-; se renuncia a combatir la dualidad del mercado de trabajo y se perpetúa la temporalidad; se sigue dando manga ancha a los empresarios para que abusen de la precariedad con víctimas conocidas (jóvenes, mujeres e inmigrantes); y se enciende la luz verde para que las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro intermedien en el mercado de trabajo, también en las Administraciones Públicas, mientras agonizan los Servicios Públicos de Empleo que el Gobierno se niega a mejorar. Los últimos datos de paro registrado vienen a cuestionar la oportunidad de la reforma laboral, al confirmar más desempleo, más temporalidad y reducción de la contratación indefinida.

"Son exigencias de la Unión Europea, los mercados y la propia realidad". Sorprendente. Las políticas, grupos y personas que provocaron la crisis económica y financiera son ahora las que marcan el camino de salida. Y lo que es peor; esta salida es aplicada y jaleada por quienes estaban llamados a combatirla. El propio Gobierno de Obama ensaya y pone en marcha otra política económica, mantiene los estímulos públicos y avanza parcialmente en la reforma del sistema financiero. La huelga es fácil de explicar directamente a los trabajadores, y no exageramos si concluimos que esta es la experiencia que estamos teniendo en los miles de reuniones y asambleas que hemos celebrado por todo el país. El problema es que cuando son otros los que informan y opinan de la huelga, el resultado es, obviamente, distinto.

La huelga será un hecho incontestable el 29 de septiembre. Las razones, más sólidas que nunca. No seríamos un sindicato a la altura de las circunstancias si atendiendo a mercados, lobbys financieros o inconfesables estrategias políticas sacrificáramos los intereses de los trabajadores por prioridades institucionales que siempre circulan por las avenidas del liberalismo económico. Cojan el Estatuto de los Trabajadores y la Reforma Laboral, evalúen si los derechos de los trabajadores están más o menos protegidos y saquen sus conclusiones.

No hagas huelga que va a ser un fracaso

“Lo extraño sería que la gente nos aplaudiera por convocarla. Una huelga general es una gran putada, es la constatación de un fracaso.” -Ignacio Fernández Toxo, Secretario General de CCOO-.

Para verificar el sondeo que El País sacó el domingo, según el cual tres de cada cuatro trabajadores no piensan sumarse a la huelga general, estoy haciendo mi propia encuesta. La dejo aquí, por si quieren participar.

La pregunta es: “¿Hará usted huelga el 29-S?” Y las respuestas posibles son: a)Sí; b)No, estoy en paro; c)No, trabajo en negro; d)No, soy precario y me echarían; e)No, voy justo y no puedo perder un día de sueldo; f)No, soy autónomo; g)No, no quiero ser yo el único en mi empresa; h)No, he leído en el periódico que va a ser un fracaso; i)No, los sindicatos son unos… (escriba lo que proceda).

La huelga es una putada, sí. En primer lugar para los convocantes, que se la juegan y lo tienen todo en contra: nunca tantos trabajadores tuvieron tan difícil ejercer su derecho a huelga, a lo que se suma una campaña mediática antisindical que viene ya de lejos y cuyo último capítulo es el intento de desmovilización a base de repetir desde un mes antes que va a ser un fracaso.

Y pese a ese ambiente tan poco favorable, yo creo que hay mar de fondo, y que más de uno se llevará una sorpresa el 29. En mi barrio ya hay un grupo de vecinos que espontáneamente se han juntado para trabajar por la huelga, sin que nadie los convoque. Porque no lo olvidemos: las huelgas las convocan los sindicatos, pero las hacen los trabajadores.

Y son muchos los trabajadores que en los últimos meses se vienen movilizando, pues al tiempo que el gobierno hace su reforma laboral muchas empresas están haciendo sus propias “reformas”, y están encontrando resistencia. Ahí están los trabajadores de Auto-Res, que han pasado el verano en pie de guerra sin que les hagamos mucho caso; o ahora mismo en Vallecas los de UPS, enfrentados a una empresa que, tras tres intentos frustrados de ERE, ha despedido a dos decenas en cuanto ha tenido a su alcance las facilidades que da la reforma laboral.

Según se acerque la fecha se multiplicarán los intentos desmovilizadores. Es una perfecta profecía de autocumplimiento: como la huelga va a fracasar, mejor no te sumes, y así seguro que fracasa.

Paren las maquinas

El pasado 29 de Julio, el Gobierno perpetró la mayor agresión a los derechos de los trabajadores de los últimos 30 años. Jaleado por los empresarios, el FMI, la banca española y el resto de grupos de derecha del parlamento (al margen del teatreo para la galería) se pusieron las bases para la completa precariedad y sumisión al empresario de todos los trabajadores del estado.

Esta Reforma Laboral no supone ‘un paso hacia la precariedad y la explotación extrema’, se trata simple y llanamente de la definición misma de precariedad y explotación extrema, que sufriremos con toda seguridad si no luchamos para pararlo. Nuestro sector tiene todas las papeletas para ser uno de los que más la sufra.

El sector tecnológico y de consultoría se caracteriza por usar cada vez más las peores posibilidades de la Ley para obtener el máximo beneficio para las empresas y las peores condiciones para nosotros, además de las numerosas ilegalidades realizadas rutinariamente. Si esta aberración de contrareforma laboral sale adelante, los trabajadores y trabajadoras informáticos seremos especialmente afectados.

Quieren destrozar cualquier derecho existente para ganar más y tenernos más débiles y amedrentados.

Mientras la maquinaria propagandística insiste en distraernos, mentirnos y que miremos a otro lado, se aprueban medidas como éstas:

* Posibilidad de despido ‘de 20 días por año’ si la empresa alega ‘pérdidas presentes o previsión de pérdidas o reducción en los ingresos’. Si el trabajador denuncia deberá conseguir probar que la empresa comete una irregularidad en su despido, algo prácticamente imposible de hacer.

* Ese despido a 20 días, que se convertirá en la forma habitual de despido, afecta a todos, incluso si entraste en la empresa hace años como indefinido. Además, no podrás acumular más de 12 meses de indemnización o, lo que es igual, 12 meses de sueldo es la indemnización máxima que te llevarás si llevas más de 18 años trabajando en la misma empresa.

* Mientras el Estado ha reducido el gasto social porque dice que no hay dinero, financia el despido con el dinero de todos, 8 días por año de cada despido, colaborando en que sea más fácil para la empresa despedir. Lo que generará mas explotación y despotismo al tener sobre nosotros cada día la amenaza de un despido libre prácticamente gratuito.

* El coste real para las empresas de un contrato temporal o indefinido será el mismo, 12 días: En lugar de reducir la temporalidad, todos los trabajadores tendremos, de facto, contrato temporal y una inestabilidad laboral total.

* El contrato indefinido de 45 días para nuevas contrataciones pasa a ser una reliquia, siendo sustituido por el de 33 días (esa sería la indemnización siempre y cuando la empresa no quiera usar la vía del despido objetivo a 20 días).

* Las empresas podrán modificar las condiciones laborales de los trabajadores (jornada, horario, turnos, salarios, localidad de trabajo), de forma unilateral. Si el abuso en el sector es ahora profundamente explotador esta reforma lo hará legal.

* Las empresas podrán no aplicar incrementos salariales de convenio colectivo de forma unilateral: trabajadores podríamos cobrar por debajo del mínimo por categoría. Si uno de los principales abusos del sector es trabajar con categoría inferior a la realizada, ahora el fraude se puede duplicar haciéndolo en parte legal.

* Las empresas podrán incumplir acuerdos con comité de empresa o secciones sindicales de forma unilateral si no tienen rango de convenio colectivo (el 99% de los acuerdos no tienen ese rango por lo que se convierten en papel mojado si la empresa quiere)

* Te podrán despedir procedentemente si tienes 2 bajas, aún justificadas, de más de 12 días en total si hay más de un 2,5% de ausencias en la empresa (en invierno ese margen es normal). Este cambio supone reducir los requisitos a la mitad de lo que había.

* Las ETTs podrán operar en sectores de alta peligrosidad (construcción, minería, explosivos) con el incremento previsible de accidentes que ello significa, además de participar en los servicios públicos de empleo para rapiñar y precarizar los nuevos empleos.

* Los desempleados tendrán la obligación de atender a los cursos o actividades de motivación e inserción laboral desde el primer día que cobren la prestación. Si no lo hacen, serán sancionados desde el primer día con la pérdida de un mes de prestación hasta la pérdida definitiva, si se repite. A esto se le puede llamar "fascismo" ocupacional, al criminalizar el disfrute de un derecho, eliminando la libertad personal de cómo insertarse en el mercado laboral.

En definitiva, podemos imaginar fácilmente el tipo de escenario en el que empresas crecidas y prácticamente omnipotentes nos exprimirían, machacarían y amenazarían con el despido barato de forma rutinaria, muchísimo más de lo que lo hacen hoy.

Por supuesto no olvidemos que está pendiente la reforma de las pensiones, la reforma del servicio de prestación por desempleo y las nuevas privatizaciones de servicios públicos.

Hace ya tiempo que la clase trabajadora del estado tendríamos que estar en la calle, la pasividad de ayer es el intento de aplastamiento de hoy. O reaccionamos de forma clara o que nos pongan de una vez el collar en el cuello y dejen de llamar democracia al capitalismo salvaje en que vivimos.

Los trabajadores y trabajadoras informáticos podemos ser pieza clave en la próxima Huelga General del 29 de Septiembre.

Si quieren que seamos esclavos, el próximo 29 de Septiembre les podremos decir que sean ellos los que solucionen las incidencias de cualquier sistema informático, que hagan ellos horas extras para que todo siga aguantándose por los pelos, que tengan el conocimiento necesario para saber qué hacer con la maquinaria, las aplicaciones, las comunicaciones, los cajeros automáticos, la gestión de administraciones públicas, el vending, los controles de acceso, de conexión a internet, de móviles, el tránsito, los sistemas de facturación, de ventilación, de alcantarillado...

Las puñaladas por la espalda duelen más que matan

Hay que agradecer a Zapatero que se haya quitado la careta de izquierdoso y demuestre su sentir social. Pero esto no es nuevo ni imprevisible en él, antes de ser Secretario del PSOE, en documentos publicados en medios de comunicación para su campaña, parecida a las primarias de ahora en Madrid, ya decía que en España "habían desaparecido las clases sociales".... Es por eso que las súper rentas del capital, sus ricos, impositivamente son intocables.

Pero no es solo al Sr. Zapatero a quien hay que agradecerle este desenmascaramiento; al Sr. González, al Sr. Boyer, al Sr. Almunia. ... al Sr. Solchaga, aquel que dijo e hizo "que España es el país en el que antes se podía uno hacer rico"; que se lo digan a las inmobiliarias y a los hipotecados compradores de viviendas.

Y D. Alfonso Guerra, el que dijo "que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió". ¡¡ Qué razón tenía!!, sobre todo en los recortes sociales y derechos de los trabajadores/as. Se podrían poner más ejemplos que haría muy extensa la lista. ....Y todo esto con el "aplauso oculto" de la otra parte del "bipartidismo asimétrico": Partido Popular, junto a determinados partidos nacionalistas.

Los gobiernos del PSOE siempre les ha hecho el trabajo sucio a los futuros gobiernos del PP. Este juego bipartidista es bastante jugoso para los poderes económicos especuladores, y a ellos, PSOE/PP, les va bien. Por eso no cambian la Ley Electoral que les regala a ambos más de treinta escaños, lo que viene a demostrar, que las "mayorías asimétricas parlamentarias", en función de los votos recibidos, proporcionalmente representan una minoría.

La desmovilización de la izquierda, y el aletargamiento que le ha producido en gran medida, las políticas frustrantes de los gobiernos socialistas, nos lo están poniendo bastante difícil a esa clase desaparecida según Zapatero: clase trabajadora, ...y mañana a los pensionistas.

... estos comportamientos suponen que en políticas sociales estemos a la cola de Europa, en el puesto 20 de los 27. Ahora bien, somos campeones del mundo en deportes.

¿Habrá un día en el que todos podremos cantar orgullosos el estribillo de moda "yo soy españoool, españoool, español"?... Convencido que sí, el día como dice Labordeta en su "Canto a la Libertad", que "al levantar la vista, veamos una tierra que ponga LIBERTAD".

Para ello tenemos que levantar la cabeza...

La HUELGA GENERAL ES VITAL, las putadas continuas de los transformistas políticos son las causas que la han forzado.


¿Qué derechos tengo en una huelga?


No hay lugar a la resignación, la lucha nos ha enseñado muchas veces que es el camino, y será la lucha la que nos hará recuperar terreno y hacerles retroceder.

NO SOMOS SUS ESCLAVOS.


¿Los Servicios Mínimos son legales?

Los únicos servicios mínimos legales son aquellos que están publicados en el Boletín Oficial del Estado o en el del Gobierno autonómico que corresponda.

En ese boletín sale mencionado explícitamente el nombre de la empresa y departamento que tiene que hacer un servicio mínimo. El empresario, mediante carta, ha de hacer mención al punto del BOE exacto que justifique el servicio mínimo.

En el sector de Informática o Consultoría es casi imposible que haya cualquier tipo de servicio mínimo. El establecimiento de servicios mínimos fuera de los indicados por el Gobierno se consideran un ataque gravísimo al derecho de Huelga y es denunciable.

Mi Jefe me pregunta si voy a hacer Huelga ¿Tengo que responderle?

NO. El trabajador notifica a su empresa que hace Huelga cuando no va a trabajar. Esta decisión se puede tomar en el último momento y no afecta si antes dijo lo contrario.

Mi Jefe me presiona para que no haga Huelga ¿Qué hago?

El derecho a Huelga es considerado un derecho fundamental de los ciudadanos y, como tal, protegido especialmente por la Constitución.

Si algún jefe o empresario coacciona a un trabajador para que no haga Huelga está cometiendo un delito muy grave. Debe ser parado y denunciado. Ponte en contacto con la Sección Sindical de tu empresa en la que confíes más.

Ese día me toca Guardia ¿tengo que hacerla?

NO. En la Huelga, legalmente, no se realiza ningún tipo de trabajo, sea el habitual o el puntual como una intervención por guardia.

De hecho, uno de los objetivos de una Huelga es que la ausencia de nuestro trabajo tenga consecuencias en sus negocios. ¿No somos tan prescindibles para ellos? ¿No nos tratan como basura o despiden a la primera oportunidad?

Que comprueben cómo de prescindibles son los ’recursos’.

Si tienes móvil o portátil de guardia dáselo a la empresa o simplemente apaga el móvil las 24 horas de la Huelga.

¿Las horas que no trabaje las tengo que recuperar después?

En absoluto.

Y la Huelga ¿Servirá para algo?

Todo lo que hemos conseguido como trabajadores nunca se nos ha regalado. Desde el esclavismo del s.XIX cualquier mejora ha sido arrancada mediante movilizaciones y lucha de los trabajadores en diferentes países.

En todo este tiempo hemos parado también innumerables agresiones mediante nuestra movilización. A veces no es suficiente y no hay garantía asegurada de victoria porque el enemigo es muy poderoso, pero podemos tener algo muy claro: Si no luchamos, nos machacan hoy y nos aplastarán mañana.

La Historia no es sólo un libro, es la evidencia de que luchando recuperamos dignidad y seguridad mientras que no haciendo nada compramos sumisión, miedo y explotación salvaje.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Estoy harto


Veo a los políticos en Bruselas y me siento más harto y aburrido que nunca. Todos con la misma sonrisa y las mismas palabras vacías con las que desautorizan, todos a una y sin distinciones ideológicas, a la Comisaria Europea que calificó la política francesa de expulsión a los gitanos de “política asquerosa”. ¡Qué nerviosos se han puesto, qué barbaridad! Pues yo también opino que la política francesa de expulsiones es impresentable y la izquierda que se hace esa foto y después sale para decir lo mismo que los demás, es patética y sí, nos ha fallado. Y me harta el machismo de Berlusconi y que nadie pueda callarle, y no tengo palabras suficientes para explicar hasta que punto me harta y me asquea que la supuesta pelea entre Sarkozy y Barroso en Bruselas sea calificada de “intercambio muy macho y muy viril”…ya supongo que sería muy macho dada la cantidad de mujeres que se sentaban en esa cena (¿una?).

Me cansan esos políticos reunidos para no decir nada, para aplicar las mismas políticas injustas que degradan nuestras vidas y van laminando nuestro futuro, pero intentando convencernos de que lo hacen todo por nosotros y que son imprescindibles. Me cansan sus gestos ampulosos, pomposos, inútiles, sus palabras repetidas: sacrificio, responsabilidad, respeto. Me harta esta Europa que nos vendieron y que ahora comprobamos que para aplicar políticas neoliberales todos a una pero que en derechos humanos no sirve ni siquiera para condenar verbalmente la política racista de Sarkozy o la política machista e insultante, ofensiva para las ciudadanas, de Berlusconi. Me pregunto para qué dan ruedas de prensa separadas, si dicen todos lo mismo. Para qué dicen nada si ya sabemos lo que van a decir antes de lo que digan. Incapaces todos ellos de probar o siquiera imaginar alguna política valiente, imaginativa, inteligente y comprometida de verdad con la justicia social, como diría Labordeta: ¡A la mierda!

Pero también me siento harto de una sociedad en la que se congelan las pensiones para ahorrar el mismo dinero que hubiera proporcionado el desaparecido impuesto sobre el patrimonio, y nadie se echa a la calle a protestar. Harto de ver cómo políticos corruptos, siguen en sus cargos ante la pasividad general sólo porque muchos creen que los partidos políticos son como un club de fútbol, que no importa lo que hagan, si son de los míos hay que apoyarlos. Me cansan quienes son incapaces de criticar a su propio partido aunque traicione todo lo prometido, aunque tengan que comerse sus palabras de ayer mismo, aunque haga las mismas políticas que critican en el partido de al lado. Estoy cansado y harto de no tener cauces para expresar mi hartura por culpa de una ley electoral que nos deja sin opciones reales. Pero, por encina de harturas y cansancios, la solución no es acabar con la política, sino hacer más política. Implicarnos en la política, salir a la calle, decir que así no, buscar opciones, ir a las manifestaciones, apoyar a los sindicatos, acudir a las asambleas, organizarnos, protestar, participar , no dejar que decidan por nosotros. El 29 es la oportunidad de hacerlo, la oportunidad de expresar toda esta hartazón y esta sensación de que nos están tomando el pelo. Son nuestras vidas las que están empeorando muy rápidamente y no las suyas. Y diga lo que diga el Papa, no tenemos más que una, así que vamos a defenderla.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...