Esta claro que aunque a uno cientos de problemas le ronden la cabeza, el corazón o la entrepierna; que hayan alegrias sorprendentes, plenas y gratificantes o que se avance en esta avenida que es la vida, el hecho de encontrarme injusticias, amoralidades y sinverguenzas no deja de afilar mi ira, mi viperina lengua y agresiva prosa se pongan de lado de mis huevos y acabe por atizar a todos.
Hoy el cabreo me ha venido en el trabajo. De verdad es que cada día me indigna más que la gente se las dé de enrollao, super-guay y empresario competente, cuando resulta que eres más perro que Niebla; una rata de alcantarilla ávida en aumentar su patrimonio linchando al mil-eurista ya sea el obrero, el becario o el cliente. Hace un par de semanas, me echa unas risas, no sin cierta sorna y vergüenza ajena cuando un compañero relataba como a un cliente que hizo un pago por internet de 1500 euros, se equivoco y transfirió con un 0 más; es decir, 15.000 euros. Y la historia seguía con la peripecia a nivel de organigrama y sistemas que mi compañero tuvo que realizar para a espensas de sus superiores aquí en Salamanca y a espaldas de la dirección en Madrid devolveré al pobre del desaguisado digital sus 13.500 euros, que no había dejado como propina, precisamente.
Pero esta anécdota no es nada comparado con lo de hoy. Hacerle pasar el mal rato, y el mal día y peor noche que habrán pasado dos pobres becarias inglesas que llevan una semana en la oficina. Después de aprovecharse y colocarles en un apartamento durante 15 días (2 semanas) en las que buscan su propio alojamiento, y cobrales 200 euros por semana, resulta que las muchachas habían encontrado ya su apartamento para estos 6 meses y evidentemente, se han traslado a él. Pues después de hacer solo el uso del apartamento por 3 días, lo suyo hubiera sido devolverles el dinero, y más cuando vienen a tu empresa, sin costarte ni un euro. Es más hasta recibes una ayuda tanto del Ministerio como del país de origen por acogerlas. Cuando te van a sacar trabajo que a lo mejor te podía llegar a costar 10.000 euros escatimar y especular por 200 miseros euros, me parece una vergüenza mayúscula. Una amoralidad que espero tengan que sufrir en su día estos mal educados e indecentes que se las dan de empresarios.
Estos son nuestra burguesia. Estos imponen sus condiciones neo-liberales en la reforma laboral. Culpables de la burbuja financiera, inmobiliaria, de servicios atestados. Derrochadores y principal causa de nuestros males. Ricos pero sin moral; dueños del capital pero sin razón ni acción. Mi jefe puede ser perfectamente un representante de esos estomagos agradecidos (y llenos), rodeados de "abraza-farolas", "cierra-bares" y "corre-ve-y-diles" que prefieren la mala publicidad que le puedan hacer en el exterior que perder esos 200 euros. Yo imagino esta chica cuando lo cuente, cuando vuelva. Qué publicidad más buena, qué imagen de país, qué seriedad, responsabilidad y saber estar. Y una mierda. Nuestros paganos y vividores, sangüijuelas miserables que prefieren el llanto y el malestar de una niña que lleva 3 días sóla en un país extranjero a saltarse las normas. -"No es que es imposible devolver 200 euros, va contras las normas del contrato de alojamiento", han espetado. Cada día me da más asco que las normas estén por encima de las personas.
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