miércoles, 12 de julio de 2017
Must show go on?
lunes, 28 de noviembre de 2016
Hasta siempre, Comandante
jueves, 14 de julio de 2016
Carta a un asesino
lunes, 16 de enero de 2012
Muerte de un franquista
Es una pena que a los jueces argentinos o a Baltasar Garzón no le haya dado tiempo para juzgar a quien tanto hizo por la dictadura en España, casi nada por una democracía real y también su buena parte para enquistar España en el lamentable estado que ya he ido resumiendo por este blog. A mi, como a muchos nos hubiera gustado juzgarte por cómplice de genocidio. Por tus firmas en las sentencias de muerte durante el franquismo; por rapar a las mujeres de mineros en protesta o por la represión salvaje, violenta y abusiva contra las manifestaciones en Vitoria del año 77. Pero el hecho es que has muerto. Españoles, Fra... Fraga ha muerto y se ha marchado entre ruinas. Las de los tuyos propios y asimilados al fascismo. Las de la España que nos has regalado tu y el resto de herederdos de los golpistas del 36. Ruinas desde la derecha, incluso con mayoría absoluta. Una ruina que en 100 años, la historia eqiupará a tu vida. Recuerdo y memoria. Una memoria que muchos medimos en parámetros de democracia soñada, democracia Real Ya, no la que con tu gestión y chantaje la ponéis de ejemplo y modélismo. Otros te miden con reglas de dictadura. Y hoy día de obituarios, olvidadizos y falsos, te ven grande, imprescindible.
Hoy, a parte del ínfame ministro de turismo franquista que se baño en una playa a 60 km. de donde decía estar, para mantener pletesía al imperio aliado, también se mueren otras muchas personas. Y bastantes de ellas, hombres y mujeres, lo hacen anónimamente después de defender la libertad y la democracia o de no ver la ansiada justicia y reparación por todos aquellos que aún hoy yacen en las cunetas y tapias de los cementerios de este país. Esa reparación en gran parte no se ha llevado a cabo por este señor. Todo esto, y muchas cosas más, nos obligan a recordar quien eras de verdad. Y más con la pleitesía y alabanza continúa de prácticamente todo el espectro periodístico de este país. Auténtica hipocresía.¿A quién no le pesa tu apoyo decidido a la dictadura cuando valora tu persona? Te defienden asesinos con los que tienes un aire de familia (¿cuántas sentencias de muerte firmaste en los gobiernos de Franco?). O hijos de asesinos. Quizá también algún despistado. Imbéciles nunca han faltado. Aunque el grueso de tu recuerdo viene de tus comilitones de la guerra civil. Matasteis mucho. Como para olvidaros.
Fraga esta a la altura de su adorado Franco, de su respetado Pinochet (¡cómo te moviste para que Garzón no lo juzgara!), o de Videla. Lo peor del siglo XX, que ha condenado al mundo a ser un lugar peor para vivir, con menos libertad, menos justicia y más desigualdad, anclándolo en el siglo XIX. Me hubiera encantado verte acusado, juzgado y encarcelado y no con funerales de estado. Arrepentido no, porque siempre despreció la democracia. No lo oiréis, ni lo veréis, ni hoy ni los días siguientes. Espero leerlo dentro de muchos años, en libros de texto, en comentarios críticos, en ensayos históricos. Fraga no se arrepintió nunca de su pasado, y su ideología, tradicional, fascista, machista, xenófoba, anti-libertaria y antisocial. Era puro odio, y por eso hoy celebramos al muerte de este dinosaurio.
Ha sido la muerte de un convencido franquista y que jamás se ha arrepentido de sus delitos, muchos de sangre, lo que debería hacer reflexionar a este pseudo-país, para recordar que el franquismo sigue vivo, altivo, orgulloso y con total vigencia, marcando claramente las líneas de la idiosincrasía de un país desmemoriado, roído por la amnesia y con una justicia histórica ausente. Fraga no fue sino un político aferrado al poder, a la dominación ideológica y a su perseverancia de cualquier forma, incluso faltando a los derechos humanos. Entregado permanentemente a su propia causa y egoísmo, se perpetuó de manera continúa en el poder, constituyéndose bajo su impetú autoritario y vehemente como el defensor de la desmemoria y del vergonzoso perdón nacional. Fraga formó parte de una dictadura curel y sanguinaria, enormemente represiva, que puso en práctica las consignas que el general Mola concibe en el verano del 36 para perseguir y atemorizar a las izquierdas. Es decir, fue parte activa del atraso de este país; y no sólo eso, sino que encima colaboró una vez muerta la dictadura de forma personal, para mantener el estado oligárquico, retrógrado, recalcitrante católico, anclado en un pasado muy lejo y caciquil que tan bien le sentaba en las elecciones galegas.
Fraga: Tú eres de los que no se arrepienten. Tanto odiabas. A las mujeres a las que rapaste la cabeza por que siempre fuiste muy hombre, a los militantes a los que contribuiste a asesinar, a la gente honrada a la que insultaste incluso después de muertos. Tú justificaste el asesinato de Grimau. Todo un padre de la Constitución celebrando el asesinato extrajudicial de un tipo cuyo delito fue defender la democracia. Qué lástima que no haya vida después de la muerte para que te cobren tanta infamia. Aunque quitarais todos los recuerdos de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol la memoria es perseverante. Ahí mismo, en Sol, está la memoria de los que ayudaste a asesinar. Si nosotros pudieramos, como después del desmembramiento de la RDA (si del régimen comunista tan criticado) pudiésemos leer las actas judiciales y la documentación que los servicios secretos y de seguridad del estado franquista tenía sobre todos nosotros y nuestros padres, abuelos y bisabuelos, veríamos el nombre de Fraga firmando sentencias de muerte, seguimientos y castigos con la complicidad de los delatores e inquisidores eclesiásticos.
Fraga ha muerto, pero no olvidamos. Siempre estarás en nuestra memoria. Como cómplice de asesinos. Como franquista. Como arrogante. Dijistes que la calle era tuya. Nuestro es el desprecio. Dijiste que había que reprimir con mano dura en Vitoria. Y llenaste Vitoria de muertos. Cuánta muerte te ha acompañado siempre. Pero no creas que nos quitas sosiego. No vamos a pensarte mucho. Sólo hoy, que te querrán ensalzar, con hipocresía. Nosotros, hoy, en cambio y como todos los días, agradecemos a los que lucharon por la democracia. A los que tú asesinaste. A los que quisiste condenar al olvido. A los que encarcelaste, golpeaste, espiaste. En Alemania, cuando cayó el comunismo, todo el mundo pudo ver sus archivos policiales. Aquí no nos dejan hacerlo. Saldrías mucho en esos papeles. Persiguiendo demócratas. ¿Te tenemos que recordar como un padre de la patria?
Estas palabras son para que nadie se engañe. Hoy que los vengativos vencedores, herederos de los traidores y mercenarios del capitalismo depredador, de la derecha rancia y de la iglesia retrógrada te ensalcen, muchos, nosotros los verdaderos demócratas, las personas que soñamos con un mundo mejor, una verdadera democracia, nosotros dejamos claro todo nuestro desprecio y odio por todo el daño que hicistes, y sobretodo por dejarlo todo atado y tan bien atado. Aunque haya que recordarlo precisamente hoy, que te empeñas en marcharte haciendo ruido.
Toda muerte es una derrota. Incluso la tuya. No me alegro de que hayas muerto. Sobretodo porque te vas sin juntar tu nombre a la justicia. Pero no nos engañamos. Ha muerto un aprovechado cuyo principal interés fue él mismo, un autoritario, un arrogante, un fascista. Alguien al que le debemos buena parte de lo peor de la Constitución, lo que la hace menos democrática (el papel del ejército, la monarquía, el sistema electoral, el catolicismo, el apoyo a la escuela privada…). Y si por ti fuera, no hubiéramos tenido ni divorcio ni las mujeres derecho alguno.
Pese a todo lo que se dice hoy en los hipócritas y serviles medios, la democracia en este país no la trajo Fraga, sino que llego más bien pese a Fraga y gente como él.
Que tu dios te recoja y te pida cuentas. Por cada inocente que humillaste, por cada demócrata que mancillaste, por cada persona honrada que insultaste. Que te dure la eternidad el pago por tu vida haciendo daño.
Nos vamos a acordar de todo el dolor que causaste. ¿Que embridaste a la derecha? Es decir, tenemos que estaros agradecidos porque decidisteis seguir mandando también en la democracia.
Veo sonreír a las mujeres de los mineros a las que cortaste el pelo para humillarlas…Te tienen lástima. Incluso después de muerto.
Porque somos mucho mejores que vosotros.
Que la tierra te sea leve.
Mucho más de lo que nunca nos deseaste.
Y gracias por recordarnos que tenemos que seguir peleando.
¿Qué democracia vamos a tener mientras siga este relato de la Transición que confunde los papeles?
Nuestro recuerdo, sólo para los demócratas.
jueves, 22 de abril de 2010
Espíritu Olímpico
A la izquierda, Francisco Franco; a la derecha con uniforme fascista, Juan Antonio Samaranch.
A la derecha, Francisco Franco; a la izquierda, Juan Antonio Samaranch.
A la izquierda, ajadito, Francisco Franco; de rodillas y otra vez con uniforme fascista, Juan Antonio Samaranch.
Juan Antonio Samaranch en 1975, cuando era presidente de la Diputación de Barcelona, hablando de Francisco Franco, recién fallecido.
Ahora que Juan Antonio Samaranch ha fallecido y se están desenpolvando los habituales obituarios de EFE con toda clase de alabanzas y parabienes (Un hombre que tanto hizo por su ciudad y su país... Espíritu olímpico... Una vida dedicada al deporte... Compromiso con la sociedad..."). Como tocará aguantar la clásica hipocresía y cinismo como si hubiera que agradecerle eternamente el que Barcelona fuera sede de los Juegos del 92 o como cuando Madrid quiere no ser menos que la capital catalana... Ahora que tenemos un COI tan anacrónico, inaccesible y oscuro como lo puedan ser el Vaticano o el Club Bildenberg. Más alabanzas de los hijos del fascismo, de políticos supuestamente de izquierdas, deportistas con cuentas bancarias en el extranjero,...
Que sí, que sí. Un dinosaurio menos. Así la guinden todos esos del Tribunal Constitucional...
PD: Más información e imágenes repulsivas en Democracia y Dignidad en el Deporte.
martes, 3 de noviembre de 2009
A Francisco Ayala

En la muerte de Francisco Ayala, un homenaje:
"Yo pienso que todo esto no se corresponde con mi personalidad. Yo no soy vanidoso. Y esto es un regalo para los vanidosos, que se vuelven locos con los agasajos. Yo lo veo como desde fuera. Lo veo fríamente. Lo he pasado bien y lo estoy pasando bien. Pero soy el mismo. El mismo que se ríe hasta de sí mismo."
La literatura
"Yo digo que la literatura es lo esencial, lo básico. Todo lo que no sea literatura no existe. Porque, ¿dónde está la realidad? Un árbol lo es porque uno lo está nombrando. Y al nombrarlo está suscitando la imagen inventada que teníamos. Pero si no lo nombras el árbol no existe."
"Yo he escrito desde siempre; claro, primero serían pavadas, tonterías, pero siempre estuve escribiendo. El sentido de mi vida está en la literatura, esa es la verdad y creo que la literatura es la verdadera realidad. A la vejez última he descubierto que eso de literatura y realidad es una falsa contraposición, la realidad es la literatura. La realidad real, no es real, no existe."
La infancia
"La realidad básica es la de la infancia y la adolescencia, y el resto va acumulando cosas, pero son esos tiempos los que de modo tácito siguen en nosotros. Y uno puede sacar o no sacar de ese baúl."
El secreto de su longevidad
"Influyen la biología, la suerte y la fortaleza de ser sincero consigo mismo... La mala conciencia inquieta y no deja vivir. Si uno no ha obrado bien puede que viva atormentado. Y yo no tengo nada de lo que arrepentirme."
Ayala según Ayala
"Un novelista, en el sentido de creador... En la última fase de mi obra he roto las fronteras entre la imaginación y la experiencia. No hay fronteras."
Granada
"¿Que qué significa Granada para mí? La niñez y la adolescencia dejan una marca indeleble que configura a la persona. Mi marca, para siempre, es granadina, andaluza."
La muerte
"Casi desde que nací tuve conciencia de la muerte, esa fatalidad que tarde o temprano a todos nos afecta. Hay que aceptarla, guste o no guste. A veces he podido entender a los que se suicidan. Incluso les he podido respetar. Pero yo he aguantado todo lo que tenía que aguantar. Y no ha sido poco."
El exilio
"El exilio es un horror, nadie lo duda, es un sentimiento insoportable. Pero la realidad para mí fue otra, mucho menos dura. De entrada, la mayoría de los españoles que nos fuimos a América subimos de categoría profesional, los profesores de instituto eran catedráticos, éramos un exilio privilegiado. El obrero cambió el cocido por el bife argentino. Sí, detalles materiales, pero reales. Así que nada de llorar penas, nada de víctimas, nada de pobre exiliado."
"Yo quería integrarme en la nueva realidad y no enquistarme como tantos hicieron. No quería ser uno de esos republicanos de café, dando vueltas al pasado, pensando obsesivamente en un regreso que, cuando menos, parecía bastante incierto. Yo no quería pensar en volver a España en mucho tiempo, quizá nunca. Sabía que nunca podría regresar a la España que dejé, que volvería a otra España muy distinta a la que habíamos vivido. Me sorprendían muchos compatriotas que cada día soñaban con volver mañana, regresar a sus mismos puestos. Yo no quería que me pasara lo que a un antiguo amigo, a un conocido escritor, que después de haber hecho su carrera en América, volvió y se sintió desencantado porque aquello que vio ya no era lo que había dejado. ¡Pero qué se pensaba, ni al día siguiente hubiera sido lo mismo que dejamos!"
Inmortalidad
"No, no creo en la inmortalidad, ojalá. Creo en la literatura, que es lo mismo que la vida para mí. Viviré algo más en mis libros, durante algún tiempo, y ya está. Ésa es toda la inmortalidad a la que aspiro."
Felicidad
"¿Que si he sido feliz? Yo no tengo una escala para medir la importancia de las cosas en mi vida, o para decir fue mejor esto o lo otro. Pero sí puedo decir que este momento en el que estoy con ustedes es un momento de felicidad para mí; que haya tantas personas interesadas en lo que soy yo y en lo que ha sido y será mi vida, me emociona."
El Quijote
"Empecé a hablar con ese lenguaje, de pronto, para increpar a los supuestos enemigos, que podrían ser mis primos, mis hermanos; empleaba palabras gruesas, insultos que resultaban extemporáneos, no tenía ni idea del valor de aquellas palabras. Una vez me preguntó mi madre: de dónde has sacado esas palabras... de ese libro. Se sorprendió, no se imaginaba que estaba leyendo el Quijote. Yo tendría unos doce años."
El cine
"Para mí el cine es una de las más importantes expresiones que ha tenido la expresión de la cultura en el pasado siglo. El cine y mi vida han sido inseparables, lo fueron desde el comienzo y lo es hasta ahora. La primera vez que fui al cine la recuerdo, en un cine de la Gran Vía granadina. Al que fui con mi madre. La película era La bestia humana, basada en la novela de Zola. La actriz era la estrella italiana Francesca Bertini, que aparecía en la pantalla en un primer plano y jadeando, ah, ah, ah, y entonces yo le decía a mi madre: 'Mamá, esa es la bestia humana', y ella me decía: 'calla, tonto'. Los recuerdos infantiles son muy vivos, persisten, son misteriosos. Uno se puede olvidar de lo que comió ayer, pero recuerda una comida de hace noventa años."
Su recuerdo
"Que me recuerde cada uno como le dé la gana."
domingo, 18 de octubre de 2009
Hasta siempre Andrés

Hay múltiples factores que modulan una personalidad durante todos esos años de adolescencia y juventud en los que marcas tus ideales, metas, sueños y esa filosofía de vida que al final de todo te hará ser de una manera u de otra. También personas. Algunas de esas personas tenemos la suerte de tenerlas en directo, "in situ", respirando el mismo aire y marcando con cada palabra y gesto una reacción en nuestra conciencia, un ladrillo más para forjarnos.
Hay otras que te influyen desde fuera. Escritores, periodistas, filósofos, músicos, deportistas, artistas,... Y uno de los que más me han influido sin duda ha sido y es Andrés Montes.
Desde aquellas, frías y solitarias noches de invierno siguiendo la NBA. Haciendo pareja con otro grande e inmenso Antoni Daimiel, consiguiendo que partidos que acaban siendo aburridos o que transcurrían en la monotonía se hicieran entretenidos, divertidos y espirituales. Con una filosofía de la vida asombrosa, porque sí, "la vida puede ser maravillosa" y lo es. Primero aplicada al concepto trascendente, a la personalidad directa, al día a día. Después al deporte donde el espectáculo, el showtime, los "jugones" eran lo importante el hacer especial cada momento, no sólo esas intempestivas horas televisivas sino también cada momento vivido. Montes, era genial en todos y cada uno de sus comentarios. Con sus motes, frases hechas, su entonación característica que incluso con el volumen a cero, se hacían oir en la habitación de mis padres.
Un partido de basket NBA, o de la selección, o un partido de fútbol eran meras excusas para disertar sobre cualquier tema. Desde gastronomía, hasta cine o música, las relaciones de pareja y las bodas, o los centros comerciales. Sus extensos conocimientos cinéfilos y musicales (donde era un gran enamorado de la música negra) nos hacían relamer el paladar y esperar cualquier tipo de recomendación. El humor siempre ha sido su señal de vida y el legado más grande que nos ha dejado, siendo éste el pilar sobre el que cimentó su particular forma de narrar los partidos, desdramatizando las situaciones, persiguiendo el espectáculo, buscando la diversión por autonomasía, la del espectador, la de sus compañeros y la de él mismo. Compañeros enamorados de su forma de ser y ahora huérfanos del padre de un estilo que es legado viviente del bueno de Andrés.
Con el humor y la risa como acompañantes de lujo a sus gafas, su tez morena (o negra como diria él), pajarita y chaleco en ristre y cabeza afeitada un buen puñado de grandes comentarios y momentos inolvidables junto a personajes como Antoni Daimiel con quien formó a mi opinión, la mejor pareja de comentaristas en la historia de la Tv en España. Adoptando a hijos periodísticos y a ex futbolistas como Salinas, Kiko o Valdano. Y también a Epi o Iturriaga con quien desde que el de Bilbao era profesional mantuvo una relación entrañable, de plena amistad y confianza absoluta y que junto al "Indio" de la Cruz nos trajeron el Oro absoluto en el Mundobasket de Japón.
Con Daimiel los momentos sublimes, irreflexivos y surrealistas se sucedían, al igual que con Itu, quien recordo en una ocasión una anécdota de Montes cuando radiaba partidos de Euroliga del Real Madrid por el viejo continente. El hecho fue en Colonia, donde los blancos jugaban ante 4000 espectadores silenciosos y respetuosos con el juego, donde sólo se oían los continúos gritos y énfasis puesto por el periodista en la retransmisión del encuentro para la radio. Sólo se le oía a él y era tal la algarabía que montaba que en un saque de banda que iba a realizar Biriukov (posteriormente con los años fue su representante), le espetó un "pero Montes, quieres dejar de gritar ya, pesao". Éste es un ejemplo de la capacidad y la fortaleza que el a la postre maltrecho corazón de Montes, ponía en cada cosa que hacía, que no sólo le hacía divertir a él, sino a todos los que hemos compartido momentos con él, aunque fueran a través de la pequeña pantalla.
Aprovechando la llegada de los momentos más históricos de la selección nacional y del mejor jugador de la historia, Pau Gasol, con quien como con tantos otros entablo una relación de amistad y admiración mútua. Se ha ido el más grande, una de esas personas que te dejan un modelo, una actitud ante la vida en la que buscar la manera de disfrutar, el placer, el hedonismo, sean los fines, para los que poner los medios y siempre hacerlo con el humor, el respeto y la originalidad.
Aquí dejó algunos momentos impresionantes de para mi un ídolo. Hasta siempre, crack de cracks!!!
Y su despedida:
lunes, 18 de mayo de 2009
Murió Benedetti

Sin ti la poesía había fenecido,
Sin tu lucha la historia nos habría olvidado,
Pasados los años y los exilios,
Disfruto de tus versos,
porque ya son eternos...
Sin ti el coraje no habría tenido marco.
Sin ti una generación habría desonocido
como nombrar la belleza,
sujetar la certeza,
y amar con cabeza.
Tú nos regalastes versos,
de caliente juventud,
de amarga derrota y agridulce victoria.
Tú nos enseñastes a amar,
a la cercana mirada,
y la lejana ausencia.
No ha sido la mejor semana para la sensibilidad en el mundo. Dos de los grandes productores de la misma nos han dejado en menos de 7 días, y la muerte, la soledad o la injusticia que tantas veces clamaron en canciones y poemas, ahora se agiganta con la certeza de no vislumbrar ya más que epitafios sublimes, pero epitafios en definitiva. Mario Benedetti, el fantástico poeta e ideólogo uruguayo falleció anoche, víctima de fallos multiorgánicos, pero sobretodo de la soledad tras el amor, de la viudez sin su luz.
El poeta resistente, que vivió el exilio y la enfermedad (un asma pertinaz, obsesiva) le fueron rompiendo, pero él se mantuvo siempre "en defensa de la alegría". Finalmente, una agonía causada por un fallo intestinal, que hizo deprimentes sus últimos días, le rompieron del todo, y murió ayer a los 88 años, en su tierra, Montevideo. Nació en Paso de los Toros, pero esta urbe que parece un microcosmos literario fue el lugar al que volvió siempre, de todos los exilios. Era al final (y esta expresión la acuñó él) un desexiliado.
Su muerte se produjo semanas después de su última hospitalización por fallos multiorgánicos que al final le cegaron el humor y la vida; pero había empezado a morir mucho antes; hace tres años falleció su mujer, Luz, con la que vivió toda la vida, en la libertad y en el destierro; él creyó siempre que la enfermedad de Luz, que se olvidaba de apagar las luces de la casa, en Madrid, era una simple distracción, e incluso le compró artilugios con los que dominar las consecuencias de su sordera. El poeta del compromiso, del amor y de la alegría, sintió luego que, en efecto, esas ausencias eran debidas al alzhéimer que inundó la casa de desolación y de huida.
Se fue con ella, de nuevo, a Montevideo, y allí la cuidó hasta que le dejó del todo. Y le dejó malherido. Benedetti tuvo algunos momentos de alegría después, como cuando Hortensia Campanella, su biógrafa última, le entregó el manuscrito en el que se condensa la vida entera del escritor. Él ironizó ante tanto papel, y delante de Ariel, su fiel ayudante, dijo: "¿Tanto he hecho?".
Pero su alma estaba herida; seguía escribiendo, poemas, haikus, animado por su editor de poemas, Chus Visor; tenía la casa llena de literatura; en un tiempo fue política, sus poemas estaban al servicio de la rabia que le produjeron las dictaduras del sur, la suya, la uruguaya, que le persiguió a muerte, y la argentina, que también quiso matarle. Mató a un amigo suyo, el líder político Zelmar Michelini, y esta muerte fue un símbolo de las muertes que hubo antes y después en la vida acosada de hombres como él. Luz fue su bastón. Y Palma y Cuba y Lima sus lugares de exilio; a los tres les guardó siempre gratitud; fue un gran defensor de la Cuba de Fidel, por eso mismo, pero jamás utilizó esa afinidad para discutir, en los últimos tiempos sobre todo, lo que en esa revolución que él quiso se fue torciendo.
Era un hombre cordial, enteramente, pero era un tímido absoluto. Los que le conocieron en España le recuerdan, por ejemplo, en la Feria del Libro de Madrid, puntilloso, anotando con palotes los libros que firmaba; y le recuerdan rechazando el pescado con espinas y en general las tonterías; era un conversador tranquilo; llegaba a los sitios con su maletita marrón gastada, y dentro llevaba siempre poemas o cartas, en esos momentos en que cumplía compromisos parecía a la vez el escolar que fue y también el oficinista.
Su apariencia era la de un juez de paz, pero nunca hubo paz dentro de su alma, ni siquiera cuando se le vio feliz, con su mirada desvaída por las lentillas, con su bigote largo e invariable a lo largo de una vida en la que tantos se enamoraron con sus poemas o escuchaban las canciones que hicieron con sus versos su paisano Daniel Viglietti y Joan Manuel Serrat. Con Viglietti tiene una anécdota que se parece a algunas de las que le convertían también en un escolar huidizo al que le asustaba la fama, al tiempo que le agradaba que algunos, ante sus recitales multitudinarios, dijeran que parecía una estrella de rock.
Hubiera sido incapaz de cantar, pero un día se encontró con Viglietti en París, en un aeropuerto, y Daniel le dijo a Mario: "Estoy haciendo música para sus poemas". "Y yo estoy haciendo poemas". Entonces el poeta se quedó pensando, y añadió, riendo como reía, como para no molestar: "Tenemos que hacer algo con esta casualidad". De esa casualidad nacieron conciertos, libros; eran como dos en la carretera; cuando vimos a Viglietti en Montevideo, en el entierro de Idea Vilariño, a mediados de abril, la gran amiga generacional de Mario, el cantante nos dijo: "Y lo de Mario. Estamos tan mal, y vamos aún a lo peor".
Montevideo fue su último sitio, y fue casi el primero. Su largo recorrido por la vida conoció una interrupción terrible, cuando los médicos le detectaron tumores que aconsejaron operación, en el hospital 12 de Octubre de Madrid. Allí le atendió, entre otros, el doctor José Toledo, que le conocía, y todo el mundo se desvivió por él. Un día, poseído por el dramatismo al que a veces lo llevó su pesimismo, el que también está en su obra, Mario decidió abandonarse. Como hubiera dicho Idea, que le precedió en la muerte, empezó a decir para qué. Detrás de esa decisión de no seguir hay algunos versos, como éstos: "Me he ido quedando sin mis escogidos / los que me dieron vida / aliento / paso / de soledad con su llamita tenue / y el olfato para reconocer / cuánta poesía era de madera / y crecía en nosotros sin saberlo / Me he quedado sin Proust y sin Vallejo / sin Quiroga ni Onetti ni Pessoa / ni Pavese ni Walsh ni Paco Urondo / sin Eliseo Diego sin Alberti / sin Felisberto Hernández sin Neruda / se fueron despacito en fila india".
Con la enfermedad, Mario descuidó su aspecto, dejó de afeitarse, y alguien le dijo, una madrugada: "Así no puedes estar. Tú eres guapo, un hombre así parece enfermo. Ya no lo estás". Al día siguiente se rasuró del todo, se puso de limpio, y cuando este amigo le visitó y se hizo el distraído sobre su nuevo aspecto, el viejo poeta revivido le llamó la atención y le dijo:
-¿No te has fijado que hoy sí me afeité?
Era un hombre insobornable, el más comprometido de su tiempo. Su muerte deja en silencio mustio su época, su ejemplo y la raíz de sus versos. Pero los muchos que le cantan no lo dejarán, como él decía del verdadero amor, en lo oscuro.
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
miércoles, 13 de mayo de 2009
D.E.P. Antonio Vega

Acaba de morir, oficialmente por una neumonía, Antonio Vega. Ha muerto en compañía de la soledad de las drogas, de sus sueños mortales, de sus espejismos. Toda una vida enganchado a esa muerte en dosis. En los huesos, con la mirada perdida, cos el deterioro de muchos años de enfermedad y, sin embargo, la mirada tímida de Antonio Vega tenía la esperanza que deben tener los condenados. Algo parecido a un milagro que le salvara en el último momento. Ha supervivido muchos años a su condena. Siguió subiendo a los escenarios, cantando sus letras de pequeñas derrotas, de ternuras y amores perdidos.
Con él, con su grupo Nacha Pop, creció de público y calidad el casi inexistente pop español. Ellos eran el lado suave, el lado de la ternura. Los hubo más irónicos, más duros, más pretenciosos, más divertidos, más líricos y más surrealistas. Fueron tiempos de una explosión de músicas, revistas películas, calles tomadas, alegres drogas, largas noches y humos de todas clases se llamó la "movida". Ya no eran los tiempos de la protesta política, los cantautores se quedaron desplazados, tuvieron que pasar años y reinvenciones para que volvieran otros. Había llegado el tiempo de relajarse, divertirse y colocarse. Debajo de la ternura, no estaba la playa, estaba el duro asfalto con sus drogas en vena. Muchos cayeron en el camino. Otros resistieron, se apartaron, se perdieron.
Antonio Vega seguía por sus caminos tiernamente salvajes, tocado, herido, doblado, solitario, pero todavía con destellos, con iluminaciones.
Hoy se ha terminado. Era el mejor de la tribu de los tiernos. Era el más doliente. El más resistente. El más dramático paisaje de un tiempo, un país, que no parecía tan duro, tan enfermo, tan derrotado. Ha dejado algunas canciones que nos acompañaran con suavidad, como un plácido viento de verano. Siempre habrá una chica de ayer.
Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal
Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...