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miércoles, 22 de febrero de 2023

Western rural y cine en clave de mujer: As Bestas


 

As Bestas es la película española, y si me apuras universal, del año. La gran triunfadora de los premios Goya. Una obra hispano-francesa dirigida magistralmente por Rodrigo Sorogoyen en el que el western como territorio de última frontera es reinterpretado en la Galicia profunda y contemporánea.

As Bestas está basada en la historia real de un matrimonio holandés que emigró a la Galicia de interior buscando establecer su proyecto de vida dedicándose a la agricultura ecológica. La modélica instalación y el entorno maravilloso se convirtieron en pesadilla cuando emergieron los conflictos con algunos de los vecinos a causa de la intromisión de la especulación sobre el territorio que la ciudad ejerce sobre lo rural. Cuando había que poner el monte al servicio de aerogeneradores para la energía que se iba a consumir en las ciudades la buena vecindad desapareció, al chocar distintas formas de ver el paisaje y el arraigo, pero también al enfrentarse posturas ideológicas y vitales opuestas e irreconciliables. El dolorosísimo final no empaña la trascendencia de la historia, y esta se transmite a la película a través de un guión, que con las necesarias licencias, algunas más visuales y otras más circunstanciales (aquí el matrimonio inmigrante es francés) hace que te pegues a la butaca y con máxima atención te involucres en la historia, sufriendo a sus protagonistas y admirando a quien lo merece.

Rodrigo Sorogoyen construye de esta manera un relato trascendente, inolvidable y de total actualidad en todo aquello que es la España Vaciada. Se vale de todos los recursos que el lenguaje cinematográfico ofrece, empezando por una ambientación espectacular. Los paisajes, los bosques, los caminos, las casas y las granjas se muestran tal y como son y se palpa la realidad sensitiva de cada ambiente y momento.

El trabajo de cámara es espectacular. Convierte a la montaña gallega en un personaje más. Un protagonista inasequible en su empeño de proporcionar al hombre belleza y recursos que han de ser trabajados en duras condiciones. La climatología y la orografía juegan su papel modulando, no sólo el paisaje, sino también los caracteres de las personas que habitan el entorno.

Las escenas en plano secuencia nos dejan varios momentos culmen que explican toda la película: por supuesto el clímax dramático en un bosque de castaños con el suelo alfombrado por la caída de la hoja otoñal; una conversación intensa entre los dos protagonistas masculinos en la barra del bar del pueblo; el brutal diálogo entre madre e hija que podemos disfrutar en francés con las dos actrices en estado de gracia. En todas estas escenas, y en realidad, durante toda la película, la ambientación y la iluminación añaden dureza y realidad a toda la trama.

El tiro de cámara y montaje también muestra una precisa maestría en los planos de interiores. El juego de luz dentro de las sombrías casas de piedra, de granito: se palpa la calidez del hogar al fuego vivo mientras las conversaciones, las miradas y los silencios marcan la intensidad del metraje y la trascendencia de todo el mensaje.

Pero es en el trabajo actoral donde descata As Bestas. Los dos personajes masculinos principales, interpretados por Luis Zahera y el francés Denis Menochet (señor LaPadite, y brutal y terrorífico padre en Jusqu'à la garde, que alguien llamó aquí Custodía compartida) están sobresalientes y así se ha traducido en los parabienes de la prensa y de los premios. Pero, para mi, destaca sobremanera el papel protagonista absoluto de Olga, interpretada por la actriz francesa Marina Foïs, que hace una interpretación sublime del personaje real de Margot, a quién la película está dedicada. En este sentido, otro punto a destacar de Sorogoyen es la labor con los actores y actrices que sacan todo de lo que son capaces y no es poco.

Uno de los principales aciertos de la producción es el desarrollo de la trama a través de la imagen pero también de la palabra hablada. Los diálogos en francés, castellano y gallego se suceden y son un delicia descubrir todos las facetas de las interpretaciones de actores y actrices a través de sus distintas lenguas maternas. Muy de alabar por necesario y valioso es el haber dejado los diálogos entre personajes en su idioma más cercano, utilizando el subtítulo. No estamos acostumbrados en el cine de #Españistan a emplear este recurso y se pierden muchos matices de las interpretaciones que en este caso, se conservan y añaden mucho mayor dramatismo.

El choque entre culturas se hace así tangible, palpable y en un requisito fundamental para comprender la amplia fractura que desencadena la trama y las múltiples aristas que presenta: el choque campo-ciudad, lo rural como recurso de lo urbano, el choque intergeneracional, la despoblación, la masculinización del mundo rural, el patriarcado, los modos de producción y de vida tradicionales y los que tratan de recuperar usos más naturales, la conservación versus explotación, etc., etc.

Y es que el aprendizaje y el tesón de Margot, encarnado en Olga, nos dan unas lecciones tremendas: De empoderamiento y determinación ante las dificultades, el dolor y el miedo. De convencimiento en la verdad. De esfuerzo físico y mental por encima de todos los impedimentos y zancadillas. A través de las palabras que Olga pronuncia, y muy especialmente de sus silencios y de su mirada, As Bestas reluce y gana una trascendencia mucho más amplia que la simple pelea y conflicto entre dos (o tres) hombres.

Frente a la violencia y la amenaza masculinas brilla la paciencia y el tesón femeninas como columnas de dignidad para seguir luchando. Incluso cuando las cosas más difíciles se ponen. Por eso es más importante este personaje femenino, porque nos presenta otra forma de funcionar, de vencer en el conflicto con la palabra y los actos que una misma puede ejercer, sin rehuir el choque y sin ceder un ápice.

Volviendo a la trascendencia social, cultural y política de As Bestas hay que hablar de la situación de la mujer del ámbito rural y en algunos de los efectos que sobre la conservación del territorio, medioambiental y del patrimonio tiene. Casi siempre la mujer es la gran olvidada a la hora de tratar los temas y en el caso de la España Vaciada no lo es menos. La película lo transmite y pone el foco en la emigración femenina del campo español, que dejó “sin mujeres” a los hombres que se quedaron en un proceso de masculinización del mundo rural. Es decir, la falta de equilibrio entre el número de hombres y mujeres en las poblaciones rurales. Un mal endémico que dificulta el desarrollo de estas poblaciones y se añade a la lista de hándicaps que ponen en peligro su conservación y la de todo el patrimonio que atesoran. Pero también ancló a las mujeres que se quedaron a un rol tradicional de trabajo en el hogar y cuidado de familiares (niños, dependientes, mayores). En un círculo pernicioso esa propia asignación de comportamientos y tareas favoreció la marcha de las mujeres. Y lo sigue haciendo hoy en día.

Se pone de manifiesto así la ruptura generacional que se enmarca en los procesos de nueva ruralidad. El espacio rural ya no es un espacio agrario de producción y si un espacio de consumo, y aunque en el entorno de As Bestas, claramente podemos identificarlo como rural, las fronteras entre lo urbano y lo rural se diluyen y confunden. Así estas realidades sociales, auténticos dramas para el patrimonio, el conservacionismo y la demografía no van a revertir, sino más bien agravarse, mientras los tradicionales roles de género no cambien para que mejore la consideración y perspectivas de vida de la mujer rural.

Por otro lado la película pone en cuestión el mito del idilio rural. La vuelta a lo agro, a lo rural, al campo y a la naturaleza como búsqueda de una vida más saludable y sencilla está sobre el papel para muchas personas que buscamos unos modos de vida más satisfactorios. Pero la realidad del día a día en un entorno rural puede ser bien distinta, debido a las propias dificultades intrínsecas del entorno y de la sociedad rural, empezando por la propia naturaleza conservadora en los pueblos y comarcas.

La película también pone el acento al fenómeno de la agroecología y las prácticas agrarias respetables con el medio ambiente y el consumo de cercanía. Si bien, de manera somera, porque no podía entrar en tanto tema con total profundidad, quedan marcadas las dificultades que los nuevos modos y técnicas de producción (en realidad antiguos, porque se trata de recuperar lo que se hacía hasta hace 40 o 50 años) chocan y son fuente de conflictos con las formas que se emplean actualmente y a la que están acomodados los productores, que por lo general, también presentan unas edades altas. Por lo tanto, se traslada a un choque generacional, lo que ya es de por si un choque entre lo rural y lo impuesto o sugerido por lo urbano.

Por último y como fuente directa del conflicto, As Bestas reflexiona sobre la la apropiación de la Naturaleza por parte del capitalismo en su búsqueda incesante del lucro. Una apropiación de la Naturaleza, el patrimonio y la vida de los habitantes del territorio que se convierten en varias fases en productos demandados por lo urbano. Y tal demanda tiene que ser satisfecha. Esto ha generado una serie de consecuencias negativas tanto para los habitantes del mundo rural, en sus roles de productores, consumidores, vecinos, etc., así como para la conservación del medio ambiente y de las tradiciones agrarias y culturales.

Llegados a este punto sólo decir que aprovechéis la reposición en cines de As Bestas tras su éxito en los Premios Goya. Vedla y volverla a ver. Si tenéis algo de suerte al ir al cine la disfrutaréis en su profunda totalidad. Y si no va a merecer la pena tenerla en casa siempre disponible y visitarla periódicamente. Seguro que se ganarán matices.

Yo ya tengo ganas de volverla a ver y disfrutar en casa.


lunes, 16 de octubre de 2017

Arden nuestros corazones



Toca escribir palabras como grito de rabia y angustia por una historia que se repite. Son líneas que expresan la desazón, desde la distancia física, y la cercanía emocional por conocer parajes y gentes, de inigualable belleza y trato; de especial cordialidad y afabilidad. Renglones dolientes e indignados ante las noticias del otra vez pasto de las llamas; de voraces incendios forestales perpetrados, casi en su totalidad y con certeza, por la mano loca y voluntaria del hombre.
Las llamas están devorando durante todo éste fin de semana, y desde hace varios días -y los que vendrán- Galicia, en especial las provincias de Orense y Pontevedra, cercando Vigo; también Asturias y León. Y como siempre, Portugal.
Incendios forestales que recorren los montes y valles, saltando de carretera a concello, de parroquia a finca agropecuaria, quemando los paisajes, la naturaleza, pero también las vidas de la ciudadanía en unas tierras demasiado acostumbradas a lidiar con el fuego y con los intereses que el bosque dibujado por el hombre a base de chispa y acelerante trata de arrancar de él.
A estas horas hay 4 víctimas mortales en Galicia y hasta 27 en Portugal. También hay millones de euros incinerados en viviendas, naves agrícolas, industriales, en cabezas de ganado y en bienes y equipamientos de las personas que han visto arder su mundo en apenas 24 horas. Y por supuesto, un coste incalculable en belleza natural y paisajística, en recursos forestales, y en Naturaleza y en vida.
Las autoridades hablan de “terrorismo forestal”. De pirómanos e incendiarios como si se tratasen de locos individuales que no saben lo que hacen. Tratan de hacernos convencer, los políticos, que no hay un interés económico, especulativo y egoísta en que el monte arda. En que no hay causas económicas a las que atribuir el fuego, o su virulencia o la dolorosa lentitud en afrontarlo y sofocarlo.
Pero si que causas económicas. Son los recortes y las privatizaciones en los servicios de salvamento y brigadas forestales. Son los montes públicos que salen a concurso por cuatro duros y donde se sustituyen los árboles autóctonos por especies invasoras como el eucalipto para gusto de la industria maderera y papelera. Y son las demenciales condiciones en las que el cambio climático, me temo ya imparable, está sumiendo a todo el mundo.
Que a 15 de octubre en Galicia haya 30 grados y no haya caído ni una sola gota de agua en todo el mes de septiembre no es buen tiempo. Es de hecho, muy mal tiempo y agrava una sequía inmisericorde que está agotando los acuíferos y las reservas artificiales de agua además y por supuesto, de convertir nuestros bosques en yesca al uso del fuego.
Ayer ante el incomprensible silencio de las televisiones públicas y casi todos los medios privados. Ante la inoperancia de la Xunta y el gobierno central que no sólo han alimentado recortes y desmontaje de brigadas forestales sino que además han tardado muchísimo en poner más medios para combatir el fuego -todo lo contrario que cuando había que “evitar” que la gente votará en Catalunya-. Ante éste desastre la ciudadanía se movilizó, y con valentía, empuje y rabia para luchar con sus medios e indefensa contra el fuego y también contra la inutilidad e interés de unas clase política, con el Partido Popular a la cabeza empeñados en destrozar nuestra vida.
Que estas palabras que me sirven de desahogo también lo hagan para quienes tienen las llamas en sus montes, en frente de sus casas.
Que el fuego se apague.
Que Nunca Mais ardan nuestros bosques.
Que gestionemos con orden, ciencia y bien común nuestros bosques y la Naturaleza.
Que echemos de una vez a estos impresentables, corruptos, inmorales e ineptos que nos desgobiernan.
Todo mi ánimo y solidaridad con las buenas gentes que han sufrido y sufren éste desastre. Y con los bomberos y brigadas forestales que luchan contra el fuego, y muchas veces, nos han pedido nuestra ayuda para luchar contra la precariedad, los recortes y las privatizaciones.

viernes, 14 de agosto de 2015

Un verano por Galicia

 Playa de las Catedrales, Ribadeo, Lugo

Esta siendo este un verano ardiente, extremadamente caluroso, sofocante, agobiante, en definitiva, para alguien como yo, quien repudia el calor, y más si es excesivo, un infierno. Por eso recoger la idea, hacer la maleta y salir hacia Galicia, fue todo en uno.

Y fue con la meta de disfrutar de la anhelada compañía, de la benévola y saludable climatología gallega, la gastronomía variada y exuberante y el disfrute de paisajes que ya cogían polvo en mi agenda de pendientes de la geografía hispana y mundial.

Así salimos de madrugada camino del Norte, por la A-66 cuyo tramo recién inaugurado entre Zamora y Benavente además de bienvenido era necesario en aras de la seguridad y la calidad del viaje en las comunicaciones por la antigua Ruta de la Plata.

De esta forma llegamos a Ribadeo, y más concretamente al parking de la Playa de las Catedrales (nombre turístico de la Playa de Aguas Santas). Un paraje espectacular y fantástico el que ha dejado la acción de las olas y el mar sobre los acantilados de pizarra y esquisto durante miles de años. Localizada sobre el término de Ribadeo en Lugo (más concretamente en la parroquia de A Devesa) sobre la misma raya limítrofe de Galicia con Asturias, siempre me había atraído el paraje y ahora vivido y recordado al ordenador no puedo más que emplazar mi deseo de volver y animaros a todos y todas a acercaros allí y disfrutarlo como lo hice yo.

Los arcos naturales que recuerdan a los arbotantes de las Catedrales góticas; las inmensas moles de piedra de hasta 30 metros que se abren en grutas y pasadizos, como si fueran deambulatorios. El lago interior y las pequeñas lagunas que se quedan al retirarse el mar. Los escarpados acantilados y bloques de roca serpenteados por fina arena, todo ello construido por el viento, las olas y el impacto del agua marina.

Deciros que el disfrute del paraje no es libre como tal, puesto que es necesario inscribirse en la lista diaria para controlar el acceso y no deteriorar en la medida de lo posible este Monumento Natural, decretado por la Consejería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia y Patrimonio paisajístico de todos y todas. Éste acceso es gratuito y no supone más que una pequeña cola para confirmar la entrada. Aún así y con todo, nos pareció excesivo el número de personas que deambulábamos por aquella, eso sí en agosto.

Para disfrutar de todas las vertientes del paraje humildemente recomiendo cerciorarse de las horas y períodos de bajamar y pleamar, para así en caso de la primera poder disfrutar bajando a la arena del paseo entre las formaciones rocosas que la Naturaleza ha creado y que en ese momento el mar deja ver, para luego ya en el momento de marea alta, realizar el paseo (delimitado por la pasarela de madera habilitada) por la parte de arriba de la cornisa y poder también desde ahí ver el empuje de las olas, así como oler la mezcla de aromas entre el agua marina, y la vegetación de esta parte superior compuesta por jazmines y otras aromáticas.

Además indicar que hay bastante zonas de aparcamiento habilitados, y que también se pueden vislumbrar restos de un asentamiento romano e incluso una mina romana (existe la teoría de que el paraje no es obra de la naturaleza indómita, sino fruto de la prospección de una antigua mina romana).

Panorámica de la Playa de las Catedrales

Y para comer, ¿qué? Pues os recomiendo el Mario, un bar-restaurante pegado a la estrecha carretera que te lleva a la Playa de las Catedrales dirección a un par de kilómetros. Tiene una carpa como comedor y espacio para aparcar. Y sobretodo una especialidad: El pulpo a la gallega que les queda espectacular. Y eso que no desmerecen las carnes y pescados, así como la afabilidad de los camareros que por lo menos en nuestro caso nos sugirieron bien y quedamos más que satisfechos.

El siguiente destino ya fue ir en busca de nuestro alojamiento. La finca O Bizarro, a la que llegamos gracias sin duda al GPS, puesto que conducir y buscar algo concreto dentro del caos de pedanías, caminos, parroquias y carreteras de Galicia es imposible a menos que seas oriundo habituado o dispongas de la asistencia satelital. Pero aún así, pese a las dificultades en llegar, no puedo más que recomendar esta casa rural, antigua y típica casa de labor galega, reformada para ser un orgulloso y coqueto hotel, así como todo su paraje con ermita y pozo en medio del monte lucense.

Si a la espectacularidad del entorno, la calidad de las habitaciones (espectacular baño y más que confortable cama) y espacios comunes, le sumas la afabilidad y campechanía de José, el dueño y promotor de la idea se saca un lugar donde el descanso es parte activa de la experiencia del viaje haciendo todo ello, sobra decir, parte indispensable para próximas visitas.

De la costa lucense tuvimos tiempo para acercarnos a Foz, Viveiro y Burela. Todos municipios pesqueros que han virado en mayor o menor grado hacia el turismo, destacando por encima de ellos el centro histórico de Viveiro con más de 300 años de antigüedad y que crea un lugar fantástico para perderse de lo exterior y encontrarse en el interior. Y no haría bien si no os dejo otra recomendación culinaria. Ya de vuelta a Ribadeo para cenar paramos en el Mesón O Pepe, y fue más que genial la idea, todo dicho sea de paso, sugerida por una conocida app de viajes que no me paga para publicitarla. Pero lo cierto es que cenamos fantásticamente bien, destacando un plato de cecina de León maravilloso que sirvió de entrante para un bacalao y un solomillo de ternera respectivamente de impresionante sabor y contundencia necesaria. Si a eso le sumas unos postres deliciosos, un buen café y un surtido de licores por cortesía de la casa. Vamos para volver y no salir del O Pepe en Ribadeo.

Estos fueron los primeros días de nuestra experiencia Galicia agosto 2015, y ya ahí marchamos hacia la segunda parte de esta aproximación a aquellas tierras a las que sin duda volveremos. Volveremos por lo fantástico de lo comprobado, por la parte sur que dejamos para otra ocasión, pero también por la imposibilidad material de llegar a otros puntos que planeábamos visitar como Lugo, la zona de Estaca de Bares, A Coruña, Muxia o Finisterra. Y es que he de decir que para poder visitar y paladear todos estos parajes urbanos y marítimos y sin olvidarnos de la montaña y el interior gallego hay que dejar tiempo para la causa. Atravesar Galicia en coche es tortuoso. Las distancias se hacen más largas de lo que parece porque todo fluye a través de montañas y el camino está salpicado de concelos y pequeños núcleos urbanos y las autovías lógicamente (y en función de preservar la naturaleza de la zona) no llega a todas partes.

 Plaza del Obradoiro, Fachada de la Catedral de Santiago de Compostela

Pero con todo llegamos a Santiago de Compostela, segunda parte, como digo de nuestra incursión, para poder vislumbrar la meta del camino. Y así, con multitud de peregrinos (agosto es el mes más numeroso en cuanto a la llegada de los mismos) disfrutamos del centro histórico y cultural de una ciudad, Santiago, típicamente universitaria al modelo español. Las calles de este centro destilan el ambiente juvenil propio, dentro de un marcado entorno medieval, pero al uso gallego, cuya arquitectura típica se cuida en materiales y técnicas de la humedad incesante de la zona.

Desde que se entra en este centro histórico (nuestro hotel se encontraba en las afueras) vivimos las calles estrechas de paredes graníticas, edificios palaciegos altos y la confluencia multitud de ocasiones en pequeñas plazas, para ir, según nos acercamos al lugar céntrico del municipio, de plazas de mayor tamaño, toda vez que alguno o varios de sus laterales lo componen iglesias y conventos. Destaca en mi opinión por su singular belleza resaltada por las alturas salvadas por escalinatas la Plaza de las Platerías.

El primer paseo como era inevitable y siguiendo los últimos metros de la última etapa del Camino de Santiago acabo en la Plaza del Obradoiro. Decir en primer lugar, que esta plaza rectangular, me sorprendió sobre todo por su tamaño ya que la esperaba de mayor tamaño, al igual que la famosa fachada del Obradoiro, que lastimosamente estaba parcialmente cubierta por andamios y telas ya que está en proceso (y parece que va para largo) de restauración y limpieza.

Pero no se deja de estar en un lugar especial por su simbolismo cultural y por su historia relatada en la belleza de las 4 fachadas de los edificios que la circundan, cada uno de un estilo arquitectónico diferente pero que guardan la armonía suficiente para dotar al espacio de una atmósfera única, atemporal y que como pudimos comprobar en la última de nuestras visitas recurrentes durante estos dos días y ya de noche, te lleva a la reflexión, todo ello en un marco declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Al este, la fachada barroca de la Catedral flanqueada por el Museo a su derecha y el Palacio de Gelmírez a su izquierda. Al oeste de la plaza, se encuentra el Palacio de Rajoy, levantado por el arzobispo Bartolomé de Rajoy para dar cabida al ayuntamiento. Al norte, el Hostal de los Reyes Católicos, obra cumbre del estilo plateresco que servía antiguamente de cobijo a los peregrinos. Al sur, el colegio de San Jerónimo, que pasó de ser un hospital de peregrinos a una residencia de jóvenes estudiantes sin recursos. Actualmente alberga el Rectorado de la Universidad de Santiago de Compostela.

Punto de unión y llegada, de marcha y espera, de partida y despedida la Plaza del Obradoiro es el centro de la vida de Santiago. Y en torno a ella de noche y de día se desarrolla una ciudad, y una región, que se muestran acogedoras y estimulantes. No en vano, durante los dos días que estuvimos allí, fueron constantes las actuaciones musicales en las plazas adyacentes, tanto de jazz, rock o música folk celta, y los establecimientos de venta al por menor, se muestran afables y agradecidos de acogerte y aconsejarte cual puede ser tu próxima parada.

Santiago de Compostela, Ribadeo y Galicia, toda Galicia componen un paisaje entre lo real y lo imaginario, lo tangible y lo místico, donde la naturaleza es parte importante. La supremacía de los bosques y montes gallegos frente a la bravura del mar disputan por mostrarse a través del carácter de los oriundos.

Como aviso final, diré que volveré; Y como consejo a seguir por yo mismo en primer lugar, es preparar exhaustivamente el recorrido por Galicia, porque lo merece y es necesario.

lunes, 16 de enero de 2012

Muerte de un franquista


Es una pena que a los jueces argentinos o a Baltasar Garzón no le haya dado tiempo para juzgar a quien tanto hizo por la dictadura en España, casi nada por una democracía real y también su buena parte para enquistar España en el lamentable estado que ya he ido resumiendo por este blog. A mi, como a muchos nos hubiera gustado juzgarte por cómplice de genocidio. Por tus firmas en las sentencias de muerte durante el franquismo; por rapar a las mujeres de mineros en protesta o por la represión salvaje, violenta y abusiva contra las manifestaciones en Vitoria del año 77. Pero el hecho es que has muerto. Españoles, Fra... Fraga ha muerto y se ha marchado entre ruinas. Las de los tuyos propios y asimilados al fascismo. Las de la España que nos has regalado tu y el resto de herederdos de los golpistas del 36. Ruinas desde la derecha, incluso con mayoría absoluta. Una ruina que en 100 años, la historia eqiupará a tu vida. Recuerdo y memoria. Una memoria que muchos medimos en parámetros de democracia soñada, democracia Real Ya, no la que con tu gestión y chantaje la ponéis de ejemplo y modélismo. Otros te miden con reglas de dictadura. Y hoy día de obituarios, olvidadizos y falsos, te ven grande, imprescindible.

Hoy, a parte del ínfame ministro de turismo franquista que se baño en una playa a 60 km. de donde decía estar, para mantener pletesía al imperio aliado, también se mueren otras muchas personas. Y bastantes de ellas, hombres y mujeres, lo hacen anónimamente después de defender la libertad y la democracia o de no ver la ansiada justicia y reparación por todos aquellos que aún hoy yacen en las cunetas y tapias de los cementerios de este país. Esa reparación en gran parte no se ha llevado a cabo por este señor. Todo esto, y muchas cosas más, nos obligan a recordar quien eras de verdad. Y más con la pleitesía y alabanza continúa de prácticamente todo el espectro periodístico de este país. Auténtica hipocresía.¿A quién no le pesa tu apoyo decidido a la dictadura cuando valora tu persona? Te defienden asesinos con los que tienes un aire de familia (¿cuántas sentencias de muerte firmaste en los gobiernos de Franco?). O hijos de asesinos. Quizá también algún despistado. Imbéciles nunca han faltado. Aunque el grueso de tu recuerdo viene de tus comilitones de la guerra civil. Matasteis mucho. Como para olvidaros.

Fraga esta a la altura de su adorado Franco, de su respetado Pinochet (¡cómo te moviste para que Garzón no lo juzgara!), o de Videla. Lo peor del siglo XX, que ha condenado al mundo a ser un lugar peor para vivir, con menos libertad, menos justicia y más desigualdad, anclándolo en el siglo XIX. Me hubiera encantado verte acusado, juzgado y encarcelado y no con funerales de estado. Arrepentido no, porque siempre despreció la democracia. No lo oiréis, ni lo veréis, ni hoy ni los días siguientes. Espero leerlo dentro de muchos años, en libros de texto, en comentarios críticos, en ensayos históricos. Fraga no se arrepintió nunca de su pasado, y su ideología, tradicional, fascista, machista, xenófoba, anti-libertaria y antisocial. Era puro odio, y por eso hoy celebramos al muerte de este dinosaurio.

Ha sido la muerte de un convencido franquista y que jamás se ha arrepentido de sus delitos, muchos de sangre, lo que debería hacer reflexionar a este pseudo-país, para recordar que el franquismo sigue vivo, altivo, orgulloso y con total vigencia, marcando claramente las líneas de la idiosincrasía de un país desmemoriado, roído por la amnesia y con una justicia histórica ausente. Fraga no fue sino un político aferrado al poder, a la dominación ideológica y a su perseverancia de cualquier forma, incluso faltando a los derechos humanos. Entregado permanentemente a su propia causa y egoísmo, se perpetuó de manera continúa en el poder, constituyéndose bajo su impetú autoritario y vehemente como el defensor de la desmemoria y del vergonzoso perdón nacional. Fraga formó parte de una dictadura curel y sanguinaria, enormemente represiva, que puso en práctica las consignas que el general Mola concibe en el verano del 36 para perseguir y atemorizar a las izquierdas. Es decir, fue parte activa del atraso de este país; y no sólo eso, sino que encima colaboró una vez muerta la dictadura de forma personal, para mantener el estado oligárquico, retrógrado, recalcitrante católico, anclado en un pasado muy lejo y caciquil que tan bien le sentaba en las elecciones galegas.

Fraga: Tú eres de los que no se arrepienten. Tanto odiabas. A las mujeres a las que rapaste la cabeza por que siempre fuiste muy hombre, a los militantes a los que contribuiste a asesinar, a la gente honrada a la que insultaste incluso después de muertos. Tú justificaste el asesinato de Grimau. Todo un padre de la Constitución celebrando el asesinato extrajudicial de un tipo cuyo delito fue defender la democracia. Qué lástima que no haya vida después de la muerte para que te cobren tanta infamia. Aunque quitarais todos los recuerdos de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol la memoria es perseverante. Ahí mismo, en Sol, está la memoria de los que ayudaste a asesinar. Si nosotros pudieramos, como después del desmembramiento de la RDA (si del régimen comunista tan criticado) pudiésemos leer las actas judiciales y la documentación que los servicios secretos y de seguridad del estado franquista tenía sobre todos nosotros y nuestros padres, abuelos y bisabuelos, veríamos el nombre de Fraga firmando sentencias de muerte, seguimientos y castigos con la complicidad de los delatores e inquisidores eclesiásticos.

Fraga ha muerto, pero no olvidamos. Siempre estarás en nuestra memoria. Como cómplice de asesinos. Como franquista. Como arrogante. Dijistes que la calle era tuya. Nuestro es el desprecio. Dijiste que había que reprimir con mano dura en Vitoria. Y llenaste Vitoria de muertos. Cuánta muerte te ha acompañado siempre. Pero no creas que nos quitas sosiego. No vamos a pensarte mucho. Sólo hoy, que te querrán ensalzar, con hipocresía. Nosotros, hoy, en cambio y como todos los días, agradecemos a los que lucharon por la democracia. A los que tú asesinaste. A los que quisiste condenar al olvido. A los que encarcelaste, golpeaste, espiaste. En Alemania, cuando cayó el comunismo, todo el mundo pudo ver sus archivos policiales. Aquí no nos dejan hacerlo. Saldrías mucho en esos papeles. Persiguiendo demócratas. ¿Te tenemos que recordar como un padre de la patria?

Estas palabras son para que nadie se engañe. Hoy que los vengativos vencedores, herederos de los traidores y mercenarios del capitalismo depredador, de la derecha rancia y de la iglesia retrógrada te ensalcen, muchos, nosotros los verdaderos demócratas, las personas que soñamos con un mundo mejor, una verdadera democracia, nosotros dejamos claro todo nuestro desprecio y odio por todo el daño que hicistes, y sobretodo por dejarlo todo atado y tan bien atado. Aunque haya que recordarlo precisamente hoy, que te empeñas en marcharte haciendo ruido.

Toda muerte es una derrota. Incluso la tuya. No me alegro de que hayas muerto. Sobretodo porque te vas sin juntar tu nombre a la justicia. Pero no nos engañamos. Ha muerto un aprovechado cuyo principal interés fue él mismo, un autoritario, un arrogante, un fascista. Alguien al que le debemos buena parte de lo peor de la Constitución, lo que la hace menos democrática (el papel del ejército, la monarquía, el sistema electoral, el catolicismo, el apoyo a la escuela privada…). Y si por ti fuera, no hubiéramos tenido ni divorcio ni las mujeres derecho alguno.

Pese a todo lo que se dice hoy en los hipócritas y serviles medios, la democracia en este país no la trajo Fraga, sino que llego más bien pese a Fraga y gente como él.

Que tu dios te recoja y te pida cuentas. Por cada inocente que humillaste, por cada demócrata que mancillaste, por cada persona honrada que insultaste. Que te dure la eternidad el pago por tu vida haciendo daño.

Nos vamos a acordar de todo el dolor que causaste. ¿Que embridaste a la derecha? Es decir, tenemos que estaros agradecidos porque decidisteis seguir mandando también en la democracia.

Veo sonreír a las mujeres de los mineros a las que cortaste el pelo para humillarlas…Te tienen lástima. Incluso después de muerto.
Porque somos mucho mejores que vosotros.
Que la tierra te sea leve.
Mucho más de lo que nunca nos deseaste.
Y gracias por recordarnos que tenemos que seguir peleando.

¿Qué democracia vamos a tener mientras siga este relato de la Transición que confunde los papeles?
Nuestro recuerdo, sólo para los demócratas.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...