lunes, 28 de noviembre de 2016

Hasta siempre, Comandante

El viernes a las 22:30 hora de Cuba, fallecía Fidel Castro, líder revolucionario y mesíanico del comunismo y la libertad. Rápidamente, tras dar su hermano y actual Presidente de Cuba, Raúl Castro, la noticia, los medios transmitían la información para empezar sin dilación a tergiversar el perfil histórico, político y humano de Fidel. Los medios del capital titulaban “ha fallecido en su cama el Dictador Fidel Castro a los 90 años”.
No hay que rastrear mucho para contextualizar la imagen de quien, junto a una quincena, de jóvenes revolucionarios y utópicos se lanzó a la lucha por recuperar Cuba de las garras del capitalismo, el narcotráfico y la arrogancia de la potencia vecina que siempre la consideró su sórdido patio trasero de recreo.
Por ejemplo está el informe de la ONU donde dice que el “Dictador” Castro consiguió convertir a Cuba en uno de los pocos países de Latinoamérica con Alto Índice de Desarrollo Humano. Vaya, como habrá conseguido falsear los datos. Bueno, la ONU son una amalgama de "buen rollistas".
Resulta que ese "Dictador" hizo de Cuba el único país de Latinoamérica sin desnutrición infantil, según la UNICEF.
Es curioso, también, que ese “Dictador” llamado Fidel Castro, con su arcaica ideología y visión del mundo, construyera de la nada más absoluta y frente a dificultades tiránicas como el bloqueo, las injerencias exteriores o la fuga de capitales un sistema de salud pública, mundialmente reconocido, por su eficiencia y eficacia. Qué haya conseguido ser el primer país en donde desaparezca la transmisión del VIH de madre a hijo. Y que ante cualquier catástrofe natural o artificial, arranque la solidaridad organizada del pueblo y el gobierno cubano, siendo la envidia y a la vez la meta de todos los trabajadores voluntarios que asisten a zonas de conflicto o de catástrofe humanitaria por su organización, control y resultados.
Un "Dictador" que lejos de usar la educación como una fuente de pensamiento único, legó hace ya más de 30 años un sistema educativo gratuito y universal en todas sus fases y que ha recibido notables respaldos tanto en las pruebas de calificación de méritos, como en los parabienes de académicos y divulgativos. 
Es tremendamente aleccionador comprobar que ese “Dictador” convirtierá a Cuba, frente a la carestía impuesta por el rencoroso vecino del Norte, en una potencia mundial en Cooperación Internacional y Solidaridad con más de 60.000 expatriados y empleando en este fin el 2% del PIB nacional. No el publicitado 0'7 al que ni siquiera llegamos en Españistan.
Curioso resulta que quien presentan como un “Dictador” hiciera de Cuba el primer estado de todo el continente americano en aprobar el Derecho al Aborto Libre y Gratuito. Que incluyera la educación sexual como materia lectiva. Y que recibiera notables premios y menciones internacionales por labor del estado en la erradicación del machismo y en el desarrollo de la equidad de género. Cierto es, que se produjeron lamentables y reprobables persecuciones a homosexuales y transexuales. Pero también lo es, que además de pedir perdón, se haya elaborado en Cuba un programa pionero en todo el mundo para la integración de estos colectivos en aras de respeto y tolerancia.
Un “Dictador” que con su uniforme verde oliva o el chandal del equipo olímpico cubano se ha marchado siendo el anfitrión y principal impulsor del Proceso de Paz en Colombia. Un firme defensor de la causa Palestina y de la resolución del conflicto en Tierra Santa por medio de la negociación, el diálogo y la cesión por ambas partes. El primer aliado de Mandela en su lucha por erradicar el apartheid, cuando éste no era un mito, sino que era tratado de terrorista por Occidente.
Un "Dictador" que ha conseguido refrendos democráticos desde el año 62, en 46 ocasiones. Con participaciones electorales que oscilan entre el 80% y el 90% de quienes tienen derecho al voto.
Ese “Dictador” que a los tres años de llegar al poder errádico la libre circulación de armas de fuego. Mientras en Estados Unidos (principal beneficiario de aquel comercio) mueren cada 50 minutos una persona por un disparo de arma de fuego realizado por otro civil, en Cuba se cuentan 5 fallecimientos por la misma causa desde 2002.
Un “Dictador” que pese al bloqueo y el yugo impuesto por “los defensores de la democracia”, como gustan de llamarse los Estados Unidos, ha dejado a Cuba como el país que no pertenece a la OCDE que ha cumplido con más y mejores resultados la Agenda de los Objetivos del Milenio (2000-2015) como Desarrollo Humano.
Dictador” que ha posicionado a Cuba como envidia en el Desarrollo Sostenible con la menor huella ecológica por habitante y kilo de comida producida del mundo, según datos de WWF.
Dictador” que ha hecho de Cuba una potencia mundial del Deporte y también de la Cultura, no como fin económico en si mismo, sino como estrategia de integración social para la juventud.
Un "Dictador" que lejos de sumir a su país bien en el cierre diplomático o bien en la expansión belicista, se esforzó en exportar la Revolución y en tejer redes de colaboración, apoyo y solidaridad obrera e indígena con su entorno, Latinoamérica y el mundo, en especial las otras zonas y los otros pueblos oprimidos, avasallados y pisoteados.


Corría el año 1956, concretamente diciembre, cuando los guerrilleros a bordo del yate Gramma partían del exilio forzado en México hacía su casa, su isla, su patría para devolver la dignidad y la libertad a su pueblo, oprimido y castigado por un títere fascista como Fulgencio Batista cuyas cuerdas las movía el imperio yankee.
No voy a continuar con el relato de la formidable vida de Fidel Castro, cuya biogarfía está, como casí todo en la vida ya, en la wikipedia. Por supuesto hay otras más apócrifas e interesantes sin tanta medida de imparcialidad. Y desde luego, existen retratos del poder interesados en deslegitimar la vida y sobretodo el legado, la carga ideológica y política de Castro. Una dimensión que de trascender, harían rodar cabezas. Las suyas concretamente.
Evidentemente, sería iluso si no lo reconociera, ha habido errores en la gestión política de Fidel Castro en Cuba, durante todos estos años. Quizás hubiera sido necesario y saludable haber dado antes el paso atrás que dió hace 8 años al frente de la Revolución. Quizás y también saludable, hubiera sido articular el relevo al frente hace ya un tiempo, siempre y radicalmente, dentro de la Revolución, dentro de la ideología comunista. Esto hubiera ayudado a erradicar personalismos que son el combustible de quienes hoy enfangan el luto sobre el mito, quienes buscan contaminar cualquier trascendencia y los logros que 60 años de Revolución comunista han dado a Cuba, Latinoamérica y también el mundo.
Cuando en estos días los tertulianos y los medios del capital califican a Fidel Castro como “Dictador” yo no puedo más que pensar en cómo sería Cuba, si la Revolución hubiera fracasado. Si Batista se hubiera hecho perenne en el poder, adelante y atrás del país caribeño, rindiendo pleitesía y usurpando soberanía nacional al pueblo cubano para legárselo a la potencia imperialista yankee.
Considerar a Fidel Castro un dictador cuando sistemáticamente ha derruido (casi todos) los estándares dictatoriales habituales, y que en por ejemplo en España, tan bien y desgraciadamente conocemos, es una polución interesada por descalificar, faltar a la verdad y ahogar la vigencia y los éxitos que un puñado de soñadores tuvieron en 1956.
Al poder dominante no le conviene hacer un retrato veraz hacia Castro y la Revolución Cubana. Haría ver que sí se puede. Que hay que atreverse. Empoderarse, prepararse y asumir que se debe luchar y se puede morir. Que los ideales libertarios y comunistas permanecen. Que la educación y la cultura, la lectura, el saber, la investigación nos hacen más libres al desenmascarar las mentiras que nos cuentan.
Estoy seguro que con los años las nuevas generaciones colocarán a Fidel Castro en su lugar, como uno de los personajes históricos más influyentes del Siglo XX. Y como uno de los políticos más vigentes, visionarios y auténticos de la historia de la política y de la filosofía.

En dos días perdimos a dos hombres, a dos referentes. Marcos Ana y Fidel Castro. Dos emblemas de la lucha por mundo mejor, donde dignidad, justicia, igualdad y libertad no fueran lemas prostituidos.
Un par de día antes, había muerto Rita Barbera. Un emblema, sí. De la corrupción. Del desprestigio de la política. Del uso de las instituciones, los derechos y el legado democrático de occidente para el beneficio propio y del de sus amiguitos y amigotes. Dos maneras de ver la política, como vocación de servicio público, a los demás y progreso, y como vocación de servicio a uno mismo, pudriendo lo de los demás y anclando en el pasado y el fango la realidad.

Muere el hombre pero vive la Revolución por la dignidad y la libertad de los pueblos. En pie, por el comandante Fidel Castro.



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