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domingo, 18 de octubre de 2009

Hasta siempre Andrés


Hay múltiples factores que modulan una personalidad durante todos esos años de adolescencia y juventud en los que marcas tus ideales, metas, sueños y esa filosofía de vida que al final de todo te hará ser de una manera u de otra. También personas. Algunas de esas personas tenemos la suerte de tenerlas en directo, "in situ", respirando el mismo aire y marcando con cada palabra y gesto una reacción en nuestra conciencia, un ladrillo más para forjarnos.

Hay otras que te influyen desde fuera. Escritores, periodistas, filósofos, músicos, deportistas, artistas,... Y uno de los que más me han influido sin duda ha sido y es Andrés Montes.

Desde aquellas, frías y solitarias noches de invierno siguiendo la NBA. Haciendo pareja con otro grande e inmenso Antoni Daimiel, consiguiendo que partidos que acaban siendo aburridos o que transcurrían en la monotonía se hicieran entretenidos, divertidos y espirituales. Con una filosofía de la vida asombrosa, porque sí, "la vida puede ser maravillosa" y lo es. Primero aplicada al concepto trascendente, a la personalidad directa, al día a día. Después al deporte donde el espectáculo, el showtime, los "jugones" eran lo importante el hacer especial cada momento, no sólo esas intempestivas horas televisivas sino también cada momento vivido. Montes, era genial en todos y cada uno de sus comentarios. Con sus motes, frases hechas, su entonación característica que incluso con el volumen a cero, se hacían oir en la habitación de mis padres.

Un partido de basket NBA, o de la selección, o un partido de fútbol eran meras excusas para disertar sobre cualquier tema. Desde gastronomía, hasta cine o música, las relaciones de pareja y las bodas, o los centros comerciales. Sus extensos conocimientos cinéfilos y musicales (donde era un gran enamorado de la música negra) nos hacían relamer el paladar y esperar cualquier tipo de recomendación. El humor siempre ha sido su señal de vida y el legado más grande que nos ha dejado, siendo éste el pilar sobre el que cimentó su particular forma de narrar los partidos, desdramatizando las situaciones, persiguiendo el espectáculo, buscando la diversión por autonomasía, la del espectador, la de sus compañeros y la de él mismo. Compañeros enamorados de su forma de ser y ahora huérfanos del padre de un estilo que es legado viviente del bueno de Andrés.

Con el humor y la risa como acompañantes de lujo a sus gafas, su tez morena (o negra como diria él), pajarita y chaleco en ristre y cabeza afeitada un buen puñado de grandes comentarios y momentos inolvidables junto a personajes como Antoni Daimiel con quien formó a mi opinión, la mejor pareja de comentaristas en la historia de la Tv en España. Adoptando a hijos periodísticos y a ex futbolistas como Salinas, Kiko o Valdano. Y también a Epi o Iturriaga con quien desde que el de Bilbao era profesional mantuvo una relación entrañable, de plena amistad y confianza absoluta y que junto al "Indio" de la Cruz nos trajeron el Oro absoluto en el Mundobasket de Japón.

Con Daimiel los momentos sublimes, irreflexivos y surrealistas se sucedían, al igual que con Itu, quien recordo en una ocasión una anécdota de Montes cuando radiaba partidos de Euroliga del Real Madrid por el viejo continente. El hecho fue en Colonia, donde los blancos jugaban ante 4000 espectadores silenciosos y respetuosos con el juego, donde sólo se oían los continúos gritos y énfasis puesto por el periodista en la retransmisión del encuentro para la radio. Sólo se le oía a él y era tal la algarabía que montaba que en un saque de banda que iba a realizar Biriukov (posteriormente con los años fue su representante), le espetó un "pero Montes, quieres dejar de gritar ya, pesao". Éste es un ejemplo de la capacidad y la fortaleza que el a la postre maltrecho corazón de Montes, ponía en cada cosa que hacía, que no sólo le hacía divertir a él, sino a todos los que hemos compartido momentos con él, aunque fueran a través de la pequeña pantalla.

Aprovechando la llegada de los momentos más históricos de la selección nacional y del mejor jugador de la historia, Pau Gasol, con quien como con tantos otros entablo una relación de amistad y admiración mútua. Se ha ido el más grande, una de esas personas que te dejan un modelo, una actitud ante la vida en la que buscar la manera de disfrutar, el placer, el hedonismo, sean los fines, para los que poner los medios y siempre hacerlo con el humor, el respeto y la originalidad.

Aquí dejó algunos momentos impresionantes de para mi un ídolo. Hasta siempre, crack de cracks!!!











Y su despedida:

sábado, 27 de septiembre de 2008

Jason Williams se retira


Amanecimos con la noticia de que Jason Williams se retira. Centrándonos únicamente en el aspecto deportivo esta amarga noticia pierde parte de la sorpresa que estimula en primera impresión. Jay-Will ya no era el fantástico y espectacular jugador de sus primeros 3 o 4 años en la liga. Su juego muto merced a la acción de entrenadores como Hubie Brown o Pat Riley para convertirse en un base más eficaz, alejado de los resúmenes de mejores jugadas pero más efectivo a la hora de sumar la victoria. Williams entendió que sin su gurú particular, Rick Adelman, y primero en plantillas poco competitivas como la de Memphis cuando fue traspasado en 2001, el arte y creatividad de su juego no tenia correspondencia. Y ya cuando consiguió un grupo mejorado -primero en Memphis junto a Pau Gasol y la inestimable ayuda de Hubie Brown- y más tarde en el traspaso con Miami Heat, la presión por conseguir mejores marcas en regular season y sobretodo ganar el anillo junto a Shaq y Wade dejo muy postergados los recursos fantasiosos del base formado en la Universidad de Florida. En cambio la efectividad y capacidad de lectura de juego de Jason Williams fue aprovechada por aquellos Heat de Pat Riley para alimentar el ego del engominado "coach" y las ingentes cantidades de balones que solicitaban tan ilustres compañeros. Aún así, Williams dejo algunas acciones plenas de belleza con la camiseta de Grizzlies y Heat, muchas de ellas en playoffs y en esa final victoriosa contra Dallas en 2006.

Pero esto fue después de que Jason Williams saltará a la cancha de la NBA siendo nº 7 del draft de 1997, y a base de espectáculo, improvisación, talento y desenfado nos metiera a todos en el bolsillo. A sus compañeros, asqueados de derrotas, a un técnico siempre considerado poco dado al showtime como Adelman, que sin embargo supo que construir en torno a Williams y al ala-pivot All Star Chris Webber, a la ciudad de Sacramento, a todo el público y periodistas de la NBA, y a todos aquellos que teníamos oportunidad de ver algún resumén, por pequeño que sea, en el que se mostraban las virtudes del genial base nacido hace 21 años en aquel momento, en Virginia Occidental. Recuerdo un partido frente a San Antonio Spurs, en ese momentos campeones tras la temporada del lock-out, narrado por Montes y Daimiel, en el que el número 55 volvió loco y esquizoide el juego hasta sumar la victoria para el casillero King. En un alarde de intensidad y talento, Williams puso la primera piedra para enamorarme del basket. Se gano a todo el mundo; en tiempos de Jordan, Shaq, Duncan, Kobe o Garnett fue dos años seguidos la camiseta de la NBA más vendida en la tienda de la Quinta Avenida de New York, todo ello y el reconocimiento mundial sin ser nominado al All Star. Luego ya vinieron muchos más partidos, acontecimientos como aquel pase con el codo en el partido de rookies, o demostraciones genuinas y espectaculares de su talento, improvisación y baloncesto hecho arte.



Con un anillo engarzado en su tatuada mano, Jason Williams deja el baloncesto justo después de firmar como agente libre por los Angeles Clippers. Allí iba a ser el base suplente de Baron Davis según había hecho público Mike Dunleavy. Quizás el hecho de saberse no importante en la rotación de su nuevo equipo sea una de las causas posibles de su marcha de las canchas NBA con 32 años cumplidos. Si es así se suma a por lo menos otras dos causas, que sin duda, han forzado la situación: Por un lado, esta claro, que los problemas en los isquios que "White Chocolate" ha arrastrado las dos últimas temporadas han lastrado su juego, sus minutos y su importancia en la NBA. Y también es evidente que Williams ya no se sentía tan único e íntegro como cuando llego a la liga en 1997. El cambio en su juego, en mi opinión rompió su alma, y convirtió su pasión como era el baloncesto en un perpetuo bostezo, negándole y negándose el mismo, la importancia que el juego, tal y como lo entiende él, con su parte de espectáculo y diversión, tiene en su vida. Padre de una hija, su personalidad siempre misteriosa y tímida, no aporta tampoco posibles causas del abandono. Olvidados ya sus episodios de problemas con las drogas tanto en su periplo NCAA como en Sacramento, Williams había rechazado este verano al menos tres ofertas del basket europeo (Maccabi pujo por él seguro, y he leído que Olympiakos y CSKA preguntaron por él a su agente) y algunas varias de la NBA (entre ellas una de Minnesota y otra de Sacramento).

La noticia es un punto negativo en una temporada NBA que se presenta apasionante. Particularmente me ha dejado frio y tendido, como si me hubieran robado parte de mi alma y corazón, porque así ha sido. No es frivolo decir que el baloncesto hecho por Williams y su filosofía del juego y la vida, me ayudaron a entender no solo el deporte de la canasta, sino también a adaptarla para encaminar mi existencia con esos valores que veía ante mí, en haces de luz y música.





















Mi esperanza es que esto no es definitivo. Qué Jay Will va a recuperarse de sus problemas físicos, recuperar su ánimo y volver, cuál AVE FÉNIX, para volver hacerme a mirar todos esos videos, a dedicarle un post en el blog, a buscar insistentemente su camiseta de Sacramento Kings. De aquellos Kings, con el número 55, que me engancharon a este deporte. Hasta pronto JASON WILLIAMS.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Y Antoni Daimiel dijo mi nombre

Nunca me había tocado nada. Ni loterías, ni sorteos, ni regalos, casi ni descuentos, ni siquiera cestas de navidad. Pero no por eso vamos a dejar de jugar, siempre con cabeza, y tratar de conseguir pues un premio o un dinerillo extra. Y gracias a ese afán y a un premio muy suculento, como es una camiseta de los Portland Trail Blazers negra, de Sergio Rodríguez (y firmada), pues participamos enviando un SMS a Cuatro con la respuesta a una sencilla pregunta: ¿Cuántos partidos ha jugado en playoffs Pau Gasol? La contestación, 12. Ni uno más, ni uno menos.

Y ya ni me acordaba del sorteo, ni del premio y casi de nada, cuando recibí la llamada y esa grata sorpresa. Pues nada, Antoni Daimiel, un auténtico ídolo, como periodista y persona, pronunció mi nombre e informo a todo el mundo de que había sido el afortunado.



Pues nada aquí esta el vídeo de la "publicación" y prometo unas fotos, unos vídeos y unos posts sobre esas camisetas de basket que tanto me gustan, que tanto anhelo y que ya van cumplimentando mi colección.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...