sábado, 27 de septiembre de 2008

Jason Williams se retira


Amanecimos con la noticia de que Jason Williams se retira. Centrándonos únicamente en el aspecto deportivo esta amarga noticia pierde parte de la sorpresa que estimula en primera impresión. Jay-Will ya no era el fantástico y espectacular jugador de sus primeros 3 o 4 años en la liga. Su juego muto merced a la acción de entrenadores como Hubie Brown o Pat Riley para convertirse en un base más eficaz, alejado de los resúmenes de mejores jugadas pero más efectivo a la hora de sumar la victoria. Williams entendió que sin su gurú particular, Rick Adelman, y primero en plantillas poco competitivas como la de Memphis cuando fue traspasado en 2001, el arte y creatividad de su juego no tenia correspondencia. Y ya cuando consiguió un grupo mejorado -primero en Memphis junto a Pau Gasol y la inestimable ayuda de Hubie Brown- y más tarde en el traspaso con Miami Heat, la presión por conseguir mejores marcas en regular season y sobretodo ganar el anillo junto a Shaq y Wade dejo muy postergados los recursos fantasiosos del base formado en la Universidad de Florida. En cambio la efectividad y capacidad de lectura de juego de Jason Williams fue aprovechada por aquellos Heat de Pat Riley para alimentar el ego del engominado "coach" y las ingentes cantidades de balones que solicitaban tan ilustres compañeros. Aún así, Williams dejo algunas acciones plenas de belleza con la camiseta de Grizzlies y Heat, muchas de ellas en playoffs y en esa final victoriosa contra Dallas en 2006.

Pero esto fue después de que Jason Williams saltará a la cancha de la NBA siendo nº 7 del draft de 1997, y a base de espectáculo, improvisación, talento y desenfado nos metiera a todos en el bolsillo. A sus compañeros, asqueados de derrotas, a un técnico siempre considerado poco dado al showtime como Adelman, que sin embargo supo que construir en torno a Williams y al ala-pivot All Star Chris Webber, a la ciudad de Sacramento, a todo el público y periodistas de la NBA, y a todos aquellos que teníamos oportunidad de ver algún resumén, por pequeño que sea, en el que se mostraban las virtudes del genial base nacido hace 21 años en aquel momento, en Virginia Occidental. Recuerdo un partido frente a San Antonio Spurs, en ese momentos campeones tras la temporada del lock-out, narrado por Montes y Daimiel, en el que el número 55 volvió loco y esquizoide el juego hasta sumar la victoria para el casillero King. En un alarde de intensidad y talento, Williams puso la primera piedra para enamorarme del basket. Se gano a todo el mundo; en tiempos de Jordan, Shaq, Duncan, Kobe o Garnett fue dos años seguidos la camiseta de la NBA más vendida en la tienda de la Quinta Avenida de New York, todo ello y el reconocimiento mundial sin ser nominado al All Star. Luego ya vinieron muchos más partidos, acontecimientos como aquel pase con el codo en el partido de rookies, o demostraciones genuinas y espectaculares de su talento, improvisación y baloncesto hecho arte.



Con un anillo engarzado en su tatuada mano, Jason Williams deja el baloncesto justo después de firmar como agente libre por los Angeles Clippers. Allí iba a ser el base suplente de Baron Davis según había hecho público Mike Dunleavy. Quizás el hecho de saberse no importante en la rotación de su nuevo equipo sea una de las causas posibles de su marcha de las canchas NBA con 32 años cumplidos. Si es así se suma a por lo menos otras dos causas, que sin duda, han forzado la situación: Por un lado, esta claro, que los problemas en los isquios que "White Chocolate" ha arrastrado las dos últimas temporadas han lastrado su juego, sus minutos y su importancia en la NBA. Y también es evidente que Williams ya no se sentía tan único e íntegro como cuando llego a la liga en 1997. El cambio en su juego, en mi opinión rompió su alma, y convirtió su pasión como era el baloncesto en un perpetuo bostezo, negándole y negándose el mismo, la importancia que el juego, tal y como lo entiende él, con su parte de espectáculo y diversión, tiene en su vida. Padre de una hija, su personalidad siempre misteriosa y tímida, no aporta tampoco posibles causas del abandono. Olvidados ya sus episodios de problemas con las drogas tanto en su periplo NCAA como en Sacramento, Williams había rechazado este verano al menos tres ofertas del basket europeo (Maccabi pujo por él seguro, y he leído que Olympiakos y CSKA preguntaron por él a su agente) y algunas varias de la NBA (entre ellas una de Minnesota y otra de Sacramento).

La noticia es un punto negativo en una temporada NBA que se presenta apasionante. Particularmente me ha dejado frio y tendido, como si me hubieran robado parte de mi alma y corazón, porque así ha sido. No es frivolo decir que el baloncesto hecho por Williams y su filosofía del juego y la vida, me ayudaron a entender no solo el deporte de la canasta, sino también a adaptarla para encaminar mi existencia con esos valores que veía ante mí, en haces de luz y música.





















Mi esperanza es que esto no es definitivo. Qué Jay Will va a recuperarse de sus problemas físicos, recuperar su ánimo y volver, cuál AVE FÉNIX, para volver hacerme a mirar todos esos videos, a dedicarle un post en el blog, a buscar insistentemente su camiseta de Sacramento Kings. De aquellos Kings, con el número 55, que me engancharon a este deporte. Hasta pronto JASON WILLIAMS.

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