lunes, 6 de mayo de 2019

Mi experiencia como Presidente de una mesa electoral



Ya escribí en su momento sobre Mi experiencia como apoderado en una mesa electoral y ahora lo hago para narrar Mi experiencia como Presidente de mesa electoral en las Elecciones Generales del pasado 28 de abril y dar unas pequeñas opiniones sobre los pormenores y vicisitudes de tan democrática función.
Hace más o menos un mes recibía a través de mis padres -ya no vivo aunque sigo empadronado en mi pueblo- la citación y recuerdo aquí el derecho, pero sobretodo el deber, ciudadano para participar formando parte de las mesas electorales. Tanto si se es “titular” como “suplente” la importancia en la responsabilidad que un hombre o una mujer tienen que asumir va más allá de los 65€ de dieta y las 5 horas de libranza de la jornada laboral del día siguiente (para quien trabaje por cuenta ajena, claro).
Hablamos de ejercer como correa de transmisión de la democracia entre el voto depositado en las urnas y la representación efectiva de los candidatos elegidos. Esto se hace a través del recuento y de una serie de formalidades legales que en esencia otorgan la garantía de limpieza y participación democráticas a la que aspiramos como sociedad moderna y activa.
Por eso da tanto asco y también tanto pavor comprobar el escaso, bajísimo, nivel que muchos de nuestros vecinos y vecinas tienen en la materia. O al menos el nivel de las personas que junto a mi, salimos tras el sorteo público.
El viernes 26 asistí a una reunión previa para informarnos a los miembros de mesas electorales sobre la documentación, el protocolo y las posibles dudas para el domingo, y así ir con una mínima preparación.
Esa mínima preparación debía pasar por haberse leído previamente con interés el Manual que las juntas electorales de zona dan a cada persona. Poco más de 30 páginas que explican clara y ordenadamente el proceso electoral, y que lamentablemente, la mayoría de los asistentes no tuvieron a bien ni siquiera ojear. Y si además, las carencias y desconocimientos en materia de “nuestra” democracia, “nuestra” Constitución y de cómo funcionan las instituciones, y un poco las elecciones son tan profundos se produce el bochorno que viví, escuchando las intervenciones de quienes debían, o podían, sentarse en una mesa electoral el domingo siguiente.
Desde luego me reconozco como rara avis en el auditorio donde nos sentaron. Soy una persona interesada en la política, sobretodo a nivel de calle y participación, con ya experiencia en las elecciones siendo apoderado en varios procesos.
Por eso, casi no tenía dudas, y asistí asombrado al nivel de chabacanería y estulticia con la que se fueron destilando los temas. Preguntas del tipo sobre “si las elecciones acaban a las 14:30”, “si los votos con la tarjeta censal son válidos” o “si tengo que estar en la mesa hasta las dos y luego viene el suplente”. A parte, quedan los chistes y gracias varias que afloraron en mi un sentimiento de vergüenza ajena.
Pecando de elitista no pude más que sentirme indignado y a la vez apesadumbrado del escaso nivel que “tenemos” como sociedad para conocer nuestra propia democracia y su funcionamiento. Aquí hago una denuncia a las instituciones y medios de comunicación para que trabajen en informar de manera efectiva. Para conocer la importancia decisiva de la función que realizamos miles de personas el pasado domingo, de lo que supone, qué hay que hacer, lo que puede implicar no hacerlo y no tomárselo en serio, y del proceso general de unas elecciones.
Hablamos del deber cívico en democracia que no sólo tiene que estar regido por figuras como el delito electoral, sino que tiene que apelar de entrada a la responsabilidad basada en una cultura democrática sólida y funcional.
Todas y todos queríamos acabar la jornada lo antes posible sin incidentes ni problemas, porque no hay necesidad de tener que asumir una citación judicial para explicar que un acta no está bien, o que había alguna denuncia, por lo que la labor que tenemos como sociedad para conocer la manera en la que convivimos y nos regimos es básica.
A continuación, voy a relatar desde mi experiencia y valiéndome como guía del propio manual de instrucciones de las Elecciones a Cortes Generales el proceso cronológico a seguir, siendo Presidente de mesa electoral:
Cronología de un Presidente de Mesa electoral:
En primer lugar, recalco el deber cívico ineludible que es ser miembro de una Mesa Electoral, cuya dejación, expresada en no presentarse a la hora de formación de la Mesa, es considerada delito electoral castigado con penas de entre 3 meses y un año de prisión, y una multa de hasta 3.400€. Poca broma.
Formar parte de una mesa electoral, tanto si se es presidente, vocales, o en titular o suplentes, viene a través de un sorteo público, realizado en pleno del ayuntamiento. Serán elegidos entre las personas con derecho a voto los menores de 70 años que sepan leer y escribir, quedando para la presidencia, personas con estudios superiores (aprobado el bachillerato), consignados para cada mesa en cada sección del censo. Es decir, sobre cada mesa se eligen presidente, dos vocales y hasta dos suplentes por cada puesto. En total 9 personas.
Si has sido elegido te llegará la citación a través de la policía local o Guardia Civil, y hasta el día de las elecciones, a parte de una reunión previa, tu única función y realmente importante es leerte el Manual que te den.
Se puede renunciar a la función, pero hay que tener muy buenos motivos y poder argumentarlos con documentación ante la Junta Electoral de zona. Ya no vale con haber solicitado el voto por correo e incluso el tener billetes de vuelo adquiridos previamente puede no valer para librarse. La documentación en principio ha de presentarse de manera personal, aunque también se puede enviar por fax.
Vayamos al día de la votación.
8:00 de la mañana. Reunión en el local electoral que tenemos asignado. Deben estar presentes todas las personas que integren la mesa y sus suplentes. Si una vez que se ha constituido la mesa no es necesario realizar ninguna sustitución los suplentes pueden marcharse.
Durante más de viente minutos esperé a que vinieran el resto de personas asignadas a mi mesa. Estaba yo solo, pese a la obligatoriedad de la citación. Desconozco si se tomó nota o si se va a llevar a cabo alguna sanción a quienes faltaron.
Hasta las 8:30 de la mañana, momento en el que se formaliza la constitución de la mesa electoral hay una serie de funciones a realizar:
1. Comprobar el material electoral:
1.1. Urnas para cada elección. En mi caso una para las cortes y otra para el Senado.
1.2. Cabina de votación para ejercer el voto de manera secreta.
1.3. Sobres y papeletas. Hay que comprobar que todas las candidaturas están presentes y que hay tanto papeletas y sobres para llevar a cabo la votación. Normalmente, hay como 3 o 4 veces más de lo necesario.
Aconsejo, si se tiene tiempo, disponer las papeletas, tanto en la mesa auxiliar como en la cabina en el mismo orden que el dictado por la Junta Electoral. De hecho estas palabras, “es el mismo orden que ha dictado la Junta Electoral y además es el orden que aparece publicado en el B.O.E.” la repetirás como presidente varias veces durante la votación.
También recuerdo una cosa muy importante: Tanto sobres y papeletas por separado, como juntos en forma de voto, sólo pueden ser manipulados por los miembros de la mesa electoral. Cuídense de que interventores o apoderados las toquen porque si hay algún problema pueden invalidar el trabajo de la mesa y tener que repetir la elección dos días después.
1.4. Documentación:
1.4.1. Copia del censo electoral
1.4.2. Actas: Constitución, escrutinio y sesión.
1.4.3. Certificados de Votación para entregar a quien lo solicite, normalmente trabajadores que hacen un alto en la jornada para ejercer su derecho al voto. En todo el día, sólo rellene uno.
1.4.4. Lista numerada de votantes: Aquí se anotarán los nombres y apellidos de cada persona que vaya a votar. Importante dejar en blanco el hueco -con el Senado pasa a veces- donde se abstiene.
1.4.5. Plantilla Auxiliar para facilitar el recuento del Senado.
1.4.6. Copia de las credenciales de los interventores e interventoras que actúen en tu mesa. Habrá como mucho dos por candidatura. Como es una labor bastante sacrificada no todos los partidos pueden disponer de ellos, y de hecho, sólo se suelen presentar uno o una del PP y uno o una del PSOE.
Hay que matizar que estas personas estarán junto a ti en la mesa, llevando un control de los votantes, con copias del censo facilitadas por su partido. No deja de ser una ayuda, una comprobación a mayores del voto, que puede venir bien a la hora de realizar el recuento, pero también, pueden dar problemas. Los interventores de tu mesa, votarán en la mesa aunque estén censados en otras mesas.
1.4.7. Copia de las credenciales de interventores e interventoras censadas en tu mesa, pero que van a ejercer su función en otra mesa. Donde votarán. Estos en el listado del censo, aparecen con una “I” que indica que se han acreditado como interventores.
1.4.8. Sobres y recibos de entrega para al final de la jornada presentar los documentos, tanto en el juzgado como a un funcionario de Correos.
1.4.9. Procedimiento de votación para personas con discapacidad visual que lo hayan pedido con anterioridad.
Tuve un caso. Una persona ciega, solicitó ejercer su derecho. Tenía un credencial y una carpeta con las papeletas en braille troqueladas con su habitual correspondiente. Es decir, la persona utiliza esta carpeta para identificar a través del braille las candidaturas y decidir a cual vota, para después separar la papeleta normal que tiene troquelada a la de braille, que será puesta en un sobre de votación. Esta persona podía habérselo llevado a su domicilio para hacer la tarea, pero decidió componer su voto en la cabina ayudado por una persona de su confianza que la acompañaba.
1.4.10. Bolígrafos, lapiceros, rotuladores fluorescentes, regla, grapadora, corrector, gomas elásticas, cuño,
1.4.11. Una hoja con los teléfonos de contacto tanto de funcionarios y de la Junta Electoral de zona, para comunicarse en caso de necesidad.
IMPORTANTE: Si alguno de estos materiales no se encuentra o está en mal estado hay que comunicarlo inmediatamente para que la Junta electoral de zona pueda enviarlo y sustituirlo.
2. Comprobación de las condiciones del local electoral.
Esto es, básicamente, cerciorarse de que los carteles que indican a cada persona donde votar según su sección y mesa están bien puestos y son visibles. Creo que todas y todos nos hemos despistado más de una vez al ir a votar y guiarse a través de estos paneles, por lo que a parte de asegurarse de que son visibles, poco más podemos hacer.
3. Recepción de las credenciales de interventores e interventoras.
Tienen entre las 8 y las 8:30 para presentarse ante la mesa. En mi caso, llegaron dos interventoras, una del psoe y otra del pp, antes que el resto de miembros de la mesa…


8:30 de la mañana. Constitución de la mesa electoral.
Momento trascendente. Es vital hacerlo y además de manera correcta. Una vez que ya estábamos todos los que teníamos que formar la mesa, nos pusimos a la tarea de rellenar el Acta de Constitución.
No tiene mucha complicación pero sí que es preciso poner atención para que todos la firmen, incluidos los interventores acreditados. Viene en papel auto-copiativo, es decir, con múltiples caras en las que se remarca la información, y debemos dar una copia a cada candidatura, interventores o apoderados, que nos la pidan.


9:00. Comienza la votación.
Puesto de pie gritéEmpieza la votación” y ese fue el disparo de salida para que fueran llegando más y más electores. De hecho ya había una cola a las 9 menos diez -no sé si es que la gente desconoce que como te pillen por ahí y falten miembros de mesa te toca a ti formar parte. O es que lo buscan-. El caso es que no tuve mucho tiempo para protocolizar un poco el voto.
A mi derecha, el primer vocal. Una persona, de más de cuarenta años, cuya mayor preocupación era salir a fumar e incluso ir a comprar tabaco, y con severos problemas para conocer el funcionamiento del abecedario. Era el “encargado” de buscar al votante en el censo. A mi izquierda, la segunda vocal, una ni-ni con una vida social activísima a través del móvil que debía inexorablemente consultar cada 30 segundos después de haber venido de fiesta casi de empalmada (ya que pasó el resto del día diciendo que había dormido 2 horas las noche anterior y otras 3 las del viernes), y que era la encargada de apuntar nombre, apellidos e id de censo junto a su autonumérico correspondiente en la planilla de control del número de votantes. Me dará problemas más adelante.
A la hora de votar, el protocolo es el siguiente:
Como presidente, recibes al votante y recoges su documento de identificación (DNI, carnet de conducir, pasaporte, originales aunque estén caducados. No valen fotocopias, y tuve 3 o 4 que mande a casa).
Indico a mi primer vocal los apellidos y nombre del votante. Como veía que no desenvolvía la mayoría de las veces, con vista de águila le indicaba yo dónde estaba esa persona. Una vez encontrada, y visto que no tenía la “C” de voto por correo (más adelante hablaré de esto) y que obviamente no estaba tachado con el fluorescente porque hubiera ya votado, le recogía su voto. Palpaba cada sobre para comprobar que era normal y no estaba manipulado, y después, como había dos urnas, Congreso y Senado, primero le destapaba la del Congreso y le daba el sobre blanco para que él o ella introdujera su voto. Y después la misma operación con la urna del Senado y el sobre sepia.
Tiene que hacerse así, por la principal razón de que cada persona tiene el derecho de depositar su voto el mismo, pero minimizando errores de introducir un sobre donde no toca.
Mientras hacía eso, la segunda vocal apuntaba nombre y apellidos del votante en la planilla, al igual que lo que hacían las interventoras. Una, la del PP, tachaba en su listado del censo, la del PSOE, apuntaba el id en su planilla.
Así hasta las 8 de la tarde que se cierra la votación, con la última persona que se encontraba en el local a esa hora, momento en el que indique “Se concluye la votación”.
11 horas casi de pie, salvo la media hora escasa en que me ausenté para ir a comer a casa. Lo hicimos por turnos, como cuando había que ir al excusado, quedando siempre, como marca la ley, dos personas en la mesa, y rezando para que el elenco del que disponía no me preparará alguna en ese rato.


20:00 horas. 8 de la tarde.
Una vez terminado el voto presencial, vamos con el voto por correo.
A media mañana había llegado un cartero, con la montaña del voto por correo. Hasta 32 personas lo habían solicitado -así recontamos del propio censo con la famosa “C”- y habían llegado 27 votos. Entre ellos, el mío.
La normativa que rige el voto por correo cambió junto al tema del voto rogado para las personas que residen en el extranjero, y ahora prevalece frente al voto presencial. Qué quiere decir esto. Antes, tu podías haber solicitado el voto por correo e incluso haberlo enviado en la oficina de correos, pero si el día de las elecciones votabas presencialmente se te tachaba del censo, y para cuando llegará la hora del voto por correo, tu voto era desechado al comprobar que ya habías votado.
Ahora no. Ahora en el censo, las personas que habíamos solicitado el voto por correo, veníamos marcados con una “C”, y no podíamos votar presencialmente. Y vistas las colas, las ampliaciones del horario, y el estrés que ciudadanos y trabajadores de Correos han tenido para poder hacer efectivo el derecho al voto, uno, mal pensado, no puede dejar de pensar que está reforma ha sido parte del pucherazo electoral que el PP nos ha colao estos años.
Rellené una incidencia al tener que negarle el voto a una chica que lo había solicitado por correo, pero que no pudo ejercerlo al no llegarle la documentación en plazo y que se las había ingeniado para ir a votar presencialmente el domingo. Cuando vimos que esa “C” venía marcada junto a su nombre en el listado del censo, tuve que impedirle ejercer su derecho al voto, y explicarle, a ella y a su padre, cómo funciona el sistema ahora. Todo ante su violencia verbal hacia mi persona, como si yo me lo hubiera inventado. Por supuesto, les indique que iba a dejar constancia en el acta de éste hecho y así lo hice al rellenar el acta de sesión.
Que de más de 2 millones y medio de españoles residentes en el extranjero sólo hayan podido votar poco menos del 6% es una cacicada más de quienes critican lo que sucede en Venezuela. Que después de precarizar Correos -una empresa pública que debía ser una joya estratégica de la economía patria- no pueda atender la demanda, no es un mero accidente, sino una prueba más de que querían eliminar del censo a buena parte de la gente -los que residimos fuera, normalmente lo hacemos por la falta de oportunidades en nuestra tierra- que no les iba a votar.
Espero y deseo que el nuevo gobierno derogue el voto rogado y esta normativa relativa al voto por correo, así como dotar a Correos de la estabilidad y potencia de una empresa pública. Tres deseos que nos darían un mejor país donde vivir.
Pero volvamos al lío del voto por correo. Abrí cada sobre, y comprobé que a parte de los dos sobres de la elección (Congreso y Senado) venía el certificado de voto por correo. Sin él, el voto no era válido y debía destruirse. De los 27 me encontré con 4 en esa situación, pero es que sin el certificado es imposible comprobar que la persona está en el censo, ya que el único documento que queda es el sobre y su remitente, que no valida esa opción.
Introducidos los votos por correo, incluido el mío, se dispusieron a votar los miembros de la mesa, los vocales, y después las dos interventoras, y ya en ese momento nos dispusimos a realizar los recuentos.
Escrutinio
El escrutinio es público. Cualquier persona puede entrar a ver como se lleva a cabo. Lamentablemente, no tuve espectadores con los que entretener con mis destrezas y labores democráticas.
En principio, el escrutinio tiene que hacerse con el siguiente protocolo: Abierta la urna, el presidente extrae uno a uno los sobres, que irá abriendo y leyendo la papeleta en voz alta.
Digo en principio porque a mi a todas luces me parecía un proceso eterno que además podía llevar a errores, como paso en dos de las otras tres mesas vecinas.
Mi propuesta era la siguiente: Presidente y dos vocales (obviamente, los únicos autorizados para tocar los votos), irán abriendo los sobres y disponiendo cada papeleta en su montón correspondiente para después contarlos. Guardaremos los sobres abiertos, agrupados de 10 en 10 para hacer más fácil el recuento y comprobar que votos y sobres coinciden.
Al principio las dos interventoras, y dos apoderadas de Ciudadanos y Unidas Podemos que llegaron no estaban muy seguras de mi proceder, pero como habían comprobado que tenía la situación bajo control y el funcionario me dio el visto bueno, procedimos a hacerlo así.
Aprovecho para decir que en una mesa electoral las decisiones las toma la presidencia. Interventores y apoderados pueden opinar, pero no tienen voto.
El caso es que una vez vieron que el recuento era rápido y que fue cuadrando, salvo en la planilla que la segunda vocal ( la que venía de resaca, recordemos) debía rellenar, donde teníamos una varianza de más de 30 números, cuarenta electores, menos que el número total de votos emitidos.
Fuimos a comprobar todo el listado y aquí vino bien que la interventora del PSOE fuera haciendo una hoja igual, porque comprobamos que en un momento determinado, en vez de apuntar “360”, la segunda vocal apuntó “330”, encontrando ahí el entuerto, que encima se tardó bastante en subsanar porque todas las hojas que venían después tenían puesto mal el número y había que corregirlas.
Mientras hacía eso yo aproveché para rellenar el acta de escrutinio del Congreso, y salir a la puerta a tomar un poco el aire.
Solucionado nos pusimos con el recuento del Senado, donde la interventora del PP nos dio una gran ayuda: Comentó que para evitar errores e ir algo más rápido la mejor forma de hacerlo era separar en un montón las papeletas donde los tres elegidos fueran del mismo partido, en otro los que fueran de dos, y en otra los que fueran de uno.
Ya sabéis que la papeleta del Senado es única con todos los partidos y se debe marcar la casilla de la persona a la que deseamos depositar nuestro voto, no siendo necesario que pertenezcan a la misma candidatura.
Lo hicimos como propuso esta señora y he de decir que avanzamos rápidamente puesto que pudimos contar como una papeleta normal los votos donde habían votado a las tres personas de un partido, que además suponen la mayoría de la urna. Luego ya fue más tedioso indicar los nombres de cada marca, pero indudablemente habíamos acabado el recuento muy rápido, más que en otras elecciones en las que había estado yo en anteriores ocasiones, y también las de las mesas vecinas.


Hechos los escrutinios y comprobados que no había errores y anunciados los resultados de la votación (n.º de electores en el censo, n.º de votantes, votos nulos, votos en blanco, votos por candidatura) nos dispusimos a rellenar las actas tanto de escrutinio, como de sesión.
Es importante, que durante el día, sobretodo en esos momentos de media tarde, donde no suele votar mucha gente, ir rellenando lo que se pueda rellenar, y sobretodo ir firmando las hojas de la planilla de electores que tienen que ir firmadas por todos los miembros de la mesa. Esto evita carreras y nervios al final del día cuando ya estamos todos cansados.


Acta de Escrutinio.
Una por cada proceso celebrado. Es decir, cada urna. Se tiene que rellenar y firmar por cada miembro de la mesa (Presidente, vocales e interventores). Una vez relleno, el original, se dispondrá en lugar visible (normalmente la puerta del colegio electoral). La primera copia se le da al funcionario representante de la Administración. Y el resto de copias se da a interventores y apoderados, siendo una copia por candidatura.
Acta de Sesión.
También un acta por cada urna. Se rellena y se firman por todos los integrantes y se dispondrán las copias para los interventores y apoderados de igual modo que con el acta de escrutinio.


A continuación, rellenamos los sobres para la entrega de la documentación electoral. Habrá un juego de tres sobres por cada urna que hemos tenido en la mesa y se cumplimentarán de la siguiente forma:
Sobre número 1
-Acta de constitución de la mesa.
-Original del acta de sesión de la urna correspondiente.
-Lista numerada de votantes. En el caso de unas elecciones generales, se introduce en el sobre correspondiente a la elección al Congreso de los diputados.
-Papeletas nulas o que hayan sido objeto de reclamación si es que la hubiera.
-Lista del censo electoral. Pregunté en la reunión informativa si los censos que llevan los interventores se tenían que recoger. Me dijeron que no.
-Copias de las credenciales de los interventores acreditados en la mesa.
-Certificaciones censales en caso de que las hubiera.
-Solicitudes de reintegro de gastos del voto por correo en caso de que las hubiera.
Sobres número 2 y número 3
-Copia del acta de constitución de la mesa
-Copia de las actas de sesión correspondientes.


Una vez rellenos, se cerrarán y se firmarán por todos los integrantes de la mesa (incluidos interventores) y se procederá a entregarse:
Sobres números 1 y 2, los entregará el presidente de la mesa electoral en el juzgado de guardia.
El sobre número 3 será recogido por un trabajador de Correos en el mismo colegio electoral.


Así con un paseo en un coche de la policía local desde el colegio electoral, al juzgado de guardia y después hacia casa de mis padres terminé un día maratoniano. Había salido de casa a las 8 menos cuarto y volvía, a la 1 de la mañana.
Cuando salía del colegio electoral, en las mesas que había al lado en dos estaban picando el recuento del senado y en otra rellenando el acta de escrutinio del Congreso. Desconozco a la hora a la que terminaron el proceso.
En cualquier caso, más allá de los 65€, me parece mucho más importante, dar una jornada entera, incluso dos, sin perder sueldo ni otros derechos, a las y los trabajadores que forman parte de un proceso electoral. Necesitas al menos una jornada para descansar y recuperar una rutina normal y no se va a caer el mundo porque no vayas a trabajar el día después de estar 17 o 18 horas en pie. Quizás menos propaganda electoral, especialmente esa que atenta a la sacrosanta intimidad de nuestros buzones podía costear éste derecho.
También estaría bien que nos facilitarán agua, así como algo para picar, cenar, antes del escrutinio, que como habéis visto se puede alargar varias horas. Gracias, cariño por llevarme 3 botellas de agua y traerme viandas para cenar.
Aconsejo llevar ropa cómoda. No me refiero al chándal del madrid, ni tampoco a las mallas del decathlon con las que vais ahora a todos los sitios. No se trata de ir de cena de nochevieja, ni tampoco de vuelta del gimnasio, sino de vestir con coherencia a la situación, teniendo en cuenta, que pasaréis muchas horas fuera de casa, sentados o de pie, y ropa excesivamente ajustada puede causar estragos.
Poned atención sobretodo en el calzado. Algo cómodo que no recaliente el pie, pero por favor, calzado cerrado, que no tenemos que estar oliendo los juanetes del pijo que ha ido en sandalias.
Y sobretodo, tomároslo en serio. Tendréis, como en mi caso, interventores y apoderados que os cuestionarán por sistema la forma de hacer las cosas y que cuando les digáis que eso es lo que viene en el manual, os digan que ellos no se lo han leído, podréis cerrarles la boca.
La función que vais a realizar, incluso aunque os hayan designado como suplentes, es muy importante para la salud y el buen funcionamiento de nuestro país y nuestra democracia. Insisto, leed el manual de instrucciones para integrantes de la mesa electoral, y que os darán el día que os entreguen la citación. Hacedlo una, dos y hasta tres veces. Podéis consultar en internet las dudas que tengáis y/o luego preguntárselas a los funcionarios en la reunión previa. Reflexionad sobre cómo va a ser el día y preparaos para una jornada intensa, que requiere vuestra máxima implicación y atención, para no tener errores y que transcurra con normalidad.
Informaros seriamente del funcionamiento de unas elecciones y acudid con responsabilidad a ejercer vuestro deber, pero también derecho. Pensad que hace 50 años, no teníamos esta posibilidad, y que hubo millones de compatriotas que murieron o sufrieron para que tú puedas presidir o estar presente en una mesa electoral.
Tu labor es mucho más importante de lo que imaginas.

martes, 30 de abril de 2019

10 valoraciones a las Elecciones Generales del 28 de abril



Análisis y predicciones de lo que puede suceder tras las elecciones generales del pasado domingo, 28 de abril.
  1. Pedro Sánchez Presidente. En octubre de 2016 Pedro Sánchez era defenestrado por la dirección federal del PSOE tras ir cosechando sus peores resultados en la historia. Hoy es presidente electo del gobierno, después de una moción de censura exitosa y con la mayor victoria de la historia del PSOE en número de diputados con respecto a su principal perseguidor.
  2. Lo hace tras la masiva movilización de la izquierda y de las mujeres, particularmente, tras la triple alianza de Andalucía, encabezada por una ultra derecha, machista y criminal que amenaza con detonar la limitada democracia que tenemos.
La participación ha sido la más alta desde 1982. Ha sido la participación de una sociedad no tan radicalizada como se podía augurar, sino más bien centrada, y sobretodo interesada, en que se solucionen los graves problemas económicos y sociales que tenemos y las profundas carencias y disfunciones de nuestra democracia.
  1. El voto útil es el principal fenómeno en las elecciones generales españolas, y en estas no ha sido una excepción. El PSOE se ha aprovechado de él, para aunar todo el voto opuesto a estas derechas nauseabundas, jugando con la Ley Electoral. Y además se ha beneficiado de la pérdida de representación de esa derecha fragmentada en tres bloques, de casi similar poder.
10.800.000 votos para PP, Cs y Vox. Los mismos 11 millones que en las últimas 4 elecciones han votado derecha en nuestro país. Y prácticamente la misma representación en el Congreso: 147 diputados. Enfrente, 10.300.000 votos progresistas que han sumado más porque no se han dispersado tanto, y porque gracias a la campaña y los debates televisados Sánchez e Iglesias, se posicionaron como dos líderes centrados, respetuosos y con propuestas para solucionar problemas, frente a un Casado y Rivera, enzarzados entre ellos, maleducados, crispados y sin alternativas, asustados por el fantasma de un franquismo caínita, que sólo trae populismo y barbarie.
Siguen vigentes las dos Españas, y Pedro Sánchez ha de cuidarse de cumplir las expectativas de un electorado que le ha dado su confianza, y que de desmovilizarse daría el gobierno a una derecha que ya conocemos como corrupta, fascista y antisocial.
  1. El gran derrotado es el PP y vamos a ver si no lo es definitivamente. La pérdida de representación es tan colosal que atenta al sustento financiero de esta organización. Pablo Casado ha sido incapaz de articular en su persona el apoyo que tradicionalmente ha tenido el PP. Picó en el anzuelo de la extrema derecha y derivo su discurso hacia ella, perdiendo así el apoyo de los sectores más centristas y liberales de su partido que han ido a parar a Ciudadanos. Y sin embargo, tampoco pudo conservar el voto ultra que viendo aparecer una fuerza sin maquillajes que les podía representar se han sumado a ella.
  2. Albert Rivera ha salvado con creces la bola de partido que tenía en el tejado y ya saliva viéndose como líder de la oposición y líder del centro derecha en España. Con un partido artificial, inmerso en no pocas polémicas internas, tiene mano para aprovechar la situación. Frente a la voz de sus amos, que rezan por una unión PSOE+Cs, Rivera debería mantenerse, por una vez, fiel a su palabra de no pactar nunca más con Sánchez, y así conservar por un lado los electores que ha arrancado al PP y presentarse como la opción más moderada y central del tablero político nacional.
  3. Me niego a decir que la ultra derecha entra por primera vez en el Parlamento. Los herederos del franquismo han tenido un acomodo preferente todos estos años en el PP y ahora lo que tenemos es una nueva fuerza que se presenta para recabar el voto ultra, toda vez que parece amortizado lo que ha sido el PP.
Para cualquier democracia es una tragedia que un sólo representante del fascismo se aupé a un escaño. Contra más, con 24. Su programa está claro: populismo barato para seguir viviendo del dinero público sin dar un palo al agua. Atizar los odios entre españoles por razones de nacimiento, ideología, sexualidad o religión y anquilosar el país al reducto ultra conservador son los mantras de Vox y frente a ellos no puede haber más que una respuesta antifascista y democrática clara.
  1. Hablar de Unidas Podemos es hablar de una derrota. Pablo Iglesias volvía de su baja de paternidad para encabezar una campaña que ha sido buena, ya que ha salvado los muebles, hundiéndose menos de lo pronosticado por las encuestas, pero aún así se han perdido un tercio de los diputados y, todos los senadores.
Los votos se habían perdido antes, unos huían por lo contaminado de las cloacas del estado, y otros, lo hacían cansados de la eterna fragmentación de la izquierda y de ver como lejos de consagrase como un espacio de respuesta inclusiva al fascismo y el neoliberalismo, primaban los intereses y filias y fobias personales, por encima de las necesidades del país.
Se espera -una vez más- una auto crítica clara, sincera y que proponga soluciones. Por lo pronto no estaría de más un último (y desesperado) llamamiento a la unión de todas las fuerzas progresistas ante las elecciones del próximo 26 de mayo. Después, esa auto critica, una mayor concienciación en la conveniencia de un partido de izquierdas de amplio espectro capaz de acoger a contra más mejor, con el fin de proteger a la clase trabajadora de tanto fascismo y tanto liberalismo. Y más tarde, una regeneración completa del proyecto, para evitar convertirse en una IU 2.0. condenada al ostracismo, y sobretodo para recuperar los ideales de su emergencia, volviendo a la horizontalidad en las decisiones. Pablo Iglesias sabe que tiene que irse pero querrá colocar a Irene Montero como cabeza de partido y así mantener su influencia. Sería un error, que derrumbaría la ya derruida credibilidad del partido. Podemos necesita salir de la endogamia impuesta por el Círculo de la Complutense y concentrar un discurso de defensa de la clase trabajadora y de verdadera izquierda.
Izquierda Unida esta en esa misma encrucijada, y aunque parezca lo contrario tras estas elecciones, a la izquierda del PSOE sigue habiendo un espacio ideológico inmenso que tiene que ser el de Podemos e IU.
En cuanto a las confluencias, todas, una vez desligadas del proyecto Unidas Podemos, han perdido su representación y tanto en Galicia, Catalunya, como Valencia se han perdido escaños que tras la aplicación del sistema d’Hont han acabado en otras fuerzas.
  1. En Euskadi, la suma de las tres derechas nacionales no ha conseguido ni un escaño. Supongo que tirarse años insultando a vascos y catalanes, e incluso mandar a la policía a aporrearles, habrá tenido algo que ver.
PNV amplía su representación, al igual que Bildú lo que les da el título de necesarios en el nuevo Congreso. Podrán negociar directamente con Sánchez.
En Catalunya, frente a la táctica de confrontación de Puigdemont y Torrá se ha impuesto el pragmatismo de Junqueras y Rufián. Así Esquerra ha conseguido sus mejores resultados y llama a la puerta de la Generalitat que no puede seguir bloqueada por el tacticismo de la burguesía liberal catalana.
  1. La hecatombe del PP ha sido tan colosal que han perdido la mayoría, y con ella su capacidad de boicot, en el Senado. Desde 1996 el PP ha regido la cámara alta, usándola a su antojo para desgastar rivales. Ahora el PSOE tiene la oportunidad y la responsabilidad de darle sentido, aplicando una política que venga a solucionar los muchísimos problemas que tiene la organización territorial del país, empezando por el drama de la España vaciada. Aún con esta mayoría, el Senado, debe desaparecer en una nueva Constitución.
  2. PACMA ha subido su resultado, pero sigue sin acceder a un diputado. Más de 300.000 votos sin representación, que en principio, deberían darle un eurodiputado en las próximas Europeas. Con la ultra derecha haciendo campaña con los toros, las fiestas y la caza, tienen que hacer frente con el resto de fuerzas democráticas y antifascistas, pero asumiendo y aprendiendo más del ecologismo que del animalismo.
¿Qué va a pasar?
En principio, estamos ante una legislatura “normal” en cuanto a su duración. Va a ver, salvo hecatombe, cuatro años de Pedro Sánchez en la Moncloa. Incluso, y hasta por primera vez, tras unas elecciones generales, el IBEX35 subía. Ahora bien, necesitará apoyos.
Cruzando el ecuador de éste masivo ciclo electoral, ni Sánchez ni el PSOE van a forzar posibles pactos que pueden desgastar a los barones territoriales y ciertas candidaturas en alcaldías.
Su principal socio, para investidura y presupuestos, será Podemos, que a parte de mantener en la izquierda las políticas sociales y económicas del Gobierno a de articular un proceso interno, que primero reconduzca a las múltiples corrientes, territoriales e ideológicas, a un proyecto común, para después abrirse a una nueva dirección elegida entre todos.
PNV y Bildú aparecen como socios preferentes que no le pedirán un referéndum de autodeterminación a cambio, pero si mayores competencias y dinero para Euskadi.
Pero cuidado. A Sánchez el otro día le gritaban “Con Rivera no”, igual que hace 15 años a Zapatero le gritaban “No nos falles”. Pues bien, sin fiarme mucho de la dirección del PSOE, Pedro Sánchez tiene una oportunidad histórica para reconstruir una España que necesita amplias reformas políticas y sociales que den estabilidad y mejoren la dignidad de las gentes. Reformar, cuando no una nueva, Constitución, es inaplazable. La España plural lo necesita. La España vacía, lo implora. Feminismo, justicia social, memoria y cambio climático son los cuatro ejes sobre los que debe articular su acción de gobierno, gobernando para todos, no sólo para los poderosos.
En cuanto a la oposición de la derecha a priori, estamos ante un tiempo nuevo, en el que el derrumbe del PP parece evidente, desligándose en dos partidos: Una centro derecha liberal en Ciudadanos; Y una extrema derecha franquista, en Vox.
El 26 de mayo más, con las elecciones municipales, autonómicas y europeas, tan sólo 4 días después, en principio, de la sesión de investidura.


miércoles, 24 de abril de 2019

Ante las elecciones generales



Ya han pasado los dos debates televisados entre los cuatro candidatos a presidente del Gobierno en las Elecciones Generales del próximo domingo, 28 de abril. Quizás hicieran como un servidor, y se hayan refugiado en la literatura, la cocina, hacer algo de deporte o el imprescindible Cachitos de anoche. Si es así, les felicito. Han ganado en salud y en cordura, visto lo revisado en las crónicas que la prensa lanza hoy y lanzó ayer.
Dicen las malas lenguas de las estadísticas que hay un 41% de indecisos y que la doble confrontación de lunes y martes podría desnivelar la balanza derecha vs centro-izquierda. Me cuesta creer que a estas alturas de la película haya un español o española que no ha perfilado el sentido del voto. Si es en el eje centro-izquierda, incluso la dicotomia entre PSOE y Unidas Podemos estará decidida.
En la derecha si es probable que haya un alto porcentaje de individuos tentados a volver al corrupto redil del PP o apostar por el neo-franquismo de cubata y chabacanería que resulta ser VOX. En ambos casos parece que Ciudadanos pierde el paso. La resolución el próximo domingo a eso de las 10 de la noche.


Leídas una docena de crónicas de distintos medios del espectro ideológico sobre los debates de ayer y anteayer, me permito el atrevimiento de sacar unas pocas conclusiones:
  1. La primera es la terrible deriva a la necedad que los medios tradicionales llevan. Convertidos en repositorios de fanáticos y hooligans, los análisis y las opiniones se convierten en furibundos ataques personales al oponente y en un ensalzamiento sin medida al favorito. La distorsión de la realidad es tan asombrosa como espeluznante la influencia que puedan seguir ejerciendo en ciertos sectores de población.
  2. Para la derecha los debates han servido única y exclusivamente para plasmar un enfrentamiento por su elector. Pedro Sánchez -y Pablo Iglesias- han sido espectadores de lujo del rifirrafe entre Casado y Rivera disputándose las migajas de la bandera para atraer a un electorado que les permita continuar en su puesto. Por primera vez parece que la derecha pueda verse influida por el voto útil y de la conjunción que este tenga con el voto oculto saldrán más o menos opciones de que la presidencia de Gobierno caiga en el PP. La derecha nunca ha necesitado aportar buenos oradores, mejores discursos y propuestas que muestren su implacable neoliberalismo y su fanático franquismo. En el juego de las emociones estaba su ventaja. Pero el espectáculo mostrado por estos dos personajes avergüenza más que empatiza. Las mentiras y la búsqueda del zasca y de la imagen ha estado por encima de cualquier plan de gobierno por muy descabellado, retrógrado y anti social que tengan.
  3. En cuanto a la izquierda, sale notoriamente mejor parada y ambos candidatos se han presentado como los más serios, responsables y atractivos de cara a la gente normal, que lo que quiere es que se solucionen los problemas del país. Son los únicos que han dado propuestas y alternativas a esos problemas, y aunque sea sin atacar el pactismo de la transición o el estado del capitalismo, con eso les debería valer para gobernar -en coalición- un país normal.
Pero España, no es un país normal. Si lo fuera, como decía hace unos párrafos, no se entendería ese porcentaje tan alto de indecisos teniendo en cuenta la que ha caído en los últimos 8 años. O los últimos 11. O los últimos 40. O los últimos 80 años.
Entre éste 28 de abril y el próximo 26 de mayo en el que se celebrarán elecciones municipales, autonómicas y europeas, celebraremos el octavo aniversario del 15M. La estafa económica de 2008 en la que se limpiaban con los servicios públicos las deudas privadas de la especulación y des regulación financiera impulsaba un movimiento indignado que pedía justicia social y llenaba de ilusión nuestras vidas. Arrancaba una revolución -más bien un conato de ella- en la que también se ponía en solfa a la corrupción, a la oligarquía, al estado de las cosas, a los pactos antisociales y anti democráticos de la transición y reivindicaba la memoria de lucha anti-fascista.
En un movimiento juvenil y urbano las generaciones que veían, veíamos, nuestras perspectivas de futuro irse al sumidero salíamos a llenar las plazas, no sólo de lemas, sino también de propuestas. Se denunciaba un estado del malestar, opresor y demagogo, que necesitaba ser cambiado, erradicado, pero que aún hoy languidece y se muestra intratable e incluso violento.
Hoy las grietas sociales se agrandan. Los privilegiados cada vez lo son más y oprimen con mayor fuerza a los oprimidos, que ahora somos precarios y un montón de cosas más, gracias a la neolengua. La reacción ofensiva del machismo ante la justa reclamación de igualdad de las mujeres. La situación de Catalunya y el verdadero drama territorial de un mundo rural condenado a la extinción. Y una extrema derecha lanzando soflamas incendiarias con altas perspectivas de voto.
La política y los políticos son un quebradero de cabeza para el ciudadano de a pie y lejos de ofrecer confianza, son cada vez más detestados. La corrupción, las puertas giratorias, las medidas antisociales, las políticas desilusionantes son paradigmas en los que reconocemos a los principales colores que hoy ocupan administraciones, parlamentos y medios de comunicación.
Se mueven en las arenas movedizas y tras el 26 de mayo cualquier cosa puede pasar. Especialmente en Cs que ya cumplió con su papel de paracaídas de un corrupto PP y que lejos de presentarse como una derecha moderada ha incendiado el ambiente disparando al polvorín de Catalunya. Y también en Unidas Podemos, cuya idoneidad como coalición está en permanente discusión, en lamentable desafección, insoportable desunión y en franca oposición tanto dentro de Podemos, como dentro de Izquierda Unida.
En 2016 la mayoría absoluta fue de la abstención. Más de 10 millones y medio de habitantes no ejercieron su derecho al voto. Muchos de ellos por desidia pero también muchos porque la desilusión y el hartazgo son intrínsecos al clima político nacional.
Hoy parece que ninguno de los partidos en liza los tiene en cuenta, y tratan de atacar al rival para rascarles los votos directamente, porque parece más rentable en el reparto que las circunscripciones provinciales otorgan.
Esto se ve en cómo está siendo la campaña y la pre-campaña: Insultos, acusaciones, exabruptos, mentiras y los fichajes de personajes de nula preparación, dudosa reputación y que con cada declaración crispan más que unen. La endogamia de los partidos, especialmente del PSOE y sobretodo del PP, con toda esa recua de niños y niñas bien que han crecido bajo las faldas del partido se antojan como inútiles para sacar al país de los problemas que tiene.


Evidentemente estamos peor que antes y la cosa no parece que vaya a mejorar en un futuro próximo. Más bien al contrario. Frente a la necesidad que tiene éste país de afrontar la crisis institucional y de confianza en la política que lo asola, continuamos inmersos en la patada adelante de un sistema que se resiste a morir, porque sabe que hay muchos privilegios y mucho dinero que perder y alguna pena de cárcel que tendrá que cumplirse.
España ha de afrontar un cambio profundo en su política y en su sociedad. Hay que reformar esa Constitución, pero antes hay que cumplir todos los puntos sociales que son salvajemente pisoteados desde hace 40 años, empezando por eliminar ese artículo 135 que hace 8 años sublimó toda riqueza nacional a las apetencias de los bancos alemanes.
Hay que formalizar esa transición a la democracia primero limpiando de fascistas tanto el poder judicial como el ejército, eliminado sus privilegios y prebendas, y haciendo posteriormente el ejercicio de memoria democrática que clama la libertad desde hace 80 y 40 años. Hay que limpiar esas cloacas del estado que infectan la palabra democracia.
Hay que cultivar la memoria democrática y en esa memoria tiene que estar la imagen de una España, diversa, y que se construye no bajo un monarca o una bandera, sino ante unos servicios públicos de calidad, eficientes y respaldados por el trabajo, la pasión y la vocación de millones de personas que merecen nuestro reconocimiento y respeto. Construir España es dotarnos de una sanidad, una educación, unos servicios sociales de calidad, amplios y que no hagan distinciones ni por procedencia, ni tampoco por capacidad adquisitiva.
Hay que hablar seriamente del papel internacional de España, como comparsa de los deseos del país más belicista del mundo, Estados Unidos. Y formando parte de una Unión Europea de los mercaderes construida únicamente para hacer mucho más ricos a los ya muy ricos, y más pobres al resto.
Hay que hablar de nuestro modelo económico. De nuestro modelo energético que tiene que pasar por las energías renovables de las que deberíamos ser ya líder mundial, de no ser por el detestable Rajoy, su cohorte y por los chantajes de eléctricas y bancos. Hay que hablar de por qué hoy, millones de personas caen bajo las umbrales de la pobreza, incluso trabajando. Por qué tenemos un paro endémico de más de 4 millones de personas y cómo solucionarlo. Hay que hablar de porque nuestras viviendas son espacio para la especulación y no un derecho, no un lugar donde vivir para millones de personas. Hay que hablar de cambio climático y de como proteger nuestro entorno y a nosotros mismos.
Hay muchas cosas de las que hablar y tras la revolución frustrada que termino siendo el 15M y en medio de éste macro proceso electoral que vivimos en 2019, no va a cambiar nada. Y no lo va a hacer porque desde nuestros sofás y nuestros móviles de 4G no inquietamos el poder de la oligarquía que nos oprime y detesta.
Esta en nuestras manos, y en nuestras cabezas y corazones, cambiar, mejorar España.


viernes, 19 de abril de 2019

#DiaMundialDeLaBicicleta


Aparcamiento de bicis en la salida de la estación de tren de Gante, en Bélgica, donde nos sacan décadas de ventaja


Hoy viernes 19 de abril se celebra de manera internacional el #DiaMundialDeLaBicicleta. La historia en la elección de tal fecha para esta efeméride es bien curiosa: El 19 de abril de 1943 Albert Hofmann, un químico suizo conocido como el padre del LSD realizaba un auto experimento para probar en su propio cuerpo y conciencia, los efectos de su invento. Una vez ingerida una dosis de 0,25 miligramos (250 microgramos) Hofmann pidió a su ayudante que lo llevará a casa, teniéndolo que hacer en bicicleta, por la prohibición de empleo de vehículos a motor en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En el trayecto, conocido como “El día de la bicicleta”, Hofmann experimentó diversos estados de ansiedad y pánico, así como alucinaciones, para al final terminar con una sensación de paz y disfrute a través de unos sentidos altamente estimulados.
Años más tarde, en 1985 el profesor emérito de la Universidad Norte de Illinois, Thomas B. Roberts, quiso rememorar el “viaje” de Hofmann, creando así “El día de la bicicleta”, dándole notoriedad en los círculos académicos desde donde pasó de ser una conmemoración por el descubrimiento del LSD a una jornada reivindicativa en el uso y defensa de la bicicleta como medio de transporte.
Ya el año pasado, 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaba el Día Mundial de la Bicicleta con la siguiente declaración recogida en la resolución A/72/272 del 3 de junio:



Más allá de la anécdota hoy es un día perfecto para reclamar y promover el uso de la bicicleta como medio de transporte habitual del ser humano.
Desde hace unas décadas en Europa desde abajo hacia arriba se impulsa el uso de la bicicleta. Es decir, son las personas y colectivos ciudadanos los que han cambiado las cosas, desplazándose en bicicleta en su día a día y exigiendo a sus administraciones políticas consecuentes, constituyendo así un ejercicio de empoderamiento admirable.
Poco a poco han ido consiguiendo pequeñas victorias para cambiar nuestras ciudades y entornos, haciéndolos más amables, logrando así que las ciudades se piensen y re-piensen para los seres humanos y no para los automóviles.
En España, la moda por decirlo así, ha ido llegando con cuenta a gotas, gracias al impulso de ciudades muy concretas con mayorías progresistas. Valencia es el mejor ejemplo, y en el resto de capitales aunque no faltan las entidades, asociaciones y colectivos en defensa de la bicicleta y su espacio en el transporte, está costando el aplique de políticas en la materia. Sólo hay que ver la oposición frontal de partidos y medios (de derecha evidentemente), y de ciudadanos cuando se plantean restricciones al tráfico, límites de velocidad urbanos o peatonilizaciones como hemos visto en Madrid en los últimos años (siempre Madrid).
Frente a este modo de desplazarse, mucho más natural y saludable, y que se ejerce desde la ciudadanía hacia arriba, hacia sus instituciones, tenemos la oposición del modelo actual, que recordemos se nos vino impuesto. Nadie eligió la actual dispersión de las ciudades. El vaciamiento de los centros de las mismas (gentrificación), para concentrar las compras y servicios en áreas comerciales y recreativas en las afueras. Los transportes públicos se lastran cuando no se convierten en modelos elitistas, mientras las pocas fábricas y suelos fabriles se sacan de las ciudades. Vivimos en urbanizaciones y colmenas de pisos enconsertados entre ramales y autovías, rotondas y avenidas de doble carril por sentido. Y si para desplazarnos entre esa marabunta provocada por un urbanismo demencial al servicio del capital y no de las personas, necesitamos disponer de un vehículo cada vez más potente y más lujoso es porque la publicidad nos dice machaconamente, que eso es el éxito.
No lo hacen y no lo dicen por nuestro bien, individual o colectivo, sino más bien porque hay un beneficio, gigantesco, para una industria masiva, del coche y del petroleo, detrás.
Desde luego como en toda revolución, hay riesgos. Y cuando está incipiente, aunque sea en marcha, también hay un largo camino que pedalear. Cuando en las ciudades y en sus horas punta se llenasen de bicicletas es evidente que mejorarían nuestras vidas de manera exponencial. Se respiraría mejor, ganaríamos en autosuficiencia, mejoraríamos nuestra confianza, nuestra salud y ahorraríamos. Casi no habría accidentes, ni estrés y desde luego, la ciudadanía, el pueblo, recuperaría la calle, dejando atrás los malos humos y la supremacía del vehículo privado, el coche, suv o berlina, contra más grande, más lujoso y más alemán, mejor, atrás.
Pero antes de eso es preciso saber que como ciclistas cometemos errores y mostrar propósito de enmienda. También como peatones reconociendo los espacios y derechos de quien se desplaza en bicicleta. Y por supuesto como conductores respetando con todos los que compartimos las vías, se muevan como se muevan.
Las administraciones deseosas de recaudar y de mantener ganancias a entidades bancarias y aseguradoras promueven seguros obligatorios a las bicicletas, cuya idoneidad podemos discutir. Sin embargo, lo que está claro que no funciona viendo los atascos y el suicida consumo de energía que hacemos es un sistema económico y social en el que el coche es el eje sobre el que giran nuestras vidas, ya que es el medio en el que movernos. Hay que discutir sobre urbanismo y sobre los modelos de ciudades actuales. Y hay que promover y llevar a esas administraciones a que gestionen de manera eficiente el espacio público y la movilidad, atendiendo única y exclusivamente al bienestar de sus vecinos.

Como algunos de los que estéis leyendo esto sabéis, soy de Salamanca y vivo en Toledo. En ambas ciudades, de tamaño medio, es practicamente imposible desplazarse en bicicleta. Ir al trabajo, al ocio o a comprar resulta costoso teniendo que lidiar, con rotondas (el gran enemigo del ciclista urbano), y vías de doble carril por sentido que pese a limites de velocidad, invitan al conductor a pisar el acelerador. Existen badenes que tampoco resultan cómodos para ir en bicicleta, y es complicadísimo ver vías con límites de velocidad en los 30km/h. Las administraciones gastan dinero en carriles bici como propaganda electoral, pero para proponer la bicicleta como un medio lúdico, una herramienta de esparcimiento, no como una forma de movilidad posible. Si buscarán realmente hacer caminos útiles y dedicados para la persona que se desplaza en bicicleta al centro o a su trabajo, o sus estudios, unirían esos puntos, con un mallado de carriles dedicados, cerrando el uso de la vía como aparcamiento. Sin embargo, tenemos carriles bici que se repintan de verde antes de las elecciones que sólo se pueden usar para hacer algo de deporte el domingo por la mañana.
En un escenario de cambio climático y de concentración de población (y riqueza) en las ciudades es urgente, vital, pensar cómo nos desplazamos. Y en ese debate la bicicleta tiene las de ganar. Se supone que la gente va a vivir a la ciudad, básicamente por trabajo, pero también tiene cerca, a mano, el ocio y el consumo, por lo que la posesión y el empleo del coche privado no se entiende. Sólo es comprensible desde el punto de vista de presentarlo, el coche digo, como un elemento de estatus. Un lujo que nos representa y presenta, y usarlo para que los demás lo admiren -al coche, no a nosotros-. Y con ese uso del coche excesivo y fuera de lugar, con ese abuso de su presencia en nuestras calles es lo que hace que cada vez sea más difícil desplazarse y con mayores riesgos.

Parece mentira que haya que recordar que hay más personas que coches. Hay más personas que coches incluso en una ciudad. Hasta en Madrid hay más personas que coches. Y las ciudades como espacio común han de pensarse, construirse, mantenerse y modificarse para el bienestar de las personas. De todas las personas. También las personas con movilidad reducida. Incluso las que no quieren o no pueden tener coche.
Moverse en bicicleta (al igual que andando o en transporte público) es un hecho revolucionario de increíble calado, que sigue ganando adeptos como medio de transporte. Dejar el coche, incluso los que se niegan a comprar uno o sacarse el carnet es un ejercicio contracultural sobresaliente protagonizado por un espíritu claramente libertario, en el que se desea vivir sin presiones ni influencias externas de la publicidad o de mal entendidos elitismos y superioridades sociales.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...