viernes, 23 de octubre de 2009

Los bancos deben pagar por la crisis


La red europea de ATTAC da de entrada la bienvenida a la primera convocatoria de reunión el 22 de octubre de 2009 en París de un grupo de trabajo sobre transacciones financieras y desarrollo internacional para aplicar un impuesto sobre las transacciones financieras por numerosos países.

ATTAC ha estado abogando por un impuesto sobre transacciones financieras de este tipo desde su creación como movimiento social en 1998. En la actual crisis financiera y económica, las redes de movimientos críticos con la globalización exigimos que los responsable de la crisis tengan también que pagar por sus consecuencias. Un impuesto de este tipo es esencial también para fomentar la deflación de la esfera financiera global, desalentar los ataques especulativos y proteger a la gente frente a cualquier riesgo en sus trabajos, su medioambiente y en sus derechos sociales.

Los gobiernos han contraído deudas inmensas para salvar a los bancos y para financiar programas que amortiguasen el impacto de las consecuencias de la crisis. Los presupuestos nacionales serán cargados con montañas de deuda futura durante muchos años. Cortes drásticos en programas sociales, educativos y culturales, nos amenazan. Tareas inaplazables en la renovación social y ecológica no podrán ser financiadas. Al mismo tiempo ya se observan movimientos para hacer recaer las cargas de la crisis en la población, por ejemplo subiendo los impuestos indirectos. Hay que evitarlo. Para ello, los responsable del desastre, los bancos, los fondos y todos los demás jugadores y especuladores, deben ser forzados a pagar.

Un instrumento idóneo para conseguirlo sería el Impuesto sobre las Transacciones Financieras (ITF, o FTT en inglés) que funciona como un impuesto sobre las ventas. Sería recaudado en el proceso de comercialización de las acciones y de toda clase de valores, como los derivados y las divisas, es decir en todos los productos del sector financiero. Dados los gigantescos volúmenes de negocio de estos mercados, incluso una tasa impositiva marginal del 0,1 % podría ayudar a reequilibrar los presupuestos generales de los estados en un tiempo muy corto.

El ITF no sólo repercutiría en los ingresos, sino que también tendría un efecto de reconducción. Puesto que en estos mercados financieros tienen importancia las diferencias especulativas de precio de mercado de las transacciones de tan sólo una centésima de un uno por ciento, una imposición de sólo 0,1% haría que una gran parte de tales transacciones resultaran poco rentables. El casino financiero se reduciría.

Técnicamente, el impuesto sería tan sencillo de recaudar como lo son los cargos realizados en nuestras cuentas corrientes bancarias. El ITF también podría ser aplicado en países de forma aislada, sin ningún problema. Sólo sería posible evadir su aplicación o evitarlo si se rechazan las plataformas electrónicas que comercializan las transacciones y los sistemas internacionales de pagos. Pero esto resultaría mucho más caro que pagar el impuesto mismo.

Se ha encargado al FMI el presentar propuestas en el próximo G20, especificando cómo el sector financiero podría contribuir substancialmente a financiar las cargas de la crisis. Sin embargo, hasta ahora, los líderes internacionales que se pronunciaron a favor del ITF sólo han pedido que el impuesto sea aplicado globalmente de forma voluntaria, y con una tasa ridícula del 0,005 %. Por eso se necesita una presión social masiva y desde las bases para hacer efectiva esta demanda histórica del movimiento altermundialista. La red internacional de Attac llevará la iniciativa en esta movilización durante los próximos meses. El éxito es posible.

¡Hagámosles pagar por su crisis!. ¡Clausuremos el casino financiero!

lunes, 19 de octubre de 2009

Creerse rico


Érase una vez un país que se creía rico. No tenía petróleo ni gas. Sus reservas minerales eran escasas y estaban casi agotadas. Su industria, mediocre y poco competitiva porque su mano de obra no era barata. Su agricultura dependía de un regadío deficitario de agua y gran consumidor de energía. Apenas tenía tecnología propia ni investigaba lo suficiente para conseguirla. Y sin embargo se creía rico.

También sus habitantes creían poder vivir a todo plan. Veían natural gozar de un alto nivel de vida, tener muchas prestaciones sociales, trabajar lo menos posible, cultivar el ocio como objetivo vital y tener la vida asegurada. Eran gentes que valoraban mucho sus derechos y se sentían poco comprometidas con sus deberes. Jamás se planteaban por qué vivían tan bien cuando la mayor parte del planeta pasaba calamidades.

Y lo curioso es que no siempre había sido así. Hacía cuarenta años era un lugar modesto, de gente con alpargatas, escasas libertades y aislado del mundo. Con un trabajo ímprobo, ilusión colectiva y afán por mejorar, se había convertido en un estado moderno, desarrollado y alto nivel de vida. Pero, sin saber por qué, había olvidado sus orígenes y la razón de su bienestar para pasar a creerse en la opulencia.

El país que se creía rico actuaba como si lo fuera. Se dotó de administraciones numerosas, con coches oficiales y asesores políticos hasta en el último pueblo. La población pedía cada vez más de las arcas públicas, sin considerar que el nivel de vida no es un derecho adquirido sino algo que hay que ganarse día a día. Parecía natural tener una sanidad de vanguardia, educación de títulos fáciles y escaso esfuerzo, mayores pensiones, protección de desempleo compatible con una economía sumergida, y servicios urbanos de primera. Pero ni siquiera los estados más ricos del mundo se permitían tales lujos.

Los países son como las familias: austeros, donde todos trabajan codo con codo, ingresan más que gastan y ahorran para los momentos difíciles; muy ricos, con cuantiosos patrimonios y rentas, que viven muy bien pero evitan el despilfarro para no verse algún día en la ruina; y los que se creen pudientes sin serlo, no tienen patrimonio, pero gastan mientras haya un banco que les preste. Cuando les cortan el crédito, se acabó. Nunca volverán los días dorados donde vivían opulentamente a cambio de nada.

El país que se creía rico había abusado del préstamo. Cualquier ciudadano conseguía un crédito, sin capacidad real de devolución, para adquirir viviendas, coches o bienes a un precio ficticio muy superior al valor real. Sus fabricantes se frotaban las manos por el dineral que ganaban vendiendo caro. Y pagaban bien a sus empleados que se sentían aun más ricos con buenos sueldos y viviendas costosas. El estado ingresaba mucho dinero de impuestos y regalaba más bienestar en prestaciones. Era una pescadilla que se mordía la cola y se cerraba en si misma dejando a todo el mundo satisfecho con su falsa riqueza.

Las grandes empresas también pedían dinero prestado para comprar otras compañías. No importaba un precio desproporcionado, total no había que poner ni un euro cuando todo era a costa del banco. Y así se sentían mucho más ricas. Remuneraban muy bien a sus ejecutivos, emprendían nuevas inversiones y se despreocupaban del riesgo que corrían.
Un día, los financieros de todo el mundo supieron que lo habían hecho muy mal y renunciaron a prestar. Realmente ya no les quedaba nada que dejar.

Y el país, que actuaba con la alegría de una familia modesta que dilapida los préstamos y disfruta como la cigarra, sin pensar que deberá devolverlos, se enteró una mañana del final del crédito. Tocaba apretarse el cinturón y afrontar la triste realidad de sus limitadas posibilidades.
Ya nadie podía comprar casas, apartamentos ni coches. Los fabricantes no vendían y despedían a sus empleados. La gente iba al paro y volvía la cabeza hacia el Estado pidiendo ayuda. Pero como no había ya negocios ni sueldos, tampoco se recaudaban impuestos. Ahora era Hacienda quien debía pedir préstamos.

El país que se creía rico quiere pensar que sufre una crisis pasajera. Una especie de gripe de la que pronto se levantará como si nada. Y la política, que odia disgustar al pueblo, habla de un mal general y transitorio con el que no hay que angustiarse porque, mientras dure, ahí está el Estado para mantener el nivel de vida y bienestar de sus ciudadanos.

Un día, alguien tendrá que decir que nada volverá a ser como antes, cuando todo era un falso espejismo. Que un país no puede vivir en plan rico, si no lo es, ni sus arcas públicas mantener un falso nivel de vida durante mucho tiempo. Y que le espera una larga y dura senda de trabajo, sacrificio y realismo hasta conseguir hacerse rico de verdad. Pero eso será otra historia que, por supuesto, tendrá un final feliz.

domingo, 18 de octubre de 2009

Hasta siempre Andrés


Hay múltiples factores que modulan una personalidad durante todos esos años de adolescencia y juventud en los que marcas tus ideales, metas, sueños y esa filosofía de vida que al final de todo te hará ser de una manera u de otra. También personas. Algunas de esas personas tenemos la suerte de tenerlas en directo, "in situ", respirando el mismo aire y marcando con cada palabra y gesto una reacción en nuestra conciencia, un ladrillo más para forjarnos.

Hay otras que te influyen desde fuera. Escritores, periodistas, filósofos, músicos, deportistas, artistas,... Y uno de los que más me han influido sin duda ha sido y es Andrés Montes.

Desde aquellas, frías y solitarias noches de invierno siguiendo la NBA. Haciendo pareja con otro grande e inmenso Antoni Daimiel, consiguiendo que partidos que acaban siendo aburridos o que transcurrían en la monotonía se hicieran entretenidos, divertidos y espirituales. Con una filosofía de la vida asombrosa, porque sí, "la vida puede ser maravillosa" y lo es. Primero aplicada al concepto trascendente, a la personalidad directa, al día a día. Después al deporte donde el espectáculo, el showtime, los "jugones" eran lo importante el hacer especial cada momento, no sólo esas intempestivas horas televisivas sino también cada momento vivido. Montes, era genial en todos y cada uno de sus comentarios. Con sus motes, frases hechas, su entonación característica que incluso con el volumen a cero, se hacían oir en la habitación de mis padres.

Un partido de basket NBA, o de la selección, o un partido de fútbol eran meras excusas para disertar sobre cualquier tema. Desde gastronomía, hasta cine o música, las relaciones de pareja y las bodas, o los centros comerciales. Sus extensos conocimientos cinéfilos y musicales (donde era un gran enamorado de la música negra) nos hacían relamer el paladar y esperar cualquier tipo de recomendación. El humor siempre ha sido su señal de vida y el legado más grande que nos ha dejado, siendo éste el pilar sobre el que cimentó su particular forma de narrar los partidos, desdramatizando las situaciones, persiguiendo el espectáculo, buscando la diversión por autonomasía, la del espectador, la de sus compañeros y la de él mismo. Compañeros enamorados de su forma de ser y ahora huérfanos del padre de un estilo que es legado viviente del bueno de Andrés.

Con el humor y la risa como acompañantes de lujo a sus gafas, su tez morena (o negra como diria él), pajarita y chaleco en ristre y cabeza afeitada un buen puñado de grandes comentarios y momentos inolvidables junto a personajes como Antoni Daimiel con quien formó a mi opinión, la mejor pareja de comentaristas en la historia de la Tv en España. Adoptando a hijos periodísticos y a ex futbolistas como Salinas, Kiko o Valdano. Y también a Epi o Iturriaga con quien desde que el de Bilbao era profesional mantuvo una relación entrañable, de plena amistad y confianza absoluta y que junto al "Indio" de la Cruz nos trajeron el Oro absoluto en el Mundobasket de Japón.

Con Daimiel los momentos sublimes, irreflexivos y surrealistas se sucedían, al igual que con Itu, quien recordo en una ocasión una anécdota de Montes cuando radiaba partidos de Euroliga del Real Madrid por el viejo continente. El hecho fue en Colonia, donde los blancos jugaban ante 4000 espectadores silenciosos y respetuosos con el juego, donde sólo se oían los continúos gritos y énfasis puesto por el periodista en la retransmisión del encuentro para la radio. Sólo se le oía a él y era tal la algarabía que montaba que en un saque de banda que iba a realizar Biriukov (posteriormente con los años fue su representante), le espetó un "pero Montes, quieres dejar de gritar ya, pesao". Éste es un ejemplo de la capacidad y la fortaleza que el a la postre maltrecho corazón de Montes, ponía en cada cosa que hacía, que no sólo le hacía divertir a él, sino a todos los que hemos compartido momentos con él, aunque fueran a través de la pequeña pantalla.

Aprovechando la llegada de los momentos más históricos de la selección nacional y del mejor jugador de la historia, Pau Gasol, con quien como con tantos otros entablo una relación de amistad y admiración mútua. Se ha ido el más grande, una de esas personas que te dejan un modelo, una actitud ante la vida en la que buscar la manera de disfrutar, el placer, el hedonismo, sean los fines, para los que poner los medios y siempre hacerlo con el humor, el respeto y la originalidad.

Aquí dejó algunos momentos impresionantes de para mi un ídolo. Hasta siempre, crack de cracks!!!











Y su despedida:

viernes, 16 de octubre de 2009

Un hasta luego...


Mi hogar se ha quedado vacío. Has sido mi invitada y de mi familia y te has ganado todo su cariño, respeto y amor. Y yo, que ya enamorado estaba, ahora vivo aumentando todos esos sueños, alimentando la certeza de que la vida que me espera junto a ti, va a ser la mejor; de que tengo ganas de estar junto a ti y empezar a vivirnos cotidianamente. Amarte en mi lecho ha sido un regalo divino, que tenía su ocaso en verte dormir y un postre maravilloso en despertarte, captar tu sonrisa y mirada dormida unos segundos antes de cagarte en el momento y en mi por no dejarte dormir, para al momento fundirnos en un abrazo extremo que nos fusionaba en una misma alma sobre la cama, igual que la noche anterior.

Efectivamente hacías falta en mi casa. Y también para que engañarnos, en mi vida. Necesitaba un amor, un reto, una alegría por la que vivir y luchar. Alguien capaz de controlarme, de hacerme ser ese muchacho de carácter y sensible que siempre he sido. Ser mejor persona en definitiva. Es lo que intento, mantener la coherencia e intentar ser feliz y hacer feliz a los que me rodean. Y tu llegada es el impulso, el gatillo para disparar todos los sueños que he tenido durante mi vida, y que sigo acumulando año tras año, y que ahora si, contigo, tengo la intención de ir superando.

Tu amor por las cosas pequeñas, por la belleza de momentos y situaciones que al resto de almas pasan desapercibidas, nos hermana. Una simple hoja de un árbol, caída y roída es para nosotros nuestro corazon. Una tarde como la del viernes 9 de octubre es inolvidable, uniéndonos como pareja, como hombre y mujer con un mismo objetivo, con muchos aspectos en común, en un paseo por Salamanca, en un museo maravilloso como la Casa Lis, sonriendo y amándonos ante los pequeños objetos de gigantesca belleza que fueron testigos de nuestro amor. Pasear por ese rinconcito nuestro que es el Huerto de Calixto y Melibea. Revivir a los amantes, pero no para morir, sino para vivir, para llegar al mañana viviendo el dia de hoy. Y así unos días bellos, mágicos, que ya me han convencido del todo, porque pequeña, somos el uno para la otra y la una para el otro; somos uno, como la luna a la noche, el violín a la música o la rebeldía al sentimiento.

Por gustarme me gusto hasta nuestra despedida. No te engañes, no es que quisiera que te fueras. Pero fue mucho mejor que aquella en Chiclana. Llorando cerrando nuestro amor sobre el hierro que une Salamanca y Cádiz, para al rato reírnos y amarnos por última vez hasta dentro de unas semanas. Fue la mejor manera; porque las lágrimas las vertimos estando solos, porque beberemos de ellas muy pronto. Ahora me encuentro bien, muy alegre... también mal, porque no puedo vivir sin verte y sin estar contigo, e imagino que a ti cielin, te pasa igual. Pero el tiempo es todo y es nuestro, y uno sólo de tus besos merece todos los sacrificios, cuanto más la realidad de que estaremos juntos.

Ahora todo es diferente, ya nada es oscuro ni gris, ya no hay nubes, ya nada es oscuro, ya el sol volvió a brillar, la calma se hizo en mi, ya no hay ganas de huir, de dejarlo todo, de salir, de escupir, de pedir al mundo que pare que me bajo aquí, en la nada en el vació, ese mismo es alqo que ya no hay, ahora todo cada segundo es nuevo, se llena de sentimientos de nuevo, ya no hay infierno, ya no me quemo, al revés vivió apacible y tranquilo, esperando que llegue la siguiente ola, para subir a mi tabla y disfrutar de las olas del mar.

Pienso que estoy en una nube tumbado como si fuera algodón y la muerdo, y no me caigo, pienso que todo es un sueño que nada es real, todo es producto de la fabrica de mis dibujos de mis ilusiones, pero de repente algo me agarra, me toca, lo siento, no es un sueño estas ahí, delante mio.

Gracias por hacerme sentir lo que es la vida, ya no por volver a sentirme querido, zafio sentimiento, ilusión de almas no entregadas. Sino amado. Sentir que me quieres es lo más grande y bello que me podía pasar, y yo que ahora estoy certero de que nunca lo sentí, sentirlo así y contigo es sinónimo de alcanzar la más alta cima en la felicidad de la vida y derribar el anhelo vital de una vida.

Te has convertido en lo que más quiero en el mundo, en parte de mi familia y en la mujer con la que voy a pasar mi vida. Así de claro; se puede decir más alto, pero nunca será tan contundente de que me has hecho muy feliz, y que quieres y sabes como hacer que lo sea durante toda nuestra vida.



miércoles, 14 de octubre de 2009

Novios

Ni siquiera soñaba con que esto fuera a ser así. Me ha sorprendido. Me has sorprendido. Incluso yo mismo, me he sorprendido. Había esperado el momento de verte, de estar juntos tantos días y noches, desde siempre, desde el primer momento que tuve consciencia e intento de ser feliz. Después de hacerlo unos escasos días, ver acercar la fecha de estar nuevamente juntos era un ejercicio de ilusión y desahogo, de sueño cumplido, victorioso y exultante de alegría, frente a días grises, noches de sabanas más compañía que tu recuerdo.

Y así llegué a buscarte, recogerte o como quieran llamarlo. No me importa. Sólo me interesa tu amor, nuestra vida, nueva, común e indisoluble. Tiempo futuro construido en un presente de confianza, pasión, amor y deseo. Enseñarte mi cotidianidad ha sido un ejercicio de mirar al mañana a una vida maravillosa llena de felicidad, sueños y proyectos personales, construcción de un edificio de alegría y sentimiento.

Descubrirte Salamanca... sus rincones, garitos, sidras, cervezas y pinchos. Fiestas y costumbres. Monumentos de belleza que decoran los momentos más especiales de mi vida, porque mi vida ya no tiene sentido sino es contigo. La Catedral, la Universidad. Buscar esa ranita cumpliendo mi sueño más anhelado, pleno de belleza y sentimiento. Haciendo eterno el momento, desde atrás señalando el sitio opuesto para que tu mirada se equivoque pero tu corazón no. La Casa de las Conchas, su patio, el Patio de Escuelas, el Patio Chico,... pasear entre oro y viento es Salamanca. Doblar calles adoquinadas y sentir tu expresión ante las formas, los colores dorados como los de tu cabello, tu piel bronceada. Sentir juntos nuestra alegría, sonrisas que no apagarán las lagrimas de una despedida.

El caminar por las calles de mi ciudad con nuestros brazos entrelazados. Amarte solo con miradas y preludio de noches inacabables, inolvidables, fantasiosas. Un batido, un café. Cervezas y amistades. Incluso me sirves para recuperar viejos amigos que tras situaciones parecidas desaparecieron en las catacumbas del olvido. Pero lo nuestro es distinto. Porque soñamos mucho más y tenemos mucha más fuerza para vivir esos sueños que todas las distancias que se empeñen en ponerlos. Cada paso dado, sea corto o largo, rápido o lento, nos ha unido mucho más. Un segundo contigo ha valido toda la espera y las lagrimas derramadas. Así buscamos hacer especial y bello cada instante con las múltiples compañías que me acompañan en mi rutina, o simplemente en la soledad. Las luces de la noche iluminan monumentos y el monumento más grande que se hizo jamás al amor, qué es un beso nuestro.

Cenas en ventanas inigualables. Llevarte a la plaza haciéndote despertar de un sueño, con tu sonrisa iluminando el salón de mi ciudad. Sentir todos esos atardeceres de la mano. Y a cada momento que estoy sin ti desearte aún más, imaginar divertido una vida así. Puede parecer que estoy muy ilusionado, y es la verdad; también que soy muy inocente, y puede que lo seamos, pero nunca, jamás había sentido algo tan especial por nadie, ni tampoco me había sentido tan amado y querido. Tenemos planes futuros de vidas plenas y llenas. Pero jamás había recogido un rostro de mujer entre mis manos y visto a la mujer con la que quiero pasar toda mi vida.

Tantos sueños y visiones hechos realidad. Verte con mis sudaderas, mis pijamas. Sonreírme como lo haces, con la sonrisa más bella que este mundo jamás había imaginado, y que tu me distes a mi, en la intimidad de nuestro amor, en al altar en el que te has convertido en mi diosa. Compartir un partido del Avenida, una tarde de pinchos, unas noches de fiestas, paseos, monumentos. Domingos de relax, sábados y viernes de algarabía. Las risas de mis padres, que ahora tienen una nueva hija; o el cachondeo de mi hermano y Tamara, que tienen nueva hermana.

Por mi parte yo tengo un amor, una novia, una prometida. Tenía una amiga, una compañera, pero ahora me he dado cuenta de que eres la persona que toda mi vida he estado esperando, y esta vida que había sufrido y resistido ante tu ausencia, una vez conocida tu presencia, muere y yace sin verte, para extinguirse en la certeza de no volver a verte. Pero jamás dejaré llegar ese dolor. Lucharé por ti, porque sé que tu también lo haces y lo harás. Es una más de las certezas que me llenan, donde la más fuerte es que te amo y que tu a mi también.

Por supuesto que no quiero estropear tus sueños. No me lo perdonaría porque yo sé que soy para ti uno de ellos, el más importante y bello, pero hay otras experiencias que te quedan por vivir y debes hacerlo, aunque haya algunos viajes y destinos que yo también tenga marcado en rojo. Pero tú eres mi sueño, el más importante, el que me llenará de felicidad. Tengo otros, que tu has despertado, que había aparcado en un estante, sobretodo por imposibilidad, también que cojones, por falta de valor... pero ahora no tengo porque frenarme, tener miedo o no acercarme a lo que realmente siempre quise conocer.

Dos enamorados reescribiendo la historia más grande de todos los tiempos, eso somos tú y yo. Anabel y Angel. Enamorados, locos por vivirnos juntos y alcanzar la felicidad; porque si algo tengo claro, es que sino estamos juntos, nunca seremos felices. Te quiero, pequeña.

martes, 6 de octubre de 2009

El talento

No hay dos personas iguales. A cada uno de nosotros se nos da bien una cosa, mal otra. También alguna regular, pero las menos. Por término medio o lo hacemos muy bien o lo hacemos muy mal. También existe el progreso. Con trabajo y pasión se puede mejorar en todo, en lo que se hace ya bien, pero incluso en lo que no somos diestros llegando a tener un nivel suficiente en la materia, aunque siempre inferior al que lo tiene como habilidades naturales.

Pasa en todo lo de la vida. Estamos más o menos capacitados para relacionarnos con el resto de las personas, con el ambiente y el entorno. Somos más propicios para la educación en sí, y para especialidades de la misma. Los hay mejores y peores en letras, ciencias. Las actividades físicas y deportivas también son un ejemplo de esto último, dotándonos para el deporte en general o no, y ya mucho más particularmente para las distintas disciplinas. La altura, el peso, la fisionomía, la velocidad, la resistencia, la fortaleza y la agilidad nos hacen mejor preparados para especialidades atléticas puras, ya sea sobre tierra firme ejercicios y acrobacias, saltos, carreras y lanzamientos o sobre el agua. El sacrificio, la lucha y el tesón a la hora del entreno y la práctica son armas en la batalla del hombre frente a la centésima, el minuto, el centímetro o el metro, y también son parte importante del éxito en otros deportes en los que el ser humano mide su capacidad frente a otros seres humanos y con elementos de juego como variables que definen la mayor o menos destreza.

Las capacidades físicas condicionan que actividad deportiva nos va mejor, pero no podremos explotarla si no sentimos una verdadera pasión y un gusto por la misma. Pero es el talento el que modula ambos aspectos. La música es también otro aspecto que cumple esta realidad. Tenemos mejor o peor capacidad para su estudio, su comprensión, la composición, la interpretación. Lo mismo pasa con la escritura, o el resto de artes. Su estudio, reflexión y trabajo nos hacen mejorar, conseguir obras más depuradas, detallistas y conseguidas, en las que la belleza y su significado ayudan a construir el alma y la sensibilidad de los iguales.

Hay más condicionantes. A esos condicionantes naturales, de índole física, psicológica y racional, o al simple pero intensamente complejo del talento, se añaden los sociales, la educación, el ambiente en el que cada individuo nos desarrollamos, vivimos, y como ese entorno y todas las personas que confluyen en él nos aportan y nos hacen crecer. Propician la pericia en una disciplina y habilidad en la vida y en muchas ocasiones favorecen su entreno y ejercicio. Estos dos aspectos obviamente son muy importantes en el desarrollo de la actividad y en la pericia con la que definitivamente, somos capaces de desarrollarla. El tesón para el trabajo y el entreno, ese sacrificio diario y continúo en el ejercicio de la perfección nos regala la satisfacción de sabernos bellos e importantes, así como el reconocimiento de todos los que comparten la belleza de una jugada de fútbol, una melodía tocada con el violín, o unas grafías armoniosas que describen porqué la quiero.

Sin duda el trabajo es importante y con él el amor a esa actividad, el placer que nos aporta, porque sin estos factores, es imposible que exista una mejora y un perfeccionamiento por muy bien que estemos capacitados para ese ejercicio. Nadie quiere sufrir, padecer continuos esfuerzos que son requisito indispensable para hacerse especiales. Modular el talento natural y las capacidades heredadas, aprovechando los condicionamientos y las posibilidades que nuestro entorno nos ofrece a través del trabajo y el esfuerzo. Quizás está sea una gran definición de la educación práctica en los hobbies, las aficiones, las asignaturas de una vida, el deporte, la música, la escritura o el arte; pero en mi opinión tiene el error de otorgarle la responsabilidad de lo bello que nos han dejado nuestros antepasados o coetáneos al trabajo, el sufrimiento y el sacrificio, por supuesto importantes, pero yo considero que no podré copiar “La Balsa de la Medusa” de Gericault por múltiples años de estudio y trabajo delante de la obra postrado ante el lienzo. Tampoco seré capaz de interpretar una obra de Mozart al violín, por más horas que pasarás delante de mi, tocando para mi. Y tú tampoco podrás hacer un gol jugando al fútbol como lo hago yo; Sin embargo, mi talento no queda en sombría ante un Messi o un Iniesta, mientras que mi baloncesto es paupérrimo ante Alba Torrens y eso que amo el juego con pasión y reverencia.

Me enorgullece sin embargo escribir bien, tener esta sensibilidad natural para expresarme, escribir lo que siento o sobre lo que quiero disertar, al igual que por ejemplo, sin tener un gran talento para ello, el placer que siento por cocinar (y una buena receta, tiempo y medios para ejecutarla) me permiten seducir el paladar más exigente.

En todo ello no aspiro a superar a nadie. No es mi ansía demostrar y pavonearme mejor que nadie, porque la realidad es que nadie supera a nadie en nada, porque las personas somos poliédricas, multidisciplinares; en un día hacemos múltiples cosas, actividades, trabajos, placeres, para uso propio o para el de nuestros iguales, o nuestros amores. Por todo ello cada persona es especial y merece respeto, consideración...

Quizás alguien pregunte, a qué viene escribir esto. Yo no lo sé. Intuyo que a lo mejor es que ya estoy loco. O aburrido. Posiblemente sea muy chulo, pero seguro, lo que es seguro,... es que estoy enamorado.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...