No hay dos personas iguales. A cada uno de nosotros se nos da bien una cosa, mal otra. También alguna regular, pero las menos. Por término medio o lo hacemos muy bien o lo hacemos muy mal. También existe el progreso. Con trabajo y pasión se puede mejorar en todo, en lo que se hace ya bien, pero incluso en lo que no somos diestros llegando a tener un nivel suficiente en la materia, aunque siempre inferior al que lo tiene como habilidades naturales.
Pasa en todo lo de la vida. Estamos más o menos capacitados para relacionarnos con el resto de las personas, con el ambiente y el entorno. Somos más propicios para la educación en sí, y para especialidades de la misma. Los hay mejores y peores en letras, ciencias. Las actividades físicas y deportivas también son un ejemplo de esto último, dotándonos para el deporte en general o no, y ya mucho más particularmente para las distintas disciplinas. La altura, el peso, la fisionomía, la velocidad, la resistencia, la fortaleza y la agilidad nos hacen mejor preparados para especialidades atléticas puras, ya sea sobre tierra firme ejercicios y acrobacias, saltos, carreras y lanzamientos o sobre el agua. El sacrificio, la lucha y el tesón a la hora del entreno y la práctica son armas en la batalla del hombre frente a la centésima, el minuto, el centímetro o el metro, y también son parte importante del éxito en otros deportes en los que el ser humano mide su capacidad frente a otros seres humanos y con elementos de juego como variables que definen la mayor o menos destreza.
Las capacidades físicas condicionan que actividad deportiva nos va mejor, pero no podremos explotarla si no sentimos una verdadera pasión y un gusto por la misma. Pero es el talento el que modula ambos aspectos. La música es también otro aspecto que cumple esta realidad. Tenemos mejor o peor capacidad para su estudio, su comprensión, la composición, la interpretación. Lo mismo pasa con la escritura, o el resto de artes. Su estudio, reflexión y trabajo nos hacen mejorar, conseguir obras más depuradas, detallistas y conseguidas, en las que la belleza y su significado ayudan a construir el alma y la sensibilidad de los iguales.
Hay más condicionantes. A esos condicionantes naturales, de índole física, psicológica y racional, o al simple pero intensamente complejo del talento, se añaden los sociales, la educación, el ambiente en el que cada individuo nos desarrollamos, vivimos, y como ese entorno y todas las personas que confluyen en él nos aportan y nos hacen crecer. Propician la pericia en una disciplina y habilidad en la vida y en muchas ocasiones favorecen su entreno y ejercicio. Estos dos aspectos obviamente son muy importantes en el desarrollo de la actividad y en la pericia con la que definitivamente, somos capaces de desarrollarla. El tesón para el trabajo y el entreno, ese sacrificio diario y continúo en el ejercicio de la perfección nos regala la satisfacción de sabernos bellos e importantes, así como el reconocimiento de todos los que comparten la belleza de una jugada de fútbol, una melodía tocada con el violín, o unas grafías armoniosas que describen porqué la quiero.
Sin duda el trabajo es importante y con él el amor a esa actividad, el placer que nos aporta, porque sin estos factores, es imposible que exista una mejora y un perfeccionamiento por muy bien que estemos capacitados para ese ejercicio. Nadie quiere sufrir, padecer continuos esfuerzos que son requisito indispensable para hacerse especiales. Modular el talento natural y las capacidades heredadas, aprovechando los condicionamientos y las posibilidades que nuestro entorno nos ofrece a través del trabajo y el esfuerzo. Quizás está sea una gran definición de la educación práctica en los hobbies, las aficiones, las asignaturas de una vida, el deporte, la música, la escritura o el arte; pero en mi opinión tiene el error de otorgarle la responsabilidad de lo bello que nos han dejado nuestros antepasados o coetáneos al trabajo, el sufrimiento y el sacrificio, por supuesto importantes, pero yo considero que no podré copiar “La Balsa de la Medusa” de Gericault por múltiples años de estudio y trabajo delante de la obra postrado ante el lienzo. Tampoco seré capaz de interpretar una obra de Mozart al violín, por más horas que pasarás delante de mi, tocando para mi. Y tú tampoco podrás hacer un gol jugando al fútbol como lo hago yo; Sin embargo, mi talento no queda en sombría ante un Messi o un Iniesta, mientras que mi baloncesto es paupérrimo ante Alba Torrens y eso que amo el juego con pasión y reverencia.
Me enorgullece sin embargo escribir bien, tener esta sensibilidad natural para expresarme, escribir lo que siento o sobre lo que quiero disertar, al igual que por ejemplo, sin tener un gran talento para ello, el placer que siento por cocinar (y una buena receta, tiempo y medios para ejecutarla) me permiten seducir el paladar más exigente.
En todo ello no aspiro a superar a nadie. No es mi ansía demostrar y pavonearme mejor que nadie, porque la realidad es que nadie supera a nadie en nada, porque las personas somos poliédricas, multidisciplinares; en un día hacemos múltiples cosas, actividades, trabajos, placeres, para uso propio o para el de nuestros iguales, o nuestros amores. Por todo ello cada persona es especial y merece respeto, consideración...
Quizás alguien pregunte, a qué viene escribir esto. Yo no lo sé. Intuyo que a lo mejor es que ya estoy loco. O aburrido. Posiblemente sea muy chulo, pero seguro, lo que es seguro,... es que estoy enamorado.
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martes, 6 de octubre de 2009
lunes, 21 de julio de 2008
Las distracciones

En los tiempos que corren lo bueno y lo malo tiende a relativizarse. Se confunden sus papeles y las consecuencias de esta confusión son inimaginables. Y es que los resultados de cuanto acontece son bien distintos dependiendo de la cara del primas con la que los veamos. Si en la primera cara lo vemos blanco, en la siguiente puede ser negro; o verde, o quizás hasta rojo. Ahora en las siguientes líneas haremos un esfuerzo para explicar las múltiples teorías que abrigan algo que he escuchado hoy, pero que llevo toda la vida intentando nombrar.
Me he despertado con una certeza: La incapacidad del hombre para mantener la concentración cuando oye la voz de una mujer. Amigos y amigas no vayan muy lejos para intentar descuartizar esta absurda idea. Compruebenla ahí y ahora, porque da igual la belleza de la interlocutora y lo sugerente que sean sus palabras. El hombre, es decir, el ser humano con cromosomas XY pierde la noción del tiempo, la localización espacial, el hilo conductor de la conversación o lo que tenía delante de sus sentidos hace 5" segundos, e incluso se han dado casos en los que el hombre ha perdido la conciencia de su propia existencia o hasta ha subido a un estadio superior para desarrollar el conocimiento pleno de su naturaleza. Bueno esto último seguro que no. Porque no nos engañemos dos tetas y un buen culo nos hacen perder la decencia, la calma, la inteligencia y en ocasiones hasta el dinero (lindulgencias del capitalismo).
Esto resulta ser un estudio de la Universidad de Georgia (¿no tienen otra cosa mejor que hacer?) en el que para pasar esas largas horas de aburrimiento y cobrar esas subvenciones privadas decidieron esforzarse al máximo. Poniendo primeramente a un grupo de hombres en un espacio determinado y haciéndoles divagar y debatir sobre un tema en cuestión hasta pasados unos minutos, introducir a una o varias mujeres en el contexto. Estas eran de cualquier tipo de fisionomia, con vestimentas variadas, tonos de voz variados, y irrumpían en ocasiones siguiendo la temática y en otras todo lo contrario. Al volver a requerir la atención sobre el sujeto masculino (estímulos luminosos y sonoros) este demostraba que habia perdido el hilo de la conversación o de lo que tenía ante sus sentidos porque había (literalmente) quedado prendado.
La conclusión es que no es necesario ni el atuendo, ni el tema de lo que nos estan hablando, ni la fisionomia de la mujer. El hombre "huye" de la conversación atrapado por los cantos de sirena. El timbre, la melodía de voz, despiertan en nosotros, incautos, nuestros más bajos sentimientos y sentidos unificando todo a una sóla cosa: La mujer.
Analicemos esto, sin caer en la gilipollez extrema del experimento. Pudiera ser, que las mujeres han desarrollado sus "armas de seducción" y esto no fuera más que un reclamo para la procreacción. 40.000 años de evolución para esto; para perder al hombre en su ignorancia y derribar todas las convincciones que este pueda tener. Posiblemente la mujer, haya desarrollado su voz, con un timbre y una suavidad caracerística para hacerse notar a su llegada, por lo que por muchos avances tecnológicos que haya, los instintos, y el espíritu animal del ser humano preceden cualquier otro objetivo, aunque sea de manera inconsciente. Y es así por lo que durante la historia nos han cortado las alas, las orejas y hasta el rabo, han salido por la puerta grande y Barbie se acabo quedando con el coche, la casa de la playa y el yate de Ken. Somos unos pringados (yo el primero) y tenemos menos futuro que el pretérito perfecto simple. Y aún así no nos quejamos, porque para qué. No sirve de nada, y aunque sirvierá: ¿No es mejor la compañía de una mujer, que todo lo que pueda haber en el mundo?
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