lunes, 21 de julio de 2008

Las distracciones


En los tiempos que corren lo bueno y lo malo tiende a relativizarse. Se confunden sus papeles y las consecuencias de esta confusión son inimaginables. Y es que los resultados de cuanto acontece son bien distintos dependiendo de la cara del primas con la que los veamos. Si en la primera cara lo vemos blanco, en la siguiente puede ser negro; o verde, o quizás hasta rojo. Ahora en las siguientes líneas haremos un esfuerzo para explicar las múltiples teorías que abrigan algo que he escuchado hoy, pero que llevo toda la vida intentando nombrar.

Me he despertado con una certeza: La incapacidad del hombre para mantener la concentración cuando oye la voz de una mujer. Amigos y amigas no vayan muy lejos para intentar descuartizar esta absurda idea. Compruebenla ahí y ahora, porque da igual la belleza de la interlocutora y lo sugerente que sean sus palabras. El hombre, es decir, el ser humano con cromosomas XY pierde la noción del tiempo, la localización espacial, el hilo conductor de la conversación o lo que tenía delante de sus sentidos hace 5" segundos, e incluso se han dado casos en los que el hombre ha perdido la conciencia de su propia existencia o hasta ha subido a un estadio superior para desarrollar el conocimiento pleno de su naturaleza. Bueno esto último seguro que no. Porque no nos engañemos dos tetas y un buen culo nos hacen perder la decencia, la calma, la inteligencia y en ocasiones hasta el dinero (lindulgencias del capitalismo).

Esto resulta ser un estudio de la Universidad de Georgia (¿no tienen otra cosa mejor que hacer?) en el que para pasar esas largas horas de aburrimiento y cobrar esas subvenciones privadas decidieron esforzarse al máximo. Poniendo primeramente a un grupo de hombres en un espacio determinado y haciéndoles divagar y debatir sobre un tema en cuestión hasta pasados unos minutos, introducir a una o varias mujeres en el contexto. Estas eran de cualquier tipo de fisionomia, con vestimentas variadas, tonos de voz variados, y irrumpían en ocasiones siguiendo la temática y en otras todo lo contrario. Al volver a requerir la atención sobre el sujeto masculino (estímulos luminosos y sonoros) este demostraba que habia perdido el hilo de la conversación o de lo que tenía ante sus sentidos porque había (literalmente) quedado prendado.

La conclusión es que no es necesario ni el atuendo, ni el tema de lo que nos estan hablando, ni la fisionomia de la mujer. El hombre "huye" de la conversación atrapado por los cantos de sirena. El timbre, la melodía de voz, despiertan en nosotros, incautos, nuestros más bajos sentimientos y sentidos unificando todo a una sóla cosa: La mujer.

Analicemos esto, sin caer en la gilipollez extrema del experimento. Pudiera ser, que las mujeres han desarrollado sus "armas de seducción" y esto no fuera más que un reclamo para la procreacción. 40.000 años de evolución para esto; para perder al hombre en su ignorancia y derribar todas las convincciones que este pueda tener. Posiblemente la mujer, haya desarrollado su voz, con un timbre y una suavidad caracerística para hacerse notar a su llegada, por lo que por muchos avances tecnológicos que haya, los instintos, y el espíritu animal del ser humano preceden cualquier otro objetivo, aunque sea de manera inconsciente. Y es así por lo que durante la historia nos han cortado las alas, las orejas y hasta el rabo, han salido por la puerta grande y Barbie se acabo quedando con el coche, la casa de la playa y el yate de Ken. Somos unos pringados (yo el primero) y tenemos menos futuro que el pretérito perfecto simple. Y aún así no nos quejamos, porque para qué. No sirve de nada, y aunque sirvierá: ¿No es mejor la compañía de una mujer, que todo lo que pueda haber en el mundo?

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