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miércoles, 3 de noviembre de 2021

El recurrente botellón

 


Una de las señas que nos está dejando la “nueva normalidad” es el botellón. Macrofiestas y aglomeraciones tumultuosas de jóvenes -y no tan jóvenes- que organizan quedadas en espacios públicos en los que el alcohol es el aglutinante de un lienzo en el que se plasma diversión, ruido, coqueteos con otras sustancias, molestias, disturbios, violaciones y situaciones de riesgo.

La pandemía no ha terminado pero estamos inmersos en un contexto en el que nos han exigido convivir con el virus para no lastrar más las pérdidas del capital. El riesgo de contagio sigue siendo alto y pese al éxito de la vacunación y el abnegado trabajo de los servicios de salud, una transmisión vírica sin controlar puede ocasionar un tremendo trastorno que se lleve vidas por delante. No lo olvidemos.

Pero la relajación de las restricciones, el verano, las “no” fiestas y fenómenos similares que han venido adheridos a la excepcional situación que llevamos viviendo año y medio no han provocado un fenómeno nuevo y que no conozcamos. No. El botellón lleva mucho tiempo instalado en nuestras sociedades. En las mentes de adolescentes que ven como sus condiciones de vida y futuro se han ido lastrando en lo que va de siglo. Que no tienen alternativas de ocio salvo la de deambular por bares y discotecas abrazados a un vaso de tubo. Que se han acercado a la primera madurez habiendo pasado meses encerrados, perdiendo oportunidades. Y al mismo tiempo, recibiendo muy mala información sobre las consecuencias de la COVID y su supuesta levedad para con ellos.

Pero no quiero descargar de responsabilidad a la juventud. Si con lo que ha sucedido, con decenas de miles de fallecidos -seguro que algunos conocidos- no eres capaz de ver el peligro y muestras esta inmadurez, esta carencia de empatía y solidaridad tienes un problema. Porque si eres mayor para beber también debes de serlo para reconocer en que contexto estás y que tus acciones, aunque no lo parezcan, tienen consecuencias. Y algunas pueden ser irremediables.

Y no me vale eso tan manido, ese buen rollismo mediocre, paternalista y ex culpador, de "¿qué hacías tu de joven? Como si no hubieras bebido y hecho el gamberro". Por supuesto que lo hice, pero lo siento, si fue en una época más amable o mejor. No teníamos como sociedad y como juventud, el marrón que tenemos hoy en día para que el plan de finde sea cogerse una cogorza. De hecho ese nunca fue mi plan y el de mis amigos (no discuto que pudiera ser el de alguien incluso el de una mayoría). Por lo tanto, no comulgo con que esta vaya a ser la actitud y una plaga irremediable contra la que no vale rebelarse o luchar. Porque si algo, lo único, que he aprendido de aquellas noches, es de su inutilidad; de que no merece la pena. Pensaba (quizás el problema este ahí en esa ilusión) que las nuevas generaciones “las más preparadas de la historia” serían capaces de darse cuenta de esto, de huir, de auto-organizarse para no cometer los mismos errores y ser capaces así de dominar su destino y cambiar las cosas.

 

Yo he hecho botellones en mi vida. Al principio, recién inaugurada la mayoría de edad, nos íbamos a un parque aislado. Era el calentamiento a un concierto o a acudir a algún pub chulo de aquella Salamanca. Donde no molestásemos. Sin coche, sin ninguna luz salvo la de una triste farola. Noches de invierno cerca del río. Paseos a la gasolinera de la Avenida de la Paz a comprar el hielo y unas pastillas para la barbacoa para hacer un pequeño fuego en un bidón que encontramos. Un par de botellas para cinco o seis y ya calientes ir a algún bareto de Varillas previo paso de los contenedores de basura. Más tarde, conocimos a unas chicas universitarias que vivían en pisos de estudiantes. Lugar perfecto para hacer botellón calentitos. Bebíamos huyendo de la policía, de los vecinos, de los viandantes, de otros grupos de jóvenes bebiendo, de las aglomeraciones y de los precios abusivos y el garrafón.

Porque el botellòn no es un fenómeno nuevo. No es una consecuencia de la pandemia, ni siquiera del estado de las cosas en este país de empleo escaso y precario, vivienda inasumible y futuro oscuro. El botellón lleva prohibido por ley desde 2002. Ya entonces era un problema de orden social el que la gente libremente se reuniera en el espacio público y decidiera hacer lo que quisiera hacer sin pasar por los bares.

La ocupación del espacio público por parte de los jóvenes resulta un reto para unas administraciones que siguiendo un mantra liberal quieren comercializar, sacar hasta el último euro, de las calles. Me resulta curioso y escandaloso que mientras se ha deshumanizado la ciudad, llenándose de terrazas, los mismos que han permitido esto (y cobrado por ello), se escandalicen porque un sábado por la noche haya gente que se reúna a empinar el codo. Cuando no sólo no han provisto una alternativa de ocio, sino que además han animado a que la gente consuma.

Ahora se ha puesto en la picota el fenómeno del botellón para explicar puntuales aumento de contagios de la covid, como si sólo fueran los jóvenes que salen de noche los que pudieran transmitirla o como si haber lanzando llamamientos al turismo de borrachera para los extranjeros dejando excluidos a los locales, fuera inocuo.

Los medios y las policías locales han recogido el guante y crispado a la sociedad al tema con sus videos de móvil de disturbios y los recuentos de robos y altercados. Todo ello sin profundizar en las causas y mucho menos en valorar y avanzar posibles soluciones. Porque el objetivo no es ese. El objetivo es caldear un miedo colectivo que lleve a la sociedad a implorar medidas coercitivas, el reforzamiento de las estructuras policiales y la puesta en marcha de legislaciones aún más restrictivas en cuanto a derechos y libertades.

El principal problema es por qué el único catalizador social de la juventud es el alcohol. ¿Por qué los jóvenes no pueden reunirse y generar ocio desde si mismos a través de la cultura, el deporte o la activación política, laboral y estudiantil? ¿Por qué el consumo de alcohol, reglado en una barra de bar o a través de la compra en un 24horas, es la única alternativa que la juventud tiene? ¿Es acaso la válvula de escape a un futuro tenebroso donde la precariedad, la inestabilidad laboral, personal y afectiva y la indefinición continua les espera? ¿Por qué necesitamos el alcohol para relacionarnos?. Para conocer gente, especialmente del sexo opuesto. Lo necesitamos para follar y para tener pareja. Para divertirnos y reír las gracias a los amigos y allegados. Seguro también para olvidar la mierda de mundo que nos han dejado las generaciones previas. ¿Por qué hemos permitido que el alcohol sea la gasolina de todas las fiestas?. Religiosas o paganas. Patronales o universitarias. Personales o multitudinarias.

Lo único bueno que tiene el botellón es que, antes y después, discute el uso capitalista del espacio público. Y pone en la palestra los problemas comunicativos y de expectativa que tiene una juventud que no puede pagarse una entrada en una discoteca “para conocer gente”, y mucho menos la de un piso. Porque no sólo son derechos a una vida digna, un futuro optimista con garantías laborales y de bienestar gracias a unos servicios públicos. Es también el derecho a poder socializar al que se contrapone un miedo histórico a la masa social, heredado desde el siglo XIX cuando las clases altas veían con estrés y pánico la revolución que podía surgir de una confluencia masiva de gentes heterogéneas que comprendían allí que compartían los mismos problemas.

El fantasma de la aglomeración es también el de no pasar por caja. Y en un ciclo que se repite también lo hacen los argumentos en contra (disturbios, molestias, ruidos, basuras) de un botellón que con su simpleza cumple a la perfección en su mensaje de deshumanización. De convertirlo en un problema lo que sobretodo es la respuesta de un colectivo (la juventud) frente a la desposesión del espacio público y del ocio que se han convertido en réditos del capital.

Al final, el botellón aparece cíclicamente en nuestras vidas. Mejor dicho. Aparece en los medios cada cierto tiempo con una clara finalidad de instaurar un pánico social que haga aceptar más controles, mordazas y gastos extra en seguridad. Siempre hay quien hace de altavoz a esta patronal chusquera de la noche, lobby cutre y rapaz que se ha erigido en vanguardia de la empresa españistaní. Eso explica muchas cosas. Luego vienen los pobres vecinos que les toca aguantar las noches de insomnio y las mañanas de asombro por ver cómo ha quedado su parque y su barrio. Y por último, los lamentos y bravuconadas de polituchos que no han tenido problemas en echar a la calle a las gentes al grito de consumo y alcohol, y ahora se escandalizan cuando la propuesta les hace boomerang.

Y en lo que tampoco cambia es que el botellón es un coñazo irremediable. Y he vivido y bebido bastantes de ellos para saberlo perfectamente.

 

 

domingo, 15 de marzo de 2009

Fluidez temporal

Estas semanas transcurren con alegría, levedad e incluso rapidez. El devenir de los días, inmerso en las rutinas de una vida proletaria y también por qué no decirlo útil, son centellas en un cielo negro, que dan la luz suficiente para iluminar mi sonrisa. Trabajar, seguir conociendo gente, personas, adquiriendo experiencias personales y profesionales, saber más de varios temas, principalmente sobre informática, alimentan mis ansías en el puesto de trabajo, y aunque sigo en la angustía de no saber que pasará el día 26, dentro de 2 semanas, sigo estando entusiasmado con la posibilidad de tener la estabilidad suficiente, en un "buen" trabajo para completar mi vida.

Los horarios, el ambiente, la labor, el material, los compañeros y compañeras, la estructura, los manuales, las guías, la programación, las pruebas, compilaciones... son sucesos nuevos que han disfrazado mi rutina dándole color, forma e incluso sabor y que espero y confío no tenga una fecha final a la vista. Creo que conseguiré por lo menos cumplir este primer contrato de 6 meses y puestos a soñar..., pero entre la crisis, mi habitual pesimismo, mi no menos cotidiana vehemencia y sentido crítico que acostumbro a exponer en los peores momentos, jeje, y también una fortuna esquiva me hace no confiar absolutamente en esa posibilidad y sigo contando los días para salir de esta incertidumbre que también es mortal. Lo dicho espero poder continuar, para no volver a caer en los lodos que todavía dejan barro fresco sobre mi piel.

Y con esta brevedad en los días de la semana, los findes llegan sin solución ni remedio, y en todos ellos encuentro acontecimientos, ocio y relevancia que hacen maximizar cada minuto de tiempo libre. Y este último pues claro, no ha sido una excepción. Y con esta gente de fiesta la risa, el katxondeo, las necesarias dosis de opiáceos vitales, gratuitos y de libre acceso, se han hecho intensas y han borrado todo conato de melancolía, tristeza u odio. Así viajando por los bares en la nocturnidad salmantina uno degusta pinchos, cata cervezas y sidras, e incluso llega a vislumbrar sonrisas, miradas y cuerpos que se arriman perturbando todos y cada uno de mis sentidos, ya se han provinientes de camareras espectaculares, niñas gallegas o jugadoras profesionales de baloncesto.

Y es que en ese peregrinar, en esa ruta "xacobea" del alcohol y la horterada musical, volvimos a visitar el Torero, con suerte de que en nuestra esquina final, disfrutaban del ambiente, gran parte de nuestro Perfumerías Avenida tras la victoria vespertina en liga. Y sin vergüenza me dirigí a ellas, sólo con intención de saludarlas, recompensarlas por su entrega y espectáculo. Isa Sánchez, muy jovial, me recibió y nos reímos juntos de las "hostias" que se llevo en la tarde, la liviana Paula Palomares o de aquella técnica a José Ignacio, cuando la andaluza jugaba en León. No menos simpática fue Stampalija que se descojono con mi imitación de su posteo en la zona, fue cordial con Dani y conmigo, nos dió la primicia y además mostro un encanto muy especial. Y entre ambas, salude a Gunta Basko. La letona fue agradecida, muy simpática, y después de felicitarle por su completo juego, fue ella la que me sorprendió al sacar su cámara de fotos, y querer que me hiciera una foto con ella (joder, se supone que la famosa era ella, jeje). Miguel fue el retratista y la lástima fue que se me escapara "viva" sin darme un msn, un tuenti o un facebock... (¡cómo te pille!)

Y la noche del sábado continúo con la risa, el alcohol regando nuestras vidas, en una catarsis del cuerpo y la mente, en el que el espíritu se eleva en esas "batallas" con las féminas. Siempre serán recordadas. Ya el domingo pues ese agradable paseo por el centro con Dani, Raúl y su chica también una buena manera de dispersar nuestros entes y prepararnos para coger con fuerza una nueva rutina semanal.

En fin, que ya lo he dicho alguna vez, pero llevo una época en la que cada salida nocturna tiene sus grandes motivos de recordatorio. Qué dure así mucho tiempo.

jueves, 28 de agosto de 2008

¡¡Ay que joderse!!

A la llegada de vacaciones vi por ahí un Tribuna de días anteriores tirado como paso previo al reciclaje de la materia prima y como siempre de las ideas. Ojeando rapidamente llegamos a un artículo en el que hacían (eso nos decían) un análisis de distintos indicadores económicos (a gusto del catastrofista) sobre los que indicar la situación actual de la economía española y la salmantina, mucho más dura y menos complaciente. Para esta ocasión eligieron el ocio nocturno, los distintos garitos de Salamanca y las posibles causas, razones y soluciones a la crisis (¿?). Aquí va el artículo:

La desaceleración amenaza con dar la puntilla a la marcha salmantina

El azote de la díficil situación económica se perfila como la "puntilla" de el sector del ocio nocturno, "que vive una preocupante crisis desde 2002", según el presidente de los hosteleros salmantinos. "Entre el 30 y 40 por ciento de los bares de copas de la Gran Vía han tenido que cerrar, y lo mismo ha sucedido con otros locales de zonas cercanas", sintetiza David Prieto. Aunque la entidad no posee datos del descenso de ingresos que están padeciendo estos locales, sí se atreve a afirmar que "es el sector que más nos preocupa y el que menos capacidad de reacción tiene".

Sin embargo, el diagnóstico del máximo representante de los establecimiento de hostelería en la provincia desmiente que la crisis económica sea el único factor que esté acogotando al segmento del ocio nocturno salmantino. Ante esto, Prieto apunta a un efecto combinado de circunstancias: "Independientemente del marco económico en el que nos encontramos, hay otras muchas cuestiones que se deben tener en cuenta, aunque la crisis es la gota que colma el vaso". Entre los primeros argumentos que menciona está que "las dos universidades han perdido en conjunto unos 5.000 alumnos", lo que se traduce en un descenso de clientela potencial.

Una caída que también se ve reforzada, según Prieto, por el auge del fenómeno del botellón, del que destaca "su efecto social negativo". Sobre este particular, critica que "se diga que para evitar el botellón los bares deben bajar el precio de las copas. Que pidan también que se reduzca el precio del alquiler que pagan los dueños de los establecimientos", responde.

A todos los factores que dañan los locales de noche, el presidente de los hosteleros añade el "cambio del modelo turístico salmantino, que se orienta más al turismo familiar, lo que ha perjudicado mucho al ocio nocturno". "Antes venía a Salamanca mucha gente para salir de marcha y eso ahora no se produce", expone. Junto a esto, Prieto alude a la "importante población que ha ido a vivir a otras provincias" y también a la que "reside en urbanizaciones fuera de Salamanca y no acude a la capital ante el endurecimiento de los controles de alcoholemia".

El incremento de los controles por ruido y horario de cierre es otro de los condicionantes que golpean a los locales de copas en opinión de Prieto, quien también acusa a la administración de "poner en contra de la salud pública al ocio nocturno, que no es igual a borracheras". No obstante, reconoce que también es perjudicial "la falta de profesionalidad de algunos hosteleros, que lanzan ofertas deficitarias en contra de sus intereses y los del sector".

Aquí va mi análisis:
1. La crisis, que es real y acojona, tiene dos efectos: Por un lado cierto es que hace que los jóvenes, y no tan jóvenes, nos lo pensemos un par de veces antes de salir de fiesta y no quedarnos en casa, o incluso para los que viven fuera de la capital salir por sus lugares de residencia sin coger el coche (un peligro, y otro gasto más). Y por otro lado, ha provocado lo mismo que el parón de la construcción, un reajuste de la situación, porque no nos vamos a engañar, durante las vacas gordas, muchos "empresarios" vieron en la noche la manera de hacer dinero a costes mínimos, masificando la oferta y provocando una bajada en la calidad del servicio y del prestigio turístico y "fiestero" de Salamanca.
2. Las Universidades vienen perdiendo alumnado por el poco impulso que ha tenido la centenaria por parte de las autoridades: Primero el rectorado del señor Bataner que fue un desastre; luego la Junta más pendiente de Valladolid, como siempre; y por último, del negado del alcalde que ha dado en el exterior una imagen de Salamanca retrógada y arcaica. Como tampoco se inmiscuyen en la situación de los alquileres y de vivienda pues se producen auténticos abusos en el precio de los mismos, tanto para los locales de ocio como para toda esa gente universitaria que podría estar interesada en instalarse en Salamanca.
3. La falta de profesionalidad. Enlazado con el punto 1, resulta que ya no sólo las ofertas no fueran satisfactorias para la "casa", sino que no nos vamos a engañar, el Garrafón (ese gran olvidado) ha hecho su aparición contaminando la salud, el ambiente y el alma universitaria. Además como no ha habido control por parte del Ay-Untamiento y tampoco de la manida Asociación de Hosteleros, pues la gente se ha tirado, como es natural, por el mucho más sano, barato y bendito Botellón. Esto para la gente de aquí o que viene a vivir aquí, porque si ha cambiado el modelo turístico, habrá sido por que a ustedes les ha interesado haciendo cambiar la idea de Salamanca, no como una ciudad de interior con posibilidades y destinándolo a un único uso. Así que si tienen que hacer algo es ofrecer su "inagotable" experiencia a la hora de sacar garitos a flote, para que todos esos apuraillos puedan llegar a fin de mes, porque esto es como muchas cosas en el capitalismo, para hacerte socio o cliente y cobrarte son muy rápidos, pero para dar servicios,...
4. Esta gentuza prefiere que la gente se mate en las carreteras de mierda que tenemos en esta provincia o que se funda un dineral que no tiene, con tal de que no dejen de pasar por sus espectaculares locales, previo pago, o pronto-pago de 6, 7 o hasta 9 euros por una copa de garrafa, eso sí, sin quejarte porque pagas "el ambiente".

jueves, 20 de diciembre de 2007

La NocheVieja Universitaria y la hipocresía del alcalde-cacique


Hoy hace 7 días que se celebro La NocheVieja Universitaria. No se sabe muy bien cuando empezó esta celebración. Se dice que hace unos 10 ó 12 años un minúsculo grupo de estudiantes de la USAL, no salmantinos y que venían de distintas provincias, decidieron que debían festejar el fin de año en su lugar de residencia invernal (8 meses llegan a pasar los estudiantes en Salamanca al año) y que mejor fecha que hacerlo el último jueves del curso en el año saliente. Personalmente yo me uní a esta celebración hace 5 años, cuando después de haber visto, mientras quitaba la terraza en aquella explotadora cafetería en la que curraba por aquel entonces, a como mucho, 400 ó 500 personas enfrente del reloj, saltando y brindando con champagne tras las campanadas; después salí de fiesta por esos bares de lustroso nombre, estética hortera, música horrenda y timo seguro, donde coincidí con los “fiesteros” y me explicaron en qué consistía aquella original propuesta. Al año siguiente ya estudiando, junto a mis compañeros y amigos, celebramos plenamente la Nochevieja Universitaria, que había aumentado en número exponencial (yo diría que aquella vez en la plaza estaríamos unas 2000 o 2500 personas) pero mantenía su espíritu libre. Un año más duro aquella dicha, y tal fue su magnitud, que ya esa mafia que gobierna en la sombra Salamanca, ese cartel de estafadores, timadores, violentos y sesudos capitalistas llamada Asociación de Empresarios de Hostelería se apropiaron de ella. Lo hicieron con el beneplácito del Ay-Untamiento, que vio la manera perfecta de evitar “sanos” botellones y de cobrar por impuestos la idea de un grupo de estudiantes no salmantinos.

Y en qué consiste la Nochevieja Universitaria. Pues allá va: Celebración de las campanadas en una abarrotada Plaza Mayor (previo control de No-inclusión de bebidas alcohólicas en el ágora), regalo de las manidas bolsas de cotillón (inútiles, pesadas y no-reciclables), y lo que más le interesa a ese Sindicato del Crimen: Procesión desde la plaza a los bares asociados, para escuchar ese horror musical, en locales atestados y apestados, previa ingestión –nada económica- de adulteradas copas (su lema es ¡¡¡Viva el Garrafón!!!), como manera de enriquecimiento, auspiciado por el Ay-Untamiento liderado por el “cacique-cola”, y que encuentra de esa manera una manera perfecta de recaudación (una más) intoxicando a la juventud, de manera no ideológica pero si líquida.

Así tenemos pasados 3 años (según los promotores esta es la Tercera Edición) una festividad, que por lo menos este año han tratado de darle un tinte social (esperemos que lo recaudado vaya a ONG´s y sea bien utilizado) y más diurno (buena idea lo de la Ginkana por el centro histórico, porque de verdad, que los jóvenes no sólo queremos beber).

Y digo yo: ¿Se podía haber boicoteado la celebración del jueves día 13, para haberla hecho otro día? La respuesta es SI. Cada uno es libre de hacer, acudir y dejarse hacer lo que quiera (o desconozca). Por supuesto que todos debemos pasárnoslo bien y disfrutar (yo mismo adoro al hedonismo) pero también tenemos que tener algo de conciencia política y social que nos permita ver más allá de lo que nos enseñan. En unos momentos en los que esta ciudad se juega el pasar a ser la élite en la recaudación del país, sin haber salido del subsuelo en renta per-cápita no es lo que mejor le viene que entremos por el aro, y tod@s tengamos que divertirnos como nos dicen. No voy a caer en decir yo lo que hay que hacer. Ni mucho menos. Pero debemos ser mucho más responsables de nuestros actos ya que nuestros dirigentes locales, ni por asomo, lo son.

El evento tiene cosas positivas: Se ha logrado dar a conocer la ciudad, , sus estudiantes y las ganas de pasárselo bien, sin organizar un macro-botellón en las calles, y por supuesto (menos mal) sin peleas. Se consigue vender el único producto que tenemos en la provincia (a parte del jamón de Guijuelo) como es Universidad y su ambiente, y por primera vez en mucho tiempo, se puede asociar el nombre de Salamanca como una ciudad libre, viva y de amplio sentir progresista, frente a la ya sesgada imagen rancia y trasnochada de anteriores manifestaciones como las del Archivo. Pero claro; que le supone esto económicamente al Ayuntamiento de Salamanca (es decir, a sus ciudadanos), porque este evento se organiza por una asociación privada, que obtiene los mayores réditos sin prácticamente rascarse el bolsillo. El que haya gente que pretende estar borratxa todo el día (cada uno hace con su dinero y su cuerpo lo que quiere) le da el pretexto perfecto para canjear nuestro ocio por su riqueza. La policía, los servicios de limpieza o los sanitarios. Todos ellos pagados por el Ayuntamiento, tras una noche y un día de trabajo por la actividad de una asociación privada. Esa es la realidad. Pero en fin; fue un día de fiesta, bueno para Salamanca, sus gentes y sus visitantes. Es una manera de divertirse con cierto aire a alternativa que ya ha calado y se ha convertido en una tradición (manipulada en sus últimas ediciones) y que por el resultado general, se puede decir que estuvo bien preparada (existe la duda si por el civismo de los jóvenes participantes o por el azar).

Ahora bien. Hablemos de hipocresía (¡¡¡cojones ya!!!). Resulta que ante las manifestaciones por el tarifazo, el señor Lanzarote, actuó con tal cinismo que ni el mismismo Diógenes. Ante la negativa a dejar el balcón del Ayuntamiento de la Plaza Mayor (de todos los salmantinos) a FEVESA, ahora no ha dejado lugar a dudas para que el ágora quede a disposición de una Asociación claramente afín.

Más hipocresía aún, si tenemos en cuenta que la prohibición de beber en la calle (polémica ordenanza), con una especie de “huelga de bolis caídos” en los que no se irían a imponer las multas por consumo de alcohol en la calle durante la noche del día 13. Y claro no hay quien se explique (yo no soy bueno en matemáticas) qué: si según los periódicos del NO-DO salmantino y el concejil y sus aliados es imposible que un recinto como la Plaza Mayor albergue a más de 20000 personas. Cómo se explica que los empresarios quieran, y de hecho consigan, que la noche del día 13 se llegaran a los más de 30000 personas, contando arbolito de Navidad, escenario y policía.

Y todo esto justo un día después de que otra vez Salamanca fuera noticia por su alcalde facha y sus modales. Resulta que desde FEVESA y las distintas asociaciones vecinales se pusieron en contacto con Caiga Quien Caiga para, a través de su sección “Proteste Ya”, hacer eso, protestar por una subida de impuestos brutal, represiva y que tiene como fin recuperar lo perdido por la corrupción instalada en la alcaldía. Y el hecho es que, el bueno de Gonzo vino a Salamanca. Se entrevisto y tomo de primera mano las opiniones de los convocantes, pero también de viandantes (jubilados en la Plaza Mayor), y después de dejarnos perlas como “Si lo llego ha saber en mayo, no le voto” o “Desinjusticia” ¿?, emprendió la carrera por oír la voz de los dirigentes. Primero el responsable de seguridad y transportes, abucheado huía de las preguntas del intrépido con micrófono, escondiéndose en una cafetería. Momento que aprovechaba el alcalde para salir por la puerta de atrás del consistorio. Dos avispados salmantinos comunicaron a Gonzo la noticia y este emprendió la carrera para en la plaza Santa Eulalía, abordar al alcalde que camino de su vivienda (Calle Azafranal, hacer ruido toca) nos brindo una de las más geniales interpretaciones humorísticas vistas. Qué si no te oigo, que si en León,… Ni Tip&Coll, ni Gila (¿Es ahí el enemigo?), ni Cruz y Raya. Cacique-cola o lo que es lo mismo Lanzarote. Obviando la persecución a un alcalde que nos lleva 12 años mostrando sus modales retrógrados, fascistas y déspotas, lo más curioso es ver como se les esta poniendo el culo (con perdón) a los jerifaltes de Madrid o Valladolid al ver como su lacayo en terreno proclive al PP (buscan el 5º diputado) anuncia subidas de impuestos cuando ellos publican a luz y taquígrafos su intención de bajar los impuestos si ascienden al poder en marzo (será el de propiedades).

En definitiva, que no esta la cosa para fiestas por estos lares, por muchas ganas que tengamos todos de salir. Nos falta organización para plantar cara a una Asociación que vive íntegramente de la Universidad (para los de biología, la Asociación de Hostelería es como un parásito de la USAL) y encima nos envena. Así como para intentar plantar cara al cacique, que encima se ríe desmintiendo la subida del bus. Mi propuesta para solventar esto es sencilla: Huelga General (que pocas ganas tengo de trabajar, la verdad) en Salamanca ciudad y provincia, hasta que este impresentable dimita.

Por cierto, atiende al video del CQC: Sin Verguenza

domingo, 27 de mayo de 2007

Skizoo, en concierto

En Salamanca no abundan los conciertos. Por desgracia el ayuntamiento derechista, no permite que en estas tierras puedan sonar grupos de buen nivel, de MÚSICA hecha con talento y sentido artístico, y no por el mero hecho económico. Sufrimos ese virus de la música ligera. Triunfitos, cantautores de medio pelo y estrellas pasadas que se agarran a la música pop como si fuera un clavo ardiendo. Siempre coinciden las actuaciones musicales en Salamanca con las ganas de hacer dinero que tengan las grandes productoras y los 40 subnormales de turno, o bien con las fiestas patronales. En septiembre si puede haber suerte y puede uno acabar viendo a Mago de Oz o a Loquillo en lo que fueron conciertos geniales, ojala que pronto podamos repetir.


Sin embargo queda un resquicio para la esperanza. El Potemkin es nuestro sitio. Con las camareras más simpáticas y preciosas y con la música más estimulante ya es de por si un destino fabuloso para una noche. SE pueden oír desde clásicos hasta grupos actuales, tocando todos los palos (trash, industrial, classic, gothic, death,...). Pero cuando hay concierto el local adquiere dimensiones gigantescas. Aunque no suele tener una buena acústica para música en directo (Beethoven R., Hora Zulu,...) es la única manera de asegurarse la presencia de buenos grupos de heavy y hard-rock a orillas del Tormes. Anoche llegaban Skizoo. La banda madrileña formada tras lo que se anunció como una separación temporal de Sôber en 2005, una mitad del grupo forma Savia (Carlos Escobedo y Alberto Madrid), y la otra, formada por los guitarristas Alberto Bernardini y Jorge Escobedo, prepara el proyecto Skizoo. Acompañados por Daniel Pérez (batería de Saratoga y Stravaganzza), Daniel Criado (bajo, XXL), y Morti (voz, Bushido y Fantástico Hombre Bala) graban su álbum homónimo de debut, que lanzan al mercado en Mayo de 2005. Al poco tiempo, Daniel Criado abandona el grupo, y se les une Edu Fernández, que también se encarga de los coros en las actuaciones en directo. Así parecen haber dado con la formación definitiva, con la que actúan por toda España y graban un segundo álbum, Incerteza, lanzado el 19 de Febrero de 2007. Como Sôber ya los había visto en varias ocasiones (una vez en el Potemkin, otra en el Multiusos, en Valladolid, en la Riviera como teloneros de HIM) y siempre hacían actuaciones convincentes, profundas llenas de fuerza y talento a la guitarra que agarraban los corazones de todos los presentes. Y como Skizoo funcionan igual.

Además tienen un técnico de sonido fenomenal, ya que nunca se había oído a un grupo en directo como anoche a los madrileños, en lo que se podía diferenciar a cada componente, cada palabra y cada nota, como únicas y como parte de un todo. Canciones como NO me dejes solo, Dame aire, Incerteza, De Sol a Sol, Cuando no estas, Que vamos ha hacer, Puede ser..., Promételo, forman un segundo disco excepcional. No sobra ninguna canción y todas pueden ser perfectos himnos de estos tiempos y de esta generaciones "skizoofrénicas", aletargadas y vencidas por que no encuentran el compromiso para sobreponerse a las trabas de la clase dirigente. Pero en directo hacen levitar el alma, y nos envuelven en un sentimiento de rabia y lucha por cambiar. Lo que puede ser a simple vista un auditorio lleno de jóvenes góticos con un sentimiento de desesperanza, acaba siendo una explosión de almas libres. Y que decir de esas canciones que no forman parte de este último álbum. En un grupo con dos discos hablar de clásicos puede ser algo estúpido, banal, y caer en el fanatismo. Pero no. Habrá que olvidar, REnuncia al Sol, No todo esta perdido son sin duda 3 de las mejores canciones de hard-rock en castellano. Escuchar y ver a toda la gente en el Potemkin dar palmas para hacer la entrada a No todo esta perdido fue espectacular. Algo que nos encendió. Ascendió la ilusión y la satisfacción, que gustazo participar en un concierto así. Ni un reproche. Puede que Morti tuviera problemas de voz, por el concierto del día anterior, como el mismo admitió, pero el tio lo dio todo y se entrego tanto encima del escenario como después al lado de la barra. Lo único fue que no me tocaran Grita el Corazón. Una balada espectacular que describe de manera desgarradora mucha de nuestras vidas, vacías de intereses e inconclusas de experiencias.

Gracias a Skizoo y a Potemkin por regalarnos, al precio de 15 euros, un conciertazo fenomenal. Lo del dinero fue secundario. Lo mejor la música, la experiencia y todas esas chicas góticas de mirada enigmática y preciosas por definición.

Y después la fiesta. Si al concierto estuve con ese fio (que grande eres), luego nos acompañaron estos mellizos cabroncetes. Ke risas, ke katxondeo y ke borratxera. La Imprenta, Tal-Cual y Ciao nos vieron perder dinero, destrozar un poquito el hígado, aumentar nuestras carcajadas y buscar con la mirada a esas ninfulas de una noche que seguro que ya no se nos olvidan para próximos escarceos. Siempre en nuestras mentes. Ni más abajo, ni mucho más abajo. Esperemos poder repetirla, muchas veces.

"Aún nos queda mucho que hacer
Escucha mis ladridos
ayúdame, si me ves,
suspendido en lo peor
te buscaré
donde estés
antes de que ya no vuelva a ser yo"

sábado, 5 de mayo de 2007

¿Qué quieren de la Juventud?

Durante las últimas fiestas del 1 y 2 de mayo en Madrid, se produjeron una serie de altercados y disturbios callejeros entre las fuerzas de seguridad (policía nacional y policía local de Madrid) y jóvenes que deseaban en esas noches combatir el miedo, el aburrimiento y la desesperanza que cruza nuestras vidas, con un poco de diversión en paz y tranquilidad.

Los gobiernos de derechas coartan las libertades. Eso es tan cierto como el respirar. Con la mayoría absoluta en el gobierno nacional decidieron por aquella ley anti-botellón que se prohibía toda celebración "no autorizada *" con las burdas excusas de que si el descanso de los vecinos o en aras de controlar la salud pública y evitar que la juventud caiga en el alcoholismo por hábito, o en urgencias una noche por ingestión masiva. Para ello se prohíbe que es lo más barato. Se le compran buenos equipos a los anti-disturbios y ala, que arrén sin parar. No se dan alternativas de ocio; las bibliotecas, teatros, ludotecas, canchas de deportes, asociaciones culturales y juveniles todas se cierran como siempre. Y si podemos clausurar toda esta serie de servicios del ocio y la cultura para poder construir y especular con la vivienda, mejor que mejor.

El gobierno local de Madrid y el autonómico (ambos del PP) prohibieron las fiestas en la calle, tradicionales y respetadas por todos (asociaciones de vecinos) del barrio de Malasaña. El joven actual busca la diversión donde puede. Pagar 5 o 6 euros por una copa es un robo. Incluso una estafa, porque amig@s cuantas copas de garrafón nos hemos tragado sin que nadie dijera nada. Ni Sanidad, ni los ayuntamientos. Nadie. Claro como te la tragas en un garito que "paga religiosamente" sus impuestos pues resulta que te pueden envenenar con el consentimiento de las autoridades. En vez de tanto prohibir a los jóvenes y abrir tanto la mano para sus amigotes, piensen ustedes desde sus trajes azul marino y sus vestidos caros, que quizás han esquilmado a la juventud española de tal manera, en los últimos años, que es el alcohol la única salida que muchos jóvenes encuentran a su situación, o que es el único modo de diversión que ofrecen sus alcaldes y concejales, o que quizás, simple y llanamente, a mi me apetece tomarme una copa, un litro cuando y donde quiera, porque, aunque por desgracia otros no lo sean, la mayoría de la juventud española es responsable en el consumo de alcohol y de algunas drogas**

Ahora con el gobierno del PSOE resulta que la ministra de Sanidad se ha propuesto quitarnos lo que genuina mente somos: Españoles. En España siempre ha reinado la fiesta. Somos el tercer destino turístico en gran medida por la actitud del español y la española. Vivimos en la calle, bebemos, fumamos y hacemos el amor siempre que podemos. Loable sería el intento del ministerio si se preocuparán de parar las adicciones invirtiendo en programas educativos, sanitarios y psicológicos, que enseñen a la gente a beber y que les haga tener conductas más responsables a la hora de coger el coche. Pero su hecho es censurar por censurar. Por primera vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con el PP, aunque ellos seguro que lo hacen por no perder ese reducto de la derecha que se llama Castilla. Y estoy de acuerdo en el tema del vino. El vino es un producto alimentario, pero también lo es cultural. Y hay que protegerlo. Todo el vino. El selecto, y también el del kalimotxo. Porque es algo que viene con nosotros, es nuestro propio y autóctono.

Pero con el que nunca estaré de acuerdo, es con ese personajillo, megalómano, que piensa que después de 8 años de gobierno (y 4 más en Castilla y León) tiene autoridad moral para hacer lo que le de la gana y decirnos lo bueno que es él, y lo malos que somos todos los que no pensamos como él. Me la suda. Señor Aznar usted es un imbécil, y como tal solo podía juntarse con otros imbéciles (Bush y Blair). Los tres deberían estar ahora sentados en el Tribunal de La Haya contra los crímenes de guerra, por mentir a sus países y a la comunidad internacional, haciendo de este un mundo más inseguro, más coercitivo, y restrictivo en cuanto a las libertades. Sin embargo, mientras los otros dos apuran sus mandatos, en España tenemos que soportar sus aires de grandeza. Pues no resulta que al señorito le molesta el mensaje de la DGT en las autovías ("No podemos conducir por ti"), a parte, de que a usted no hay quien le escuche estando sobrio, pues si se ha tomado unas cuantas copitas de vino ya delira el amigo. España tiene un problema de tráfico ***, y si a usted no le preocupa, pues muy bien; solo espero no encontrármelo en la carretera nunca, no sea que se le haya ido la mano, payaso.

Pero volviendo al tema de la juventud, lo peor de todo es que es una muestra de que somos los grandes olvidados en la política en España. Todos merecen respeto y el trabajo de los políticos y autoridades para que sus libertades, derechos y deberes, así como su estado del bienestar estén asegurados; pero la juventud en España esta desamparada. Nuestros estudios están devaluados en Europa. La política educativa de los últimos 15 años nos deja sin poder competir en el mercado laboral europeo con el resto de jóvenes europeos. Materias como el ingles, el segundo idioma o la informática demuestran el horrible nivel de la educación primaria en España. Y una vez pasada esa etapa en la educación superior, si te decantas por las letras, no vas a recibir una formación básica en ciencias propia del siglo XXI, y viceversa.

Y el trabajo. El paro es excesivo. Los jóvenes deambulamos por trabajos denigrantes, precarios y en los que en ocasiones te juegas la vida, alargando contratos temporales y cobrando un sueldo en el 85% de los casos por debajo del nivel de formación del trabajador, que tiene que a base de horas extras buscar el fin de mes, lo que rebaja ostensiblemente el nivel de vida de la juventud española. Las condiciones laborales en España son desastrosas. Trabajos absurdos resultado de la falta de profesionalidad de los empresarios. Las empresas quiebran, el empleo se destruye, las grandes compañías siguen los dictámenes del capitalismo, abandonando el Sur de Europa (España, bahía de Cádiz, Portugal, Grecia) para continuar ampliando sus beneficios en zonas donde pueden desarrollar riqueza a cambio de denigrar las libertades (Europa del Este o Asia). Y si eres mujer, peor lo tienes, pues mientras tenga esa injusta espada de Damocles que se os afila, por ser la cuna de la vida, vuestros salarios, prestaciones, responsabilidades y libertades quedarán más aún enterradas.

Y la vivienda. Lo que es una necesidad básica, un cimiento de la vida, del estado del bienestar y la riqueza espiritual y cultural por su capacidad de asegurar el crecimiento a todos los niveles de las familias, ha acabado siendo un lujo, una manera de hacerse rico a costa de millares de jóvenes que no tenemos un acceso a la vivienda adecuado. Los españoles somos los últimos en independizarse, no por falta de ganas, y si de oportunidades, porque con un trabajo precario, y un sistema en el que el banquero se convierte en el dictador de tu vida, no te queda más remedio que tragarte lo que se cocina en la cocina de casa de tus padres, y de paso también tu orgullo.

Y lo peor es que no se encuentra respuesta por parte de los políticos que más preocupados están de llenarse los bolsillos y alargar sus mandatos antes que ofrecer alternativas y alimentar la esperanza creando riqueza y oportunidades para todos los habitantes y grupos sociales. Y especialmente para los jóvenes, ya que en las circunstancias demográficas actuales dentro de 10 años, el estado de bienestar de más de la mitad de la población tendrá que ser sostenido por el trabajo y las condiciones económicas, laborales y de vida de la población que ahora tiene entre 16 y 32 años.

Espero poder ampliar muchos de estos temas, en próximas entradas.

* No se pueden realizar fiestas, botellones, ni la gente puede estar en la calle disfrutando a no ser que nos llevemos un beneficio económico (fiesta de la cerveza en Salamanca, fiestas de bebidas, etc.).
** El cannabis debería ser legal. Y también debería existir una educación clara de los riesgos que tienen para la salud y la sociedad el consumo de alcohol y cannabis. Y explicar claramente y de verdad el riesgo de las otras drogas.
*** En España mueren 8.000 personas al año por accidentes de tráfico. Bien sea por la climatología, los riesgos del alcohol y otras sustancias (fallo de educación, prevención y control), por la excesiva velocidad (¿para qué coches tan rápidos si sólo puedo ir a 120 km/h? o ¿por qué se venden coches cuya mayor propaganda es la potencia?) o al estado de las infraestructuras viarias (fallo de los gobiernos, hace falta más inversión); lo cierto es que todos pagamos un precio muy alto, porque cuando nos echamos a la carretera nos jugamos la vida.

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