Durante las últimas fiestas del 1 y 2 de mayo en Madrid, se produjeron una serie de altercados y disturbios callejeros entre las fuerzas de seguridad (policía nacional y policía local de Madrid) y jóvenes que deseaban en esas noches combatir el miedo, el aburrimiento y la desesperanza que cruza nuestras vidas, con un poco de diversión en paz y tranquilidad.
Los gobiernos de derechas coartan las libertades. Eso es tan cierto como el respirar. Con la mayoría absoluta en el gobierno nacional decidieron por aquella ley anti-botellón que se prohibía toda celebración "no autorizada *" con las burdas excusas de que si el descanso de los vecinos o en aras de controlar la salud pública y evitar que la juventud caiga en el alcoholismo por hábito, o en urgencias una noche por ingestión masiva. Para ello se prohíbe que es lo más barato. Se le compran buenos equipos a los anti-disturbios y ala, que arrén sin parar. No se dan alternativas de ocio; las bibliotecas, teatros, ludotecas, canchas de deportes, asociaciones culturales y juveniles todas se cierran como siempre. Y si podemos clausurar toda esta serie de servicios del ocio y la cultura para poder construir y especular con la vivienda, mejor que mejor.
El gobierno local de Madrid y el autonómico (ambos del PP) prohibieron las fiestas en la calle, tradicionales y respetadas por todos (asociaciones de vecinos) del barrio de Malasaña. El joven actual busca la diversión donde puede. Pagar 5 o 6 euros por una copa es un robo. Incluso una estafa, porque amig@s cuantas copas de garrafón nos hemos tragado sin que nadie dijera nada. Ni Sanidad, ni los ayuntamientos. Nadie. Claro como te la tragas en un garito que "paga religiosamente" sus impuestos pues resulta que te pueden envenenar con el consentimiento de las autoridades. En vez de tanto prohibir a los jóvenes y abrir tanto la mano para sus amigotes, piensen ustedes desde sus trajes azul marino y sus vestidos caros, que quizás han esquilmado a la juventud española de tal manera, en los últimos años, que es el alcohol la única salida que muchos jóvenes encuentran a su situación, o que es el único modo de diversión que ofrecen sus alcaldes y concejales, o que quizás, simple y llanamente, a mi me apetece tomarme una copa, un litro cuando y donde quiera, porque, aunque por desgracia otros no lo sean, la mayoría de la juventud española es responsable en el consumo de alcohol y de algunas drogas**
Ahora con el gobierno del PSOE resulta que la ministra de Sanidad se ha propuesto quitarnos lo que genuina mente somos: Españoles. En España siempre ha reinado la fiesta. Somos el tercer destino turístico en gran medida por la actitud del español y la española. Vivimos en la calle, bebemos, fumamos y hacemos el amor siempre que podemos. Loable sería el intento del ministerio si se preocuparán de parar las adicciones invirtiendo en programas educativos, sanitarios y psicológicos, que enseñen a la gente a beber y que les haga tener conductas más responsables a la hora de coger el coche. Pero su hecho es censurar por censurar. Por primera vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con el PP, aunque ellos seguro que lo hacen por no perder ese reducto de la derecha que se llama Castilla. Y estoy de acuerdo en el tema del vino. El vino es un producto alimentario, pero también lo es cultural. Y hay que protegerlo. Todo el vino. El selecto, y también el del kalimotxo. Porque es algo que viene con nosotros, es nuestro propio y autóctono.
Pero con el que nunca estaré de acuerdo, es con ese personajillo, megalómano, que piensa que después de 8 años de gobierno (y 4 más en Castilla y León) tiene autoridad moral para hacer lo que le de la gana y decirnos lo bueno que es él, y lo malos que somos todos los que no pensamos como él. Me la suda. Señor Aznar usted es un imbécil, y como tal solo podía juntarse con otros imbéciles (Bush y Blair). Los tres deberían estar ahora sentados en el Tribunal de La Haya contra los crímenes de guerra, por mentir a sus países y a la comunidad internacional, haciendo de este un mundo más inseguro, más coercitivo, y restrictivo en cuanto a las libertades. Sin embargo, mientras los otros dos apuran sus mandatos, en España tenemos que soportar sus aires de grandeza. Pues no resulta que al señorito le molesta el mensaje de la DGT en las autovías ("No podemos conducir por ti"), a parte, de que a usted no hay quien le escuche estando sobrio, pues si se ha tomado unas cuantas copitas de vino ya delira el amigo. España tiene un problema de tráfico ***, y si a usted no le preocupa, pues muy bien; solo espero no encontrármelo en la carretera nunca, no sea que se le haya ido la mano, payaso.
Pero volviendo al tema de la juventud, lo peor de todo es que es una muestra de que somos los grandes olvidados en la política en España. Todos merecen respeto y el trabajo de los políticos y autoridades para que sus libertades, derechos y deberes, así como su estado del bienestar estén asegurados; pero la juventud en España esta desamparada. Nuestros estudios están devaluados en Europa. La política educativa de los últimos 15 años nos deja sin poder competir en el mercado laboral europeo con el resto de jóvenes europeos. Materias como el ingles, el segundo idioma o la informática demuestran el horrible nivel de la educación primaria en España. Y una vez pasada esa etapa en la educación superior, si te decantas por las letras, no vas a recibir una formación básica en ciencias propia del siglo XXI, y viceversa.
Y el trabajo. El paro es excesivo. Los jóvenes deambulamos por trabajos denigrantes, precarios y en los que en ocasiones te juegas la vida, alargando contratos temporales y cobrando un sueldo en el 85% de los casos por debajo del nivel de formación del trabajador, que tiene que a base de horas extras buscar el fin de mes, lo que rebaja ostensiblemente el nivel de vida de la juventud española. Las condiciones laborales en España son desastrosas. Trabajos absurdos resultado de la falta de profesionalidad de los empresarios. Las empresas quiebran, el empleo se destruye, las grandes compañías siguen los dictámenes del capitalismo, abandonando el Sur de Europa (España, bahía de Cádiz, Portugal, Grecia) para continuar ampliando sus beneficios en zonas donde pueden desarrollar riqueza a cambio de denigrar las libertades (Europa del Este o Asia). Y si eres mujer, peor lo tienes, pues mientras tenga esa injusta espada de Damocles que se os afila, por ser la cuna de la vida, vuestros salarios, prestaciones, responsabilidades y libertades quedarán más aún enterradas.
Y la vivienda. Lo que es una necesidad básica, un cimiento de la vida, del estado del bienestar y la riqueza espiritual y cultural por su capacidad de asegurar el crecimiento a todos los niveles de las familias, ha acabado siendo un lujo, una manera de hacerse rico a costa de millares de jóvenes que no tenemos un acceso a la vivienda adecuado. Los españoles somos los últimos en independizarse, no por falta de ganas, y si de oportunidades, porque con un trabajo precario, y un sistema en el que el banquero se convierte en el dictador de tu vida, no te queda más remedio que tragarte lo que se cocina en la cocina de casa de tus padres, y de paso también tu orgullo.
Y lo peor es que no se encuentra respuesta por parte de los políticos que más preocupados están de llenarse los bolsillos y alargar sus mandatos antes que ofrecer alternativas y alimentar la esperanza creando riqueza y oportunidades para todos los habitantes y grupos sociales. Y especialmente para los jóvenes, ya que en las circunstancias demográficas actuales dentro de 10 años, el estado de bienestar de más de la mitad de la población tendrá que ser sostenido por el trabajo y las condiciones económicas, laborales y de vida de la población que ahora tiene entre 16 y 32 años.
Espero poder ampliar muchos de estos temas, en próximas entradas.
* No se pueden realizar fiestas, botellones, ni la gente puede estar en la calle disfrutando a no ser que nos llevemos un beneficio económico (fiesta de la cerveza en Salamanca, fiestas de bebidas, etc.).
** El cannabis debería ser legal. Y también debería existir una educación clara de los riesgos que tienen para la salud y la sociedad el consumo de alcohol y cannabis. Y explicar claramente y de verdad el riesgo de las otras drogas.
*** En España mueren 8.000 personas al año por accidentes de tráfico. Bien sea por la climatología, los riesgos del alcohol y otras sustancias (fallo de educación, prevención y control), por la excesiva velocidad (¿para qué coches tan rápidos si sólo puedo ir a 120 km/h? o ¿por qué se venden coches cuya mayor propaganda es la potencia?) o al estado de las infraestructuras viarias (fallo de los gobiernos, hace falta más inversión); lo cierto es que todos pagamos un precio muy alto, porque cuando nos echamos a la carretera nos jugamos la vida.
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