martes, 18 de julio de 2017

Catalunya: Derechos, Oportunismo politico y conciencia



Viñeta El Roto,

Voy a hacer un ejercicio de contrición máxima. Soy de los que piensan convencidos de que "Catalunya" y la "cuestión nacional" no son más que sombras chinescas, o señuelos, o fuegos de artificio para despistarnos. Para hacer que el pueblo pierda el foco de lo realmente importante y centre su atención en debates espurios, llevados al paroxismo y lo grotesco. Al igual que pasa con el tema "Venezuela" (donde lo que realmente pasa es que se quiere que Repsol y con él, toda la oligarquía españistaní ponga sus sucias garras sobre las reservas de petróleo del país caribeño, las mayores del mundo, en vez de que queden en las manos y el destino del pueblo venezolano. Que haya muertos y se premie a la mafia criminal local es lo de menos), "Catalunya" funciona como maniobra de despiste para seguir usurpando dignidad y libertad a la clase trabajadora.

Cegados por Catalunya continúan y crecen las políticas ultraliberales con las que nos roban, nos mienten y nos matan. Con las que hacen negocio con nuestros derechos, nuestra vida y nuestro entorno medioambiental.

Dicho esto, es necesario dejar claro varios aspectos:
1. Este país necesita una profunda revisión de su modelo territorial para ir hacia un modelo entre iguales, federal, garante para cada región-estado y cada ciudadano y ciudadana que resida en ellos. Es inevitable ese análisis y su constatación y práctica en un nuevo modelo constitucional. Y si la cuestión catalana o el conflicto vasco ayudan a abrir ese debate y desde posiciones sosegadas y reflexiones de nivel se alcanza un mejor empaque territorial, bienvenido sea.

2. El derecho de autodeterminación es un derecho colectivo inalienable de la condición humana y recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, por lo que quien se oponga a ello, automáticamente no puede considerarse, ni ser considerado, demócrata.

3. Desde mi punto de vista personal, no puedo más que empatizar y comprender el deseo y aspiración de cualquier pueblo, ciudadano y ciudadana que quiere dejar atrás la rancia, cutre y atrasada España.

4. El PP en su estrategia nacional para perpetuarse en el poder y legislar a favor de los de siempre, ha utilizado y utiliza, los sentimientos nacionalistas periféricos como arma arrojadiza. Presentándose como firme defensor de la Unidad de España, ha destilado todas las ofensas posibles, desde el Gobierno y los medios, para intervenir en la desestabilización del clima político entre Catalunya y España. Su tesis es muy sencilla: No importa el independentismo catalán y quien o quienes se sumen a él. Lo trascendente es el redito electoral en Castilla manteniendo bajo capa y espada el ultra centralismo de Madrid, lo que no deja de repartir buenos sobres y mordidas. Especialmente, rentables y curiosas han sido las ventajas electorales que han conseguido en los territorios limítrofes de Catalunya con indeseables y corruptas consecuencias para las asoladas Valencia, Baleares y Aragón.

Como bien decía Bakunin, el nacionalismo es un invento de los privilegiados para igualar las clases, para que tuvieran algo en común y por lo que supuestamente integrarse, y así desviar el debate de lo realmente importante.

5. Aliarse o ir con la derecha burguesa catalana es un error que no por repetirse con cierta periodicidad deje de ser grave para la izquierda, y para todo aquel o aquella ciudadana bien intencionada y demócrata. Defender la bandera y la soberanía nacional es la excusa que el PDCat, la antigua CIU de los Pujol, emplea para delinquir y lastrar las vidas de las clases populares en Catalunya. Son ellos quienes recortaron las becas en 2011 y quienes han cerrado plantas enteras de hospitales públicos, mientras permitían que especuladores privados tanto españoles como extranjeros, se instalasen en la Sanidad pública catalana. Son las mismas políticas y la misma corrupción y enriquecimiento personal con las que el PP asola España, con la única diferencia de que vienen envueltas en la Senyera.

6. La izquierda radical debe ser inteligente y diferenciar claramente lo que supone el Derecho de autodeterminación, un referéndum con garantías y trascendencia y tutelaje internacional, frente a una encuesta que únicamente viene a dirimir si quieres que te robe el PP, o la antigua CIU; que te oprima la burguesía española o la catalana.

No debemos olvidar que cuando se ha tratado de dinero, derecha catalana y derecha española han defendido y votado lo mismo. Y no sólo eso, sino que si su propósito común es reducir las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora y hacer negocio con sus derechos, han mostrado un corporativismo de estrato social que ha disipado cualquier división nacionalista y de bandera. Recordar reformas laborales, leyes mordaza, o defensa de tratados comerciales perniciosos para las condiciones de vida de personas y planeta. Lamentablemente, en la izquierda parece ser, no sabemos operar del mismo modo en defensa de nuestra dignidad, progreso y libertad.

7. La ciudadanía catalana, como la de cualquier pueblo, tiene derecho a solventar este conflicto a través de las urnas, con garantías institucionales y un respaldo serio. No valen chantajes como los de la UE, ni las amenazas veladas de intervención. Frente a un problema se esperan propuestas y ánimo en resolverlo, no órdagos, enroques, ni fantasmadas.

Y por último; En una hipotética consulta con los requisitos de legalidad y seguridad jurídica garantizados, y agotado el debate de la reforma constitucional, o la (mejor aún) nueva constitución con un enfoque federal, si pudiera participar, votaría SI, por la Independencia. Ahora bien, ese SÍ, estaría sujeto a un modelo de estado catalán, en el que los derechos sociales, la justicia, la igualdad, la libertad y el medio ambiente estuvieran garantizados.

miércoles, 12 de julio de 2017

Must show go on?

Se que dando mi opinión sobre este tema voy a causar polémica y debate. También soy consciente que lo voy a escribir y voy a expresar se puede volver en mi contra en un futuro, con otro desgraciado accidente o atentado y ser yo y mis acompañantes, los que nos quedemos sin un concierto, un festival o un evento cualquiera. De hecho ya me ha ocurrido. Mi pareja y yo nos quedamos sin ver en 2015 a Foo Fighters en Barcelona, cuando estos suspendieron su gira tras el atentado en la sala Bataclan de Paris en noviembre de 2015 cuando tocaban los que iban a ser sus teloneros Eagles of the Death Metal.
Aquella vez tras lamentarnos y fastidiarnos, y porque no decirlo lanzar ciertas maldiciones, nuestra frustración se torno en cierta comprensión, debido a que entendíamos lo difícil que tiene que resultar seguir con tu trabajo, tu día a día o con el espectáculo cuando ocurren hechos tan desgraciados y lamentables.
La decisión de Foo Fighters creo fue pausada y con plazos suficientes para hacer efectivas devoluciones y cambios. Sin embargo, lo que ocurrió el viernes necesitaba de una respuesta directa y sin fisuras.


Se llamaba Pedro Aunión y era actor, bailarín y coreógrafo. Era artista. Era un trabajador. Era una persona. El viernes, durante una actuación en el festival MadCool, se precipitó al vacío desde una altura de 30 metros perdiendo la vida delante de miles de personas. Ante un suceso como este, ¿se puede decir eso de la vida sigue? ¿vale apelar al espectáculo debe continuar? O es necesario hacer un alto en el camino, en la agenda, parar la vorágine de nuestros días para reflexionar y rendir homenaje tranquilo, sincero y sentido a quien ha abandonado este mundo.
La realidad fue una vez más cruel, cuando Pedro Aunión, actuando, trabajando, se precipitaba al vacío y era atendido por los servicios de emergencia para al final fallecer delante de miles de espectadores. Pero esa realidad cruel se convirtió además en miserable cuando la dirección del festival decidió continuar como si nada hubiera pasado.
Para justificarse han lanzado un comunicado informando que fue la policía quien aconsejó ante la posible emergencia de disturbios y altercados que continuará la programación tras el fatal accidente. A su vez, Green Day quien era el grupo que a continuación actuó, ha lanzado su comunicado indicando que no fue informado de lo sucedido, y que de haberlo sabido, y por respeto al artista fallecido, habría cancelado su actuación.
Desde luego leyendo algunas de las reacciones en Twitter de algunos “anónimos” que tengo el criterio de no seguir cuando el nombre de Pedro Aunión o “Mad Cool” se convirtieron en trending topics, está más que justificada la posición expresada por la policía y las fuerzas de seguridad, ya que la sintonía general era el “Show must to go on”, o “yo he venido aquí a ver a Green Day”, o el resignado “que se la va hacer, la vida sigue”, algunos de ellos sin ni siquiera lamentarse de tal lamentable hecho luctuoso.


Así me pasa que cada vez me siento más fuera de esta sociedad. Más desubicado. Des contextualizado, me creo incluso, atemporal. Vivimos en un mundo y bajo un sistema en el que el goce y el disfrute máximo e individual es lo más importante por encima de cualquier otra consideración, sea ética o moral. Ese disfrute viene asociado a una sobre exposición y explotación en las redes sociales donde hoy en día se busca la aceptación y el inflado del ego, por las reacciones viscerales de quienes ni siquiera, en la mayoría de los casos, conocemos. Una suerte de prolongación de la adolescencia a través del ordenador y la pantalla del móvil en el que a través de esas redes sociales conseguimos un retrato muy amplio del sentir y del opinar de la mayoría de la sociedad o en escalado de un público determinado. Y a veces, esas opiniones o reacciones nos sorprenden, nos intimidan, atemorizan e incluso apesadumbran.
Es evidente que estamos desnaturalizados ante la muerte. No sabemos enfrentarnos a ella, y el proceso de insensibilización al que nos ha sometido la cultura pop no ayuda, ya que percibimos sin más la muerte y el sufrimiento ajenos (de alguien que no conocemos o no tratamos) sin tener ni la más mínima capacidad, ni el más nimio interés en empatizar, para poder así respetar y preservar la memoria de quien muere.
Si no lo hacemos cuando alguien delante de nuestros ojos cae desde 30 metros y fallece tras agonizar en el suelo en el que se ha estrellado, cómo hacerlo con los miles de millones que por azar de haber nacido en un lugar concreto, nuestro sistema consumista les otorga el papel de prescindibles.


Está claro que en el mundo del arte, del escenario, existe un mantra, una especie de subgestión colectiva que se expresa en ese “el espectáculo debe continuar”. No acabo de entender como alguien es capaz de salir a actuar después de que haya fallecido un ser querido o este en una situación penosa. Me parece que aquel que trabaje de cara a la audiencia desarrollando un evento artístico o cultural y por lo tanto intelectual, no está en sus mejores momentos para ofrecer todo lo que puede dar, pero sobretodo, se debe respeto a si mismo y a su luto e intimidad.
Aunque no comparto esta servidumbre que parece ya propia de la profesión y del hecho artístico, me parece repugnante e inmoral que se haya instalado en nuestra mente y por ende en la sociedad el “la vida sigue” como bálsamo y escape inmediato ante un accidente tan escalofriante, una tragedia tan pavorosa, un atentado o una catástrofe humanitaria.
En la vorágine informativa que se adhiere a nuestras rutinas diarias (trabajo y/o estudios, vida familiar, aficiones, descanso, etc.) pasamos con un mensaje de consternación y solidaridad en las redes sociales, y al menos yo, con algunos minutos reflexionando a las cifras de muertos, desaparecidos y víctimas que nos proponen los medios, o que si somos más avezados y concienciados buscamos nosotros mismos.
Un incendio forestal en Portugal; un fuego que devora una torre de viviendas en Londres; otro atentando en Europa; Guerra y violencia en Oriente Próximo; hambre y emergencia sanitaria en el Cuerno de África; inmigrantes ahogados en el Mediterráneo… son algunas de las tragedias que recientemente nos han asaltado y sobre las que ya no nos acordamos. Y cómo lo vamos a hacer si “somos” capaces de seguir bailando cuando una persona ha muerto delante de nuestras narices.
Nos, QUÉ DIGO, a algunos les parece bien que salga un tipo disfrazado de conejo a hacer el imbécil mientras alguien que estaba trabajando se debatía entre la vida y la muerte. Mientras otros luchaban por salvarle.
Escribo entre apesadumbrado e indignado. Incapaz de comprender como hay alguien capaz de poner la vida humana en un segundo lugar. Me da igual lo que pongamos en primer orden: el capital, la ideología, la fiesta, la seguridad, el negocio. Cuando la vida, y las condiciones de la misma, no están en el primer lugar de las preocupaciones y de el más básico concepto de dignidad, deberíamos replantearnos seriamente la sociedad que “estamos construyendo”.
Qué ética, qué moral estamos usando si somos incapaces de tener la más mínima empatía para con quien ha muerto trágicamente. Qué mundo es éste el que hemos construido, y por primera vez en la historia, y gracias al uso de la tecnología, también han participado los jóvenes dando Me Gustas y compartiendo opiniones.
Sólo decir que cada día me siento más fuera de este sistema y más convencido de que es la decisión correcta. Y por último trasladar mi más sentido pésame a la familia y seres queridos de Pedro Aunión, y a la de todas y todos aquellos, anónimos, que mueren y sufren accidentes mientras desarrollan su trabajo.


domingo, 2 de julio de 2017

40 años de In modélica Transición

Tras muchos años de lucha Ascension Mendieta puede velar a su padre Timoteo @ARMH_Memoria

El pasado martes se celebraba en el Congreso de los Diputados el acto conmemorativo sobre la celebración de las primeras elecciones "democráticas" tras 40 años de dictadura fascista. Del acto oficial ha trascendido mayoritariamente, la queja del Rey emérito por su exclusión, pasando de tapadillo por el hecho de que el actual monarca, denominará por primera vez, como dictadura a ese período nefasto y tenebroso de nuestra historia, que para algunos, los fachas de siempre, resulta de absoluta paz y candidez. Ni una palabra sobre las más de 150.000 víctimas de la represión, la tortura y la sanguinaria violencia franquista que siguen desaparecidos por las cunetas y las tapias de los cementerios de éste país. Tampoco sobre los exiliados. Y mucho menos hubo mención alguna al privilegado estatus adquirido por la oligarquía y la iglesia católica o el estado del ejército y la judicatura nacional, herederas todas ellas de los designios de una dictadura fascista.
Al mismo tiempo Unidos Podemos y otras fuerzas de la izquierda en el Parlamento organizaban un acto paralelo para homenajear a quienes verdaderamente lucharon por la democracia, la legalidad y la dignidad de la clase trabajadora. A quienes se jugaron la vida, sufrieron torturas, exilios, persecuciones y la muerte y desgracia de sus familiares, amigos y compañeros. Un homenaje merecido y necesario porque cuando se habla de impunidad hay que ir más allá de buscar a los culpables, por supuesto clave, sino también dar respuesta a las víctimas.
Cuando se refieren a la “modélica” transición lo hacen desde su punto de vista. Del de quienes ostentan desde el alzamiento de 36 el poder. De quienes usurpan la voluntad popular de éste país desde hace 80 años. Una transición modélica para quienes quisieron y quieren mantener el fascismo soterrado bajo una máscara democrática. Para quien quiere que nada cambie. Que los artesonados económicos y las estructuras sociales sigan vigentes en el estado de las cosas que provocó y favoreció la dictadura franquista. Modélica para engañar al pueblo y la clase trabajadora. Para usurparle dignidad y poder. Esa fue “su” Transición a la Democracia.

Jamás se ha hablado en España, y mucho menos en su educación, de que hayamos vivido un genocidio en nuestro país e historia. Todo un protocolo para la muerte, y también para la impunidad y es que cuando marchan los profesionales de la dictadura, llegan los profesionales del olvido, de quienes se olvidan de la dignidad antifascista y se atreven a banalizar la historia del franquismo. Incluso un protocolo que se aseguró entre otras cosas, de los homenajes y las pleitesías para con los traidores y asesinos.
En la dictadura acomodada, había mordidas, corrupción sin límite, compradas, vendidas y todo lo que nadie pueda imaginar y el que no pagaba, terminaba pagando con su libertad, su ruina, etc. Había violaciones sin límite, pederastia, asesinatos, accidentes, esclavismo, desapariciones, tráfico de niños, pero... no había libertad de prensa, y por lo tanto, nadie se enteraba de nada. Sólo aquellos que sufrieron los desmanes, malos tratos etc.
Lo peor de todo, es que en esa comodidad, en esa transición que primó el miedo a los sables y a una nueva Guerra Civil, por encima de la cordura, quedaron en el poder los mismos corruptos de antes, los que vivieron inmersos en estas lides tan ocultas entonces y tan sonoras ahora, y luego sus hijos, y después los hijos de sus hijos, y ante tamaño despropósito, que no hemos sabido o querido solventar en estos 40 años desde las primeras elecciones, hoy día nos encontramos con lo que nos hemos ganado a pulso, con lo que merecemos, porque nuestros votos, además, no han querido castigar esos desmanes. Fue la Ley de Amnistía que añadió innumerables capas de indignidad, barro y estiercol, a la memoria de quienes lucharon contra el franquismo y de las víctimas de su barbarie corrupta y clerical. España, por arte de magia, se acostaba fascista y se levantaba demócrata.
Después vino entrar en Europa lo que fue un dardo envenenado, y la entrada en el euro mucho más. Nos vendieron como caramelos dulces drogas ácidas de un sistema neoliberal y explotador que ha puesto el trabajo, y la vida y salud del entorno y las personas por debajo y detrás del dinero, de su acumulación especulativa y abusiva. Y los compramos tan contentos, porque vivíamos acomodados en un nivel, que ni soñado. Pero el veneno salió a la luz sin tener el antídoto; un veneno que pese a que estaba presente y flotante en el aire, no quisimos ver.
La corrupción instalada desde siempre, la venta de lo nuestro que empezó Felipe González volviéndose de repente "neoliberal tacheriano" y acabó Aznar para paliar una crisis forjada a base de fabricar poco y de re conversiones industriales (probablemente necesarias algunas), apostando por el ladrillo en una país donde la competitividad industrial era mínima y privatizando las empresas públicas hechas con el esfuerzo de todos y que componían el patrimonio nacional. Todos, o muchos sabíamos que un país no puede vivir de servicios y ladrillo, creando burbujas de mentira, tanto financieras como inmobiliarias, pero muy en el fondo, porque de cara a la galería se negaba la mayor. Era evidente que aquello iba a explotar, y no menos claro, también resultaba que iban a ser lo poco que nos quedaba, nuestros servicios básicos, educación, sanidad, seguridad social, cultura, deporte, medio ambiente con lo que se iban a pagar las deudas y las retribuciones millonarias de los delincuentes que habían provocado la crisis. Los mismos, o sus hijos, que llevan 80 años conspirando para dominar el país, lucrarse con él. Malditos hijos de puta sin vergüenzas y sin escrúpulos.
Los políticos nos han vendido y nosotros les hemos dejado, y si nuestros padres nos dejaron la herencia del miedo, hoy dejamos a nuestros hijos la herencia del destrozo. Porque es cierto, esta crisis, se acabará cuando los mercados quieran, cuando Alemania se rinda, cuando no haya nada que rascar para poder pagar esa deuda imposible; pero la miseria que ha traído, la miseria todavía por llegar, el hambre, la indigencia intolerable en un país desarrollado (supuestamente) tardará décadas en solucionarse, si es que se recupera alguna vez.
Pero también, como sociedad, dejamos en conjunto la herencia del olvido de quienes lucharon contra el fascismo. La herencia de la legitimidad de un sistema opresor y corrupto. Y la herencia de la desafección política, del tragar con todo, del desinterés por las cuestiones que nos afectan, de cómo y por qué nos saquen, nos destruyen. La herencia del laminado de todo el futuro.
Vemos a diario casos de políticos mafiosos, corruptos, sin vergüenzas, estafadores y ladrones. Pero callamos porque pensamos que, si echamos a esos personajes, quien sabe si el que venga no será peor.
El bipartidismo se tambalea, como hace todo el Régimen del 78, pero éste se defiende y se regenera con nuevos actores que añaden más basura al estado de las cosas. Las cloacas del estado supuran podredumbre. Inmoralidad y corrupción y un sistema opresivo para mantener el poder en las pocas manos de siempre. Un PP intrínsecamente corrupto y ultra, fortalecido y un PSOE víctimas de sus propias hipocresías, se complementan con el revisionismo naranja de Ciudadanos, partido impuesto por las élites para eliminar un previsible flujo de votos de la derecha a como mínimo la abstención. Y Podemos, que parasitó la emergencia del 15M y con ella de la izquierda radical para enfangarlo y convertirlo en pequeñas escaramuzas de guerras de guerrillas que imposibilitan la activación social, la de la calle y los centros de trabajo, escuelas, hospitales y universidades que es de dónde debe de surgir el germen que dinamite esta nauseabunda realidad que ensucia la democracia, que impide la libertad y la dignidad de la población y el porvenir de éste, siempre, acomplejado y perdido país.
No obstante, el miedo siempre se termina por vencer. Cuando esa familia anónima tiene serios problemas para llegar a fin de mes, cuando el pequeño y honesto empresario no puede pagar la nómina a sus trabajadores, cuando los padres ven marchar a su hijo al extranjero sin billete de regreso… cuando todo esto ocurre tornándose el pan de cada día, tomas consciencia que ese sistema de alternancia bipartidista y consolidación de las estructuras de poder franquistas, ya no es capaz de ofrecer una solución a los problemas más profundos de la sociedad y, es cuando ese miedo, que mantiene en silencio al pueblo, se desvanece.
Por lo anterior, no solo debemos dejar caer este sistema podrido, sino que debemos acelerar su final para que nuestra generación pueda comenzar a construir algo nuevo, sano y sólido. Una política de base que cumpla con la idea original de su significado. Gobernar por y para el pueblo.
PPSOE se hunden por errores que ellos mismos han cometido. Un nuevo sistema democrático es posible. La oportunidad que nuevas fuerzas políticas que, hasta la fecha se han visto relegadas a la sombra de este sistema bipartidista, puedan ser escuchadas abiertamente sin la censura mediática orquestada desde el propio poder bipartidista.
Es más, en España tuvimos una experiencia democrática exitosa durante la Segunda República en tiempos en los que nuestra renta per cápita era incluso menor. La Segunda República inició grandes reformas económicas y sociales, como ya se ha comentado extensamente, y aquel proceso democrático no fue interrumpido por la gente pobre y humilde, sino por la gente rica y con privilegios, que veía tales privilegios afectados por las reformas democráticas a través de un golpe de estado, criminal y traidor, de una Guerra Civil cruenta y desigual. Sectores de las clases medias, por cierto, temerosos de los cambios, también apoyaron al fascismo. La dictadura representó los intereses de las personas poderosas, y reprimió muy particularmente a las clases trabajadoras, a nivel no sólo policial sino también económico, hasta el último día de la dictadura.


Permitirme una última reflexión. Supongamos que España hubiera tenido otro tipo de transición, resultado de la derrota del franquismo o de su caída, tal como ocurrió con otras dictaduras europeas -como las comunistas de la Europa del Este-, sin derramamiento de sangre. En este caso, es probable que hoy tuviéramos en España una República en lugar de una monarquía, con una cultura anti franquista democrática bien establecida; con unos medios de información y persuasión menos conservadores y más plurales; con una memoria histórica viva (y unas escuelas donde se enseñara lo que fue la dictadura, su represión y el retraso social económico y cultural que impuso al país); con reconocimientos y homenajes a los que lucharon en contra del fascismo y la dictadura y que tendrían -como tienen en Francia, Alemania e Italia- monumentos y calles con su nombre con un ejército que tomaría como figuras ejemplares a los militares que fueron leales a la Segunda República, en lugar de los que se sublevaron en contra de la democracia, homenajeando a los militares que fueron expulsados del ejército durante la dictadura por su lucha por la democracia; con una Iglesia que habría pedido perdón no sólo a su Dios, sino también al pueblo español, por su apoyo al golpe militar y a la dictadura, aceptando su lugar en un Estado laico respetuoso con todas las religiones y especialmente el laicismo; con una derecha democrática que hubiera denunciado sin ninguna ambigüedad el golpe militar y el régimen franquista, y con unas izquierdas menos moderadas y más fuertes; con un Estado del bienestar más desarrollado que el actual, y con una Constitución más progresista que reconocería la multinacionalidad de España y la posibilidad de reestructurar la relación entre sus componentes según la voluntad popular de cada uno de ellos. Soy consciente de que, debido al gran desequilibrio de fuerzas en la transición, no había otra alternativa. Pero las fuerzas democráticas deberían ser conscientes de las limitaciones que impuso la transición in modélica a fin de corregirlas.



jueves, 29 de junio de 2017

Una moto sierra sobre un escenario



Llega el momento de recuperar uno de sus hilos temáticos de mi blog que más ha ido sorprendiendo al público, frecuente o casual, que ha llegado a él. Hablo de la línea temática que dedico a esos grupos de rock y metal curiosos, bien sea en su puesta en escena, sus letras, sus biografías o en todo el conjunto.
Y hoy voy a escribir sobre Jackyl.
Seguro que no te suena de nada. Pertenece a ese grupo de bandas underground, fuera de foco y radar, incluso de las publicaciones expertas o de los periodistas más entendidos. Sus incursiones en los circuitos convencionales del sector son más bien escasas, y casi nulas, cuando salen de Estados Unidos, su país natal.
Yo los conocí, su propuesta, porque todavía no los he visto en directo, gracias a un ex compañero de trabajo a la par aficionado y responsable de una buena web de metal. Él los conocía de una de las promos que antiguamente llegaban también a los simples aficionados, promovidas por discográficas y distribuidores (desconozco si estas todavía llegan a día de hoy a los portales de información). Su hard rock claramente reminiscente al AC/DC de finales de los 80 y su The Razor’s Edge, se mezclaba sin no muy buena armonía que digamos, influencias folk al más puro estilo de la Creedence o Free, que por su origen sureño (son de Georgia) eran inevitables.
Lo sé. No es el tipo de música que escucho en mi casa, de manera pausada y reflexionada. No están en mis discos, ni repositorios físicos o virtuales. Y tampoco es un grupo por el que la liaría por ir a verlos en vivo. Pero del mismo modo hay que asegurar que es de los tipos de músicos que saben cómo hacértelo pasar en grande sobre un escenario. No cabe ninguna duda de que montan un show colosal, gamberro y divertido a partes iguales, y en el que sales de allí con la sensación de sentirte sucio, pero encantado de haber vivido una experiencia única.
Y es que, desde luego, a originales no les gana nadie y es por eso es por lo que se han ganado, ya lo hicieron hace mucho tiempo, que les dedique un rato para ilustrarme, escribir sobre ellos y acercarlos y compartir con vosotros algo de su música.
Una moto sierra
Su canción más conocida es The Lumberjack, single de su primer álbum de estudio de 1992, titulado, como ellos mismos, Jackyl. Se trata de una declaración de intenciones clara y directa. Hard rock sureño desgarrado, que apesta a bourbon y pólvora. Una letra ácida y cachonda a la que le acompaña en todo momento una moto sierra.
Los marcados riffs son aceleraciones del motor de la maquina. Acompaña una viva batería y otra guitarra que tímida aguanta el brío de la moto sierra que se come todo menos la desgarrada voz de Jesse James Dupree, cantante, líder y creador de la banda que continua hoy al piel del cañón. Su voz que juega entre los registros de cantante Steve Kudlow de Anvil y los del mejor Brian Johnson de los AC/DC es la otra gran seña de identidad.
Así hasta llegar a un primoroso sólo de moto sierra que enloquece a quien lo escucha y lo ve. Se marcan las notas a golpe de gatillo, y el sonido metálico de cadena y dientes de acero engrasados emula los de la mejor afinada guitarra Les Paul. Todo ello, ejecutado sin camiseta y con los habituales haedbangs y demás parafernalia heavy, por lo que ante tanto movimiento no es de extrañar que haya quien tema por la integridad física del virtuoso “músico”.
Es el propio Dupree el que maneja la moto sierra durante el vídeo oficial y al final del concierto que es la canción con la que habitualmente cierran sus setlists. Todo como un homenaje a su padre y hermano, y a su infancia en la que muchos días compartían el monte, la moto sierra y una camioneta chevi oxidada.
La “novedad” de incluir una moto sierra entre el equipaje a la hora de afrontar un concierto, hizo que Jackyl entrará en los circuitos americanos de festivales donde destacaron en su actuación en Woodstock 94. También, fueron dando saltos a otros países destacando en Iberoamérica donde en lugares como Chile o Perú son considerados como una banda de primer nivel.
Aquí os dejo alguno más de sus temas, más conocidos y más clásicos en su puesta en escena, pero sin dejar de lado la coherencia de un grupo sureño: Buen hard rock, letras y ritmos folk, camisas de cuadros, chicas con poca ropa, bourbon y alguna bandera confederada.













martes, 27 de junio de 2017

La elección de la industria del videojuego



 Escena, típica del modo online del Halo Reach
Como buena parte de los menores de 40 años (sobretodo si es hombre) una parte importante del tiempo libre o de ocio, y sin olvidar una buena cantidad de dinero, la he dedicado a los videojuegos. A jugar, en la consola y en el ordenador. Con juegos fundamentalmente de coches, simuladores deportivos (baloncesto sobretodo), algunas aventuras (saga Assassains Creed) y un par de "shooters" (Battlefield y sobretodo la saga Halo, destacando el spin off Halo Reach).

Durante mi infancia no pocos ratos pase en el recreativos del pueblo, perfeccionando trucos en el Street Fighter, cuando no ya asumiendo retos (hacerlo desde el segundo jugador, ganar la partida sin saltar, pasárselo con todos los personajes...). Compartí plataformas de aventuras con algún amigo y ya de ahí, con la consola en casa, pase a los futbolines.

En casa, mi vetusta Play Station dio rienda suelta a multitud de derbys con mi hermano, y alguna que otra, las menos, partidas colaborativas.

Pasados los años y sin llegar a ser nunca un viciado, entro en mi casa la Xbox360. Instalada más como centro de ocio que como consola dedicada exclusivamente a juegos, prefije durante un tiempo las tardes de los viernes para jugar con ella, más algún rato esporádico a la semana que siempre trataba que fuera más excepción que regla. Ahí es cuando avance y disfrute con el Halo Reach, que venía instalado en la consola. Aquí probé el juego online y pude comprobar, bien de modo colaborativo o en modo competición, me encontraba jugando con gente que me llegaba a sacar hasta un año y medio en horas de juego online. Esto lógicamente creaba frustraciones en mi, y hacia que al dejar de jugar me sintiera enfadado e incluso a veces humillado y estafado.
Durante todo este tiempo, un par de años, conseguí descargarme los juegos que ofrecía Microsoft junto a la suscripción online. Los fui probando todos con mayor o menor ánimo, encontrando, por otra parte de forma lógica, predilección por los juegos dedicados a público adulto.

En este punto fue donde la frustración se hizo más palpable y empezó a correr en mí la idea de que o bien era un negado para los videojuegos (mi hermano siempre fue mejor en los juegos de coches y yo por contra era mejor que él en los simuladores deportivos) o que se estaban ofreciendo videojuegos para un perfil muy concreto: El jugador "viciado", el que puede o al menos lo hace, dedicar muchas y continuadas en el tiempo, horas de partidas y partidas, sobretodo en el modo online.

Mientras iba probando juegos que me desesperaban ya en su versión historia porque me era realmente imposible avanzar, contra más entrar en batallas con jugadores a través de la red, comprobé que no era una cuestión de un título concreto, una saga específica, o los juegos de un productor o distribuidor identificado. No, se trata de una tendencia general del sector.



Esa tendencia es ofrecer juegos, con una gran historia, unos gráficos potentes, y sobretodo, un modo online rico, intenso y sugerente para atrapar a los grandes jugadores. A aquellos -y aquellas que van entrando poco a poco en un mundo hiper masculinizado- que consumen grandes cantidades de su tiempo y su dinero en jugar a videojuegos y en participar de manera activa en las comunidades online que se van creando.

Y para ello no han tenido ningún reparo en dejar de lado a los y las jugadores casuales, que no pueden o no quieren estar muchas horas seguidas jugando, o que quizás conectan el mando una vez cada dos semanas.

Es una elección capitalista, corporativa, del sector priorizando sus recursos productivos, sus desarrollos, en lo citado anteriormente y olvidando conceptos que en los albores de la industria y sobretodo, no hace tanto tiempo (5 o 6 años) eran muy importantes: La accesibilidad y la jugabilidad. Tendencia que ha venido con la mejora de las conexiones de Internet doméstico.

Que un juego que adquieres (compra, descarga legal o ilegal) y pruebas, no tenga niveles en los que ajustar al jugador novato es un grave problema para que éste se sienta cómodo en la historia y tenga así el ánimo para jugar y avanzar en ella, independientemente del tipo o género del juego. Con esto lo que se consigue es el avance a base de perseverancia, de horas dedicadas (en las que lógicamente no se hace otra cosa) a jugar y sacar los objetivos a base de empecinamiento.

Pero es que incluso, juegos que ofrecen la clasificación de perfiles por niveles, les dan tales saltos de accesibilidad que los hacen ridículos. Por ejemplo, las últimas entregas del NBA2K como la de 2016 que ha llegado recientemente a mis manos: De nivel fácil, en el que no fallas ni un sólo tiro, al siguiente nivel en el que tras 10 intentos me ha sido imposible, con los Warriors quedar a menos de 10 puntos de los Bobcats...



Y para rematar todo esto aparecen los E-Sports como un ejemplo más de querer presentar u ofrecer el consumo de videojuegos, esta industria en principio cultural, como un opio nuevo, para que la gente no se preocupe de lo realmente importante, y adquiera una suerte de ilusiones de convertirse en profesional de esto. De entrar en una élite que se gana la vida, y muy bien como ya muestran algunas publicaciones y televisiones, pero que al final, lo único que va a suponer para la gran mayoría de quienes juegan, es la inversión tanto en dinero como en tiempo en los videojuegos (además, de por supuesto miles de horas de diversión).

Éste coste de oportunidad implica no hacer otras cosas, como pueda ser estudiar, trabajar para la comunidad o activarse para cambiar éste mundo. Y sin embargo, será aprovechado por los de siempre para enriquecerse una vez más.



Desde luego, considero que quedarse en la inocencia de la decisión productiva, capitalista, de los estudios de creación de videojuegos en preocuparse más en los "grandes jugadores", que en los casuales o eventuales, es un error. Existe una intencionalidad, más allá de la clara económica de ganar más dinero a costa de los jugadores "viciados" que más consumen tanto en horas, como dispositivos, juegos, acceso a Internet, e incluso merchandising asociado a las grandes sagas de videojuegos.

Pero no voy a entrar más en lo dicho hasta ahora, aunque quiero que quede claro, que considero a la industria de los videojuegos como alineadora de la población, particularmente de la juventud, a la que invoca en un estilo de vida donde prima el individualismo, su exhibición a través de las redes sociales, y el anclaje del personal en la rueda consumista que necesita como motor el capitalismo.



Me quedo únicamente, en que como aficionado casual no tengo hueco en la oferta que las empresas de videojuegos disponen hoy en día. La demanda, que jugadores como yo, creamos se queda desatendida y hace que dejemos de consumir videojuegos, y dediquemos el tiempo y el dinero, entendidos como coste de oportunidad, a otras opciones.
Y tan tranquilo.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

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