lunes, 30 de enero de 2017

Una nueva vida


Quizás, al acabar de leer las siguientes líneas, puedas pensar que el título usado para esta entrada no es el más apropiado. Puede que tengas razón, y sólo percibas un mero cambio de decorado sobre el escenario que es mi vida. Pero para mi, es mucho más. Es una nueva vida. Asumir, y con ganas luchar por superar, nuevos retos personales y que más pronto que tarde, también sean profesionales. Que me hagan crecer, mejorar y madurar. Poder decir que si, que esto es lo que quiero y lo estoy consiguiendo.
No tengo ninguna duda de haber tomado la decisión acertada. De saber que he hecho lo correcto, pese haber dejado atrás, madre, padre, unos pocos amigos, y algunas personas excepcionales en distintos ámbitos en los que me he movido. También haber abandonado algún que otro reto personal. Pero como dije ya en su momento, no podía soportarlo más. No podía vender mi coherencia por 400 ó 500 euros mensuales, por muy bien que me pudieran venir por mi trabajo como concejal. NO. Eso es innegociable.
Por supuesto que me hubiera encantado seguir en la lucha por llevar dignidad y mayor democracia y participación a Santa Marta, dentro de Izquierda Unida. Pero era imposible poder trabajar junto a una militancia que no quiere, que prefiere ser rebaño enjaulado enfocado a un pesebre donde le echen siempre la misma comida. Imposible hacer una buena labor sólo, luchando contra una persona que quiere dominar por un interés personal y familiar que lleva enfangando mi organización, mi partido, en Salamanca, 13 años.
Desde luego no voy a abandonar la lucha porque creo en el proyecto, en su veracidad y en su necesidad. Pese a que la distancia vaya a ser un lastre, unido a la sinvergüenza del postureo, de la falsedad y la vaguería. Daré batalla. Que no tengan duda. Y quien este conmigo y así lo crea conveniente, sabe que puede encontrarme para unir fuerzas y para rescatar mi partido, mi movimiento social y político de los sectarismos e intereses particulares.
Retomando la idea y la necesidad de éste escrito están mis ganas de escapar de la agonía de Salamanca. Quizás haya caído en la misma agonía, está vez en Toledo, puesto que ya veía y ahora observo las mismas penurias, una mayor y más dolorosa frugalidad en la apariencia, sin importar la trascendencia. Es una asquerosa homogeneidad en el pensamiento, retrógrado, fascista, caciquil, cutre, rancio, atrasado y orgulloso de ser tan inútil, bruto y cavernícola.
Puede que en unos meses también me active aquí políticamente y social. Desde luego, falta hace y seguro que cualquier ayuda es bienvenida, aunque de producirse, la experiencia amarga me dará prudencia. Pero ahora, lo que quiero es amar y ser amado, como estoy sintiendo. Cuidar y que me cuiden. Vivir en definitiva, esa experiencia y hacerla con cuidado y esmero, eterna y trascendente. Para mi y mi pareja.
Seguro hay quien pueda pensar que lejos de arriesgarme en aventuras vitales más inestables o inseguras, he venido donde estaba quien me quiere y me quiere bien. Podéis ser libre de pensar lo que queráis pero ahora por encima de todo, lo que no quería es volver a perder, por miedo o egoísmo la compañía, el amor y el proyecto común con una persona que me llena y me hacer sentir pleno, y con quien trato de otorgarle eso mismo.
De momento puedo mantenerlo durante un tiempo y me vale y me apetece lucharlo. Y así lo hago, y así lo haré.
Construir una rutina que tenga episodios de improvisación, para disfrute de los sentidos, para trascendencia de los sentimientos y los pensamientos.
Que nos quede un recuerdo rico, vigoroso, estimulante y consecuente. Ese es el objetivo. Lo que necesito, deseo y quiero.

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