Quizás,
al acabar de leer las siguientes líneas, puedas pensar que el título
usado para esta entrada no es el más apropiado. Puede que tengas
razón, y sólo percibas un mero cambio de decorado sobre el
escenario que es mi vida. Pero para mi, es mucho más. Es una nueva
vida. Asumir, y con ganas luchar por superar, nuevos retos personales
y que más pronto que tarde, también sean profesionales. Que me
hagan crecer, mejorar y madurar. Poder decir que si, que esto es lo
que quiero y lo estoy consiguiendo.
No
tengo ninguna duda de haber tomado la decisión acertada. De saber
que he hecho lo correcto, pese haber dejado atrás, madre, padre,
unos pocos amigos, y algunas personas excepcionales en distintos
ámbitos en los que me he movido. También haber abandonado algún que otro reto personal. Pero como dije ya en su momento, no podía
soportarlo más. No podía vender mi coherencia por 400 ó 500 euros
mensuales, por muy bien que me pudieran venir por mi trabajo como
concejal. NO. Eso es innegociable.
Por
supuesto que me hubiera encantado seguir en la lucha por llevar
dignidad y mayor democracia y participación a Santa Marta, dentro de
Izquierda Unida. Pero era imposible poder trabajar junto a una
militancia que no quiere, que prefiere ser rebaño enjaulado enfocado
a un pesebre donde le echen siempre la misma comida. Imposible hacer
una buena labor sólo, luchando contra una persona que quiere dominar
por un interés personal y familiar que lleva enfangando mi
organización, mi partido, en Salamanca, 13 años.
Desde
luego no voy a abandonar la lucha porque creo en el proyecto, en su
veracidad y en su necesidad. Pese a que la distancia vaya a ser un
lastre, unido a la sinvergüenza del postureo, de la falsedad y la
vaguería. Daré batalla. Que no tengan duda. Y quien este conmigo y
así lo crea conveniente, sabe que puede encontrarme para unir
fuerzas y para rescatar mi partido, mi movimiento social y político
de los sectarismos e intereses particulares.
Retomando
la idea y la necesidad de éste escrito están mis ganas de escapar
de la agonía de Salamanca. Quizás haya caído en la misma agonía,
está vez en Toledo, puesto que ya veía y ahora observo las mismas
penurias, una mayor y más dolorosa frugalidad en la apariencia, sin
importar la trascendencia. Es una asquerosa homogeneidad en el
pensamiento, retrógrado, fascista, caciquil, cutre, rancio, atrasado
y orgulloso de ser tan inútil, bruto y cavernícola.
Puede
que en unos meses también me active aquí políticamente y social.
Desde luego, falta hace y seguro que cualquier ayuda es bienvenida,
aunque de producirse, la experiencia amarga me dará prudencia. Pero
ahora, lo que quiero es amar y ser amado, como estoy sintiendo.
Cuidar y que me cuiden. Vivir en definitiva, esa experiencia y
hacerla con cuidado y esmero, eterna y trascendente. Para mi y mi
pareja.
Seguro
hay quien pueda pensar que lejos de arriesgarme en aventuras vitales
más inestables o inseguras, he venido donde estaba quien me quiere y
me quiere bien. Podéis ser libre de pensar lo que queráis pero
ahora por encima de todo, lo que no quería es volver a perder, por
miedo o egoísmo la compañía, el amor y el proyecto común con una
persona que me llena y me hacer sentir pleno, y con quien trato de
otorgarle eso mismo.
De
momento puedo mantenerlo durante un tiempo y me vale y me apetece
lucharlo. Y así lo hago, y así lo haré.
Construir
una rutina que tenga episodios de improvisación, para disfrute de
los sentidos, para trascendencia de los sentimientos y los
pensamientos.
Que
nos quede un recuerdo rico, vigoroso, estimulante y consecuente. Ese
es el objetivo. Lo que necesito, deseo y quiero.