Quiero
ahora dejar plasmado la peripecia y sensaciones que tuve en la última
entrevista de trabajo que realice en Salamanca, ya instalado en
Toledo. Algún día, alguien debería hablar, o haber hablado ya
sobre la instalación del Parque Tecnológico de la Universidad de
Salamanca. Si algo he aprendido de mi etapa como concejal es que en
materia de urbanismo no hay nada casual, y no me sorprendería nada
que tal ubicación no haya traído consigo un pelotazo para los
interesados y promotores, quedando el interés general y el
patrimonio de todos, como siempre, laminado.
Pero
ahora quiero centrarme en la propia entrevista.
Al
llegar y hechas las presentaciones acudió a saludarme un viejo
compañero de clase. Tipo con el que me he corrido no pocas juergas y
del que guardo fantástico recuerdo. Sé también que es un buen
profesional y fue muy agradable charlar un momento y ver que le va
bien. Se lo merece.
Entramos
en harina. Nos sentamos el tipo que me contacto y una chica,
responsable de no se qué cosa. Empezamos a hablar. Me preguntan que
he hecho y como antes les había mandado un portafolio con las
últimas webs que he hecho, donde había un poco de todo (casi todas
programadas en PHP, alguna con drupal, otra sobre WordPress. Unas
cuantas en ASP) me dicen que no les ha impresionado mucho lo que les
he mandado.
Como
me quedo algo ojiplático, la mujer interviene diciendo, y cito
palabras textuales: “Como bien sabes, el diseño es lo más
importante en internet”.
A
cuadros me quede. Miraba alrededor tratando de saber si me estaban
gastando una broma. Si había una cámara oculta. Con casi 10 años
de experiencia, siempre trabajando en empresas, algunas punteras en
el desarrollo web, cuando no, organismos oficiales y empresas
públicas, resulta que estaba completamente equivocado y lo más
importante es el diseño. “Lo bonita y visualmente atractiva que
sea la página”, remarca.
“No”.
Le interrumpí: “Me vas a perdonar, pero no estoy nada de acuerdo
con esa afirmación. Lo más importante es el contenido. Y que
éste sea original, de calidad, referenciado y se muestre en una
página con buena arquitectura, usabilidad y claridad. Todo con la
idea de dar un buen servicio y lo qué busca al usuario que ha
llegado a ella a través de los buscadores, que no ven el diseño y
si la construcción de la página”.
No
pude callarme. Tenía que decírselo. Era una oportunidad tan buena
como otra cualquiera para expresarme sobre la moda impuesta por
diseñadores gráficos y gurús del marketing digital de convertir
todas las páginas en clones, con gigantescas fotos de alta
resolución de repositorios de imágenes con modelos arios o composiciones de tipo "Benneton". Banners en slides. Menús deslizantes secuenciados y
videos integrados. Esa manía de querer convertir todas los
portales de marca en la página de facebook o twitter de la empresa.
Continué
entonces a la ofensiva. Pase a defender mis trabajos. Las últimas 12
webs (del total de 25 que llevo en el portafolio) están hechas el
año pasado. Todas tras reunión previa con el cliente y buscando
una comunicación durante la construcción, instalación y primeros
meses de mantenimiento, fluida y bidireccional. Pero siempre, dejando
claro qué se contrata, qué se paga, qué es posible, qué es
viable, qué es útil, qué es bueno para el portal y la propaganda
de la empresa, y en definitiva para el cliente.
Algunas
de ellas, dadas el carácter del negocio a plasmar en Internet, con
mucho trabajo de diseño gráfico. Por supuesto usé slides y videos
integrados de HTML5. Y menús superiores deslizantes. Pero sobretodo,
desde el minuto 1, generando una estrategia completa de marketing
online la página se construyó para dar la información a los
posibles clientes de quien nos pidió la web, independientemente de
si era un restaurante, un gabinete de psicología, una empresa de
ocio infantil o un bar de copas. Marketing online e imagen de marca
(también sobre Google Places y el buscador); redes sociales
(fundamentalmente Facebook, Twitter e Instagram). Blog con pautas de
como escribir y publicar en internet (en 10 de estos 12 últimos
casos utilizando un CMS propio, y no replicando una y otra vez sin
más, sino que analizando y cambiando cosas para hacerlos propios de
cada negocio y tipo de cliente; en las otras dos sobre WordPress).
Arquitectura y usabilidad para facilitar la indexación de
contenidos. Navegación cuidada. Y por último landings efectivas
para la conversión de campañas SEO/SEM.
Ese
ha sido mi trabajo los últimos 8 años. Aprendiendo desde cero.
Tanto marketing online, como usabilidad, arquitectura web y SEO. Y
obteniendo tanto trabajando junto a compañeras y compañeros (en
algunos casos especializados en programación, diseño gráfico, SEO,
redes sociales o marketing online) notables resultados.
Pero
resulta que aquí, aspirando a un puesto de trabajo me dicen que he
estado equivocado y que es el diseño gráfico, “lo bonita y
atractiva visualmente que resulte la web” lo más importante. Pues
no. No es así. Y además estoy harto.
Harto
de llegar a webs en las que te vuelves loco para encontrar lo que
buscas. Maquetadores y diseñadores que ávidos de resultar
ingeniosos y creativos han cambiado la navegación web tradicional y
la disposición de la información, para obtener por parte del
usuario una atención que no se transformará en venta, como
demuestran los mapas de calor y las tasas de rebote. Llegar a páginas
qué buscas por unas keywords muy concretas y sales rebotado porque
no consigues la información, y mucho menos la respuesta o feedback
del dueño y empresario que encargó la web.
En
definitiva, y ya conociendo como funcionan algunas de estas
“consultorías web” me parece indecente que hayan inflado
los precios del diseño, programación, desarrollo, implementación
web y marketing online en base a diseños efectistas, pero nada
efectivos a la hora de que los negocios, las empresas o asociaciones
que necesitan un portal en Internet consigan el respaldo,
posicionamiento, atención y publicidad que buscan.
No
sería la primera vez, ni muchos menos, que me encontraría ante un
cliente que me muestra la web que hace un par de años le hicieron en
la consultoría X de altísimo nivel. Muy bonita. Pero con una
navegación penosa, una indexación mediocre y por lo tanto unas
tasas de conversión horrorosas. Tampoco sería la primera vez, que
me toca explicar a un cliente al que tengo que rehacer su web, su
imagen de marca y su estrategia de marketing online porque su bar no
compite con bares de otras ciudades, provincias o países. Compite a
nivel local y es en unas keywords muy particulares en las que tiene
que hacer la inversión… Que a de explicar su producto, su
originalidad y dejar claro lo que cada día puede encontrar un
cliente que llega a su barra o sus mesas. Por qué les conviene
tanto o más hacer un par de escritos semanales para un blog local en la web
con unas mínimas nociones de escritura en internet.
Estas
empresas como a la que fui a hacer la entrevista han conseguido lo
contrario. Lejos de dar más opciones a los desarrolladores
profesionales, han acogido a los intrusistas ofreciendo productos que
no han satisfecho las necesidades de las empresas y particulares que
buscan mejorar su imagen en internet y ganar dinero con ello.
Al
contrario, han traído el descrédito al gremio, teniendo que hacer
una gran labor de educación y enseñanza de qué es Internet y qué
es lo que se tiene que buscar y conseguir a la hora de entrar en el
mundo virtual globalizado.
Es
evidente, como puedes observar alrededor de estas palabras que
mantengo desde hace 10 años un blog en blogger, bastante perrero. Me
encantaría, y créanme estoy en ello, hacer un portal propio para
alojar mis escritos. Una ventana con mis historias y mis movidas. De
hecho, si todo va mínimamente bien en unos meses lo tendré a
cuenta. Sino lo he hecho antes ha sido porque mientras he estado
trabajando en el desarrollo web para empresas, acababa las jornadas
laborales tan colapsado, tan hasta arriba, con un bloqueo mental tan
colosal que se me hacía imposible ponerme a programar. A veces
incluso para escribir.
La
competencia en el sector es feroz. Y más si tomas la decisión,
absolutamente lógica y saludable y por supuesto respetable, de no
querer vivir en una megalópolis del tipo Barcelona o Madrid. Si te quedas en "provincias"
para ganarse la vida con esto o eres un absoluto megacrack
(cosa que no soy) o tienes que estar pegándote por muy pocos puestos
con unas condiciones laborales penosas, teniendo que calentar una
silla horas y horas, algo que no garantiza un trabajo creativo bueno,
y si el copy paste, continuo lo que cercena un buen resultado
final para el cliente y su portal web.
Y
eso sin entrar a valorar el hecho de que la incongruencia de
dedicándose a algo, la informática y el desarrollo web, en continua
evolución, re-definición y progreso y avance tecnológico, se hace
muy difícil por no decir imposible, estar al día tecnológicamente
hablando. Esto es algo, que empleado en una pyme he podido
comprobar, dolorosamente, todos estos años. Por más que venga
recogido en convenios profesionales, por más que construyas una
estrategia y un protocolo para no afectar los procesos productivos de
la compañía mientras te formas, adecuas y aprendes nuevas cosas, es
imposible hacerlo dentro de la jornada laboral de 8 horas diarias. El
jefe (o el encargado) quiere que durante esas 8 horas calientes la
silla, aporrees el teclado con
constancia y rectitud y claves tus ojos en la pantalla viendo
constantemente “nuestra web”, la página en la que trabajamos. Y
mientras no cambie esa actitud será imposible que el profesional que
desarrolla carrera en una empresa privada o pública pueda mejorar,
crecer y alejar los fantasmas de la depresión y el aburrimiento..
Luego quedas en el desempleo y cuando quieres retomar la rueda de la
contratación te ves que estás muy lejos de los estándares de
empleabilidad que se exigen y buscan. Lo que trae no pocas
frustraciones.
Por
último, no voy a hablar mucho del tema económico, porque seguimos
anclados en los 1.200€ mensuales brutos desde hace 7 años. Y es
que por todo lo que he venido comentado cada vez es más difícil que
dentro de la horquilla de presupuesto que puedes pedir a un cliente
(entre 2.000€ y unos 15.000€ dependiendo del tamaño, volumen y
especificaciones) hacer una cartera que permita ganar un dinero bueno
para hoy y para el futuro (capacidad de ahorro es la clave) con unos
mínimos de dignidad.
Por todo esto es por lo que estoy convencido de que no me acabaré dedicando mucho
tiempo más, incluso ninguno más, al mundo del desarrollo web y
la informática en general. Seré mucho más feliz haciendo
quesos artesanales, siendo maestro cervecero o soplador de vidrio. Lo
tengo muy claro. Y siempre lo he tenido. Para mi, en todo momento, estos estudios que tengo, esta preparación y esta profesión, han sido y son, pero no por mucho tiempo, un medio para un fin. Una forma de ganarse la vida, durante un tiempo. Tratando de vivir y ahorrar para un futuro y conseguir hacer algo más productivo, auténtico y servicial. Algo con lo que realmente me pueda identificar. Lejos de querer decir "soy informático" o "soy desarrollador web". Espero que mi futuro sea poder decir con orgullo "soy pastor", "soy maestro cervecero", "soy agricultor de huerto ecológico" o "soy librero".