Publico
ahora con animo de llamad vuestra atención y hacer que vayáis al
cine éste finde, o antes de la fecha de retirada, de la película
Múltiple (Split, su título original en inglés). Lo
hago ahora un par de semanas después de visionar la película y
quedar a la par fascinado y atrapado en el maravilloso mundo que
propone su director (también productor y guionista de la obra),
Michael Night Shyamalan.
El
creador de origen hindú, que pasa por ser uno de mis favoritos ha
llevado una carrera en vertiginosa montaña rusa, desde que en 1998
sorprendiera a propios y extraños con El Sexto Sentido. De
aquella opera prima brillante y sorprendente, la trayectoria se
mantuvo levemente a la baja con las siguientes (El Protegido, para
mi la mejor película de súper héroes, Señales o El
Bosque), empezando a precipitarse a partir de La Joven del
Agua y El Incidente y con sonoros fracasos como After
Earth o The Last Airbender. Y a remontar con La visita,
película en la que el año pasado recuperaba las buenas sensaciones,
su estilo inconfundible y el beneplácito de la crítica, y el
público mayoritario unido al de su legión de seguidores.
Con
Múltiple, Shyamalan mantiene su innegable
capacidad para la dirección: Una construcción de planos y
secuencias heredera de los autores clásicos sin quedarse huérfana
de nuevas propuestas y técnicas. Un desarrollo de la historia cocido
a fuego lento. Y una maestría en el montaje al servicio de un único
fin: conseguir giros finales inesperados y sorpresivos en una
mezcla de fantasía con premisas realistas.
Sin
entrar en spoilers sólo dejo una pequeña introducción para
animaros al visionado de la cinta. Todo empieza, además con unos
minutos muy ágiles, con un secuestro. El de tres
adolescentes. Hasta aquí los convencionalismos. A partir de ahí, la
sorpresa al comprobar el espectador a la par que las rehenes que el
secuestrador son en realidad 23, ya que Kevin, padece un trastorno
de personalidad múltiple (trastorno de identidad
disociativo), y que cada vez que se abre la puerta del zulo donde
permanecen secuestradas les interpela una persona, una personalidad,
distinta.
Shyamalan,
al
igual que con sus cameos
en sus películas, bebe una vez más de la fuente del padre del
suspense, Hitchcock,
para jugar con los trastornos de personalidad, siendo el más famoso
de la historia del cine, el de Psicosis,
donde el autor británico juega con maestría con el espectador para
desvelar al final el desdoblamiento de personalidad de Norman Bates,
atormentado por una relación enfermiza con su madre. En Múltiple,
Shyamalan lo hace a lo grande con 23 identidades.
Y
no podría haber asumido el desafío
sin la genial actuación de James
McAvoy que
asume con éxito y maestría el reto de interpretar a Kevin y sus 23
personalidades, siendo 9 las que se muestran en el metraje.
Totalmente
entregado a la causa y brillante y sin
caer en la caricatura el escoces es capaz de marcar las diferencias
entre las distintas personalidades, tanto en los gestos como en el
tono de voz (vi la película doblada, por lo que también se puede
hablar de un muy buen trabajo de su doblador) logrando incluso que el
público comprenda los cambios de personalidad o las tretas del
desequilibrado ante su terapeuta en
unos juegos de interpretación más propios de Matrioskas.
Por
cierto, muy notables también el trabajo de la veterana Betty Buckley
en el papel de la psiquiatra y de la joven Anya Taylor Joy como la
secuestrada más avezada gracias, por decir algo, a su tremebundo
pasado.
Shyamalan
vuelve a sus mejores tiempos con Múltiple
un
divertido, tenso e insólito thriller
en los que se puede paladear su magnífica pericia en el diálogo
entre cámara y escena; una notable dirección a actores y actrices,
que juegan para dar lustre a un guión extraño que trata de jugar
con las ideas preconcebidas y las intuiciones del público.
Autofinanciarse
y hacer una película de bajo coste (o cuando menos, inferior a los
estándares hollywoodienses) le da la libertad que busca para
arriesgar y acabar contando la historia que realmente quiere.
Al
final saldréis convencidos de haber visto una película sugerente,
atrevida y sorprendente, que os dejará con ganas de más, y que
inevitablemente se convertirá en una Película de Culto, como
aquel Club de la lucha de David Fichner en el que también se
trataba, curiosamente, los trastornos de personalidad múltiple.
Y
el spoiler final para avezados...