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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Esta noche es nochebuena y toca homilía real

 


El discurso del Rey, además de una película estupenda con unas interpretaciones brillantes, es en España, un género periodístico más. Es por supuesto, un momento culmen de la vida política patria. La única ocasión en la que el Jefe de Estado se digna a dirigirse a sus conciudadanos (nos llaman súbditos) y hacer un repaso somero a lo más destacado del año acorde con una visión concreta y muletillas y frases hechas que ya de tanto repetirse, no sólo es que hayan perdido su significado, sobretodo con el deterioro del significante, sino que ya emborrona la dignidad de quien escucha.

En las redacciones periodísticas de este país sobretodo de los medios pro-régimen es imprescindible seguir un guión para edulcorar la figura y sus palabras, mostrar a tono unísono la avalancha de parabienes que lanzan los dirigentes pro-sistema y callar. Callar las voces, cada vez más, de quienes estamos hartos de tanta inmoralidad. Y callar la corrupción y la hipocresía de la casa real.

A mi, a veces me parece que el discurso del Rey es el telonero de la cena familiar de nochebuena. Mejor aún. Como si la sarta de soflamas y lugares comunes del monarca fuera el breefing de los temas a tratar mientras pelamos langostinos y con disimulo profanamos el diseño modernista de las tablas de quesos y embutidos.

Y el de este año promete. Porque esta mierda de año 2020 que ha reventado las costuras de los convencionalismos sociales que teníamos han quedado claras tres cosas: la importancia capital de los servicios públicos como garantes de la democracia (sanidad, educación y servicios sociales) empezando por recuperar de la economía más salvaje todo lo que tiene que ver con el cuidado de las personas, especialmente nuestros ancianos.; la importancia crucial de la ciencia como motor de avance del ser humano; la necesidad urgente de articular una economía social que proteja el medio ambiente y pare la degradación actual y luche contra el cambio climático.

El coronavirus ha tapado las bocas con mascarillas higiénicas pero no oculta un clamor ante la avalancha de noticias que demuestran la falsa moralidad de la monarquía. Mientras el país, y todo el mundo, está pasando una crisis que debería replantearnos la prevalencia del dinero por encima de todo, incluida la vida, la Casa Real emitía comunicados y escondía la cabeza bajo el barro cuando salían a la luz (gracias a ese periodismo que actúa como tal y no como un vasallo, y sobretodo extranjero) todas las corrupciones, comisiones y líos de faldas del Emérito (todavía hay silencio en torno a la parece ser no envidiable vida personal de los titulares en trono).

No tiene que ser fácil ponerte a escribir o casi mejor repetir lo que te han escrito, cuando vives una vida que no tiene nada que ver con la de esos millones, algunos fusilables, a los que te diriges. Porque vives rodeado de abraza-farolas, pesebrederos y compiyoguis que desconocen como se conjuga el verbo trabajar. Porque defiendes un estado de las cosas inamovible que es la única forma de mantener la vidorra que llevas, tú, tu familia y el resto de vividores. Y porque hablas a un público cautivo al que no conoces, porque te lo presentan detrás de cordones de seguridad y lejos de palacio. Si lo conocieras aunque fuera un poquito, entenderías que en esta sociedad, para convencer hay que ejemplificar, no sólo con la palabra, sino sobretodo, con los hechos.


La figura del Rey y la persona de Felipe de Borbón, no valen para presentarse ahora como un mediador o un árbitro que ponga paz y construya puentes. El 3 de octubre de 2017 dinamitó su propia versión apolítica al entrometerse en el fango del independentismo catalán para favorecer la causa centrista. Y el 15 de marzo de este año al día siguiente de que nos viéramos en un Estado de alarma, la monarquía salía por la tangente para separar al actual inquilino de la Zarzuela de las tropelías de su padre. Como si éste no las hiciera siendo Rey, y como si esa herencia envenenada no forme también parte del paquete de corona y palacio.

Por lo tanto, no hay ejemplaridad en la conducta de la familia real, y el Rey no tiene empaque para promover una serie de pactos y actuar como un “destensionador” de la situación política que se encrespa por momentos. Pero hagamos un momento un ejercicio de imaginación y pongámoslo con su traje caro, su nacimiento napolitano de colección y sus fotos familiares delante de la pantalla.

Podría hablar del modelo de estado. No con la imposición de una visión del país que no tiene nada que ver con la verdad de esa España única e indisoluble. Sino con el país que tiene hasta 4 lenguas co oficiales además del castellano. Que tiene más dialectos y realidades culturales significativas que enriquecen todo lo que somos. En definitiva, frente a la opresión a la que ya demostró fidelidad, sitemos con la libertad y con el sentido público de solucionar problemas antes que crearlos y en dejar una solución para los próximos 20 años.

Felipe VI podría dejar de llenarse la boca con la Constitución del 78 y comenzar a ejercerla para hacer una defensa pública sobre los derechos y libertades de todas y todos. Artículos hay que defienden la vivienda digna, el trabajo digno, la igualdad efectiva entre géneros o la aconfesionalidad del estado. Promover con urgencia pactos: contra la violencia machista, por la situación de la vivienda en este país; por la ciencia; por la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente; contra la corrupción y el nepotismo. Por limpiar las instituciones de fascistas sobretodo ejército, fuerzas de seguridad y judicatura.

Podía intentar acercarse a los jóvenes por ejemplo. A universidades o a donde se reúnen los riders. Podía ir a un centro de atención de inmigrantes. O escuchar por videoconferencia a sus compatriotas emigrados por la falta de oportunidades. Podía ir a escuchar las reclamaciones de los jubilados, los parados de larga duración, los agricultores, ganaderos, pescadores, apicultores. Qué les sucede a quienes viven en el entorno rural. Ir e interesarse por la situación en un centro de ayuda a mujeres maltratadas. Le pitarán, abuchearán y alguien le contará a la cara la sinvergoncería de su familia y su institución. Pero eso, también va en el cargo y en la asignación millonaria que recibe cada año.

 

Pero no lo hará. ¿Sabéis por qué? Porque el deleznable estado de las cosas son causas y consecuencias del Régimen del 78, y en él está su figura, su corona y sus privilegios como una dotación presupuestaria creciente y una inviolabilidad judicial, extensible a toda la familia y como hemos ido viendo, a parte de componer un derecho medieval totalmente anacrónico es un insulto a la inteligencia y dignidad del país.


Una institución poderosamente heteropatriarcal se nos dirige esta noche con un paternalismo vomitivo, mientras que no tenemos datos filedignos del respaldo o repudia de su figura y de un modelo de estado donde no sólo se nos impide expresarnos, sino donde ni siquiera nos preguntan sobre la aceptación de la monarquía. Las pocas encuestas privadas marcan un desgaste colosal y la preferencia por un modelo republicano, mientras la oficial, la del CIS, la que pagamos todos, se niega sistemáticamente a preguntar sobre le modelo de estado no vaya a ser que apuntale el declive innegable.

Usados hasta lo pornográfico palabras como convivencia, transición o consenso no son más que epítetos que tratan de reforzar un relato. El de su propia supervivencia como monarca cimentado en una historia que es real porque le puso una corona, pero no es la realidad. No es la verdadera.

Y es que trono y corona son dos regalos envenenados más que nos colaron bajo el ruido de sables en una Transacción que dejó impune una dictadura fascista, el franquismo, que enraizó algunas de sus costumbres más execrables como la corrupción, el autoritarismo, el machismo, la xenofobia y la versión de una España que no ha sido nunca así y que no lo será. El golpismo, el revanchismo y las ínfulas de grandeza de militares trasnochados que vemos hoy en día ganaron músculo en la dictadura pero son lacras propias de la política españistaní.

La monarquía es la clave de bóveda de todo lo que supone el atado y bien atado franquista: el Régimen del 78. Si cae la familia real también caerán los privilegios de la iglesia católica. Se investigarán a todos los próceres del régimen, prohombres de la economía patria que se lucraron con trabajo esclavo y las corrupciones propias de la dictadura. Se caerá la vergüenza nacional que supone la Ley de Amnistía que blinda a los criminales de la dictadura y se podrán ya limpiar instituciones plagadas de fascistas como las fuerzas de seguridad, el ejército y los juzgados.


Esta noche durante la reunión familiar, en persona o como desgraciadamente será más habitual, por videoconferencia o teléfono, el Rey se dirige a la nación. Cuando recordamos a los seres queridos que todos hemos perdido durante esos doce meses, el monarca largará su discurso habitual de palabras huecas y contenidos vacíos. Cuando al acabar la cena, brindemos con vino o un digestivo estaremos viviendo en fraternidad con quienes más nos importa. Nos alejaremos de la crispación y el dolor que causan quienes defienden y veneran tanta indignidad, tanta inmoralidad. Muchos millones de españoles huímos de esta parafernalia, de esta homilía rodeada de fascismo. No hay mayor desprecio que no dedicar, no perder, un minuto en ellos. Mañana habrá que seguir luchando para recuperla. 

 

Feliz noche a todas y todos.

martes, 12 de diciembre de 2017

Hipócrita y precaria Navidad



Un año más ya está aquí la Navidad. No en las fechas, digamos más tradicionales, sino en el previo que marca los encendidos de alumbrado en sus -antes nuestras- ciudades y en la retahíla de perfumes y juguetes que inundan los prime time televisivos.
De la noche a la mañana “volvemos” a correr como pollos sin cabeza en busca de los langostinos, el cochinillo, los turrones, las loterías, los cotillones, la hiper elegante colonia de moda, el juguete del año y el dron o cualquier soplapollez que se les haya ocurrido y que ya no podemos vivir sin ella. Una vez más el consumismo esta aquí.
No es que el resto del año hubiera desaparecido, ni que existiera en nuestra conciencia a modo social, la presencia de la pobreza, la injusticia social o el escarnio de los desfavorecidos. Pero ahora es en mi caso, doble y triplemente lacerante. Porque mientras aplaudimos y capturamos con el móvil de última generación las luces navideñas, hay millones de personas que no pueden calentar su casa. Incluso que no tienen energía para poder calentarse una lata que es a lo que el capitalismo ultra liberal les concede.
Millones de euros que nuestros ay-untamientos, endeudados o no, van a tirar a la basura para “ilusionar con la Navidad”, si, pero también para dar gusto a los lobbies del comercio y la hostelería ávidos por seguir sacándonos las cuatro precarias perras que conseguimos la mayoría de la población. Y por supuesto para pagar esos adornos usando la electricidad más cara y menos sostenible de Europa, lucrando a los estafadores de las eléctricas -hace no tanto tiempo empresas públicas- y asegurando el movimiento en las puertas giratorias por lo que pudiera pasar.
Este año las luces navideñas van a combinarse en los paisajes urbanos con la retahíla de banderas que inundan los balcones. El procès va a ser el tema estrella de las comilonas de empresa, amigos y familia durante estas fiestas y no estará de más, que junto a los fármacos digestivos, nos aprovisionáramos de buenas dosis de drogas duras para contrarrestar los efectos de la demagogia barata, la desinformación plausible y las patrañas cotidianas de los cuñaos indignadísimos de uno y otro lado por todo lo que ha acontecido estos últimos meses.
Tendremos el discurso del Rey y su retahíla de frases hechas, lugares comunes y eslóganes carcas que nos hablarán del Espíritu de la Transición y una Constitución que nos dimos en nuestras horas más oscuras y que si no es para dar gusto al capital extranjero no se puede ni reformar, y en la que no se cumplen ni uno sólo de sus principios básicos en justicia social. No recordará a las mujeres maltratadas y humilladas constantemente. Tampoco a los colectivos despreciados. Pasará olímpicamente de los dependientes. Ni la sarta de injusticias que la doble moral católico reaccionaria del PP ha ido imponiendo estos años. No tendrá ni palabras para quienes no pueden calentar su casa o sufren los rigores de la pobreza y la precariedad.
En definitiva, la rueda consumista y el individualismo extremo aceleran a finales de año para con una sarta de tradiciones absurdas vaciar de contenido simbólico y humanizante las fiestas y todas nuestras relaciones sociales, para convertirlas en ganancias.
Particularmente, desde hace varios años limito mis regalos a mis seres queridos en un detalle que trato de buscar sea de su agrado y utilidad y redoblo mis aportaciones mensuales a varias ONG’s. También, en las últimas navidades hemos instalado una tradición familiar de donar ropa (entre ellas 3 ó 4 mantas que compramos con ese objetivo) a entidades sociales que las reparten cuidándose de evitar el escarnio y la estigmatización social.
Lo que quiero expresar con estas líneas que incluyen esta revelación personal es que reflexionemos. Que paremos la rueda de la cotidianidad individualista y depredadora para reconocer lo que esta pasando en el mundo y lo que nos está pasando a nosotros. Que empaticemos. Que recobremos la solidaridad y recuperemos la cordura. Que seamos más felices compartiendo que compitiendo. Que tengamos siempre en mente que a nuestro alrededor, a veces pared con pared, tenemos el sufrimiento y el dolor. La pobreza y la indignidad.
Si no lo veis así y por adelantado: Feliz e hipócrita Navidad. Feliz consumismo y próspero Año precario.
Si por el contrario os hecho espabilar, indignaros e incluso despertad de éste Matrix, disfrutad de unas grandes fiestas con vuestros seres queridos y que tengamos todas y todos un nuevo año intenso en la lucha, solidario y convencido y pleno en la victoria por la justicia social y los derechos humanos como cimientos incuestionables para un país, y un mundo mejor.


miércoles, 28 de diciembre de 2016

Los silencios del Rey

Españoles buscando la maravillosa España que describió su majestad la pasada Nochebuena

La pasada Nochebuena, como es habitual, el Rey, Jefe del Estado dio su tradicional discurso navideño a la nación. Como viene siendo habitual en mi caso los últimos años no vi tan magnánima puesta en escena y reserve unos minutos el día de Navidad para leer la transcripción.
Lo primero a añadir es que parece que no fui el único, puesto la emisión multi-cadena del Mensaje de Su, de ellos, Majestad ha marcado un mínimo histórico en share, dejando bien claro y con datos en la mano, que la crisis del Régimen del 78, el desmoronamiento del tardo franquismo españistaní, y las ansías republicanas de la ciudadanía ante tanta altanería, inmoralidad, corrupción y estupidez borbónica no son sueños de una minoría, ni estados de agitación, ni corrientes de opinión interesadas... Son realidades. Son metas y objetivos alcanzables para hacer de este país un lugar más digno donde vivir y construir una sociedad donde justicia y libertad no fueran meras palabras con significado prostituido.
Después de todo el proceso de renuncia del anterior monarca; entronización de éste; campaña publicitaria de los medios del capital de exaltación de las capacidades de “el preparao” y de la “maravillosa” familia real, no era mi intención dedicar unas líneas (otra vez), y el tiempo en juntarlas, a éste evento de infamia. Pero las mentiras descaradas, las medias verdades interesadas, los lugares comunes y la superficialidad sobre la que surfea el principito del estado de las cosas en #Españistán, resulto tan vomitiva que me he puesto a la tarea.
Y es que, el mensaje del rey, no nos representa. El mensaje de la realeza, no refleja la realidad. Una vez más el rey, como institución, sin importar el nombre y el ordinal (aunque si el apellido) hizo un ejercicio de militancia con los poderes fácticos del estado y sobretodo con la Transacción, que no Transición a la democracia. Lo hace por convencimiento y por conveniencia porque sabe de su supervivencia como rey y la de su familia se basa en la imposición del atado y bien atado.
Sólo ahí y sólo así se concibe lo leído de su discurso que más me encabrono. “No hay que reabrir viejas heridas […] por los riesgos que conlleva”. Y se queda tan pancho. Y tan borbón. Es que esas heridas no se han cerrado nunca. Esas heridas se han infectado y carcomen el ruinoso edificio dictatorial y fascista que había en 1975 y que con remaches de escayola y artificio habéis querido constituir en democrático.
Hoy 80 años después del estallido de la Guerra (in) Civil todavía hay más de 150.000 desaparecidos del bando republicano esparcidos por todo el territorio nacional. Eres regente del estado con más fosas comunes y asesinados bajo represión por sus ideas y creencias de occidente, sólo superado a nivel mundial por Camboya. La Amnistía a los criminales de guerra y represores de dictadura entró en el mismo paquete que la corona que llevas puesta y hace que los asesinos fascistas hayan llevado y lleven una vida de lo más normal. Miento, de lo más normal, no. Fueron condecorados y mandamases recibieron cargos en el cuerpo del estado y en consejos de administración de empresas, y otros, los que golpeaban y torturaban y apretaban los gatillos, pensiones máximas. Es decir, están forrados, premios por sus leales servicios al fascismo.
Los monumentos y reconocimientos que vanaglorian a los vencedores lustran todavía hoy nuestras ciudades y paisajes, y siguen imponiendo una visión sesgada de la realidad. Por lo tanto a la hora de hablar de “no reabrir viejas heridas” hay que decir que primero habrá que cerrarlas y para ello es necesario asumir la legalidad internacional contra los crímenes de lesa humanidad y dar reconocimiento público de quienes fueron las víctimas, que defendían la legalidad expresada por el sufragio del pueblo, y quienes se levantaron contra esa decisión, y quienes se lucraron masivamente manejando desde detrás y anclando a éste país en la miseria y la indignidad durante 37 años de dictadura y una transición a la democracia que ya dura demasiado.
A mi me daría vergüenza reinar en un país donde la impunidad, la amnistía por amnesia y el orgullo de los vencedores enfanga todo propósito de progreso. Y por eso suscribo y apoyo la campaña de denuncia ante el Defensor del Pueblo interpuesta a raíz de tu mensaje, de quienes nos sentíamos vilipendiados como defensores de la Memoria Histórica. Pero claro, soy un radical de izquierda. Y a mucha honra.
Otra buena parte de la legitimidad de su corona está en el actual modelo de Estado, tanto desde el punto de vista formal institucional, como de la realidad de una única España. Sin citar ni una sola vez a Cataluña, pero con referencias deja claro que apoya la actitud y acciones del PP y los artesonados del estado franquista (tribunales) para mantener a Cataluña dentro de la nación, sin ningún tipo de cesión en un proceso de negociación entre iguales, y mucho menos de escuchar la opinión del pueblo.


Sin embargo, mucho más ofensivos me resultaron los silencios del monarca en su discurso navideño.
Volvió a caer en la legitimidad de la política institucional y los partidos políticos tradicionales, quienes por cierto lanzaron, PP, PSOE y Ciudadanos un mensaje a una voz congratulándose “del gran rey que tenemos”. Para el rey, al igual que para estos partidos no hay política más allá de sus instituciones donde usurpan la voluntad popular. El rey olvida premeditadamente que el 26J, el 67% de los votante no quería a Rajoy de presidente. Luego vino el golpe de estado en el PSOE y parece que todo volvía a funcionar para orgasmo del capital, la troika, los bancos y los empresarios que podían continuar exprimiendo y explotando a la clase trabajadora inmisericorde mente, al tiempo que entre unos y otros esquilman los derechos sociales (dependencia, sanidad, educación, etc.) haciendo negocio con ellos. Aplican mordazas para acallar la protesta social y así “España sigue siendo una gran nación”.
Sin embargo esto, para el Rey no es política. Y no sucede. Para el Rey y quienes salen a vitorear su mensaje el día después, el modelo político es incuestionable y reviste salud. Para todos ellos las mareas y las gentes que defienden la sanidad, los hospitales públicos, las universidades públicas y la educación no existen o son esporádicos. La PAH o las luchas de las organizaciones de consumidores. Quienes se enfrentan ante los colapsos ecológicos y las agresiones a nuestro medio ambiente por parte del capital. Las protestas contra la tauromaquia. Las huelgas sectoriales, las Iniciativas Legislativas Populares que son frenadas sin vergüenza en el Parlamento... los libros, los blogs, las pancartas en los balcones... el pensamiento critico. Todo esto, no existe en #Españistan. No es política, y por lo tanto no requiere atención. El mensaje del Rey es continué en su casa, en su sofá y ponga el fútbol. No hay nada de que preocuparse. Lamentable.
Chirrió el silencio con la corrupción, que sigue instalada en el funcionamiento colectivo y nacional. Por supuesto, paso por alto la situación de su hermana y cuñao. Y con ese bagaje moral de no reconocer lo que uno tiene dentro de su casa, no iba a salir a leerles la cartilla a PSOE y sobretodo PP que han robado a manos llenas de las arcas de cada administración que han tenido la desgracia de gestionar. Y mucho menos nos iba a decir a la ciudadanía que también tenemos que cambiar nuestra mentalidad para ser más solidarios y a la vez vigilantes y censores contra la corrupción. Cualquier tipo de corrupción.
Pero si hubo un silencio que me lanzo a escribir estas líneas fue sobre la situación de la mujer en España, donde el machismo campa a sus anchas. No ha terminado 2016 pero en #Españistan han sido asesinadas dos mujeres por sus parejas o ex parejas cada semana. Un terrorismo de sala de estar, doméstico y acomodado al sentir español tradicional y ultra católico que no ha sabido amoldarse al siglo XXI, y que sigue viendo y lanzando ese mensaje, a la mujer como un apéndice del hombre, de su propiedad, y cuya felicidad, la de la mujer, se tiene siempre que supeditar a la familia y la satisfacción del hombre.
En las fiestas tradicionales de éste país se siguen produciendo violaciones y actitudes hacia la mujer sexistas. La publicidad sigue usando el cuerpo de la mujer como un instrumento de placer y elemento de estatus del hombre. Hace falta un cambio de mentalidad y una educación para que las generaciones venideras no tengan esta lacra en sus vidas. Para que las que hoy son niñas puedan vivir su vida adulta, tanto profesional, personal, afectiva y sexual con garantías de igualdad con los que hoy son niños, y que estos reconozcan el valor y la dignidad de quien tienen como compañera de estudios, de trabajo, familiar, vecina, desconocida, amante, etc.
Pero al rey esto no le preocupa o no le parece lo suficientemente importante para dedicarle unas pocas palabras en los 15 minutos que al año tiene a bien, éste sujeto en dedicarnos a su plebe. Tampoco al florero de su mujer, y una vez más, perdió la oportunidad de exigir una política de cuestión de estado contra el machismo y por la igualdad entre sexos, que además hubiera traído una mejora en la cuestión de la tolerancia a quienes son, viven, piensan, sienten y aman distintos a nosotros, a la ortodoxia católica.


En definitiva, por todo ello, una vez más, me declaro ciudadano, no súbdito y mi deseo para 2017 es que sea un año de cambio, revolución y República.


viernes, 7 de enero de 2011

Sin familia

Eran esos días en los que te sientes con la obligación moral y social de no olvidar. De no dejar a nadie sólo. De demostrar algo de humanidad. No fue una decisión fácil convencer a la mujer y los niños de tener que pasar la nochebuena en un sitio tan lugubre, triste y hasta decadente como es un asilo de ancianos, pero era lo menos que podía hacer ese año por sus padres. Era lo menos que podía hacer después de un año duro, de verse en paro, de no poder pagar la hipoteca, de un deshaucio y de tener que plegar velas, comerse el orgullo con papas, e implorar a los padres que les dejasen vivir en su vetusto piso de más de 40 años. El que estos accedieran a mudarse a una residencia y dejarles la vivienda a su antojo fue un detalle que díficilmente se puede devolver o demostrar agradecimiento cuando la vida se les escapa entre los dedos o cuando la economía, o mejor dicho su falta, imposibilita la imaginación.

Fue un paseo en coche agradable. Prácticamente había anochecido y del mismo modo se dispersaron los grupos de gentes artificialmente felices. Es una noche para la familia. No se creían lo complicado que fue aparcar. Ni dentro de la residencia, ni en la carretera que conducía al pueblo, amplia y a ambos lados había un hueco libre. Monovolumenes, todoterrenos, familiares, berlinas de gama media, alta... Todo ocupado. Se apagaron las luces y eran los primeros de la fila, o mejor dicho los últimos. Les quedaba una caminata hasta la residencia de casi 10 minutos, cuando habían tardado lo mismo en el trayecto en coche. Hubo suerte de que no llovía y el frío, era escaso por ese cambio climático del que hablan de vez en cuando en los telediarios.

Cruzaron el umbral automático de la puerta tras el paseo y se agradecia la calefacción. Preguntaron por sus padres, don José y Aurora, y 3 minutos después la abuela se deshacía en lágrimas con sus nietos. El rigor de la vida les había tratado bien por fuera, pero por dentro la cosa era distinta. Al padre le costaba hilvanar 5 o 6 palabras seguidas, por ese vicio tan perseguido ahora como de moda hace unas décadas. Su ritmo iba a pilas, y a veces el deambular hacia el baño era un viaje doloroso por la bombona de oxigeno o el fallo del riñón. Con la abuela era díficil distinguir cuando se ponía nerviosa o cuando recibía un ataque del parkinson, por desgracia cada vez, más comunes. Pero lo increíble era la sonrisa que les había quedado por tener a los suyos, su hijo único, su yerna única, sus únicos nietos.

La misma escena se repetía por todo el salón de actos y comedor de la residencia. Familias de 3 y hasta 4 generaciones encontrándose, conociéndose, quedando bien. Regalos y caricias. Sorpresas, risas y alguna que otra lágrima. Pensándolo bien debe ser lo único bueno, y no comercializado, de la navidad. Pensándolo mejor aún, ¿por qué esa escena no se repetía más veces durante el año?

Lo peor es que iba llegando todo a su fin. Las horas pasaban y cada vez más cabezas de familia miraban su reloj. Se hacía la hora para reunirse con el otro lado de la familia o con amigos más plausibles a la gracia, la carcajada, sin ese tono lastimero tan propio de los que ya vieron pasar sus mejores momentos; en la propia, en otras casas, quizás en un restaurante. Dudo que quisieran ver el mensaje del Rey; esperaban compartir una cerveza o una copa de vino con otra persona, por lo que nuestros mayores, los suyos, sus padres y abuelos, iban a quedarse otra vez sólos. Tendrían que ventilarse la cena de nochebuena y unos pocos turrones, con unas muchas pastillas, ellos solos con los pocos cuidadores que han quedado, aunque curiosamente más que los que habrá el día de nochevieja.

Las despedidas iban aumentando en número. Con intensidad se ponían fin a abrazos interminables que desprendían un halo a último irrespirable. Iban marchando los peques algunos con regalos, otros con una paga, valiente esfuerzo de pensiones años sudadas y sufridas y que ahora apenas cubren gastos. Los adultos también salían con alguna que otra muestra de nostalgia y cariño, pero con una inhumana sensación de compromiso cumplido. Le parecía tan irritante y a la vez sorprendente. Qué injusticia no pasar esta noche aquí, o llevarse a casa a los abuelos. Qué menos que cenar con ellos. Pero ellos eran los únicos.

A las 9, en un horario tardío para lo que allí se destila, comenzaron a dar las cenas en la residencia. Eran un día especial, y también lo era aquel menú. Una sabrosa sopa de pescado, y unos entremeses abrieron boca para acabar degustando unos insípidos filetes de pescado o pollo a elección, para acabar con fruta y un corte de helado de nata y otro de tarta. Todo ello acompañado de agua o zumos, por lo que regar la comida con vino fue igual de díficil que conseguí un café para depués de la cena. Suerte, que los asistentes de la residencia encontraron el gesto de esta familia grande, sorprendente y digno, y no pararon de ofrecer toda su modesta comodidad y cordialidad a esta familia, tratando de reconpensarles por un gesto tan excepcional como normal debería de ser.

Las palabras y las risas de la mesa en la que estaban era una desconcertante sensación, en un comedor que a la tristeza habitual le añadía por un lado la soledad de estas fechas y la envidia de no sentirse tan querido por la familia. Aún así con los niños todos los ancianos de la residencia se deshacían. También sus padres a los que les valoraban un gesto de grandeza absoluto; y por supuesto, los abuelos, que recibían los saludos de sus "vecinos y amigos" y la enhorabuena por los afortunados que eran, porque aunque sólos, su soledad se aplacaba en ese día.

En lo excepcional y lo inaúdito quedo la noche. La despedida fue como siempre amarga, pero a ellos protagonistas de esa Navidad por tener memoria y reconocimiento a nuestros mayores se guardo una dosis de respeto y gratitud.

La salida del asilo fue vibrante. Las risas de los niños se oían a lo lejos, pese a convivir con la sopresa de los padres. -¡Esperaba que se quedarán con sus mayores!, dijo ella con aire de resignación y un nudo en la garganta.-Yo tampoco lo esperaba. No sé donde queda la humanidad cuando dejamos a nuestros padres sólos este día.

Las multicolores y centellantes luces de navidad del pueblo se veían a lo lejos. En el aparcamiento sólo había 8 coches, todos ellos bajo el porche del reserado para trabajadores. Las otras 40 plazas estaban libres. Desiertos estaban los árcenes de la carretera hasta su pequeño utilitario. Otros 10 minutos de paseo en la oscuridad, el frío y la soledad.

jueves, 8 de enero de 2009

Ni a los niños deja en paz



Se acabaron las navidades y con ellas el espíritu navideño que no ha impedido a Israel seguir masacrando Gaza o a los distintos neo-cons suplicar ahora que les atizan las deudas la intervención estatal (qué pasa con los beneficios, qué hasta el porno esta "jodido"), y que ahora ausente evite que personajes arcaicos y retrógrados sigan perdiendo ocasiones en las que estar callados. Uno de ellos y el que mas chascarrillos produce a la par que mayor grado de indefensión y temor en el izquierdista de pro que escribe es Esperanza Aguirre, que después de superar el atentado de Bombay de hace un mes, con gallardía, que no Gallardón, hortera vestimenta y todo ello sin sucumbir ante los flashes que dibujan a la nueva heroína hispana, la que va a salvar España, coño.

Pues no se le ha ocurrido a la adalid del liberalismo criticar, sin ver ni in sitú ni por televisión, la cabalgata de reyes que el pasado día 5 de enero se escenificó por el centro de la capital, tras los preparativos llevados a cabo por Ayuntamiento de Madrid, voluntarios y no menos importante centros comerciales y organizaciones privadas que quieren vender... La llamo Carnaval y alejada de los tópicos navideños cristiano-católicos. Lo hizo además en "Tele-Espe" ese medio de difusión de doctrina liberal-apostólica-nacional-católica-romana que se ha convertido la Televisión pública madrileña, que sigue siendo financiada por todos los madrileños, pero responde a los intereses del ala más retrógrada de la sociedad española, llena ella de fascistas y economías que no tienen pinta de sufrir los rigores de la crisis, ni en navidades, ni tampoco en rebajas.

Ya ha obtenido respuesta "oficial" por parte del segundo de Gallardón (anhelamos tu mensaje, mesías del centro), defendiendo la festividad que trato de promocionar valores medio-ambientales o de comercio justo, aunque eso sí, sin olvidar la contribución y publicidad que buscan los centros comerciales, que sueltan un dineral por verse anunciados en tan manido escaparate. Sin saber si niños y niñas madrileños y residentes lo disfrutaron o se adecuó a lo que necesitaban, se podría criticar la politización de todo lo que se hace en la vida pública de este país, en el que cualquier acto, que es financiado por corporaciones públicas, sirve de altavoz para las consignas del que se encuentre, no siempre momentáneamente, en el poder. Por favor, dejemos ya de politizar todo lo que se ve en la calle, la televisión o internet, y centrémonos en el mensaje y en a quien va dirigido, a parte de la agradecida salud mental que esta cansada ya del rifi-rafe de posiciones, sin ideas ni criterios, pero cargada de desprecios y bajeza moral que han colapsado la vida política.

Y más deterioro cuando las disputas internas de los partidos salen a relucir; porque todavía no se ha rapiñado a Mariano, unos y otros aprovechan cualquier momento para posicionarse y tratar de arañar los votos, primero los compromisarios (jeje, como molan los partidos democráticos como el PP) y luego los de todos, subiendo la gravedad del mensaje para poder abrazar los extremos; sobre todo ese que sigue la sotana y tiende a vestir a todos sus hijos igual, cual colegio de pago, para ir el finde al centro comercial en el todo terreno y maldecir que el chalet le quede tan lejos... Una cabalgata de Reyes esta dedicada a la infancia, y no vale ni pedir los JJ.OO. ni tampoco puede ser una misa. Tampoco hace 2000 años había Corte Inglés, pero seguro que Aguirre ve bienvenidos los dineros que las superficies comerciales "invierten". La señora condesa de Murillo hubiese preferido una misa de campaña pagada con el dinero de los contribuyentes. Tan constitucionalistas que son que no respetan la libertad de culto y el ateísmo de las instituciones. Esto es una costumbre y no un acto religioso. Tampoco es que las inauguraciones de hospitales "púbilcos" en la comunidad de Madrid sean "normales", ya que entre las protestas de usuarios y trabajadores más bien parecen sainetes de los hermanos Álvarez Quintero en los decorados de Hospital Central.

Pero que vamos a esperar de semejante especimen que nos dejo para la posterioridad y el mapa de trenes de Renfe, la siguiente historia: EL PELOTAZO VIAJA EN AVE;

¿Sabías que el Ministerio de Fomento del Partido Popular creó y encargó a un organismo autónomo pero dependiente de este Ministerio, el G.I.F. (Gestor de Infraestructuras Ferroviarias), la ejecución de las obras del ave Madrid-Barcelona?. ¿Sabías que la principal empresa a quien el G.I.F. adjudicó realizar las multimillonarias obras del AVE Madrid-Lleida es una UTE (unión temporal de empresas) constituida por la empresa Cobra y por una empresa italiana del grupo de Berlusconi? ¿Sabías que esa operación tuvo un comisionista que se embolsó
8.000.000.000 Pts. (Ocho mil millones de pesetas de las de antes), o lo que es lo mismo, 48.000.000 de los actuales euros, por intermediar entre las empresas adjudicatarias y el G.I.F.?. ¿Sabías que el nombre de ese comisionista es Alejandro Agag? ¿Sabías que Agag contrajo matrimonio con la hija de Aznar, en el Real Monasterio de El Escorial, en presencia de Berlusconi como invitado de honor, en una ceremonia que puede calificarse también de Real por el protocolo y los gastos derivados para el Estado?.

¿Sabías que el AVE en Guadalajara, no para en Guadalajara capital? La parada del AVE en Guadalajara está en el pequeño pueblo de Yebes (239 vecinos censados) Este municipio está a 10 minutos en coche de Guadalajara capital, por una vieja y tortuosa carretera de carril único. Sabiendo que el tren normal de Guadalajara a Madrid tarda 37 minutos, y que el AVE “solo” tarda 27 minutos (y que el billete del AVE vale mucho más), parece claro que nadie de Guadalajara va a ir a Yebes a coger el AVE. Entonces, ¿qué sentido tiene hacer la parada del AVE en Yebes pudiendo hacerla en Guadalajara?.

El negocio arranca en 1998 cuando el PP decidió colocar la única estación del AVE Madrid-Lleida, a su paso por Guadalajara, en Yebes. La decisión favorecía a Fernando Ramírez de Haro Valdés, esposo de Esperanza Aguirre, Conde de Murillo y Grande de España, descendiente directo de Felipe el Hermoso, y a su familia que poseen en este municipio y en sus aledaños miles de hectáreas. Ramírez de Haro y sus hermanos tienen 1.610 hectáreas repartidas en cinco fincas. Se las compraron en 1987 a su madre a cambio de una renta vitalicia anual escasamente superior
al millón de pesetas. El precio de este suelo rústico, que aún no ha sido recalificado, sería hoy de 1.000 millones de pesetas. El importante desarrollo urbanístico que está experimentando por la llegada del AVE puede multiplicar esa cantidad. Otro cantar es que las cifras de Renfe en el 2005 demuestran que apenas se utiliza la nueva estación. Entre enero y octubre de ese año sólo hubo
135 pasajeros de Atocha a Guadalajara-Yebes (así se llama el apeadero) y 94 en sentido inverso.

Pero la más beneficiada de estas revalorizaciones es la tía del marido de Esperanza Aguirre, Teresa Micaela Valdés. Los andenes de la estación del AVE han ido a parar a sus tierras. Después de las pertinentes expropiaciones de Fomento, ella ha decidido construir una urbanización, Valdeluz, de más de 9.000 viviendas. Los terrenos de esta futura urbe en Yebes, más conocida como “Avelandia” fueron recalificados en 2001.

Y después de este fantástico relato que se suma a todos aquellos que pueden beatificar a la Gran hija de puta, no olvidemos el "fichaje del año", Neira, el célebre profesor universitario, al que todos deseamos la más pronta recuperación será el nuevo presidente del Consejo Asesor del Instituto contra la violencia de género. Por supuesto que se lo merece, pero, ¿es esto un galáctico en la candidatura de Aguirre?... como está el patio.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Cuento de Navidad


Los escaparates de las tiendas estaban repletos de artículos de regalo y llenos de luces de colores, la gente se movía como una gran masa uniforme; todo se veía caótico, todos parecían desplazarse como movidos por la misma fuerza y por el mismo deseo. Pero ella caminaba como perdida, contra corriente. Odiaba estas fechas y lo que significaban y por lo general la nostalgia la invadía tanto que no le apetecía ni salir de casa. La gente parecía feliz, todos parecían felices, contentos, invadidos por un espíritu que a ella no le pertenecía. Cuando consiguió salir de las calles principales atestadas de gente se dirigió hacia la misma cafetería de siempre, un local gris y aburrido donde solía leer el periódico los días que bajaba a la ciudad. Había quedado con Ana, una amiga de siempre a la que, por circunstancias de la vida, sólo podía ver por esas fechas. No intercambiaban regalos, sólo sonrisas y recuerdos que no habían podido compartir. Al entrar la vio al instante, ella aportaba la única nota de color a la habitación, estaba como siempre, con su abrigo negro de ante y una gran bufanda roja anudada alrededor de su cuello, sobre la mesa tenía un paquete de tabaco y una gran taza de café humeante. Sam se acercó hasta la mesa recuperando una expresión cálida que olvidaba el resto del año.

- Feliz Navidad, Ana –dijo mientras se sacaba el abrigo-.

- Sabes que conmigo no hacen falta esas formalidades, nena –sonrió- ¿Cómo estás?

- Bueno, como siempre, tirando. Podría decirse que he pasado por mejores épocas, pero intento disfrutar de lo que tengo –hizo una pausa- ¿Me pones un cortado, por favor? –añadió haciéndole un guiño al camarero- ¿Y tú qué tal? Parece mentira que no quedemos más...

- Yo, bueno, ya sabes... la vida de siempre, mi marido, los hijos, el trabajo. No hay cambios a la vista.

- Mmm... ¿Seguro? Te conozco Ana, te conozco. Hace un año no me decías eso, estabas contenta con tu vida, y no usabas ese tono de resignación que ahora usas ¿Qué ha pasado?

- Pueees... con Nacho las cosas... hace mucho tiempo que no funcionan. Sigo con él por inercia y en parte por mis hijos. Está liado con otra tía desde hace meses, él no me lo ha contado, pero ya sabes que tengo una habilidad especial para intuir esas cosas.

- ¡Oh! Cuánto lo siento... y qué hijo de puta, ya te lo decía yo, una persona que al empezar una relación ya tiene dudas no es de fiar, Ana, no es de fiar.

- No, no es eso... ya sabes, al principio todo parece funcionar hasta que aparecen los primeros problemas, y cuando todo empieza a torcerse la esperanza se encarga de que sigas adelante, y cuando la esperanza se marcha encuentras otros motivos, los hijos, tu familia, el dinero... aunque en el fondo sabes que sólo es porque tienes miedo de quedarte sola –murmuró agachando la cabeza y desviando la mirada hacia la mesa-.

- Tú nunca has sido de esas, de hecho creo que eres la mujer más fuerte y luchadora que conozco... ¿de verdad que no te has planteado dejarlo?

- Yo... con los años empecé a cambiar. Descubrí que tenía otros deseos, otras aspiraciones, que me gustaba llegar a casa, a mí casa, y encontrar lo mismo todos los días. Mi hijo y sus tonterías y lo monotemático de mi relación. Porque hoy por hoy ni tenemos sexo... no recuerdo cuando fue la última vez que nos acostamos, lo prometo. Pero aún así me siento arropada.

- En serio, me estás sorprendiendo... tú... tú no eras así. ¿No te das cuenta de que estás viviendo una mentira construida por ti misma?

- Sam, no me hables de mentiras. Tu vida está muerta desde mucho antes que la mía. ¿No lo ves? Desde hace años todo en ti es gris, tú eres gris. ¿Cuándo fue la última vez que te reíste de verdad?

Esas últimas palabras fueron un duro golpe para ella. Siempre tenía la estúpida manía de ver en la vida de los demás los errores, los problemas... y se olvidaba de la suya, de que probablemente hacía mucho tiempo que no vivía, se limitaba a sobrevivir. Un trabajo cutre, unas amistades mal mantenidas, alguna que otra relación esporádica y nada de luz. Ana tenía toda la razón del mundo: en algún momento de su vida ella se había detenido, había dejado de luchar y se había resignado a llevar una existencia mediocre y llana, convirtiéndose de esa manera en una persona mediocre, plana, de esas que nunca le habían gustado. Y ahora al escuchar las palabras tajantes de su amiga se daba cuenta y deseaba volver a tener veinte años, volver a tener sueños, ese empuje y esa fuerza que la hacía crear proyectos de debajo de las piedras, que le hacía sacar sonrisas sinceras en los momentos de tristeza. Y encajó el duro golpe, recordando que quizás la mayor lección que había aprendido de la vida es que las desgracias y el negativismo atraen desgracias y negativismo y que las sonrisas sólo atraen sonrisas y felicidad... pero entre el trabajo y su vida personal gris se había olvidado de que sabía sonreír.


PD: Y yo, como Sam, odio la Navidad (Encuéntrame el botón de la risa, por favor)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Qué es la Navidad

Un año más ha llegado la Navidad y los hombres y mujeres de buena voluntad y bolsillo cada vez más depauperado, nos echamos a temblar ante lo que se avecina. Como viene siendo la tónica habitual, los alimentos se ponen por la estratosfera (pues por las nubes ya estaban) y el belén lo montamos en familia haciendo números, reuniendo las tarjetas, por si, con suerte, a alguna de ellas le queda en reserva el crédito suficiente para hacer frente a los gastos obligados.

Nuestro modelo de sociedad nos impone la apariencia, y eso, señores, se ha de pagar, no sólo con dinero sino con la propia salud que nos vamos dejando en cada puente festivo, o en las fiestas emblemáticas, donde una buena demostración de superficial apariencia hace mella entre ateos, agnósticos, laicos, católicos, anarquistas antisistema y otros grupos o confesiones que haciendo por unos días una gran hermandad, nos lanzamos contra cualquier escaparate que tenga algo que vendernos, comemos hasta la extenuación y bebemos más que los peces del villancico.
Para colmo, los políticos, omnipresentes, nos "deleitan" cantando villancicos sobre los mismos escaños desde los que un rato antes ladraban como perros unos contra otros. También el Rey dará su tradicional discurso, todo ello mientras el pavo, el besugo, el cordero, o el conejo de Zapatero esperan en la mesa con los langostinos congelados y la mantelería con velas de colores y motivos navideños, comprados en la tienda de los chinos de las que cada barrio dispone, Dios les bendiga.

Y es que la Navidad ha pasado de ser familiar, integradora y "humilde" a un derroche, violento, subversivo, lleno de prepotencia, orgullo y apariencia. Si primeramente fue defendida (a capa y espada) por la Iglesia, ahora son las Asociaciones comerciales, los centros de comercio y ocio, e incluso los gobiernos instalados en el depredador capitalismo, los que nos obligan (el eufemismo seria invitar) a gastar todo lo gastable y más, en todo aquello que no sirve más que para alimentar el ego propio, durante escasos momentos, como escasas son también las sensaciones que intentamos despertar, en los que en teoría son nuestros familiares y amigos, pero a quienes queremos demostrar nuestra opulencia, riqueza y presuntuoso poder (todo fachada). Nos da igual que ya estemos ahogados económicamente. No importa la hipóteca, el alquiler o el coche. Las cenas tienen que ser demostraciones de riqueza. Las fiestas imagenes de bacanales, en las que todos somos Bacuo con la irrefrenable capacidad de absorción. La apariencia domina ahora la Navidad. Ha desterrado para siempre la esperanza, la humildad, la honestidad e incluso la paz. Pero también ha cerrado en un cajón oscuro nuestra capacidad de raciocinio y critica. Nos da igual que nos exigan 60 euros y media etiqueta por 4 horas de fiesta, bañada en "garrafa", porque la nochevieja hay que ser "cool". Dónde estan nuestros principios ¿?; y más importante, Dónde están los principios de la Iglesia católica ingeniosa descubridora de la estafa a finales de año.

Desde aquí pediros, amigos y amigas, que olvideis el consumismo, que ahorréis, que impidaís el derroche y la corrupción moral de estas fechas. Guardar algo en la hucha, porque vienen tiempos tenebrosos; y si algo gastaís, que sean buenas prevendas, causas y acordémonos de todos aquellos a los que les da igual la fecha en la que se hallen, porque la muerte, el dolor y el sufrimiento esta omnipresente en sus vidas.

En fin, que un año más pasaremos lo mejor que podamos este trago en que hemos convertido la Navidad. No obstante, aprovecho para desear a todos salud y suerte, que con el cambio climático, que es otro más de nuestros logros, la vamos a necesitar.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...