jueves, 1 de agosto de 2019

La EGB a los treinta



Hoy en día existe un momento en toda vida de un treinteañero (o treinteañera) en el que se hace imprescindible tomar una decisión que puede marcar su pasado y su futuro. Cuando en el whatsapp entra el mensaje de bienvenida de un nuevo grupo que viene a celebrar una reunión de los antiguos compañeros de clase. Ahí, en ese instante se toma diferencia entre los que mantienen su propia coherencia y los que deciden rememorar viejos laureles, más que nada para fardar y mostrar su nueva vida, con sus hijos, sus hijas, sus monovolúmenes y sus trabajos de mierda. Lo que interesa, no es tanto quedar y emprender o reemprender un camino de fraternidad con los viejos amigos y amigas del colegio, sino cotillear sobre la vida actual de cada uno y hacer apología del ombligo propio para luego exhibirlo entre las redes sociales -online y sobretodo offline- de cada uno, donde ahí si que hay personas que les interesan mucho más.
Del estupor del primer mensaje al momento de salir del grupo por la cabeza se te pasan imágenes dantescas en las que te ves compartiendo mesa y mantel con gente que puede que no veas desde hace 20 años. Que no te ha interesado en absoluto (hubiera sido muy fácil buscarlas) o a las que no has interesado jamás (a ellas les hubiera sido igual de fácil buscarte). O que cuando te has cruzado por la calle ha girado el cuello o incluso cambiado de acera para no saludarte. Y ojo que yo también lo he hecho y me avergüenza.
A mi no se me ha perdido nada en tal reunión. Deseo que lo disfruten y que saquen algo más que simples fotos para el facebook. Si se retoman viejas amistades, se ayudan y mejoran sus vidas, sería perfecto. Pero en mi caso, prefiero ser coherente y mantener mi camino que básicamente es ir viviendo y procurar hacer mejor la vida a las personas que me demuestran que les importo y que me importan. No tengo tiempo para perderlo, y menos aún hoy en día, con gente que ni me va ni me viene.
En cada década, cada generación, desde su madurez, fantasea e idealiza la época de su infancia y adolescencia. Pero es que además, hoy en día, vemos como al calor y el hedor de las redes sociales se hace más impostado ese interés que no viene a ser otra cosa que alimentar el propio ego. Unos cuantos “likes” en la foto de reencuentro para satisfacer el egoísmo de cada uno y cada una. Enseñar hasta la nausea ajena lo guay que éramos, lo bien que nos llevábamos y lo idílico que fueron aquellos nefastos años.
En los 90 se añoraban los 60. A principios de los 2000 gustaban los 70. De hace 10 años para acá es la moda los 80 y ahora empiezan a colarse esos años 90, horteras y mediocres, que amenazan con volver a vestirnos con pantalones anchos y abrigos de plumas. Vivimos en la época de la comercialización de la nostalgia.
Cuidado. No quiero caer en el efecto contrario y demonizar mi etapa escolar. Guardo un buen recuerdo de mi EGB. Me gustaba mi colegio, entonces rodeado por pastos de ganado bovino, con zonas de vegetación casi salvaje, pistas de tierra y grava donde rasparte las rodillas y bordillos peligrosos manchados de infantil sangre. De mis profesores el recuerdo es peor puesto que salvo a un par de educación física, al resto le importábamos menos que una mierda.
Un recuerdo claro que tengo era ver como aceleraban el Lancia al salir del pequeño aparcamiento a las 5 de la tarde cuando se montaba una pelea en la era de enfrente a la salida del colegio. También me acuerdo de botefadas, cachetones, tirones de patilla, reglazos y contestaciones inoportunas. Mi paupérrimo inglés nace de aquella época. Y mi bajo nivel en matemáticas lo mismo. Los chicos veíamos como nuestras notas y trabajos valían la mitad que el de las chicas, gracias a una feminista amargada que en vez de educar en igualdad, primaba la cursilería y el peloteo de mis compañeras de clase. Si me acuerdo de Sagrario, la logopeda que me ayudo para poder pronunciar bien y controlar lo que hoy se llama Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad y que en aquel entonces era que su hijo, señora, es un trasto.
De los niños y niñas que nos juntábamos ahí guardo un buen recuerdo matizado por lo que voy aprendiendo en cada momento. Me acuerdo mucho y con buen recuerdo de Javi, de David, de Gloria, de Nuria… Personas que he vuelto a ver estos años y que nos hemos saludado y conversado. Por estar con ellos, todavía me lo pensaba. También y casi cada día, recuerdo a Rubén, nuestro amigo fallecido hace 18 años en accidente de tráfico.
En aquel pequeño cosmos había de todo. Abusones, marginados, acosados, empollones, brutos, acomplejados y elitistas. Sobretodo esto último. Las marcas ya hacían de las suyas y llevar unas Paredes era poco menos que ser considerado un paria social -sobretodo por las niñas-. Contra más demostrabas que te afectaba, más se afanaban en humillarte y aprovecharse.
En aquel colegio había que cuidarse de que los gitanillos no te robaran el bocadillo o te pegaran una paliza de la que no te podías defender ante la amenaza de que te clavaran con una navajilla o un cúter. A los profesores todo esto les importaba un carajo. A los compañeros de clase menos todavía y hasta que no te atrevías a devolver un par de hostias y demostrar que los tenías bien plantados no te dejaban en paz. Entonces funcionaba el ascensor social y el gitano abusón se iba a tratar de amedrentar a otro y tu te quedabas en el limbo de la intrascendencia. Qué tranquilidad.
Yo me movía o al menos trataba de hacerlo en la media. Sin hacer ruido y sin querer destacar ni por arriba ni por abajo. Perfil bajo que se dice hoy en día. Me gustaba el recreo que era comerse un bollo de pan horneado por mi madre con cuatro onzas de chocolate negro dentro y ponerse a jugar al fútbol contra los de otro curso. Había hasta clasificación oficial de pichichi.
Por supuesto, tengo amigos de aquella época. Me atrevo a decir que seguramente de toda esa clase David, Miguel y yo, seamos los únicos que nos vemos con regularidad y nos sabemos el cumpleaños del otro. Es la demostración de estar con la gente que a uno le importa lo que hace trascendente el tiempo y el modo de pasar la vida.
Hace no tanto tiempo hablábamos de si se pudiera viajar en el tiempo a qué época o momento volveríamos. Y nosotros lo teníamos claro. A la época de la EGB ni de coña.
Así que por todo esto y alguna cosa más me borre de tan “magnífica” idea. Como he dicho antes espero que disfruten y saquen algo más en positivo que ver lo calvos, gordos o gilipollas que nos hemos vuelto. En mi caso prefiero mantener mi personalidad retraída y antisocial. O cualquier otra cosa que se les ocurra, porque realmente me importa un pito.

martes, 9 de julio de 2019

A Los Lobos, en elogio al saber


Durante más de dos años cientos de miles de personas hemos seguido las andanzas de “Los Lobos” en Boom el concurso de cultura general y entretenimiento de Antena3. Más de dos años viendo como el saber, la inteligencia, el optimismo y la bondad ocupaba la televisión a las 8 de la tarde conformando un ejemplo de virtudes y superación más que necesario, imprescindible. Ayer se cerraba esta época con la consecución del bote del programa por parte de Erundino, Valentín, Manu y Alberto. 505 programas con 504 intentos fallidos en la bomba final. Más de 4 millones de bote que se suman a un acumulado que sobrepasa los 2 millones y medio, de cuyo total unos 6.700.000, la mitad irán a parar a Hacienda.
En primer lugar no puedo más que felicitar y sobretodo agradecer a Erundino, Valentín, Manu y Alberto tantas horas de conocimiento, pasión y buen hacer. Con el recuerdo de José Pinto, mi paisano y ganadero estos cinco hombres han puesto el saber y la cultura, por una vez, en su lugar y en el terreno abonado de la zafiedad y la cutrez como es la televisión generalista. Desde el mitiquérrimo Saber y ganar saltaban al formato de Antena3 bajo la situación especial de Valentín, que como ha reconocido pasaba por una grave enfermedad y con serios problemas económicos. El mérito, más allá de premios y récords de permanencia, es enorme. Ya sólo por eso, por el ejemplo a todos nosotros, de que la cultura, el esfuerzo y el conocimiento son armas y también oportunidades para convertirnos en mejores merecen todo nuestro reconocimiento.
Después no puedo más que criticar y censurar la actitud de Antena3 dueña del formato y si me apuras de las sensaciones que como telespectadores vivimos delante del programa. Al malintencionado spoiler le siguieron anuncios que ponían en alerta para ya ayer, fecha de la emisión del exitoso programa deslucir el hito. Llevar el programa a ese prime time hispano tan tardío es un insulto a los cientos de miles que hemos conformado la audiencia del programa, quitándonos buena parte de la emoción de descubrir en su horario habitual y sin anuncios ni spoilers la consecución del premio por nuestros admirados concursantes. Ya sólo por eso, volveré a saltar, quizás incluso desconectar Antena3 de mi televisor.
Es evidente que gracias al carisma de Los Lobos, como antes con “Las Extremisla audiencia del programa ha ido creciendo. Incluso ha generado cierto debate porque parecía como si se favoreciera la permanencia de estos laureados equipos en detrimento de los otros oponentes que las más de las veces han sido meras comparsas con fallas de conocimientos imperdonables.
También se destila cierto aroma de que la propia cadena ha querido cerrar el formato con la consecución del bote por parte de Los Lobos, ya que veníamos de unas semanas en las que las preguntas de la fase final no parecían tan inalcanzables (de hecho, sobre la quincena que ha valido el premio, he sacado catorce).
Desde luego parece evidente que se podía haber hecho mucho mejor, sobretodo respetando a la audiencia que has tenido fiel a las 8 de la tarde para enlazar con el Antena 3 Noticias -no si puedo evitarlo-. Emitir el programa habitual, cuidándose de anuncios, haciendo vivir la emoción del momento a toda la audiencia, hubiera sido lo deseable, para después citarlos a un especial sobre el programa y la personalidad de tan magníficos concursantes.
Pero lamentándome de la usurpación de ese momento sólo me queda ya a partir de ahora felicitar y agradecer a Los Lobos, a todos los concursantes que han pasado por el programa, a Juanra Bonet, su presentador y a todo el equipo de trabajadores que han hecho posible estos más de tres años, el haberme regalado cultura, buen hacer, esfuerzo e inteligencia en la televisión.

miércoles, 3 de julio de 2019

El Gatopardo. Versión española.



Más de un mes ha pasado desde las Elecciones Municipales, Autonómicas y Europeas del 26 de mayo. Un mes pensando. Madurando. Reflexionando. Un mes poniendo en orden multitud de datos, sucesos y opiniones. Más de 30 días aprovechando los ratos de esperas y paseos para tratar de entender desde lo puntual y concreto hacia a lo genérico y de conjunto y viceversa. Y no es fácil sacar conclusiones que se puedan convertir en axiomas. En una hipótesis ni siquiera refrendable sobre las inercias que se mueven en la política nacional y más allá en circunscripciones más grandes o más pequeñas. Componer un análisis crítico y auto-crítico, desde la responsabilidad personal hasta la conjunta de un partido o movimiento resulta un ejercicio titánico que aún así, a de quedar perenne para no sufrir bajo los vaivenes de la ultimísima hora y marcar una tendencia en la acción que dé respuesta a los múltiples escenarios en los que nos encontramos.
La doble cita electoral compuesta por la del domingo 26 de mayo y la anterior del 28 de abril en forma de Elecciones Generales tanto por su planteamiento, como sobretodo su resultado han supuesto el fin a la convulsión que la vida política española ha vivido estos últimos años. Cuidado, no quiere decir esto que la emergencia social que había provocado tal situación se haya terminado y mucho menos solucionado. No. Todo lo contrario.
Hace 8 años la indignación y la desesperación llevaron a cientos de miles de personas, en su mayoría jóvenes con estudios y altas pretensiones vitales, hijos e hijas de la clase trabajadora y en entornos eminentemente urbanos, a tomar las calles y las plazas. Y a dialogar. A discutir. A plantear y denunciar problemas y poner sobre la mesa soluciones que venían de un ejercicio de empoderamiento admirable, necesario y revolucionario.
Desde entonces han pasado multitud de cosas. Se han laminado los cimientos de una frágil democracia que viste el desnudo, rancio y putrefacto sistema dictatorial español. Privilegios de realeza, iglesia, jueces, militares, nobles y grandes empresarios se han puesto en solfa al mismo tiempo que se hacía una crítica general a un sistema capitalista que se desmorona y que se muestra -evidentemente- incapaz de mejorar el bienestar de todas y todos.
Problemas como el cambio climático, los movimientos migratorios, el fin cada vez más cercano de los combustibles fósiles que han alimentado un sistema global y una crisis del capitalismo a escala planetaria, sobretodo en su vertiente más extrema la financiera y desregulada, no sólo NO se han resuelto sino que se agravan como parte de la patada adelante del sistema capitalista occidental.
El cambio del paradigma de un mundo uni-polar, regido por Estados Unidos a través del FMI y la OTAN vira en estos momentos a un nuevo escenario en que nuevos actores como China (y el resto de países emergentes) o viejos como Rusia parecen llevarnos a un mundo multi-polar de impredecibles consecuencias. En medio está una Unión Europea débil y acomplejada como Unión de los capitales y subsidiaria de Estados Unidos y que se ha resquebrajado en una línea argumental paralela tras el Brexit.
Hoy, con todo lo sucedido -y votado- la fractura social sigue abriéndose. Cada vez hay más desamparados, más desahuciados, más precarios, más parados. Cada vez somos más pobres en números absolutos y relativos. Cada vez nuestro entorno se deteriora con mayor velocidad. Cada vez más energúmenos e ignorantes convierten la libertad en libertinaje, degradando la cultura y el planeta. Las mujeres lejos de alcanzar la igualdad continúan sumidas bajo el yugo de un machismo capitalista y militante que las considera inferiores, propiedad y elementos de estatus de los hombres. El mundo vive una desesperada inmigración Sur-Norte; y en España el verdadero drama territorial es una España vaciada que no encuentra solución y provoca numerosos problemas más. Se ha reforzado en toda Europa una peligrosísima derecha clasista y fascista que amenaza con dinamitar los acuerdos y tenues convivencias que nos habíamos dado desde finales de los años 40.
Aquel 16 de mayo parecía que empezábamos una “Segunda Transición”. Tomando las plazas y más adelante discursos, de reconocimiento de problemas y planteamiento de soluciones daba la sensación de que el pueblo iba a asaltar el “Palacio de Invierno” y una revolución política, social y económica iba a construir un país (un mundo) mejor.
Sin embargo, el sistema se ha defendido como gato panza arriba, lanzando zarpazos, hiriendo a su propio pueblo, sabedor de que no podía perder el control del poder. Las estrategias no han sido nuevas sino que ya estaban probadas. Ya las utilizo antes en el Crack del 29 y tras la Crisis del petróleo de 1973 y la Guerra del Yom kipur.
Lo primero siempre es decir “No se puede”. Recordar que se decía, que se escribía sobre los Indignados. Como el poder se guardaba la carta de la legitimidad democrática para presentarse como garantes de las instituciones y una voluntad popular mayoritaria que la mayoría de las veces era estafada y olvidada.
Y cuando un voto numeroso se articulo en un nuevo partido, siguiendo ese mantra que desde las calles no se podía hacer política, lanzaron toda su maquinaría propagandística para tergiversar, mentir y acoplar un mensaje de que “vais a estropear todo”.
La segunda estrategia usada para mantener el poder ha sido la amenaza y donde han necesitado la creación de la gran coalición liberal-socialdemócrata para frenar la entrada en gobiernos de partidos de izquierdas.
La tercera estrategia ya asume mucho mayor riesgo para el pueblo, porque es la de utilizar a botarates del propio sistema para enfrentarlos bajo un populismo nacionalista contra las ideas que surgen desde la izquierda. Es lo que es Vox y es lo que fue el nazismo alemán o el ruido de sables de la Transacción española. La reacción siempre es tele dirigida desde despachos.
Y por último, si todo lo de antes no funciona siempre queda el recurso de la violencia, en potestad del poder y de ejercerla sobre cuantos revolucionarios sea necesarios. Ha pasado siempre y me temo que volverá a suceder.


Dicho todo esto y antes de entrar en un análisis electoral más sesudo, me aparecen en la cabeza muchas preguntas: ¿puede la izquierda y con ella las masas populares sobre las que caen el peso de las ganancias de la oligarquía, ganar bajo las reglas creadas por esa propia oligarquía? ¿Existe un relato orquestado, medido y probado para que nos conformemos con los resultados de una elección o una votación? ¿cómo podemos, tanto a nivel individual, de partido y de estrato social, resolver la paradoja de la representación de nuestros propios representantes? ¿cuándo un representante elegido por el pueblo se convierte en “casta”? ¿cuándo se produce la traición ideológica? ¿Cuánto tiempo podemos soportar como masa que sus ganancias cada vez más exageradas recaigan en nuestras pérdidas cada vez más draconianas?


Lampedussa es un señor de Murcia
  1. El PSOE fue el gran triunfador de las elecciones. Tanto en su doble ciclo 28 de abril-26 de mayo, como en la triple confrontación de municipales, autonómicas y europeas. En estas últimas como eje a considerar por su carácter de circunscripción única representando una amplia mayoría.
    Debería (y debe) formar gobierno central. En las regiones y ayuntamientos importantes ha ampliado su mayoría (Castilla la Mancha, Extremadura..., Vigo, Valladolid,…) y parece con todo que ha pasado su momento más bajo y recupera una posición centrista y predominante en el discurso
    mediático e ideológico en el país.
  2. El PP gracias fundamentalmente a su potente implantación en todo el territorio español aguanta el tirón. Beneficiado por las candidaturas municipales que se han presentado en todos los ayuntamientos y que tiraron a los candidatos de autonomías y europeas, Casado consiguió parar el adelanto por parte de Cs. Y además se ha visto beneficiado por la táctica miope y ultra conservadora de Rivera que les ha mantenido en gobiernos de regiones y municipios (Castilla y León, ... Madrid, Salamanca,…).
    El PP parece seguir desgastándose, mitad por la continúa sangría de corrupción y nepotismo, mitad por la pérdida efectiva del discurso de la derecha tanto en su posición liberal, como de extrema derecha. En principio, no parecen muy capacitados los nuevos líderes y
    lideresas de tal formación para aguantar el tirón. Y más ahora, que con todo, los ingresos vía representación institucional van a menguar considerablemente y muchos estómagos agradecidos o desagradecidos pueden reclamar su parte.
  3. En la doble cita electoral, Ciudadanos, ha salido reforzado. El problema viene en que tras acortar la distancia con el PP la estrategia de alianzas con la extrema derecha de Vox para mantener en el poder a ese mismo PP, va a hacer muy difícil, cuando no improbable, el adelantamiento de la nueva formación de derechas. Valls desde Barcelona y como outsider venido de Francia ya les ha dado una lección que tardarán tiempo en olvidar.
    Ya se oyen voces de la oligarquía que a través de los medios del capital vuelven a llamar a la gran coalición liberal-socialdemócrata, afeando la conducta de un Rivera que no quiere ni ver a Sánchez ni en pintura. Que el IBEX35 y los poderes fácticos del estado confabulen por ese extremo es la prueba determinante de lo perjudicial que sería para el interés general y el de las clases populares.
    Tan perjudicial como la actitud de un partido que tratando de posicionarse como referente de la derecha pacta y blanquea con el fascismo y mantiene en el poder a un PP corrupto y chabacanero.
  4. Nuevo tope mínimo de Unidas Podemos. Parece claro que la estrategia de la confluencia electoral acordada por las direcciones de Podemos e Izquierda Unida no sólo no suma, sino que resta, por lo que se le puede dar como fallida. Baste como ejemplo los resultados de las europeas y su circunscripción única: Se ha pasado del 10,03% de los votos de Izquierda Unida más el 7,98% de Podemos en los anteriores comicios, en 2014, a los 10,05% de Podemos-IU, juntos, ahora.
    Aún con todo, es evidente que hay una izquierda alternativa numerosa en electorado (y también en el espectro ideológico a la izquierda del PSOE hay mucho de que hablar) que hay que considerar y recuperar para una militancia activa en la calle. Y también que la representación obtenida es vital para formar un gobierno progresista que no sólo es necesario sino que además es bien visto por casi tres cuartas partes de la población.
    La caída de Podemos está siendo tan apresurada como fue su auge.
    Sin duda, en los pésimos resultados de Unidas Podemos a vuelto a influenciar muy negativamente lo ocurrido en Madrid.
  5. En alguna ocasión ya he hablado de éste estado centrista, en torno a cuya capital Madrid, se marca todo el eje político y social y el calor abrasador mediático arrastrando al resto de territorios.
    El PP ha recuperado el ayuntamiento de Madrid con la inestimable ayuda de Cs y Vox y parece que mantendrá la Comunidad tras toda la ola imparable de corrupción y despilfarro que sus veinte años de gestión han provocado.
    Madrid como ayuntamiento del cambio siempre ha estado en entredicho para un servidor. Es indudable que es preferible una alcaldía como la de Manuela Carmena a la de cualquiera de la recua de maleantes que antes y ahora ocupan el cargo. Pero no es menos indudable que la manera de trabajar de esta señora y su séquito
    ha dinamitado toda construcción de una izquierda alternativa en al capital y región centro y símbolo del poder español. Las y los electores de los barrios periféricos de Madrid han castigado la nula implicación de la corporación de Carmena en los problemas del día a día de estas zonas ya fueran precariedad, desahucios, casas de apuestas, limpieza viaria, inseguridad… Enfangados en el Madrid cool, el de Distrito Centro y barrios molones como Chueca y Malasaña los votantes que auparon a Carmena en 2015 se quedaron en casa o votaron por otras opciones.
    Desde luego el daño infligido a la izquierda de éste país es profundo y se hace necesario, vital, que todos los implicados construyan desde la humildad y el compromiso con las clases trabajadoras una izquierda fuerte, representativa y con más ganas de trabajar, que de
    hacerse publicidad.
  6. Entre el fiasco de la izquierda hay tres buenas noticias que remarcan que trabajando, informando y educando a los vecinos y vecinas y estando en el conflicto, con responsabilidad, humildad, transparencia y escuchando y proponiendo se pueden hacer grandes cosas.
    En
    Zamora, Paco Guarido e IU casi triplicaron sus votos, aumentando su representación hasta la mayoría absoluta como premio a la magnífica gestión hecha estos 4 años en la ciudad de Viriato y que ha sido reconocida por zamoranos y zamoranas sin atender a cuestiones de partido convirtiéndola a esta si, como verdadero Ayuntamiento del cambio.
    Lo mismo se puede decir de Cádiz, donde
    Kichi y Anticapitalistas mantienen la alcaldía.
    Y en Valencia Compromís con la gestión de Joan Ribó.
    Hay muchos pueblos, en la provincia de Cádiz o en Asturias donde el trabajo, sin ruido mediático ni disputas de poder internas, sino para mejorar la vida de la gente ha sido reconocido y refrendando por las urnas. Es la hora de dejarse de tonterías y ponerse a trabajar.
  7. Sobre Santa Marta de Tormes, por mi pasado ahí, escribiré más adelante.
  8. Parece evidente que el sistema nos quiere llevar de nuevo a un tablero político nacional bipartidista. El sistema electoral, con sus circunscripciones provinciales y el sistema parlamentario bicameral favorecen ese extremo, potenciando el fenómeno del voto útil, pese a que es evidente, que en la calle, en los pueblos y ciudades de éste país hay bastantes posiciones que van mucho más allá de las dos Españas.
Como sociedad tenemos que ser muy cuidadosos de asimilar ciertos discursos que en aras de una supuesta gobernabilidad vengan a proclamar esa gran coalición o las bondades de votar a una de las dos fuerzas mayoritarias con el uso de un partido bisagra como Ciudadanos. Tal extremo no sólo es injusto y antisocial, es que además no representa la situación política y social del país.
Un lampedussa español ha hecho de las suyas y parece que volvemos a la casilla de salida de antes del 15M o el estallido independentista en Catalunya.
El PSOE aquel partido contra el que se revolucionó la juventud y la izquierda en 2011 es de nuevo el partido mayoritario. La derecha, causante de casi todos los males, se mantiene trampeando, desligando los discursos liberal-económico e ideológico-(ultra)conservador. El capitalismo no se discute y ni tampoco los beneficios y posiciones dominantes de quienes se lucraron por la Guerra Civil y la dictadura.


¿Qué va a suceder?
De entrada me parece absolutamente bochornoso y una tomadura de pelo al pueblo la actitud de Pedro Sánchez y el PSOE esperando a no sé qué e incluso amenazando con la repetición de elecciones (repetición que de darse, a parte de profundizar en el hartazgo de la sociedad para con la política y sobretodo los políticos, debería ser con otros candidatos puestos que estos -Sánchez, Rivera e Iglesias- no valen, porque no se ponen de acuerdo). Es evidente que el país no puede esperar a formar gobierno. Por si no lo recuerdan en pleno julio de 2019 éste país funciona bajo los presupuestos de 2017, los presupuestos que Rajoy y Cs pactaron, y que el gallego asumió al año siguiente cuando no le dió la gana pasar por el Parlamento.
Esto me lleva a una cuestión subalterna que es reflexionar sobre cuál es la utilidad e importancia del sistema de representación política en forma de partidos, toda vez que el país, parece funcionar y como una maquinaria bastante bien engrasada, con el piloto automático de personas y funcionarios.
Pero volviendo al quid de la cuestión, viendo los resultados de ambas contiendas la fortaleza del PSOE es amplía, pero no lo suficiente como para enrocarse en las negociaciones. Hace mucho que ya conocemos al PSOE. A su cúpula de baronías retrógradas, aburguesadas y notoriamente pro-sistema. Pero aquí y ahora necesita a Unidas Podemos. Necesita a Pablo Iglesias, que además es la persona del panorama político nacional, que mejor puede mediar en Catalunya (y Euskadi). Y el PSOE tendrá que aceptar y tragar con ciertas medidas sociales de izquierdas que Podemos, IU y Equo puedan sacarles, así como también con una, dos o tres personas de estos partidos en el Gabinete.
Amenazar con la repetición de elecciones (por muy bien que les dibujen las encuestas), buscar el pacto nuevamente con Cs o asumir unas líneas rojas de manera pública y notoria para entorpecer las negociaciones son tres escenarios que el PSOE -partido que personalmente me importa una mierda y del que no me fío, como tampoco de su líder- no se puede permitir. Es que el país, y la gente que vivimos en él, no nos lo podemos permitir.
Hasta el momento, he aplaudido la audacia de Pedro Sánchez, un prohombre del sistema, hoy y siempre, pero que con humildad, reconociendo errores pasados y acercándose a las bases del PSOE había recuperado parte de la ilusión para hacer de éste país un lugar mejor donde vivir. Pero ahora naufragando en su propio tacticismo, Pedro Sánchez está en camino de cometer una de las mayores traiciones a la cultura democrática de su propio partido, a sus propias palabras y a la urgencia social que necesita el país.
Esperemos que reaccione y recapacite y se pueda construir una mayoría estable, de izquierdas y que comience a hacer efectivas políticas que devuelvan por fin dignidad a las gentes de éste país. Si no es así, veremos cuanto tarda en estallar esta restauración del sistema.


miércoles, 15 de mayo de 2019

Unas elecciones mucho más importantes de lo que parecen




Desde 1979 se eligen los representantes en el Parlamento Europeo. Cada 5 años, por lo tanto tras estos 40 años, estas son las novenas Elecciones Europeas, los ciudadanos de los estados miembros somos llamados a las urnas para depositar el voto sobre una institución, que desde España, ni entendemos, ni nos molestamos en entender.
Habitualmente el hecho de que el Parlamento Europeo se componga a través de circunscripciones nacionales hace que la toma del contacto tanto del electorado como de los temas se hagan en clave nacional, dando poco o ningún valor a los problemas de la UE y si como un campo de experimentación y resultado valido para la política interior.
Las mismas instituciones empezando por la misma Europa, no hacen nada en su labor de dar a conocer el trabajo de las y los parlamentarios, el proceso de toma de decisiones y control político. Tampoco la administraciones nacionales ayudan en esta labor y muchos menos los partidos políticos enfrascados en la batalla del día a día.
Tampoco es que los medios trabajen en pro de informar a la ciudadanía de lo qué, cómo y por qué se decide en Bruselas y Estrasburgo y estamos una vez más a escasos días de pasar por las urnas sin saber qué se supone que votamos. Y en esta ocasión la elección es muy importante.
Y para rematar en España hemos aunado las elecciones europeas con las autonómicas y municipales (incluso estuvo la posibilidad de añadir las generales) usando torciteramente el término del ahorro y privando del debate político y de la importancia necesaria a la decisión de la administración que decide las líneas maestras de la economía entre otros muchos temas. Incluso más allá de la propia Europa como propuesta y como solución a todos los problemas comunes. Pero evidentemente, no esta Europa del capital, sino una nueva Europa de las personas. Y del medio ambiente y del patrimonio histórico y cultural de Europa.
Será la primera vez en la que las competencias ampliadas del Parlamento Europeo tras la puesta en marcha del Tratado de Lisboa sean puestas a consulta y deberíamos tener como ciudadanos y los partidos proponerlas, propuestas para mejorar y dotar de agilidad, participación y transparencia la institución seno de la democracia europea. Además, dentro de las claves nacionales de cada país, se produce una común a todos que es la respuesta que la política como se entiende tanto a altos niveles como a pie de calle puede dar al auge de la extrema derecha.
Tiene que haber debates e información ante problemas de carácter propio de cada país pero que tienen que ser resueltos en común: Terrorismo internacional, crimen internacional, cambio climático, migración y movimientos humanos, paro, sistema de bienestar, envejecimiento, volatilidad económica, especulación financiera, corrupción. Todo ello para solucionar en primer lugar los problemas de la gente, después la propia identidad de la Unión Europea así como su idoneidad y tercero para recuperar desde la política y sobretodo desde la izquierda el altavoz para defender salidas progresistas a todos estos problemas y que no quede en manos de la ultra derecha que parece crecer como hongos en cada país.
Pero lo que está claro y es indiscutible y además perentorio asumir ya es el debate en el carácter que las políticas de la Unión Europea tiene que seguir. Si vamos a continuar por la senda marcada por el neoliberalismo o si vamos a abrir un proceso de izquierdas que devuelva a la socialdemocracia la toma de decisiones, y poder lograr así un mayor socialismo y una mejor justicia social en Europa. Vamos “a seguir optando” por la mayor desregulación de los mercados y por la libre circulación de capitales (que no os engañen: nunca intereso el flujo libre de personas, sino el libre flujo sin impuestos ni tasas de dinero), por el adelgazamiento de las estructuras internas de los países o vamos a perseguir todas las corruptelas, a destinar fondos sociales y a reforzar los sistemas públicos de educación, sanidad, pensiones y servicios sociales.
Fruto de esas políticas suicidas, austercidas, Europa y sus países han visto como la ultra derecha se alza a escaños a lanzar sus incendiarias soflamas. No es un fenómeno localizado en el viejo continente (Trump, Bolsonaro, etc.) pero las políticas neoliberales que han dominado con puño de hierro estos últimos 30 años Europa (y Occidente) nos han llevado a una crisis económica y social que han acabado por una deslegitimización de la institución Europa, de su espíritu, porque muchos hemos visto una Europa vengativa con los más pobres -países y personas- y protectora y dulce con los que nos han llevado a esta situación.
Desde luego la burocracia instalada es uno de los grandes males de la Unión Europea. Lejos de decidir planes legislativos el próximo domingo 26 de mayo, elegiremos una representación sin legitimidad para presentar propuestas en el Parlamento, y que únicamente tiene funciones de control de la Comisión Europea. Fuera queda el Consejo de Europa -órgano formado por los jefes de Estado de los países miembros- quienes son los que mandan y toman decisiones, siempre mirando los intereses nacionales, y más aún los intereses oligarcas de multinacionales y bancos, particulares por encima de los comunes y europeos.
Eso también está en juego en estas elecciones. Poder articular una Unión Europea comprensible y en el que las decisiones las deleguemos -no podemos aspirar a otra cosa hoy en día dentro de las democracias parlamentarias- en un Parlamento que nos represente y se interese por los problemas de la gente, desde el territorio más pequeño, hasta el bien común europeo.
En esta legislatura europea a punto de terminar hemos visto como el fascismo crecía. Y hemos visto como cientos de miles de refugiados eran repelidos en fronteras exteriores de países matones pagados con impuestos de los europeos. Hemos visto a niños ahogados en las playas. A gente rebuscando en los contenedores de basura. A millares de personas despojados de sus casas ante el avance de la especulación inmobiliaria. A millones de parados desesperados por un futuro negro.
Y también hemos visto como se resquebraja la Unión Europea por su miembro más díscolo. Un Reino Unido que siempre vio en el aislacionismo su mejor estrategia y que tras el #Brexit y la demencial negociación de divorcio, como patada adelante de los conservadores británicos y que ya a estas alturas tenía que haberse hecho efectivo.
Un ejemplo más de por qué el ciudadano debe de espabilar y mantenerse informado de manera proactiva, para no verse manejado por las filias, fobias de ultras y caraduras.
Europa y sus elecciones merecen el mayor y mejor tiempo de debate y conocimiento sobre lo que implica y qué supone votar a una u otra formación en unas elecciones con circunscripción única que será tomadas como lectura en clave nacional. Infórmense y tomen la mejor decisión consciente por una Europa, como ente supranacional, solidario, libertario, anti fascista, garante de los derechos humanos y que apueste por un modelo económico y social en el que el bienestar de las personas y el bienestar del medio ambiente y del patrimonio se garantice y fortalezca.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...