martes, 23 de febrero de 2010

La crisis que la paguen quienes las provocan

Bajo la dictadura de las finanzas y las políticas neoliberales, la mayoría de la población mundial ha sido y es víctima de la explotación económica y la marginación política, sobre todo en los países del Sur. Pero también en Europa y en el Estado Español la globalización capitalista afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, sobre todo tras el estallido de la crisis, haciéndonos rehenes y cómplices de un sistema injusto y un modelo de desarrollo no sostenible que provoca deuda externa, saqueo de recursos naturales, cambio climático irreversible y exclusión, represión y xenofobia hacia los sectores sociales más frágiles o más críticos, que con frecuencia son criminalizados.

La propia construcción monetarista y neoliberal de la Unión Europea que ha favorecido la espiral financiera y especulativa, así como el incremento vertiginoso de la deuda pública y privada de los estados europeos, es puesta en tela de juicio con el desarrollo de la presente crisis financiera y económica. La “Estrategia de Lisboa”, programa de actuación neoliberal que tenía como objetivos el pleno empleo, el incremento de la cohesión social y la reducción drástica de la pobreza en 2010, a la vista de los resultados, ha sido un completo fracaso. Sin embargo, las tímidas críticas al neoliberalismo iniciadas tras el estallido de la crisis son abandonadas tan pronto afloran débiles signos de recuperación. Como demuestra la crisis económica griega, las promesas etéreas de ayuda de los organismos de la UE son condicionadas a la aplicación de un programa de ajuste neoliberal, draconiano, que prepara las condiciones de una tragedia social, económica y política en ese pais.

En el Estado Español, la crisis económica sigue golpeando cada vez con más dureza a nuestros pueblos y ciudades, donde el paro golpea a más de 4.300.000 ciudadanos/as y la pobreza relativa supera más del 20% de la población. Se ha privilegiado al mundo financiero sobre el productivo, especulando con bienes de primera necesidad como el alimento, el agua, el suelo y la vivienda. Los mismos que han provocado la crisis del sistema capitalista, nos tratan ahora de convencer de que la única salida es “refundar” el capitalismo, pero más allá del “slogan” de turno, las medidas que han adoptado para salir de la crisis sólo han beneficiado a los banqueros y multinacionales a través de socializar sus pérdidas, o se inspiran en las políticas de ajuste neoliberal cuando se proponen reducir 50.000 millones de euros el gasto público y social en tres años, amenazan con recortar derechos sociales y laborales con el “pensionazo” y la reforma laboral.

La violencia establecida y la manipulación mediática, en sus múltiples manifestaciones, se han normalizado y el bipartidismo a golpe publicitario impide la participación directa de la ciudadanía en el espacio público. La disolución de la frontera entre la política y los negocios refuerza la corrupción de los grupos empresariales, mientras la televisión y los principales periódicos contribuyen a adormecer las conciencias, silenciando el dolor de las víctimas y las voces de quienes exigen justicia.

Es de destacar la doble discriminación que afecta a las mujeres en su condición de sometidas tanto al sistema patriarcal como al capitalista. Pese a los avances realizados, siguen sufriendo violencia psicológica, física y sexual, existiendo para ellas un “techo de cristal” que las discrimina en relación al varón, les quita autonomía sobre su propio cuerpo (resistencias a la ley del aborto) y las relega a empleos menos cualificados y peor pagados, cargando con la mayor parte del trabajo en el hogar, la educación de los hijos y los cuidados a personas mayores, enfermas o discapacitadas.

Desde los poderes establecidos (cumbres del G-20 en Washington, Londres y Pittsburg, Foro de Davos, lobby europeo ERT, grandes medios de comunicación…) se repite machaconamente que la crisis es pasajera y básicamente financiera. Su salida de la crisis consiste en recuperar el modelo de crecimiento de años anteriores, que pasa por reactivar la espiral del consumo irresponsable y de los negocios privados a costa de los trabajadores, mantener un modelo de crecimiento insostenible, incrementar los ataques contra los niveles de protección social, acelerando el proceso de privatización de servicios públicos, reduciendo y eliminando derechos sociales, y seguir apostando por una rígida jerarquización en las relaciones Norte-Sur. Los colectivos, organizaciones sindicales y movimientos sociales que nos movilizamos contra la crisis en este espacio de convergencia y articulación no estamos de acuerdo con las salidas que se nos proponen. La crisis del capitalismo es sistémica y global. Es una crisis de valores, política, económica, alimentaria y ecológica. Y es una crisis a escala planetaria.

  • Los gobiernos de los países ricos –incluido el nuestro- han aportado inmediatamente billones de euros para salvar a la banca privada y a las grandes empresas en crisis; en cambio, no consideran como objetivo inaplazable el aumento del paro y la pobreza en sus propios países, y la desnutrición crónica de más de mil millones de seres humanos en los países del Sur y el aumento de la pobreza.
  • Las empresas capitalistas, que acumularon en el Estado Español inmensos beneficios en la década anterior sobre la base del estancamiento de los salarios y los contratos precarios de sus trabajadores, no dudan ahora en prescindir de ellos y destruir empleos, hasta superar los 4,3 millones de personas en paro. Con más de 1,2 millones de hogares donde todos sus miembros activos están sin trabajo lo que ha llevado a un crecimiento sin precedentes de la pobreza y la indigencia.
  • Los responsables políticos, en lugar de promover medidas de reparto del empleo y control de los beneficios, aplican parches que no se dirigen a la raíz de los problemas (como los recientes 420 euros a los parados que han agotado su prestación).
  • La banca privada y las cajas de ahorros –con la complicidad del Banco de España y demás poderes públicos- ganaron dinero a espuertas con las hipotecas en años anteriores y ahora son inmisericordes con los deudores que no pueden pagar, muchos de ellos en paro.

Es hora de exigir responsabilidades a los actores que han provocado esta crisis económica y humana: la banca, las multinacionales, las finanzas y sus instituciones internacionales, con la complicidad de gobiernos y partidos políticos que los han apoyado. Y de presionar a las cúpulas sindicales para que den un giro radical a sus estrategias, para ponerse por fin al lado de la ciudadanía y de los trabajadores que sufren los estragos de la crisis, e impulsen la movilización y organización de las fuerzas sociales que se oponen a un sistema depredador e insolidario. Es hora de movilizarnos…

  • Movilizarnos por arrebatar el poder económico a las finanzas, la socialización de la banca, la erradicación de los paraísos fiscales y el control social de los mercados financieros. ¡La economía al servicio de los pueblos y las personas!
  • Movilizarnos por garantizar un trabajo y unas condiciones laborales dignas para trabajadores y trabajadoras: no a las políticas de destrucción de empleo (como los ERE), abolición de la precariedad laboral, por el reparto del trabajo a través de la reducción drástica de la jornada de trabajo sin rebaja salarial, contra la explotación e indefensión laboral, contra el recorte de las pensiones y por la mejora de la protección social, por la recuperación de los derechos laborales destruidos.
  • Movilizarnos por la defensa y la ampliación de los servicios públicos: basta ya del saqueo de la sanidad, la educación, el territorio, el agua… Reversión de los servicios públicos ya privatizados.
  • Movilizarnos para que la vivienda deje de ser un bien de inversión especulativa y retome su función social de alojamiento: por un cambio de modelo social de la vivienda en propiedad a la vivienda pública en alquiler, terminando definitivamente con la locura insostenible del ladrillo.
  • Movilizarnos por hacer efectiva la sostenibilidad. Exigimos detener la sobreexplotación de los recursos naturales y energéticos y frenar el cambio climático.
  • Movilizarnos por la reducción drástica de las injusticias y desigualdades sociales en el Norte y en las relaciones Norte-Sur: menos crecimiento y más reparto (renta básica de ciudadanía, reforma fiscal que garantice un sistema tributario progresivo y redistribuidor de la riqueza, abolición de la deuda externa de los países empobrecidos, fin de los tratados de libre comercio, de las políticas de liberalización del comercio de bienes y servicios y del expolio de las multinacionales).
  • Movilizarnos por la igualdad efectiva de derechos y oportunidades de todas las personas, sea cual sea su origen, cultura, nacionalidad, religión o sexo. No hay personas de segunda categoría. ¡No a la criminalización de las personas inmigrantes!
  • Movilizarnos por un mundo en que las personas escojan su futuro sin estar presionadas por las estructuras patriarcales. Queremos relaciones basadas en la solidaridad y no en la dominación, la competitividad y la violencia.

viernes, 19 de febrero de 2010

¿Y ahora qué?

Me consumo en tiempos que no quiero vivir. No puedo continuar así... Sólo quiero llevar a cabo mi sueños, mis anhelos. Odio ser el chico desgraciado alejado de la persona de que se enamoró allá en los veranos, allá en el sur... No aguanto ni un minuto más viviendo esta desidia esta desazón. Hecho en falta tu amor y no sólo en dosis programadas cada quince días. Lo necesito de continúo, alimento y sustento, compromiso de felicidad eterna. Evitar los muros y construir escaleras que superen los ya fabricados y los que surgen de la nada.

Quiero recuperar el tiempo perdido, volver a coger las riendas de mi destino y juntarlo con el tuyo, porque es lo que más deseo. No me apetece sobrevivir en el recuerdo o en la lejanía. Quiero vivir el desasoseigo de esos cinco minutos que te retrasas de lo habitual en nuestras rutinas. No me apetece ver morir días en los que no te haya abrazado; esta desdicha me mata a cada momento, cuando recuerdo, pienso y sueño.

Las noches son eternas vísperas a la angustia. Relojes deshechos en tu ausencia en el pasar de tiempos agotadores sin la compañía del deseo. Ya no me queda paciencia y dudo tener huecos para más heridas. Ojos que miran pero no ven. El sentimiento se desgarra, se hace jirones... Sólo tengo ganas de volver a fundirnos, de no perdernos jamás y unirnos en único corazón. Sé que tenemos amor, porque sé que nos sobran las palabras y nos sobrarán en el destello que se provoca con nuestra presencia. Ganas de explotar y arrasar con todo para alcanzar el deseo hecho destino, recobrar lo bello vivido. No puedo ahora ya más que agotar las últimas lágrimas por tu ausencia ante el sueño de que los buenos tiempos vuelvan, y los mejores por fin lleguen.

Convencido de mis sentimientos el único muro noto como se hace más denso. Mi espacio se hace pequeño a cada momento, y pronto las vigas no soportarán el peso de otra noche más sin ti. Lejos de ti no puedo vivir, sin ti sólo me queda morir. El silencio lo impregna todo, incluso mi rabia y mi miedo. No me queda más que el orgullo de lo hecho, porque ha sido alimentado por mi corazón, y él aunque temerario tiene la virtud de no equivocarse. Este laberinto para dos no puede ser eterno, por algún sitio he de hallar la salida de encontrar la entrada a tu vida y compartir los buenos y malos momentos. El anhelo de amarte es más fuerte que cualquier valla que quiera entorpecer mi paso. Sólo quiero dejar de vivir si, ausentes, sin amor, casi sin sueños. El frío ha congelado ya mis estancias y me cuesta respirar. La soledad ha congelado mi sangre y será así hasta que recupere el embrujo nuevamente.

No quiero cansarme, no quiero dejar de sentir. Tengo ganas de luchar, no eternas, y no sé ya sin con cercana fecha de caducidad. Aspiró a hacerte feliz, es el deseo que siempre albergue y que hoy es más fuerte que ayer... No quiero esconderme en un adiós porque te siento tan cerca viva en el recuerdo, en el sueño y en tus sentimientos que lo único que conservo son las ganas de luchar por ti. Te quiero.

jueves, 11 de febrero de 2010

Generación 'Ni-ni'

Estamos en manos de una auténtica y genuina generación Ni-ni. No me refiero a los jóvenes que no tienen ni oficio ni beneficio y exprimen la supervivencia de sus progenitores.

Tampoco hablo de los universitarios que, al acabar su formación, no encuentran ni un empleo digno ni una mísera oportunidad para demostrar sus cualidades, ni de los que no poseen ni perspectivas ni posibilidades de progreso en sus trabajos, por no hablar de los parados que no vislumbran ni presente ni futuro para ellos y los suyos.

De igual forma, no sería justo bautizar de esta forma a los pensionistas que no pueden ni opinar ni hacer nada para evitar el desastre que se les avecina, ni al españolito medio que ya no consigue ni llegar a fin de mes ni tiene medios para pelear por ello.

Los verdaderos Ni-ni que nos conducen a la pobreza son grupos corporativistas que no tienen ni escrúpulos ni vergüenza. Al frente de ellos se sitúa una casta política que ni sabe lo que es trabajar en pos del bien común ni ganas que tiene de saberlo. Criaturas malditas sin corazón ni conocimiento que ni pueden ni quieren mejorar la vida de los demás. Vampiros que sólo se protegen a sí mismos con sueldos y jubilaciones ultrajantes, mostrando un rostro en el que no aparece ni la cordura ni la decencia.

Junto a ellos, fundidos, encontramos a los asesores y demás parásitos millonarios que ni trabajan ni cumplen con los cometidos que justifican su innecesaria existencia. Si completamos la lista con los especuladores, algunos banqueros desalmados y ciertos explotadores de lo ajeno que ni humanidad ni solidaridad muestran en su comportamiento, tenemos completa la generación Ni-ni que no nos deja ni vivir ni pelear por nuestra supervivencia.

No deberíamos permitir ni que nos derrotaran ni que nos humillaran todos los días.

¿Nadie se cuestiona “El sistema”?



A la vista de las portadas, editoriales y debates de hoy, ha llegado el Apocalipsis. No es para menos: más de cuatro millones de parados, se miren en el cómputo que se miren. Especialmente significativa es “La España insostenible” con la que titula a toda página El Mundo. Ahí se dice bien claro –entre todas las alarmantes cifras económicas-: “Ya sólo hay 17,5 millones de cotizantes, los mismos que hace 5 años”. Es decir, que Zapatero ha visto comerse todo el empleo que se creó en su mandato, para volver exactamente adonde empezó, adonde dejó la ocupación el PP -caso de ser los gobiernos y no los empresarios quienes en el libre mercado facilitan trabajo-.

La dramatización de la realidad con la que El Mundo trata este dato no puede ocultar sin embargo los palos de ciego dados últimamente por nuestro gobierno. Herido y acosado, se dispone a plegarse a las exigencias del “mercado”, de “el sistema”: no sólo disminuir las pensiones, sino afrontar la eufemísticamente llamada “reforma laboral”, para adaptarse a lo que le pide el capitalismo.

El FMI –ése sólido pilar democrático que ha hundido con sus consejos ultraliberales las economías más pobres- afirma que España habrá de bajar sus salarios. Ayer, en “La ventana” de la SER –no sé en Intereconomía porque ni la veo ni la escucho- dos expertos economistas, se preguntaban, muy sueltos, y sin atisbos de duda o réplica, que ¿hasta cuánto? “Los trabajadores marroquíes siempre serán más baratos que los españoles”. Pues ni les cuento en China, Taiwan o Corea, que puedes tenerlos en el tajo 12 horas por 50 euros y 6 días semanales. Argumentan como explicación la baja productividad española que –además de no ser tan flagrante como dicen- parece ser no compete en absoluto a quienes organizan y dirigen las empresas, sino a que los españoles de a pie somos muy vagos. Esos empresarios honestos y preparados que tienen a Díaz Ferrán como presidente, son modélicos.

Otro organismo internacional, de profundo contenido social, la OCDE, aplaude la idea de prolongar la edad de jubilación, y va más allá: debemos hacernos seguros PRIVADOS de pensiones.

¿Estamos hablando del mismo país, España, donde las grandes fortunas españolas han ganado en 2009 un 27% más que el año anterior (6.800 millones de euros en 12 meses y parece que no son más de 300)? ¿El mismo donde el conjunto de empresas que cotizan en el IBEX lideraron las ganancias de Europa con un 30% de subida? ¿Aquél en el que las SICAV cotizan un 1% de impuestos? ¿El que también lidera la economía sumergida europea? ¿El de la corrupción endémica? Todo ello es intocable, e incuestionable, e innombrable, el problema son los trabajadores peor pagados de la antigua Europa y Zapatero.

¿Nadie se cuestiona el sistema? El que rige en el mundo, el de los 4.000 millones de personas –la mayoría de la población- que se mueren de hambre, y para los que no parece existir la libertad que esgrime el capitalismo para existir. El que inyecta dinero a los bancos para que todo siga igual. El que pide a un presidente noqueado que haga pagar el coste de la crisis a los trabajadores, a la población en general, como hacen todos los demás países. Para que todo siga igual. ¿Hasta cuándo? El sistema no puede ser más egoísta, injusto y desequilibrado, pero giramos en una rueda de molino en la que ya solo vemos las hojas del rábano. Tranquilos, que hay más, a partir de ya vamos a tener fútbol todos los días, sí, de lunes a domingo. ¿Qué mal, que paro, se resiste a un gol de Cristiano Ronaldo, el bien pagado?

martes, 2 de febrero de 2010

Al hilo de las jubilaciones...

Llevaba algún tiempo con el tintero cargado, la alevosía perenne y un cierto malestar que en un principio alegue a los cambios de tiempo, para posteriormente darme cuenta de que es toda la mierda, la crisis y las corruptelas varias las que han provocado este resquemor que me consume y afila mi ira. Zapatero ha venido a mi, como tantas veces y como el redentor para precipitar esta entrada, columna, escrito, o lo que sea en el que vuelvo a azotar y repasar el paronama geográfico de la corrupción y la sinvergoncería.

Resulta que subidos en la ruleta del descalabro intelectual, moral y dirigente, a nuestro querido gobierno, tan de izquierdas, no se le ha venido a la cabeza otra genial idea que promover una revisión del Pacto de Toledo, no invocándolo a debate entre las fuerzas políticas y sociales, con el tema del alargamiento de la vida laboral (concretamente, hasta los 67 años) como excusa. De momento no entramos en lo necesario o no de tal planteamiento, para centrarnos (una vez más) en la ambigüedad de las propuestas, ideas, políticas económicas y sociales de un gobierno, que nos sume en la desesperanza de que es imposible salir de la espiral neo-con y no hay lugar para un verdadero socialismo, con un sistema adecuado, responsable y ahorrador.

Evidentemente dentro de un sistema demográfico en el que la conjugación de factores tales como el alargamiento de la vida por la mejora sanitaria, la baja natalidad, los trabajos en principio cada vez más "descansados fisicamente" y el déficit que las sociedades post-modernas tienen de experiencia y tranquilidad parece inconcebible un sistema en el que cada vez condenamos a menos población a pagar los subsidios de más gente a la que colocamos la etiqueta de inútiles, o que por circunstancias de la producción sacamos de un ERE bajo el disfraz de las prejubilaciones. No nos engañemos. Con crisis o sin ella, quizás ahora o en menos de tres años este debate había que plantearse, puesto que irá adquiriendo tintes de necesidad y prioridad.

Personalmente defiendo la libertad. Que sea el individuo, trabajador o trabajadora, el que decida llegados los 60, 62, 65, o 67 años si quiere seguir llevando a cabo su actividad laboral. Si puede es otro tema, y en el deberían conjugarse los informes médicos y psicológicos necesarios para garantizar plenamente que el/la trabajador/a esta en plenas condiciones para llevarlos a cabo. Si se cumplen todos estos requisitos, empresa, trabajador, autoridad competente y sección sindical procederían a llevar la "post-jubilación". Por supuesto que de esta manera diferenciariamos a los trabajadores, en gran medida por la actividad desarrollada durante su vida profesional, porque como es asumible, existen trabajos que se desarrollan en condiciones de más penosidad que otros. No es lo mismo, o no debería serlo, ser profesor que albañil, y por lo tanto ya las condiciones personales del aspirante, a visitante de obras o de cursos de informática para la tercera edad, decida jubilarse o no.

Lo que si que habría que defender es un sistema social que impidierá, forzar a muchos de nuestros ancianos a tener que sufrir dos situaciones. Por un lado los que malviven con la pensión de un prejubilado, sin entrada ya en el mercado laboral, sin capacidad de reinsercción, ya no sólo por falta de ganas de la sociedad sino también por falta de medios. Y también evitar que esas personas que hallan cotizado sus rigurosos 35 años tengan que seguir inmersos en la vorágine de la productividad (en infinitos casos, en la economía sumergida) para poder pagar el alquiler de renta antigua o los medicamentos para este o aquel achaque médico.

No es el momento ni la forma. No es momento, ni para el PSOE como opción política-electoral, ni para la sociedad porque ambos tenemos un primer problema único e indisoluble que responde al nombre de paro y reforma laboral. Ambos van de la mano y una buena reconversión industrial, con unas buenas dosis de inversión en I+D+i y reestructuración del mercado laboral español producirián la bajada del paro así como colocar a la economía nacional dentro del contexto geográfico-político en el que se encuentra. El siglo XXI en las democracias (aunque sea la más joven) de la Vieja Europa. Tampoco es la forma porque aparece el debate a gritos desde un mitín, sin saberlo desde el ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, y vociferado a estilo presidencialista, cualidad que ZP ha demostrado tener de sobra, pero que poco tiene que ver con el sistema político que tenemos que sufrir.

Y todo eso si, porque otra de esas grandes manías, o deportes nacionales, o vicios confesables y vergüenzas ocultas que tenemos los españoles. Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no vemos la viga en el propio:

Hay una pequeña guía para políticos y aprendices de políticos que dice literalmente, "Las 5 reglas de oro para conseguir una buena pensión de jubilación, y que como planfeto de cabecera para algo más alla de la subsistencia me ha servido con ciertas dosis de investigación para analizar en profundidad las pensiones de colectivos privilegiados, como los altos cargos institucionales (ministros, diputados, secrearios de Estado, etc). Precisamente, para estos altos cargos existe la posibilidad de compatibilizar dos y hasta tres tipos de pensiones como recompensa por el arduo trabajo realizado.

Efectivamente, la primera gran diferencia entre una pensión pública y una pensión de un alto cargo, o mejor dicho entre un ciudadano y un alto cargo institucional, es que así como el ciudadano nunca podrá percibir dos salarios del erario público, el ministro, el senador, diputado, secretario, etc…, podrán percibir dos y tres salarios del Erario Público.

Es más, todos los contribuyentes deben tributar por sus ingresos, pero un tercio del sueldo de los diputados o senadores no está sujeto a IRPF porque se considera como indemnización para gastos de su cargo.

Además, todos nosotros debemos cotizar durante 35 años para cobrar la totalidad de la base reguladora de la pensión a la que tengamos derecho, sin embargo a los miembros del Gobierno les basta con jurar el cargo y acumular siete años de ejercicio para poder obtener la pensión máxima de jubilación.

Y este gran privilegio lo tienen gracias a la llamada pensión parlamentaria, que está prevista en el Reglamento de pensiones parlamentarias de fecha 11 de junio de 2006, que es la pensión que las Cortes Generales abonan con cargo a su presupuesto a quienes hayan sido miembros del Congreso de Diputados o del Senado durante al menos 7 años.

Esta pensión parlamentaria se creó para los supuestos en que los parlamentarios no alcanzaran el límite máximo de pensiones públicas. En esos casos las Cámaras abonarían la diferencia entre ese límite de pensión máxima y la pensión percibida por el diputado, en resumen, las Cámaras pagarán el dinero necesario hasta que el diputado alcance la base máxima de jubilación.

Curiosamente, esta pensión parlamentaria se establece según su "Exposición de Motivos" para equiparar a los parlamentarios españoles a la media de los países de nuestro entorno.

Indemnización por cese del parlamentario

Más gracioso todavía es el motivo que indican para justificar la indemnización por cese del parlamentario. Según la Exposición de Motivos del Reglamento de 11.06.2006, la dedicación a la actividad política parlamentaria obliga a dejar la ocupación habitual de modo que cuando se produce el cese, la vuelta a dicha ocupación suele acarrear diversas dificultades. La dificultad más “relevante”, según esta Exposición de Motivos, es la carencia de cobertura por desempleo que afecta a quien desempeña cargo parlamentario.

Es decir, un parlamentario que al mes percibe como salario medio mensual 4.000 €, tendrá la gran preocupación de que cuando cese su cargo no tendrá la prestación de desempleo, así que, claro, esto supone una gran problema, por ello se establece una suculenta indemnización por cese.

Además, también se establece la indemnización que permita hacer frente al período de transición que se da entre la disolución de las Cámaras y la constitución de las mismas tras las elecciones en el que no es evidente si se va a continuar en el desempeño del cargo.

La indemnización por cese parlamentario será el equivalente de una mensualidad de la asignación constitucional por cada año de mandato parlamentario en las Cortes Generales y hasta un límite de 24 mensualidades. Esta indemnización además se abonará mensualmente.

Idénticos motivos se adujeron para justificar la indemnización por cese de los ministros, permitiendo que dicha indemnización fuera compatible con el cargo de diputado o senador o con cualquier otro tipo de remuneración.

De manera que cuando el ministro cesa en su cargo, tendrá derecho a una indemnización del 80% de su salario hasta dos años como máximo y tal percibo de cantidades la podrá compaginar con la remuneración por diputado o senador y cuando cese en el cargo de diputado o senador también tendrá derecho a una indemnización por cese que será una mensualidad por año de cargo y además tendrá asegurada la base máxima de la pensión de jubilación si ha estado en el cargo parlamentario al menos siete años.

Asimismo, podrá compatibilizar este mismo Ministro su indemnización por cesantía en el Parlamento europeo como es el caso de muchos ministros que cobran pensiones como ex comisario europeo por ejemplo compatibilizando esa pensión con su remuneración como ministro del Gobierno y cuando cese en ese cargo percibirá también la pensión del 80 % por cesantía como Ministro y así indefinidamente.

Jueces y magistrados

Más precaria es la situación de los jueces y magistrados que pasan de percibir un activo de 4.000 o 4.500 € a ser beneficiarios de una pensión de jubilación de unos 1.800 €, siempre y cuando acrediten, al menos, 35 años cotizados, lo que no es tan fácil teniendo en cuenta la edad media de ingreso en la Carrera judicial que suele oscilar entre los 31 o 32 años.

No siempre fue así el tratamiento de los jueces y magistrados jubilados en España. Antes para calcular el importe de su pensión servía como salario regulador para la jubilación el salario mayor que hubieran percibido durante dos años por lo menos, cuantía significativamente más alta que la actual pensión que se les ofrece.

Así que tanto jueces como magistrados están en pie de guerra solicitando una equiparación de la pensión de jubilación y del salario activo pidiendo que no les aplique un tope máximo de pensión para de esa manera poder percibir una pensión exactamente igual al salario que venían percibiendo durante su judicatura.

Además también están solicitando una rebaja en el período de prestación efectiva de servicios (35 años) porque no se puede empezar a trabajar como juez a los 16 años. Dicha aspiración la tenemos todos por supuesto, pero no podemos ni siquiera pedirla, ya que sería una auténtica locura que Notarios, abogados o arquitectos, por nombrar algunas profesiones que tampoco se pueden iniciar a los 16 años, tuvieran la misma pretensión que los Jueces ya que ello implicaría el fin del sistema del bienestar social y de las arcas de la seguridad social.

Sin embargo, los jueces se ven en todo su derecho. Además como su jubilación forzosa está fechada a los 70 años en vez de a nuestros 65 años, también entonan su queja de que trabajan cinco años más que el resto de los mortales por lo que es necesario que no les apliquen nuestros topes máximos de jubilación y que, en definitiva, se les pague como hace 23 años, de acuerdo con lo que efectivamente venían cobrando al momento de su jubilación.

Con todo esto desde el Gobierno hablan de austeridad y de contención económica y es muy significativo que ninguno de los ex parlamentarios o ex ministros renuncien a su indemnización por cesantía y sigan acumulando y simultaneando pensiones y remuneraciones con todas las garantías legales y con el dinero de los contribuyentes.

A todo esto sin olvidar a toda esa calaña que nos dice como tenemos que vivir, sin que ellos se aflojen el cinturón o el pie del acelerador del monovolumen-deportivo-todoterreno que se gastan. Sigue sin dimitir, y sin personarse como imputado por estafa, a parte de ser pésimo empresario (o listillo cojonudo) Diáz Ferrán, que se sentará en la mesa de negocación. (¿Quién sabe si con interlocutores que también tienen vergüenzas que esconder?). Han pasado meses ya de la insercción urgente por vía oral, aérea y por transferencia de fondos para que los bancos tuvieran la liquidez suficiente, para poder olvidar así las hipotecas "subprime" y que no se parará la economía. Pues bien después de tanto dramatismo, los currelas siguen perdiendo sus casas, los precios de productos básicos siguen por las nubes, y lo único que recibimos de los bancos, los primos que hemos pagado sus platos rotos, son sus negaciones y exigencias por vía anal.

Los artistas de farándula, barbiloque y robo de guante blanco siguen campando, aunque no saben muy bien cómo. Incluso se atreven a dar lecciones como Aznarín, que no contento con cerrar la Fiscalía Anti-corrupción, nos embriaga con perlas como que la corrupción ha vuelto. Será cabrón, el borratxuzo, si son todos tus lacayos, aliados, yernos, hijas, testigos de boda y maleantes que has metido y protegido. Arrasan con todo, se proclaman mártires, perseguidos por una injusta inquisición, que sólo busca sus bienes, ya sean obras de arte, fincas antiguamente rústicas y la fama de encerrar al alcalde o el concejal de urbanismo del pueblo, tal, tal de mar... No importa que gentes de Valencia se queden sin su casa, enclavada en centro histórico-artístico, si es para hacer una bonita avénida que nos lleve a ver los barquitos de la Copa América o los cochecitos de la F1 (traete los prismáticos que tus naúticos no son de marca).

Con un poco de investigación, espíritu periodístico y altas dosis de vergüenza ajena y malestar interiorizado, se pueden ir viendo y conociendo historias, pequeñas y grandes, que nos hacen llegar a una conclusión clara. En este país se desparrama mucho dinero, que ponemos cada día, los proletariados, y que se funden en prebendas particulares la amalgama de sin-vergüenzas, chorizos y corruptos que tenemos la "suerte" de padecer. Somos los mileuristas la base de la pirámide cada vez más encabronada que aguanta la mula del excesivo, inmoral y perbertido nivel de vida de las clases políticas y dirigentes que se nutren de un sistema político perverso y construido para el hurto y el engaño, de una sociedad huérfana de referentes y liderazgo real y productivo. Mientras estemos sentados enbobados por el Gran hermano o por su puta madre, por el fútbol o la basura que nos quieran enseñar seguirán lucrándose y tu espinazo, al igual que el mio, ya sea juvenil, de mediana edad o anciano el que se parta. Levantémonos, informémonos y actuémos.

lunes, 25 de enero de 2010

La carrera del erizo


Maravilloso relato de Arturo Pérez Reverte extraído de su libro Patete de Corso, formado por sus colaboraciones con El Semanal. Calidad suprema.

La carrera del erizo.

"Era aburridísima, desierta, sin árboles ni bares para espabilarte tomando un café; una de esas, carreteras donde la aguja se queda clavada en los ciento veinte kilómetros por hora mientras entornas los ojos de tedio y sueño. Un paraje perfecto para que uno se quede torrado al volante y o se rompa los cuernos en la primera curva de no ser porque te mantiene en vela el continuo sobresalto de los Bemeuves que pasan zumbando por el carril de tu izquierda, a ciento ochenta o más, dándote las luces cuando adelantas a un camión, como si tuvieran mucha prisa por llegar a su pueblo y retirar a su anciana madre de trabajar en la calle.

Detesto autovías. Es cierto que son más cómodas y seguras; y si no te quedas frito y la palmas conduciendo, llegas antes a donde quieras ir. Pero para quienes, como el arriba firmante viajar fue durante largos años una forma de vida, esa dobles cintas de asfalto y cemento sustituyen con notable ordinariez a aquellas otras carreteras que tenían árboles y paisajes y pueblos a los lados, donde uno podía detenerse a menudo para un refresco o un bocadillo, compartiendo telenovela de las cuatro con el ventero y las moscas, o calzarse un par de cafés de madrugada entre un camionero y una pareja de la Guardia Civil. Ahora la noche no es más que una larga cinta de asfalto iluminada por tus faros, con la oscuridad y el vacío a derecha e izquierda; y si encontrar una venta durante el día ya se hace raro todo son gasolineras con supermercado, máquina de café y vasos de plástico , dar con una abierta más allá de medianoche es como Sofía Mazagatos leyendo el Ulises de James Joyce: posible, pero improbable.

El caso es que iba el arriba firmante, como les contaba, por una de esas carreteras malditas, y de pronto me encontré con el erizo. Ignoro cual es la velocidad de crucero de un erizo adulto, pero les aseguro que aquel cortaba el asfalto de derecha a izquierda a toda leche. Hice un movimiento con el volante, intentando no pasarle por encima, y cuando miré al costado izquierdo vi que el muchacho seguía su afanosa carrera hasta la protección de la cuneta, tiquitiquití, con la misma desesperada rapidez. Por un momento imaginé su punto de vista: a ras del suelo, acojonado, teniendo ante sí la extensión negra del asfalto, equivalente para nosotros a la anchura de un campo de fútbol, una raya blanca en medio y, a intervalos, una especie de truenos violentos y mortíferos que pasan como exhalaciones infernales. Me acordé del conejo Frambueso de La colina de Watership, o de aquel bellísimo poema sobre el despertar de un erizo que escribió en euskera el entrañable Bernardo Atxaga. Habría querido detener el coche y volver atrás para socorrer al bicho en su peligrosa aventura aún le quedaba la carretera del otro lado para estar a salvo , pero no era cuestión de ponerse a maniobrar en la autovía. De modo que seguí adelante, echando un vistazo por el retrovisor hasta que perdí de vista el pequeño y veloz puntito que se la jugaba con un par de huevos, tiquitiquití, a cara o cruz, en vez de quedarse en la cuneta, a salvo.

Que llegues, le deseé. Que alcances el campo al otro lado, pequeño y valiente Erinaceus, allí donde te esperan insectos sabrosos, o lo que diablos comáis los de tu especie; y tal vez también una eriza impresionante, acogedora y tibia, mamífera como tú incluso muy mamífera que se abra de púas y te haga olvidar los sinsabores de la vida y te llene la madriguera de erizitos corajudos como su papi, capaces de cruzar a puro huevo las carreteras que los estúpidos hombres ponemos en vuestro camino. Sin duda ignoras, chaval, que no estás tan solo como crees estar; porque todas las carreteras y todos los rincones de todo el mundo están llenas de otros pequeñajos como tú: anónimos camaradas que corren el mismo albur, quedan despanzurrados o sobreviven, porque no se resignaron a quedarse agazapados viéndolas venir; porque salieron a cazar para su gente, o simplemente a pelear con la vida. Supongo que ahí, en mitad de ese asfalto negro e interminable como la muerte, sudoroso en tu carrera a doble o nada, te sientes miserable y vulnerable. Ojalá supieras que alguien uno de esos hombres estúpidos que cortan árboles y construyen trampas mortales , presenció tu minúscula epopeya, y deseó que llegaras sano y salvo al otro lado. "

Arturo Pérez-Reverte. El Semanal, 7 de diciembre de 1997.


Y tras eso...

"La carrera de la eriza"


Pues me van ustedes a disculpar, pero metí la gamba. ¿Se acuerdan de aquel erizo del que les hablé hace unas semanas, el que cruzaba la autovía a toda leche entre los coches, tiquitiquiti, con dos cojones? Bueno, pues no. quiero decir que no era erizo, sino eriza. Descubrimiento que debo a algunas cartas de lectoras femeninamente correctas, interrogandome sobre si desde el coche tuve oportunidad de verle los huevos al bicho.
Debo confesar que no. Sé que debí hacerlo; que mi obligación era parar y mirarle la bisectriz antes de hacer tan frívolas afirmaciones. Pero que quieren que les diga. Yo iba con cierta gana de llegar, y ademas la autovía no era sitio para dar marcha atrás (imagínense a un picoleto diciendome hola buenas libreta en mano, y yo contandole algo sobre los cojoncillos de un erizo). Así que, lo confieso, no paré. Lo supuse al vuelo, y punto. Luego , las cartas poniendo el dedo en la llaga me han hecho reflexionar y ver la luz. Y ahora estoy en condiciones de entonar el mea culpa afirmando que, en efecto, el erizo en cuestión podía ser tanto macho como hembra. Y que eso de que en la madriguera lo esperaba su eriza y sus ericitos supone una arriesgada, abyecta y machista suposición por mi parte. La verdad es que yo solito nunca habría caído en ello, sobre todo porque a la hora de hablar de un erizo, pues bueno; tal vez me salio de forma automática la asociación con el sexo masculino. Por mas que -me apresuro a matizar- los valores a plantear en la reflexión originada por el asunto sean perfectamente extensibles a lo femenino. Aunque la verdad es que me parece una gilipollez andar matizando si el erizo en cuestión era macho con valores compatibles por las hembras o viceversa, o si era un erizo homosexual y quien lo esperaba en su madriguera era otro erizo con tatuajes. Puestos a ser rigurosos, incluso podría tratarse de un erizo solitario, que cruzase la autovía de vuelta de comprarse el Penthouse y el Private en el Kiosco de la gasolinera, y tuviese la madriguera llena de púas viejas sin lavar y restos de insectos y hierbajos y cosas -he averiguado también que son omnívoros- sin recoger y sin nada. Pero no se si eso habría templado la ira epistolar de las antedichas damas, pues tal vez atribuir actitudes de descuido hogareño exclusivamente a los erizos sea caer en el mismo pecado sexista. Asique no se. A mi, la verdad, me pareció un erizo normal, de infantería. Un erizo con libro de familia.

De cualquier modo, y tras esas indagaciones alas que antes aludía, hoy les ofrezco por fin la autentica verdad sobre el erináceo: era un erizo hembra, o sea, vale, una eriza todavía de buen ver, ligeramente ancha de caderas, de carácter emotivo, activo y secundario, que había cruzado la autovía para buscar algo de comer porque el vago e imbécil de su marido estaba en la madriguera tumbado a la bartola, sin seguro de paro y sin nada, viendo la tele con un topo amigo suyo - ese si he comprobado que era topo y no topa- y hechos los dos unos cerdos de tanto fútbol y tanta cerveza. Y la eriza, que estaba de su marido y del amigote hasta los ovarios, tubo que cruzar la carretera para agenciarse, de cara a la cena, unas trufas chachis que crecen junto al arcén del otro lado. Y volvía con la mala leche que pueden ustedes imaginar cuando estuve apunto de atropellarla, por eso corría tanto, y también corría porque había puesto unos saltamontes en el horno y se le iban a quemar si no espabilaba. Y he sabido que por fin, cuando llegó a la madriguera blasfemando en arameo, les echó una bronca de narices al erizo y al gorrón del topo, mangutas, que sois unos mangutas, que si no fuera por mi en esta madriguera no se comía caliente, yo por ahí que casi me escalfa en la carretera un hijoputa con ruedas, y vosotros aquí viendo el fúmbol. y todavía, luego, cuando se piro el topo de los cojones, después de cenar, el marido empezó a poner ojitos y a ponerse tierno, abrete de púas corazón. y la eriza le dijo que de púas se va a abrir tu puñetera madre, cacho capullo, que tienes mas morro que un oso hormiguero. Que encima no has sido capaz ni de preñarme en ocho años, tontolhaba. Así que por mi como si te la picotea el búho de guardia. Y luego, cuando el erizo se fue a dormir muy mosqueado, farfullando como el mierdecilla que era, la eriza estuvo un rato leyendo a Stendhal, y luego salió a la puerta de la madriguera a fumarse un cigarrillo mirando las estrellas. Un día, pensó, me lo voy a hacer con el topo. Para fastidiar a este imbécil. "

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...