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sábado, 4 de septiembre de 2010

Cuestión de clase


¿Tiene usted clase? Usted, trabajador asalariado que se pasa el día pringando para que otros ganen dinero, y cuya máxima aspiración consiste en poder llegar a fin de mes, pagar la hipoteca y tener una jubilación decente cuando se haga mayor. Usted, trabajadora autónoma, puteada por la competencia de las grandes empresas, viendo cómo mengua constantemente su facturación, aumentan los intereses de sus préstamos y corre serio peligro de caer en el paro sin subsidio. Usted, trabajador funcionario, cuyos ya escasos ingresos han entrado en barrena hacia el recorte de presupuestos, que se va a quedar sin paga extra, sin seguro médico y sin trabajo como a los que usted sabe se les vaya un poco más la mano con la tijera, como en Alemania se les ha ido. Usted, trabajadora en desempleo, que ve cómo llega rápidamente la fatídica fecha en la que se le acaba el subsidio o los cuatrocientos y pico cochinos euros que le dan después de pasarse años currando como una enana. Usted, jubilado con la mínima, o un poquito más, o la no contributiva, que ve cómo mes tras mes su ya escasa pensión no le da ni para cenarse un paquete de pipas con sal y está pensando seriamente en sustituir las bombillas por cirios pascuales, a ver si así, de paso que reduce la factura de la luz, algún santo intercede por su ajustadísima situación económica…

Usted tiene clase. Y aunque la de cada uno sea la de cada cual, todas sus clases tienen, al menos, un rasgo en común. Ese rasgo es el derecho y la imperiosa necesidad de una adecuada cobertura social para poder vivir dignamente. Una buena nómina a fin de mes, un contrato indefinido, una asistencia sanitaria de calidad, un buen seguro de desempleo, una enseñanza pública y adecuada para sus hijos, una pensión que compense las décadas de vida gastadas trabajando en lugar de disfrutando, y que le permita pasar la que le queda en este valle de lágrimas sin sufrir las dentelladas de la miseria… Usted es, en el todo o en la parte, Clase Trabajadora. La necesidad y el derecho a la cobertura social es el rasgo común que le une al resto. Como el pegamento a los cromos de un álbum.

Y es, precisamente, esa cobertura social la que está en juego en estos momentos. En juego y en gravísimo riesgo de perderse con el infausto Tijeretazo.

¿Pero es que ese porrón de millones del presupuesto del Estado va a desaparecer, por arte de birlibirloque, de la circulación? No, la pasta no se esfuma. Va a alguna parte. ¿A dónde? Recuerde usted ahora la indecente cantidad de préstamos a bajo interés que el estado ha concedido graciosamente a los bancos, las subvenciones públicas a grandes industrias como la del automóvil, las emisiones de deuda pública a óptimo interés que son acaparadas por especuladores de talla internacional… Ahí, ahí. Ahí es donde va a ir a para nuestra cobertura social: A la gran Banca y a la Clase Capitalista.

Tras años de pasividad, los grandes sindicatos están tocando a rebato. Llaman a la Huelga General contra ese desvío del presupuesto público desde la cobertura social a manos del negocio privado. Y usted (no lo niegue) se está planteando seriamente secundarla o no. Para usted, la posibilidad de no ir a la huelga es un método de justo castigo a unas organizaciones que deberían haber defendido mejor sus derechos y no lo han hecho. Como si ahora su lucha, sus intereses y su mismísima subsistencia estuviesen contra los sindicatos.

Pero no es así. La lucha, el conflicto, siguen siendo los mismos: Las Clases Trabajadoras contra la Banca y el gran Capital especulativo. Haya o no haya sindicatos de por medio, lo hayan hecho bien, regular, mal o como el culo, las hostias se continúan repartiendo entre estas dos Clases Sociales antagonistas: La Clase que tiene derecho y necesidad de cobertura social (usted, asalariado; usted, autónoma; usted, funcionario; usted, parada y usted, jubilado) y la Clase que quiere acaparar para su propio y privado provecho esa cobertura social ante las vacas flacas que ella misma ha provocado (los banqueros y grandes capitalistas, a los que no llamaremos de usted porque no es probable que sigan este blog).

La Huelga General es uno de los cada vez más escasos métodos de lucha y presión que le queda a la Clase Trabajadora. Usted puede perder un día de trabajo, pero ellos, la Clase Antagonista, pierden el rendimiento de trabajo y el correspondiente beneficio de todas y todos los que hagan huelga. Y ahí es donde más les duele. Por ahí podemos hacerles daño. Por las pérdidas enormes que puede suponerles una Huelga General masiva.

Puede usted estar en desacuerdo con la trayectoria derrotista y gris que han seguido los sindicatos mayoritarios hasta ahora. Probablemente tenga usted razón. Pero dese cuenta de que, si no secunda usted esta Huelga General, quien va a sufrir las consecuencias es toda su Clase Social, la Clase Trabajadora. Como las lleva sufriendo desde hace años, perdiendo posiciones y derechos sin siquiera plantear batalla. Y la convocatoria de Huelga General (venga de quien venga) es el punto perfecto para afianzar posiciones y contraatacar. Para reconquistar la Cobertura Social. Para reconquistar la vida digna que usted, y usted, y usted, merecen por derecho. Es la hora de reventar el Monopoly.



Este video es un ejemplo de como funcionan las oligarquías neo-con con sus ejércitos, mass media y la ignorancia del precariado.

martes, 23 de febrero de 2010

La crisis que la paguen quienes las provocan

Bajo la dictadura de las finanzas y las políticas neoliberales, la mayoría de la población mundial ha sido y es víctima de la explotación económica y la marginación política, sobre todo en los países del Sur. Pero también en Europa y en el Estado Español la globalización capitalista afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, sobre todo tras el estallido de la crisis, haciéndonos rehenes y cómplices de un sistema injusto y un modelo de desarrollo no sostenible que provoca deuda externa, saqueo de recursos naturales, cambio climático irreversible y exclusión, represión y xenofobia hacia los sectores sociales más frágiles o más críticos, que con frecuencia son criminalizados.

La propia construcción monetarista y neoliberal de la Unión Europea que ha favorecido la espiral financiera y especulativa, así como el incremento vertiginoso de la deuda pública y privada de los estados europeos, es puesta en tela de juicio con el desarrollo de la presente crisis financiera y económica. La “Estrategia de Lisboa”, programa de actuación neoliberal que tenía como objetivos el pleno empleo, el incremento de la cohesión social y la reducción drástica de la pobreza en 2010, a la vista de los resultados, ha sido un completo fracaso. Sin embargo, las tímidas críticas al neoliberalismo iniciadas tras el estallido de la crisis son abandonadas tan pronto afloran débiles signos de recuperación. Como demuestra la crisis económica griega, las promesas etéreas de ayuda de los organismos de la UE son condicionadas a la aplicación de un programa de ajuste neoliberal, draconiano, que prepara las condiciones de una tragedia social, económica y política en ese pais.

En el Estado Español, la crisis económica sigue golpeando cada vez con más dureza a nuestros pueblos y ciudades, donde el paro golpea a más de 4.300.000 ciudadanos/as y la pobreza relativa supera más del 20% de la población. Se ha privilegiado al mundo financiero sobre el productivo, especulando con bienes de primera necesidad como el alimento, el agua, el suelo y la vivienda. Los mismos que han provocado la crisis del sistema capitalista, nos tratan ahora de convencer de que la única salida es “refundar” el capitalismo, pero más allá del “slogan” de turno, las medidas que han adoptado para salir de la crisis sólo han beneficiado a los banqueros y multinacionales a través de socializar sus pérdidas, o se inspiran en las políticas de ajuste neoliberal cuando se proponen reducir 50.000 millones de euros el gasto público y social en tres años, amenazan con recortar derechos sociales y laborales con el “pensionazo” y la reforma laboral.

La violencia establecida y la manipulación mediática, en sus múltiples manifestaciones, se han normalizado y el bipartidismo a golpe publicitario impide la participación directa de la ciudadanía en el espacio público. La disolución de la frontera entre la política y los negocios refuerza la corrupción de los grupos empresariales, mientras la televisión y los principales periódicos contribuyen a adormecer las conciencias, silenciando el dolor de las víctimas y las voces de quienes exigen justicia.

Es de destacar la doble discriminación que afecta a las mujeres en su condición de sometidas tanto al sistema patriarcal como al capitalista. Pese a los avances realizados, siguen sufriendo violencia psicológica, física y sexual, existiendo para ellas un “techo de cristal” que las discrimina en relación al varón, les quita autonomía sobre su propio cuerpo (resistencias a la ley del aborto) y las relega a empleos menos cualificados y peor pagados, cargando con la mayor parte del trabajo en el hogar, la educación de los hijos y los cuidados a personas mayores, enfermas o discapacitadas.

Desde los poderes establecidos (cumbres del G-20 en Washington, Londres y Pittsburg, Foro de Davos, lobby europeo ERT, grandes medios de comunicación…) se repite machaconamente que la crisis es pasajera y básicamente financiera. Su salida de la crisis consiste en recuperar el modelo de crecimiento de años anteriores, que pasa por reactivar la espiral del consumo irresponsable y de los negocios privados a costa de los trabajadores, mantener un modelo de crecimiento insostenible, incrementar los ataques contra los niveles de protección social, acelerando el proceso de privatización de servicios públicos, reduciendo y eliminando derechos sociales, y seguir apostando por una rígida jerarquización en las relaciones Norte-Sur. Los colectivos, organizaciones sindicales y movimientos sociales que nos movilizamos contra la crisis en este espacio de convergencia y articulación no estamos de acuerdo con las salidas que se nos proponen. La crisis del capitalismo es sistémica y global. Es una crisis de valores, política, económica, alimentaria y ecológica. Y es una crisis a escala planetaria.

  • Los gobiernos de los países ricos –incluido el nuestro- han aportado inmediatamente billones de euros para salvar a la banca privada y a las grandes empresas en crisis; en cambio, no consideran como objetivo inaplazable el aumento del paro y la pobreza en sus propios países, y la desnutrición crónica de más de mil millones de seres humanos en los países del Sur y el aumento de la pobreza.
  • Las empresas capitalistas, que acumularon en el Estado Español inmensos beneficios en la década anterior sobre la base del estancamiento de los salarios y los contratos precarios de sus trabajadores, no dudan ahora en prescindir de ellos y destruir empleos, hasta superar los 4,3 millones de personas en paro. Con más de 1,2 millones de hogares donde todos sus miembros activos están sin trabajo lo que ha llevado a un crecimiento sin precedentes de la pobreza y la indigencia.
  • Los responsables políticos, en lugar de promover medidas de reparto del empleo y control de los beneficios, aplican parches que no se dirigen a la raíz de los problemas (como los recientes 420 euros a los parados que han agotado su prestación).
  • La banca privada y las cajas de ahorros –con la complicidad del Banco de España y demás poderes públicos- ganaron dinero a espuertas con las hipotecas en años anteriores y ahora son inmisericordes con los deudores que no pueden pagar, muchos de ellos en paro.

Es hora de exigir responsabilidades a los actores que han provocado esta crisis económica y humana: la banca, las multinacionales, las finanzas y sus instituciones internacionales, con la complicidad de gobiernos y partidos políticos que los han apoyado. Y de presionar a las cúpulas sindicales para que den un giro radical a sus estrategias, para ponerse por fin al lado de la ciudadanía y de los trabajadores que sufren los estragos de la crisis, e impulsen la movilización y organización de las fuerzas sociales que se oponen a un sistema depredador e insolidario. Es hora de movilizarnos…

  • Movilizarnos por arrebatar el poder económico a las finanzas, la socialización de la banca, la erradicación de los paraísos fiscales y el control social de los mercados financieros. ¡La economía al servicio de los pueblos y las personas!
  • Movilizarnos por garantizar un trabajo y unas condiciones laborales dignas para trabajadores y trabajadoras: no a las políticas de destrucción de empleo (como los ERE), abolición de la precariedad laboral, por el reparto del trabajo a través de la reducción drástica de la jornada de trabajo sin rebaja salarial, contra la explotación e indefensión laboral, contra el recorte de las pensiones y por la mejora de la protección social, por la recuperación de los derechos laborales destruidos.
  • Movilizarnos por la defensa y la ampliación de los servicios públicos: basta ya del saqueo de la sanidad, la educación, el territorio, el agua… Reversión de los servicios públicos ya privatizados.
  • Movilizarnos para que la vivienda deje de ser un bien de inversión especulativa y retome su función social de alojamiento: por un cambio de modelo social de la vivienda en propiedad a la vivienda pública en alquiler, terminando definitivamente con la locura insostenible del ladrillo.
  • Movilizarnos por hacer efectiva la sostenibilidad. Exigimos detener la sobreexplotación de los recursos naturales y energéticos y frenar el cambio climático.
  • Movilizarnos por la reducción drástica de las injusticias y desigualdades sociales en el Norte y en las relaciones Norte-Sur: menos crecimiento y más reparto (renta básica de ciudadanía, reforma fiscal que garantice un sistema tributario progresivo y redistribuidor de la riqueza, abolición de la deuda externa de los países empobrecidos, fin de los tratados de libre comercio, de las políticas de liberalización del comercio de bienes y servicios y del expolio de las multinacionales).
  • Movilizarnos por la igualdad efectiva de derechos y oportunidades de todas las personas, sea cual sea su origen, cultura, nacionalidad, religión o sexo. No hay personas de segunda categoría. ¡No a la criminalización de las personas inmigrantes!
  • Movilizarnos por un mundo en que las personas escojan su futuro sin estar presionadas por las estructuras patriarcales. Queremos relaciones basadas en la solidaridad y no en la dominación, la competitividad y la violencia.

jueves, 11 de febrero de 2010

¿Nadie se cuestiona “El sistema”?



A la vista de las portadas, editoriales y debates de hoy, ha llegado el Apocalipsis. No es para menos: más de cuatro millones de parados, se miren en el cómputo que se miren. Especialmente significativa es “La España insostenible” con la que titula a toda página El Mundo. Ahí se dice bien claro –entre todas las alarmantes cifras económicas-: “Ya sólo hay 17,5 millones de cotizantes, los mismos que hace 5 años”. Es decir, que Zapatero ha visto comerse todo el empleo que se creó en su mandato, para volver exactamente adonde empezó, adonde dejó la ocupación el PP -caso de ser los gobiernos y no los empresarios quienes en el libre mercado facilitan trabajo-.

La dramatización de la realidad con la que El Mundo trata este dato no puede ocultar sin embargo los palos de ciego dados últimamente por nuestro gobierno. Herido y acosado, se dispone a plegarse a las exigencias del “mercado”, de “el sistema”: no sólo disminuir las pensiones, sino afrontar la eufemísticamente llamada “reforma laboral”, para adaptarse a lo que le pide el capitalismo.

El FMI –ése sólido pilar democrático que ha hundido con sus consejos ultraliberales las economías más pobres- afirma que España habrá de bajar sus salarios. Ayer, en “La ventana” de la SER –no sé en Intereconomía porque ni la veo ni la escucho- dos expertos economistas, se preguntaban, muy sueltos, y sin atisbos de duda o réplica, que ¿hasta cuánto? “Los trabajadores marroquíes siempre serán más baratos que los españoles”. Pues ni les cuento en China, Taiwan o Corea, que puedes tenerlos en el tajo 12 horas por 50 euros y 6 días semanales. Argumentan como explicación la baja productividad española que –además de no ser tan flagrante como dicen- parece ser no compete en absoluto a quienes organizan y dirigen las empresas, sino a que los españoles de a pie somos muy vagos. Esos empresarios honestos y preparados que tienen a Díaz Ferrán como presidente, son modélicos.

Otro organismo internacional, de profundo contenido social, la OCDE, aplaude la idea de prolongar la edad de jubilación, y va más allá: debemos hacernos seguros PRIVADOS de pensiones.

¿Estamos hablando del mismo país, España, donde las grandes fortunas españolas han ganado en 2009 un 27% más que el año anterior (6.800 millones de euros en 12 meses y parece que no son más de 300)? ¿El mismo donde el conjunto de empresas que cotizan en el IBEX lideraron las ganancias de Europa con un 30% de subida? ¿Aquél en el que las SICAV cotizan un 1% de impuestos? ¿El que también lidera la economía sumergida europea? ¿El de la corrupción endémica? Todo ello es intocable, e incuestionable, e innombrable, el problema son los trabajadores peor pagados de la antigua Europa y Zapatero.

¿Nadie se cuestiona el sistema? El que rige en el mundo, el de los 4.000 millones de personas –la mayoría de la población- que se mueren de hambre, y para los que no parece existir la libertad que esgrime el capitalismo para existir. El que inyecta dinero a los bancos para que todo siga igual. El que pide a un presidente noqueado que haga pagar el coste de la crisis a los trabajadores, a la población en general, como hacen todos los demás países. Para que todo siga igual. ¿Hasta cuándo? El sistema no puede ser más egoísta, injusto y desequilibrado, pero giramos en una rueda de molino en la que ya solo vemos las hojas del rábano. Tranquilos, que hay más, a partir de ya vamos a tener fútbol todos los días, sí, de lunes a domingo. ¿Qué mal, que paro, se resiste a un gol de Cristiano Ronaldo, el bien pagado?

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...