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miércoles, 23 de marzo de 2016

Coincidencias ante la barbarie

Tenía planes para estas horas estar ya en Bruselas. Haber cogido mi vuelo, junto a mis padres, para poder visitar a mi hermano. Reencontrarnos en Bélgica y poder disfrutar de sus ciudades, su gente, su ambiente, su gastronomía, su chocolate y su cerveza. Esas eran las pretendidas voluntades para estos días. Y todo ha quedado aparcado. Desmoronado. Abatido. Preocupado e indignado. Ayer 30 horas antes de que nuestro avión saliera de Madrid-Barajas, una célula terrorista yihadista atacaba el aeropuerto bruselense de Zaventem, y una hora después estallaba una bomba en el interior de un vagón en las proximidades de la estación de metro más próxima a la instalaciones y símbolos políticos europeos.
Las ametralladoras y las bombas suicidas volvían a resonar en Europa, trayéndonos una dosis pequeña, pero doliente y demoledora, del día a día de Siria. O de Yemen. O de Afganistán o Irak. Tenemos que volver a lamentar, condenar, un ataque indiscriminado y terrorífico sobre la población civil, la inocente clase trabajadora. Y algunos estas condenas y repulsas, nuestro dolor fruto de la empatía como ser humano y de la rabia contra el fascismo, tenemos que hacerlas con cuidado, evitando caer en los mismos mensajes de los “islamofóbicos”, de “nuestros” fascistas neo-nazis y de los mediocres que aprovechan cualquier excusa para hacer demagogia y electoralismo del más bajo nivel, mezclando churras con merinas. Es preciso recordar, en este momento, que los refugiados a los que la Unión Europea del Capital está dando la espalda y poniendo alambradas y mil impedimentos, son también víctimas que huyen de la barbarie terrorista y de guerras por intereses creados de las potencias occidentales. Somos todos víctimas del terrorismo, pero dejamos a los refugiados estigmatizados por su color de piel, por su procedencia, pero sobretodo por sus propiedades y su cuenta bancaria.
Bruselas vivió ayer la misma barbarie que otras ciudades europeas como Madrid, Londres, París o Moscú ya han vivido. Tuvo una premiere del dolor cotidiano de Oriente Medio. Un terrorismo que allí y aquí está financiado por Arabia Saudí, armado por la industria armamentística occidental y que aprovecha la dependencia económica mundial del petróleo, sobretodo de los emiratos del Golfo Pérsico y la península Arábiga, cuyo coste es más barato a razón de hacer negocios con una suerte de dictaduras y sátrapas medievales que tienen a bien pasarse los derechos humanos por el forro. Y de remate la Unión Europea para no desentonar hace lo mismo con los refugiados y el lamentable acuerdo con Turquía.
El ataque terrorista ya ha sido reivindicado por el Daesh. Ya hemos tenido las concentraciones de rechazo y condena ante las instituciones de cuando los atentados son en territorio “amigo”. Ya están los xenófobos y oportunistas haciendo su agosto sin importarles las víctimas o la verdad. Y algunos imbéciles, como el Primer ministro francés, Manuel Valls, no dudan en afirmar que “estamos en guerra” dando a terroristas el status de combatientes, con todo lo que eso significa, en un momento en el que la justicia en Europa persigue a quienes acuden a combatir el islamismo radical y el fascismo del Daesh en Siria y Turquía junto a los kurdos, como también en Ucrania. Ya hemos tenido una primera dosis de golpes en pecho y bombardeos como respuesta de Occidente a cada ataque. Y por último, sufrimos por si no fuera poco ya, la inoperancia de unos medios de comunicación que buscan el impacto lacrimógeno antes que la información, y que no dudan en ocultar los errores y la realidad, si eso afea o demuestra la responsabilidad de sus amos.
Y aquí llevo varías líneas y más de un día reflexionando por lo eventual de la existencia. La supremacía de la coincidencia por encima de certezas, planes y pronósticos. Luchando por convencerme de que los terroristas no mediatizan mi vida, cuando si lo han hecho. Comprendiendo la injusticia constante en la que vivimos; Asimilando que por azares no me he visto mucho más afectado que las víctimas y sus familiares y amigos. No puedo dejar de sentirme afortunado y a la vez dolorido, triste y enrabietado. No puedo soportar la idea de perder a mis seres queridos de manera tan dramática, injusta y arbitraria.
Toda mi solidaridad, apoyo y dolor con las víctimas del terrorismo fascista, de naturaleza islamista, que murieron ayer en Bruseals. Y también con sus familias y toda la sociedad belga y europea.

Toda mi solidaridad, apoyo y dolor con todas las víctimas, sus familias y quien están huyendo de esa misma barbarie desde Siria, Irak, el Magreb, Nigeria...

Y a quienes sufren el mismo terror aunque venga impuesto por aliados en Palestina y el Sahara Occidental.

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jueves, 4 de junio de 2009

Mensaje al Islam


La ilusión y el optimismo que la elección de Barack Obama provocó sigue vigente. Su fantástica oratoria, su gestión en temas medioambientales, económicos, en la solución de una crisis fruto del capitalismo exarcebado y ahora la declaración internacional más necesaria. Un discurso para la historia, un discurso para cambiar el mundo y las relaciones entre las religiones y los distintos países que las profesan. Una mano tendida a la cordialidad y colaboración entre la "primera" democracia del mundo y el mundo islámico. El mundo cambia con las ideas, no con los hechos. Los grandes avances en la historia de la humanidad, surgieron de las ideas que fueron las que impulsaron los hechos, revolucionarios, pacíficos o consecuentes. El discurso pronunicado en el día de hoy por el presidente estadounidense es la plasmación de un nuevo orden mundial. De una nueva situación que esperemos cierre por fin el neo-conservadurismo y sepa poner coto a la extrema derecha. Se ha dibujado un mapa de infinitas posibilidades, que pasan por encontrar la paz entre israelíes y palestinos, algo mucho más cerca, porque por primera vez un presidente americano (USA principal valedor internacional de Israel había vetado en la ONU 57 resoluciones en contra de los intereses hebreos) admite la necesidad y veracidad de la existencia de dos estados, uno Israel, el otro Palestina.

La luz llega a la vida de todos los seres a través de la poderosa voz de Obama, y un sinfin de posibilidades de mejora en las condiciones de vida de todos los seres humanos se hace plausible. El trabajo ha empezado, la esperanza sigue alimentada. No es un camino fácil, y a la declaración y sus posteriores adhesiones le tienen que seguir los hechos, las políticas efectivas que hagan de el planeta un hábitat saludable para todos, un mundo de igualdad de derechos, deberes y riquezas, un mundo más social, más justo. Sólo esperemos que no sea papel mojado; tampoco que esta voz se apague bajo las armas, las locuras o los sobornos...

Barack Obama se había dirigido antes de El Cairo al mundo musulmán. Habló en Estambul el pasado abril, en el marco de la Alianza de Civilizaciones, y su primera entrevista como presidente fue para la televisión Al Yasira. Pero su vigoroso y milimetrado discurso de ayer a más de mil millones de creyentes aúna la solemnidad del escenario, en el corazón del mundo árabe, con el propio carisma presidencial y el énfasis de un mensaje que se resume en que Estados Unidos puede y quiere ser su amigo. Desde la universidad cairota, Obama ha predicado un nuevo comienzo en las relaciones entre esos dos mundos presidido por el respeto mutuo y orientado por los intereses comunes. El ciclo de la desconfianza y la discordia debe acabar, ha dicho. Un desafío.

La gira de Obama por Oriente Próximo, abierta con una significativa visita a Arabia Saudí concretada a última hora, es tan potencialmente rompedora como arriesgada en sus resultados. De lo primero ilustra bien la contraprogramación de Osama Bin Laden. De lo segundo, el optimismo escéptico que reflejan las primeras reacciones al discurso. Porque al margen de la persuasión oratoria del presidente de EE UU, los destinatarios de su mensaje, árabes y musulmanes en general, esperan que su convicción argumental se transforme en opciones políticas concretas y reconocibles respecto de algunos de los conflictos más intratables de nuestro tiempo. Obama no ha esquivado ninguna referencia directa a los temas de enfrentamiento más candentes, se trate de Irak, las ambiciones nucleares iraníes -que Teherán ha descalificado- o la guerra de Afganistán. Su punto de vista salpicado de citas coránicas (el padre de Obama era musulmán) está en las antípodas del patrioterismo unidimensional de su predecesor en la Casa Blanca. Se echan de menos menciones directas a la falta de democracia del mundo árabe o su falta de respeto por los derechos humanos, pero es ingenuamente alentador escuchar que EE UU pretende que sus Gobiernos se pronuncien en público sobre las realidades de la zona en sintonía con lo que afirman en privado. Supondría una revolución de inimaginables consecuencias.

La apuesta más prometedora de Obama, y más comprometida para su credibilidad, apunta a Israel y los palestinos. Que un carismático presidente de Estados Unidos al comienzo de su mandato considere en ese escenario intolerable y humillante la situación palestina e indispensable para la paz un Estado propio representa una crudeza diplomática histórica. Es cierto que a la vez ha refrendado el férreo vínculo entre su país e Israel, pero por primera vez esa relación privilegiada aparenta estar acotada por la aceptación por el Gobierno judío de una serie de condiciones, entre ellas el fin de los asentamientos. Netanyahu se ha congratulado forzadamente por la seguridad que Washington le renueva, pero guarda un ominoso silencio sobre un eventual Estado palestino o el cese de la colonización israelí.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Hace 5 años


Murieron 196 personas y más de 2000 resultaron heridas de diversa consideración. El corazón se heló en un segundo y dormitó sin pulsaciones ni sangre cada vez que esta fecha se marcaba y se marcará en el calendario. Las lágrimas alimentaron el odio, la sinrazón, el racismo. El integrismo y la cobardía de una doctrina ocasionaron el dolor de una nación. Las cicatrices en el pueblo nunca se van a cerrar; sangran cada día, cada noche; los familiares y víctimas cuando se miran en el espejo, cuando oyen pasar el tren... los demás cuando pensamos en el dolor y la muerte, en el odio más visceral y el sinsentido de la violencia. Lloré aquella mañana, los días siguientes,... lloro hoy porque mi mente no puede abstraerse del escalofrío que recorrió mi espalda esta mañana al ver el día que amanecía.

Hace 5 años estaba haciendo un examén de Redes. Las primeras noticias de que algo gordo estaba pasando no fueron más que rumores, aunque el corazón latía aprisa, por la cercanía de las elecciones generales. El separatismo vasco parecía que había encendido la mecha, pero no era así. 2 horas después vi con estupor, una indignación y pavor que hoy aún me revuelven, la masacre, el dolor infundado y sin fundamento; la rabia, el terror; personas, trabajadores ensangrentados, llorando. Buscando familiares. Madres, padres, hermanos y hermanos, hijos e hijas, amigos, conocidos, compañeros. El vacío es eterno. El sonido de las llamadas de móviles en la montaña de mochilas me sobrecogió. El rostro ajado de un fallecido en la foto de portada de un especial de tirada nacional a media tarde del día 11 es imborrable.

5 años después, España es el único país del mundo que ha sufrido un macro-atentado yihadista y le ha dado respuesta judicial, sin saltarse la constitución y las leyes establecidas. No ha habido una legislación especial castigadora. Si la ha habido en materia de prevención. Se han aportado los medios personales y logísticos en busca de no volverse a repetir tan siniestro día. Las redadas se han ido produciendo, mientras fueron deslizándose la Comisión de investigación, las teorías pseudo novelísticas conspiratorias, y el juicio y las condenas firmes y "justas". Se desmontaron los sueños onanísticos de los vocíferos de la derecha y en principio se cerró un capítulo muy oscuro de la historia de la España democrática.

Pero hoy, 5 años después, llegó la confirmación. Breves reseñas en los medios televisivos. Más información en prensa escrita y webs, pero muy colapsada por las balas que han silbado el día. Los políticos enfrascados en su habitual batalla del miedo hasta se olvidan, o lo que es peor aprovechan la ausencia de unos, para seguir haciendo demagogia. Las víctimas lloran a sus muertos tras el umbral de sus casas, pero siguen reclamando las compensaciones económicas y morales, la justicia hacia los responsables políticos del momento y los actuales que no han sido capaces de cumplir sin promesas y pregorrativas.

Pero nosotros no olvidamos. Somos iguales, las mismas vícitmas. Trabajadores, luchadores por sobrevivir, por ver un nuevo mes, una nueva nómina. Gente de transporte público, de madrugar. De ser noctámbulos en vida por ahorrar unos dineros. Nuestra solidaridad no tiene fecha de caducidad y estará siempre garantizada. La sangre vertida pertenece al pueblo, como también las lágrimas, la cera de las velas encendidas y nuestras gargantas ensorceden el ambiente igual que el silencio de nuestras condolencias...

Nunca olvidaré.

lunes, 25 de junio de 2007

El Por Qué de las Guerras

Ayer tarde tuvimos una horrible noticia. Horrible siempre es, porque siempre se produce. Noticia lo fue porque nos volvió a tocar más cerca que en otras ocasiones. ¿Cuántas víctimas en estos últimos 6 años? Desde el 11 de Septiembre de 2001 cuando George Bush vio la posibilidad de lucrarse con la violencia y la guerra el número de víctimas no ha parado. 3000 personas murieron en ese ataque terrorista. 200 en Balí un año después. 191 en Madrid el 11-M. Y 50 más en Londres el 7J de 2005. Pero nadie cuenta los muertos de aquellos países en los que los misiles fabricados por el Tio Sam han caído de forma sistemática. Afganistán e Irak fueron los regímenes (dictatoriales y absolutamente reprochables) que recibieron el dolor y la horrenda violencia con la que aquellos tres "valientes", Bush, Blair y Aznar (y Berlusconi, y el polaco y el japonés y el australiano) incapaces de juntar 1 sola neurona sana entre todos ellos, obsequiaron a la población civil ya masacrada por los talibanes y Sadam y esos bloqueos internacionales injustificados, pero que siempre pagan los errores de "sus dirigentes" que se impusieron también a punta de cañón. Por eso no me extraña de la situación actual en ambos países. Nadie quiere tener a extranjeros con pistolas por sus calles. Es lógico. Aquí pasaría lo mismo. Mientras se pueda retrasar más y más el fin de la ocupación y la eficiencia de una democracia basada en la soberanía afgana e iraquí, más petroleo llenaran nuestras arcas y las de nuestros amigos de la campaña.

El Islam no es la guerra. Eso está claro. Y la Jihad no es la Guerra Santa contra el infiel. La Jihad es la lucha interior del creyente para ser un buen musulmán y una mejor persona con fe al Coran. Pero si que hay islamistas que basándose en el totalitarismo y el fascismo quieren imponer sus rancias creencias a todo el mundo. Al Qaeda es el enemigo. Eso esta claro. Antes fue el amigo y aliado frente al comunismo en Siria, Irán y Afganistán. Ahora el terrorismo domina nuestras vidas o eso quieren hacernos creer. Nunca podrán con nosotros queriéndonos alterar y gobernar desde el punto de mira de un AK47. Lo peor de todo es que la derecha (PP, republicanos, conservadores, iglesia católica) se vale de él para coartar las libertades y destrozar el progresismo y la mayor esperanzas de felicidad y alegría en la vida de las personas. Eso es otro tipo de terrorismo que se cobra por víctimas nuestras vidas. Cuando España de la mano del incompetente de Aznar entro en la guerra de Irak toda la población salimos a la calle con la misión de dar a entender que no estábamos de acuerdo con una ocupación no amparada por la marioneta de la ONU. Ahora esto también es distinto.

En Palestina y el Líbano el enemigo tiene nombre: Israel. El estado sionista, víctima injustificada del Holocausto nazi se cree en poder de dominar toda la región, desestabilizando gobiernos y poniendo en riesgo vital a toda la población. Israel ahoga Palestina con un bloqueo injusto, apoyado por USA y también por la Unión Europea que mira a otro lado como hace con Cuba o en Darfur y otros tantos lugares donde la población civil, inocente y siempre agraviada, sufre las consecuencias de reuniones en el hemisferio norte que terminan con el encendido de puros de 100 euros. En Líbano, que se empezaba a recuperar tras 25 años de Guerra Civil entre Hizbulla y Siria que pretende controlar el país por tener una salida al mar Mediterráneo, el pasado verano Israel lanzo en 30 días 14.700 bombas, algunas de racimo prohibidas por la Convención de Ginebra, sin que nadie pudiera parar la barbarie. El país quedo arrasado, devastado y con un legado de terror oculto que había que desactivar. Y esa era la misión que cumple España, bajo mandato de la ONU y junto a otras naciones en el Sur del Líbano. Y por ello murieron ayer 6 soldados españoles en terreno ajeno y sin dar un disparo. Parece una incongruencia que soldados mueran por un atentado terrorista, pero es lo que hay. En todos estos países árabes ocupados es el pan de cada día. De la guerra de Guerrillas, como la de Independencia española en el siglo XIX o en la Guerra de Vietnam, se ha pasado a la de artefactos explosivos escondidos en arbustos, coches o atados al dorso y accionados por control remoto. ¿Qué si las muertes de ayer se podrían haber evitado?. Pues seguro. Algunos dirán que con no ir, pero lo cierto es que para nuestros soldados es una manera de sacarse unos buenos "duros" y poder vivir más dignamente. Y encima, ayudamos a gente que ha estado y esta masacrada por la avaricia y la codicia de los que más tienen. Una auténtica lástima que no llevarán inibidores de frecuencia.

Pero ahora toda la sociedad debe retomar con fuerza el empuje, sin olvidar a las víctimas y sus situaciones personales, pero tampoco sin olvidar a las futuribles víctimas. Nuestros soldados deben acabar la misión por los caídos, por ellos, por los libaneses y por la paz y la libertad. Seguro que lo harán. Por desgracia lo que también es seguro es que la derecha (puto PP) tratará de sacar rédito político a esta tragedia. Ya va siendo hora de que esta sociedad despierte y tome las riendas de la democracia y saque de cualquier tipo de poder a semejante gentuza. Pero por desgracia, al igual que el recuperar las vidas de los muertos, eso es imposible.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...