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jueves, 20 de enero de 2022

Un disco de hace más de 20 años: Satellite de P. O. D.


El cambio de siglo fue duro. La música de masas vivía la extensión hasta el asfixio de un género que imponía ritmos, estilos e indumentarias. Todo parecía girar en torno al mismo tipo de música arrasando a los otros géneros, influyéndolos al tiempo que parecía anularlos. El heavy no era ni muchos menos ajeno. Sufría una crisis de identidad provocada por una etapa oscura en la creatividad de las bandas clásicas y por las malas decisiones de algunas que tenían que haber continuado con el testigo. Como siempre había quienes salían a decir que el “heavy había muerto”. Y como siempre no podían estar más equivocados.

Era el rap el que aquel entonces (como ahora es el odioso trap o reaggueton) lo inundaba todo. Los chándals y las gorras de beisbol y los tatuajes y las cadenas eran más que moda. Imponían un estilismo del que no se podía uno salir si no quería ser considerado paria, muertohambre y ridículo. Sustituía la etapa del grunge y dejaba mucho más atrás (afortunadamente) el glam, que unidas, unas corrientes u otras eliminaban el metal de los medios de comunicación de masas, cumpliendo una función de alejar al gran público del heavy.

Todo ello venía impuesto desde los Estados Unidos a través de sus medios de comunicación de masas. Especialmente a través de la MTV, que niñas y niños, antes de ser un canal de reallitys, era, ¡sorpresa! un canal de videoclips musicales. Y este estilo allí ya había hibridado con el rock duro y el heavy.

El nu-metal o rapcore parecía la corriente ganadora y el camino único e inescrutable para el género duro. Parecía rompedor y colocaba a unas cuantas bandas americanas de veinteañeros en el Olimpo del Metal, en las cabeceras de los grandes festivales desplazando a los totem de los 80 y superándoles en las listas de ventas y descargas. Korn, Limp Bizkit, Slipknot, Linkin Park, System of a Down, Papa Roach, Blink182, Puddle of Mud, Staind … eran el listado de grupos (casi todos provenientes de California) que en aquel momento mandaban y parecía que lo harían para siempre ya que venían cargados con un arsenal colosal de promoción y producción de los grandes sellos americanos. Bebían directamente de unas fuentes que a principios de los 90 habían abierto Rage Against the Machine, The Beastie Boys y Anthrax al pasar en sus carasB versiones de temas de rap de Cypress Hill o Public Enemy por su filtro trash.

Por fortuna, aquello no duro demasiado. La mayoría de estos grupos se volvieron más oscuros con el paso del tiempo, dejando atrás los sintetizadores y los platos y cargando densidad a sus guitarras y baterías. También a las temáticas e indumentarias. Y no todos, por unas causas o por otras, mantuvieron su vigencia y esplendor y desaparecieron de todos los lugares menos de la nostalgia de cuando éramos más jóvenes. Y eso que en líneas generales, recuperados del polvo y re-escuchados aquellos discos, no sonaban del todo mal.

Pero había un grupo que era algo distinto. Aportaba una frescura y rápidamente se hacía reconocible consiguiendo su propio estilo. Venían de San Diego y cuando alcanzaron la máxima popularidad ya llevaban 10 años de carrera recorriendo arriba y abajo California y pasando varias veces la frontera con México. De hecho, su ascendencia mexicana les abrió las puertas de nuevos públicos y les otorgaba su seña de identidad: una influencia familiar y devota en el cristianismo pcticamente que unieron a su rap-metal.

Eran P. O. D., acrónimo en inglés de Payanable of Death, una voz traducida al literal de la Biblia que hace referencia a los pecados de todos nosotros pagados con el sacrificio y la muerte de Jesucristo. No faltaban ni los tatuajes, ni las rastas, ni la ropa ancha deportiva. Tampoco buenas guitarras y una base rítmica contundente. Y mucho menos una voz viva, poderosa y capaz de agrupar registros y ritmos.

Compuesta por Sonny Sandoval como cantante, Wuv Bernardo como guitarra, Tras Daniels al bajo y Jayson Truny en la batería. Una formación carente de medios electrónicos como sintetizadores o platos para escenificación también muy sutiles en la grabación. Y una formación que se ha mantenido inalterable en el tiempo, salvo un par de respiros que alguno de sus miembros se ha tomado durante estos más de veinte años de carrera, lo que habla muy bien del proyecto en común que mueven y de como ven su amistad, profesión y legado.

Y más aún cuando los laureles del éxito y trascendencia en aquel cambio de siglo no los han podido repetir pese a que han seguido sacando discos pletóricos, de muy alta calidad, y moviéndose en giras, quizás más modestas y concentradas en suelo americano, pero donde no han faltado ni los nuevos fans, ni tampoco los de siempre.

Pero es que aquel Satellite de 2001 era un disco tremendo. Le unía unos singles potentísimos que se abrieron con Alive un golpazo brutal de ritmo y que marcaba el estilo propio de esta banda. Si bien Boom flojeaba con respecto a la anterior pieza, el tercero de los temas lanzados, Youth of Nation, se tornaba en un himno generacional que hablaba de cosas tan vitales como la desesperanza, la falta de futuro y de expectativas vitales. Y además lo hacía bajo unos códigos totalmente revestidos en el traje del rap y el hip hop, donde sólo entraba un magnífico sólo de guitarra.

Sin duda no le faltaba calidad a esta propuesta musical de P. O. D. cuando la tragedia completó el contexto. El 11 de septiembre de 2001 dos aviones chocaban contra cada una de las torres gemelas en Nueva York y un tercero caía sobre el Pentágono en Washington. Un cuarto se iba al suelo en Pennsylvania antes de completar su objetivo. Era el ataque terrorista más devastador de la historia, el 11S, un fenómeno que cambió el mundo y cuyas consecuencias se siguen viendo hoy. Y el 11 de septiembre de 2001, aquel martes, salía a la venta el disco Satellite de P. O. D. y con su sencillo Alive.



Alive se convirtió en un himno y un alegato hacia la esperanza y la trascendencia que era justo lo que necesitaba la sociedad norteamericana en aquel momento.

El resto del disco no desmerecía y temas como Anyting Right, Ghetto o Thinking About Forever completaban una obra plena en la que se cumplen los registros propios del nu metal pero no se deja de expresar e incluso experimentar. Eso hace de Satellite un rara avis en el género, porque al contrario que otros muchos discos de aquella época, éste no suena plano y monótono, sino que se demuestra vibrante y estimulante, con canciones muy distintas entre sí pero que en conjunto suenan redondo. El mestizaje se convierte así en emblema mientras se sobrepasan y resguardan las fronteras entre sonidos, los límites de estilos. Sobretodo la rareza Whatever it takes una canción plena de energía y potencia, que respira trash por los cuatro costados y seguro no hacía las delicias de los fanáticos del rapcore pero que a muchos como a mi, nos daba la sensación de estar ante un grupo sin miedo a aceptar retos, ni tampoco ante la exploración o las comparaciones.

Las influencias de grupos como Pantera, Jane Addiction, RATM se hace palpable durante toda la canción. La forma de tocar la guitarra de Carlos Santana se evoca encada riff de Wuv Bernardo. P. O. D. y su música suena a rap y suena a metal. Pero también a reaggue y lo hacen con un carisma que se transmite con su estilo.

Las ropas anchas no desmerecen la presencia metalera de la banda, y ni mucho menos lo hacen las letras, que aunque claramente focalizadas en la espiritualidad y el cristianismo, se transmiten con naturalidad, sin afán de imponer, sino más bien, como expresión de la propia vida de los músicos. Un acierto que se suma a una notable pericia tanto para componer, como para tocar.

P. O. D. era una banda plena con 10 años de experiencia y multitud de conciertos en garitos y ya había publicado y vendido discos, tanto autoeditados, como con una gran discográfica como Atlantic Records. Pero aquel Satellite los ponía en las puertas del Olimpo de los Dioses del Metal, y aunque no han acabado de asaltarnos nos han dejado un gran disco y un montón de buenas canciones. Y además de hacerse importantes para toda una generación que los visita de manera recurrente a través de la nostalgia, han construido una carrera plena, haciendo lo que les gusta y sin renunciar ni a sus principios, ni a su estilo, y ni mucho menos a sus creencias.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Yes We Could


"Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se interconectó a través de nuestra ciencia e imaginación. Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, en los buenos tiempos y en las horas más negras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar".
Barack Obama, en su discurso victorioso en el Grant Park de Chicago tras ganar las elecciones presidenciales (4 de noviembre de 2008)

En un contexto de apatía, desconfianza y terror el acto humano reflejo es la esperanza, el coraje y la imaginación. Todo ello se ha atribuido Barack Obama (gracias a su equipo de campaña) para atraer el voto a la causa demócrata en un ejercicio de catarsis colectiva y global que representa en estas horas, y las que vendran hasta su proclamación como presidente, y quizás sus primeros 100 días en el 1600 de la Avenida Pensylvania. En una campaña electoral, bestial, cuantiosa y pesada la historia fue recibiendo los logros de la candidatura de este senador por el estado de Illinois; durante 21 meses, primero en la dura pugna en las primarias democrátas (maravilloso ejemplo de salud democrática, aunque siempre oscurecido por la ingente cantidad de dinero y su dudoso origen); después ya enzarzado en la batalla para suceder a George W. Bush, con John McCain, veterano y prisionero de guerra como rival, dentro de un partido republicano bastante fraccionado, por el carácter vehemente, populista y social del senador por Arizona así como el legado del actual presidente. Así desde el pasado mes de agosto se lanzaron ambos a la lucha, mitín, tras mitín, debate sobre debate y golpe de efecto por golpe de efecto.

La idea del cambio político tras la nefasta presidencia de Bush Jr. estaba cuajada y Obama sólo tenía que hacerla propia. Su equipo de campaña ideó una imagen plasmada en chapas y camisetas, recibió el apoyo de insignes nombres de la cultura norteamericana y consiguió la cifra récord de 58 millones de dólares en donaciones para la campaña, que le permitió costear entre otros, un anuncio-documental de 30 minutos a una semana de la elecciones en las televisiones nacionales para plasmar su vida, ideales, sueños y anhelos rescantando del recuerdo a los líderes muertos por las armas como JFK, Martin Luther King, u otros ejemplos de convivencia y unidad como Gandhi o incluso Mandela. Obama se ha convertido por obra y gracia del merchandasing en el primer icono del siglo XXI, en el primer gran personaje político capaz de agrupar su imagen como propia e intransferible en la nueva centuria.

Así la candidatura Obama-Biden (Joe Biden va como vicepresidente siendo un reconocido político norteamericano curtido en las batallas del senado y con experiencia exterior) luchó enconadamente para plasmar la esperanza en las urnas y borrar los prejuicios que la raza, la inexperiencia o los supuestos ideales socialistas podían menoscabar su fuerza en el electorado. La inexperiencia con la decisión de nombrar a Biden como vicepresidente quedó borrada, y más aún cuando McCain eligió a Sarah Palin para el mismo cargo por parte republicana, sin haber salido esta jamás de su país, y casi de su Alaska natal. Fueron las ansías de ganarse las bases del partido republicano lo que forzo esta decisión por parte de McCain dada la personalidad religiosa, conservadora, tradicional y familiar de Palin. Esto atrayó votos a la causa republicana, pero también los esquilmo dada la visceridad en los arcaicos planteamientos de Palin, continuamente caricaturada en los medios, además de su propia y ya lanzada carrera para las presidenciales del 2012.

En cuanto a la raza, Estados Unidos este 4 de noviembre asumió por fin la Declaración de Emancipación, la décimo-cuarta enmienda y la victoria del movimiento por los derechos civiles. Parafraseando a Jesse Jackson, Estados Unidos voto por la razón y no contra la raza. Tampoco es que Obama sea un afroamericano habitual (es mulato, educado entre Indonesia, Hawai y Kansas; que tuvo la posibilidad de estudiar en las mejores universidades de Los Angeles, New York, dar clase en Hardvard). Pronto viajo por Europa y la Kenia natal de su padre para comenzar con proyectos social y religiosos en los barrios más desfavorecidos de Chicago. Esta solidaridad y curriculum le han dado una buena base social que ha exponenciado en votos. Su nombre que significa Afortunado también quedo borrado del subconsciente americano cansado de los desmanes del neo-conservadurismo y necesario de una imagén nueva. Obama no es el negro de los barrios marginales, de Harlem, de Coney Island o Compton. Nunca tuvo necesidad de acercarse a los comedores sociales ni pasar por debajo del arco de seguridad de su instituto aunque se acerco a ellos para conocer los agravios y necesidades de las clases más desfavorecidas. La izquierda en USA es minoritaria (por el pasado de la Guerra Fría), y su imagen como político europeo sería de centro/centro-derecha.Tampoco siendo famoso ha representado el arquetipo de negro triunfador, enjoyado, prepotente y con esos aires de despotismo y chuleria madrileña que la estética "Rap" inunda. Pero Obama ha sabido construirse a si mismo y representar eficazmente el sueño americano.

Barack Obama representa lo que los padres fundadores plasmaron en su declaración de Independencia del 4 de julio de 1776. Su trabajo y sus ideales le han dado la oportunidad de vivir su sueño, y con él, ahora contagia a todo un país (y también un mundo) hartado de la corrupción real y moral que el imperio nos ha impuesto. El presidente electo ha cautivado a los jóvenes, a las clases pobres y medias, a latinos, negros, homosexuales, discapacitados e incluso ecologistas. Todos abrazan el cambio, el podemos, en la tierra de las oportunidades, para otorgar la posibilidad de subsistir y realizarse a todo el mundo que hasta el momento se ahoga, se atraganta, o estornuda según les apriete el nudo el opresor yankee.

Centrándome en las elecciones, en la noche electoral americana, se presenta como un espectáculo televisivo abrumador, gigantesco y entusiasta, pero también abasallador, mezquino y denigrante a ojos del espectador aunque todos estemos interesados aunque siempre expuestos a las mentiras de los diferentes grupos de presión y opinión. Los diferentes husos horarios, las horas de cierre de colegios en estados y condados se van sucediendo durante 5 horas, y mientras todavía quedan horas para cerrar los colegios en California, Oregon o Hawai, la carrera presidencial ya esta virtualmente ganada por Obama, ya que Florida, Ohio, Virginia, Pensylvania o Indiana han dado su voto al demócrata. En unas elecciones en las que un sólo voto (o una resolución del Supremo previo maniqueismo de los medios afines) puede definir el candidato, los estados del Este y Medio-Este (sobretodo la región de los Grandes Lagos) ya había concedido la mudanza a la familia Obama. Estados poblados, industrializados, con gran masa de población jovén e inmigrante alegan por el cambio. El rancio y todavía racista sur no, pero también con escaso margen. El mapa se va pintando en rojo y azul y así a las 1 de la mañana hora local de Chicago, Obama puede salir con su esposa e hijas y dar el discurso de la victoria, un alegato que pasa a la posterioridad, como la primera respuesta que Occidente y la razón le dan al Terrorismo, el neo-conservadurismo, la avaricia, el miedo y el rencor.



No va a ser fácil la tarea a la que se va a enfrentar Barack Obama, presidente número 44 de los Estados Unidos. Recuperar la imagen internacional de los USA es un reto que pasa por clausurar el parque temático de la vergüenza como es Guantánamo, un Auschwitz o Maathausen del siglo XXI. Cerrar las Guerras de Afganistán o Irak, las Guerras no emitidas en TV de África o lidiar entre palestinos y el opresor y belicoso pueblo israelí. Todo ello en un contexto de crisis económica global, nacida del despilfarro, la codicia y el descontrol del capitalismo exacerbado sin pautas de comportamiento por los inexistentes gobiernos en tiempos de bonanza, pero a los que se implora ayudas en momentos de caída. Hablan de refundar el Capitalismo, la ONU, el protocolo de Kioto o la solidaridad con los más pobres. Ya se tienen que acabar las palabras y ejercitarse los hechos en un contexto de toma de decisiones mundial, con múltiples interlocutores válidos para la hasta ahora única potencia. Europa, Rusia, China, Brasil, México, India, África,... todos tienen derecho a opinar y ser escuchados y tenidos en cuenta es el primer paso para recuperarnos de la Administración y el líder político más nefasto de la historia de Occidente (si incluso por encima de Hitler, y si esperamos a Bush, Blair, Aznar y Barroso en el Tribunal de Justicia Internacional de la Haya).

El desprestigio de los estándares morales impuestos por los "neocons" es total. Ahora ya parece que muchos se dan cuenta de lo innacesible moral y espiritualmente de los preceptos de la clase dirigente de un mundo que ha oprimido hasta la extenuación la inmensa mayor parte del mismo sólo para el beneficio de los jerarcas de la economía mundial, ya tremendamente ricos y verdugos de un mundo horripilantemente paupérrimo.

Tiene que haber una recuperación económica, internacional, pacifista, solidaria y ecológica. El mundo tiene que mirar más allá del 11-S. Los retos son múltiples y todos tienen que se tratados. Y también tiene que cumplir sus promesas "interiores" de extender el seguro médico a millones de personas desfavorecidas en la primera economía mundial, de potenciar y mantener la escuela y enseñanzas públicas, de controlar más la expedición de armas en el país, no en guerra, con más muertes por arma de fuego del mundo... muchos retos a los que también se enfrenta con el apoyo de Congreso y Senado con mayoría demócrata.

Sólo deseamos que tantos muros y trabas sumados a tantas esperanzas y deseos no se frusten por las balas de un loco o por el propio peso de algo tan grande.

"¡Hoy tengo un sueño! Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá su verdadero credo. Sueño con un día en el que los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños se puedan sentar en una mesa de hermandad"
Martin Luther King, discurso de la marcha de un millón de hombres sobre Washington D.C. (28 de agosto de 1963)



lunes, 25 de junio de 2007

El Por Qué de las Guerras

Ayer tarde tuvimos una horrible noticia. Horrible siempre es, porque siempre se produce. Noticia lo fue porque nos volvió a tocar más cerca que en otras ocasiones. ¿Cuántas víctimas en estos últimos 6 años? Desde el 11 de Septiembre de 2001 cuando George Bush vio la posibilidad de lucrarse con la violencia y la guerra el número de víctimas no ha parado. 3000 personas murieron en ese ataque terrorista. 200 en Balí un año después. 191 en Madrid el 11-M. Y 50 más en Londres el 7J de 2005. Pero nadie cuenta los muertos de aquellos países en los que los misiles fabricados por el Tio Sam han caído de forma sistemática. Afganistán e Irak fueron los regímenes (dictatoriales y absolutamente reprochables) que recibieron el dolor y la horrenda violencia con la que aquellos tres "valientes", Bush, Blair y Aznar (y Berlusconi, y el polaco y el japonés y el australiano) incapaces de juntar 1 sola neurona sana entre todos ellos, obsequiaron a la población civil ya masacrada por los talibanes y Sadam y esos bloqueos internacionales injustificados, pero que siempre pagan los errores de "sus dirigentes" que se impusieron también a punta de cañón. Por eso no me extraña de la situación actual en ambos países. Nadie quiere tener a extranjeros con pistolas por sus calles. Es lógico. Aquí pasaría lo mismo. Mientras se pueda retrasar más y más el fin de la ocupación y la eficiencia de una democracia basada en la soberanía afgana e iraquí, más petroleo llenaran nuestras arcas y las de nuestros amigos de la campaña.

El Islam no es la guerra. Eso está claro. Y la Jihad no es la Guerra Santa contra el infiel. La Jihad es la lucha interior del creyente para ser un buen musulmán y una mejor persona con fe al Coran. Pero si que hay islamistas que basándose en el totalitarismo y el fascismo quieren imponer sus rancias creencias a todo el mundo. Al Qaeda es el enemigo. Eso esta claro. Antes fue el amigo y aliado frente al comunismo en Siria, Irán y Afganistán. Ahora el terrorismo domina nuestras vidas o eso quieren hacernos creer. Nunca podrán con nosotros queriéndonos alterar y gobernar desde el punto de mira de un AK47. Lo peor de todo es que la derecha (PP, republicanos, conservadores, iglesia católica) se vale de él para coartar las libertades y destrozar el progresismo y la mayor esperanzas de felicidad y alegría en la vida de las personas. Eso es otro tipo de terrorismo que se cobra por víctimas nuestras vidas. Cuando España de la mano del incompetente de Aznar entro en la guerra de Irak toda la población salimos a la calle con la misión de dar a entender que no estábamos de acuerdo con una ocupación no amparada por la marioneta de la ONU. Ahora esto también es distinto.

En Palestina y el Líbano el enemigo tiene nombre: Israel. El estado sionista, víctima injustificada del Holocausto nazi se cree en poder de dominar toda la región, desestabilizando gobiernos y poniendo en riesgo vital a toda la población. Israel ahoga Palestina con un bloqueo injusto, apoyado por USA y también por la Unión Europea que mira a otro lado como hace con Cuba o en Darfur y otros tantos lugares donde la población civil, inocente y siempre agraviada, sufre las consecuencias de reuniones en el hemisferio norte que terminan con el encendido de puros de 100 euros. En Líbano, que se empezaba a recuperar tras 25 años de Guerra Civil entre Hizbulla y Siria que pretende controlar el país por tener una salida al mar Mediterráneo, el pasado verano Israel lanzo en 30 días 14.700 bombas, algunas de racimo prohibidas por la Convención de Ginebra, sin que nadie pudiera parar la barbarie. El país quedo arrasado, devastado y con un legado de terror oculto que había que desactivar. Y esa era la misión que cumple España, bajo mandato de la ONU y junto a otras naciones en el Sur del Líbano. Y por ello murieron ayer 6 soldados españoles en terreno ajeno y sin dar un disparo. Parece una incongruencia que soldados mueran por un atentado terrorista, pero es lo que hay. En todos estos países árabes ocupados es el pan de cada día. De la guerra de Guerrillas, como la de Independencia española en el siglo XIX o en la Guerra de Vietnam, se ha pasado a la de artefactos explosivos escondidos en arbustos, coches o atados al dorso y accionados por control remoto. ¿Qué si las muertes de ayer se podrían haber evitado?. Pues seguro. Algunos dirán que con no ir, pero lo cierto es que para nuestros soldados es una manera de sacarse unos buenos "duros" y poder vivir más dignamente. Y encima, ayudamos a gente que ha estado y esta masacrada por la avaricia y la codicia de los que más tienen. Una auténtica lástima que no llevarán inibidores de frecuencia.

Pero ahora toda la sociedad debe retomar con fuerza el empuje, sin olvidar a las víctimas y sus situaciones personales, pero tampoco sin olvidar a las futuribles víctimas. Nuestros soldados deben acabar la misión por los caídos, por ellos, por los libaneses y por la paz y la libertad. Seguro que lo harán. Por desgracia lo que también es seguro es que la derecha (puto PP) tratará de sacar rédito político a esta tragedia. Ya va siendo hora de que esta sociedad despierte y tome las riendas de la democracia y saque de cualquier tipo de poder a semejante gentuza. Pero por desgracia, al igual que el recuperar las vidas de los muertos, eso es imposible.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...