jueves, 16 de octubre de 2025

Un tibio alto el fuego


 

Ayer 15 de octubre fue el día de la Huelga General por Palestina y en contra del genocidio cometido por Israel en Gaza. Y ayer muchos paramos por solidaridad y convencimiento en la dignidad del pueblo palestino, en el valor de todas las luchas por los derechos humanos que a través del mundo se están llevando a cabo frente a los opresores y fascistas, y por último, por la propia trascendencia de un movimiento social que debe provocar el alzamiento de todas las buenas personas que llevamos años pidiendo salidas más democráticas y justas al caos social e internacional. Y si, también en lo referente al perenne conflicto en Oriente Próximo.

El paripé de Trump ha dado con el fin de los bombardeos y las matanzas de gazatíes pero no ha cerrado en absoluto las ansías colonialistas de la élite sionista israelí. Ni siquiera ha puesto en solfa a la opinión pública hebrea, salvo escasas excepciones, y pese a un desgaste colosal tampoco saca a Netanyahu del poder ni mucho menos lo sienta ante un Tribunal Internacional de Derechos Humanos por delitos de genocidio y lesa humanidad.

Evidentemente muchos respiran aliviados y celebran un tibio alto el fuego, por supuesto empezando por los supervivientes de dos años de invasión militar y ofensiva y un horror de múltiples caras entre las que destacan las torturas, el hambre, los bombardeos sobre hospitales y la matanza indiscriminada de civiles y selectiva de periodistas. Las víctimas de tanta barbarie (67.507 según cifras oficiales, me temo que muchas más) siguen sepultadas en los escombros, marcadas de por vida los heridos y mutilados, y contando por decenas de miles el número de refugiados. No parece que todas estas personas, estos seres humanos, hayan sido tenidos en cuenta en el besamanos a Trump -y a Netanyahu y al sionismo-, del pasado lunes en Egipto, por parte de todos sus aliados en la zona y algunos individuos o países concretos como Noruega, Bélgica, Irlanda o España, cuyos mandatarios fueron expresamente invitados por el anfitrión por su paso al frente en el reconocimiento del estado palestino. El silencio y complicidad de la Unión Europea ultra liberal clama el cielo.

Trump en su auto-proclamación al Nobel de la Paz (tan indigno premiado hubiera sido como el que lo haya sido una fascista reconocida que aboga por una invasión militar a su propio país) ha promovido en conveniencia con Netanyahu este acuerdo de paz firmado con Hamás, por el alto al fuego y la liberación de los rehenes del 7 de octubre -y entrega de cadáveres-. También se incluyen el desalojo de miles de palestinos encarcelados, muchos niños y adolescentes, todos sin juicio en las prisiones y campos de detención israelíes.

En general, se trata de un alto al fuego que quiere presentarse como una victoria de Israel, pero que en realidad constata su más horripilante fracaso. Presentado como un estado expansionista, genocida y militarista, incapaz de acabar no sólo con la loable resistencia del pueblo palestino, sino incluso de liberar por su cuenta, de manera unilateral y por la fuerza a los rehenes, que han sonado más a excusa para seguir manteniendo el carácter judío del estado de Israel, a base de matanzas indiscriminadas, ante el aumento de los ciudadanos árabes dentro de sus fronteras. Sin obviar, por supuesto, los intereses pecunarios de los fabricantes de armas de Occidente.

Desprestigiado y visto como el principal escollo para la paz y el progreso de Oriente Próximo, Israel ha aceptado la presión de Trump por un alto al fuego que tampoco vale para dotar de estabilidad política al país, a su sistema autoritario y a su primer ministro, acuciado por la corrupción. Un Netanyahu enclaustrado en el gobierno y con un parlamento de derechas y extrema derecha que aún así, ya cuestiona su idoneidad.

Desde luego el plan firmado pronto va a quedar en nada. Primero por la propia intención de Israel de seguir perpetrando el genocidio, estableciendo más asentamientos ilegales según el derecho internacional, y negándose a la solución de los dos estados planteada ya en 1947 y de la que Estados Unidos ha sido, y con cada uno de los episodios de violencia de manera palmaria, cómplice en su negativa. El plan expansionista con la erradicación genocida de la presencia árabe de Palestina para convertirla en el Gran Israel, sigue intacta y las intenciones de los líderes sionistas es continuar en la senda de la guerra, el apartheid y el genocidio.

Pero el alto el fuego, como no, es celebrado por la resistencia palestina, tanto en Gaza y Cisjordania, en el mundo árabe, como en el resto del planeta, primero, porque pone fin a las matanzas, y después porque demuestra lo fallido de los objetivos israelíes y del sionismo.

Sólo la resistencia del pueblo palestino y su ejemplo como expresión máxima de la dignidad humana ha dado alas a que en el resto de sociedades del mundo se alzasen las protestas e indignación de millones de ciudadanos, escandalizados ante este genocidio y por la impunidad y aliento que se ha dado a Israel para cometerlo, por parte de los representantes políticos occidentales. También, y por fin, se ha puesto en solfa los apoyos económicos y comerciales a Israel, en especial, el sustento tecnológico y militar. Quiero en este punto recordar que fueron los estibadores y el personal de los puertos españoles, los primeros en negarse en colaborar con el estado genocida israelí.

Y por supuesto, también se está discutiendo y plasmando el rechazo a las políticas de blanqueamiento del estado israelí, tanto en el plano cultural, con Eurovisión como símbolo, y también en el deportivo con la presencia de participantes israelíes en las competiciones internacionales. Las protestas en la Vuelta ciclista a España han sido la catarsis de un impulso ciudadano, que en muchos países puede imbricar con un malestar generalizado con el estado de las cosas y articular de ese modo, los cambios y revoluciones pendientes.

Pero esta paz que muchos celebramos no nos puede hacer olvidar. La paz nunca puede ser una renuncia a la dignidad ni a la memoria. No puede significar legitimar las tropelías del imperialismo sionista de los últimos dos años, pero tampoco la tierra quemada por guerras de piedras contra misiles de desde hace 70 años. La paz exige justicia, dignidad y reparación. Que Israel reconstruya con sus propios recursos lo destrozado en Palestina. Las infraestructuras y recursos materiales. Que los refugiados puedan volver a sus casas, a sus campos y recuperar su vida para progresar. Aún con todo, no podrá reparar el dolor causado a la población. Ni siquiera con el necesario y justo enjuiciamiento de los responsables del genocidio, tanto a nivel político como militar, así como de los propios soldados que apretaron gatillos y lo celebraron en sus redes sociales.

La paz tiene que ser respetar la dignidad y los derechos de autodeterminación del pueblo palestino. Hacer valer la legalidad internacional y los acuerdos entre iguales. Y romper en definitiva, la sumisión de millones de personas ante unas élites genocidas y supremacistas que desde demasiado tiempo ya han sido defendidas y sostenidas por las élites políticas de Occidente.

 

 

lunes, 1 de septiembre de 2025

Hakas y Heavy Metal


 

Imagina mezclar la potencia visual y espiritual de una haka maorí, como las que vemos antes de los partidos de los All Blacks (atentos ahora a las de las Black Fermns), o de cualquier equipo polinesio de rugby, con un metal vigoroso, contundente y que suena original. Añade la presencia física de 5 tiarrones polinesios, que perfectamente podían pasar por la tercera línea de cualquiera de las selecciones de rugby del Pacífico Sur. No te olvides de sumar unas letras muy dinámicas con un contenido más que interesante de reivindicación de la identidad de los pueblos polinesios y de ascendencia indígena, y de la necesidad de justicia y reparación de los agravios cometidos durante la época colonial. Agita la coctelera tras añadir unas influencias musicales muy concretas del más puro trash americano, en especial las referencias a Anthrax, Sepultura o Pantera, por supuesto Metallica, pero también del metal-core de grupos como Slipknot, Saliva, Drowning Pool o incluso P.O.D. No olvidarse de la influencia manifiesta de Gojira y de las propias que atesora la banda francesa. El resultado no podía ser más intenso y estimulante.

Pero esto que acabo de relatar no es una imaginación de un fan del metal y el rugby, ni tampoco la idea comercial de un gurú del marketing musical ávido de exprimir unos talentos para cubrir a muy buen precio un nicho de mercado. O fabricarlo directamente. Al menos yo no he encontrado esa posibilidad. No. Esto que presento en el párrafo anterior es real. Ya existe esa banda de metal procedente del Pacífico. Son Sherpherds Reign.

 


 

Esta banda proviene de la ciudad de Auckland, en la isla Norte de Nueva Zelanda. Su ascendencia es maorí, y concretamente samoana. Sus integrantes son Filiva'a James (cantante y a los teclados), Oliver Leupolu y Gideon Voon como guitarras, Joseph Oti-George al bajo y en la batería Shaymen Rameka.

La banda surgió entre 2010 y 2015 fruto de la amistad entre Filiva'a James y Oliver Leupolu quienes se conocieron en su aula de piano clásico, y que compartían una afición al metal desde la más tierna infancia. Poco a poco fueron añadiendo referencias del género a sus gustos musicales y a sus experiencias y flirteos con la música clásica, para en los años referidos, convencerse de la posibilidad y gusto de hacer una banda de metal para hacer versiones de grupos de metal americano y tocar sus propias composiciones. Para ello fueron añadiendo al resto de integrantes y a constituirse como agrupación hacia 2013.

Pero no sería hasta 2018 cuando presentaron su primera demo con la composición Concrete Walls, que les generó el dinero suficiente a través de tocar en garitos para poder autoeditarse su debut homónimo. Llamaron rápidamente la atención tanto del periodismo especializado, como de los medios generalistas, puesto que el primer single, Le Manú, fue significada por la prensa como la primera canción de Heavy Metal en lengua samoana. Este reconocimiento, y fundamentalmente el seguimiento de los fans del género, les abrió las puertas para firmar con una discográfica y lanzarse a una gira por Australia, Nueva Zelanda y Japón, y después poder sacar el álbum Alai Mai, en 2023.

 


 

El estilo de Shepherds Reign se basa en canciones muy potentes dentro del sub-género del groove-metal y recuerda a bandas como Machine Head o Rod Zombie, a parte de las citadas al principio de esta entrada. De hecho, las intros de sus canciones me parecen muy brillantes sustentadas en la potencia de una base rítmica muy propia del trash, a la que añaden timbales y sonidos de percusiones propias del folclore índigena, para después acoplar las guitarras, y fundamentalmente la voz de Filiva´a que se conjuga de maravilla para añadir más dureza e intensidad a las composiciones. Todo esto cobra especial significación con las letras, puesto que el grupo está muy comprometido con sus raíces y con la historia de su pueblo, así como con las problemáticas a las que se tienen que enfrentar. De hecho el cantar en samoano compone una novedad en el mundo de la música, y más concretamente en el metal, pero demuestra su compromiso con su origen y su conciencia como maorís. Muchas de esas problemáticas tienen que ver con la relación con los descendientes europeos en la propia Nueva Zelanda o en Samoa y en otras islas del Pacífico, pero también destacan los problemas medio-ambientales que castigan a estas comunidades o la pérdida del patrimonio y el folclore autóctonos. En este sentido, Ala Mai, como digo su segundo trabajo y que se traduciría como una voz en samoano que dice “¡Despierta!”, es una llamada tanto a los vivos como a los antepasados de los pueblos maoríes para que todos unidos puedan superar esas adversidades y mantener su patrimonio y la identidad de no solo a los samoanos, sino de toda la comunidad polinesia.

Afortunadamente, y de las cosas buenas que ya muy raramente te ofrece Youtube, la banda se va abriendo hueco y ya han empezado a llegar a Europa. Particularmente, su propuesta me resulta muy estimulante, tanto a nivel visual, como musical, así como la originalidad de sumar el samoano y la estética polinesia (no faltan las hachas, mazas y otros elementos tribales en su presentación) al Heavy Metal.

 


 

En este sentido, radica un profundo orgullo por cómo el Heavy es capaz, de en el contexto de la globalización cultural reinante, sumar a otras experiencias culturales e identitarias, dándoles su espacio, haciendo que se hagan propias y que no copien sin más lo que ya se ha hecho, o lo que ya se ha impuesto, sino que ofrezcan su propia visión, plena de compromiso y autenticidad. Contrasta con la homogenización hegemónica actual que ha expulsado cualquier otra expresión musical de los medios de comunicación de masas, y por lo tanto, del grueso de la población.

Por ello, por esa suma de un estilo propio y original y por la propia trascendencia de su música y trabajo os recomiendo que os sumerjáis en el trabajo de Sherpherds Reign (en la actualidad están preparando su tercer disco con la intención de empezar a sonar con regularidad en Europa y Estados Unidos). Seguro que os pasará como a mi y les añadiremos a nuestra lista de intereses, para ver si llegan por aquí y se les puede disfrutar en directo. Ganas ya hay, eh.

 


 

 

jueves, 28 de agosto de 2025

La España Olvidada ardiendo

Los residentes de Cualedro observan cómo el incendio se propaga en la provincia de Ourense, Galicia.Elena Fernandez / Europa Press. Visto en Público.es.

 

Hace 3 años escriba la imperiosa necesidad de abordar un pacto de estado que defienda nuestro patrimonio natural ante la inabordable emergencia del cambio climático y la maldad interesada de la extrema derecha de este país. Lo que publicaba y sentía era la consciente, lógica y responsable respuesta ante los devastadores incendios que asolaron la Sierra de la Culebra en Zamora en junio de 2022, así como otras grandes áreas de la provincia (hasta sumar 25.000 hectáreas, aproximadamente un quinto de la superficie total provincial). Era el dolor por ver tierras y gentes hermanas llevadas a la desesperación y la ruina, por la colosal incompetencia de la Junta, de las mentiras interesadas y del fallido modelo territorial y social español, que si ya condena al ostracismo al mundo rural en lo que se conoce como España Vaciada, cuando se habla del Oeste español, del territorio limítrofe con Portugal, hablamos de la España Olvidada.

Pues esa idea, esa necesidad, que sentía y siento todavía hoy, ha sido la propuesta del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez ante la oleada de fuegos que están asolando el país en estas últimas semanas. Desde el 15 de agosto están volviendo a arder la Sierra de la Culebra y media provincia de Zamora otra vez. Pero también en León, en el Bierzo arrasando el paraje Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas, siguiendo las llamas hacia Orense y Lugo calcinando la Ribera Sacra y los cañones del Sil. Por Asturias se han reproducido las llamas amenazando los Picos de Europa y hasta Cantabria la Montaña Palentina. Al Sur, en Cáceres se han echado a arder las Hurdes y buena parte de la Vera. Todos estos parajes de inconmensurable riqueza paisajística y medioambiental y que además sustentan modos de vida propios por lo que hay que sumar una pérdida cultural irreparable. Sin olvidar que en algunos de estos fuegos se han quemado pueblos y aldeas enteros, perdiendo la vida varias personas tanto voluntarios como profesionales de la extinción.

También ha habido importantes fuegos en la Comunidad de Madrid y en la provincia de Toledo. En todos ellos, la mano del hombre ha sido el detonante de la llama y de la proliferación del combustible. Es más, pareciera como si la virulencia, profusión y saña de los incendios fuera fruto de una conveniencia entre pirómanos y políticos fascistas para hacerle la puñeta al gobierno a cambio de quemar el patrimonio de todos y con las ascuas llameantes hacer negocio al día después. Teoría personal ésta en absoluto probada, pero si ellos tienen total libertad para lanzar bulos y soflamas, por qué yo no.

¿Cómo es posible que esto vuelva a ocurrir? ¿Cómo se explica que no estemos preparados? ¿Por qué tenemos que preocuparnos por si tenemos las condiciones materiales necesarias y por cuántos son y cómo trabajan los profesionales en prevenirlos y apagarlos en esta España nuestra? ¿No somos la cuarta economía de la Unión Europea? ¿No hace ya tiempo que el fuego nos quema con saña y que se ha llevado vidas por delante? ¿Por qué nos vuelve a pillar en bragas?

Desde luego, la casi totalidad de estos incendios forestales han tenido la mano directa del hombre en su ignición. Y todos ellos en las condiciones previas que han convertido los bosques en yesca. Es verdad que es difícil entender los motivos que llevan a alguien a prender fuego a un trozo de tierra, de su tierra. Los intereses especulativos y la pura piromanía no son suficientes para explicar el infierno desatado en las últimas semanas en diferentes puntos de España. Hay que ir más adentro, a la maldad sin ambages, para intentar hacerse cargo de qué le están o qué le estamos haciendo a la naturaleza. Desde siempre el fuego ha sido la herramienta en los campos, montes y pueblos para gestionar el territorio. Para convertirlo en productivo y así explotarlo, demostrando que el hombre (importante aquí la adicción masculina del término) es el dueño absoluto de la naturaleza.

Pero también son factores de riesgo la administración del territorio. Con competencias diseminadas en las administraciones autonómicas que están regidas, y algunas desde hace decenios, por desalmados e incompetentes que culminan su estupidez con el negacionismo del cambio climático. Quienes discuten hasta la saciedad las evidencias científicas. Y quienes se encargan con vehemencia en crear problemas donde no los hay, en recortar fondos de las brigadas de prevención y extinción tirando al suelo las condiciones profesionales, laborales y vitales de este imprescindible colectivo.

Son además los responsables directos de un modelo de estado dolorosamente centralizado que deja cientos de miles de hectáreas de paisaje y paisanaje huérfanas de presente y futuro. Mientras los pueblos, sus calles y sus campos, se vacían de gente, se llenan las ciudades, de la más pequeña capital de provincia a la capitalidad del estado en proporción geométrica. Atrás queda un territorio desvencijado y abandonado que se convierte en pasto de las llamas año a año.

Cuesta creer que estos poderes públicos, que en teoría se eligen para gestionar estas situaciones y prevenir los problemas, no se dediquen con empeño, idea y dedicación ante un problema derivado del cambio climático que está destrozando cientos de kilómetros cuadrados de nuestro país. No hay bandera lo suficientemente grande para tapar sus errores, su incompetencia y su maldad.

Mientras escribo estas líneas y la atención mediática está puesta en los pueblos de la España Olvidada, las llamas no han cesado, como tampoco lo hace el esfuerzo de las brigadas forestales, voluntarios y vecinos que luchan contra el fuego, contra los elementos y contra la inoperancia de unas administraciones, insensibles ante este valor y este dolor. Lejos de proponer medidas, coordinación y energía en solucionar la emergencia tratan de tapar su terrible y amoral incompetencia en polémicas artificiales con la administración del estado (que si, que tiene lo suyo también pero que es la única que está poniendo los medios que son de su responsabilidad) para así pasar de soslayo, licuando sus responsabilidades, hasta la próxima elección.

La emergencia de estos incendios ha venido por una ola de calor extrema, que según datos de la Aemet, ha resultado la más larga y calorífica desde que hay registros, y particularmente en el noroeste peninsular con sus propias características naturales y sociales, van a dejar una cicatriz indeleble en la foto de satélite, en el mapa, y sobretodo sobre el terreno y las almas de su población. Incendios de sexta generación, fuegos que por su tamaño, virulencia y comportamiento erráticos, son imposibles de apagar, y donde la labor de los equipos de extinción se centra en acotarlos a través del fuego técnico o el arrasado con maquinaria pesada, poniendo sus vidas en peligro a cambio de salarios de miseria, que suenan a escarnio de unos empleadores, directos o no, de la administración autonómica que subcontrata sus responsabilidades, y es incapaz de solucionar nada con los incompetentes y corruptos de la derecha extrema y la extrema derecha española a los mandos. Una desgracia.

El fuego se extinguirá cuando el quiera, cuando no encuentre más combustible que arder o cuando las condiciones meteorológicas ayuden por disminución de los vientos, bajadas de las temperaturas, lluvias y aumentos de la humedad.

La comunidad científica lleva décadas advirtiendo de los riesgos derivados de la emergencia climática. No actuar contra el cambio climático tiene consecuencias, y el aumento de la frecuencia y la magnitud de los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, danas, sequías… unido a la despoblación y abandono rural, genera unas condiciones propicias para que los impactos más extremos golpeen de lleno en ecosistemas muy vulnerables.

Por ello es vital e imperecedero el pacto de estado propuesto por Sánchez, que además de servir para rebajar la extrema virulencia del clima político españistaní, ayudaría a construir un mejor país para todos. Personajes lamentables como Mañueco y su consejero Suárez-Quiñones decirles que se vayan de la Junta. Que se preparen para atender a demandas por su inacción, su incompetencia y su maldad. No pueden estar los negacionistas del cambio climático, ni los inútiles, rigiendo gobiernos, administrando presupuestos y equipos profesionales, y por ende, la vida de millones de personas y el patrimonio natural y cultural de todos. Deben pagar con el ostracismo político, extensible a su catadura moral y a su enfermiza ideología, quienes han precarizado los operativos de extinción de incendios y han reducido al mínimo las partidas de prevención. Y quienes niegan el cambio climático, porque el negacionismo es irresponsable, negligente y criminal.

Las Comunidades Autónomas, siento decirlo, han demostrado una vez más su incompetencia para la gestión de los bosques del país. Llevamos años oyendo decir a los técnicos que los incendios se apagan en invierno, que es muchísimo más costoso intentar apagar un incendio que limpiar montes y campos antes de que llegue el calor. Pero ahí los tenemos, precarizando la vida y el trabajo de las brigadas forestales. Mandándolos a casa cuando acaba la temporada con una mano delante y otra detrás. A que se busquen la vida en la ciudad, se vayan de los pueblos donde podían arraigarse, mientras el monte se descontrola, no se cuida, porque faltan los pastores que antes pasaban por allí todos los días, y los grandes herbívoros que son pasto a su vez de la caza indiscriminada. Luego los llaman a prisa y corriendo a jugarse la vida en plena emergencia.

No quiero, ni mucho menos, hacerle el trabajo sucio a la extrema derecha que tiene el estado de las autonomías entre sus objetivos. Si la ley de Emergencias es de la propia dictadura franquista, será porque aquellos fascistas entendieron que sabrá más del monte de su pueblo un vecino o quien vive más cerca que no un militar que vivía en El Pardo. Mi queja y lamento es que estas administraciones las acaben dirigiendo desalmados, incultos e incompetentes que solo buscan su lucro personal y que además, presentan taras y opiniones enfermizas sobre la realidad de este mundo cada vez más cambiante y decadente.

No es ningún secreto que la situación de los bomberos forestales en España es dispar, por decirlo fino. Por eso se aprobó el Estatuto Básico de estos profesionales en noviembre de 2024, tras años de lucha de este colectivo. Ninguna comunidad autónoma lo aplica todavía. Y cuando lo hagan tampoco terminará con el problema. El bombero Ángel Malanda, lo dejó claro con su testimonio: "Nos mandan a un incendio por 2,20 la hora". Su salario base es mínimo y su plus de peligrosidad por jugarse la vida ante un fuego insulta. En Castilla y León, cuando te contrata Tragsa (una empresa pseudopública) puede ser aún peor: ese plus de peligrosidad es de 1,69 euros por hora. El convenio laboral de esta comunidad autónoma, además, impone descansos inhumanos cuando llega la hora de la verdad. Además, ha discutido, y no es el primero al que se lo oigo, la gestión de la UME en estas catástrofes que tiene poco de efectiva y si mucho de efectismo diseñado para mejorar la imagen pública del ejército.

Es preciso laborar una ley que obligue a los propietarios (públicos o privados) a mantener limpios los montes y campos. Y a las administraciones como las autonomías a ayudar a los ayuntamientos dotándolas de personal y equipos (que de paso mantendrían población en el territorio) y a vigilar escrupulosamente que se cumple la ley. Desde luego, todo esto es mucho más urgente que seguir los dictados de gasto militar por parte de la OTAN, o lo que nos gastamos en este país en festejos.

Necesitamos servicios públicos claros, visibles y fiscalizados cada año. Es imprescindible una ratio de bomberos forestales contratados y bien remunerados por cada hectárea de superficie forestal -según los diferentes tipos- para toda España, con unos mínimos salariales y unas condiciones laborales a la altura del trabajo trascendental que les encargamos. Que trabajen y coticen todo el año. Que puedan quedarse -o volver-, a los pueblos, arraigarse y elaborar sus proyectos de vida en el entorno.

Las fuerzas de la naturaleza no tienen ideología ni tampoco pasaporte. No saben nada de comunidades autónomas, ni de competencias. Tampoco tienen bandera. Somos nosotros, los habitantes, los que tenemos entre todos, y pese a otros, desarrollar un sistema publico, un estado con sus jerarquías y delegaciones, poderoso, capaz de responder ante las emergencias, de garantizar los servicios públicos, empezando por la vida, y que nos deje un país más organizado, cohesionado y donde la igualdad entre ciudadanos y territorios sea efectiva.

Lo que digo es que los españoles necesitamos más transparencia y control sobre la equidad en los servicios públicos; entender de una vez que los impuestos son esto. Y que un país y un estado no es solo tu pulsera con la bandera. Y que la gestión de las emergencias y la prevención y extinción de incendios es trascendental. Básica en el contexto actual. Y añado que no debemos soslayar ningún debate, ni siquiera el que enfrenta la defensa de los parques naturales con la prevención del fuego; quizá no es tan buen idea que sean del todo intocables. Nada debería serlo para hacer frente de la mejor manera posible a estos fuegos que sí o sí nos amenazan y nos amenazarán... El fuego no va a dejar de quemar nuestros bosques; la ultraderecha no va a dejar de atacar las grietas del sistema que o mejora o caerá en sus manos.

Pero el pacto de estado contra la emergencia climática, los incendios forestales, la destrucción del patrimonio natural y cultural, y la situación de la España Vaciada y la España Olvidada es imprescindible y necesario. Y los que no quieren sumarse son la misma minoría rencorosa, homicida y cruel de siempre.

martes, 12 de agosto de 2025

Discriminaciones no. Pero sobretodo no a las discriminaciones materiales

 


La conjunción en Españistan de la alta política y los medios de comunicación de masas acostumbran a poner en la palestra toda suerte de problemas irrelevantes y dónde no los hay, tratando de hacer desaparecer de la opinión pública los problemas materiales. Los verdaderamente importantes y trascendentales cuya resolución implicaría que esas mismas instancias de la élite se ocuparan, implicarán y se pusieran a trabajar. Esto no es nuevo. Como tampoco lo es el tener una izquierda institucional entregada de buen gusto a debatir sobre estas situaciones sin atajar nunca el problema de raíz, y soterrando directamente los que su solución provocarían pérdidas en riqueza y poder a las élites cleptómanas del estado españistaní.

La polémica artificial de esta semana es la decisión del pleno del Ayuntamiento de Jumilla, en la región de Murcia, regido por PP y Vox, de prohibir las celebraciones musulmanas en espacios municipales públicos, como venían permitiéndose hasta ahora.

Bien. Aquí hay muchas aristas y agentes involucrados y antes de diseccionarlas voy al final, a lo que me ha puesto de mala leche. Porque encima, aunque uno intente pasar de todo esto, e incluso huir de los informativos, al final llegas a ellos porque te quieres enterar de el tiempo o de la sucesión de incendios forestales. La decisión de que el gobierno, a través de la fiscalía general y el Defensor del Pueblo, entren en tal cuestión con el ánimo de mantener los derechos (supuestos) de la comunidad musulmana, compone en mi opinión, otra más de las traiciones a las clases trabajadoras de este país. Y mientras la extrema derecha a sentarse a esperar el apoyo de las mismas.

Porque yo no he visto a ninguno de estos entes ponerse en marcha, ni en agosto, ni en ningún momento, por acabar de una vez con la especulación inmobiliaria, con los accidentes laborales o con la defenestración de los derechos públicos. Cómo queremos convencer a unas bases electorales que ven una y otra vez sus problemas tratados como irrelevantes, arrinconados en la pila de situaciones “imposibles de solucionar”, y mientras, estas administraciones “corren” a satisfacer las demandas culturales y de identidad de una comunidad (también parte de la clase trabajadora con especial significación en el campo murciano), pero que poco tienen que ver con la identidad predominante dentro de la clase trabajadora del estado español. En vez de ir a los problemas de la gente común, que son todos los mismos independientemente de la religión particular que profese cada uno, o la población en la que viva, nos quedamos en la superficie de lo simbólico.

Es que seguimos sin aprender, y para mi es desesperante, que no debemos entrar en los campos de discusión ideológica que plantea la derecha. Qué le hacéis el juego. Qué entráis en su campo minado. En su terreno de falacias y medias verdades. Qué os convertís en parte colaboradora de la laminación de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, bajas o populares como queráis llamarla.

Porque sí. Aquí se plantea una discriminación para con la comunidad religiosa islámica, pero esto no se puede dirimir con herramientas que permanecen permanente calladas cuando se trata de los problemas materiales de la gente. Qué no se levanta cuando se incrementan el precio de la luz, el azúcar, el café o el aceite de oliva. Qué no se indigna cuando trabajadoras y trabajadores tienen que vivir en campos de caravanas como una distopía, o como la realidad norteamericana. Qué permanece desaparecida mientras los trabajadores mueren de golpes de calor o extenuados por la presión oligarca y neoliberal.

E insisto. En Jumilla quieren practicar una discriminación. De acuerdo. Pero a lo mejor se soluciona quitando la sobre-protección que tiene la religión católica en un estado aconfesional, según su constitución, cada vez más navegando a un estado laico, o cuando menos en el que los temas de espiritualidad quedan en el ámbito privado de las personas, si atendemos a las encuestas oficiales.

Evidentemente “se compranlos relatos y marcos de discusión que maneja la ultra derecha. Porque esto no va de “nuevas cruzadas” o “re-conquistas”. No van a replicar a Felipe III quien expulsó a los moriscos (últimos descendientes de la ocupación islámica que mantenían su credo) en 1613. España no va a ser “católica” porque su sociedad ya no lo es y no lo será ya más, fundamentalmente porque lo doctrinario de lo católico choca con lo esencial de lo democrático. Y también porque la globalización es un cambio de paradigma de tal amplio calado que ha roto hasta lo irreversible los condicionantes económicos, sociales y culturales de las sociedades. Igual que por mucho que se empeñen no van a desaparecer la influencia musulmana o sefardí de la cultura española. Ni vamos a recuperar las supuestas bondades del Imperio (que no fue como tal, ni tampoco benefició a las clases bajas peninsulares de los siglos XV al XVIII). A la ultra derecha se la trae floja no conocer la propia Historia del territorio del que quieren adueñarse. Su interés radica en adoctrinar, en presentarse como supuestos defensores de la pureza de unas bases identitarias culturales basadas en la religión, la raza o el idioma. Y encuentran la colaboración interesada de los medios, y la necesaria de una izquierda desnortada que ha perdido el rumbo.

Mientras los ultras persiguen mezquitas, incluso puede que hasta las incendien, y lanzan cacerías en pueblos donde la mano de obra inmigrante magrebí es fundamental, lo que deberíamos aprovechar es a poner en solfa todos los privilegios que la religión católica, la malvada Conferencia Episcopal, tiene, y así, profundizar en un estado laico. También, la propia comunidad islámica de Jumilla o Murcia se verán atacados al no poder disponer de un espacio para sus credos, pero a lo mejor les debería importar más la situación de las mujeres en su seno, y las condiciones de la educación y sanidad en sus comunidades, que por cierto, son compartidas con otros grupos étnicos que conforman las clases más bajas dentro del sistema productivo del agro murciano.

De acuerdo. No habrá rituales islámicos en el polideportivo de Jumilla. Tampoco los debería haber católicos, ni evangélicos, ni de ningún tipo de confesión. Discutamos seriamente qué tiene de religión, qué de identidad cultural y qué de negocio turístico mil millonario las procesiones de Semana Santa. No digo que se prohíban directamente, pero si que reflexionemos sobre si el estado aconfesional es otra licencia más de la transición (como el estado de las autonomías frente al centralismo o el federalismo). Pero a lo mejor si se podría aprovechar esto para reclamar y conseguir que paguen el IBI y sus impuestos. Y estos se dedicasen a los servicios sociales de todas y todos. O por lo menos a mantener con dignidad y seguridad el patrimonio de todas y todos, y que hasta ahora mantienen en usufructo perpetuo.

En Jumilla, donde la base trabajadora inmigrante y magrebí es fundamental para mantener su sistema productivo y económico, con la manipulación más torticera posible (de hecho la que habitualmente destila la derecha, absoluta y dolorosamente incapaz, irresponsable e ignorante) han promovido una legislación que prohíbe la celebración de los ritos de esta comunidad en los edificios públicos. Si, a lo mejor hay que poner en movimiento la maquinaria del estado por aquello de la convivencia entre religiones y comunidades, escenarios verdaderamente falaces porque todo aquel que haya convivido y vivido en los barrios trabajadores sabe que cada uno permanece aislado del resto. Pero se atreven desde la izquierda buen rollista a plantearlos como líneas a defender, cuando no se han movido o incluso han promovido todo tipo de ataques y pérdida de las condiciones materiales y de la identidad de las clases trabajadoras. Incapaces de defender el derecho al trabajo digno y seguro, a la vivienda, a la conciliación familiar o a la educación y salud públicas, desde el círculo interior de la M30 se levantan escandalizados porque no se va a poder hacer “el rito del cordero en el pabellón polideportivo”.

Por otro lado, me hace mucha gracia que la ultraderecha lancé estas ideas desnortadas y de la época de la Inquisición, cuando la realidad es mucho más compleja. Cuando también hay españoles y familias que son musulmanas. Cuando presentan un privilegio para esta comunidad magrebí, y no discuten la presencia hasta el hartazgo de los modos de vida americana yankee, en nuestras ciudades. Cuando todos los días y en todos los lugares se reproducen patrones culturales que no tienen nada que ver con lo español, o con lo de esta tierra si te escandaliza la palabra. Cuando no seguimos nuestro propio urbanismo, nuestra propia Historia, Geografía o Arte. Cuando ignoramos u olvidamos la gastronomía, la música, el baile o las formas de relacionarse tradicionales y que han sido siempre nuestra esencia.

No son malas las interrelaciones e intercambios culturales. Ni mucho menos. Son necesarias y hasta saludables, pero es de broma que se pongan en ristra de defensa de la pureza hispánica, los que nos han metido con calzador las bases norteamericanas, sus restaurantes de comida rápida (busquen los apellidos de los “dueños” en España de estos templos de la bazofia y el consumismo), la música alienante moderna o los usos de reproducción o comunicación social.

Desde luego, me parece mal que no dejen a la comunidad islámica de un pueblo murciano hacer sus celebraciones en un espacio público. Como también me parece mal que se persiga a una asociación cultural o medio-ambientalista por hacer sus actividades y por reclamar mejoras y concienciación en la defensa del patrimonio natural. También me parece lamentable que se persiga cualquier otro tipo de disidencia, incluso infiltrando policías durante años en esas organizaciones, y ahí tampoco se ha levantado de su sillón el Defensor del Pueblo.

Pero me cabrea sobremanera que aceptemos como válidos cualquier salida trasnochada de la ultraderecha y seamos incapaces, bueno en realidad lo es la élite de la “izquierda”, de salir de sus marcos. De hecho, a las bases nos quedan tener que licuar esas incongruencias y seguir.

No a la discriminación por religión, raza, etnia y clase social. Si a la resolución de los problemas de la gente. Atrás hasta el olvido a los rancios y caducos fachas que quieren generar odio y problemas donde no los había. Harto ya de la continua e in crescendo crispación del estado español.

lunes, 11 de agosto de 2025

De música y marketing: Monjas sexualizadas

Una de las cosas más chulas e interesantes de los festivales de música, y particularmente satisfactoria en los de Heavy Metal, es la posibilidad de descubrir a grupos y artistas nuevos, o poco conocidos por estos lares, que te los encuentras en un cartel o directamente sobre el escenario y se convierten de repente en parte de tus gustos musicales. Desde entonces los tienes en cuenta y de esta manera te involucras con esa banda nueva o recién descubierta. Te compras en el stand del festival la camiseta del grupo y/o un cd. Les sigues, buscas sus videos en youtube y su agenda de próximos conciertos. Y ahí estarás con tu acervo musical incrementado y probablemente, a menos a mi no me ha pasado todavía con este tipo de descubrimientos, para siempre. Será muy difícil que te defrauden.

Esta vez no he acudido al Leyendas del Rock en Villena por diferentes motivos como trabajo, un calor que se esperaba, y ha resultado desgraciadamente, abrasador e insufrible hasta lo peligroso, y fundamentalmente, por unos precios muy altos. Más de 100€ (con los gastos de gestión) por la entrada de un día son una absoluta pasada, por más que el abono de los 4 días de festival (para el que pueda aguantar ya 4 días seguidos) quede en unos abultados también 167€. No hablemos del despropósito de los precios de la bebida en este festival con el añadido del calor excesivo que se padece. Lo siento, me ha parecido mucho dinero, pese a que había buena materia en el cartel el miércoles como volver a ver a Fear Factory, a Dunedain o a la nueva banda simultánea de mi amado Mikael Stanne, Cementery Skyline (al día siguiente repitió con The Halo Effect).

Pero el caso es que revisando las crónicas me asaltó una imagen que automáticamente me motivo y me hizo ir a la red social de videos, -y cada vez más anuncios-, a ver de qué se trataba.

 


Y sí. Así es. Lo que me llamó la atención fue la imagen y atuendo de las componentes del grupo “Dogma”, ataviadas con atrevidos hábitos de monja, abiertos y sugerentes, calzando botas altas hasta la rodillas y maquilladas. No puedo negarlo. Me atrajo esta estética absolutamente sexualizada de las artistas e interpretes, por lo que debo incluirme, en cierto grado a mi pesar, en el club de MetalPacos y cuñaos que se pusieron cachondos.

Afortunadamente en el Heavy Metal, después de los años nefastos del Glam, hay que saber tocar y ofrecer buena música y mejor desempeño en vivo para perdurar, y en ese sentido hay que decir que Dogma es un grupazo. Que tocan de maravilla y por lo que he podido rastrear, en directo funcionan e impresionan.

Dogma son una banda compuesta por 5 mujeres ataviadas como monjas de clausura, pero cuyos ropajes abiertos muestran sus carnes, muslos y escotes, así como su maquillaje facial, a parte de ocultar su identidad, las presentan como “malditas”, cercanas al diablo o al averno. Su actitud y su disposición es la de discutir y derribar todos los dogmas con los que convivimos día a día en las sociedades donde la religión, y particularmente la católica-cristiana, tiene tanta fuerza. Esto subyace de su origen, América Latina, probablemente Brasil o México, aunque no he encontrado noticia o anuncio que lo certifique. En cualquier caso provienen de una zona donde la presencia cultural y social, y también la influencia política, del catolicismo y de la iglesia es muy poderosa y ha servido tradicionalmente para imponer una moral retrógrada y castigadora con respecto a la sexualidad, y en especial, a la vida y la presencia de la mujer. En este sentido, radica la esencia del grupo que persigue la liberación de todos los dogmas, especialmente religiosos que nos limitan, y concretamente a las mujeres y en América Latina, derribándolos para así liberar y acabar con la represión.

Musicalmente a Dogma los clasificó dentro del Hard rock con reminiscencias melódicas y duras al estilo del que practican bandas como Hellacopters, Architects o Spiritual Beggars. Pero también se incluyen referencias heavies a los temas de la primera época de Iron Maiden, y de los últimos trabajos de Arch Enemy en las melodías y transiciones con voz clara de Alissa White-Guz. Para ello se valen de la pericia de las tres intérpretes de guitarra, bajo y batería. Lamia, Nixe y Abrahel aparecen sobradas de talento y si bien las composiciones y solos a veces pecan de sencillez, no carecen de ritmo, presencia y continuidad. Todo ello coronado con la voz de Lilith (todos estos seudónimos tienen reminiscencias a personajes religiosos que presentaban la feminidad como algo “malo”, “peligroso” o “pernicioso”), que navega sobre las olas generadas por sus compañeras con una sugerente mezcla entre sensualidad y dureza. Su timbre me recuerda al de Simone Simons, pero también al trabajo de Sirenia con la voz de Ailyn, no puedo dejar de lado una presencia muy de música pop, muy fabricada para gustar y ser fácilmente recordada y coreada. Y no digo que esto sea malo, pero es lo que hay.

Los temas de las letras de las canciones, como decía anteriormente, abogan por la liberación sexual, pero también moral y mental, de las personas, y en especial de la mujer, que tiene que volar libre y explorar su cuerpo, su sensualidad y su espíritu. Conjugan en general con una presentación muy estudiada, con una gran teatralidad, lo que no le resta ningún mérito sino más bien al contrario, por lo que he podido conversar con algún conocido que estuvo en Villena y por lo que he visto en unos videos de youtube.

En el Heavy Metal ya tenemos costumbre, y cada vez parece que más, de tener bandas cuyos integrantes se presentan con máscaras y nombres alegóricos que ocultan su identidad. Lo que empezó con Kiss, continuó con Gwar o King Diamond y siguió con las bandas del Black Metal, Turisas, Wes Borland en Limp Bizkit, Slipknot, Lordi, Ghost, El Altar del Holocausto, Heilung, etc., etc., casi una lista interminable. Por eso anudar esta estética tan concreta, pero a la vez tan sexualizada, generada para llamar la atención y convertir a las integrantes en carne de medios sociales virales, junto a una música, que aún enraizando con el rock duro, es “fácil”, digamos consumible, levantan las sospechas sobre el origen del grupo.

Si a esto le añadimos una presencia mediática potente y el acompañamiento desde el primer momento de una de las grandes compañías discográficas, que no ha escatimado esfuerzos en realizar producciones y videos llenos de imágenes sexuales y potentes composiciones visuales (y que estos aparecierán sin filtro en las plataformas), nos lleva inexorablemente a estar ante un producto de marketing.

 


 

 

  

Ojo, que esto tampoco es malo porque si. Es lo que hay. Y aunque le pueda restar originalidad, o si se quiere hasta trascendencia, seria injusto no mencionar la calidad de la propuesta sobretodo si funciona bien a nivel estudio, y fundamentalmente en el directo. Porque Dogma es un muy buen grupo musical del que ya vamos a estar pendientes. Si a esto le sumamos la virialidad de las plataformas y del streaming (quizás motivada su magnanimidad para con Dogma por los intereses de quien ha generado este producto) ante imágenes de sexo, pues el éxito ya está fraguado.




El Heavy Metal es un género en el que la presencia masculina es predominante, pese a la significativa aparición de mujeres al frente de bandas, y también, cada vez más, tocando instrumentos y aportando en todas las facetas. Es bienvenido y necesario. Y con el caso de “Dogma” ganamos una banda más a este movimiento, que en esencia, busca incorporar plenamente a la mujer en las actividades de toda índole (económicas, sociales, culturales) de la vida común. Así que en ese sentido, logro conseguido y meta en la que seguir trabajando por parte del grupo, y todos los que tienen presencia femenina (ya sea completa o parcial).



viernes, 1 de agosto de 2025

Paremos ya el Genocidio en Gaza

 


Hay que decirlo claro:

Israel está ejecutando un genocidio sistemático y planificado sobre la población de Palestina.

Es así. Está probado. Es un hecho. Como también lo es la actitud tolerante con este crimen contra la humanidad de buena parte de la Comunidad internacional, y dolorosamente de los representantes políticos occidentales que deberían ser los primeros en denunciarlo y combatirlo.

Nethanyahu tiene que ser encarcelado y juzgado como criminal de guerra y genocida. De hecho no tengo ninguna duda de que así será. El sionismo violento y genocida debe ser luchado y contrarrestado con solidaridad, verdad y democracia. Y los cómplices como gobiernos occidentales y empresas de armas y tecnologías también tienen que ser juzgados y erradicados.

Y por último, la indiferencia también tiene que ser combatida. No puede ser una opción. Los seres humanos no podemos quedarnos indiferentes y tolerar este genocidio. Con todo lo que sabemos que pasó y que ha habido en el pasado.

No se puede tolerar y tenemos que ser beligerantes con quienes ejecutan, permiten y hasta alientan que Israel asesine a millones de personas en Gaza y en Cisjordania.

Esto no es una guerra. Cuando se cortan los suministros básicos de alimento, agua, electricidad y medicinas a la población civil no estamos hablando de operaciones militares o búsqueda de rehenes y terroristas. Cuando se permite y se provoca que miles de niños mueren de hambre y enfermedades erradicadas ya en el primer mundo lo que tenemos delante no es una guerra sino una política diseñada bajo parámetros racistas y fascistas. Algunas fuentes hablan de 30 niños al día desde el inicio de la invasión por lo que esto no es una guerra. Es terrorismo de estado diseñado y ejecutado para impedir la constitución de una nueva mayoría étnica y social en el estado. Cuando se persiguen, detienen e incluso matan a voluntarios y periodistas no se trata de daños colaterales o de “desgracias”, sino de acciones ejecutadas con voluntad de ocultar la verdad al exterior y a la historia. Cuando se denuncia esta matanza indiscriminada de seres humanos, pobres y desamparados, no se está hablando de anti-semitismo. No jodáis que eso es muy serio para que manipuléis de esa forma. La gente común, las personas buenas, lo que estamos en contra es de los genocidios. De todos los genocidios. Y si una mierda de religión, me da igual judáica, islámica que católica ampara a basuras humanas como Netanhayu y compañía hablamos de otra cosa.

Paremos ya el genocidio en Palestina. No podemos, no debemos, no es tolerable quedarse sentado en el sofá o poner un tuit o este texto, sin más. Hay que actuar y hay que hacerlo para parar de una vez esta deriva fascista.

Muchos estamos colaborando en partidos y ongs que están tratando por un lado de enviar ayuda a Palestina y en exigir el final de la ocupación y el exterminio. No vale sólo con mandar un SMS de ayuda, acudir a una manifestación, firmar una campaña online o ejercitar un boicot a todo producto que venga de Israel (y de Estados Unidos principal financiador de este estado genocida y criminal).

Tenemos que reflexionar sobre la mierda de mundo que “estamos” construyendo. Esto no puede seguir así.

Escribo en un descanso, desde la víscera y veo que en 5 minutos y desde el móvil y han salido más de 500 palabras. Que no se las lleve el viento, y que podamos parar el genocidio en Gaza.

Por un mundo de paz, solidaridad, cooperación y empatía. Abajo el fascismo. Viva la libertad, Viva Palestina.

 

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...