Describir la vergüenza que siento al ver las imágenes de la represión el pasado lunes contra los alumnos del IES Lluis Vives en Valencia, es tarea muy dolorosa. La poca ingenuidad que queda en mi cuerpo ciudadano muere lapidada por el sentimiento de odio hacia las fuerzas de seguridad del estado, que una vez ni protegieron ni cumplen la ley (para no variar volvieron a aparecer sin sus identificaciones personales, tapados con máscara y armados con porras, botas de ácero y escudos) y que en esta ocasión tuvieron a bien cargar contra una manifestación mayoritariamente de adolescentes que reclamaban poder ejercer su derecho a la educación pública en unas condiciones de salubridad y decencia mínimas, como puede suponerse el acudir a un centro con recursos suficientes para pagar la calefacción, y que sus alumnos no se congelen.
Siento una impotencia tremenda, al comprobar una vez más que los que se suponen nos protegen y sirven se dedica a pegar a menores, que únicamente utilizan el recurso a la pataleta, la protesta para conseguir la calefacción en sus aulas. Estos son nuestros policias, ataviados y preparados para el combate, contra los enémigos, como incluso se atreven a llamarnos. Mi experiencia ya ha probado muchas veces que con los malos de verdad, y no me refiero a políticos y ladrones de guante blanco, no tienen tantos cojones.
Pero ahí no acaba la indecencia. Me duele en el alma que haya algunos que se les ocurra vitorear las cargas. Por fortuna son pocos, digamos que con los que he hablado en proporción 50%, Pero choca. ¿En qué mundo viven? ¿Qué valores y de qué clase rigen su voluntad para no ver, criticar y rechazar la violencia del pasado lunes en las calles de Valencia, y sin embargo aplaudirlas como justas y necesarias? O es que soy yo y los que no nos atamos al pensamiento único, los enfermos. Cómo es posible es que apaleados no sólo alumnos, padres, profesores y viandantes que nada tenían que ver con la protesta, sino también periodistas, haya medios de comunicación, de la ultraderecha, que traten de malmeter, desinformar y tergiversar la realidad de lo que aconteció en las calles del centro de Valencia. Por qué permitimos que medios públicos funcionen al servicio del poder dominante. ¿Alguno habéis visto en algún telediario de hoy información sobre el padre de familia parado y sin recursos que se ha quemado a lo bonzo a las puertas de una comisaria en Girona?
No véis que este mundo se va a la mierda. Sólo os preocupa vuestro mini mundo de fútbol, corazón, tv y verbenas, infravivienda y minijobs. No véis la realidad. Esto que ha empezado ya en España, en Valencia, y que ya lleva años en Grecia, o en las calles de los suburbios franceses es la realidad, es el mundo que merece la pena. El de personas, ciudadanos con mayúsculas que sueñan, quieren y luchan por un mundo mejor, en el que usan su libertad, sobretodo para pensar y reaccionar y que por ello son represaliados, ajados y golpeados. Os quejáis de las (supuestas) dictaduras de Cuba o Venezuela, y allí cierto es que no eligen a sus mandatarios. Pero aquí tenemos la ilusión de elegirlos, y en verdad, sufrimos una represión mucho más dura y silenciosa en forma de distracciones. Pero cuando queremos levantar nuestra voz no les importa hacer ruido para mantener su status. Eso es la modélica transición demócrata española, o la europa de los pactos, la moneda única y el neoliberalismo y conservadurismo como religión.
#PrimaveraValenciana lo llaman. Es treding topic mundial. En Valencia hubo un tiempo en el que había dinero para visitas papales, F1, regatas de vela, aeropuertos sin aviones, esculturas, obras faraónicas del tio ese que le pone a todos pinchos, pabellones en cada pueblo, centro de convencciones, AVE en cada pueblo, trajes, bolsos,... robar. Y luego ya para lo que necesitaba el ciudadano. Sus derechos básicos (vivienda, educación, sanidad, servicios sociales, pensiones, ayudas a la dependencia,...) esto era lo último. Ahora sólo queda dinero para robar; y lo siguen haciendo. Y de lo demás pues a recortar. Y allí ha empezado la respuesta violenta por los perros de presa de la clase dominante y al servicio del capital.
Desde que empezó la campaña electoral, no he visto un telediario. Ni escuchado un boletín de la radio. Pero me informo cada vez más y más por canales alternativos, meneame, diagonal, Público,... y cada noticia que leo, cada titular que me asalta me revuelve el estómago, me enfurece y a la vez me entristece. Las aberraciones a la moral y la ética son el pan nuestro de cada día y no contentos con robarnos, mentirnos, estafarnos además quieren que no protesten que nos callemos, geruflexionemos, acatemos y nos distraigamos con otro partido de fútbol.
Y si se te ocurre ejercer de ciudadano real, pensante, y reclamas tus derechos, ejercitas tu libertad, expresas tu deseo de justicia social y un mundo mejor, viene un policia y te pega. Va un policia y pega a unos chavales que sólo han querido calefacción y unas condiciones dignas para poder seguir estudiando en la siempre recortable en dinero y también en progresismo, educación pública. Lo peor es que haya gente, a la que eso no le parezca una aberración.
La constitución dice que la policía debe: "Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la Seguridad Ciudadana"; soy el único que piensa que las cargas del otro día son anticonstitucionales.
Nunca he esperado que en el cerebro de alguien que acaba siendo policia pase algo digno de mención. Pero es posible que ninguno de los que estaban cargando, entendiera que eso que estaban haciendo, aunque fuera por órdenes, era contravenir su fin como garante de derechos y libertades. Que el uso de la fuerza era totalmente desproporcionado. ¿Y si fueran vuestros hijos, o los de vuestros amigos y familiares?
Y vosotros, ciudadanos, pensad y si queréis dejar un comentario, pero, ¿Este es el país que quiero? ¿Estoy contento/a con esa idea? ¿Me parece bien que la policia pegue a quien defiende sus derechos? ¿Me representa un país con una justicia absolutamente politizada? ¿Por qué el verbo dimitir no se conjuga en este país?
Yo también soy del IES Lluis Vives, solidaridad y compañía, voy a estar en todas las concentraciones que pueda. Gracias Valencia. Gracias alumnos y jóvenes que le han echado bastantes más huevos que 5 millones de parados. Es el momento de tomar partido. La lucha esta planteada. La victoria será de la libertad y la justicia.
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:
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