Estamos
viviendo unos días revueltos en el mundo online. El control
de Internet
es el objetivo de industria y gobiernos, lo que está provocando
desde hace tiempo una serie de acciones legales, policiales y
judiciales. Movimientos
que
entran en conflicto con usuarios y la propia filosofía de gratuidad
a la que estamos acostumbrados en Internet, que están generando
movilizaciones y protestas sociales, junto a varios ataques
virtuales, que a buen seguro serán recordados en el futuro como un
momento clave en el devenir de la red de redes.
En un
marco de inestabilidad económica mundial, la industria del contenido
lleva tiempo presionando sobre la necesidad de regular
Internet
con nuevas reglas que permitan crear las herramientas necesarias para
tener controlada la web. En este sentido y bajo el impulso de Estados
Unidos, a través de mecanismos como el tratado internacional ACTA o
el informe anual
Special 301, varios países de todo el mundo han ido creando o
adoptando normativas antipiratería como la ley
Hadopi
en Francia, la
ley Sinde en España, así como los actuales proyectos, SOPA
y PIPA
en Estados Unidos, Ley Doring en México o Ley Lleras en Colombia.
Todos ellos están creando un nuevo espacio de protección
internacional de la
propiedad intelectual
que amenaza con afectar de forma definitiva a la neutralidad
de Internet.
La
neutralidad de la Red
es un principio que describe que el tratamiento del tráfico que
circula a través de Internet debe estar libre de restricciones. Este
principio de neutralidad es uno de los fundamentos sobre los que fue
diseñada la Red
de Redes
por sus creadores y que ha permitido hasta la fecha que se convierta
en una importante plataforma de comunicación y desarrollo social.
Alrededor de este principio y del sentido en que se entiende Internet
por parte de los usuarios, se ha ido generando un conflicto entre dos
posturas bien encontradas, que tras las últimas acciones llevadas a
cabo por partidarios y detractores, han logrado subir el nivel de
intensidad hasta empezarse a escuchar el término "World
War Web".
Entre
los partidarios de respetar la neutralidad en Internet encontramos
quien defiende la Red de Redes como un espacio abierto, donde
libertades como la expresión o la información den sentido a este
universo virtual. Con ello se busca el fomento del desarrollo o la
innovación y se aboga por el autocontrol sobre los contenidos que
deben o no deben ser aceptados, y la necesaria tutela judicial para
poder intervenir una comunicación. Este colectivo recuerda que
regímenes dictatoriales como el de China o Corea del Norte disponen
ya de mecanismos de control del acceso Internet. No obstante, dentro
de este grupo de partidarios, también hay quien aprovechando los
"vacios" que genera un espacio de libertad ha logrado
convertirse en multimillonario a costa del trabajo de los demás,
creando modelos de negocio por los que lucrarse con productos que
otros se esfuerzan en crear.
Por su parte, entre los
detractores de la neutralidad, están quienes defienden que existe la
necesidad de controlar Internet para evitar contenidos censurables,
ataques de ciberterrorismo o violaciones de derechos como el
propiedad Intelectual que conduzcan hacia la degeneración de
Internet como un espacio de impunidad y anarquía. Con todo, se busca
regular el mundo online para no dar pie a cualquier acción u
opinión. No obstante, dentro de este grupo también está quien
aprovechando estos argumentos pretenden convertir a la Red en una
plataforma controlada por gobiernos y grupos de presión, interesados
de hacer una plataforma a su medida que les permita llevar a cabo sus
interés políticos y económicos, desvirtuando lo que hasta el
momento conocemos como Internet.
De forma paralela a estos
movimientos ha surgido varios grupos internacionales de
ciberactivistas
que han llevado a cabo diversas acciones tratando de llamar la
atención de la comunidad mundial sobre la importancia del momento en
que vivimos y la fuerza del colectivo a la hora de presionar para que
sus intereses sean tomados en cuenta.
Secuencia de lo sucedido
Los acontecimientos que han ido sucediendo en los últimos tiempos han puesto en primera plana la importancia del momento en que vivimos para el futuro de Internet.
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Estados unidos inicia en 2010 la operación cierre de dominios Operation In Our Sites con el objetivo de cerrar todas aquellos sites que violen las leyes de copyright norteamericanas. Como resultado de la anterior campaña son bloqueados numerosas webs como rojadirecta.org, exvagos.es, channelsurfing.net o hq-stream.com, muchas de las cuales encuentran mecanismos para seguir con sus actividades.
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Las autoridades norteamericanas impulsadas por grupos de presión como RIAA consideran endurecer y ampliar las medidas dirigidas para el control de Internet que les permita cerrar aquellas webs consideradas "piratas". El clima de crisis económica mundial que agrava las pérdidas de la industria alrededor de los autores y la aparición de varios conflictos sociales que usan Internet como herramienta de difusión y coordinación de su acción, invita a Estados Unidos a ver como "buenas" las medidas para el aumento de control de Internet.
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A finales de octubre de 2011 es presentado en el Congreso de los Estados Unidos a través del senador Lamar Smith un nuevo marco legal llamado Stop Online Privacy Act (SOPA) que incrementa las herramientas para combatir la piratería y que unido al proyecto The Protect IP Act (PIPA) presentado en mayo del mismo año pretenden modificar lo que hoy conocemos como Internet en aras de una protección de la industria norteamericana. Los proyectos SOPA y PIPA permiten:
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forzar a las compañía proveedoras de Internet a monitorizar comentarios, imágenes y vídeos.
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bloqueo de cualquier website que enlace con un contenido considerado pirata sin que sea necesario que lo ofrezca directamente, incluso aunque este se encuentre fuera de las EEUU y su actividad no sea considerada ilegal en su país.
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aumento de los mecanismos en poder de un titular de derechos de propiedad intelectual, y por tanto de la industria de contenidos, de forma que pueda instar el cierre un sitio web infractor con una menor carga en la presentación de evidencias de violación y sin el debido proceso garantista que respete los derechos potencialmente perjudicados.
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medidas de ahogo económico dirigidas a hacer insoportable la actividad de las compañía que permitan el acceso a contenidos con copyright sin la oportuna licencia.
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Tras algunas voces en protesta, un importante grupo formado algunas de las principales compañías de Internet (Google, Yahoo!, Amazon.com, eBay, o Wikipedia) apoyados por algunas de las voces con mayor peso intelectual en la Red, entre los que destacan Vint Cerf (considerado como uno de los padres de Internet) o Jim Gettys (redactor de la especificación HTTP/1.1), se posicionan en contra de SOPA y PIPA.
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Tras varios días en los que van creando las condiciones apropiadas, en buena parte por la labor de difusión llevada a cabo por redes sociales como Twitter o Facebook, Jimmy Wales, el fundador de Wikipedia logra movilizar el pasado día 18 de enero a una parte de la comunidad de Internet contra la ley SOPA y PIPA, en la que es considerada la mayor protesta online conocida hasta la fecha.
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El día 19 de enero (al día siguiente) el Departamento de Justicia norteamericano da a conocer una operación internacional que logra el cierre de Megaupload, la mayor página de intercambio de archivos, así como la detención de sus máximos responsables.
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Como represalia por esta acción el grupo Anonymous lleva a cabo la operación Megaupload, todavía abierta, con ataques de denegación de servicio (DdoS) contra las webs del Departamento de Justicia de EEUU, la página del FBI, la de la asociación cinematográfica norteamericana y la de la industria discográficas de EEUU, así como la de otros agentes en varios países considerados promotores de la llamada lucha antipiratería, en uno de los mayores ataques informáticos que se recuerdan.
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La presión llevada a cabo por los opositores a la normativa antipiratería logra romper el consenso de las autoridades legislativas norteamericanas que anuncian la cancelación de la votación de los dos proyectos de ley (SOPA y PIPA).
Pese a la paralización de las votaciones los impulsores de la reforma han señalado que existe una firme voluntad por parte de las autoridades legislativas norteamericanas de llevar a cabo un cambio en el marco legal que establezca mecanismos de control capaces de frenar la piratería. Esta situación unido a que el grupo de detractores parece tomar conciencia de la fuerza que tienen cuando están unidos promete dar que hablar en la que algunos ya han bautizado como World War Web.
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