lunes, 6 de julio de 2009

Empalme

A aquellos que busquen ilustración para unos minutos dedicados al onanismo o su versión más pobre, tocarse los huevos, no son bien recibidos, pero con la carestía de lectura que existe pues no se pueden cerras las puertas a nadie. Eso si, cerras las cremalleras... A aquellas que vengan a refrescar la memoria para dedicarse a dar la misma dignidad a la materia que el hombre, sistemáticamente o por sistema le retira, bienvenidas siempre serán, aunque se espera para siempre una invitación para pasar de la teoría a la práctica... Para el resto de mortales, es decir todos y todas, menos una, lo a continuación relatado habla del arte de encadenar noches y días, alcoholes y desayunos y como compaginarlo con la amistad y el amor.

Y es que se sigue esta rutina ya construida, ya habitual de trabajar durante la semana (últimamente compone la novedad que lo hago como un bestia), sobrevivir durante los días de diario como buenamente se pueda, soportando estoicamente el calor, y llegar al finde a darlo todo. Y así volvimos a encontrar, una vez más, a ese Dani como cómplice del ocio nocturno, y antes por la tarde, a las niñas, como excusa para un viaje a la piscina de El Helmántico, de indudable calidad y merecidamente recomendada. Fue una tarde distinta, con karmencita, su hermana, y la zofy.

Después de unos relajantes y estimulantes baños, el culmen fue echarme unas canastas con el brother, destilando esa calidad innata para los deportes que los Domínguez Nacimiento tenemos. Y ya una ducha, una hamburguesa y listos para la “fiesta”. No era lo previsible juntar la noche con el día y tirarnos 22 horas por ahí, apestando a fiesta, pero siempre es bueno, cojonudo y maravilloso. Tirar el colchón en salón ajeno y plantar campaña a 5 centímetros del suelo. Despertar y ese típico desayuno-comer de los domingos con la compañía de estas niñas, almas en origen ajenas, en fin iguales. Una manera de sentirse realizado, orgulloso por lo que vamos haciendo, creciendo. Todas esas amistades “nocturnas” van aumentando, en cantidad, pero sobretodo en calidad, y ahora el reto es intentar que se dejen ver a plena luz del día. Risas, caricias, confianza,... amistad sin más.

Dirán los avaros que no es mucho, pero para mi es suficiente. Cuando la soledad y la desidia han marcado tanto el camino que sigo, o mejor dicho, he tenido que ir siguiendo, encontrar personas con las que disfrutar y poder decir que soy feliz, que estoy viviendo una segunda adolescencia, o alargando la primera, y que cada día que pasa me siento más reconfortado y animado.

Van pasando los meses, las semanas, y la sensación de construirme plenamente es arrebatadora. El estancamiento se ha dejado de lado. Evidentemente amenaza con volver con nublar la existencia. Esas nubes también viajan con las típicas incompatibilidades de la convivencia, y más cuando esa impresión de estar en la prórroga se acentúa. Con mis padres siempre ha habido problemas. Ya paso de reprochar nada, aunque mi vehemencia, o mejor dicho mi mala hostia, suelte estribos y vuele sin remedio. Lo malo es que ya casi no me importa, y lo peor que la esa convivencia se estropea en ocasiones hasta un límite en el que se puede convertir en irrecuperable. Pero en fin, también alternamos los buenos momentos, y también los intrascendentes sin cosas malas; y cuando eso sucede se puede decir que mejora mi calidad de vida.

Ahora por lo que se lucha es porque todos los aspectos de mi vida vayan a la par. Es difícil, porque no depende exclusivamente de uno mismo, pero luchando y trabajándoselo se puede conseguir. Y ya tan cerca de las vacaciones, de ver a mi niña... Es una ilusión tremenda e irrefrenable. Son tantas las ganas de cumplir todos los objetivos y los sueños, que aspiran a convertir este verano en algo insuperable, a la par que el resto del año ya vivido y como otro pilar importante y bello para una vida.

miércoles, 1 de julio de 2009

No hay estrellas

No ver lo desconocido, no saber llamar, no ser capaz de dar nombre a lo que se siente; cegado por esa contaminación lumínica de cuerpos vacíos de mente, generosos en lo supérfluo y ausentes en los momentos importantes. Salir de la gran ciudad es entregarse al paisaje abierto y poder respirar el aire alado que mece las hojas de los árboles componiendo el baile de la vida. Alejarse de los espíritus zafios para encontrar almas gemelas, o simplemente viajeros, cargados con mochilas llenas de voluntad y deseo, que resguarden nuestro flanco más deprimido con el cariño de una sola noche.

Sin ruido, sin artificios, sólo en la montaña; elevar la mirada al horizonte y vislumbrar la rapida quietud de las estrellas capaces de acongojar al mayor coloso e influir valentía al más misero cobarde. Con un amor lejano y a la par ideal, ver el firmamento es ver el espejo de nuestras vidas, aparentemente solas en la vorágine, pero en realidad unidas, indisolubles y únicas, y también acompañadas por tantas almas en pena como rostros se pueden recordar.

El viento continúa su trayecto y a su paso moja mi rostro. La sangre fluye caliente por mis venas hasta mi corazón solo alimentado por el deseo de ser feliz una única noche. La inmensidad del espacio no es distancia para placar los sentimientos y jamás mi mente se detendrá de pensar en vos. Lucho sin espada frente al inframundo y los encajes de Hades, por salvar a mi Hera, princesa y reina, fiel y abnegada en el dolor de estar tan lejos...

Las tierras que dibujan el valle aterciopeladas en verde contienen la leyenda de brujerías y espíritus errantes. Caminar por el día a día sin acceso a la felicidad es peor que morir. El frescor de la noche añeja cada sueño. Y ya conocida todavía nunca viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos ser envuelto, atado y absorbido no es más que un alejado sueño. Todo lo que procedía de ella, me alimenta y me nutre de fuerza, valor y potencia. No poder vivirlo, extrañamente no me destruye porque no me importa si en el día o en la noche, muerto o vivo, siempre sentire su calor.

Cuando terminó de escribir, quedol muerto inmóvil, contemplando cada obra. Al mirar a mi alrededor veo que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas, sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos, maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar, mientras estaban vivos.

Pero cerrado el cuento a sacrílegos y vanidosos, mis sentidos despiertan a la belleza. No a lo sonoro o estimulante de mi prosa, o de cualquier letra. NO. El vello de la piel se eriza, las pupilas se abren, mi boca saliva, evoco una vez más las visiones de la inspiración para seguir construyendo este perfil y frente que me satisface y enorgullece. Sin deberle nada a nadie, camino. Ya no pido tampoco nada, porque nadie sabe como satisfacer las necesidades que provocan las mismas heridas de siempre. Incluso no existe melancolía porque siempre encuentro madriguera donde masturbar el tiempo y eyacularlo contra el aburrimiento. Mis pasiones y convicciones me hacen más fuerte. Esta es la primera de ellas, y acompañarla de música y acompañarme con la imagen de todas aquellas que si que me valoran dibuja mi maquiavélica sonrisa paralela al ala del sombrero entornado. Mi orgullo me hace invencible, pero se desvanece como el terrón de azucar que hay en mi mesa, cuando mi tercera lágrima cae pensando que estas tan lejos.

Y ahora amargo tomaré el café, pero su fuerza no frenará el impetú del hielo al que baña, y ambos se fusionarán en un líquido negruzco de intenso sabor y potente estímulo. Mi sangre funciona igual, con la salvedad del color, y la no menos importante del sabor, siempre aderezado por los estados de ánimo. La cólera, la felicidad, la tranquilidad, la excitación. 4 sabores para un único paladar.

Me detuve delante de aquel espejo en el cual nos habíamos contemplado tantas veces... tantas veces, tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado nuestra imagen, potente y firme, inresquebrajable, sin temor a perder brio ante el musgo o los insectos. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la había contenido por entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!

Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido, aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós! Pero recordad que nuestra última belleza permanecerá, bien esculpida en granito dos cuerpos abrazados o bien clavado en la luz eterna de estrellas lejanas, que se abren a la vista noches claras y nítidas, de las que ya se han apropiado de su belleza, porque ya siempre que algo bello llega a mis sentidos, tú sales de mi corazón, y llegas a mi mente.



I am a man who walks alone
And when I'm walking a dark road
At night or strolling through the park

When the light begins to change
I sometimes feel a little strange
A little anxious when it's dark

Fear of the dark, fear of the dark
I have constant fear that something's always near
Fear of the dark, fear of the dark
I have a phobia that someone's always there

Have you run your fingers down the wall
And have you felt your neck skin crawl
When you're searching for the light?
Sometimes when you're scared to take a look
At the corner of the room
You've sensed that something's watching you

Have you ever been alone at night
Thought you heard footsteps behind
And turned around and no one's there?
And as you quicken up your pace
You find it hard to look again
Because you're sure there's someone there

Watching horror films the night before
Debating witches and folklores
The unknown troubles on your mind
Maybe your mind is playing tricks
You sense, and suddenly eyes fix
On dancing shadows from behind

Fear of the dark, fear of the dark
I have constant fear that something's always near
Fear of the dark, fear of the dark
I have a phobia that someone's always there

When I'm walking a dark road
I am a man who walks alone.

martes, 30 de junio de 2009

Escribir que las cosas deben cambiar te hace ser un apestado


Genial y reveladora entrevista a Roberto Saviano por parte de El País, 30 de junio de 2009.

Ya está en las librerías italianas el nuevo libro de Roberto Saviano (Nápoles, 1979). Se titula ‘La belleza y el infierno’, y es la suma de su obra periodística: reúne perfiles, reportajes y artículos publicados antes y después de Gomorra (2006), la novela que partió su vida en dos: éxito y fama, miedo y soledad.

En el prólogo, Saviano cuenta cómo es esa existencia nómada y sin hogar (dolor, huída y aprendizaje, habitaciones de hotel, viajes veloces, tristeza y escritura) desde que le amenazó la Camorra, y explica el origen del título, tomado de un pasaje de ‘El hombre rebelde’, un ensayo de Albert Camus: “El infierno tiene solo un tiempo, la vida un día recomienza”.

Saviano ha sobrevivido gracias a la escritura que le obligó a renunciar a la normalidad. Quizá por eso, ha llenado el libro de agradecimientos. Los amigos que ha ido encontrando en esa nueva etapa son el motor de las 250 páginas. Y luego están, sin estar, los ex amigos, aquellos que se fueron sin despedirse y que al irse aumentaron su rabia y su incomprensión, pero también, sin saberlo, le animaron a seguir escribiendo. Unos textos exactos, airados y apasionados a la vez, textos justicieros, o militantes si se prefiere.

Como perseguido, Saviano se siente cómodo entre los perseguidos. Pero escribe pensando en los lectores. En muchos lectores. Dice que es la única forma de callar a los cínicos, los difamadores, los cobardes. “No quiero escribir como los cínicos. El cinismo es la armadura de los desesperados que no saben que lo están”, explica.

Los amigos nuevos, vivos o muertos, tienen algo en común. Son ejemplares. Beppino Englaro, el héroe recto que desafió la hipocresía de los ateos devotos; Miram Makeba, la reina de África que murió en escena en Castelvolturno, territorio Gomorra; los boxeadores olímpicos del Gimnasio de Marcianise, que escapan de la Camorra a base de sudor; Anna Politovskaia, la periodista rusa asesinada para taparle la boca; el músico Michel Petrucciani y el futbolista Lionel Messi, dos enfermos sublimes, entre la belleza y el infierno; el infiltrado en la mafia Joe Pistano, cuya historia inspiró la película ‘Donnie Brasco’…

En octubre, Saviano llevará algunos de esos textos y personajes al Piccolo Teatro de Milán: “Soy un intruso del teatro, pero siento la necesidad de comunicarme directamente con los lectores”, dice en esta entrevista, en la que reflexiona sobre la vida y el periodismo y ataca el cinismo que, a su juicio, está devorando a su país.

Pregunta. La pieza sobre Joe Pistano, Donnie Brasco en el cine, es como un encuentro con un maestro...

Respuesta. Bueno, él es un policía que estuvo infiltrado seis años en el clan Bonnano, y gracias a él hubo más de 100 detenidos… Su vida tiene bastante que ver con la mía. Quedamos en Roma, en un restaurante, y me dijo que debía ir sin escolta. Llego y me dice: “La verdad es que para ser italiano vas muy mal vestido”. Es todo un personaje. Veía a su mujer y sus hijos solo en agosto y en Navidad. Me dijo: “Del infierno se puede volver”. Me preguntó si hacía deporte, si estaba tatuado. “Ah, entonces eres un hombre”. A cada frase se santiguaba. Es religiosísimo.

P. ¿Qué le enseñó?

R. Estuvo muchas veces a punto de morir, pero no lo mataban porque nunca huía. Pasó mucho miedo, pero pesaban más las ganas de acabar el trabajo. Pensaba que si se salvaba podría terminarlo. Ellos se reunían para decidir qué hacer con él, y él se quedaba fuera esperando. Me contó que los bosses estadounidenses se habían dulcificado mucho, y que cuando la cosa se puso fea tuvieron que llamar a los sicilianos. En la Comisión Antimafia dijo que la forma de acabar con ellos es dejar que se americanicen, porque la buena vida les hace cada vez menos fiables como organización, les quita disciplina y jerarquía. Los mafiosos italianos se drogan solo ahora, antes no la tocaban. Las mujeres, me decía, llegaban con un golpe de uña. “Se vuelven locas por los criminales”. Su idea para resistir es que él estaba en lo cierto y los mafiosos estaban equivocados.

P. El bien y el mal…

R. Camus lo dice de otra forma: para contar la realidad es necesario haber atravesado el abismo del infierno y tener el talento de la belleza.

P. Messi y Petrucciani, por ejemplo.

R. Dos enanos que se convierten en gigantes. Petrucciani tenía una enfermedad muy rara, se llama huesos de cristal. Su abuelo era napolitano, y en el infierno de su condición encontró la belleza, la fuerza para ser mejor. Fue capaz de crear algo único. No como un freak que tiene éxito; era independiente de su estado físico. No era un fenómeno de feria. Escuchas un disco suyo y notas un talento infinito. El infierno mejoró su talento, le empujó a ser mejor. Tenía siempre alrededor un montón de mujeres, decía que le dejaban porque las engañaba. Estaba lleno de vida y era un ser monstruoso. Tuvo un hijo y le contagió la enfermedad. Explicó que él había tenido una vida maravillosa y no tenía porqué impedirle vivir una vida semejante. Hay un vídeo en Youtube en el que su hijo toca el piano sentado en sus rodillas. Es como si hicieran el amor solo que en público.

P. ¿Y él cómo tocaba el piano si sus huesos se rompían?

R. Desde el parto vivió con el cuerpo enyesado, todo salvo las manos. Por eso entendió que tenía que hacer algo con las manos. Su abuelo le enseñó a tocar la batería. Luego se fue a América, a una comunidad hippie, y era el enano que todos usaban para los juegos eróticos. Empezó a tocar el piano y un día se encontró con el saxofonista de Keith Jarret, que había dejado la música y era cartero. Tocaron juntos, hicieron un disco mítico que cambió la percepción del jazz. Luego se murió de una pulmonía. Al romperse tantas veces la caja torácica, tenía los pulmones llenos de cicatrices. Es una historia increíble. Le miras y piensas que no tiene nada que ver con la belleza. Lo escuchas y entiendes cómo transforma lo que es en belleza.

P. En el prólogo hace una especie de alegato de la defensa.

R. Me defiendo ante los lectores de las calumnias que me lanzan. Me dicen que soy un producto de marketing, que copio, que soy un escritor de un solo libro y un solo tema. Siempre he dicho que los lectores hacen posible y peligroso el oficio de escribir. Gomorra ha vendido más de tres millones de copias en el mundo y sus lectores saben ahora que Italia es el segundo país del mundo donde hay más personas protegidas, después de Colombia.

P. Pero esa vida ha tenido cosas positivas.

R. He conocido a Salman Rushdie y, cada vez que tengo un problema, le mando un mensaje y me ayuda. Me dice que no me haga un mártir de mí mismo, que vea chicas, que me busque un exilio de oro, que no me martirice para ser coherente con el personaje. Una vez no me querían dejar volar con Air France, decían que los pasajeros tenían miedo. Me dijo: “llama a Le Monde y diles que no te dejan”. Lo hice, Le Monde llamó a Air France y se arregló. Siempre recordaré que cuando estuvimos juntos en Estocolmo dijo que lleva todavía dentro las heridas que le produjeron los colegas.

P. ¿Así que lo peor es la envidia de los otros escritores?

R. Lo digo en el libro: siento orgullo de ser atacado por ese tipo de escritores y políticos que me acusan de representar una puesta en escena y de pillar dinero. Ahora sé que solo el negocio bueno gana al negocio malo. Gasto 10.000 euros al mes en abogados para defenderme. Te dicen que has plagiado, te intimidan con querellas criminales… La noticia sale en los periódicos y cuando ganas han pasado cuatro años. El odio nace de que sienten que eres diferente. Hay muchos políticos y escritores que creen que todo es lícito, viven en la impunidad total. El mecanismo que me empuja a escribir es justo el contrario de ese cinismo. Creo que hace falta cambiar las cosas. Me niego a sucumbir al conformismo. Ellos saben que la mayor parte del país está de su parte. Que nadie sale a la calle a protestar por nada, que la gente adora ser representada por políticos que encarnan sus contradicciones. La gente siente que Berlusconi tiene los mismos vicios y contradicciones que ellos, por eso están cómodos con él. Si tratas de cambiar eso, les quitas el sueño. Pero no hablar de las cosas solo sirve para esconderlas y escurrir el bulto. La indiferencia de los italianos, esa forma de acostumbrarse a cualquier cosa, ha contagiado a la sociedad civil, a los periodistas, a los líderes de opinión. Pensar o escribir que las cosas deben cambiar te convierte en un apestado. Dicen que lo haces porque no has llegado donde esperabas, porque no tienes enchufe… Te llaman inadaptado, dicen que eres poco fiable, que estás fuera del sistema. Ese cinismo está devorando el país.

P. ¿Por qué no escriben para los lectores?

R. Todo el mundo habla para las elites. Como si ya no se pudiera conquistar a los lectores y la única forma posible de estar en el mundo fuera hablar para los colegas. Yo escribo siempre para el público más amplio posible. Esa es la fuerza que tienen las palabras sobre los criminales. Pero también Miriam Makeba, que vino a morir sobre un escenario en un pueblo inmundo dominado por la Camorra, cantó esa noche para 30 personas. Le daba igual que el teatro estuviera lleno o vacío, vino para las prostitutas nigerianas porque eran su gente. En el artículo escribí que murió en África, Castelvolturno es África. Solo esa vieja generación sigue pensando que hablar al público es necesario. Hoy, además, hay que hablar para el mercado global. Si queremos que ‘El País’, ‘La Repubblica’ o el ‘Times’ se interesen por estas cosas, la única forma es que interesen a los lectores.

P. Politkovskaia murió asesinada por llegar al público.

R. Lo que más me sorprendió es que su hijo me contó que tenía a su madre enferma y que se dedicaba muchísimo a cuidar de su familia. El día que la mataron había ido al supermercado a comprar cosas para ella. Era una mujer dedicada y completa. Nunca renunció a su familia, tampoco a su trabajo en Grozni. Sorprende la indiferencia con que la prensa trató su caso. Antes de matarla la envenenaron en el avión, la ingresaron en el hospital y los análisis que probaban el envenenamiento desaparecieron. Lo denunció pero nadie le hizo caso. Dijeron que había visto muchas películas de 007. Hasta que murió nadie la creyó. Su marido, en una entrevista, dijo que era mejor así, que ella temía más a las calumnias y a las fotos de supuestas orgías que a la muerte. Con la muerte nadie tiene dudas. Las dictaduras matan, las democracias destruyen la imagen.

P. La lista de agradecimientos del libro es enorme.

R. Son todas las personas que me han ayudado. Al principio no sabía cómo acabaría esto. El odio político, el riesgo de quemarte… Solo tenía a los Carabineros conmigo, y poquísimos amigos. Esos son los que me han dado gasolina para aguantar y evitar errores. Al principio era fragilísimo, con el tiempo he aprendido a defenderme y construirme. Poner los nombres es una forma de homenaje, y a la vez el relato de un país distinto. No solo existe el que mira hacia otro lado. Hay gente magnífica en este país.

P. El nombre más importante no está. Es el de la dedicatoria. “A M…, luz en esta larga noche”.

R. Es jodido entrar en relación con uno como yo. Enorme presión mediática, judicial… He sido un tipo intratable, nervioso, siempre fuera de onda, sin casa fija… En este diario infernal del día a día, ella ha intentado estar cerca de mí: merecía ese homenaje. Con algunos amigos también estoy en deuda. No es fácil: deben compartir tu batalla, soportar la presión y seguirme por el mundo. Soy un profesional ambicioso de pecado mortal. Quiero cambiar el mundo con las palabras, es una especie de misión. Por suerte no tengo desviaciones místicas, pero el sentido de mi vida es ese. El libro es para los que no crecieron conmigo y desaparecieron de repente. No sé todavía cuál era mi culpa. No hice nada feo, nada malo ni sucio. Pero se fueron.


Una vida nómada

- La osadía. En 2006, Roberto Saviano, entonces un joven y desconocido periodista, publica Gomorra, en el que se detalla el funcionamiento de la mafia napolitana y sus conexiones internacionales.

- Un autor encañonado. El éxito imparable del libro moviliza al clan de los Casalesi, el más poderoso de la Camorra, que jura venganza por haber denunciado el entramado de sus negocios.

- El cine. Gomorra llega al cine de la mano de Matteo Garrone. La película es Premio del Jurado del Festival de Cannes en 2008.

- Con Rushdie. Saviano participa en 2008 junto al escritor perseguido por una fetua en un encuentro histórico en Estocolmo.

- Al teatro. En octubre de 2009 Saviano llevará textos de su nuevo libro al Piccolo Teatro de Milán.


lunes, 29 de junio de 2009

Finde alternativo


Y es que pese a que ver a todas esas niñas wapas, que encima nos sonrien y nos tratan como iguales, -no por lo de guapos, evidentemente- de vez en cuando, no viene nada mal, pues pegarse una escapadita, un finde de descanso y relax, o un viaje para ver gente y tugurios nuevos. Y como existen múltiples opciones, y las más baratas las hemos probado pues decidimos irnos de camping, al Jerte, a pegarnos un bañito en un rio truchero, de aguas frias y claras, y en un valle que hechiza, embelesa y acobarda a cualquiera que lo visite y se convierte en inolvidable paraje de sueños y memorias a quien lo haya visitado.

La opción del camping y pasar noche a ras de suelo, con cielo estrellado, pero oculto tras la canadiense no la habíamos practicado, y pensábamos que era de las más económicas que nos podían salir. No es que nos hayamos gastado un dineral, pero con un poco de cara por nuestra parte, y una de menos por parte de los dueños del camping pues algo más se hubiera ahorrado. Pero aún así, la experiencia fue genial, y entre los preparativos, montar el show, y el show montado de la tienda. Clavar esos hierros más torcidos que la costura de una media de rejilla a las 6 de la mañana. Con los últimos rayos de luz finiquitamos la instalación de lo más parecido a casa propia que hemos tenido, creo yo, en nuestra vida, después de un cómodo viaje, por otros parajes de esta noble provincia "kansiana", disfrutando de la música y poniéndonos al día con ese Tiedra, a días de nuevo destino o de confirmación.

Y una vez allí, una vez cenados, dormidos y bebidos, disfrutamos de un gran finde de descanso, marchando de la terraza del bar, a la piscina artificial, y de alli a la natural. Con esos aspectos a mejorar, como currárnoslo más durante la semana y tener comida sin tener que andar "mendigando", con un par de aspectos a mejorar (maza, clavos rectos, manta y funda para la tienda, etc.). Pero como de todos los errores, se aprende (aunque sea, para cometerlos mejor) la experiencia es un buen cimiento para repetirla siempre que se pueda y se tenga el ánimo. Personalmente no soy un "campero". No me apasiona y tampoco me invita a hacer muchas paradas, o mucho turismo. Soy más en estos destinos de descanso y relax, y como así se ha cumplido no tengo de qué quejarme. Grave asunto para alguien como yo con este punto crítico, ácido y mordaz, que me regala conquistas, me premia con sonrisas y halaga mi indomable intelecto, acostumbrado a la barbarie informativa y las respuestas de una sociedad decrépita y anciana. Bueno que me desvío del "tema".

Esta experiencia se tiene, digo se va a repetir, y por supuesto, claro que sí, que todos y todas estáis invitados para seguir añadiendo días, noches, miradas y sonrisas a este libro sin acabar que son nuestras vidas.

miércoles, 24 de junio de 2009

Bochorno


Ya está, ya pasó. Así, como un niño enfermo, acariciado por su madre al emerger de la fiebre, deben sentirse hoy nuestros líderes. Ya está, ya pasó, ya terminaron estas elecciones tan engorrosas, que a ellos les han interesado menos que a nadie. Hoy ya pueden salir a la calle, jugar con sus compañeros a apedrear a los de enfrente, sin tener que acordarse de decir de vez en cuando la palabra Estrasburgo, con lo difícil que es pronunciarla bien, encima. Por eso, han preferido atrincherarse en términos más castizos, que si la crisis, que si el empleo, que si el paro, que si el sastre, que si los espías, que si el impuesto de matriculación, que si tu plan no funciona, que si pues anda que el tuyo, que si estoy contigo, Paco.

Ha sido una campaña bochornosa, como un ensayo de elecciones generales representado por actores aficionados, que balbuceaban con un chicle en la boca sin haberse aprendido el papel. Ha sido ineficaz, irresponsable, casposa y tristísima. Habrá costado un dineral, pero eso es lo de menos. Cada vez resulta más difícil creer en Europa, esa Arcadia feliz a la que los españoles que llegamos a conocer el franquismo, aunque fuera de refilón, mirábamos como a la patria del progreso y la razón, de la civilización y las libertades. A la que miramos después como un contrapoder universal, capaz de sostener el concepto de la sociedad del bienestar frente al neoliberalismo caníbal de Estados Unidos. A la que ahora es mejor no mirar, para no ahogarse en el intento de divisar el fondo de su infinito ombligo.

Ya ni siquiera consuela hablar de la Europa de los mercaderes, porque lo que pasa va mucho más allá de la economía. Europa cansa, porque está cansada. Europa aburre, porque está aburrida. Europa, aquella doncella seducida por un dios, se ha convertido en una vieja repintada, adicta al botox y a los rayos UVA. Y da pena verla.

Europa viaja en un tren roto. Los síntomas de avería eran claros en época de bonanza. Ahora con la crisis provocando estrépitos no queda ninguna duda de que el sistema neo-liberal capitalista agoniza y con él toda la sociedad (sobretodo las clases más bajas). La campaña y elecciones europeas han tenido un tinte claramente nacional en todos los países. Por fortuna España no ha sido el ejemplo más fragrante de bajeza y ruina moral, puesto que Italia con "el papi", las ragazzas y los escándalos sexuales sigue empeñándose en trasladar Lepe a la Toscana. Pero tampoco hemos quedado mucho más allá y asuntos verdaderamente interesantes como la política agraria, la gestión de Internet o la representación y representatividad de las cámaras europeas ni se han mencionado en el tablero bipartidista español. Las interesantes propuestas de Izquierda Unida, Izquierda Anti-capitalista o Iniciativa Internacionalista apenas tuvieron eco salvo en los que no venden su voto a la foto más impactante o el comentario más casposo. Sus resultados no indican nada, como los de todas las elecciones con una participación record en lo negativo y la continúa sensación de negativa representavidad que ejercen los dos partidos mayoritarios.

Ya no es que la izquierda más radical o extrema, verdi-roja en códigos centro-europeos encuentre acomodo en una bancada que izan la bandera del PSOE. Las continúas medidas neo-liberales, e incluso derechistas, se siguen sucediendo y poco o nada se oye hablar de una intervención clara del estado en 4 campos que sufren o provocaron la actual crisis. Ni construción, ni sistema financiero (parece que ya suficientemente reglado, por fortuna), ni sector primario (extra-inflaccionado y deudor para los productores), ni sectores claves (energía, transporte, etc) van a tener que plegar velas a los dictamenes centrales. Ni autonómicos, ni tampoco locales. El librecambio exarcerbado parece que se va a librar porque resulta que las clases poderosas lo quieren, y el pueblo llano, feliz en su inopia y onanismo, aplaude las hazañas con el PC fútbol de Florentino, o arrima el voto a la derecha o ni siquiera se acerca un triste domingo a sacar el DNI de la cartera, para algo que no requiera que le suceda la VISA o la 4b.

Tampoco esto es una sorpresa. Una campaña de ideas, de calidad hubiera atraído como mucho a un par de millones de votantes en España (uno para cada polo bipartidista). Sin embargo, aguantamos estoicamente las patrañas de la derecha, los agravios de la pseudo izquierda que nos gobierna, y hasta las proclamas de los más retrógrados y pasados, con ganas de volver al poder.

Mientras tanto la calidad de vida se resiente. El lado humano de la recesión, parte de ese nuevo género mediático que ha dado en llamarse "porno de la recesión", es la historia de un descenso gradual del exceso a la frugalidad, de la holgura a la austeridad. Los super-ricos prescinden de sus aviones privados; la clase media alta recorta sus clases particulares de Pilates; las clases simplemente medias renuncian a las vacaciones y a sus veladas en la terraza del bar de Esther. En algunas descripciones, la recesión llega incluso a dibujarse como "la gran niveladora", difuminando los vertiginosos niveles de desigualdad que caracterizaron las últimas dos décadas y apiñando a todo el mundo en una única clase grande, la de los Nuevos Pobres, en la que todos conducimos diminutos utilitarios de alta eficiencia energética y cultivamos tomates en el porche de casa.

Por lo tanto, mientras el verano frie las ya perjudicadas neuronas del electorado español, y mientras no falten mesías que clamen el por qué hay tanto obrero que vota a la derecha (y añado yo, a esa pseudo-derecha de puño y rosa) se pliegan armas para la siguiente batalla (elecciones locales) no sin rebajar el nivel de tensión y crispación, y mucho menos el de idiotez suprema. Tampoco en Europa están para echar flores y me sigue sorprendiendo que los que nos han llevado a la actual situación (neo-cons que van desde la extrema derecha hasta laboristas británicos o social-democratas) han conseguido aferrarse a la plaza. Y peor aún, porque aquí no nos queda el consuelo de que los corruptos, ávaros y presuntos no sólo han renunciado o han sido renunciados a presentarse, es que además son alabados. Cuánto más robas, más te queremos, es la moraleja.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...