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martes, 1 de diciembre de 2009

Vivéndo un Sueño

Y si me repito rebuscando entre las rocas un misterio,
si la roca sigue murmurando su rasguido,
si repito el error de errar por los ríos de mi sangre,
si baten sus desganas las cosas,
si siempre sangra la piel,
si los abrigos siempre sangran,
si todo y nada copulan cuando roban a lo eterno
un instante,
si me saquea el tiempo en que me reitero,
será -tan solo- para encontrar una sombra
nueva.



Encontrar en un recuerdo sólo el impulso para no morir en el siguiente minuto. Sentado camino sobre el agua de un espacio ajeno. La estridencia débil y armoniosa pinta de vivo el entorno. Sonrisas nativas, que guardan sueños truncados por una realidad incontrolable, nos despiden. El ojo de cielo, profundo de todo, crea una mirada inmensa que invita. Amarillo y naranja se contonean en una danza sensual que razga de rojizo al azul. Me adueño, lo enfrasco y te dedico este atardecer . Me estás dando tanta vida, esperanza y sueños que las lágrimas descienden por mis mejillas sin freno. Las ganas de tenerte me pueden y tener en los zapatos ganas de marchar y quedarse prisioneros en un mundo que solo nos deja soñar...solo soñar...

Kilómetros de asfalto que nos separan, espejos que no distinguen la lluvia de mis lágrimas. El viaje se hace eterno porque el llanto así lo es. Imaginar tu rostro si volviera sólo para seguir acariciándote unos pocos días más es un estímulo demasiado poderoso. Vivo y muero a la vez. En el tomar una decisión. Naufragó continuamente en el dualismo entre mi cabeza y mi corazón, entre dejarlo todo y hacer lo que realmente siento, ahora de manera instantánea o por el contrario, aguantar, saber sufrir y buscar en los calendarios y las posibilidades fechas siempre limitadas para vernos y amarnos, alargando la agonía de los continuos días sin poder verte, pero sabiendo que facilitaría nuestro sueño para cuando podamos estar. Porque estar vamos a estar, no sólo eso. Vamos a Ser. No tengo ninguna duda ni más sueños de lo que siento y por todo ello voy a luchar. Estoy en la lucha. Cada acto de cada día, tiene un fin, el fin de verte dormir todas las noches.

Un camino por recorrer, un sueño que dejó atrás. Pero no me cierro a luchar por él. Esas lágrimas con las que empapó cada noche la almohada por tu ausencia, por nuestra lejanía, son gritos de silencio para desgarrar el dolor. Cada día, a cada minuto te re-invoco en mis pensamientos. Mi imaginación se agita con tu recuerdo, alimentada por la gestualidad, el cariño, la pasión y el deseo. Estoy convencido de que no puedo vivir sin ti y de que a ti te pasa lo mismo. No me asusta lo que siento porque jamás me he sentido tan pleno, tan bien y realizado.

Te quiero y voy a luchar por ti.


viernes, 28 de agosto de 2009

Vacaciones 2009: Inolvidable y loco por volver

Esperar todo un año para disfrutar 15 días no se ajusta a la realidad. Ni tampoco para ver la playa y saborearla. La verdad es que se trabaja, sufre y lucha todos los días para poder sacarles partido, diariamente y también en el nocturno. Vivir, maximizar las experiencias y mejorar los momentos es el reto que se asume al levantarse y trabajar o ahorrar nos lo dan con más felicidad. Y llegar, anhelar el verano, para estas dos semanas de asueto y descanso (y también fiesta) son un premio más.

Han sido unas vacaciones estupendas, geniales y muy recomendables. Por supuesto que Cádiz me ha ganado para la causa y pronto volveré. Espero y quiero hacerlo con mi chica, para buscarla, conocer su tierra, su pueblo y su gente. Pero también lo haré porque sí. Porque soy yo el que decido y después de haber disfrutado como un enano con las playas, los mojitos, la gente, las chicas y la noche no hacerlo sobrepasaría la frontera con la locura.

Lo primero de todo es disculparse. En primer lugar por tardar tanto en relatar esta vivencia, pero es que ando con mil cosas en la cabeza, y una más en el corazón por lo que a mi habitual dispersión, he de añadir lo fulgurante de amar y sentirse amado. En segundo lugar, porque quizás se me pasen detalles, acontecimientos, nombres y lugares, pero a todos ellos pedirles disculpar mi estado, que poco tiene que ver con ese posible olvido, y si más con mi memoria, repleta de momentos inolvidables y siempre recordados, pero que quizás ahora, en este momento en el que me planto para escribir, tenga su ausencia como respuesta.

No fue fácil encontrar acomodo. La primigenia idea de alojarnos en Conil, fue en baldío dadas las condiciones económicas y la ausencia de la anteriormente vital piscina. Y es que nosotros, acostumbrados a los lujos baratos, eramos reacios a no tener la piscina al peldaño de la puerta o la vuelta de la esquina, y sumándose a lo caro del alquiler, emigramos a Chiclana como destino vacacional. Chiclana-Costa para ser más exactos, dónde consiguió Dani un coqueto apartamento, dentro del residencial Al-Andalus. Salón y 2 habitaciones, hasta 5 plazas para dormir sin recurrir al suelo, su terraza adornada con “motivos Haddock”, cocina repleta de utensilios para las labores culinarias y la hospitalidad de nuestro arrendatario, Manuel, y su mujer que nos aconsejaron como movernos por tan meridional provincia.

Y así en la madrugada del viernes 31 al sábado 1, Dani, Miguel y yo viajamos a Chiclana, con unas ganas tremendas de descansar y disfrutar que se han cumplido totalmente. No voy a dedicar más que dos líneas a la putada y el egoísmo de Miguel, porque no merece la pena; y como ya he tomado la decisión de empezar a mirar por mi, por mi hermano y mis padres, mi chica y por las pocas personas escogidas que me están demostrando como es realmente la amistad, con adelgazar la agenda de aprovechaos y tristes me vale. Conmigo ya no pueden contar.

“No me quites la arena de estos zapatos que es de la playa de La Barrosa”, dice El Barrio en una de sus canciones, y nos lo preludió Daniel en una de sus alusiones. Chiclana besa el mar con la fina arena de La Barrosa como labios y los bañistas como testigo de tanta belleza junta. La primera playa vista y ya nos tenía enamorados, perfecta para consumir las primeras horas de auténtico descanso tras el largo viaje. Viaje largo no solo en la distancia, sino también en el tiempo, porque por distintas circunstancias sólo tener una vez al año (o poco más) el privilegio de ver y vivir el mar, la playa y esa refrescante y sana sensación que nos deja a los “chicos” del Norte, que más bien somos del centro no tiene ninguna comparación y es el único motivo para atravesar media España, aguardar el fastidioso y caluroso verano “mesetario” en espera de momentos como estos.

Viajamos más aún los primeros días para vislumbrar en la lejanía el marino castillo de Santi Petri y también disfrutar de su playa extensa, airosa y relajante. Era el empezar a vislumbrar lo que estos 15 días iban a ser: llenar la neverita con cervezas, viajar a una playa paradisíaca, olvidarse de lo mundano y cotidiano y abrazar el descanso a vista de bellezas y salud marítima.

Los kilómetros se iban sumando a nuestra particular resta y el coche consumió varías veces el depósito avisándonos de nuestra imparable marcha. Así de día -de noche es otra cantar- llegamos a Cádiz una mediodía. En la ciudad isleña disfrutamos por este orden, primero de las refrescantes cervecitas y frituras, de la freiduría Las Flores (tremenda, clase del hombre tirando las cañas, y comidos los señores por 30 euros). Después un paseo para relajarnos con la dorada cúpula de la catedral gaditana como fin de nuestros pasos, rebordeando la playa de La Victoria. Y por fin, esta última para limpiarse y refrescarse del paseo, y tomar unos baños en una de estas múltiples costas gaditanas, kilométricas, de blanca arena, fresca mar y durante nuestra visita, insignificante Levante.

Otro de esos destinos era la playa de El Palmar, entre Conil y Vejer de la Frontera. Ni conocía su existencia, pero ahora ya no conozco el descanso sin poder ir de vez en cuando a ella. Desconocida, un tanto inaccesible y en muchos aspectos casi virginal. También larga y ancha, de arena fina si es bañada por el Atlántico y dura y espesa si no lo es, debido a la mucha concha con la que fue “replantada” no hace demasiado tiempo. Pasarela de madera mediante, sin paseo, sin agua corriente, ni duchas ni chiringuitos en la propia costa, sólo arena, mar y Sol. Por un lado Conil pueblo es el punto de inicio, el final quizás el Cabo de Trafalgar. Siempre con ambiente, nunca llena. Adornada con los chalets y exclusivas casas de estilo Mediterráneo, una de ellas donde trabaja Ricardo, ya amigo e inseparable en las corredurías y nocturnidades varias; tio de Daniel, no sólo nos dio agua, cerveza, un café genial o nos prestó sombrilla, tumbonas y sillas... Nos animó, nos hizo reír, y juntos disfrutamos de ello, de todas sus ocurrencias y de las continúas cacerías empezadas y nunca acabadas. Su humor y amistad fue un regalo más en estas vacaciones y un aspecto a no desestimar y jamás olvidar.

El Sol, la brisa y el mar y tampoco la compañía de Ricardo eran los únicos alicientes de esta recóndita playa. Poseía un chiringuito/bar especializado en mojitos, cócteles y puestas de Sol para quitar el sentido. La decoración feng-shui invitaba al misticismo del ambiente, y la amalgama de sabores y olores a disfrutar de tantos brebajes y pociones para enervar los sentidos. La simpatía de camareros y camareras (sumemos también su belleza) fue otro gran descubrimiento, así como la sucesión de espectáculos, ya fueran traga-fuegos, malabaristas de estrellas, batutas y capoehiras mediante. Mojitos, daikiris, soberbios cafés o ya las más mundanas copas regaron las bocas secas e intentaron turbar sin piedad nuestros sentidos, pero ante tanta belleza, espiritualidad y trascendencia, quedaron en infructuosos intentos y jocosos comentarios.

Con olfato y gusto ocupados el vislumbrar el atardecer bajo en la playa era un regalo más imposible de cegarse en mi memoria. Sentarme en la arena y rodearte con mis brazos, para ver como moría un día, es algo que ya deseo hacer toda mi vida, de continúo, a la carrera. Estemos donde estemos, aunque con menos belleza paisajística, apoyaré mi cabeza sobre tu hombre, y mi rostro en el tuyo, para sin palabras decir que te amo, siendo el Sol el que escriba mis poemas, con fuego y azufre sobre el tapiz del horizonte.

Más playas albergaron nuestros días como Punta Paloma en Tarifa, donde a la ya cotidiana belleza gaditana del paisaje nos sumo la novedad de embadurnarse en barro, volviendo a aquellas funestas tardes de otoño y juegos infantiles. Conil también nos regalo momentos plenos de descanso y pasión por el día, igual que nos sumo fiesta y cansancio en la noche, dentro de un pequeño pueblo costero y pesquero en sus orígenes, pero ahora mudado al turismo cuidado y respetable con entorno, tradiciones, descansos y residentes. La fiesta, la noche, el ambiente es genial, y se podía vivir desde los botellones a ras de playa, hasta los tugurios de pachangueo del centro, enclavados en casas tradicionales, que con su patio interior daban ese toque pintoresco y a la vez “cool”, para ir terminando en las discotecas más puras donde re-escuchar una y otra vez, cada noche, los mismos temas musicales aburridos y convencionales. Por todas ellas viajamos, sólos o en compañía, puesto que por nuestra “morada” llegaron la amiga de Dani, que con su atropellada marcha nos asustó, para luego tranquilizarnos y por último maldecir el que no pudiera disfrutar más días. También pasaron la sofi y su prima, como tiene que ser, y también llego mi vida, mi amor, Mo cuishle…

Y Cádiz me enamoro. Lo hizo lentamente pero seguro. Aplicó sus armas más contundentes. Su playa, su clima, el calor de sus gentes, su ambiente, y utilizó la bala más preciada de su bello arsenal. Volveré, no una ni dos, muchísimas veces. Sueño hacerlo contigo Ana, pero si tengo que hacerlo solo me conformaré con acompañarme de tu recuerdo. Hasta pronto, Cái!!!

viernes, 31 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones



Y ya paso un año de la última vez que me fui de vacaciones. Y si lo puedo hacer, con lo cual se puede dar el año por salvado. Ese año de la crisis, de la risa y el katxondeo, del sexo y de la amistad. Año inolvidable que se une a otro, y espero que todos y todas, juntos y juntas, y en algunos casos arrejuntaos nos echemos a la vida y la domemos, tirando de las riendas, azotando el látigo de tres bolas sobre su lomo y no dejándonos acobardar por el destino y someternos a su esclavitud.

Viajamos. Viajamos porque hace falta, porque lo necesito, y porque puedo y quiero. También para verte, quizás para amarte, seguro para no olvidarte. Lo hacemos por la amistad, por recuperar o perder lo perdido y lo recuperado. Para salir de la rutina. Sacrificios que se alargan en el día a día, y que se llevarán a cabo antes y después de partir y volver.

Y también porque aunque consigo matar la soledad y el tedio, follarme los tiempos muertos agarrado a una guitarra y bailar con toda esa gente... no puedo reprimirme a vivir, soñar, vivir lo soñado y no olvidar jamás estas dos semanas.

martes, 14 de julio de 2009

17 noches sin ti, después de 9 meses


Me ha gustado mucho esta frase que me has dicho hoy. No sé por qué, ni tampoco para qué. Quizás solo valga para escribir una entrada en el blog o en el tuenti y así tener una excusa más para ver tus fotos. Lo que si que sé, es que me muero de ganas de abrazarte y amarte. Las ganas de seguir viviendo en un sueño y no despertar de él, pese a las bofetadas de la vida, las hostias de los rivales o las caricias y besos, de otras almas que también buscan burlar el tiempo para evitar su perdición, y que nunca se dan cuenta de que cada cuerpo extraño que ocupe su cama les acerca inevitablemente a la derrota.

Habían pasado varios días desde que nos dijimos adiós. Perdida la esperanza, vino a visitarme aquella vieja amistad ya olvidada, pero no perdida: la soledad.

Y es que pese a estar rodeado de personas, y poder gritar que me siento feliz, la ausencia de no tenerte, de no conocerte, de haber existido y nunca darme cuenta de dónde podías estar, o por donde aparecerías; si es que tenías que aparecer. Estaba claro que no me iba a quedar en casa, mi habitación había escuchado ya demasiadas historias tristes, demasiados gritos, demasiados llantos. Una noche más, otras horas a añadir, a unir. Días mutilados por la rutina y rutinarios ya en echarte de menos. En viajar con la mente y darme cuenta que por mucha fuerza o valentía que aporte, las locuras sigan siendo utopías y ensoñaciones que sólo me son útiles para mirar a los ojos al destino y llamarle cabrón, y bastardo.

Demasiadas cosas en tan poco tiempo. Jamás había vivido tan rápido. Necesitar de algo que nunca se ha tenido, puede parecer el culmen de la desgracia. Pero viviendo en la inopia adquirir felicidad es tan fácil como ponerse en marcha. Aún así el sentimiento de vacío y de culpabilidad no era frenado. Luchaba hasta la extenuación por derribarlo, mirar al frente y seguir, caminar, correr... Ni siquiera quería huir de él; ya estaba hechizado bajo sus armas y sólo me contentaba conocer otras historias. Cuentos no escritos con final feliz sin rima hortera, carentes de fantasía y llenos de realidad. Historias de iguales y distintos, matizadas por el dolor y la alegría, pero con un sabor final a trascendencia; a felicidad.

Sea como fuere, en ese único instante la soledad era mi único sentimiento. Caminaba por las calles grises y me acechaba la inmensa realidad de haberte perdido. Te alejaste sin más, sin mirar atrás. Intentaba adivinarte entre la gente mientras, minuto tras minuto, mi vida seguía su curso sin rumbo fijado, y tanta abrumadora tormenta de pensamientos me impedía razonar con claridad.

Era la hora de confundirse entre las nocturnas luces de la ciudad, entre la algarabía de los locales de fiesta, mojarse en alcohol y disfrutar del tiempo que se me había concedido, tiempo para mi, para nadie más…

Tres cervezas después, con los amigos y las amigas de siempre, ya me sentía de otra manera, sin complicarme tanto la existencia con mi propia personalidad. Si acaso, el alcohol estaba mitigando los problemas que pensaba que tenía, porque realmente tanto comerme la cabeza era mi verdadero problema.

Y mientras iban pasando las horas, las copas, las risas….iba retomando mi anterior vida justo donde la dejé.

Me sentía capaz de todo.
Me sentía por fin especial.
Me sentía libre.

Pero entonces llegastes, te hicistes fuerte. Vivir, reír y soñar se conjugan bajo tu nombre. Y ahora mi único anhelo es que en algún momento pueda saber como te sientes. Hasta entonces cuento los días, prometo no ahogarme en alcohol, ni morirme en las curvas. Al descanso y el relax, quiero que le siga el frenesí de recorrer tu cuerpo, saborear tu piel, y conquistarte a base de llenar tus sentidos.

miércoles, 20 de agosto de 2008

The holydays is over


Se terminaron estas dos maravillosas semanas que he pasado por el Sur con la estimable compañía de Fio, Dani y Miguel (más la llegada de "sentarse coño" David). Han sido 15 días para el recuerdo por el katxondeo, la cantidad de gente (si y también zagalas) que hemos conocido.

Para ir y venir y sobretodo para movernos que menos que alquilar un coche. Como la ley de oferta y demanda se ha cargado a nuestro particular "Briatore", pues nos toco tirarnos por las empresas grandes, y para no salir a deuda, confiar en la pericia y en la suerte. Sin seguro a todo riesgo hemos andado por esas carreteras de Dios (sobretodo y paradojicamente aquí en Salamanca), sin ningún susto que pudiera empañar la experiencia.

En cuanto al apartamento más alegría casi imposible. Acogedor, con lo básico (menos esa campana de extracción de humos) y lo más importante con la piscina pa' quitarse las arenas. Todo ello en un residencial lleno de "giris" katxondos, majetes, en principio tranquilos pero a los que les va el temple, y también nuestros "vecinos" salmantinos y es que somos pocos pero qué bien avenidos... Luis nos dió un poco la puntilla al decirnos que su apartamento le había costado 300 € menos, pero como nos ha convencido la tierra, haremos negociaciones varias.

Recuerdo especial, también para nuestras amigas inglesas, eh Dani. Naomi y Vicky. Hacía que no hablaba tanto en inglés... vamos no puedo recordarlo porque hasta acabe pensando en la lengua de Shakespeare.

Y Benalmádena-Torremolinos muy bien. Buen sitio para veranear y pasar una temporadita. El calor sostenible. Vamos calienta pero no te empalaga. Las playas buenas. El agua estaba genial, salvo ese fastidioso escalón. Dolía un poco la arena, en la que los cuatro pareciamos una procesión de cojos. También mosqueaba el tema de las tumbonas, sombrillas y demás mobiliario hostelero que hacía prácticamente imposible acomodar la toalla y las chanclas... pero en fin, guardamos un gran recuerdo de estas playas y de los monumentos en ellos visibles (hasta pronto, Graziela, mi amiguita italiana, jeje). Además como estabamos muy cerca, y dada la cantidad de comercios, chiringuitos, restaurantes chinos, kebabs, cervecerías,... Muy recomendable los Espetos sobre todo los del chiringuito el Larry (aunque bueno para comer sardinas a la brasa no hay que volverse locos). En ya este mítico lugar también hicimos digestión de las almejas (estamos hablando de comida por fin, eh), pinchos, calamares, tortillas de camarones todo ello bien regado de cerveza... Así con la calma de la piscina, playa, la tranquilidad, el sosiego transcurrieron algunos días. El descanso es un gran invento, pero mejor y patrio la siesta. Así se vive fenomenal. Ninguna preocupación más que disipar que hacer esa tarde.

Y la fiesta qué... pues muy buena. Conocidas son mis teorías sobre este tipo de destinos turisticos y su oferta nocturna basada en las macro-discótecas y las fiestas de espuma, pero en este caso con no entrar valía. Para empezar la noche que mejor que un Botellón. Y no un botellón cualquiera, sino un Botellón en la Playa, con dos cojones. ¡Qué gustazo! tomarte tu copita, bien barata y bien sana, oyendo el ruido de las olas al romper, conversando de nuestras historias o ya intentando meter baza en cualquier jaleo que veíamos. De lunes a jueves sin problemas. En finde los problemas entre las policías locales de Benalmádena y Torremolinos que ante la afluencia de participantes y público no querían manchar el nombre de su pueblo con tan indómita costumbre (politequeos). La solución pimplar en una estrecha calle junto a un regato que separa ambas localidades. Allí conocimos a los ojos (y los pechos) más bonitos del verano, los de Raquel, la salerosa malagueña que nos aconsejo y encandiló (joder, matxo, no veas lo que me ha costado acordarme de como se llamaba).

Y después de tan bonita costumbre, había que castigar el hígado un poco en los locales, para que el hostelero no te salga con tonterías. Encontramos un garito bastante majo, con las copas a 5€ después de que nos comieran la oreja. Estaba bien de ambiente, bien de música, y bien de especímenes (no se me olvida la despedida esa de la "Tia-perfecta" abrasada de todos los incautos, aspirantes a Tony Marero que le han dicho lo buena que esta, ¡¡Cómo si no lo supiera!!). Aquí apareció un día María, la barcelonesa, bien maja, risueña y divertida. Buen rato pase con ella. Decir que lo que más nos llamo la atención del garito el primer día fue la camarera. Estaba bastante buena, pero era bastante estúpida y negada profesional. Cosas de la FP.


Y también ya que estabamos nos movemos, no. Un día fuimos a Mijas (bonito pueblo). Otro a Marbella (el día que técnicamente más calor he pasado en mi puta vida). Visitamos la capital de provincia, Málaga. Bien comunicada, y también interesante. Sólo fue una tarde. Me defraudo la playa de Malagueta (si las papeleras estan llenas y la arena esta hasta arriba de mierda, aquí fallan autoridades y ciudadanía). Nos dimos un rico paseo por el centro, viendo sus jardines botánicos, las ruinas del teatro romano y la Alcazaba. Y nos tomamos unos pinchos, yo cerveza y esta gente sangría en un sitio más que recomendable: La Vinacoteca Picasso. Acojonante la tortilla, y rompedor el salmón con queso.

Otro día visitamos una de esas ciudades que a mi me tienen embelesado. Y ahora que la he visto más. Que quede claro que no me conformo con una visita de un día, y pronto reservare dos o tres para verla en condiciones. Granada, ciudad turística por autonomasía, ofrece uno de los conjuntos artísticos más espectaculares del mundo y la hospitalidad de sus gentes. En cuanto a lo segundo, decir que fue muy resañable, tanto en la tasca donde nos tomamos nuestras tapitas, como en la terraza donde comimos, en el mirador a la Alhambra en el barrio de origen "andalusí" del Albaicín.



Y la Alhambra espectacular. Sólo pudimos conseguir la entrada para el recorrido por la alcazaba, el palacio de Carlos V y los jardines, es decir, no vimos los jardines del palacio nazarí, ni el león restaurado. Fue una pena, pero aún así impresionante. Ver todo el valle desde la colina en la que se enclava la ciudad hasta los confines de la Sierra de Ronda, y volverse y ver como despunta Sierra Nevada. La belleza de los jardines, el aprovechamiento del agua, lo recondito de la construcción y el frescor que emanaba en plena tarde de agosto fueron espectaculares. Acabamos nuestra visita cuando todavía el Sol se encontraba alto. Pero empezamos a intuir el juego de luces que se produce al descender el Sol y el ambiente, bohemio, medieval y teatral que se otorga al recinto. Volveré.

En definitiva, decir que han sido unas grandes vacaciones por la belleza de los parajes visitados, el tiempo de descanso, la belleza de las damiselas con las que nos hemos cruzado, y la amistad de esta gente. Recomiendo la zona a todo el mundo, aunque haya algunos que no se quieran enterar.

Por último, dar mi más sentido pésame, desde aquí, a todos los familiares y amigos de los fallecidos en el accidente en Barajas hoy, y desear a los heridos la más pronta recuperación sin secuelas. Un abrazo.

lunes, 4 de agosto de 2008

Ya llegamos

Y ya estamos aquí. Costo lo suyo porque salir de esta Salamanca deprimida y depauperada aunque sólo sea para unos días es una odisea. Entre las carreteras y lo díficil que se hace ahorrar 4 "duros" para disfrutarlos 15 días se hace utópico pensar en las vacaciones y el veraneo. Pero conduciendo por la Ruta de la Plata, que es algo así como la Ruta 66 en España conseguimos llegar a nuestro apartamento de Málaga, mejor dicho Benálmadena o no sé si Torremolinos porque pese a la belleza del paisaje, no les bastaron a alcaldes, constructores y corruptos esquilmar estos parajes por hoteles y bloques cada vez más altos, cada vez más cercanos a la playa, más colapsados y hacinados en una suerte de dudoso gusto y consecuencias fatales de mezcla entre la ciudad o pueblo tradicional mediterráneo y la búsqueda del skyline.

Dani, Miguel, fio y el que escribe tenemos la intención de disfrutar para olvidar, revitalizar las arrugas, maximizar las experiencias y tornar por inolvidable cada minuto y anécdota. Entre las risas, la fiesta, las mujeres, el alcohol y las labores típicas transcurre nuestro tiempo con no menos notables horas dedicadas al sueño y el descanso.

De momento el mejor descubrimiento es el Botellón en la playa, aquí en Benálmadena. Bárato, sano y un acto de socialización clave e inmejorable. El mejor sitio para ligar, conocer gente y también tomar nota de cuáles son las opciones que se nos pueden presentar en el devinir de estas dos semanas.

Y aquí recordatorio para la conciencia que me ataca por ser gracioso, inteligente y ocurrente, aunque se convierte en insoportable cuando uno se deja llevar por el interés. No os preocupeis que os lo recompensaré. Esta es mi declaración y tiraremos de inventiva para poder hacerlo.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...